Por Què Triunfo La Escuela

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¿Por qué triunfó la escuela de Pablo Pineu- De dónde

venimos?

La escuela es un dispositivo de generación de ciudadanos -sostienen algunos liberales-, o


de proletarios -según algunos marxistas-, pero "no solo eso". La escuela es a la vez una
conquista social y un aparato de inculcación ideológica de las clases dominantes que
implicó tanto la dependencia como la alfabetización masiva, la expansión de los derechos y
la entronización de la meritocracia, la construcción de las naciones, la imposición de la
cultura occidental y la formación de movimientos de liberación, entre otros efectos.

En primer lugar, muchas de las interpretaciones sobre el proceso de escolarización lo


funden con otros procesos sociales y culturales como la socialización, la educación en
sentido amplio, la alfabetización y la institucionalización educativa. Sin lugar a dudas, estos
otros desarrollos sociales se escribieron en sintonía, pero no en homología -y queremos
destacar esta diferencia- con la historia de la escolarización. Si bien todos están muy
imbricados, cada uno de ellos goza de una lógica propia generalmente no contemplada, y
que nos parece digna de atención para comprender sus especificidades

En segundo lugar, la mayoría de estas lecturas ubican el sentido escolar fuera de la


escolarización, en una aplicación de la lógica esencia/apariencia o texto/contexto. Así, la
significación del texto escolar está dada por el contexto en que se inscribe. Son los
fenómenos extraescolares -capitalismo, nación, república, alfabetización, Occidente,
imperialismo, meritocracia, etc.- los que explican la escuela, que se vuelve "producto de"
estas causas externas. Pero históricamente es demostrable que si bien estos "contextos"
cambiaron, el "texto escolar" resistió. Durante el período de hegemonía educativa escolar se
alzaron nuevos modelos sociales, se erigieron nuevos sistemas políticos y económicos, se
impusieron nuevas jerarquías culturales, y todas estas modificaciones terminaron optando
por la escuela como forma educativa privilegiada.

1. ¿QUÉ ES UNA ESCUELA? O NOMBRANDO AL CAMELLO QUE LOS


ÁRABES NO VEN

En este apartado presentaremos algunas de las piezas que se fueron ensamblando para
generar la escuela, y que dieron lugar a una amalgama no exenta de contradicciones que
reordenó el campo pedagógico e impuso nuevas reglas de juego. Estas piezas son:
Homología entre la escolarización y otros procesos educativos. La escuela no
siempre creció en lugares sin educación previa. Muchas veces, tuvo que competir y
negociar con otras formas de educación que ya existían. Por ejemplo, la escuela se
convirtió en la forma principal de educación al adoptar ciertas prácticas educativas
anteriores, como la catequesis o la enseñanza laboral, y al mismo tiempo dejó de lado otras
prácticas, como la enseñanza en casa o los ritos culturales antiguos. De esta manera, la
escuela se convirtió en la principal forma de educación y las demás formas quedan
subordinadas a ella.

Matriz eclesiástica. La comparación entre el monasterio y la escuela, revela similitudes


en la forma en que estos espacios educativos están diseñados en el período moderno por
estar cerradas y separadas del mundo exterior, justificando esta separación para proteger el
conocimiento y la moralidad de la época. Esto los relaciona con los antiguos templos, que
también eran espacios cerrados. Además, la escuela hereda del monasterio la idea de ser
un "espacio educativo total", lo que significa que todas las actividades que suceden en ella
son consideradas educativas en potencia. Desde las clases hasta los momentos de recreo,
los comedores, los pasillos y otros espacios, todo se percibe como experiencias educativas
que los estudiantes no pueden evitar y que influyen en su aprendizaje y desarrollo.

Regulación artificial. La organización de las actividades dentro de la escuela sigue sus


propios criterios, los cuales son más similares entre diferentes escuelas que a otras
prácticas sociales cercanas. Esto se logra al adaptar y modificar el sistema de encierro
institucional heredado del monasterio. Las normas dentro de la escuela, desde las reglas
disciplinarias hasta las relacionadas con las interacciones entre las personas, se basan en
criterios internos que a veces entran en conflicto con las normas externas.
Por ejemplo, el calendario escolar se establece de manera uniforme para todas las escuelas
sin considerar las actividades o necesidades locales. Esto puede generar conflictos, ya que
el horario de clases puede no coincidir con prácticas locales como los períodos de siembra
o el tiempo de descanso después del almuerzo (siesta). Esto muestra cómo la escuela, al
adoptar un sistema propio de regulación, puede chocar con las costumbres y ritmos de vida
de la comunidad en la que se encuentra.

Uso específico del espacio y el tiempo. En la escuela, se separan claramente los


espacios para trabajar y jugar, para los maestros y los alumnos, y se eligen momentos

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específicos para enseñar, dividiéndolos en unidades de tiempo y estableciendo ritmos y
cambios.
La decisión de dividir el tiempo y el espacio de esta manera no es casual. Por ejemplo, que
las escuelas estén cerca de las plazas principales y alejadas de los lugares de reunión de
adultos tiene un propósito específico y afecta los resultados académicos.
Cómo se manejan estas dos cuestiones depende de la pedagogía que la escuela siga y el
modelo educativo que adopte. También se basa en factores "objetivos" como la edad de los
estudiantes, el clima, o cómo trabajan los alumnos. Por ejemplo, la escuela puede cambiar
de actividad cuando suena el timbre, premiar al que termine primero, respetar los horarios
de trabajo o descanso de los alumnos, o usar el espacio de la escuela fuera de las horas
normales de clase. Estas son formas diferentes que la escuela utiliza para organizar el
tiempo y el espacio.

Pertenencia a un sistema mayor. Cada escuela forma parte de un sistema educativo


más amplio y organizado. Este sistema tiene una estructura tanto horizontal como vertical,
con distintos niveles educativos (primario, secundario, etc.) y diferentes jerarquías entre las
instituciones. Esto da lugar a relaciones de competencia, paralelismo, subordinación,
negociación, consulta, complementariedad, segmentación, diferenciación y establecimiento
de circuitos, entre otros.
Las reglas y normativas que afectan a las escuelas pueden venir tanto de afuera como de
dentro del sistema educativo. Estas normativas se presentan en forma de decretos,
reglamentos, circulares e inspecciones. Cada escuela no puede operar de manera aislada,
sino que debe estar en sintonía y coordinación con el resto del sistema educativo.

Fenómeno colectivo. La construcción del poder moderno implicó desarrollar


conocimientos que permitieran influir en la sociedad sin perder de vista la influencia sobre
cada persona en particular. Esto se conoce como establecimiento de la gubernamentalidad,
una estrategia que la escuela adopta al presentarse como una forma de enseñar a muchos
estudiantes a la vez, en contraste con la enseñanza individualizada.

Esta forma de enseñanza grupal no solo es más eficiente desde un punto de vista
económico (un maestro puede enseñar a más estudiantes a la vez que individualmente),
sino que también permite desarrollar prácticas educativas que son únicas en estos entornos
colectivos. Estas prácticas, que podrían haber sido utilizadas primero por los jesuitas en el
siglo XVII, incluyen sistemas competitivos, castigos individuales, promedios o la motivación
por emular a otros, por un lado; y trabajo en grupo, disciplina basada en el consenso o prácticas

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cooperativas, por otro. Estas son diferentes formas de educar que se benefician de trabajar
con un grupo grande de personas al mismo tiempo.

Constitución del campo pedagógico y su reducción a lo escolar. En la


modernidad, hubo un cambio importante en la forma de entender el conocimiento y el
aprendizaje. Antes, durante la época escolástica, el conocimiento y la forma de aprender
estaban muy unidos. Pero en la modernidad, se empezó a diferenciar entre cómo se enseña
algo (el método de enseñanza) y lo que se enseña (el método de saber). Esto llevó al
desarrollo de la "pedagogía" como una disciplina separada, que se ocupa de cómo enseñar
de manera efectiva.

Esta idea de enseñar de forma diferente se desarrolló como una reflexión propia a partir del
siglo XVII, con pensadores como Vico, Rattichius y Comenio. La pedagogía se fue
independizando y ganando importancia, especialmente a medida que la educación se
centraba cada vez más en el ámbito escolar. En el siglo XX, esta evolución llevó a un
enfoque muy centrado en el currículum escolar.
En resumen, hubo una progresiva reducción y subordinación en el ámbito educativo, desde
la pedagogía hasta la escuela y finalmente al currículum. Esto reflejó el triunfo de una forma
muy técnica y racional de abordar la educación, adaptando las ideas modernas de
racionalidad técnica a los desafíos educativos de manera cada vez más detallada.

Formación de un cuerpo de especialistas dotados de tecnologías específicas.


Junto con el desarrollo de los conocimientos educativos mencionados anteriormente,
también se produjo la formación de los sujetos en los cuales estos conocimientos debían
aplicarse: los docentes. Más tarde, algunos de estos conocimientos se incorporarán también
a los técnicos.

Esta apropiación exclusiva de los conocimientos específicos, que incluyen métodos de


enseñanza correctos, sistemas de calificación y clasificación, pruebas estandarizadas y
herramientas psicométricas, otorgó una identidad distintiva a los maestros. Esto les permitió
diferenciarse de otras figuras sociales con las que anteriormente se confunden, como los
ancianos, clérigos o sabios.

Para lograr estos objetivos, los sujetos necesarios deben ser formados en instituciones
específicas, como las escuelas normales y los programas de formación de pedagogos, que
son parte integral de los sistemas educativos. Estas instituciones tienen la función de

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moldear y preparar a los individuos para desempeñar el papel de docentes de manera
efectiva dentro del sistema educativo.

El docente como ejemplo de conducta. Además de portar las tecnologías


específicas, el docente debe ser un ejemplo -físico, biológico, moral, social,
epistémico, etcétera— de conducta a seguir por sus alumnos. Adoptó entonces
funciones de redención de sus alumnos, bajo la lógica del poder pastoral
(Popkewitz, 1998: 36): y el colectivo docente fue interpelado como "sacerdote laico".

Se puso un peso muy importante en su accionar, por lo que el maestro debía ser un
modelo aún fuera de la escuela, perdiendo así su vida privada, que quedó
convertida en pública y expuesta a sanciones laborales. Junto con esto se
presentan condiciones de trabajo deficientes -salariales, sobreexplotación, horas y
jornadas laborales no pagas, etcétera- y retribuciones "superiores" no materiales.
Esta "vocación forzada" condujo a la feminización de la profesión docente (Morgade,
1997).

Especial definición de la infancia. En la modernidad, se inició un proceso de


separación de las edades, donde el grupo de "infancia" fue segregado del grupo de adultos.
Este cambio fue señalado por historiadores como Aries y Narodowsky. La infancia empezó
a ser vista desde perspectivas negativas, siendo asociada con términos como "hombre
primitivo", "buen salvaje", "perverso polimorfo", "futuro delincuente" o "loco", además de ser
considerada ingenua, egoísta, egocéntrica y pasional.
Esta visión contribuyó a definir la infancia como una etapa de "incompletud", en contraste
con la adultez, lo que la convirtió en el período central de la educación humana. Se creó un
sujeto educativo, el "alumno", que se asoció con la idea de un niño normal, y toda la vida de
este niño normal se vio influenciada por la escuela, desde el momento en que se despierta
hasta otras actividades diarias.
Educar se entendió como el proceso de preparar al niño para convertirse en adulto, lo que
llevó a una infantilización de cualquier persona que ocupara el rol de alumno, incluso los
adultos que eran analfabetos. Un ejemplo de esto se puede ver en la película "Cinema
Paradiso", que muestra cómo la vida de un niño gira en torno a la escuela y cómo esta
influencia puede perdurar en la vida adulta.

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Establecimiento de una relación inmodificablemente asimétrica entre docente
y alumno. En la pedagogía moderna, las únicas posiciones de sujeto reconocidas son las
del docente y el alumno. El docente se considera como aquel que posee el conocimiento
que el alumno no tiene, mientras que el alumno, construido a partir del concepto de infancia,
nunca se entiende como igual al docente ni como alguien que eventualmente pueda ser
igual a él en el futuro.
En cambio, se le ve siempre como alguien de menor estatus en comparación con el
docente, incluso después de que la relación educativa haya terminado.
Esta relación está marcada por la desigualdad, sin reconocer la posibilidad de igualdad o
diferencia entre los sujetos. Esto llevó a la creación de mecanismos de control y una
continua degradación hacia el alumno, como se expresa en frases como "El alumno no
estudia, no lee, no sabe nada". Además, esta dinámica de desigualdad se replica entre el
docente y sus superiores jerárquicos, donde también se establece una relación de
subordinación.

Generación de dispositivos específicos de disciplinamiento. La escuela, al igual


que otros sistemas disciplinarios, fue muy efectiva en la creación de dispositivos para
producir lo que se llama "cuerpos dóciles" en las personas que estaban bajo su tutela.
Ejemplos de estos dispositivos incluyen la invención del pupitre, el orden en filas, la
atención individualizada, la asistencia diaria obligatoria y controlada, la organización de
espacios según funciones y roles, el uso de tarimas y campanas, la aplicación de pruebas
psicométricas y evaluaciones, la designación de alumnos vigilantes, y la elaboración de
numerosas tablas de clasificación para evaluar a alumnos y docentes en diversos aspectos.

Dentro de estos dispositivos, es importante mencionar la institucionalización de la escuela


obligatoria como un mecanismo de control social. Al principio, la obligatoriedad de la
escuela se aplicaba principalmente a las clases sociales más bajas, ya que se creía que las
clases más altas no tendrían problemas en educar a sus hijos por su cuenta. Se veía a la
escuela como la única forma de acceder a la civilización y a una educación formal.

Currículo y prácticas universales y uniformes. Según algunos estudios, como el de


Benavot et al. En 1990, lo más sorprendente es la uniformidad y universalidad en los
currículos educativos en comparación con las diferencias entre los currículos nacionales.
Esto incluye el tipo de materias enseñadas, el tiempo dedicado a cada una y cómo se
relacionan entre sí. En el nivel elemental, esto se basa en la idea de "saberes elementales",

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que se consideran fundamentales, neutros y previos a cualquier otro aprendizaje. Estos
saberes incluyen las tres R (lectura, escritura y cálculo), junto con religión y/o ciudadanía.
La escuela se convierte en la principal agencia responsable de distribuir y enseñar estos
conocimientos básicos a gran escala, lo que refuerza su papel central en la sociedad.
Además de la uniformidad en los saberes, también se observa uniformidad en las prácticas
escolares específicas, como la disposición del aula, el método de enseñanza, el uso de
pizarrones y la forma en que se llevan a cabo las clases y las interacciones entre docentes y
alumnos. También se aplica a los materiales y tipos de textos utilizados en la enseñanza,
como problemas matemáticos, temas de redacción, libros de texto, entre otros.

Ordenamiento de los contenidos. La escuela tiene la responsabilidad de seleccionar y


organizar los conocimientos que considera esenciales para enseñar a sus alumnos a través
del proceso de elaboración y puesta en práctica del currículo establecido. Esta selección
inicial se realiza antes de empezar a enseñar y, en cierta medida, está separada de los
propios maestros y estudiantes.
El currículo, que es el conjunto de conocimientos básicos que se deben enseñar, es un
espacio donde se dan luchas y negociaciones entre diferentes ideas y enfoques
contradictorios. No es algo estático, sino que se moldea de acuerdo a las formas sociales
específicas y los intereses que surgen de las interacciones y disputas entre diversos grupos,
como los sociales, académicos, políticos e institucionales. Por lo tanto, el currículo no es el
resultado de un proceso abstracto, sin historia y objetivo, sino que se forma a partir de
conflictos, compromisos y alianzas entre estos diferentes actores determinados.

Descontextualización del contenido académico y creación del contenido


escolar. La escuela crea su currículo al tomar conocimientos de diferentes ámbitos y
ponerlos en un contexto específico de enseñanza. No es un lugar donde se producen
nuevos conocimientos científicos ni se aplican en situaciones reales, sino que los
conocimientos se presentan en un entorno creado con ese propósito. Este proceso genera
un nuevo tipo de conocimiento llamado "saber escolar", que sigue ciertas reglas como ser
graduado, adaptado al alumno y organizado en unidades específicas.
El saber científico se adapta y se presenta de acuerdo a cómo se enseña y se aprende en
la escuela, así como también se ve influenciado por los métodos de evaluación y sanción de
su adquisición.
Estas prácticas de enseñanza están estrechamente relacionadas con la disciplina en la
escuela. Por ejemplo, se establece que todo conocimiento debe ser evaluado y calificado. El
acceso a los contenidos se usa para incentivar la competencia, como se ve en los premios

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al mejor rendimiento académico, y el orden y el silencio se consideran condiciones o metas
importantes para la enseñanza.

Creación de sistemas de acreditación, sanción y evaluación escolar. El sistema


educativo crea un nuevo tipo de capital cultural llamado "capital institucionalizado", según lo
planteado por Bourdieu en 1987. Este capital se obtiene a través de la adquisición de
conocimientos y la obtención de diplomas o títulos académicos, lo que permite participar en
el mercado laboral según las prácticas de comparación e intercambio propias de la sociedad
liberal.
El sistema educativo tiene el monopolio de otorgar este capital cultural institucionalizado,
convirtiéndolo en un filtro de clasificación social. Dentro de la escuela, se establecen
sistemas de clasificación y se aplican sanciones positivas o negativas a los individuos, y
estas tienen consecuencias más allá del ámbito escolar. Los exámenes se convierten en
una práctica fundamental e inevitable en la educación, afectando tanto a alumnos como a
docentes en su desarrollo y evaluación académica

Generación de una oferta y demanda impresa específica. Desde los primeros


materiales educativos como el Orbis pictus de Comenio, hasta los manuales, libros de
lectura, guías docentes, cuadernos y láminas, la escuela ha estado involucrada en la
creación de nuevos materiales escritos. Estos materiales fueron diseñados con
características específicas, como su nivel de didactismo, claridad y adaptabilidad al alumno,
al currículum o a los objetivos educativos.
Los libros de texto se han convertido en un género menos reconocido social y
simbólicamente, con reglas propias. Aunque esta situación ha cambiado en años recientes,
todavía es poco común encontrar materiales escolares producidos por escritores
reconocidos o académicos renombrados. En su mayoría, estos materiales son creados por
docentes con experiencia en las áreas que abordan, como maestros para libros de lectura o
profesores de historia para textos de historia. Esto limita su circulación al ámbito educativo y
contribuye a mantener un enfoque continuo en temas escolares como la enseñanza, los
eventos escolares y el rendimiento académico. Esto refuerza la estructura interna del
sistema educativo y su autocontención, lo que nos lleva de nuevo a la influencia eclesiástica
y a una regulación artificial que caracteriza el sistema educativo desde sus inicios.

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2. LA ESCOLARIZACIÓN COMO EMPRESA MODERNA, O EN QUÉ SOMOS
ÁRABES MIRANDO CAMELLOS

Los elementos mencionados anteriormente nos llevan a considerar la hipótesis de que la


formación de la escuela no es simplemente el resultado de una evolución "natural" y lógica
de la educación, sino más bien el producto de una serie de cambios y ajustes a lo largo del
tiempo. Sin embargo, al mismo tiempo, la escuela puede ser vista como el punto culmine de
la educación en la era moderna, ya que su existencia y funcionamiento han sido asumidos
como algo natural y necesario en nuestra sociedad.

En la edad media la enseñanza provenía de una matriz eclesiástica. Pero al comienzo de la


modernidad entre los siglos XVI Y XVII inicia la constituciòn del campo pedagògico como
saber “gubernamental” (Foucault, 1989) se verifican importantes avances de alfabetizaciòn
saberes bàsicos-

En el siglo XVIII según Kant “El hombre es la única criatura que ha de ser educada.
Entendiendo por educación los cuidados (sustento, manutención), la disciplina y la
instrucción, juntamente con la educación. Según esto, el hombre es niño pequeño,
educando y estudiante (1983: 29)”

“La educación es la piedra de toque del desarrollo del ser humano”

El optimismo ilustrado influye en el ámbito educativo al proponer la idea de un individuo


plenamente consciente e intencional, que se mueve dentro de espacios claramente
definidos por la razón universal, la ley moral y los "imperativos categóricos" que guían sus
acciones. Se sostiene que el ser humano es capaz de adquirir conocimiento prescindiendo
de cualquier autoridad externa o influencia ajena, basándose en el desarrollo de su
capacidad innata para el conocimiento: la razón. Para Kant, este proceso educativo es
fundamental en el desarrollo del individuo.

La disciplina es meramente negativa, en tanto que es la acción por la que borra al hombre la
animalidad; la instrucción, por el contrario, es la parte positiva de la educación. (...) (La
disciplina) ha de realizarse temprano. Así, por ejemplo, se envían al principio los niños a la
escuela, no ya con la intención de que aprendan algo, sino con la de habituarles a
permanecer tranquilos y a observar puntualmente lo que se les ordena, para que más
adelante no se dejen dominar por sus caprichos momentáneos (p. 30).

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La relación instrucción/disciplina, como binomio de relación negativo/ positivo, de
represión/producción, establece las fronteras precisas de lo educativo. El hombre educado
es un hombre cultivado/disciplinad

El burgués siglo XIX fue el "laboratorio de pruebas" de la escuela.

-Así se reprocesó el pensamiento educativo moderno principalmente a partir del despliegue


y la traducción educativa de los dos primeros- de tres discursos del siglo XIX: el liberalismo,
el positivismo y el aula tradicional.- A estos se le fueron sumando contemporánea o
posteriormente otros, tales como el higienismo, los nacionalismos, el normalismo, el
asistencialismo, el pragmatismo, el materialismo,

Educaciòn siglo XIX

Liberalismo: plantea la constitución de sujetos libres por medio de las prácticas educativas
como condición de existencia del mercado y de la ciudadanía como ejercicio de sus
derechos. Esto se basa en una concepción del poder disperso y diseminado en los
individuos, al cual estos concentran en estructuras superiores (partidos políticos,
organismos, agrupaciones) que aglutinan sus demandas y bregan por su concreción. Por
tal, el fin de la educación liberal es la formación del ciudadano como sujeto portador de
derechos y obligaciones a partir de la delegación de su soberanía en los organismos
electivos.

Positivismo: El positivismo tuvo un impacto significativo en el ámbito educativo. Dos puntos


importantes destacan de este impacto. En primer lugar, se veía a la escuela como la
institución más avanzada para difundir la cultura considerada superior (como la burguesa
masculina europea, la cultura científica o la nacional). Esto implicaba que la cultura que la
escuela transmitía tenía el derecho de relegar y subordinar a otras culturas. Esta visión
justificaba el imperialismo europeo, donde se consideraba que los europeos blancos tenían
la responsabilidad de "ayudar" a las "razas inferiores" en su evolución, un concepto
expresado por Rudyard Kipling en su idea del "deber del hombre blanco".
En segundo lugar, el positivismo estableció que la validez pedagógica debía basarse
únicamente en criterios científicos. Esto significaba que cualquier propuesta educativa debía
demostrar su carácter científico para ser considerada válida, excluyendo aquellas que no

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cumplían este criterio. Esto llevó a reducir la pedagogía a la psicología, y esta a su vez a la
biología, considerando que los problemas educativos estaban determinados por factores
como la raza, los genes, la anatomía o incluso aspectos químicos como la mielinización o el
consumo de fósforo. Proponìa un método pedagògico científico: Se consideraba
que el sujeto biológicamente determinado a aprender, expuesto al método
correcto, aprendía lo que debía más allá de su voluntad, su intención o de otro
tipo de condicionantes.

Aula tradicional : La organización del espacio, el tiempo y el control de los cuerpos siguió
el método de organización propuesto por este último.11 Dicha organización otorgó al
docente un lugar privilegiado en el proceso pedagógico, de forma tal que el aprendizaje (en
tanto proceso individual de incorporación de los saberes por los sujetos) queda fundido en
la enseñanza (en tanto proceso de distribución intencional de saberes)

Más allá de variaciones locales dignas de atención, a fines del siglo XIX el logro de los
procesos de aprendizaje escolar quedó conformado centralmente por el siguiente triángulo:
● Alumno pasivo y vacío, reductible a lo biológico, y asocial. Se debe controlar su
cuerpo y formar su mente.
● Docente fundido en el Método, reducido a ser un "robot enseñante".
● Saberes científicos acabados y nacionalizadores.

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