Federico Garcia Lorca Romancero Gitano
Federico Garcia Lorca Romancero Gitano
Federico Garcia Lorca Romancero Gitano
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Advertencia de Luarna Ediciones
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ROMANCE DE LA LUNA, LUNA
El jinete se acercaba
tocando el tambor del
llano. Dentro de la fragua
el niño tiene los ojos
cerrados.
Dentro de la fragua
lloran, dando gritos, los
gitanos. El aire la vela,
vela.
El aire la está velando.
PRECIOSA Y EL
AIRE A Dámaso
Alonso
Su luna de pergamino
Preciosa tocando
viene por un anfibio
sendero de cristales y
laureles. El silencio
sin estrellas, huyendo
del sonsonete,
cae donde el mar bate y
canta su noche llena de
peces.
En los picos de la
sierra los carabineros
duermen
guardando las blancas
torres donde viven los
ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan por
distraerse glorietas de
caracolas
y ramas de pino verde.
Su luna de pergamino
Preciosa tocando
viene. Al verla se ha
levantado
el viento que nunca duerme.
San Cristobalón
desnudo, lleno de
lenguas celestes, mira a
la niña tocando una
dulce gaita ausente. -
Niña, deja que levante
tu vestido para verte.
Abre en mis dedos
antiguos la rosa azul de tu
vientre.
Preciosa tira el
panadero y corre sin
detenerse.
El viento-hombrón la
persigue con una espada
caliente.
Frunce su rumor el
mar. Los olivos
palidecen.
Cantan las flautas de
umbría y el liso gong de
nieve.
El inglés da a la
gitana un vaso de
tibia leche, y una
copa de ginebra que
Preciosa no se bebe.
Y mientras cuenta,
llorando, su aventura a
aquella gente, en las tejas
de pizarra
el viento furioso muerde.
REYERTA
A Rafael Méndez
En la mitad del barranco las navajas de
Albacete, bellas de sangre contraria,
relucen como los
peces. Una dura
luz de naipe
recorta en el agrio verde caballos
enfurecidos y perfiles de jinetes.
En la copa de un
olivo lloran dos
viejas mujeres. El
toro de la reyerta
se sube por las
paredes. Ángeles
negros traían
pañuelos y agua de
nieve. Ángeles con
grandes alas de
navajas de Albacete.
Juan Antonio el de
Montilla rueda muerto
la pendiente, su cuerpo
lleno de lirios
y una granada en las sienes. Ahora monta
cruz de fuego,carreta de la muerte.
en el mantel de la misa!
Cinco toronjas se
endulzan en la cercana
cocina.
Las cinco llagas de
Cristo cortadas en
Almería
Fue la noche de
Santiago y casi por
compromiso. Se
apagaron los faroles
y se encendieron los
grillos. En las últimas
esquinas toqué sus pechos
dormidos, y se me
abrieron de pronto como
ramos de jacintos.
El almidón de su
enagua me sonaba en el
oído como una pieza de
seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus
copas los árboles han
crecido,
y un horizonte de
perros ladra muy lejos
del río
Pasada las zarzamoras
los juncos y los
espinos, bajo su mata
de pelo
hice un hoyo sobre el
limo. Yo me quité la
corbata.
ROMANCE DE LA PENA
NEGRA A José Navarro Pardo
Las piquetas de los gallos
cavan buscando la aurora,
cuando por el monte
oscuro
enseña sus
bellos muslos
ceñidos por los
faroles.
Arcángel
domesticado
en el gesto de
las doce, finge
una cólera
dulce de
plumas y
ruiseñores.
San Miguel canta en
los vidrios; efebo de tres
mil noches, fragante
de agua colonia
y lejano de las flores.
El mar baila
por la playa un
poema de
balcones. Las
orillas de la
luna
pierden juncos, ganan voces. Vienen
manolas co-miendo semillas de girasoles,
los culos grandes y ocultos como planetas
de cobre. Vienen altos caballeros
y damas de
triste porte,
morenas por la
nostalgia de un
ayer de
ruiseñores. Y el
obispo de
Manila,ciego de
azafrán y
pobre, dice
misa con dos
filos para
mujeres y
hombres.
San Miguel se
queda quieto en la
alcoba de su torre
con las enaguas
cuajadas de
espejitos y
entredoses.
San Miguel, rey de
los globos y de los
números nones,
en el primor
berberisco de
gritos y
miradores.
SAN RAFAEL
(CORDOBA)
A Juan Izquierdo
Croselles Coches
cerrados llegaban
a las orillas de juncos donde las ondas
alisan romano torso desnudo.
Coches que el
Guadalquivir
tiende en su cristal
maduro, entre
láminas de floresy
resonancias de
nublos. Los niños
tejen y cantan el
desengaño del
mundo, cerca de
los viejos coches
perdidos en el
nocturno.
Pero Córdoba no tiembla
bajo el misterio confuso,
pues si la sombra levanta
la arquitectura del humo,
un pie de mármol afirma
su casto fulgor enjuto.
Pétalos de lata débil
recaman los grises puros
de la brisa, desplegada
sobre los arcos de triunfo.
Y mientras el puente
sopla diez rumores de
Neptuno, vendedores de
tabaco huyen por el roto
muro.
Ya San Gabriel en el
aire por una escala.
subía. Las estrellas
de la noche
se volvieron siemprevivas.
PRENDIMIENTO DE ANTOÑITO EL
CAMBORIO EN EL CAMINO A
SEVILLA
A Margarita Xirgu
Antonio Torres
Heredia, Hijo y nieto
de Camborios, con una
vara de mimbre va a
Sevilla a ver los
toros.Moreno de verde
luna, anda despacio y
garboso. Sus
empayonados bucles le
brillan entre los ojos. A
la mitad del camino
cortó limonesredondos,
y los fue tirando al
agua hasta que la puso
de oro.
Y a la mitad del
camino,
bajo las ramas de un
olmo, guardia civil
caminera
lo llevó codo con codo.
El día se va despacio,
la jarde colgada a un
hombro, dando una larga
torera
sobre el mar y los
arroyos. Las aceitunas
aguardan la noche de
Capricornio,
y una corta brisa,
ecuestre, salta los montes
de plomo. Antonio Torres
Heredia, hijo y nieto de
Camborios,
viene sin vara de
mimbre entre los cinco
tricornios.
A las nueve de la
noche lo llevan al
calabozo,
mientras los guardias
civiles beben limonada
todos.
Ya las nueve de la
noche le cierran el
calabozo, mientras el
cielo reluce
como la grupa de un potro.
MUERTE DE ANTOÑITO EL
CAMBORIO A José Antonio Rubio
Sacristán
Voces de muerte
sonaron cerca del
Guadalquivir . Voces
antiguas que cercan
voz de clavel varonil.
Les clavó sobre las
botas mordiscos de
jabalí.
En la lucha daba
saltos jabonados de
delfín.
Bañó con sangre
enemiga su corbata
carmesí,
pero eran cuatro
puñales y tuvo que
sucumbir.
Cuando las estrellas
clavan rejones al agua
gris, cuando los erales
sueñan verónicas de
alhelí,
voces de muerte
sonaron cerca del
Guadalquivir-Antonio
Torres Heredia,
Camborio de dura crín,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la
vida cerca del
Guadalquivir?
-Mis cuatro primos
Heredias, hijos de Benamejí.
medallones de marfil,
y este cutis amasado
con aceituna y
jazmín.
-¡Ay, Antoñito el
Camborio, digno de una
Emperatriz! Acuérdate de
la Virgen porque te vas a
morir .
-¡Ay, Federico García,
llama a la Guardia Civil!
Ya mi talle se ha
quebrado como caña de
maíz.Tres golpes de
sangre tuvo y se murió
de perfil.
Viva moneda que
nunca se volverá a
repetir.
Un ángel marchoso
pone su cabeza en un
cojín. Otros de rubor
cansados encendieron
un candil.
Y cuando los cuatros
primos llegan a Benamejí,
voces de muerte
cesaron cerca del
Guadalquivir.
MUERTE DE
AMOR A Margarita
Manso
¿Oué es aquello que
reluce por los altos
corredores?
-Cierra la puerta, hijó mío:
El veinticinco de
junio le dijeron a el
Amargo:
-Ya puedes cortar, si
gustas, las adelfas de tu
patio.
Pinta una cruz en la
puerta y pon tu nombre
debajo, porque cicutas y
ortigas nacerán en tu
costado
y agujas de cal mojada
te morderán los
zapatos.
Será de noche, en lo
oscuro,por los montes
imantados, donde los
bueyes del agua beben los
juncos soñando. Pide luces
y campanas. Aprende a
cruzar las manos y gusta
los aires fríos
de metales y peñascos.
Porque dentro de dos
meses yacerás amortajado.
Espadón de nebulosa
mueve en el aire
Santiago. Grave
silencio,de espalda,
manaba el cielo combado.
El veinticinco de
junio abrió sus ojos
Amargo,
y el veinticinco de
agosto se tendió para
cerrarlos. Hombres
bajaban la calle para
ver al emplazado, que
fijaba sobre el muro
su soledad con
descanso.Y la sábana
impecable, de duro
acento romano,
daba equilibrio a la
muerte con las rectas de
sus paños.
ROMANCE DE LA
GUARDIA CIVIL
ESPAÑOLA
A Juan Guerrero
Cónsul general de la
Poesía Los caballos negros
son. Las herraduras son
negras. Sobre las capas
relucen manchas de tinta
y de cera. Tienen, por eso
no lloran, de plomo las
calaveras. Con el alma de
charol vienen por la
carretera. Jorobados y
nocturnos,
por donde animan
ordenan silencios de
goma oscura
y miedos de fina
arena. Pasan, si
quieren pasar,
y ocultan en la cabeza
una vaga astronomía
de pistolas
inconcretas.
Cuando llegaba la
noche, noche que noche
nochera, los gitanos en
sus fraguas forjaban
soles y flechas. Un
caballo malherido
llamaba a todas las
puertas. Gallos de vidrio
cantaban por Jerez de la
Frontera.
El viento vuelve
desnudo la esquina de
la sorpresa,en la noche
platinoche, noche que
noche nochera.
La Virgen y San José
perdieron sus
castañuelas, y buscan a
los gitanos para ver si
las encuentran. La
Virgen viene vestida con
un traje de alcaldesa, de
papel de chocolate
con los collares de
almendras.
San José mueve los brazos
bajo una capa de seda.
Detrás va Pedro Domecq
con tres sultanes de
Persia. La media luna
soñaba
un éxtasis de cigüeña.
Estandartes y faroles
invaden las azoteas.
Por los espejos
sollozan bailarinas sin
caderas.
Agua y sombra, sombra y
agua p¡Oh, ciudad de los
gitanos! En las esquinas,
banderas. or Jerez de la
Frontera.
Apaga tus verdes
luces que viene la
benemérita. ¡Oh
ciudad de los
gitanos!
¿Quién te vio y no te
recuerda? Dejadla lejos
del mar,
sin peines para sus crenchas.
Avanzan de dos
en fondo a la
ciudad de la
fiesta.
Un rumor de
siemprevivas
invade las
cartucheras.
Avanzan de dos en
fondo. Doble
nocturno de tela.
El cielo se les
antoja una
vitrina de
espuelas.
La ciudad, libre de miedo, multiplicaba sus
puertas. Cuarenta guardias civiles
entran a saco por ellas.
Los relojes se pararon,y
el coñac de las botellas
se disfrazó de
noviembre
para no infundir sospechas.
Un vuelo de
gritos largos se
levantó en las
veletas. Los
sables cortan
las brisas que
los cascos
atropellan.
Por las calles de
penumbra huyen las
gitanas viejas con los
caballos dormidos y las
orzas de monedas. Por
las calles empinadas
suben las capas
siniestras, dejando detrás
fugaces remolinos de
tijeras.
En el portal de Belén
los gitanos se
congregan. San José,
lleno de heridas,
amortaja a una doncella.
Tercos fusiles agudos
por toda la noche
suenan.La Virgen cura a
los niños con salivilla de
estrella. Pero la Guardia
Civil
avanza sembrando
hogueras, donde joven y
desnuda
la imaginación se quema.
Rosa la de los Camborois
gime sentada en su puerta
con sus dos pechos
cortados puestos en una
bandeja.
Y otras muchachas corrían
perseguidas por sus
trenzas. en un aire donde
estallan rosas de pólvora
negra. Cuando todos los
tejados eran surcos en la
tierra,
el alba meció sus
hombros en largo perfil
de piedra.
¡Oh, ciudad de los
gitanos! La Guardia Civil
se aleja por un túnel de
silencio
mientras las llamas te cercan.
¡Oh, ciudad de los gitanos!
¿Quiénte vio y no te
recuerda? Que te busquen en
mi frente. Juego de luna y
arena.
TRES ROMANCES
HISTÓRICOS MARTIRIO DE
SANTA OLALLA A Rafael
Martinez Nadal
I
PANORAMA DE
MÉRIDA
Bajo el agua
siguen las
palabras. Sobre el
agua
una luna
redonda se baña,
dando envidia a la
otra ¡tan alta!
En la
orilla, un
niño
ve las lunas y dice:
-¡Noche, toca los platillos!
SIGUE
Bajo el agua
siguen las palabras.
Sobre el peinado del
agua
un círculo de pájaros y
llamas. Y por los cañaverales,
testigos que conocen lo que
falta. Sueño concreto y sin
norte
de madera de guitarra.
SIGUE
Por el camino
llanodos mujeres y un
viejo con velones de
plata van al
cementerio. Entre los
azafranes han
encontrado muerto el
sombrío caballo
de don Pedro.
Voz secreta de tarde
balada por el cielo.
Unicornio de
ausencia
rompe en cristal su
cuerno. La gran ciudad
lejana
está ardiendo,
y un hombre va
llorando tierras
adentro.
Al Norte hay una
estrella. Al Sur un
marinero.
ÚLTIMA LAGUNA
Bajo el agua
están las palabras.
Limo de voces
perdidas.Sobre la flor
enfriada está don
Pedro olvidado
¡ay! jugando con las ramas.
THAMAR Y AMNÓN
Para Alfonso García-
Valdecasas La luna gira en el
cielo
sobre las tierras sin agua
mientras el verano
siembra rumores de tigre
y llama. Por encima de
los techos nervios de
metal sonaban. Aire
rizado venía
con los balidos de
lana. La tierra se
ofrece llena de heridas
cicatrizadas, o
estremecida de agudos
cauterios de luces blancas.
Thamar estaba
soñando pájaros en su
garganta,al son de
panderos fríos y
cítaras enlunadas.
Su desnudo en el
alero, agudo norte de
palma, pide copos a su
vientre
y granizo a sus espaldas.
Thamar estaba cantando
desnuda por la terraza.
Alrededor de sus pies,
cinco palomas heladas.
Amnón delgado y
concreto, en la torre la
miraba, llenas las ingles
de espuma y oscilaciones
la barba.
Su desnudo
iluminado se tendía
en la terraza
con un rumor entre
dientes de flecha recién
clavada. Amnón estaba
mirando
la luna redonda y baja.
y vio en la luna los
pechos durísimos de su
hermana.Amnón a las
trcs y media se tendió
sobre la cama. Toda la
alcoba sufría
con sus ojus llenos de
alas. La luz. muciza.
Sepulta pueblos en la
arena parda, o descubre
transitorio coral de
rusas y dalias.
Linfa de pozo oprimida
brota silencio en las
jarras. En el musgo de los
troncos la cobra tendida
canta. Amnón gime por
la tela fresquísima de la
cama. Yedra del
escalofrío
cubre su carne quemada.
Thamar entró silenciosa
en la alcoba silenciada,
color de vena y Danubio,
turbia de huellas lejanas.
-Thamar, bórrame los
ojos con tu fija
madrugada. Mis hilos de
sangre tejen
volantes sobre tu falda.
-Déjame tranquila.
hermano. Son tus besos en
mi espalda avispas y
vientecillos
en doble enjambre de
flautas. -Thamar, en tus
pechos altos hay dos peces
que me llaman, y en las
yemas de tus dedos rumor
de rosa encerrada.