Estrategia Nacional de Educación Ambiental Integral

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Estrategia Nacional

Educación Ambiental
Integral
Autoridades
Presidente de la Nación
Alberto Fernández

Vicepresidenta de la Nación
Cristina Fernández de Kirchner

Jefe de Gabinete de Ministros


Juan Luis Manzur

Ministerio de Ambiente Ministerio


y Desarrollo Sostenible de Educación
Ministro Ministro
Juan Cabandié Jaime Perczyk
Unidad Gabinete de Asesores Unidad de Gabinete de Asesores
Juan Manuel Vallone Daniel Pico
Subsecretaría Interjurisdiccional Secretaría de Educación
e Interinstitucional Silvina Gvirtz
Nicolás Fernández
Subsecretaría de Educación
Dirección Nacional de Educación Social y Cultural
Ambiental y Participación Ciudadana
Alejandro Garay
Guido Veneziale
Dirección de Derechos Humanos,
Dirección de Articulación
Género y ESI
Interjurisdiccional y Acceso
María Celeste Adamoli
a la Información
Déborah Müller

Consejo Federal de Medio Ambiente Consejo Federal de Educación


Presidente COFEMA Secretaría General del CFE
Santiago Azulay Marcelo Mango
Educación ambiental integral
como herramienta para una ciudadanía
responsable

La Ley para la Implementación de la Educación Ambiental Integral en la República


Argentina –sancionada en junio de 2021– es un hito dentro de las políticas am-
bientales, ya que establece las bases para generar conciencia ambiental en toda
la ciudadanía. La educación ambiental es uno de los instrumentos de la política y
gestión ambiental definidos en la Ley General del Ambiente: así, esta nueva ley viene
a saldar una deuda histórica con muchos sectores de la sociedad que trabajaron de
manera ardua para hacer posible la educación ambiental en nuestro país, marcando
de este modo un momento clave en la institucionalización de la temática como una
política pública para la Argentina.
Yolanda Ortiz –primera secretaria de Recursos Naturales y Ambiente Humano
nombrada durante el gobierno peronista– nos señalaba hace 50 años atrás que la
educación ambiental es un complemento indisociable y fundamental para la ges-
tión del ambiente. Es un orgullo haber promovido esta ley de educación ambiental
en el marco de un proceso de fortalecimiento de la normativa ambiental como la
adhesión al Acuerdo de Escazú, la Ley Yolanda y la Ley de Presupuestos Mínimos
de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático Global. Por eso también significó
un paso para nuestro país en la consolidación regional del liderazgo de la agenda
ambiental.
La educación ambiental es una herramienta que se plantea diversa, inclusiva,
con perspectiva de género y sistémica, en el marco del pensamiento ambiental
latinoamericano. Con una mirada regional nos interpela sobre los procesos de
desposesión de nuestros bienes comunes, la necesidad de descolonizar el poder,
haciendo foco en la injusticia social y ambiental para proponer otros modos de
habitar y de pensar la Argentina.
Por otro lado, quiero agradecer la participación y colaboración de todos los sec-
tores que formaron parte de este proceso. La ley fue posible por el trabajo colec-
tivo y articulado de la Nación con las provincias, a través de la Comisión Asesora
de Educación Ambiental del Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA). Para
ello, se buscó la construcción consensuada con las distintas jurisdicciones, sin

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desconocer las diversidades territoriales específicas de los contenidos adecuados
a ser integrados en las currículas de los distintos niveles educativos.
Es por todo eso que el documento que se presenta en las páginas siguientes
cobra tanta trascendencia. Constituye la materialización de uno de los instrumen-
tos de aplicación de la ley: la Estrategia Nacional de Educación Ambiental Integral
(ENEAI), que se propone territorializar la educación ambiental con abordaje fe-
deral, orientando las estrategias jurisdiccionales de educación ambiental integral
(EJEAI) como adecuaciones de cada uno de los territorios provinciales.
La implementación de esta norma nos interpela a todas y a todos para trans-
formar nuestras prácticas y hábitos cotidianos y nuestra manera de construir co-
nocimiento. Nos abre un nuevo horizonte de posibilidad para la formación de las
nuevas generaciones, con responsabilidad ambiental y capacitación integral para
una ciudadanía comprometida y activa que nos facilite lograr cambios culturales
imprescindibles para la preservación de nuestra casa común.

Juan Cabandié
Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación

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Educación ambiental integral
desde un enfoque de derechos

La educación ambiental integral forma parte de la construcción de ciudadanías


democráticas en la escuela. Nuestra Ley de Educación Nacional n.º 26206 se-
ñala en su artículo 89 que el Ministerio de Educación, en acuerdo con el Consejo
Federal de Educación, dispondrá las medidas necesarias para proveer la educa-
ción ambiental en todos los niveles y modalidades del sistema educativo nacional,
con la finalidad de promover valores, comportamientos y actitudes acordes con
un ambiente equilibrado y con la protección de la diversidad biológica.
Con el objetivo de preservar los recursos naturales y hacer un uso sosteni-
ble que mejore la calidad de vida de la población, asumimos los desafíos que
implica la sanción de la Ley n.º 27621 para la Implementación de la Educación
Ambiental Integral. Para ello, el Ministerio de Educación de la Nación creó el área
de Educación Ambiental Integral en la Dirección de Educación para los Derechos
Humanos, Género y ESI. Abordar problemáticas socioambientales con perspecti-
va de derechos es, no solo enseñar a niñas y niños cuáles son sus derechos, sino
también de qué manera pueden ejercerse y demandarse estos. Es enseñar las
diferentes responsabilidades que tienen los actores sociales en materia ambiental
y aportar a la comprensión de fenómenos complejos y multicausales.
La escuela es el lugar privilegiado para la formación de ciudadanía reflexiva,
participativa, crítica y responsable ante los cuidados del ambiente, en pos de la
ampliación, promoción y protección de los derechos humanos. El cuidado y la
protección del ambiente forma parte de la nueva agenda de derechos. La Ley
para la Implementación de la Educación Ambiental Integral es el resultado de
demandas históricas y, a su vez, de la emergencia de las nuevas generaciones
que instan por mejores condiciones de vida presentes y futuras. En la misma
se promueve un abordaje pedagógico y democrático en el que se profundiza el
respeto y el valor de la biodiversidad, la equidad, el reconocimiento de la diver-
sidad cultural, el cuidado del patrimonio natural y cultural, la igualdad desde un
enfoque de género, la participación y la formación ciudadana y el ejercicio del
derecho a un ambiente sano.
En distintas jurisdicciones, en diferentes escuelas, en espacios de formación
socioeducativos y experiencias de trabajo docente hay un largo recorrido en tor-
no a la educación ambiental. Este documento marco de la Estrategia Nacional

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de Educación Ambiental Integral es la cristalización de ese proceso que lleva va-
rios años y que hoy, gracias a la sanción de la ley, nos encuentra trabajando de
manera articulada entre el Ministerio de Educación de la Nación, el Ministerio de
Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, el Consejo Federal de Educación
y el Consejo Federal de Medio Ambiente. Esta estrategia sienta las bases del
enfoque de la educación ambiental integral. A su vez, nos proponemos que sea
retroalimentada por los debates y aportes que en cada jurisdicción se desarro-
llen a través de sus estrategias jurisdiccionales para consolidar una perspectiva
federal y situada.

Jaime Perczyk
Ministro de Educación de la Nación

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Índice

Introducción 7

Marco conceptual 9

Definición y principios de la educación ambiental integral 9


Educación ambiental integral, una perspectiva 10
Conceptos nodales que organizan la educación ambiental integral 14

Estrategia Nacional de Educación Ambiental Integral (ENEAI) 19

Definición y objetivos 19
¿Por qué trabajar en términos de estrategia? 21

Estrategia Nacional para la Sustentabilidad


en las Universidades Argentinas (ENSUA) 22

Componentes a considerar para la implementación de la Estrategia


Nacional de Educación Ambiental Integral (ENEAI) y las Estrategias
Jurisdiccionales de Educación Ambiental Integral (EJEAIs) 24

Articulación entre carteras ambientales y educativas 24


Formación docente inicial y continua 25
Producción de materiales educativos ambientales 25
Capacitación y acompañamiento técnico 25
Articulación intersectorial 26
Anclaje territorial 26
Alfabetización ambiental y participación ciudadana 27
Diagnóstico participativo 27
Seguimiento y sistematización 28

Bibliografía 29

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Introducción

En el marco de la sancionada Ley nacional para la Implementación de la


Educación Ambiental Integral n.° 27621, el presente documento constituye un mar-
co orientador impulsado desde la Coordinación Ejecutiva de la Estrategia Nacional
de Educación Ambiental Integral1 para la implementación de la Estrategia
Nacional de Educación Ambiental Integral (ENEAI). Busca acompañar a las juris-
dicciones en la implementación de esta política pública a partir de la construcción
de Estrategias Jurisdiccionales de Educación Ambiental Integral (EJEAI); a fin de
garantizar el derecho a la educación ambiental integral en nuestro país.
La actual crisis ambiental pone de manifiesto una crisis civilizatoria sin prece-
dentes en la historia de la humanidad. En el marco de una pandemia que profun-
dizó las desigualdades sociales preexistentes y agudizó el impacto social y ecoló-
gico de los problemas ambientales, la sanción de la Ley de Educación Ambiental
Integral expresa un claro compromiso de gobierno. Es resultado de una demanda
histórica y, a su vez, de la emergencia de las jóvenes generaciones que instan por
más y mejores condiciones de vida presentes y futuras. Hoy celebramos tener el
consenso necesario y la decisión política de comenzar un proceso de institucio-
nalización de la educación ambiental en nuestro país que permitirá fortalecer el
despliegue de una política coordinada a la altura de los desafíos pendientes.
En este contexto, la ENEAI se constituye en un instrumento clave de planifi-
cación estratégica a partir del cual diseñar una política de educación ambiental
integral orientada a la sustentabilidad, el cuidado, el respeto, la justicia y la igual-
dad. Se propone como un proceso flexible, participativo e inclusivo, consensuado
colectivamente y en permanente actualización que orienta esta política y guía los
principios y las acciones para el diseño, el desarrollo y la evaluación de las pla-
nificaciones jurisdiccionales. Asimismo, es capaz de acompañar las políticas de
gestión ambiental, para las cuales la educación es un componente prioritario en el

1. La Coordinación Ejecutiva se encuentra compuesta por dos miembros titulares y dos suplentes del Ministerio de Ambiente y Desarrollo
Sostenible, del Ministerio de Educación, del Consejo Federal de Medio Ambiente y del Consejo Federal de Educación. En la elaboración de
este documento participó la Comisión Asesora de Educación Ambiental del Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA) y los referentes
de educación ambiental integral de las carteras de Educación de todas las jurisdicciones del país.

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camino de la transformación de los paradigmas, los cambios culturales, la valora-
ción de los ecosistemas y el cuidado del patrimonio natural y cultural.
A continuación, se presentan los lineamientos generales que orientan esta
estrategia nacional: un marco conceptual que ofrece los fundamentos de la edu-
cación ambiental integral y un marco metodológico que se focaliza en esta como
instrumento de planificación y en los componentes para su implementación.
Cabe aclarar que este documento y los derivados producidos por la Coordinación
Ejecutiva de la ENEAI serán complementados por las EJEAI con el fin de estable-
cer el documento actualizado de la estrategia nacional como política nacional de
educación ambiental integral. Con el fin de actualizar la estrategia nacional, todos
los años se tomarán los antecedentes y datos aportados por las EJEAI para la
construcción de esta política pública.

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Marco conceptual
Definición y principios de la educación ambiental integral

La Ley de Educación Ambiental Integral n° 27621 permite reconocer y definir a


la educación ambiental como “un proceso educativo permanente, con conteni-
dos temáticos específicos y transversales, que tiene como propósito general la
formación de una conciencia ambiental, a la que articulan e impulsan procesos
educativos integrales orientados a la construcción de una racionalidad, en la cual
distintos conocimientos, saberes, valores y prácticas confluyen y aporten a la for-
mación ciudadana y al ejercicio del derecho a un ambiente sano, digno y diverso.
Se trata de un proceso que defiende la sustentabilidad como proyecto social, el
desarrollo con justicia social, la distribución de la riqueza, la preservación de la
naturaleza, la igualdad de género, la protección de la salud, la democracia parti-
cipativa y el respeto por la diversidad cultural. Busca el equilibrio entre diversas
dimensiones como la social, la ecológica, la política y la económica, en el marco
de una ética que promueve una nueva forma de habitar nuestra casa común”
(artículo 2°).
La educación ambiental como proceso permanente, integral y transversal, se
fundamenta en los siguientes principios:

El abordaje interpretativo y holístico permite com- El cuidado del patrimonio natural y cultural, a fin de
prender la interdependencia entre los elementos que valorar las identidades culturales y el patrimonio natural
conforman e interactúan en el ambiente. y cultural en todas sus formas.

El respeto y valor de la biodiversidad, a fin de proteger La problemática ambiental como resultado de


la sostenibilidad de los ecosistemas y las culturas. procesos sociohistóricos, integrando los factores
económicos, políticos, culturales, sociales, ecológicos,
El principio de igualdad, respeto y justicia como cons- tecnológicos, éticos y sus interrelaciones, para que
titutivos en las relaciones sociales y con la naturaleza. resulten oportunidades de enseñanza, de aprendizajes
y de nuevas lógicas en el hacer educativo.
El principio de igualdad desde el enfoque de género
contempla los análisis y aportes de las corrientes eco- La educación en valores, fundada en una ética educa-
feministas. cional que promueve la construcción de un pensamien-
to basado en valores de cuidado y justicia.
El reconocimiento de la diversidad cultural y las cultu-
ras de los pueblos indígenas, valorando los diferentes El pensamiento crítico e innovador, promoviendo la
modelos culturales como oportunidad para compren- formación de personas capaces de interpretar la reali-
der el mundo y relacionarse con la naturaleza. dad basados en enfoques interdisciplinarios capaces
de cuestionar modelos vigentes y generar alternativas
La participación y formación ciudadana, promoviendo posibles.
el desarrollo de procesos educativos integrales que
orienten la construcción de una perspectiva ambiental, El ejercicio ciudadano a un ambiente sano, abordado
la participación, la comunicación y el acceso a la infor- desde un enfoque de derechos para el desarrollo de las
mación pública. presentes y futuras generaciones.

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A través de sus principios y fundamentos, y tal como es definida la educación
ambiental integral, la ENEAI busca el equilibrio entre diversas dimensiones como
la social, la ecológica, la política y la económica, en el marco de una ética que pro-
mueve una manera crítica e integral de construir conocimiento. La complejidad de
la problemática ambiental demanda la participación, el debate y la concertación.
Muchas provincias argentinas vienen avanzando en este camino e, incluso, ya
cuentan con leyes de educación ambiental propias. Será un gran desafío generar
los consensos necesarios para que la implementación de la ENEAI encuentre su
efectiva concreción en los territorios.

Educación ambiental integral, una perspectiva

Desde el surgimiento en la agenda internacional de la cuestión ambiental en los


años 70, se han debatido diferentes sentidos y enfoques en torno a la educación
ambiental. Recuperando los principios y fundamentos establecidos en la ley, la
ENEAI reconoce los aportes regionales que el pensamiento ambiental latinoameri-
cano, las pedagogías críticas y los enfoques descolonizadores han promovido y a
partir de los cuales la educación ambiental se nutre en nuestro país. Estos aportes
implican considerar una mirada histórica y política tanto de lo ambiental como
de lo educativo, arraigada en nuestros territorios y culturas, en busca de la cons-
trucción de un saber ambiental basado en el diálogo de saberes, la integralidad, la
interdisciplinariedad, la complejidad y la transversalidad, promoviendo una visión
holística del mundo y la búsqueda por el buen vivir.

Complejidad
En términos coloquiales, la palabra complejidad tiende a ser utili-
zada para caracterizar algo complicado y difícil de comprender: Sin
embargo, el sentido al que apuntamos es aquel que se construye en
contraposición a la simplificación del paradigma de conocimiento de
la Modernidad que es inmutable, lineal y simple. La complejidad, en
cambio, supone la no linealidad, irreversibilidad, temporalidad, alea-
toriedad, fluctuaciones, bifurcaciones, autoorganización y probabili-
dad, entre otros. Esta nueva forma de comprender los fenómenos se
volvió central para lo ambiental, dado que los sistemas naturales y
culturales son sistemas dinámicos.

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En base a estos aportes, la ENEAI reconoce que la actual crisis ambiental
global no es solo una crisis ecológica en términos de pérdida y degradación am-
biental, sino que se trata de una crisis más profunda que incluye los principios
de la Modernidad encarnados en la racionalidad instrumental y el mecanicismo
como paradigma de conocimiento, que se ha profundizado en el proceso de glo-
balización generando injusticias y desigualdades. Por lo tanto, la crisis ambiental
se plantea a nivel civilizatorio y la educación ambiental emerge en este contexto
como una oportunidad ineludible de nuestro tiempo. Es por esto que la educación
ambiental se constituye en un campo de intervención político pedagógica que
tiene como horizonte la construcción de una sociedad de derechos, social y am-
bientalmente más justa (Carvalho, 1999).
En este sentido, la ENEAI comprende a la educación ambiental integral en
tanto perspectiva y propone ir más allá de lo que puede ser la definición de un
conjunto de contenidos específicos, ya que plantea un enfoque, una manera de
ver el mundo. Una perspectiva que invita a repensar los modos de habitar el mun-
do y vincularnos con la naturaleza2, las prácticas de enseñanza y la construcción
del conocimiento, la relación entre escuela y comunidad, y la construcción de
ciudadanía y participación comunitaria. Una perspectiva que interpela y moviliza
hacia una reflexión que involucra no solo la necesidad de aportar una “solución”
en términos técnicos sino más bien la posibilidad de apostar a una construcción
social para un proyecto más justo, en términos sociales y ambientales.
A nivel internacional, Argentina adhiere a la Agenda 2030 como horizonte para
la concreción de diversos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Por ello, la
ENEAI, atendiendo al abordaje pedagógico propuesto en el presente documento,
se propone gestionar los mecanismos que faciliten su cumplimiento y aquellos
que en el futuro se acuerden siempre que estos persigan principios de sustenta-
bilidad socioambiental, justicia social y ambiental. Por tanto, será necesario com-
prenderlos en su complejidad e integralidad, reconociendo los aportes regionales
y latinoamericanos que han construido y sostenido un posicionamiento crítico en
torno a la educación ambiental en nuestro país. Será primordial que cada una de
las EJEAI y las planificaciones locales que surjan y/o se revisen, contribuyan a con-
solidar una perspectiva de educación ambiental integral de carácter crítico, situado
y comunitario que responda a las singularidades de cada uno de los territorios.

2. Vale aclarar que naturaleza implica una visión integral de la misma en la que los seres humanos somos naturaleza en tanto organismos
vivos que realizamos los mismos procesos biológicos que el resto. Los humanos encarnamos un doble rol, por un lado, como seres de la
naturaleza y por el otro, como integrantes de una sociedad en la que producimos cultura.

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Siguiendo esta propuesta, la ENEAI promueve una educación ambiental integral
conformada por las siguientes dimensiones:

Educación humanística y ética


La educación ambiental parte de una revisión de la ética antropocéntrica occiden-
tal que legitima el dominio y la explotación de la naturaleza, y ubica al ser humano
como centro del mundo ignorando los procesos coevolutivos y las relaciones
de interconexión e interdependencia entre los seres vivos y los ecosistemas.
Repensarnos desde el humanismo supone entender que el ser humano no está
sobre las demás formas de vida sino junto con ellas, en una coevolución sistémi-
ca. Cuestionar el antropocentrismo también implica incorporar dimensiones de la
subjetividad humana y la corporeidad que fueron subordinadas a la racionalidad
instrumental moderna. Así, se espera que los proyectos de educación ambiental
promuevan vínculos empáticos para con la alteridad (ya sea humano o no huma-
no) e integren las dimensiones afectiva e intelectual en los procesos de construc-
ción, transmisión y circulación de saberes.

Educación política
Considerando la capacidad biofísica limitada de nuestro planeta, debemos promo-
ver horizontes civilizatorios que breguen por una justa y equitativa distribución y
acceso a los bienes comunes, dado que no puede existir justicia social sin justicia
ambiental. Desde este aspecto es que consideramos que una educación ambien-
tal debe incorporar la dimensión política, cuestionando los procesos que generan
sobreexplotación, pobreza y desigualdad; e impulsando procesos que indaguen
en las relaciones que establecemos como sociedades con la naturaleza, dado que
los problemas y conflictos ambientales no se sustraen de intereses económicos
y sectoriales; que garanticen los derechos humanos y ambientales, y fomenten la
formación y la participación ciudadana.

Educación para la acción


Comprender las formas en que las sociedades se relacionan con la naturaleza y
los problemas ambientales que de ellas resultan, implica hacer consciente el sis-
tema de producción, de consumo y sus impactos sociales y ambientales y, por lo
tanto, tomar posición activa al respecto. La educación ambiental debe incorporar
una dimensión ligada a la acción y asumir el desafío que implica la construcción
de alternativas político pedagógicas que aporten a una transición socioecológica
justa y a la sostenibilidad de la vida. También debe promover proyectos educati-
vos que aporten a la formación de una conciencia ambiental y a la participación
ciudadana, reconociendo las responsabilidades comunes pero diferenciadas fren-
te a los problemas y conflictos ambientales, afrontando el compromiso colectivo

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que conlleva la construcción de una sociedad más justa, igualitaria, democrática y
sustentable.
Esto implica reconocer la multidimensionalidad de las acciones orientadas a la
sustentabilidad en tanto proyecto social que supone la erradicación de la pobreza,
la igualdad de género, la equidad intra e intergeneracional, la interculturalidad, los
derechos humanos, la transición justa, la salud, la gestión integral del riesgo, la
innovación, la ciencia y la tecnología, y el diálogo de saberes. En suma, resulta
central, para todas ellas, la implementación de la ENEAI en todo el territorio nacio-
nal, tal como lo establece la ley.

En síntesis, la educación ambiental integral en tanto perspectiva nos permite:

> conocer los modos en que los procesos socioculturales interaccionan con
los sistemas biofísicos,
> apreciar y valorar la naturaleza y sus servicios ecosistémicos como soste-
nedores de la vida, conservar la biodiversidad en su dimensión biológica y
cultural;
> asumir que nuestro rol como especie se encuentra en estrecha interrelación
con otras en la trama de la vida;
> indagar y problematizar las causas estructurales que han generado la actual
crisis civilizatoria; ambiental, climática y sanitaria;
> conocer e investigar sobre los problemas y conflictos ambientales de los dis-
tintos territorios y sus impactos sociales y ecológicos;
> analizar de manera crítica los modos de producción, consumo y descarte,
como también las desigualdades sociales y territoriales;
> reflexionar sobre nuestras prácticas socioambientales, tanto individuales
como colectivas, de la vida cotidiana y asumir el compromiso de que sean
sustentables;
> generar conciencia sobre las responsabilidades individuales y colectivas,
aquellas comunes pero diferenciadas, especialmente teniendo en cuenta las
acciones e impactos que provocan los diferentes actores sociales;
> impulsar la participación ciudadana y la acción colectiva;
> repensar los modos de enseñar y aprender en las instituciones educativas y
en los espacios comunitarios y cooperativos;
> promover la construcción de un saber ambiental poniendo en diálogo diver-
sos saberes;
> comprender y analizar críticamente el rol estratégico que desempeñan los
medios masivos de comunicación y toda la industria cultural en la formación
de una ciudadanía activa;

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> construir enfoques pedagógicos que articulen perspectiva de género, am-
biente y derechos humanos, integrando los aportes de las corrientes ecofe-
ministas a los análisis de las problemáticas ambientales; y
> diseñar proyectos de educación ambiental, integrales, participativos y diver-
sos, que tengan como horizonte el aprendizaje integral, la defensa de la vida y
el bien común.

Así, la educación ambiental integral aspira a promover procesos de aprendizaje:

Interdisciplinario, generando proyectos y acciones colectivas que pongan en


diálogo distintas áreas, disciplinas y saberes.

Complejo, construyendo conocimientos que logren interconectar e interrelacio-


nar distintos aspectos, dimensiones y habilidades.

Transversal, promoviendo propuestas curriculares que logren atravesar distin-


tas problemáticas educativas como derechos humanos, género, interculturalidad,
entre otras articulando prácticas, valores y demandas sociales que abonen a la
complejidad.

Inclusivo, garantizando el acceso a la educación ambiental de todas las perso-


nas con o sin discapacidad.

Conceptos nodales que organizan la educación ambiental integral

Una de las características de la educación ambiental en nuestro país es la hete-


rogeneidad de prácticas y enfoques. Resulta relevante definir algunos conceptos
nodales que organizan esta perspectiva y orientan en el diseño de una propuesta
de educación ambiental acorde con los principios y fundamentos que establece la
ley, tales como:

El ambiente como sistema complejo y dinámico


El concepto de ambiente ha ido cambiando a lo largo de la historia. Proviene ori-
ginalmente de las ciencias naturales, en particular de la ecología, y en términos
generales fue entendido como “todo lo que nos rodea”. Históricamente, las insti-
tuciones educativas colaboraron en abonar a esta visión presentando los temas
ambientales, enfocados solo desde las ciencias naturales y con una división de
“elementos bióticos y abióticos”. Presentar escenarios naturales en donde los

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seres humanos no participan, es decir, en los cuales no hay una interacción de la
sociedad con la naturaleza, colaboró en reforzar esta percepción desvinculada. A
la vez, esta postura desconoce las cosmovisiones indígenas desde algunas de las
cuales los elementos como las montañas, los ríos y las rocas son pensadas como
otras formas de encarnar lo vivo.
Con el reconocimiento de la crisis ambiental a lo largo del siglo XX, el ambiente
ha sido incorporado por otros discursos y campos de conocimiento, especialmente
las ciencias sociales, y emergió como un nuevo objeto de estudio, enriquecido por
nuevos abordajes e interpretaciones. Hoy existen múltiples concepciones y repre-
sentaciones en torno al ambiente. No obstante, es posible identificar que el concepto
transitó de una concepción simple hacia una concepción dinámica, compleja e inte-
gral. A partir de los aportes de las últimas décadas, el ambiente es entendido como
un sistema dinámico y complejo resultante de la interacción entre los sistemas
socioculturales y los ecosistemas (Brailovsky y Foguelman, 2009). Es precisamente
esta concepción la que mejor se relaciona con una educación ambiental integral.

En base a los aportes de Tréllez Solís (2015), el ambiente es definido como:

“Un concepto dinámico cuyos elementos básicos son una población humana
(elementos sociales: las personas y sus diferentes maneras de organización,
más todo lo producido por el ser humano: cultura, ciencia, tecnología, etc.),
un entorno geográfico, con elementos naturales (todo lo que existe en la
naturaleza, mucho de lo cual se identifica como recursos naturales) y una
infinita gama de interacciones entre ambos elementos. Para completar el
concepto hay que considerar, además, un espacio y tiempo determinados, en
los cuales se manifiestan los efectos de estas interacciones. Y acercarnos,
así, a la construcción del nuevo saber ambiental” (Tréllez Solís, 2015: 189).

Entender al ambiente como un sistema complejo, construido social e históri-


camente, implica atender a la heterogeneidad de sus elementos y, fundamental-
mente, las relaciones entre ellos. Asimismo, implica dar cuenta de que el ambiente
se entiende como el resultado de diversas perspectivas en las que confluyen
saberes, valores, normas, intereses, acciones, imaginarios que se va construyendo
en los diferentes contextos sociales, históricos, políticos, económicos y culturales
(Bachmann, 2008).

Más allá de las distintas definiciones, es importante reconocer que cuando


hablamos de ambiente no hacemos referencia a un conjunto de recursos a admi-
nistrar sino que estamos apostando a la construcción de un proyecto social con

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base comunitaria y territorial que integre las dinámicas de la naturaleza, la justicia
social y ambiental. El ambiente sano y diverso es un derecho de todas y todos.

La problemática ambiental como resultado de procesos sociohistóricos


En estrecha relación con el concepto de ambiente, es necesario comprender la
problemática ambiental de manera abarcativa e integral. Es decir, no reducirla a un
“problema de la naturaleza” sino comprenderla como una problemática socioam-
biental. Concebirla como resultado de procesos sociohistóricos que integran fac-
tores económicos, políticos, culturales, sociales, ecológicos, tecnológicos y éticos,
y sus interacciones; procesos en los que se pone de manifiesto las controversias,
confrontaciones e intereses de diversos actores sociales y en el que los bienes
naturales (aire, agua, suelo, biodiversidad, energía) constituyen un elemento en dis-
puta (Merlinsky, 2018). Lo cierto es que no toda relación entre la sociedad y la na-
turaleza es en términos negativos, existen diversos ejemplos de que una relación
más armónica y sustentable es posible, tanto en lo histórico como en experiencias
locales actuales (García y Priotto, 2009).
Sin embargo, la crisis ambiental se ha acelerado en las últimas décadas y los
impactos sociales, ecológicos y sanitarios de los problemas ambientales son
cada vez más profundos, afectando a las comunidades y los territorios de manera
desigual y diferenciada. Es el caso del cambio climático, una problemática global
que afecta de manera desigual a las distintas regiones, países, localidades y gru-
pos sociales. Por otra parte, la sociedad actual ha llegado a un punto límite en el
que los bienes naturales son explotados a un ritmo que supera la capacidad que
dispone el planeta para su regeneración.
Frente a este escenario, resulta fundamental reconocer las dimensiones his-
tórica, política y territorial de los problemas ambientales para analizarlas en su
complejidad y, acorde a los principios de la ley, convertirlas en oportunidades de
enseñanza y de aprendizaje. La conflictividad social de los problemas ambientales
forma parte de la dinámica propia de una sociedad, lo interesante —desde una
perspectiva educativa— es poder analizar el complejo entramado en el que se
gestan y desarrollan y, a su vez, generar espacios para la construcción de alterna-
tivas que permitan accionar e intervenir de manera crítica, creativa y novedosa en
y desde los territorios, a fin de aportar a una transición justa que nos encamine
hacia otro escenario civilizatorio.

Bienes comunes como dimensión colectiva de la naturaleza


Desde la primera década del siglo XXI, empezó a ser discutida la conceptualiza-
ción de los recursos naturales por su sesgo economicista asociado a concebir al
patrimonio natural solo como mercancía. La idea de bienes comunes recupera
la dimensión colectiva y no negociable de los mismos y refiere a aquellos bienes

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que se producen, se heredan o transmiten en una situación de comunidad. Son
bienes que pertenecen y responden al interés de todos/as y cada uno/a de los/
as integrantes de una sociedad, y redundan en beneficio o perjuicio de todos/as y
cada uno/a de estos miembros o ciudadano/as por su condición de tales (Vercelli
y Thomas, 2008: 428).
A la luz de la actual crisis ambiental y en el marco de una creciente desigual-
dad social y territorial, es importante atender a este concepto porque sitúa a la
naturaleza y al ambiente en un debate ético que resulta imprescindible dar como
sociedad. Aporta elementos para problematizar las formas históricas de manejo y
aprovechamiento de la naturaleza, las construcciones de sentido que la han cosi-
ficado, como también los modelos culturales y de producción que han sostenido
estos paradigmas.

Buen Vivir como horizonte civilizatorio


El Buen Vivir (Sumak Kawsay, en quechua; o Küme Mongen, propio del pueblo
mapuche) y el Vivir Bien (Suma Qamaña, en aymara) representa algunas de las
cosmovisiones de pueblos indígenas de nuestra región que entienden a la natura-
leza no como objeto sino como sujeto de derecho. Concibe a los seres humanos
como parte de la trama de vida, una más entre la enorme biodiversidad que ha-
bita los territorios. Existen nociones similares en otros pueblos indígenas que, en
términos generales, hacen referencia a la posibilidad de alcanzar y vivir una vida
digna, en plenitud, equilibrio y armonía con la Madre Tierra. Estas visiones son
importantes para los procesos de educación ambiental integral ya que aportan
al diálogo de saberes y ofrecen sentidos e imaginarios necesarios a partir de los
cuales revisar y reinventar los establecidos (Delgado Ramos, 2014). El buen vivir
se convierte, así, en un horizonte que nos permite caminar hacia escenarios civili-
zatorios más justos en los que el centro sea el bien común, la plenitud del ser y no
del tener, el cuidado y el respeto a la vida en todas sus formas.

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Para hacer una política ambiental hay que
romper con la lógica individualista. En el
mundo entero se dan problemas económicos
y ecológicos. Y no hay salida mientras no
profundicemos y nos pongamos de acuerdo,
porque son temas que tienen que ver con el
destino del ser humano.

Yolanda Ortiz

18
Estrategia Nacional de Educación Ambiental
Integral (ENEAI)
Definición y objetivos

Tal como establece la ley, la Estrategia Nacional de Educación Ambiental Integral


“es el instrumento de planificación estratégica y de la aplicación de una política
pública nacional permanente y concertada que alcance a todos los ámbitos for-
males y no formales de la educación, de las tecnologías de información y comuni-
cación (TIC) y medios de comunicación3. Está dirigida a todas las edades, grupos
y sectores sociales, con el fin de territorializar la educación ambiental mediante
acciones en el corto, mediano y largo plazo.” (Artículo 2°).
La ENEAI se constituye como el principal instrumento de la política de educa-
ción ambiental en todo el territorio nacional. Se destaca el trabajo de articulación
inter e intraministerial y sectorial que aportará elementos sustanciales para el pro-
ceso de institucionalización de la EA en nuestro país. Se propone como proceso
flexible, participativo, consensuado colectivamente y en permanente actualiza-
ción que orienta esta política y guía los principios y las acciones para el diseño,
desarrollo y evaluación de las estrategias jurisdiccionales de educación ambiental
integral (EJEAI). En este marco, se conforma la Coordinación Ejecutiva como el
ámbito de articulación, de gestión y administración técnica interministerial y fede-
ral, que servirá de orientación para la acción coordinada de las jurisdicciones para
su efectiva concreción.

Tal como establece el artículo 5°, son objetivos de la implementación de la ENEAI:

> Promover la elaboración y el desarrollo de la Estrategia Nacional de


Educación Ambiental Integral (ENEAI) y de las Estrategias Jurisdiccionales de
Educación Ambiental Integral (EJEAI); y su implementación operativa, garan-
tizando la creación y existencia de un área programática específica.

3. Se nombra como ámbito formal al sistema educativo formal integrado por los niveles educativos (inicial, primario, secundario y
superior); en tanto no formal se refiere a otros espacios socioeducativos en donde se lleva adelante la educación ambiental como
pueden ser comedores, centros de apoyo escolar, clubes, centros comunitarios, grupos de voluntariado ambiental, municipios, charlas
y capacitaciones en ámbitos tanto gubernamentales como privados, incluyendo también los medios masivos de comunicación y a las
campañas públicas, tanto de empresas como de organismos públicos y organizaciones de la sociedad civil. Según la ley, en su artículo 8, la
cartera ambiental nacional y las jurisdiccionales, así como el COFEMA, tendrán la responsabilidad de implementar la ENEAI en los ámbitos
no formales de la educación ambiental. En tanto la cartera educativa nacional, las jurisdiccionales y el CFE lo harán para los dos ámbitos de
la educación ambiental.

19
> Determinar, por parte de la autoridad educativa, la modalidad de articulación
del componente de la educación ambiental integral en el ámbito formal en
todos los niveles y modalidades, con el fin de dar cumplimiento a la ENEAI y
las EJEAI.
> Desarrollar a nivel nacional y con participación de las jurisdicciones un es-
tudio de percepción ambiental sobre las distintas audiencias destino que
permita establecer una línea de base orientada a ajustar la ENEAI y las co-
rrespondientes EJEAI a la realidad de los territorios en referencia a las necesi-
dades y demandas de su implementación.
> Fortalecer las capacidades técnicas para la implementación de la estrategia,
a través de la profesionalización de los recursos humanos involucrados en
todas las jurisdicciones mediante la capacitación y perfeccionamiento de
grado y de posgrado.
> Elaborar y diseñar políticas nacionales y orientar políticas jurisdiccionales,
estrategias y acciones de educación ambiental integral, en todo de acuerdo
con los enfoques prescritos en los capítulos I, II y III de la ley.
> Alcanzar la más amplia cobertura territorial, social y sectorial a nivel nacional
y promover las EJEAI en conjunto con mecanismos de concertación social y
gestión interinstitucional, garantizando sistematicidad, coherencia, continui-
dad y sostenibilidad de la gestión permanente de la educación ambiental.
> Generar consensos sociales básicos y fundamentales sobre los cuales
establecer acuerdos temáticos y prioridades estratégicas y coyunturales,
referidas a los contenidos de la educación ambiental integral nacional y su
federalización.
> Crear un repositorio de experiencias de educación ambiental integral accesi-
ble por procedimientos informáticos vía internet.
> Generar y gestionar los mecanismos que faciliten el cumplimiento sistemá-
tico de la Agenda 2030 con sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y
aquellos que en el futuro se acuerden.
> Favorecer los consensos que garanticen la sustentabilidad a largo plazo para
la prevención y el control de los procesos susceptibles de producir impactos
ambientales depredativos e irreversibles.
> Impulsar programas de educación ambiental integral en la capacitación de
los agentes de la administración pública4 nacional, provincial y municipal y la
asistencia técnica a los sectores gubernamentales que así lo requieran, para
el desarrollo de sus programas y proyectos en el marco de la ENEAI.

4. Este objetivo se encuentra en sintonía con la Ley Yolanda n.° 27592 que establece la formación integral en temas ambientales de las y
los funcionarios públicos.

20
> Elaborar, publicar y distribuir materiales de educación ambiental oficiales y
gratuitos en todos los soportes disponibles y apropiados de acuerdo con los
principios establecidos en la presente ley.

Destacamos el carácter integral en la implementación de la estrategia nacional


que contempla el ámbito del sistema educativo nacional, sus niveles y modali-
dades, como también la diversidad de espacios socioeducativos, comunitarios
y cooperativos involucrados en la educación ambiental. Asimismo, se integran a
esta estrategia las tecnologías de la información y los medios de comunicación
y se espera que contribuyan a la sensibilización, concientización y alfabetización
ambiental crítica de la población.

¿Por qué trabajar en términos de estrategia?

Trabajar en términos de estrategia nos permite orientar las acciones hacia un


objetivo común: garantizar el derecho a la educación ambiental como política
pública en todo el territorio nacional, impulsando la formación ambiental de la
ciudadanía y procesos educativos que tiendan a la sustentabilidad como proyecto
social, político y ambiental; en diálogo con las administraciones del Estado (en to-
das sus escalas, nacional, provincial, municipal y comunal), las organizaciones de
la sociedad, las instituciones educativas, las áreas protegidas, los medios de co-
municación, las comunidades y en todos los ámbitos en los que se llevan adelante
acciones de educación ambiental.

Planificar y actuar en términos de estrategia permite:

Acuerdos: generar compromisos de acciones educativas articuladas entre los


distintos actores y sectores.

Territorializar la educación ambiental: incluir las visiones, voces y prácticas


de todos los actores del territorio involucrados, diseñar proyectos de educación
ambiental participativos que adquieran relevancia y significatividad para la comu-
nidad.

Perdurabilidad: promover la continuidad y estabilidad de los procesos de


construcción y promoción de la educación ambiental.

Actualización: realizar aportes sistemáticos desde las experiencias locales y


regionales que la enriquecen de manera permanente y dinámica.

21
Estrategia Nacional para la Sustentabilidad
en las Universidades Argentinas

Las universidades cumplen un rol clave en la construcción de los perfiles de los


futuros profesionales, en la producción y reproducción del conocimiento, y en la
interpelación de los modelos de desarrollo; por ello es imprescindible incluir la di-
mensión ambiental en todos los ámbitos de la vida universitaria en lo curricular, la
profesionalización y actualización de los docentes universitarios, la investigación,
la extensión y la gestión de los edificios universitarios con miras a fomentar una
cultura universitaria ambiental.
La ley promueve implementarla a través de la Estrategia Nacional para la
Sustentabilidad en Universidades Argentinas (ENSUA), recuperando la trayec-
toria de la Secretaría de Políticas Universitarias y el Consejo Interuniversitario
Nacional en estas temáticas y una experiencia de trabajo colaborativo entre la Red
de Universidades por la Gestión Ambiental y la Inclusión Social (UAGAIS), y la car-
tera ambiental nacional.
La ENSUA debe implementarse en sintonía con los principios y fundamentos
de la ENEAI y en diálogo con las EJEAI. A continuación, se presentan algunos ejes
de trabajo posibles de desarrollar:

> Gestión ambiental de las instituciones: trabajar desde la gestión ambiental


de los edificios universitarios (consumo del agua, electricidad, residuos, movi-
lidad sustentable, biodiversidad, etc.).
> Ambientalización curricular: promover procesos de revisión y actualización
curricular incorporando la dimensión ambiental a las carreras de grado y
posgrado.
> Formación ambiental: generar ámbitos de formación en materia ambiental
para docentes y estudiantes universitarios, y personal no docente.
> Extensión universitaria: gestionar la promoción, participación y acompaña-
miento en proyectos de extensión universitarios sobre temas vinculados a la
educación ambiental y/o problemas ambientales locales.
> Investigación universitaria: impulsar proyectos, redes y grupos de investiga-
ción sobre temas vinculados a la educación ambiental y/o problemas am-
bientales locales y regionales.

22
23
Componentes a considerar para la
implementación de la Estrategia Nacional
de Educación Ambiental Integral (ENEAI)
y las Estrategias Jurisdiccionales de
Educación Ambiental Integral (EJEAIs)

Siguiendo el marco conceptual orientador, para la implementación de la ENEAI en


los territorios es necesario considerar los siguientes componentes que organizan
la concreción de esta política:

1. Articulación entre carteras ambientales y educativas.


2. Formación docente inicial y continua.
3. Producción y distribución de materiales educativos ambientales.
4. Capacitación y acompañamiento técnico.
5. Articulación intersectorial.
6. Anclaje territorial.
7. Alfabetización ambiental y participación ciudadana.
8. Diagnóstico participativo.
9. Seguimiento y sistematización.

Articulación de las carteras ambientales y educativas,


tanto a escala nacional como jurisdiccional

La EAI es un campo de intervención político pedagógica conformado por múlti-


ples actores, conocimientos y prácticas en el que confluyen dos prioridades bá-
sicas: la acción educativa y la ambiental. Desde sus especificidades, las carteras
ambientales y educativas deben propender el trabajo conjunto para la implemen-
tación de esta política pública que entiende al ambiente desde su integralidad y
complejidad, y a la educación desde su función formativa y potencial transfor-
mador. En esta confluencia, educación y ambiente se encuentran para impulsar
una política pública que tiene como propósito la formación de una ciudadanía
con conciencia ambiental orientada a la sustentabilidad como proyecto social. Es
clave abordar la EAI a partir de estas premisas teniendo en cuenta la necesidad
de promover procesos de alfabetización ambiental crítica tanto desde el sistema

24
educativo como desde los más diversos espacios socioeducativos, comunitarios
y cooperativos. Para ello es central contar con el trabajo conjunto de los referentes
técnicos especializados de ambas carteras, tanto a nivel nacional como jurisdic-
cional. Un primer paso de esta articulación podrá ser establecer contactos entre
los referentes de educación ambiental provinciales de ambas carteras y, en el
caso de que ya se viniera realizando, darle la perspectiva de estrategia que otorga
la ley para potenciar las acciones.

Formación docente inicial y continua

La formación docente en educación ambiental integral se vuelve un eje prioritario


a ser abordado en los diferentes territorios. Es importante incluir y profundizar la
mirada ambiental en los documentos curriculares de las carreras de formación
docente en nivel inicial, primario y secundario, como también en la formación
técnica superior. En el marco de la ENEAI se prevé un debate intersectorial sobre
las propuestas de formación (tanto inicial como continua) que involucren a las y
los docentes de los diferentes niveles y modalidades educativos. Se contempla la
identificación de áreas de vacancia y de necesidades formativas respecto al tema.
Es imprescindible reflexionar sobre el sentido, los objetivos y los enfoques peda-
gógicos de las propuestas formativas que diferentes instituciones propongan para
hacerlas dialogar con las necesidades territoriales y los principios de la ley de EAI.

Producción y distribución de materiales educativos ambientales

Contar con materiales actualizados, impresos y/o digitales que persigan los li-
neamientos de la ENEAI resulta imprescindible, tanto en temas específicamente
ambientales (cambio climático, residuos, energía, biodiversidad, agua, etc.), como
respecto de los principios y fundamentos de la EAI para su abordaje en diferentes
ámbitos, niveles y modalidades educativas. De esta forma, se busca impulsar un
proceso de alfabetización ambiental y actualización curricular acorde a los desa-
fíos de nuestro tiempo.

Capacitación y acompañamiento técnico

La formación en educación ambiental integral es uno de los ejes fundamentales


para fortalecer a los equipos técnicos provinciales y a los actores con quienes
articulan estos en los territorios; en tanto, el acompañamiento a los equipos

25
provinciales con metodologías participativas en el armado y fortalecimiento
de sus estrategias jurisdiccionales de EAI también es uno de los componentes
centrales para la implementación de la estrategia nacional. Este componente se
encuentra en sintonía con la ley Yolanda n.° 27592 que establece la formación
integral en temas ambientales de las y los funcionarios públicos.

Articulación intersectorial

La EA es llevada adelante por múltiples actores, como así también desde diversas
miradas y enfoques. La ENEAI reconoce las acciones desarrolladas en los territo-
rios y, como parte de una política pública multiactoral, busca generar espacios de
encuentro, diálogo y articulación para consolidar estas experiencias, trabajando de
manera coordinada y colaborativa. Específicamente, es el Consejo Consultivo el
ámbito de participación nacional integrado por organizaciones de la sociedad civil
cuya principal función es la de asistir y asesorar a las autoridades de aplicación en
la implementación de la ENEAI. Este consejo está integrado por representantes de
organizaciones de segundo grado representativas de pueblos originarios, organiza-
ciones gremiales docentes de la educación pública, privada y técnica con reconoci-
miento internacional, representantes del sector estudiantil y juvenil, representantes
del sector científico nacional y de las distintas jurisdicciones, representantes de
las universidades nacionales y de las universidades privadas, representantes de
guardaparques del sector público (nacional y provincial), y del sector privado, de las
organizaciones de recicladores y recicladoras, representantes de las organizacio-
nes de la sociedad civil con probado interés en la educación ambiental. También
representantes legislativos de las comisiones de recursos naturales/ambiente y de
educación, representantes de la administración pública, tanto nacional como pro-
vincial y municipal; docentes, directivos y auxiliares.
A nivel jurisdiccional, la EJEAI es el ámbito de gestión, coordinación e implemen-
tación de la ENEAI. Para la construcción integral y participativa de esta política, es
necesario convocar a todos los actores sociales que llevan adelante acciones de
educación ambiental en y desde el territorio.

Anclaje territorial

La educación ambiental tendrá carácter integral y federal en la medida que


encuentre su expresión y desarrollo en el territorio, en diálogo con las instituciones,
organizaciones y comunidades que lo habitan. Por ello, en una primera instancia,

26
se promueve un proceso de territorialización de la educación ambiental a través
de la red de referentes jurisdiccionales de la Comisión de Educación Ambiental del
Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA) y de los referentes de educación
ambiental integral de los ministerios de Educación en cada jurisdicción. Del mismo
modo, es esperable que los municipios se sumen a las EJEAI con planificaciones
locales, acorde a las mismas. La Coordinación Ejecutiva, a través de sus integran-
tes, tendrá la función de acompañar y asistir este proceso para que efectivamente
se concrete en las jurisdicciones de manera articulada, coordinada y territorializada.

Alfabetización ambiental y participación ciudadana

En sintonía con los componentes precedentes, la participación ciudadana resulta


central en la implementación de acciones de educación ambiental. Es necesario
convocar y atender a todas las voces y demandas de la ciudadanía, generar es-
pacios de diálogo que fortalezcan el ejercicio democrático e impulsen proyectos
educativo ambientales que tengan como protagonista a la comunidad local. A su
vez, es relevante que estas instancias se conviertan en espacios formativos para
las y los ciudadanos a fin de impulsar procesos de alfabetización ambiental y pro-
ducción de saberes y aprendizajes significativos para la comunidad.
En este marco, la participación de niñas y niños, jóvenes y personas adultas
que estén desarrollando sus trayectorias educativas resulta fundamental; y las es-
cuelas y organizaciones comunitarias son espacios estratégicos para promoverla.
Por otro lado, los medios masivos de comunicación desempeñan un rol primordial
en la construcción de información pública ciudadana, tanto en el cumplimiento
del acceso a la información como a la hora de poner en agenda temas prioritarios
como el cambio climático, los incendios y la vulnerabilidad de especies, entre
otros temas.

Diagnóstico participativo

Contar con un diagnóstico con la mirada de la multiplicidad de actores (de la edu-


cación, ambientales, OSC, municipios, universidades, etc.) que realizan educación
ambiental en los territorios resultará central a la hora de desarrollar las EJEAI. Del
mismo modo, facilitará las planificaciones locales y contribuirá al seguimiento y
sistematización del proceso.

27
Jornadas de Educación Ambiental realizadas en Malvinas Argentinas

Seguimiento y sistematización

Como todo proceso es importante realizar un seguimiento que permita conocer,


acompañar y evaluar las distintas etapas de implementación, las metas pro-
puestas y las acciones realizadas, saber si se han puesto objetivos demasiado
ambiciosos o qué aciertos y/o dificultades se han presentado para su concreción.
Realizar una sistematización y un balance, al menos una vez al año, permitirá re-
orientar el proceso, potenciar los aciertos, realizar las modificaciones necesarias
y encarar el próximo capitalizando las experiencias. De esta forma, y como indica
la ley, permitirá ir enriqueciendo y transmitiendo los avances de cada una de las
estrategias jurisdiccionales y de la nacional en un informe público que deberá ser
elevado al Congreso Nacional.

28
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Educación Ambiental, Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación
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Studia, 6(3), pp. 427-442.

29
Equipo de realización
Redacción
María Sol Azcona, Natalia Borghini, María Laura Canciani, Osvaldo de la Iglesia, Juan Mereb, Aldana Telias.

Aportes y revisión
Agradecemos a los aportes y lecturas para la construcción colectiva y federal de esta Estrategia Nacional de
Educación Ambiental Integral: Mariana Abdala, Celeste Adamoli, Irene Aguer, Edmundo Oscar Aguilera,
Fabiana Alfonso, Eugenia Viviana Alvarez, Natalia Alvez; Anahi Apaza, Virginia Arias, Fanny Gisela Arrese,
Anabella Atencio, María Agustina Atienza, Eduardo Ayala, Daniela Ayub, Lucía Barbagallo, Cecilia Barcelona,
Nicolás A. Barrientos, Hugo Eduardo Bay, Exequiel Braccalente, Isabel Brandan, Susana Carrizo, Miguel
Angel Chilliberti, Santiago Colombo, Karla Comoglio, Valeria Fernanda Díaz, Carla Doldan, Ana Teresa Do
Nacimento, Cynthia Dupuy, Ximena Falcioni, Miguel Fantini, Yanina Fasano, Cecilia Flores, Víctor Fratto,
Marcelo Gallini, Daniela García, Paloma García, Graciela Giner, José Adrián Gonzalez, Mónica Gomez,
Angélica Gómez Pizarro, Jorge Gordillo, Constanza Guerra, Pablo Martín Hernández, Nicolás Herrera,
Carolina Humphreys, María Cecilia Ibañez, Nathalie Iñiguez, Martín Labriola, Rocío Lara, José Clodomiro
Lazarte, Marcela Leybor, Guadalupe López, Sebastián Melchor, Horacio Melo, Noemí Miño, Eugenia
Moreno, Silvina Orellano, Ana Pantaleon, Milagros Perez Druille, Paula Pina Marquez, Marina Polito,
Maximiliano Rivas, Analía Rivero, Natalia Riveros, María E. Rolón, María Cristina Ruíz del Ferrier, Roberto
Saúl Salinas, Matías Sánchez, Sandra Cecilia Sanchez, Florencia Sayago, Viviana Sbarato, Agostina Serial,
Diego Martín Serralta, Carina Simian, Eugenia Toral, Araceli Noemi Torres, Diego Troentle, Luciano Vázquez,
Analía Villagran, Macarena Villalba, Juan José Villarroel, Álvaro Tomás Villegas, Gabriela Yocco, Silvana
Zaninetti, Belén Fernández, Mara Rodríguez, Laura Bravo, Gabriela Abarzúa, Estela Maris Mangione, José
María Lozada, Catalina Fixman, Alejandra Duarte Vera y a todos y todas los y las referentes de educación
ambiental integral en las jurisdicciones e integrantes del COFEMA y del CFE.

Diseño
Carolina Marcucci, Vanesa Marín, Vanina Osci, Sara Paoletti, Andrés Venturino y Sol Luján.

Estrategia Nacional de Educación Ambiental Integral / María Sol Azcona ... [et al.]. -
1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Ministerio de Ambiente
y Desarrollo Sostenible de la Nación, 2022.
32 p.; 29 x 21 cm.

ISBN 978-987-8959-11-5

1. Educación Ambiental. I. Azcona, María Sol.


CDD 363.70561

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