Trabajo Final Francisco Cuerda.-Version Final

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ESCUELA SISTÉMICA ARGENTINA

“Lo que no sabía que sabía que me habían

dejado los dibujos animados

acerca de la hipnosis ericksoniana”.


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Alumno: Francisco Javier Cuerda

([email protected])

Sede: Buenos Aires - Modalidad a distancia

Año en que inició el diplomado: 2015

Julio – 2021
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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................... 4
Capítulo I ................................................................................................................................... 7
El Rey León: Un ejemplo de Particionamiento ...................................................................... 7
Capítulo II ................................................................................................................................ 13
Dumbo: un caso de distracción ............................................................................................ 13
Capítulo III ............................................................................................................................... 16
Kun fu Panda: Sugestión a través de cuentos y analogías ................................................... 16
Capítulo IV............................................................................................................................... 20
El mago de Oz: un caso de reorientación, sugestión y distracción ...................................... 20
Capítulo V ................................................................................................................................ 26
Alicia y Rapunzel: Aplicación general de la utilización ...................................................... 26
Enredados ......................................................................................................................... 26
Alicia en el país de las maravillas: Escena del té y las paradojas del feliz no cumpleaños
.......................................................................................................................................... 28
CONCLUSIÓN ........................................................................................................................ 31
BIBLIOGRAFíA...................................................................................................................... 32
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INTRODUCCIÓN

Cuando pensé en este trabajo, se me representaron imágenes con mis hermanos mirando

dibujos animados en una televisión que, conectada a una videocasetera, captaba veintidós

canales. Uno de estos, en particular, pasaba dibujitos animados las veinticuatro horas. Era un

lujo porque se podía reproducir la misma película infinidad de veces, dependiendo de lo

interesante, entretenida, divertida y mágica que fuera. Estas repeticiones constantes de escenas,

donde verbalizábamos de antemano los comentarios, me llevaron a pensar hoy y a preguntarme

cuánto de las películas de Disney y de los dibujos animados tienen técnicas, métodos y

utilidades propias de la hipnosis ericksoniana.

En este hermosísimo recorrido que emprendí en el año 2015 en la Escuela Sistémica,

comencé adentrándome en Jay Haley para luego continuar y dejarme llevar por el asombro de

las clases de Des Champs de hipnosis ericksoniana. Fueron clases llenas de anécdotas y

cuentos, donde podía imaginarme esas historias de vida y la participación del terapeuta como

un maestro zen que va a sembrando un objetivo (sin que el consultante lo sepa) para generar

salidas a las situaciones que vivencia. Durante y luego de la cursada de esa materia (que sentí

como un estilo de vida) advertí algo constitutivo en mí, que iba más allá de la profesión y me

invitó a investigar, leer y conocer la literatura ericksoniana, en la que baso mi trabajo final.

Al repetir la lectura de los casos de Milton Erikson (como cuando mirábamos esos VHS

una y otra vez), prestando atención a los detalles y a medida que pasaba el tiempo,

paulatinamente iba incorporando sus conceptos y métodos para plasmarlos en el trabajo con

los pacientes y poder ver la efectividad en el tratamiento con ellos. Y hoy, sentado con mi hija

frente a la televisión mirando cuentos infantiles, advertí cómo sus personajes eran

transformados por técnicas y rigurosas metodologías de cambio utilizadas en espacios

terapéuticos reales, similares a los aportes ericksonianos que he aprendido. En este recorrido,
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intento revivir estas historias que de niños hemos conocido, acompañadas de sugestiones que

han provocado cambios en sus personajes. Cambios que nos alegraban y nos hacían sentir

felices a todos.

En este trabajo veremos las características propias de la hipnosis además de otras

estrategias diferentes y fundamentales a saber:

1. Distracción:

Consiguiendo un progreso involuntario, se impide el autosabotaje, puesto

que el exceso de celo para combatir un problema impide ver el camino de la

solución. Una cierta dispersión del esfuerzo que distrae el protagonismo

consciente demasiado alerta por conseguir dicha solución puede

proporcionar una visa de actuación eficaz. (García Sánchez et. al, 2015, p.

77)

2. Particionamiento: “Cuando todo no se puede arreglar, es bueno que haya algo que

se rectifique. Es útil empezar, por una parte, por aquella que puede dar frutos lo

antes posible; esto dará esperanza de recuperación al cliente.” (García Sánchez et.

al, 2015, p. 77).

3. Progresión:

No es posible curar todas las enfermedades, pero siempre se puede conseguir

algún beneficio para aquellos que sufren, el efecto sorpresa que produce un

pequeño progreso en quien ya no creía poder recuperarse lo más mínimo,

puede ser el motor de muchas mejoras sucesivas. (García Sánchez et. al,

2015, p. 77)

4. Sugestión:
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Toda solución de un problema, comienza con la idea de que el cambio es

posible. Las personas, al solicitar ayuda a un terapeuta, están implícitamente

expresando un cierto grado de esperanza de que experimentarán alguna

mejoría. El cliente está preparado para aceptar esa primera sugestión. (García

Sánchez et. al, 2015, p. 78)

5. Reorientación: “Cuanto mayor sea la complejidad del problema psicológico de una

persona, mayor oportunidad habrá para descubrir una solución sencilla, ya que

cuanto más abrumado está el cliente menos capacidad tiene de localizar la solución

por obvia que esta pueda ser.” (García Sánchez et. al, 2015, p. 78).

6. Utilización:

Siempre que se intenta hacer cambiar a una persona, se alienta su hostilidad;

pero si se le ofrece una oportunidad no se malgastará energía. Usando y

reorganizando la energía que el cliente invierte en alimentar su problema, se

pueden obtener los recursos necesarios para minimizarlo o eliminarlo.

(García Sánchez et. al, 2015, p. 78)

Estas afirmaciones reflejan algunas de las lecciones más importantes que enseñó Milton

Erickson. Estos postulados ilustrarán brevemente la definición funcional de las técnicas y

estrategias de los diferentes casos presentados. No obstante…

Estas técnicas no son, de ningún modo, mutuamente excluyentes; pueden

considerarse como colores primarios que han de mezclarse con los demás, con

el fin de crear respuestas muy diversas, aunque muy precisas, a un problema

determinado por y para un cliente en particular. (García Sánchez et. al, 2015, p.

78)
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CAPÍTULO I

EL REY LEÓN: UN EJEMPLO DE PARTICIONAMIENTO

«Tu visión será clara solo cuando mires dentro de tu corazón.


Quien mira afuera, sueña; quien mira adentro, despierta».
Carl Gustav Jung.

En este caso, aplicaremos una técnica general de Erikson que reduce el impacto

emocional de una situación tan abrumadora como la que vivió nuestro personaje. Simba es un

león que, tras la muerte de su padre, es exiliado de su tierra por su tío quien se proclama nuevo

rey, lo destituye del reino y le atribuye la responsabilidad de la muerte de su padre. En nuestro

trabajo, nos situaremos en el capítulo denominado: Simba es el nuevo rey (Minkoff y Allers,

1994) en donde a través del mono Rafiki, anciano mandril cuyo rol es de chamán y sabio

místico de las tierras del reino, Simba aprende nuevas formas de valorar una situación

intolerable hasta ese momento para él y, a través del proceso trabajado con Rafiki, logra

descomponer el problema en partes más pequeñas, más digeribles, para poder posicionarse en

su nuevo rol.

Este episodio comienza con Simba caminando por la sabana africana con un aspecto

desganado, cabizbajo, con pérdida de interés y experimentando una profunda tristeza, que en

voz baja dice: “Uno no puede cambiar el pasado” y agrega, mirando al cielo y gritando: “Dijiste

que siempre estarías cuidándome… pero no es cierto… todo es por mí… es mi culpa… es mi

culpa”. En ese momento aparece Rafiki y comienza a molestar a Simba con monerías, fijando

su atención; enojado, Simba le dice:

—Corta con esto.

—Si lo corto vuelve a crecer —le contesta el mono.

—Mono desquiciado ¿Quién eres? —le dice Simba, furioso.


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—¿Quién eres tú? —le pregunta el mono.

—Creí saberlo —dice Simba, encorvado.

—Yo sé quién eres —dice el mono.

Y en ese vínculo que comienza a gestarse, el mono empieza realizando un juego

paradójico que vale la pena mostrar:

—Yo sé quién eres. Sssht, ven acá, es secreto… Asua Bannana mich chigura ... —dice

Rafiki.

—Ya basta, ¿qué quiere decir todo eso? —repregunta Simba.

—Quiere decir que eres un simio y yo no —responde Rafiki.

—Creo que estás algo confundido —indica Simba.

—Error…Tú eres el confundido, no sabes ni quién eres —responde Rafiki.

—Y supongo que tú sí — dice Simba.

—Claro, ¡¡¡eres el hijo de Mufasa!!! —Grita Rafiki y se va muy rápido.

—Oye, espera —dice Simba, desconcertado. Llega hasta una roca en la que estaba

Rafiki y le pregunta:

— Conociste a mi padre?

—¡Corrección! Conozco a tu padre —y agrega— ven, te lo voy a mostrar.


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Y de esta manera el mono, con pequeñas sugestiones intensifica el interés de Simba y

lo va llevando por senderos, caminos y recorridos que van sorprendiendo y distencionando al

joven león hasta que llegan a un paraje donde hay un río y un descampado. En ese instante

Rafiki, con un tono de voz apacible, le muestra el agua en donde le pide que fije la mirada, que

se relaje. Simba va ingresando en un trance ligero (Rosen, 1982, p. 32), su postura cambia,

comienza a relajarse y el mono, paulatinamente, le va mostrando a su padre en el reflejo del

agua; Simba, en estado hipnótico, logra verlo y mantener un diálogo con él, le manifiesta su

enojo y su malestar, pero comienza a escuchar esa voz, a Rafiki a través de su padre que le

dice:

—Simba olvidaste quién eres y así me olvidaste a mí. Mira en tu interior, eres más de

lo que eres ahora —connotándolo positivamente y agrega— toma tu lugar en el ciclo

de la vida, recuerda quién eres, tú eres mi hijo el rey verdadero, recuerda quién

eres…recuérdalo, recuérdalo…

Es interesante notar cómo el mono, al igual que Erickson, va preparando el terreno,

probando de diferentes maneras para que el león se sienta cómodo y, a partir de allí, entre en

un trance profundo en donde su mente flote en espacio y tiempo, mostrándole que su padre

vive en él, que no lo abandonó. Esto trae a colación cuando Erickson se encontraba con

pacientes que tenían muchos miedos y temores que no los dejaban avanzar y continuar, y les

decía: “…Y mi voz irá contigo. Y mi voz se convertirá en la voz de tus padres, tus vecinos, tus

amigos, tus compañeros de escuela, tus compañeros de juegos.” (Rosen, 1982, p. 32),

finalizando con el consecuente despertar del estado hipnótico como le ocurre a nuestro

personaje Simba, quien despierta y le pregunta al mono: “¿Qué fue eso?” y el mono a modo de

humor contesta: “El clima ja, ja, muy peculiar, ¿no?” y Simba agrega: “Sí, parece que los

vientos cambian” a lo que Rafiki le contesta: “Sí, el cambio es bueno” y el semblante de Simba

se modifica, no obstante, vuelve a ponerse rígido y le dice a Rafiki: “Si regreso, deberé
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enfrentarme al pasado” y el mono, captando su atención nuevamente le pega con su bastón en

la cabeza, a Simba le duele y se queja: “Ay, ¿por qué hiciste eso?” a lo que Rafiki contesta:

“Qué importa, está en el pasado”, “¡pero eso me dolió!” agrega Simba y Rafiki le responde:

“Claro, el pasado puede doler. Según lo que veo… puedes huir de él o aprender de él” e intenta

pegarle nuevamente con el bastón, pero Simba elude el golpe, le saca el bastón y Rafiki le

pregunta: “¿Y qué es lo que vas a hacer?” A lo que Simba contesta: “Voy a regresar a recuperar

mi reino”.

pausa.

explicar y hace run breve repaso.

“En su libro Hypnotic realities e hypnotherapy, Ernest Rossi ha dividido en cinco etapas

las inducciones hipnóticas de Erickson y sus formas indirectas de sugestión” (Rosen, 1982, p.

15). En nuestra historia, Rafiki, a través de estas etapas, va sembrando como en una

germinación para que crezcan nuevas ideas. Las etapas en nuestro cuento aparecen de la

siguiente manera:

1) Fijación de la atención: Rafiki le canta, le hace un juego de palabras, le dice que su

padre sigue vivo, lo deja con intriga y se escapa. Podemos decir que estas acciones

fueron un gran interruptor de pauta que creó una imagen bastante intensa en su

cabeza.

2) Despotenciación de los marcos de referencia y sistemas de creencias habituales:

Rafiki le va ayudando a Simba a adoptar nuevas metáforas que estén en consonancia

con sus creencias, cambiando conceptos acerca de la vivencia con su padre.


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3) Búsqueda inconsciente: A pesar de la rigidez y el escepticismo de Simba, Rafiki

logra inducirlo en un estado hipnótico, donde nuestro personaje logra ver a su padre

y tener un diálogo con él.

4) Proceso inconsciente: Al ponerse en contacto con su propio ser, Simba habilita la

utilización de aprendizajes inconscientes, que hasta el momento no había traído,

generando un comportamiento más constructivo y autofortalecedor.

5) Respuesta hipnótica: El mono, al reemplazar los mandatos “parentales” previos con

nuevas ideas, instaladas mediante sugestiones: “él vive en ti” como si provinieran

de un progenitor introyectado o superyó (Rosen, 1982, p. 14), llevan a Simba a

experimentar un sentimiento de realización que lo habilitará para abordar la

situación con mayor confianza en sí mismo para destituir a su tío y ocupar su lugar

en el trono. (Rosen, 1982, p. 12)

“A través de estos relatos, vemos cómo un individuo que ha librado batalla durante

años con su propia concepción estrecha y culposa de la vida puede encontrarse con una filosofía

como la de Erickson, permisiva y celebradora de la vida” (Rosen, 1982, p. 12).

En este caso, vemos como Rafiki aplica el particionamiento como una estrategia que

permite descomponer las asociaciones negativas, dividiendo una realidad que parece limitada,

confusa y problemática en partes más pequeñas, fácilmente asimilables, como nuestro

personaje que, de sentirse absolutamente bloqueado e incapaz de salir adelante, logra, a partir

de las intervenciones de Rafiki, comprender la posibilidad de recuperación. El resto será

cuestión de tiempo (ser rey, tener una familia y gobernar). De esta manera, se le muestra que

va a esperar una recuperación particionada o fraccionada por un lado y por otro, el mensaje

que se le da es que no necesitará esperar hasta el final para empezar a sentir algunos resultados

positivos.
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CAPÍTULO II

DUMBO: UN CASO DE DISTRACCIÓN

«El secreto de la terapia reside en hacer que el paciente haga


algo que quiere hacer, pero que de ordinario no haría».
Milton Erickson

“¿Cómo se puede ayudar a una persona a que logre hacer algo que teme?, la respuesta

consiste en mantener sus ojos y su mente ocupados en otra cosa” (García Sánchez et. al, 2015,

p. 83). A propósito de esta cita, me gustaría contarles acerca de nuestro idolatrado Dumbo, un

pequeño elefantito que es adoptado por una familia que vivía en un circo. Dumbo, a diferencia

de otros elefantes, tenía orejas muy grandes, tanto que incluso cuando caminaba, las pisaba.

Esta distinción hacía que los humanos y otros animales se burlaran de él. No obstante ello,

durante el transcurso de la trama descubre que las orejas le servían para volar, algo que, según

los dueños del circo, lo haría muy popular. Pero fue tanto el rechazo por parte de sus

compañeros y “…de las profecías catastróficas que tienden a cumplirse.” (García Sánchez et.

al, 2015, p. 86), que hasta unos gitanos cuervos le hicieron una canción: Pero nunca vi, ni

espero ver a un elefante volar por lo cual, las respuestas a estímulos temidos eran un hecho. A

pesar de ello, Dumbo es animado por su amigo Timothy, quien lo incentiva a buscar soluciones

y a resolver varios malestares que lo perseguían. Dumbo y Timothy realizaban diferentes

intentos para volar que culminaban en fracasos, como cuando saltaba al barranco, movía las

orejas, pero siempre se estrellaba en el suelo. No conseguía volar. Un día, al acabar el

entrenamiento, los dos estaban tan cansados que se quedaron dormidos y, en ese sueño, el

pequeño elefantito fantaseaba que planeaba por el aire, que volaba ligero y ágil como un pájaro

hasta que se despertaba. Una vez despiertos, ambos intentaron que Dumbo volara nuevamente,

pero esta vez cayó sobre un charco de agua, levantándose sucio y embarrado. Unos cuervos

que pasaban por ahí se rieron y dijeron: “Lo que faltaba, que un elefante vuele”. Timothy
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enojado les dijo: “Ustedes no tienen corazón, ¡burlarse de un pobrecito elefante que nació con

orejas como alas!”.

Timothy frustrado y cansado, a punto de abandonar la idea de que Dumbo volara, es

interrumpido por los cuervos, quienes le pidieron disculpas y prometieron enseñarle a volar a

Dumbo. Los cuervos se juntaron en círculo, comenzaron a susurrar y a evaluar la mejor

estrategia; Dumbo y Timothy los miraban sorprendidos y en ese instante un cuervo le entregó

una pluma y le dijo: “Toma esta pluma mágica, ella te hará volar. Los pájaros del barrio

aprenden a volar con ella” y Dumbo agarró la pluma mágica con la trompa, empezó a agitar

sus orejas, sintió confianza y comenzó a volar. De esta manera, el elefantito se despreocupó de

sus ideas y de sus problemas y se aproximó a ese “aprendizaje inconsciente” que llama Erikson.

Cumpliendo con la directiva que le dieron los cuervos, se produjo una “sugestión terapéutica”

que hizo que Dumbo venciera sus inseguridades que hasta ese momento lo definían y

etiquetaban. A través de la pluma como elemento distractivo, los cuervos lograron que el

pequeño Dumbo no se centrara en pensamientos abrumadores, pudiera volar y generar nuevos

cambios y oportunidades para el desarrollo de competencias (volar en el circo y salvar a su

madre, que hasta ese momento estaba en un calabozo). Reflexionando sobre lo aprendido en

Dumbo, vemos que, al igual que los cuervos que narraron la historia de los pájaros pequeños

que utilizaban plumas en su pico para poder volar, era costumbre de Milton Erikcson narrar

anécdotas, relatos, cuentos y leyendas para trasmitir valores morales, éticos y culturales. “Ya

se sabe: una píldora amarga puede tragarse más fácilmente si viene envuelta en una dulce

cobertura.” (Rosen, 1982, p. 10). Tal vez alguien desestime una prédica moral directa, pero la

orientación y las directivas de nuestros cuervos resultaron aceptadas por nuestro elefantito, ya

que se encontraron insertas en una narración interesante, divertida y bien contada.

Al igual que en nuestra historia, “en terapia se pueden utilizar señuelos con una carga

emocional para distraer al cliente a fin de que el foco de atención se reduzca y se mantenga
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alejado del aspecto de la situación que de otra manera resultaría angustioso.” (García Sánchez

et. al, 2015, p. 90).


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CAPÍTULO III

KUN FU PANDA: SUGESTIÓN A TRAVÉS DE CUENTOS Y ANALOGÍAS

«Todo parece imposible hasta que se hace».


Nelson Mandela.

Erickson aconsejaba:

Si quiere que el paciente hable de su madre, ¡hable acerca de una situación en

la que se menciona a la madre de alguien! Cuando el paciente habla, el terapeuta

usa ejemplos tomados de historias, chistes y metáforas y de ese modo evoca

ejemplos similares en la experiencia del paciente, lo que desemboca en la

conversación, en una espiral de asociaciones personales y recuerdos. (Haley,

1994, p. 181)

El uso de metáforas permite el ingreso al universo del consultante

Erickson induce al cambio teniendo en cuenta el tipo de expresiones analógicas

lingüísticas que implementa la persona (si son visuales, cenestésicas, olfativas, auditivas, etc.),

el terapeuta puede apropiarse de estos patrones para facilitar el envío del mensaje que intenta

transmitir, por ejemplo:

Eres como un tractor que está atascado en el barro / Eres un tanque por la fuerza

y tu capacidad de trabajo / Quiere decir que puedes dejar de ser la mamá gallina

y ser una mujer / Qué difícil te resulta abandonar la función de la mamá gallina.

Por otra parte, el uso de historias reales o inventadas, por un proceso de

identificación de la persona con los personajes y la situación, facilita la vía de

entrada de información que de manera directa y frontal estaría destinada a

fracasar. (Ceberio, 2010, p. 313)


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Por lo tanto, se elude estratégicamente la resistencia. Cuando el paciente habla,

el terapeuta usa ejemplos tomados de historias, chistes y metáforas, y de ese

modo evoca ejemplos similares en la experiencia del paciente, lo que desemboca

en la conversación en una espiral de asociaciones personales y recuerdos.

(Procter, 2002, p. 8)

Y con esta introducción nos vamos a centrar en nuestra historia que narra las aventuras

del panda Po, un oso fanático del kung-fu que vive en la antigua China y trabaja con su padre

vendiendo fideos. En una presentación que hay en el templo para la selección del “Gran

guerrero”, ya que se avecinaban malvados que iban a acosar al reino, el gran maestro Oogway,

una tortuga antropomórfica, tiene la visión de que el protector del reino será el panda Po. Esta

situación enfureció mucho al entrenador de los guerreros que defendían el reino, ya que

consideraba que el panda no cumplía con los requisitos: era gordo, siempre se fatigaba, le

costaba concentrarse y era temeroso. Y por eso lo expuso a duros entrenamientos con el

objetivo de deshacerse de él. El joven panda estaba considerando renunciar hasta que tuvo un

encuentro con el gran maestro Oogway, quien, a través de metáforas, lo sometió a un trance

profundo y lo indujo al cambio. Compartimos esta escena:

—Po, veo que encontrase el árbol del durazno de la sabiduría celestial —dijo Oogway

al ver a Po con la boca llena de duraznos.

—Perdón —respondió Po—, yo pensé que era un durazno cualquiera…

—Yo te entiendo, sueles comer cuando estas preocupado, nervioso —dijo Oogway.

—¿Preocupado? ¿Por qué voy a estar preocupado? —responde Po mientras acompaña

su cuerpo de un lenguaje verbal donde pone sus brazos detrás de la espalda.


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—¿Por qué estas preocupado? —le pregunta la tortuga en tono sugestivo y se produce

una pausa.

—De seguro di más asco en el entrenamiento de hoy que cualquier guerrero kun-fu en

la historia china —responde Po.

—Probablemente —asevera Oogway.

—Debería haber visto a los otros guerreros, me detestan con ganas —se quejó Po.

—Con ganas… —repitió Oogway.

—No soy como los otros guerreros, no tengo garras, alas, veneno. Mejor debería

rendirme y volver a cocinar fideos —suspiró Po y se sentó cabizbajo.

—Rendirte, no rendirte… Fideos, no fideos... Estás preocupado por lo que fue y lo que

va a ser —dice Oogway mientras modifica el tono de voz y habla lentamente. El panda

comienza a cambiar su postura, sus pupilas se dilatan y continua el maestro— El ayer

es historia, el mañana es un misterio y el hoy es un obsequio, por eso se llama presente

—y se retira de la escena.

Se puede ver cómo la tortuga repitió cada una de las cosas que describía a Po como si

fuese un eco, de tal manera que el Panda se pudiese reflejar en sus propias actitudes (Ceberio,

2010, p. 145).

El panda, con rostro aliviado y con regocijo, comienza a focalizarse en sus

pensamientos, a retomar su entrenamiento y logra cambiar de actitud, acercándose a sus

compañeros guerreros y realizando hazañas innovadoras hasta ese entonces para el kung-fu.

Sus técnicas confusas y el exceso de grasa corporal le otorgan una gran capacidad para absorber

cualquier daño y poder derrotar al villano de esta historia. Vemos cómo la tortuga, al igual que
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Erickson alentaba a que continuara adelante con sus entrenamientos, sembrando y germinando

nuevas actitudes: su lugar protagónico y la adopción de responsabilidades. Observamos que

Oogway en ningún momento contradice al panda, sino que busca ayudarlo de la manera más

adecuada y aceptable de entre las disponibles. Cuando nos disponemos a prestar esa ayuda, se

debe respetar y utilizar lo que el paciente nos presenta, sea lo que sea. Lo importante es que

tengamos claro que el énfasis debe situarse en lo que el paciente hace en el presente, así como

lo que hará en el futuro y no en la mera comprensión de la causa del estado actual del paciente.

Lo fundamental de la psicoterapia debe centrarse en el ajuste de presente y futuro. La atención

al pasado será la necesaria para prevenir la continuación o la recurrencia de desajustes

pretéritos, algo que tiene muy trabajado el maestro de nuestro cuento. “…En línea con ello, el

desafío no es adaptar la terapia a una clasificación diagnóstica en particular, sino descubrir qué

potencialidades le revela al consultante en relación con sus capacidades de hacer esto o

aquello” (Des Champs, 2016c, p. 2).


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CAPÍTULO IV

EL MAGO DE OZ: UN CASO DE REORIENTACIÓN, SUGESTIÓN Y DISTRACCIÓN

«Hay una fuerza impulsora poderosa dentro de cada


ser humano que, una vez desatada, puede hacer realidad
cualquier visión, sueño o deseo».
Tony Robbins.

Como destaca Jay Haley: “…Milton Erickson poseía una nítida concepción sobre el

desarrollo normal del ser humano” (Haley, 1994, p. 1). Lo cual no significa tratar de amoldarse

a todas las personas con un mismo patrón, por el contrario, entendía que en cada individuo

había un núcleo normal, sano, quizás semejante a los que Karen Horney denominó el sí-mismo

real. “Milton Erickson conocía perfectamente las múltiples maneras en que puede deformarse

y desencaminarse el crecimiento y desarrollo, pero pensaba que la labor del terapeuta consistía

en volver a situar al sujeto en su verdadero camino” (Rosen, 1982, p. 25). Uno de sus relatos

vinculados con esto trataba sobre un caballo perdido que, cuando él era muchacho, había

llegado hasta el corral de su casa, el animal no presentaba marca alguna que lo identificase.

Erickson se ofreció a llevarlo de vuelta a sus dueños, para lo cual simplemente

lo montó, lo dirigió hacia el camino que por ahí pasaba y dejó que el propio

caballo decidiera dónde ir. Solo intervino cuando se apartó de ese camino para

comer gramilla en los prados adyacentes o deambular por ellos al azar.

Finalmente, llegó con el caballo hasta la granja de un vecino, a varios kilómetros

de la suya. El dueño de casa le preguntó: “¿Cómo supiste que ese caballo era

nuestro?” Erickson respondió: “Yo no lo supe… el caballo lo sabía. Todo cuanto

yo hice fue mantenerlo en el camino. (Rosen, 1982, pp 25-26)


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Al comienzo de cualquier terapia, curso o enseñanza suele ser útil remontarse a los

inicios del verdadero camino. Y en este camino nos encontramos a Dorothy quien, a través del

recorrido en búsqueda de la ciudad Esmeralda donde habitaba el Mago de Oz, nos mostrará

que el viaje que emprende es un símbolo de transformación de su persona. El Mago de Oz es

una historia que nos cuenta las aventuras de Dorothy quien, junto a su perro Toto, es absorbida

por un tornado y liberada en un lugar mágico. En ese lugar encuentra unas “zapatillas mágicas”

que se coloca por recomendación de un hada que se encontraba allí.

Dorothy le preguntó cómo podía regresar a Kansas junto con sus tíos, a lo que el hada

le respondió: “El único que puede ayudarte, es el Mago de OZ, para eso debes seguir el camino

de colores que te lleva a la ciudad Esmeralda” (Cuentos y canciones infantiles, 2018).

En su camino, Dorothy y su pequeño perro pararon a descansar en un maizal. Con gran

curiosidad notó un espantapájaros colgado sobre unos troncos de madera que impedía que los

pájaros comieran el maíz. El espantapájaros le preguntó quién era y ella le contó su historia, a

lo que el espantapájaros le contestó: “Mira, no sé nada de lo que me estás contando, mi cabeza

está llena de heno, pero ¿qué piensas? Si voy contigo, ¿crees que el Mago de Oz me pueda dar

un cerebro para pensar?” Dorothy bajó al espantapájaros de su palo y ambos fueron juntos por

el camino de colores. En el recorrido, mientras atravesaban un bosque, se encontraron con un

hombre de hojalata que a gritos pedía ayuda diciendo: “Auxilio, auxilio, ¡me he oxidado!”

Dorothy y el espantapájaros lo observaron y este les dijo: “¡Hace tiempo que no me

muevo!”; rápidamente Dorothy le puso aceite por todas las articulaciones tras lo cual comenzó

a moverse sin inconvenientes. Luego de agradecerles, el hombre de hojalata les preguntó qué

hacían por allí. Dorothy nuevamente le contó la historia y este le preguntó: “¿Crees que el

Mago de Oz podría darme un corazón para poder amar?” Y el hombre de hojalata los acompañó

en su camino.
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De pronto cayó la noche, el bosque se oscureció y apareció un león que los recibió con

rugidos, pero cuando el pequeño perro Toto empezó a ladrar, el león se asustó y se puso a

llorar. Dorothy le preguntó por qué lloraba y el león le respondió: “Soy un cobarde, tengo

mucho miedo, hasta el más mínimo ruido me asusta y no sé por qué.” Dororthy le dijo:

“¡Espera, no llores! todos estamos buscando al Mago de Oz, capaz él pueda darte valentía. A

lo que el león respondió: “¡Excelente!, quiero tener el valor de poder enfrentar mis miedos.” Y

así, de manera sugestiva, la idea del cambio su expectativa comenzó a ser posibles y la

esperanza que viene con ellas también. Dorothy, el espantapájaros, el hombre de hojalata, el

león y Toto se impusieron un objetivo real: llegar a Ciudad Esmeralda y poder cumplir sus

metas.

Llegaron al castillo y se reunieron con el Mago de Oz, quien dijo que los ayudaría, pero

antes debían cumplir con un pedido que era vencer a la bruja del oeste. Deslucidos pero

motivados, fueron a buscar a la bruja mala del oeste. Así como el Mago de Oz, Milton Erickson

mandaba a sus pacientes a subir hasta la cumbre del cerro Squaw y luego regresar a verlo a su

consultorio, ya con otra perspectiva luego de las indicaciones brindadas por el terapeuta para

cumplir la acción. En este sentido, los personajes de El Mago de Oz, que iba encontrando

Dorothy en su camino, no tenían mucha autoestima y por eso lo estaban buscando, porque

pensaban que sería la solución a sus problemas. Así sería, pero no de la forma que ellos creían,

sino haciéndoles reflexionar a través de unos objetivos que deberían cumplir.

Vencida y cumplida su misión, regresaron a la ciudad Esmeralda y anunciaron que

habían vencido a la bruja malvada del oeste. En ese instante, apareció un pequeño anciano

quien manifestó ser el poderoso Mago de Oz y que entonces iba a cumplir con su promesa, en

consecuencia, comenzó con el hombre de hojalata; de una caja sacó un corazón de peluche y

rápidamente lo colocó dentro de la cajuela de su pecho y le dijo: “Ahora tienes un corazón para

poder amar y ser amado” (Cuentos y canciones infantiles, 2018). Con regocijo y satisfacción,
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el hombre de hojalata festejó lo que tanto anhelaba. Luego llamó al espantapájaros, tomó un

puñado de trigo y lo cambió por el heno que tenía en su cabeza; mientras realizaba esta acción

el Mago de Oz le dijo que a partir de ese momento podría pensar, reflexionar y analizar

cualquier cosa que quisiera; con alegría y júbilo el espantapájaros verbalizó y celebró lo que

iba a poder hacer ahora que tenía un cerebro. Y era el turno del temeroso león. El mago de Oz

le pidió al león que bebiera hasta el final la poción de la valentía, luego de tomarla, el león,

como el poderoso león que era, emitió un rugido tan fuerte que se escuchó por los confines de

la ciudad Esmeralda. Vemos que en realidad el Mago de Oz no les había dado nada, todo lo

que ellos le habían pedido lo tenían en su interior, pero no sabían cómo sacarlo a la luz. En esta

“búsqueda interior, así como el paciente, nuestros personajes comienzan a buscar dentro de sí,

recursos que puedan ayudarlos en el proceso de curación” (Rosen, 1982, p. 77).

Con intriga, sorpresa y elementos distractivos como el corazón, los guisantes y la

poción, el Mago de Oz no hizo otra cosa que mostrarles que en su interior yacían los recursos

para enfrentar cualquier tipo de situación, como nos cuenta Milton Erickson en su relato acerca

de la niña con enuresis: “Yo no hice otra cosa que recordarle a esa niña lo que ya sabía, pero

no sabía que lo sabía” (Rosen, 1982, p. 79).

Y volviendo a nuestra historia, Dorothy le dice al Mago de Oz que quiere volver a

Kansas con sus tíos, a lo que el Mago de Oz le responde que, si toca las puntas de sus zapatos

mágicos tres veces, regresaría a su ciudad. Luego agrega: “Tuviste todo el tiempo lo que

deseabas contigo, podías regresar a Kansas por vos misma sin necesidad de nada ni de nadie

más, pero era importante que llegases a esa respuesta por vos misma y que vivieras la

experiencia”. De esta manera, el Mago de Oz produce en Dorothy un importante cambio de

perspectiva que le facilita nuevas formas de conceptualizar factores circunstanciales diferentes.

Luego de este comentario, el espantapájaros agrega: “Si te hubieras ido Dorothy, yo me hubiese
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quedado en ese campo por siempre, el hombre de hojalata se hubiera oxidado lentamente y el

león nunca se hubiese convertido en valiente” (Cuentos y canciones infantiles, 2018).

Resulta interesante reflexionar sobre este apartado donde aparece la cura, que se logra

por la cooperación, ya que en el transcurso del camino nuestros personajes, como en un

tratamiento, realizan una alianza en la que perciben que se está trabajando en equipo. Sentir

que tenemos personas cerca que nos arropen, como en el espacio terapéutico, nos genera

percepción de cuidado y de compañía. Así fue como Dorothy ayudó a los personajes a sortear

diversos obstáculos hasta llegar a la ciudad Esmeralda, algo que no se hubiese logrado sin la

cooperación de todos. Observamos en este cuento, entre otras variables terapéuticas, “el efecto

placebo de psicoterapia: los que toman placebo se curan y se sanan. El remedio no es real y la

cura es real” (Duncan, Hubble y Miller, 2003, p. 37). Lo que tenían en común estos personajes

era la creencia real de que se iban a curar, como las expectativas positivas que tienen los

pacientes al iniciar un tratamiento, ya que se hayan en mejores condiciones para acoger los

mensajes e influencias del terapeuta o del Mago de Oz.

Podemos ver en esta bella historia uno de los principios fundamentales de Erikson, “Las

personas poseen, en su propia historia natural, los recursos para superar el problema que las

llevó a solicitar ayuda” (Rosen, 1982, p 29). Este relato está recordándonos que contamos con

recursos de los que ni siquiera nos hemos percatado, en este sentido: “Hay algo que tú sabes,

pero no sabes que sabes. Cuando ya sabes qué es lo que no sabes que sabes, eres capaz, de ahí

en más, de mantener la cama permanentemente seca” (Rosen, 1982, p. 77).

Los recursos que necesitamos para convertir nuestros deseos en realidad están dentro

de nosotros.

Asimismo, es importante tener en cuenta las variables extraterapéuticas que utiliza el

mago: lo que sus personajes traen y sus características, donde el desafío como en la terapia “no
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es adaptarse a una clasificación diagnóstica en particular, sino descubrir qué potencialidades le

revela al consultante en relación con sus capacidades de hacer esto o aquello” (Des Champs,

2016b, p. 3).

La originalidad y el entusiasmo del Mago de Oz (terapeuta) no solo fortaleció a nuestros

personajes, sino que lo rejuveneció a él mismo.


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CAPÍTULO V

ALICIA Y RAPUNZEL: APLICACIÓN GENERAL DE LA UTILIZACIÓN

«Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por


la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño».
Mark Twain.

“Esta estrategia podemos definirla como el camino distintivo que define el

enfoque clínico de Milton Erickson. La dinámica subyacente a la estrategia es

simple, aunque su aplicación clínica puede parecer algo ilógica, lo que en

muchos casos significa aceptar la conducta patológica propuesta para el cambio,

el resultado será una transformación de energía negativa, surgida por la

situación problemática, en una aplicación más positiva y constructiva de

energía”. (García Sánchez et. al, 2015, p. 302)

Lo que tienen en común estas técnicas es el vínculo terapéutico que se crea utilizando

la conducta, los recursos y las características propias del paciente. Es por ello que de un empleo

paradójico de la aceptación puede obtenerse la fuerza necesaria para realizar el cambio, como

se verá a continuación en las películas presentadas. “Una gran paradoja en el arte del cambio

es que siempre que intentas quitarle al paciente una conducta problemática, el paciente suele

aferrarse mucho más a ella” (García Sánchez et. al, p. 317).

Enredados
Enredados es la historia de una bella doncella que ha sido raptada de bebé por una bruja

y llevada a tener una vida adentro de una torre. Como observamos en la película, la mantenía

cautiva para asegurarse la vida eterna a través de su largo y rubio cabello que, cuanto más

crecía, más juventud le daba a la bruja. La joven doncella, sin saber esto, trataba a la bruja
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como si fuera su madre y había construido, a través de sus enseñanzas, que la torre era un lugar

seguro y que lo que estaba afuera era malo y peligroso.

Una tarde, un joven ladrón llamado Flyn logra subirse a la torre, pero es atrapado y

maniatado por la joven Rapunzel, cuando ella descubre que las intenciones no eran hacerle

daño lo libera y comienzan a generar un vínculo. Rapunzel, sorprendida de lo que le contaba

Flyn acerca del mundo exterior, se siente intrigada y cuando el joven le dice que tenía que

regresar al reino, sin forzarla a cambiar de opinión, Rapunzel decide acompañarlo (salir de su

zona de confort) y aventurarse a conocer el mundo exterior. Rapunzel baja de la torre, canta,

festeja, disfruta de los prados, del agua, pero siente mucha pero mucha culpa y miedo por

abandonar la torre y por lo que le dirá su madre. El joven Flyn, al ver que a Rapunzel le era

muy difícil concebir una realidad diferente que podría ser mucho mejor que la que venía

viviendo, astuto y a sabiendas de que cualquier cosa que le dijera iba a reforzar y a aferrarla a

la “conducta problemática” con su madre, hizo uso de la paradoja en forma de consejo,

acompañada de imágenes anticipatorias, diciéndole: “Qué pena Rapunzel, escucha, me duele

mucho esto, pero no me agradezcas lo que he hecho por ti hasta aquí, llevarte a conocer ríos,

el bosque y demás cosas bellas que hay en estos lugares. Tienes que regresar a tu casa, a la

torre así cuando vuelvas, trabajarás en una relación de confianza y lealtad con tu madre a modo

de justificar tus miedos”. En realidad, lo que hace el joven Flyn es comunicar que esa actitud

de cambio se producirá en Rapunzel, como un terapeuta que ha de estar atento a las

oportunidades para hacer uso de los puntos fuertes de la personalidad del paciente, como en

nuestro caso, que incluye utilizar las características negativas de “no salir de la torre”. Rapunzel

se enoja y le dice: “No quiero regresar a la torre, quiero ver la gran ciudad, sus luces, quiero

salir a conocer el mundo”, de esta manera, el efecto emocional de esta intervención la conecta

con su deseo y logra crear una nueva forma de interacción, relacionándose con otros sin

necesidad de los mandatos y apoyos que hasta el momento le había enseñado su madre (que en
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realidad era la bruja). De esta manera, el joven Flyn logra que Rapunzel se destrampe de ese

sentimiento y aprenda nuevas maneras de hacer, pensar y sentir.

La característica de esta intervención busca poner a Rapunzel fuera del alcance del

mundo exterior, proponiéndole una limitación a lo bueno que va a ser conocer el mundo. Así

Rapunzel, quien no se encontraba tan convencida de salir de la torre, se ve abocada en

defender las cosas buenas que hay fuera de ella.

El señor Flyn logra no solo el éxito en el cambio de Rapunzel, sino que la joven no guardara

rencor a su madre. “Liberar a alguien del rencor o de la culpa ha de ser un elemento incluido

en toda psicoterapia.” (García Sánchez et. al, 2015, p. 323).

Alicia en el país de las maravillas: Escena del té y las paradojas del feliz no cumpleaños

En el célebre capítulo siete de la merienda, en Alicia en el país de las maravillas, vemos

una serie de mensajes entre los personajes que se contraponen entre sí y que se emiten a

diferentes niveles. En esta escena abundan las paradojas de corte pragmático, entendidas estas

como las paradojas que se suscitan en la interacción entre personas que, en este caso, producen

alteraciones en el pensamiento de Alicia, la desconciertan, hasta dice no entenderlos (al

Sombrerero Loco y a la Liebre de Marzo) como en esta conversación:

—Toma un poco más de té —le dijo la Liebre de Marzo a Alicia.

—Todavía no he tomado nada —replicó Alicia en tono ofendido.

Esta escena es muy rica en contraposiciones de niveles lógicos y tenemos aquí todos

los ingredientes del llamado “doble vínculo”, ya que sumado a las relaciones afectivas de tanta
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intensidad que surgen entre los personajes a lo largo de la película y ante su falta de coherencia,

a la hora del té a Alicia no le queda más remedio que sumarse al desajuste psicótico de los

personajes debido a la relación que había establecido con ellos.

Alicia se sienta a una mesa en la que tres personajes están tomando el té: el Lirón, que

casi no participa porque se la pasa durmiendo, el Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo.

Después de una serie de adivinanzas, Alicia los riñe por malgastar y matar su tiempo en

tonterías y les anuncia que se va a retirar a lo que el Sombrerero responde: "Si conocieras al

Tiempo tan bien como lo conozco yo, no hablarías del malgastarlo y mucho menos de matarlo".

El Sombrerero explica entonces que, si te llevas bien con el Tiempo podrías hacer tu completo

antojo con el reloj: “Puedes pedir que avance rápido por las horas de las lecciones hasta la hora

de almuerzo y si aún no tienes apetito, entonces ¡no hay problema!, simplemente lo detienes

en la hora de almuerzo hasta que tengas apetito.” Alicia insiste en que no quiere perder el

tiempo, que se le está haciendo tarde y el Sombrerero Loco comienza a preparar un rico

desayuno con el reloj del Conejo, Alicia persigue al Conejo y este desaparece, a lo lejos escucha

que alguien está cantando: “…feliz no cumpleaños…” y el sonido la lleva a regresar a la escena

donde estaba el Sombrerero Loco y sus compañeros, donde se produce el siguiente diálogo

cuando Alicia, ya más tranquila, busca sentarse:

—Alicia está todo ocupado, no hay lugar, no te sientes —le dice el Sombrerero Loco.

—Pero, hay muchos lugares vacíos ¡muy mala educación! —se enoja Alicia y le dice—

me gustó cómo cantaron.

—¿Tú crees que cantamos bien? ¡Qué chiquilla encantadora!, esto no es un cumpleaños,

es la fiesta del no cumpleaños —dijo el Sombrerero.


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—Perdón, no los entiendo… —contestó Alicia asombrada y perpleja.

—Precisamente, festejamos 364 días al año —le dijo la Libre.

Lo más rico de esta escena es que Alicia aprende a romper con esquemas pasados y se

atreve a explorar nuevas formas de pensar y de ver las cosas, que culmina cuando ella se suma

al festejo del “no cumpleaños”. Por lo tanto, aunque la instrucción sea lógicamente absurda,

festejar el no cumpleaños constituye una realidad pragmática: Ceberio (2010) afirma que,

según Watzlawick, Beavin y Jackson, “La situación terapéutica impide que el paciente se

retraiga o disuelva de otra manera la paradoja, haciendo comentarios sobre ella no puede dejar

de reaccionar, pero no puede hacerlo en su forma sintomática habitual” (p. 182).


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CONCLUSIÓN

«En cada tarea hay algo de diversión.


Si encuentras ese algo, el trabajo te resultará un juego»
Mary Poppins

El propósito de este trabajo fue compartir cómo las seis estrategias de Milton Erickson

forman parte de la vida cotidiana, insertas en cuentos, narraciones y películas; y a partir de allí

mostrar como pilar fundamental la función de los agentes de cambio: Rafiki, Oogway y el

Mago de Oz, entre otros, que si no hubieran existido, nuestros personajes seguirían sofocados

en sus propias problemáticas y ninguno de ellos hubiera podido posicionarse y modificar los

patrones habituales aprendidos hasta ese momento. En algún sentido, estos agentes de cambio

cumplen el rol del terapeuta. Lo que tienen en común estas historias es la empatía, donde todos

nuestros personajes alcanzan el cambio a partir de que otro logra entenderlos, ponerse en el

lugar de ellos y se encuentra activamente dispuesto a ayudarlos.

Estas seis estrategias hoy son mis pilares como profesional de la salud mental. Tanto

en la lectura, en la realización de este trabajo, como así también en la práctica clínica, registro

que la hipnosis ericksoniana me genera regocijo, es un modelo que me brinda las herramientas

necesarias para focalizarme en los pacientes y poder evaluar alternativas a lo que traen a la

consulta. Advierto, al aplicar este modelo, “momentos de flow” (Des Champs, 2016d), modelo

que no me produce cansancio, me renueva las energías, me motiva, me cambia de humor y me

da experiencias óptimas.
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