ATRAVESANDO ESPACIOS by JHOSELIN NOEMI SUAREZ SOLIZ

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ATRAVESANDO ESPACIOS
DIARIO DE UN ARQUITECTO

POR: JHOSELIN NOEMI SUAREZ SOLIZ

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PROLOGO

En las páginas que siguen, les invitamos a adentrarse en un viaje singular, un relato que
trasciende más allá de los linderos del acero y el concreto. Mi nombre es Jhosi, y en estas
líneas, compartiré con ustedes la narrativa íntima de mi travesía hacia convertirme en una
arquitecta.
Este relato no es solo sobre estructuras y diseños; es sobre las capas más profundas de mi
ser, sobre las lágrimas y las sonrisas que se entrelazaron con cada línea que tracé. Desde los
nacimientos de mis sueños hasta las alturas de mis logros, les contaré cómo las
experiencias, alegres y desafiantes, han dado forma a la arquitecta que soy hoy.
A lo largo de estas páginas, exploraremos juntos los momentos en los que anhelé escapar de
la complejidad de este camino, así como aquellos en los que me sentí merecedora de un
premio efímero, como un destello de luz en medio de la oscuridad. Cada desafío, cada
obstáculo, ha sido un maestro en mi educación arquitectónica, forjando no solo
edificaciones físicas, sino también el carácter y la filosofía que yacen detrás de cada trazo.
Descubrirán conmigo cómo cada experiencia, ya sea una victoria celebrada con lágrimas de
felicidad o una derrota que amenazó con quebrantar mis cimientos, contribuyó a la
construcción de mi identidad como arquitecta. En este relato, no solo comparto los hitos de
mi carrera, sino también los pilares que consideramos fundamentales para ejercer una
arquitectura responsable. Estos principios no son solo reglas a seguir, sino reflexiones
derivadas de mi propia experiencia.

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CAPITULO I
LOS PRIMEROS TRAZOS

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CAPITULO I : LOS PRIMEROS TRAZOS

Desde mis primeros recuerdos, el arte se manifestaba como una llama viva en mi interior.
A la temprana edad de cinco años, recibí una revelación que resonó en mi corazón y se
convirtió en la semilla de mi destino: los arquitectos eran artistas capaces de convertir
sueños en realidad. En ese momento, esa afirmación sencilla y poderosa se arraigó en mi
conciencia de niña, creando un anhelo profundo y una certeza inquebrantable.
Recuerdo vívidamente el momento en que alguien, probablemente adulto y sabio,
compartió con mi yo de cinco años la idea mágica de que los arquitectos eran más que
constructores; eran alquimistas que materializaban los sueños de las personas. Aunque en
ese instante no comprendí del todo en qué consistía esa profesión, la semilla fue plantada y
comenzó a germinar en mi imaginación infantil.
No era necesario entender completamente qué significaba ser arquitecto en ese momento.
Lo que importaba era la chispa encendida por la idea de convertir sueños en estructuras
tangibles. Aunque nadie a mi alrededor podía explicar con detalle en qué consistía la labor
de un arquitecto, esa falta de información no mermó mi convicción. Desde ese día, mi
destino quedó sellado, y yo me convertí, en mi mente y corazón de niña, en una futura
arquitecta.

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