Roles Según El Género

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ROLES SEGÚN EL GÉNERO

Es importante partir de la descripción de los conceptos de género y sexo para comprender el estudio de
esta unidad; entendiendo por sexo; a las características biológicas relacionadas con los genitales (pene-
vagina) y las funciones reproductivas de los seres humanos; los cuales establecen las diferencias físicas
entre mujeres y hombres. No determina la identidad de género o la orientación sexual. Por otro lado, se
define al género como los valores, atributos, comportamientos o capacidades que las sociedades asignan a
hombres y mujeres en distintas culturas y épocas. Los géneros han clasificado tradicionalmente a los seres
humanos en dos grupos: femenino y masculino.

En un mundo que cambia, una sola cosa permanece constante. Los sexos continúan encontrándose uno a
otro inquietos e irresistibles. La mayor parte de los hombres viven con mujeres, y la mayor parte de las
mujeres viven con hombres, la mayor parte del tiempo, en casi todas las sociedades conocidas.

El impulso sexual es una predisposición a buscar la respuesta sexual, y está relacionada con el sexo de uno o
varios, generalmente del sexo opuesto. Este impulso se despierta en la pubertad y permanece intenso a lo
largo de la vida.

La atracción sexual y algunas veces el erotismo son prominentes en el arte, la música y la literatura de las
culturas más complejas.

Hay alguna discusión acerca de si el impulso sexual es innato o adquirido. Sin embargo, puesto que el
impulso sexual es universal y surge en la mayor parte de los miembros de todas las sociedades humanas,
casi todos los estudiosos suponen que es una herencia biológica.

Los primeros intentos por explicar las diferencias entre hombres y mujeres provienen de la biología, sin
embargo, en la actualidad se acepta que este hecho no puede ser reducido únicamente a aspectos
naturales, ya que, a nivel cultural, “ser hombre” o “ser mujer” adquiere un significado que va más allá de
caracteres físicos.

En consecuencia, lo “femenino” y lo “masculino” no deben ser considerados como hechos naturales o


biológicos, ya que son una construcción sociocultural que asigna atributos y funciones diferenciadas en
función del sexo, circunstancia que en algunas sociedades ha servido para legitimar la desigualdad entre
hombres y mujeres.

FUNDAMENTOS SEXUALES DE LA VIDA SOCIAL HUMANA .


El hecho de asumirse “hombre” o “mujer” determina la identidad social como miembro de un grupo de
género. En este caso, el género actúa como categoría organizadora a partir de las características genitales
presentes desde el nacimiento. En otras palabras, es precisamente la sociedad y no la biología, la que se
encarga de formar; tanto la identidad de género, como el rol de género.

La identidad de género es el concepto que tenemos de nosotros mismos como seres sexuales y de los
sentimientos que esto conlleva; de cómo vivimos y sentimos nuestro cuerpo desde la experiencia personal y
cómo lo llevamos al ámbito público, es decir; con el resto de las personas.

El rol de género en cambio, designa las expectativas respecto al comportamiento, actitudes y actividades
asignados a hombres y mujeres. Se configura a partir del conjunto de normas y prescripciones que dicta la
sociedad sobre el comportamiento femenino o masculino.

La adquisición de la identidad de género está estrechamente relacionada con la socialización diferencial de


género, proceso por el cual aprendemos a pensar, sentir y comportarnos como hombres y mujeres según las
normas, creencias y valores que cada cultura dicta para cada sexo. Los estereotipos de género juegan un
importante papel en la construcción de la identidad de género, pues son atributos o características
culturales que son asignadas a cada sexo, a decir, los rasgos psicológicos y las actividades, considerados
como propios de mujeres o varones.

El impulso sexual es una de las piedras angulares de la vida social humana. Cada impulso consta de una
serie de estados de tensión recurrentes que impelen a las personas a alguna clase de actividad para aliviar
esa tensión. Un impulso no puede pasarse por alto y no desaparecerá. ¿Cuáles son algunas características
de la tendencia sexual humana que han afectado nuestras pautas de vida social?

1. Sexualidad continua
La sexualidad incluye todos los sentimientos y comportamientos vinculados con el sexo mediante la
biología y el aprendizaje social. La sexualidad continua, no es necesaria para una continua
asociación, pero es una garantía de que los sexos se asociarán continuamente. Esto hace de la
sexualidad continua una parte de la base biológica para la vida social humana.
2. Variedad y continuidad
Doble deseo humano de continuidad y de variedad sexual es otra parte de la base biológica de la
vida social humana. Algunas especies se acoplan de por vida y son estrictamente fieles a sus
compañeros; otras son promiscuas, y la hembra se aparea con cualquier macho disponible. Los
humanos desean evidentemente hacer ambas cosas. En la mayor parte de las sociedades casi todas
estas asociaciones sexuales permanentes, se institucionalizan en una relación reconocida
socialmente, por lo general en el matrimonio o en el concubinato. Pero este deseo de continuidad
sexual se complica por el deseo opuesto de variedad sexual.
Muchas sociedades insisten en la finalidad marital y castigan el adulterio lo más severamente (el
apedramiento es un castigo muy común). La prostitución se conoce en todas las sociedades
complejas y en muchas de las más simples, incluyendo virtualmente a todas las que tratan de
restringir el intercambio sexual a un solo compañero. La iglesia en la Europa medieval aprobó la
prostitución como una concesión lamentable pero necesaria a la naturaleza sexual del hombre. Aún
aquellos cuyas aventuras sexuales extramaritales están limitadas a eróticas ensoñaciones, y a
melancólicos anhelos son ejemplo del deseo de variedad sexual.
3. Flexibilidad del impulso sexual
En la mayor parte de las especies no humanas el comportamiento sexual es instintivo, no se ve
afectado mayormente por el aprendizaje y es muy uniforme dentro de cada especie. Todos los
impulsos humanos están sujetos a un condicionamiento cultural, y el impulso sexual en forma
espectacular. Todos los aspectos del sentimiento y del comportamiento sexual están modelados
culturalmente y varían de sociedad a sociedad, de época a época dentro de una sociedad, y de
grupo a grupo dentro de las sociedades complejas. Lo que hacemos sexualmente y cómo nos
sentimos con respecto a ello está modelado culturalmente. El comportamiento sexual ilustra con
claridad la generalización de que casi todo es bueno en alguna parte y casi nada es bueno en todas
partes.
En donde está involucrado el sexo, uno puede imaginarse que casi todo es bueno en algún lugar,
que todo se practica con buena conciencia y un sentido moral tranquilo por quienes están
socializados para considerarlo así. Y que prácticamente todo es malo en algún otro sitio. La práctica
de la homosexualidad ilustra esta generalización.

Homosexualidad

La diversidad sexual hace referencia a todas las posibilidades de asumir, expresar y vivir la
sexualidad, así como de asumir identidades y preferencias sexuales distintas en cada cultura y
persona. Es el reconocimiento de que todos los cuerpos, todas las sensaciones y todos los deseos
tienen derecho a existir y manifestarse sin más límites que el respeto a los derechos de otras
personas.
El término homosexual se aplica tanto a las personas que tienen una marcada preferencia por
compañeros sexuales del mismo sexo como también a aquellas que, sin importar la preferencia
sexual, entablan relaciones sexuales con personas del mismo sexo. Una capacidad para responder
sexualmente a ambos sexos está presente entre los humanos y muchas otras especies. La
homosexualidad aparece, al menos ocasionalmente, en todas o casi todas las sociedades humanas.
Por lo que toca el comportamiento homosexual, como el heterosexual, es aproximadamente exacto
que todo es bueno en alguna parte y nada es malo en todas partes. Algunas personas tienen
relaciones sexuales, por lo menos ocasionalmente, con compañeros del mismo sexo debido más a la
disponibilidad o conveniencia que a la preferencia. Tales relaciones son más o menos comunes en
las cárceles, en los puestos militares aislados, y en otros lugares donde no se puede disponer
fácilmente de compañeros heterosexuales. Limitaremos aquí el empleo del término a quienes son
homosexuales en sus preferencias.
Algunas personas participan abierta y profundamente en la subcultura homosexual y tienen la
mayor parte de sus relaciones sociales con otros homosexuales. Algunos ocultan su actividad
homosexual y con frecuencia comparten una casa con una esposa y unos hijos.

¿Qué es lo que causa la homosexualidad? La teoría de la enfermedad mental considera que los
homosexuales son víctimas de una confusión de rol sexual. De acuerdo con una opinión psiquiátrica,
el varón homosexual es más frecuentemente un producto de una madre dominante pero seductora
y de un padre frío y remoto. Hay otros estudios que concluyen con una fuerte sospecha de que la
homosexualidad puede tener un origen biológico u orgánico.

La teoría del aprendizaje social sostiene que uno aprende el comportamiento homosexual mediante
el mismo sistema de recompensa-castigo que modela la mayor parte del aprendizaje social. Pero no
hay pruebas convincentes de que, teniendo un padre, un tío, un maestro o un vecino homosexual,
aumente la probabilidad de que un hijo llegue a ser homosexual.

Para resumir, el impulso sexual es una tendencia poderosa que está incorporada, en alguna forma,
en gran parte de nuestra actividad. Este impulso, y la variedad de comportamientos mediante los
cuales se expresa, debe en alguna manera incorporarse en la estructura social de cada sociedad;
casi toda combinación sexual posible se encuentra en una sociedad u otra. Cada uno de los muchos
tipos de combinaciones sexuales funcionará para satisfacción de la gente, suponiendo que
armoniza con las otras órdenes sociales de la sociedad.

DIFERENCIAS SEXUALES.
En la mayor parte de las especies superiores, los machos y las hembras se comportan en forma diferente en
algunos aspectos. Sin ninguna cultura que las explique, estas diferencias sexuales deben estar arraigadas en
la biología.

La adscripción de roles laborales en las sociedades simples se veía muy afectada por las diferencias sexuales
físicas. Los hombres superan considerablemente a las mujeres, en promedio, en la fortaleza de la parte
superior del cuerpo. Aunque las mujeres llevan a cabo gran cantidad de trabajo físico moderadamente
pesado, las tareas que exigen una gran fuerza o velocidad, como la cacería, la lucha, la tala de árboles o el
levantamiento de cosas pesadas, son hechas desde mucho tiempo antes por el hombre. El cuidado y la
alimentación de los niños casi continuos en la mayor parte de las sociedades han limitado en general el
trabajo de las mujeres.
En las modernas sociedades la fortaleza física y la función reproductiva son factores menos importantes en
la adscripción de papeles laborales.
Ninguna sociedad conocida trata igual a los niños y a las niñas, es decir, ninguna ofrece a los niños idénticos
modelos de adultos masculinos y femeninos para su imitación. Se sospecha que la mayor parte de las
diferencias sexuales en el comportamiento son aprendidas, no heredadas.

El término sexismo, se refiere a todas aquellas prácticas y actitudes que promueven el trato diferenciado de
las personas en razón de su sexo biológico. Dichas características y comportamientos determinan como
deben comportarse las mujeres y hombres de forma cotidiana. Las prácticas sexistas afectan principalmente
a las mujeres dada la vigencia de creencias culturales que las consideran inferiores o desiguales a los
hombres por naturaleza.

CAMBIO EN LOS ROLES SEXUALES.


Los roles de las mujeres han sufrido un gran cambio a lo largo de la historia.

Factores en el cambio de rol sexual.

1. Declinación de las creencias sexistas. La asignación tradicional de roles sexuales supone una
serie de diferencias sexuales innatas en cuanto a capacidades y limitaciones que ya no son
creídas por las personas instruidas. Se reconoce ampliamente que los roles sexuales
“normales” son normales solo durante un tiempo y lugares específicos. Se ha demolido el
fundamento intelectual que subordina el rol de las mujeres.
2. Cambio en los roles laborales. La importancia atribuida al trabajo ha estado siempre
relacionada íntimamente con el estatus y la fuerza.

En las sociedades de cazadores, los hombres conseguían el alimento y las mujeres


generalmente lo preparaban. En las sociedades recolectores de alimentos y en las
sociedades de agricultura de azadón, la contribución directa de las mujeres al
abastecimiento de alimentos aumentó y en consecuencia, su poder.

La industrialización bajo el estatus de las mujeres, en tanto que hizo a los hombres el sostén
primario de la familia y a las mujeres, sus colaboradoras. Pero durante las últimas etapas de
la industrialización y en la sociedad post-industrial el tamaño de la familia se redujo y son
empleadas un mayor número de mujeres casadas fuera de casa. En la sociedad post
industrial, el músculo se va volviendo cada vez importante como requisito de trabajo, y los
maridos consideran poco práctico mantener a sus mujeres descalzas y preñadas. Aunque los
maridos pueden apreciar los sueldos de sus esposas, su control es menos completo que
cuando ellos solos eran los que ganaban todos los ingresos. Aunque las mujeres han
avanzado muy lentamente en la obtención de un poder igual a su contribución económica,
la base económica del dominio masculino se está deteriorando continuamente.

Para las mujeres jóvenes que trabajan tantas horas como los hombres jóvenes las ganancias
ahora son casi iguales. A menos que haya un fuerte retroceso contra los derechos de las
mujeres, las ganancias promedio deberán reflejar pronto los cambios actuales en los roles
laborales de las mujeres.

Sin embargo, las mujeres son muy frecuentemente más víctimas que beneficiarias de la
desigualdad sexual. El actual esfuerzo feminista por cambiar los roles sexuales mediante una
acción organizada se funda claramente en el modelo del conflicto del cambio social.
3. Acción organizada. El término feminismo, se refiere al conjunto de teorías sociales y de
prácticas políticas se oponen a concepciones del mundo que excluye la experiencia
femenina de su horizonte epistemológico y político. Es una rebelión y crítica a la
desigualdad entre los
sexos y entre los géneros a la vez que reclama y promueve los derechos e intereses de las
mujeres. Surgió a consecuencia de la conciencia de las mujeres respecto de su estatus
subordinado en la sociedad. El antiguo feminismo del siglo XIX llegó con el tiempo a ganar el
derecho de voto, pero no más. El nuevo feminismo es una expresión del espíritu general de
protesta que se desarrolló en 1960-1970. Como todos los movimientos sociales, el feminista
abarca una variedad de personalidad y puntos de vista. El nuevo feminismo ha seguido tres
estrategias principales:

a) El ataque legal a la discriminación sexual. Aunque la discriminación sexual no ha


terminado por completo, las formas discriminación sexual fácilmente demostrables (en la
contratación y en los salarios) se han vuelto tan difíciles y costosas que la mayor parte de los
empresarios las han abandonado. A los empresarios, contratistas o sistemas escolares no
les basta con demostrar que no practican la discriminación contra las mujeres o las
minorías. Deben demostrar un programa positivo e instrumentado activamente para
ubicar, reclutar, adiestrar, contratar y promover a las mujeres y deben fijar metas de
contratación.
b) El ataque a la socialización en el rol sexual. La masculinidad y la feminidad se refieren a
los diferentes sentimientos y comportamientos esperados de hombres y mujeres en una
época y lugar particulares, y son en buena parte producto de la socialización en los roles
sexuales. Tal socialización se ha llevado a cabo de muchas maneras, muchas de las cuales
son involuntarias e inconscientes. Los hombres han sido adiestrados para dirigir y mandar;
las mujeres lo han sido para obedecer y servir y para obtener lo que quieren mediante la
coquetería y la manipulación. En caso de frustración, se espera que los hombres griten y
que las mujeres lloren.

Hay estereotipos de roles sexuales que están todavía muy vivos. En casi cualquier actividad
laboral se considera que los hombres son más competentes que las mujeres. Cuando en
ocasiones se piensa que una mujer tiene éxito, es posible que éste se atribuya a la buena
suerte o a un gran esfuerzo, en tanto que el éxito del hombre se atribuye con mayor
frecuencia a su capacidad.

Ninguna legislación puede alcanzar una genuina igualdad sexual a menos que haya cambios
en la forma en que hombres y mujeres se consideran a sí mismos y unos a otros. Por esta
razón, las feministas están atacando la socialización en los roles sexuales, que es la que
produce estos estereotipos sexuales. Sin embargo, cambiar los estereotipos de los roles
sexuales no es fácil.

c) El ataque a las prácticas sexistas institucionales. La promoción ejecutiva esta ahora


igualmente abierta a las mujeres, pero se piensa que el propio comportamiento de las
mujeres es el responsable de su falta de éxito.

Nuestras instituciones están saturadas de sexismo, con frecuencia tan profundamente


enterrado y tan fuertemente incrustado en la tradición que pasa inadvertido. La mayor
parte de las políticas de personal se han basado en la suposición de que los intereses de la
carrera de los hombres son primarios y más durables, en tanto que los intereses de las
mujeres son temporales y secundarios a sus otros intereses.

En algunas formas todavía más sutiles el prejuicio masculino invade las prácticas
institucionales. Las mujeres que se quejan parecen estar más propensas que los hombres a
recibir una serie de impertinencias y evasivas conocidas como el “trato congelador”.
La idea de que las mujeres no están adaptadas por naturaleza para la mayor parte de los
trabajos tradicionalmente masculinos ya no es defendida por las personas más instruidas.
Las mujeres tienen que recorrer todavía un largo camino para ser aceptadas como iguales.

ROLES SEXUALES FUTUROS.


La corriente actual en las naciones modernas se dirige con toda claridad hacia una mayor igualdad sexual,
pero ¿qué forma de igualdad sexual? Alice Rossi, sugiere tres modelos teóricos de igualdad sexual:

1. Un modelo pluralista en el que los roles sexuales son diferentes pero iguales, y los hombres y mujeres
tienen diferentes roles laborales que son igualmente recompensados y prestigiosos. 2. Un modelo
asimilacionista, en el que las mujeres son absorbidas igualmente en todos los niveles del sistema
ocupacional y político existente.
3. Un modelo andrógino, en el que la adquisición de roles sexuales ya no tiene lugar y los hombres y
mujeres desempeñan papeles domésticos y ocupacionales que son prácticamente idénticos.

El modelo pluralista es probablemente impráctico, porque no ha habido en la historia ninguna sociedad en


la que todos los tipos de trabajo hayan sido igualmente recompensados o hayan tenido el mismo prestigio.

Las opiniones se dividen acerca de los otros dos modelos, y las feministas favorecen evidentemente el
modelo andrógino.

Androginia, ¿posible o deseable?

¿ES POSIBLE LA ANDROGINIA? Las personas andróginas pueden ajustarse confortablemente tanto
comportamientos masculinos como femeninos, dado que ambos sexos tienen una personalidad y un
comportamiento bastante semejantes.

Es discutible si alguna vez ha habido una sociedad humana andrógina, y muchos intentos por establecer
disposiciones andróginas han fracasado.

En muchas sociedades humanas los hombres dominan algunas decisiones y actividades, en tanto que las
mujeres dominan otras, aunque unas cuantas sociedades se acercan bastante al sexo único. Es evidente que
no puede darse una respuesta final, a menos que alguna sociedad tenga éxito en alcanzar roles sexuales
andróginos y os mantenga durante varias generaciones.

¿ES DESEALE LA ANDROGINIA? Muchas investigaciones llegan a la conclusión de que las personas
andróginas son más competentes, flexibles y adaptables, tienen mayor autoestima y generalmente son más
felices y mejor adaptadas que los hombres “masculinos” o las mujeres “feministas” en su personalidad. Sin
embargo, estos estudios no son muy coherentes unos con otros.

No puede predecirse con ninguna certeza si los roles andróginos traerán una mayor realización. Lo que es
cierto es que la igualdad sexual y la androginia sólo serán promesas huecas sin una participación igual en el
cuidado de la casa y de los niños.

Tendencias futuras.

Es importante notar que, hace un siglo, la meta de los reformadores, de los socialistas de los utopistas era
“liberar” a las mujeres casadas del trabajo fuera de casa, de modo que pidieran disponer de tiempo
completo para la casa y los niños. Así, la “reforma” de un siglo puede convertirse en la “opresión” del
siguiente.

CONCLUSIÓN

El impulso sexual humano es notable por: 1) la sexualidad continua que asegura la continua asociación de
los sexos; 2) el deseo de continuidad, que contribuye a que los compañeros sexuales se soporten; 3) el
deseo de
variedad que está en conflicto con el deseo de continuidad; 4) una notable flexibilidad, en la que el interés
sexual se canaliza por medio de cualesquiera pautas que una sociedad haya establecido como “normales”.

Las diferencias sexuales humanas, excepto es lo que se refiere a las diferencias físicas, se debe
principalmente a la socialización diferente. Los roles sexuales están cambiando como resultado de 1)
descrédito de las creencias sexistas, 2) de los cambios en los roles laborales traídos por la industrialización y
la urbanización y 3) de la acción organizada. La mayor parte de las formas de discriminación sexual, han
sido prohibidas, pero no han desaparecido. Los programas de acción afirmativa buscan instrumentar la
legislación actual, en tanto que la tendencia hacia la Enmienda de Derechos Iguales busca completar las
barreras legales a la discriminación sexual. Las feministas también organizan el combate contra la
socialización de los roles sexuales y las prácticas sexistas institucionalizadas.

Se debate vigorosamente, pero todavía no se sabe si los roles sexuales andróginos sea posibles o deseables.

Bibliografía:

- Héctor Martínez Ruiz. (2017). Sociología. México : Patria.

- Horton, Paul, Hunt Chester, (2003). Sociología. México: McGraw-Hill.

- Martínez Ruiz H. (2017). Sociología. México: Patria.

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