Las Terrazas Prehispánicas de Ayutla, Jalisco
Las Terrazas Prehispánicas de Ayutla, Jalisco
Las Terrazas Prehispánicas de Ayutla, Jalisco
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Juan Pablo Montes***
Abstract: Results are presented from the investigation of a zone of terracing in the municipali-
ty of Ayutla, Jalisco that covers approximately 100 km2. A description is given of the terraces
as well as the habitation structures or ceremonial structures associated with the terraces in three
areas within the zone. The pottery found indicates an antiquity of about 2,000 years for the
terraces, and it is proposed that they are remnants of a system of rainfed agriculture the products
of which were removed to population centers outside of the Ayutla Valley.
Key words: pre-Hispanic terraces, pottery, Tuxcacuesco, Ayutla, Jalisco.
Fig. 3 Croquis del centro ceremonial/habitacional/agrícola del cerro del Plato, Área #1, parte superior.
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Fig. 7. Croquis del centro ceremonial/habitacional/agrícola del cerro del Plato, abajo. “X” indica metate y
“C” indica concentración de cerámica.
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Fig. 8. Cerro del Plato, Área #2, (extremo sureste, Fig. 10. Cerro de Los Laureles, lado oriente.
abajo), terrazas agrícolas. Jorge Alejo.
de ancho, mientras las cuatro terrazas en la parte En la parte suroeste del complejo (fig. 12) hay
cercana a la cúspide del cerro miden sólo de 2 a lo que parecen ser restos de un posible centro ce-
4 m de ancho. En la parte más alta de cada terra- remonial, delimitado en el lado oriente por un
za hay dos cuadros chicos, uno en la orilla norte muro ancho, que consiste de una plaza con dos
de una terraza y otro en la orilla sur. Se cree que plataformas grandes y una plataforma chica.
estos cuadros posiblemente sean cimientos de En la cima de la mesa que se extiende al sur del
casas asociadas con las terrazas, uno mide 7 por cerro hay cientos de montículos redondos y alarga-
15 m y el otro mide 10 por 4 m. dos de piedras grandes y chicas. Una posible in-
Desde la cúspide se ven las tierras bajas al terpretación es que sean el remanente de una obra
oriente del cerro, hoy en día cultivadas con ma- designada para destapar la tierra cultivable por me-
quinaria moderna. La gente local llama esas tie- dio de apilar las piedras y cultivar en el espacio li-
rras “de barro”. Es tierra muy arcillosa, dura y berado. No parecen ser plataformas habitacionales,
compactada, y contrasta con la tierra negra y suel- debido a la variedad en forma y tamaño, a la falta
ta de los sitios con terrazas. Es probable que la de restos domésticos en asociación y a la falta de
tierra “de barro” fuese muy difícil de cultivar con muros de construcción.
coa en tiempos prehispánicos, y por eso hubo una En la ladera poniente de la mesa de Los Lau-
preferencia marcada por cultivar la tierra en la reles hay otros conjuntos de terrazas agrícolas y
cima, las laderas de la mesa y las laderas del cerro construcciones aparentemente habitacionales (fig.
Los Laureles. Esto ya fue señalado por Donkin 13). Uno de estos conjuntos, Área #3 (fig. 13), tie-
(1979: 25), quien menciona otros dos factores: ne un cimiento cuadrado que mide 5 m por lado
las lluvias llegan primero a las colinas, y hay me- y está asociado con algunas terrazas agrícolas. En
nos escarcha en las colinas que en el piso del los ese lugar hay un cerro chico con seis terrazas en su
valles. falda norte, con una superficie de entre 31 y 50 m
También hay terrazas en los lados norte, po- de largo y 2.5 por 4 m de ancho. Por lo general
niente y sur del cerro. En el lado poniente hay una los muros de contención miden de 1 a 2.5 m de
serie de ocho terrazas en su falda inferior. Se ex- ancho y alrededor de 1 m de altura. Muchas veces
tienden desde un muro ancho hacia el norte y mi- puede apreciarse que estos muros fueron construi-
den entre 35 y 70 m de largo y entre 3 y 12 de dos por colocar dos líneas paralelas de piedras
ancho. Más al norte de este grupo hay otra serie tamaño mediano, y relleno de piedras chicas entre
de cinco terrazas. Miden entre 20 y 40 m de largo, las dos líneas.
y entre 3 y 15 de ancho. La altura de los muros Asociada a estas terrazas encontramos una es-
varía entre 1 y 1.5 metros. En el lado sur del cerro tructura cuadrada de 22 m por 20, con un pequeño
se cuenta con terrazas que se extienden hasta montículo de piedras en el lado suroeste. Halla-
90 m a lo largo de la falda, y miden en su inte- mos varios tiestos de cerámica en asociación con
rior entre 2 y 17 m de ancho (fig. 12, no a escala). la estructura cuadrada y el montículo, y todos
Los muros de las terrazas miden entre 1 y 3 m los diagnósticos son del tipo Tuxcacuesco inciso
de ancho y generalmente tienen 1 m de altu- (Kelly, 1949; Mountjoy, 1995).
ra. Hallamos varios tiestos en asociación con el Justamente al sur de dichas estructuras (fig. 14)
muro de una de las terrazas (fig. 12 C), una mano hay otra área grande de terrazas (Área #4) en aso-
de metate en la última terraza en la cúspide del ciación con un cerro chico en la cima de la mesa,
cerro, y parte de un metate en el área de la plaza y las terrazas se extienden hacia el sur a lo largo
(fig. 12 X). de la falda poniente de la mesa. La terraza más
En la orilla oriente del complejo hay seis es- larga se extiende por aproximadamente 470 m; la
tructuras cuadradas que pueden ser remanentes altura de los muros varía de 0.75 a 1.5 m, y las
de casas, aunque no hallamos ni cerámica ni pie- terrazas miden entre 2 y 10 m de ancho.
dras de molienda en asociación con ellas. La En la cima de la mesa de Los Laureles (fig. 14)
mayor de estas estructuras tiene una superficie de encontramos un cimiento grande y rectangular,
16 m por 6 m, y la más chica de 5 m por 5 m. mide 36 por 60 m, y en la orilla noreste hallamos
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Fig. 12. Croquis de la parte del Área #2, lado sur del cerro de Los Laureles. “C” indica concentración de
cerámica y “X” indica metate.
muchos fragmentos de cerámica. También se bablemente de casas: una mide 9 m por 5; la se-
encontró un grupo de tiestos en una de las terra- gunda mide 15 m por 12, y la tercera entre 14-17
zas, en la orilla norte del cerro chico (fig. 14 X). m por 13.
Todos los tiestos diagnósticos son del tipo En la vuelta a la mesa hacia el oriente (o sea el
Tuxcacuesco inciso (Kelly, 1949; Mountjoy, 1995), inicio de la orilla sur de la mesa), hay una conti-
igual que los tiestos hallados en otras partes nuación de terrazas por cerca de 250 m hasta lle-
del cerro y las orillas norte y poniente de la mesa gar a un centro ceremonial/habitacional de forma
(fig. 15). triangular, delimitado por un muro de piedra de
En el extremo sur de este grupo de terrazas (fig. hasta un metro de altura por 2 m de ancho, y del
14) registramos tres estructuras cuadradas, pro- cual hicimos un croquis (fig. 16, no a escala).
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Fig. 13. Mesa de Los Laureles, Área #3, habitacional y agrícola, orilla norte de la mesa de Los Laureles.
“C” indica concentración de cerámica.
C
C
Fig. 14. Mesa de Los Laureles, Área #4, orilla noroeste de la mesa de Los Laureles. “C” indica concentra-
ción de cerámica.
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Fig. 15. Tiestos de cerámica diagnóstica encontrados en la superficie del cerro y la mesa de Los Laureles.
El muro sur de este centro mide 115 m de largo, cerro y el inegi tomó la aéreo foto el monte
y está dividido en dos plazas por otro muro (fig. ha vuelto a crecer, haciendo difícil la observa-
16). Asociado con la plaza poniente hay dos pla- ción de terrazas y otras estructuras. Llevamos una
taformas cuadradas, con medidas de 6 m por 4, y ampliación fotográfica digital a escala 1:2 000
ambas alcanzan un metro, o poco más, de altura. a partir de una foto aérea del inegi (fig. 17). So-
En la plaza oriente hay una plataforma rectangu- bre esta ampliación trazamos en azul las líneas
lar de 15 m por 3, además de tres montículos; de terrazas que pudimos averiguar, y en rojo
éstos miden aproximadamente 3.5 m de diámetro las estructuras como plataformas y cimientos de
y alcanzan poco menos de un metro de altura. casas. Marcamos en negro las líneas de terrazas
La inspección del extremo sur de la mesa de visibles en la aéreo foto, pero no logramos verifi-
Los Laureles, así como toda la orilla oriente, re- carlas directamente debido a la espesa vegetación
veló una continuación del mismo patrón de 6 a 7 (fig. 17).
terrazas a lo largo del declive de la falda entre la Algunos muros de las terrazas están cons-
orilla y el plan al pie de la mesa. truidos de una sola hilera de piedras; otros
con tres hileras o más, y otras con dos hileras y
relleno de piedritas y tierra en el centro. Los
El cerro de Los Copales muros de las terrazas miden casi siempre entre
50 y 60 cm de altura, y es común encontrar te-
Este cerro se extiende sobre un área de 1 km 2. rrazas de 100 a 200 m de largo, aunque algunas
Desde 1993, cuando se quemó la vegetación del alcanzan una extensión de 400 a 500 m (figs. 14
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y 18). No obstante, encontramos algunas terra- nial cerca del pie del declive (fig. 18). En esta serie
zas de sólo 10 m de largo, y en algunas de ellas de terrazas, que miden de 60 a 120 m de largo,
observamos una abertura en el muro de con- hay unas terrazas intermedias que miden de 10 a
tención de entre 5 y 30 m; en otros casos los 20 m de largo. Hay tres grupos de plataformas
extremos de dos terrazas casi coinciden, pero pre- cuadradas, o rectangulares, cada uno compuesto
sentan un espacio de 5 a 10 m entre la terraza por entre cuatro y ocho plataformas, así como tres
de arriba y la de abajo. Se considera posible que plataformas aisladas, todas posiblemente habita-
estos espacios abiertos funcionaran como de- cionales. En ese lugar se encontró además lo que
sagüe, para evitar que un exceso de agua de lluvia podría ser un centro ceremonial con dos plazas
se acumulara detrás del muro. Otras abertu- (la más chica a un nivel superior que la más gran-
ras en los muros de las terrazas varían de 50 a de), una plataforma y un acceso ancho en el lado
100 cm de ancho, y parece que su función habría suroeste (fig. 18).
consistido en facilitar el acceso de una terra- En la cima del cerro Los Copales, a 1 610
za a otra. msnm, encontramos lo que parece ser un centro
En la falda poniente del cerro de Los Copales, habitacional/ceremonial compuesto al menos por
desde el pie del cerro hasta el centro en la cima, doce plataformas, muy probablemente de tipo ha-
hay una serie de 16 muros de terrazas largas — bitacional; las más grandes miden alrededor de 5
miden hasta 5 m de ancho—, y en parte están m por lado y 80 cm de altura, y las más chicas
asociadas con una plaza quizá de función ceremo- miden 2 por 5 m y 80 cm de altura (fig. 18).
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Fig. 17. Fotografía aérea del cerro de Los Copales, aproximadamente 1 km2.
En la falda sureste del cerro (fig. 18) hallamos tierra y piedras pequeñas. La plataforma más
algunas terrazas con muros de contención masi- grande midió 5 m por lado, y las otras 5 m por
vos, hasta 1.80 m de altura y 4 de ancho. La dis- 2-2.5 m. Una de las plataformas tiene una escali-
tribución de estas terrazas llega hasta el pie del nata de acceso de un metro de ancho en una
cerro, donde hay una caída abrupta, tipo precipi- esquina. Una inspección cuidadosa alrededor
cio, a una altura de 1 520 msnm, con clara vista de estas plataformas no reveló ni fragmentos de
de una cascada en el arroyo que corre paralelo al cerámica ni piedras de molienda, llevándonos a
pie oriente del cerro de Los Copales. considerar la posibilidad de que sostuvieran es-
En la falda sur del cerro (fig. 18) las terrazas tructuras para guardar el producto cosechado en
son bastantes uniformes; miden alrededor de las terrazas, en lugar de servir como plataformas
60 cm de altura y fueron construidas con dos mu- para casas.
ros de piedras paralelas separadas por un espacio Algunas de las plataformas están aisladas, pero
de 1-2 metros cubierto con piedras resquebrajadas generalmente se encuentran en grupos de cuatro
y tierra. a trece. Si las plataformas sirvieron para sostener
Encontramos un total de 61 plataformas en el casas, tales grupos de ellas quizá indican grupos
cerro de Los Copales, construcciones que proba- de familias que construyeron y cultivaron diferen-
blemente sirvieron como base para casas (fig. 18). tes áreas de terrazas. Además, hallamos tres ci-
Algunas de ellas se encuentran bien conservadas mientos grandes y cuadrados, que posiblemente
en la falda poniente del cerro; en su parte exterior también sean de casas. También hay al menos
las plataformas tienen muros de hasta seis líneas cuatro espacios cuadrados o rectangulares, deli-
de piedras, con una altura aproximada de 80 cm. mitados por muros bajos que posiblemente sirvie-
El interior de las plataformas tiene relleno de ron de plazas (fig. 18).
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ARQUEOLOGÍA
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Fig. 18. Mapa de las estructuras localizadas en el cerro de Los Copales; el área es de 1 km2 y fue calcado sobre la fotografía aérea.
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En toda la inspección de la superficie del cerro 2002). Excavaciones llevadas a cabo en cinco te-
de Los Copales (1 km2) no encontramos ni un solo rrazas de El Palmillo revelaron complejos resi-
fragmento de cerámica, como tampoco hallamos denciales, dejando poco espacio para agricultura.
ningún fragmento de piedra de molienda, ni ha- Sin embargo, el medio ambiente es más propicio
chas o azuelas para desmontar. De lítica sólo para el cultivo de maguey que el maíz, y los in-
hallamos un fragmento de obsidiana, que posible- vestigadores hallaron dos hornos para asar ma-
mente fue parte de una navaja prismática. guey en una de las terrazas excavadas (Feinman
y Nicholas, 2002: 27-28).
En el Occidente de México se encuentran al-
El área total de las terrazas gunas terrazas, aparentemente habitacionales,
prehispánicas de Ayutla asociadas con la tradición mortuoria Tumba de
Tiro, principalmente en el periodo Preclásico tar-
Obtuvimos más aéreo fotos del inegi e intenta- dío (300-400 d.C.), por ejemplo en el Cerro En-
mos delimitar la zona de terrazas agrícolas, casas, cantado, Jalisco (Foster, 2001: 113).
y centros ceremoniales por medio de interpretar Fuera de Mesoamérica, pero aún dentro de Mé-
las fotos. Se puede demarcar en dos planos del xico, hay terrazas prehispánicas —principalmen-
inegi un área al norte del poblado de Ayutla te habitacionales— en Chihuahua, Durango y
(fig. 2), donde absolutamente todas las laderas de Sonora. El cerro Juanaqueña, en Chihuahua, tiene
cerros, mesas y colinas tienen terrazas. El área 486 terrazas, principalmente habitacionales, que
incluye las siguientes áreas de cerros: Los Copa- parecen datar de 1150 a.C. (O’Donovan, 2002: 21).
les, El Plato, Los Laureles, El Bule y Los Cerritos. El cerro de Trincheras, en Sonora, ocupado du-
El área alrededor del valle de Ayutla donde se rante los siglos xiv y xv, tiene más de 900 terra-
encuentran las terrazas prehispánicas es enorme, zas, principalmente plataformas para casas, y las
pues hasta el momento cubre alrededor de 100 km2. terrazas cubren alrededor de 100 ha de una colina
volcánica (Villalpando, 2001: 113).
Pero en cuanto a la antigüedad de terrazas agrí-
Comparaciones con otras áreas colas (no habitacionales) en Mesoamérica, las más
de Mesoamérica antiguas que se han podido fechar con seguridad
se encuentran en el sitio de Hierve el Agua, en el
Terrazas para habitaciones o asociadas con cons- valle de Oaxaca, donde su asociación con restos
trucciones ceremoniales tienen una larga historia habitacionales indica una construcción inicial del
en Mesoamérica. Entre las más antiguas conoci- sistema de terrazas agrícolas anterior a 300 a.C.
das hay algunas del Preclásico temprano en Chia- (Donkin, 1979: 70). En la Sierra de Tamaulipas
pa de Corzo y Acalá, en Chiapas, que fechan al- se han encontrado terrazas tan antiguas como 600
rededor de 1300 a.C. (Clark 2001: 125), y del a.C., pero no se sabe con seguridad si fueron cons-
Preclásico medio en Chalcatzingo, Morelos, fe- truidas para fines agrícolas o habitacionales (ibi-
chadas en el periodo 1100-700 a.C. (Grove, 2001: dem: 17). En el valle de Tehuacán y en la Mixteca
117; Gillespie 2009: 395). En Oaxaca hay muchas Alta hay sistemas de terrazas —aparentemente
terrazas habitacionales del periodo Clásico, sobre agrícolas— que fueron utilizadas en el Preclásico,
todo en las faldas del cerro de Monte Albán, don- tal vez algunos siglos antes de la era cristiana
de se han localizado cerca de 2 000 terrazas cons- (idem).
truidas entre 300 y 500 d.C. para acomodar es- En cuanto al valle de Tehuacán, en particular,
tructuras, tanto residenciales como públicas los arqueólogos han documentado 15 sistemas de
(Blanton 2001: 485). terrazas en laderas de colinas. Estos sistemas va-
También se han encontrado terrazas en otros rían de 1 a 35 ha de extensión, aunque el área
lugares en el valle de Oaxaca, por ejemplo en el total de sistemas de terrazas es mucho mayor a los
cerro El Palmillo, donde hay alrededor de 1 400 15 sistemas que se han documentado (Johnson,
terrazas habitacionales (Feinman y Nicholas, 1972: 115). Se cree que el propósito de estas te-
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rrazas fue el de detener agua y erosión del suelo ron en las orillas de las terrazas (Evans, 1990:
en laderas de las colinas. 124-126).
En el valle de Tehuacán se encontraron tres Según los fragmentos de cerámica asociados,
lugares con terrazas en laderas de colinas que pa- las terrazas agrícolas del valle de Ayutla fueron
recen datar a la sub-fase cultural Palo Blanco construidas y utilizadas a la fase Tuxcacuesco del
temprano (ibidem: 116), 150 a.C.-250 d.C. (ibidem: Preclásico tardío, entre 90 a.C. y 170 d.C. (Kelly,
48). Otro sistema de terrazas fue encontrado que 1949; Mountjoy, 1995). Así, estas terrazas —apa-
pertenece a la sub-fase Palo Blanco Tardío (apro- rentemente del Preclásico tardío— podrían ser las
ximadamente 250 d.C. a 700 d.C.). Este sistema terrazas agrícolas más antiguas conocidas en Me-
cubre 1.8 ha y tiene muros bajos de entre una y soamerica.
tres piedras de altura. Uno de esos muros mide En Jalisco también hay terrazas habitacionales/
100 m de largo y se encuentra a 30 m de distan- agrícolas asociadas con la tradición Teuchitlán
cia del siguiente, hacia abajo en la ladera de la (Mountjoy y Weigand, 1975), y las del asenta-
loma (ibidem: 114). Pero el sistema más grande miento de Teuchitlán son casi contemporáneas
de esta sub-fase cubre 10 ha y tiene por menos con las encontradas en el valle de Ayutla; sin em-
30 muros, cada uno con 20 cm de altura y cons- bargo, aquellas de Teuchitlán no se parecen mu-
truido de piedras pequeñas. La mayoría de las cho a las de Ayutla, pues las primeras son más de
terrazas medían cerca de 100 m de largo y había tipo refuerzo y contención de terrazas naturales
aproximadamente 25 m de distancia entre una en la ladera de una colina, individualizadas para
y otra. cada unidad de casa y tierra de cultivo (Mountjoy
Johnson (ibidem: 116) sugiere que la evidencia y Weigand, 1975), en lugar de ser una gran alte-
de abrigos rocosos en el cañón de Tecorral indica ración al paisaje por terrazas largas y paralelas
que durante la fase Palo Blanco estas terrazas fue- como es el caso en los cerros, mesas y colina en
ron utilizadas durante el verano para cultivar una una gran parte del valle de Ayutla.
variedad de plantas, aunque existe la posibilidad
de que quienes las cultivaban vinieron al cañón
desde poblados localizados a una distancia apre- Conclusiones e interrogaciones
ciable.
La gran mayoría de terrazas agrícolas meso- Con base en este estudio, ofrecemos las siguientes
americanas pertenece a los periodos Clásico y observaciones:
Posclásico, sobre todo al Posclásico tardío en la
cuenca de México; en Morelos asociadas con 1. La obra de terrazas en el valle de Ayutla pue-
la cultura azteca (Smith y Price, 1994), y en Mi- de ser la obra prehispánica de mayor volumen
choacán principalmente asociadas con la cultura que se conoce en Jalisco, aunque en compara-
tarasca. Fisher (2008) ha documentado cientos de ción con las terrazas agrícolas del periodo
terrazas en un cerro en la isla de Apúpato en el Clásico en el área de río Bec, en el sur de Cam-
lago de Patzcuaro, Michoacán. Estas terrazas in- peche y Quintana Roo (Donkin, 1979: 82),
cluyen una gran variedad de tipos en el sistema cubren solo la décima parte del área de esta
de Donkin (1979): sloping-field, bench, cross- zona de terrazas mayas.
channel y check dam. 2. Se tratan de grandes complejos de terrazas
En el cerro de San Lucas, parte del valle de asociadas con casas-habitación y centros ce-
Teotihuacán, un estudio sobre terrazas agrícolas remoniales pequeños, todo aparentemente
del Posclásico (1150-1521 d.C.) realizado por construido por las mismas familias que culti-
Evans cubrió aproximadamente 559 ha. Evans vaban estas faldas de cerros, mesas, y colinas,
sugiere que las terrazas ayudaron a asegurar semejante a la situación postulada para terra-
una buena cosecha de maíz y otros granos en ese zas agrícolas aztecas en Morelos (Smith y Pri-
medio ambiente, así como tunas de nopales y ce, 1994). Algo semejante sugiere Donkin
aguamiel de magueyes que los indígenas planta- (1979: 33 y 133), quien concluye que terrazas
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Las terrazas prehispánicas de ayutLa, JaLisco
de cultivo de temporal fueron construidas por pañola (Ortelius, 1584). Por tanto, el cultivo de
familias nucleares o extendidas, en una forma calabazas (¿o melones?) en estas terrazas
no coordinada a mayor escala, y que estas 1 500 años antes del primer contacto con los
obras no implican en sí una alta densidad de españoles queda como una posibilidad. Se su-
población. pone que el cultivo de calabazas no dejaría
3. Es un misterio cómo la gente desmontaba la mucha evidencia arqueológica en cuanto a
vegetación original para construir las terrazas, herramientas de piedra o vasijas de cerá-
habitaciones y centros ceremoniales, pues no mica diagnósticas; sin embargo, esto implica-
hemos podido encontrar ninguna herramienta ría una producción de calabazas a una escala
de piedra, como hacha o azuela, que haya po- enorme.
dido utilizarse para desmontar. 8. También es posible que en las terrazas culti-
4. Las terrazas de Ayutla son del tipo “lateral” o varan frijoles, pero la poca evidencia de ollas
“contorno” en la clasificación de Donkin de barro que se podían utilizar para cocinar
(1979: 32), cuya construcción de piedra sin frijoles tornan problemática esta hipótesis.
argamasa permite al agua filtrarse de una te- 9. No hay evidencia del uso de terrazas durante
rraza a otra, aun cuando a veces se encuentran el Clásico o el Posclásico que pudiera ofrecer
aberturas para drenar el exceso de agua acumu- un eslabón con la construcción de terrazas en
lada. Las terrazas sirven para detener la ero- el Preclásico tardío. Las terrazas parecen ha-
sión de las laderas de colinas, así como para ber quedado abandonadas después del Pre-
aumentar el grosor de las tierras cultivables y clásico tardío. Hasta el momento, la evidencia
la retención de humedad (ibidem: 34). de habitación del valle de Ayutla durante el
5. La planta (o las plantas) cultivada en las terra- Posclásico consiste en un solo sitio en la cima
zas de Ayutla permanece desconocida. Aun de una mesa chica, sin evidencia obvia de aso-
cuando se conocen algunas terrazas dedicadas ciación con el uso de las terrazas a su alrede-
al cultivo del maíz al momento del contacto dor. Por supuesto, es posible que el poblado
europeo (idem), hay muy poca evidencia di- actual de Ayutla cubra restos del poblado en-
recta sobre las plantas que se cultivaban en la contrado por los españoles en el siglo xvi,
mayoría de terrazas prehispánicas en Mesoa- además de que posiblemente cubra un asenta-
mérica (ibidem: 133). En el valle de Ayutla el miento de mayor antigüedad. Pero no se en-
cultivo del maíz en terrazas parece dudoso cuentran terrazas en la falda del gran cerro al
debido a que se encuentran muy pocas piedras pie norte del cual se localiza el ahora pueblo
de molienda, herramientas íntimamente rela- de Ayutla.
cionadas con el procesamiento de maíz en 10. La escala enorme de producción agrícola de
asociación con las casas o las terrazas. temporal en las terrazas, junto con la evidencia
6. Aunque hay evidencia del uso de terrazas de pocas casas asociadas con las tierras culti-
agrícolas para el cultivo de maguey en el cen- vadas, sugiere un cultivo para exportación de
tro de México durante el Posclásico tardío un solo producto, en lugar de cultivo de una o
(Evans, 1990), y en lugares como el valle de más plantas para consumo local. Hasta ahora
Teotihuacán hoy en día (Donkin, op. cit.: 46), no se ha encontrado evidencia de un poblado
en las terrazas de Ayutla no hallamos raspa- grande de la fase Tuxcacuesco (100 a.C.-200
dores de obsidiana u otras herramientas que d.C.) en el valle de Ayutla. De haber existido
pudieron haber servido para cortar y procesar estos centros de población, que fueron los des-
el maguey. tinos del producto de cultivo en las terrazas,
7. Ayotetl y ayotli en náhuatl significa calabaza debieron haber estado localizados fuera del
o melón (Siméon, 2007: 18-19); así, es posible valle de Ayutla. Una posibilidad son los asen-
que Ayutla signifique “lugar de calabazas o tamientos de la fase Tuxcacuesco en el valle
melones”. El poblado principal del valle lleva del río Tuxcacuesco y Armería, 100 km al su-
el nombre de Ayutla desde la conquista es- reste de Ayutla, en el mismo sistema fluvial de
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ARQUEOLOGÍA 48 • mayo-agosto 2014
Ayutla. En esta zona Kelly (1949) registró 13 chilacayote (Cucurbita ficifolia Boché), nom-
sitios habitacionales del complejo Tuxcacues- bre derivado del náhuatl tzilacayotli, tzilac
co (1949: 32, tabla 18). Estos sitios incluyen “liso” + ayotli “calabaza” (Cucurbita, s.a.).
por lo menos un asentamiento grande con en- Esta planta es de origen americano y los restos
tierros, La Mezcalera (Kelly, 1949: 161-167). más antiguos se han encontrado en Perú, pero
El valle de Autlán queda más cerca de Ayutla, la extensión de cultivo del chilacayote llega
a sólo 60 km, pero en su estudio del valle de desde el norte de México hasta Argentina y
Autlán Kelly (1945: 50) encontró sólo tres ties- Chile (Lira y Montes, 2013: 11). En contraste
tos de cerámica Tuxcacuesco. No obstante, se con otras especies cultivadas del género, esta
ha encontrado material Tuxcacuesco en el va- calabaza no se cultiva a menos de 1 000 msnm.
lle del río Purificación, 80 km al suroeste de Su cultivo es principalmente de temporal, pero
Ayutla, especialmente abundante en sitio después de ser cosechada la calabaza puede
de El Mangal, apenas 1 000 m al sur del po- ser almacenada durante 18-20 meses. El valor
blado de Villa de Purificación, en el lado nutritivo más importante de la planta se en-
poniente del río Purificación (Mountjoy, 2008). cuentra en proteínas y aceites de sus semillas,
A pesar de que el complejo Tuxcacuesco fue pero se puede utilizar la pulpa del fruto ma-
definido por Kelly (1949) con base en sus in- duro para preparar una bebida ligeramente
vestigaciones en la zona de Tuxcuacuesco, en alcohólica mediante fermentación (Lira y
el sureste de Jalisco, el material Tuxcacuesco Montes, 2009: 11-13). Además, parece ser que
es más abundante en la costa del estado. En el proceso de esta planta para su consumo de-
nuestro estudio de la zona costera de Jalisco jaría muy poca evidencia arqueológica, y su
encontramos mucho material Tuxcacuesco en nombre en náhuatl tiene un vínculo preciso
Higuera Blanca, en el valle costero del río San con el nombre de Ayutla.
Nicolás, así como en Chupaderos, al suroeste
del poblado de José María Morelos, a 3 km de
la desembocadura del río San Nicolás. Estos Bibliografía
sitios distan 170 km al suroeste de Ayutla.
Por la costa central y norte de Jalisco se ha • Blanton, Richard E.
encontrado material Tuxcacuesco (Tuxcacues- 2001. “Monte Albán”, en Susan Toby Evans and
co inciso y figurillas Tuxcacuesco) en 35 sitios David L Webster (eds.), Archaeology of Ancient
habitacionales en el valle del río Tomatlán, Mexico and Central America, An Encyclopedia,
Nueva York, Garland Publishing, pp. 483-486.
especialmente en el rancho de La Pintada
(Mountjoy, 1982, 1991, 1995 y 1996), 170 km
• Clark, John E.
al poniente de Ayutla. Durante nuestra inves- 2001. “Chiapas Interior Plateau”, en Susan Toby
tigación reciente de la zona costera de Jalisco Evans and David L Webster (eds.), Archaeology of
hemos encontrado material Tuxcacuesco en El Ancient Mexico and Central America, An Encyclo-
Poblado, cerca de la desembocadura del río pedia, Nueva York, Garland Publishing,
Tomatlán. Cabe mencionar que también se ha pp. 123-127.
encontrado material Tuxcacuesco en el Valle
de Banderas, municipio de Puerto Vallarta, en • Cucurbita ficifolia Bouché
el extremo norte de la costa jalisciense (Mou- s.a. http://www.conabio.gob.mx/conocimiento/
ntjoy, 1998). bioseguridad/pdf/20833_especie.pdf.
Todo lo anterior sugiere la posibilidad de que
• Donkin, R.A.
algún producto de agricultura de temporal
1979. Agricultural Terracing in the Aboriginal New
que se cultivaba a más de 1 400 msnm en el
World, Nueva York, Wenner-Gren Foundation for
valle de Ayutla fue destinado para abastecer Anthropological Research (Viking Fund Publica-
poblados de la fase Tuxcacuesco en la zona tions in Anthropology, 56).
costera de Jalisco. La mejor posibilidad es el
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Las terrazas prehispánicas de ayutLa, JaLisco
• O’Donovan, Maria
2002. New Perspectives on Site Function and Scale
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York, Garland Publishing, p. 113.