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2) II Republica

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BLQ 12: II REPÚBLICA

Introducción
La Segunda República en España (1931-1936) surgió para modernizar el país y establecer una
democracia pura, enfrentando inestabilidad y divisiones internas. Respondió a la crisis de la
Restauración y al impulso de nacionalismos y del movimiento obrero. Tras la dictadura de Primo de
Rivera, la República intentó consolidar la democracia pero enfrentó desafíos económicos y un
contexto internacional desfavorable. Los puntos clave incluyen el Gobierno provisional, el Bienio
reformista, el Bienio conservador y la Revolución de Octubre, y las elecciones de 1936 con la
formación del Frente Popular.

La instauración de la segunda República y la constitución de 1931.


Después de la dimisión de Primo de Rivera, Berenguer intentó restaurar la Constitución de 1876,
pero la oposición antimonárquica creció, llevando a un llamado por transformaciones y democracia.
En verano de 1930, los partidos republicanos y regionalistas, con el respaldo de socialistas y la CNT,
firmaron el Pacto de San Sebastián para derrocar la monarquía e instaurar la república.

El gobierno de Aznar fracasó al carecer de apoyo social, lo que lo obligó a convocar elecciones
municipales para el 12 de abril de 1931. Estas elecciones marcaron un cambio significativo para
España, con victorias republicano-socialistas en 41 de las 50 capitales de provincia. El 14 de abril, la
República fue proclamada en Eibar y Barcelona, seguida por el alzamiento de la bandera republicana
en la Telefónica. Alfonso XIII se exilió.

El Gobierno Provisional, establecido durante manifestaciones populares, enfrentó la oposición militar,


económica y eclesiástica. A pesar de los desafíos, estableció objetivos como la convocatoria de
Cortes Constituyentes, la reforma agraria y soluciones autonómicas. En las primeras elecciones
republicanas, republicanos y socialistas obtuvieron mayoría. La Constitución de 1931 reflejó una
orientación izquierdista, estableciendo un único poder legislativo, el Congreso de los Diputados, con
sufragio universal y reconocimiento del sufragio femenino. La derecha se retiró tras la aprobación de
asuntos relacionados con la Iglesia.

Bienio reformista y oposición 1931-1933. Bases políticas.


Durante el bienio reformista en España, liderado por Alcalá Zamora como presidente de la República
y Azaña como presidente del gobierno, se implementaron una serie de reformas progresistas
dirigidas a modernizar y transformar el Estado español. Se destacó el reconocimiento de los
derechos de autonomía en la Constitución, con estatutos autonómicos para regiones como Cataluña
y el País Vasco.

La Ley de Bases de la Reforma Agraria, liderada por Largo Caballero, buscaba redistribuir la tierra y
mejorar las condiciones de vida de los campesinos. Se introdujeron medidas laborales y se promovió
la participación política de la mujer, extendiendo el derecho al voto y permitiendo la elección de
diputadas en las Cortes.

En el ámbito militar, Azaña impulsó una reforma para modernizar y democratizar el ejército,
generando tensiones con los militares africanistas, que culminaron en el levantamiento de Sanjurjo
en 1932.

Durante la Segunda República, se implementaron reformas que buscaban modernizar y secularizar la


sociedad española, incluyendo la secularización de la enseñanza y la limitación de la influencia de la
Iglesia. Sin embargo, estas medidas fueron revertidas durante el Bienio conservador, que restituyó el
presupuesto para el clero y permitió el regreso de los jesuitas.

La reforma de la enseñanza promovió una educación laica, mixta, obligatoria y gratuita, fortaleciendo
la enseñanza pública y llevando la cultura a las zonas rurales a través de las "Misiones
Pedagógicas".

Estas reformas polarizaron la vida política española y generaron fuerte oposición de los sectores
conservadores y de la izquierda radical, manifestada en la aparición de partidos como la CEDA y las
JONS. Los Sucesos de Casas Viejas en 1933 marcaron un punto crítico en la crisis del gobierno, que
llevó a la dimisión de Azaña y a la convocatoria de nuevas elecciones.

Bienio conservador (1933-36)


Las elecciones generales de noviembre de 1933 en España fueron significativas al permitir por
primera vez el voto femenino. A pesar de la división en la izquierda y la abstención anarquista, la
derecha, unida bajo la CEDA, resultó victoriosa. Durante el primer año, el gobierno estuvo liderado
por Lerroux del Partido Radical, con respaldo de la CEDA, aunque Alcalá Zamora rechazó entregar el
poder a Gil Robles de la CEDA, quien cuestionaba la República.

El bienio se dividió en varios periodos. Inicialmente, fue dominado por un gobierno conservador que
revirtió reformas anteriores, como las relacionadas con la religión, la reforma agraria y los problemas
regionales. Destacaron la firma de un Concordato y la reducción del presupuesto para la reforma
agraria. La Revolución de octubre de 1934, especialmente en Cataluña y Asturias, fue el momento
más crítico, con la declaración de la República Catalana y una revolución social.

La represión gubernamental fue brutal, con miles de muertos, heridos y detenidos. La entrada de
ministros de la CEDA intensificó la polarización política y social. La respuesta gubernamental fue
dura, con más miembros de la CEDA en el gobierno y medidas como la suspensión del Estatuto de
Autonomía de Cataluña y la devolución de propiedades a los jesuitas.

Un escándalo de corrupción precipitó otra crisis política, con Gil Robles buscando la jefatura del
gobierno. Ante la negativa de Alcalá Zamora, se convocaron nuevas elecciones, marcando así el fin
del bienio conservador.
.

El frente popular (1936)


La convocatoria de nuevas elecciones surgió debido a la desunión y el desgaste de la derecha. La
represión de la Revolución de octubre y las medidas posteriores llevaron a la formación del Frente
Popular, una coalición de fuerzas de izquierda, respaldada por los anarquistas, que prometía
amnistía para los presos de octubre y la continuidad de las reformas del bienio anterior. En las
elecciones de febrero de 1936, el Frente Popular ganó, con Manuel Azaña como presidente de la
República y Casares Quiroga como presidente del gobierno.

El gobierno del Frente Popular, compuesto únicamente por republicanos pero apoyado por
socialistas, implementó rápidamente su programa, restableciendo la amnistía, el Estatuto Catalán y la
Reforma Agraria. Sin embargo, este triunfo no fue bien recibido por los sectores más reaccionarios,
que iniciaron una conspiración contra la República. La sociedad española se polarizó entre derechas
e izquierdas, con tensiones crecientes y acciones violentas de ambos lados.

El golpe de Estado comenzó a gestarse desde la misma noche en que el Frente Popular ganó las
elecciones, liderado por Emilio Mola. El plan incluía el pronunciamiento simultáneo de todas las
guarniciones, con el respaldo del ejército de África dirigido por Franco y el apoyo de diversas fuerzas
civiles y extranjeras. Los preparativos se aceleraron tras el asesinato de Calvo Sotelo, lo que llevó a
Franco a intervenir en la sublevación.

El levantamiento comenzó en Marruecos y se extendió por toda España, marcando el inicio de la


Guerra Civil. La lucha se desató entre el bando republicano, que aceleró el proceso revolucionario, y
el bando rebelde, que anuló todas las reformas republicanas y eliminó las libertades democráticas. La
Guerra Civil duraría tres años, sumiendo a España en un conflicto social e ideológico de gran
magnitud.

Conclusión
La Segunda República en España fue un período de confrontación entre las fuerzas conservadoras,
representadas por la burguesía, y la clase obrera, que había adquirido conciencia de clase y buscaba
mejores condiciones de vida. Desde la invasión napoleónica, España experimentó reajustes políticos
entre principios liberales y golpes de Estado militares, con un papel destacado del ejército. La
Restauración, marcada por un sistema político falseado, no logró estabilidad a largo plazo debido a
problemas subyacentes, como la influencia del movimiento obrero y la demanda de una política más
democrática. La Segunda República surgió en este contexto, con una creciente radicalización tanto
en la izquierda como en la derecha, buscando el apoyo del ejército, que finalmente protagonizó el
levantamiento militar que desencadenó la Guerra Civil.

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