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SUMARIO: I. Introducción. II. Naturaleza de los títulos valores. III. Títulos valores excluidos de
la garantía mobiliaria. IV. Títulos valores representativos del dominio de bienes. V. Conflicto
de “prendas”. VI. Prenda sobre acciones. VII. Constitución y ejecución de la garantía mobiliaria
sobre títulos valores.
MARCO NORMATIVO:
• Ley de Títulos Valores, Ley N° 27287: arts. 4.3; 13; 22.1; 29; 32; 33;
34.3; 54; 178; 228.1; 228.2; 229.3; 234.3; 245.5, 255.1, 255.4 y 267.2.
I. INTRODUCCIÓN
Según expresa definición de “Bien Mueble” que contiene la LGM (artículo 2.4), este
es “(…) cualquier bien mueble o conjunto de bienes muebles, de acuerdo con la
enumeración que contiene el Código Civil y la presente Ley”. De este modo
debemos revisar ambas normas (CC y LGM) para determinar lo que es un bien
mueble.
18. Las concesiones privadas que sean muebles y que no tengan carácter
personalísimo.
(...)
Otra mención agregada respecto a la relación que contiene el CC es: “El saldo de
cuentas bancarias, depósitos bancarios, cuentas de ahorro o certificados de depósito
a plazo en bancos u otras entidades financieras” (artículo 5.6), que no deja de generar
alguna confusión con la garantía sobre derechos de créditos que es lo que realmente
sería y la garantía sobre dinero, bien este último que sin embargo no se señala en este
listado, a pesar de que en el párrafo final del artículo 47 se hace mención expresa a la
garantía mobiliaria sobre dinero; mientras que el derecho de crédito sí está señalado
en este listado (artículo 4.10), resultando así ocioso señalar las cuentas y depósitos
bancarios que sí se refieren a dinero, en realidad constituyen derechos de crédito,
debido a la naturaleza fungible del dinero y que el depositario del dinero se convierte
en propietario de los fondos entregados en depósito, generándose a cambio para el
depositante un derecho de crédito.
En relación al tema que nos ocupa, se genera otra confusión; pues a pesar de que
en el artículo 4.11 de la LGM se hace mención a “los títulos valores de cualquier clase
incluyendo aquellos amparados con hipoteca o los instrumentos en los que conste la
titularidad de créditos o derechos personales, excepto el cheque”, con lo que se
modifica un tanto el texto similar que contiene el CC en su artículo 886.5, que a la letra
señala: “Los títulos valores de cualquier clase o los instrumentos donde conste la
adquisición de créditos o derechos personales”, generándose así una contradicción
entre ambos textos que se mantendrán vigentes, se hacen menciones específicas –a
nuestro juicio innecesarias por referirse a las normas señaladas a títulos valores “de
cualquier clase”– al “conocimiento de embarque o títulos de análoga naturaleza”
(artículo 4.7) que presumimos se refiere a la carta de porte, por ser el único título valor
de similar naturaleza. Igualmente, la referencia ociosa a “las acciones o participaciones
en sociedades o asociaciones, aunque sean propietarias de bienes inmuebles”,
mención que en forma similar también se mantiene en el CC (artículo 886.8) que hace
referencia especial a “Las acciones o participaciones que cada socio tenga en
sociedades o asociaciones, aunque a estas pertenezcan bienes inmuebles”, aun como
apreciamos en esta última con mayor claridad que en este nuevo texto de la LGM;
pero que genera la sensación de que las acciones y los conocimientos de embarque y
títulos análogos no son títulos valores. A todo esto, en nuestra opinión, habría sido más
acertado modificar el artículo 886 del CC, evitando el artículo 4 de la LGM, de modo
tal que contemos con una sola norma legal que señale la relación de bienes muebles,
junto a los inmuebles; y, en la LGM indicar solamente los bienes muebles que no
pueden ser objeto de esta garantía, entendiéndose así que el resto de bienes muebles
sí pueden ser gravados bajo este nuevo sistema.
Apreciamos por otra parte, que a pesar de este afán de entrar en detalles en la
LGM, hay una inexplicable omisión, respecto a los valores con anotación en cuenta
que no figura en este listado de bienes muebles; pues conforme a la Ley de Títulos
Valores (Ley Nº 27287) y a la Ley del Mercado de Valores (Decreto Legislativo Nº 861
y TUO aprobado por Decreto Supremo Nº 093-2002-EF), los “títulos valores” no son
valores desmaterializados o con anotación en cuenta, por lo que la sola mención
a “títulos valores” no alcanza a los valores con anotación en cuenta. Sin embargo, la
LGM hace mención expresa y diferenciada de los valores desmaterializados en su
artículo 18, al señalar: “Cuando se afecten en garantía mobiliaria títulos valores o
valores representados mediante anotación en cuenta (…)”, estableciendo una pulcra
y acertada distinción entre estas dos especies de valores negociables que no se
efectúa en este artículo 4, que se refiere solo a los primeros; y, más bien se hace
innecesaria referencia a acciones y al conocimiento de embarque, a pesar de referirse
tanto en el CC como en esta LGM a los títulos valores “de cualquier clase”, lo que ya
los incluye, por lo que resulta ocioso mencionarlos en incisos aparte, omitiendo sin
embargo a la carta de porte, como ya hemos señalado.
Así, aun con estas contradicciones y cierto desorden generado por la LGM que
hemos anotado, podemos llegar a algunas conclusiones:
1) Son bienes muebles, los señalados en los artículos 886 del CC y 4 de la LGM;
4) Los títulos valores y los valores con anotación en cuenta pueden ser objeto de
GM y cuando se graven deben hacerse en GM, con las únicas excepciones del
cheque, del warrant y del certificado de depósito, sobre lo que comentamos a
continuación.
Así, resulta totalmente justificado disponer que ninguno de estos títulos valores
puedan ser objeto de garantía mobiliaria; pues si bien ambos son bienes muebles, en
el caso del warrant ya no podría ser afectado en prenda (hoy garantía mobiliaria);
mientras que en el caso del certificado de depósito, tal afectación no es posible, al
representar este título valor exclusivamente la propiedad, excluido del derecho real
de garantía, cuya inexistencia en este título valor justamente impide hacer uso y
afectación de ese derecho inexistente en él.
Sin embargo, esta exclusión tanto del warrant y del certificado de depósito como
objeto de garantía mobiliaria, que en principio tiene toda lógica y justificación, no lo es
cuando revisamos la nueva Ley de Títulos Valores, que admite la emisión de uno solo
de dichos títulos valores. En efecto, según el artículo 229.3 de la Ley de Títulos
Valores, si el depositante de las mercaderías así lo decide, es posible que la
almacenera emita solo uno de los instrumentos, en cuyo caso “(…) deberá contar
expresamente y en forma destacada en el único título emitido con las
cláusulas: “Certificado de depósito sin warrant emitido” o “warrant sin certificado de
depósito emitido”.
Así, reiterando una de nuestras anteriores conclusiones a las que hemos llegado,
podemos afirmar que todos los títulos valores y los valores con anotación en cuenta
pueden ser objeto de garantía mobiliaria; con las únicas excepciones del cheque, del
warrant y del certificado de depósito, salvo que este último se haya emitido como
valor único y sin warrant adicional; situación que en la nueva LGM no se ha tenido en
cuenta. Precisamente a propósito de esto último, nos referiremos a los títulos valores
representativos del dominio de bienes.
Si revisamos la Ley de Títulos Valores, entre los títulos valores que representan el
dominio (propiedad) de bienes muebles, en primer lugar tenemos el certificado de
depósito emitido por las almaceneras, en su calidad de depositarias, en una relación
de depósito ordinario, esto es, de depositarios obligados a guardar determinados
bienes y a entregar al depositante exactamente el mismo bien objeto de depósito y
no otros equivalentes, aun cuando el bien depositado fuese fungible. En nuestra
opinión, el certificado de depósito es el título valor que por antonomasia representa la
propiedad o “dominio de bienes muebles”. Es cierto que tenemos otros títulos valores
representativos de la propiedad de muebles, tales son los casos del conocimiento de
embarque y la carta de porte que, si bien su finalidad esencial es la de representar
mercaderías en tránsito, su tenencia confiere también el derecho de propiedad o
dominio sobre estas. Podemos también calificar como títulos valores representativos
del dominio sobre bienes muebles, en un contexto más amplio, a todos los demás
títulos valores que, de una u otra forma, representan derechos patrimoniales
mobiliarios o crediticios, otorgando titularidad sobre ellos, por lo que siendo el
derecho de crédito un bien mueble, la letra de cambio y otros títulos de crédito por
ejemplo, resultarían también “representativos del dominio de bienes muebles”, en el
amplio contexto de su alcance. Sin embargo, el certificado de depósito emitido por
una almacenera, constituye la mejor expresión de título valor que representa el
dominio o propiedad sobre un bien mueble.
Muy relacionado con este tema, tenemos la preferencia del warrant que esta LGM
dispone sobre la garantía mobiliaria inscrita sobre estos bienes representados por el
warrant, disposición con la que tenemos serias discrepancias.
V. CONFLICTO DE “PRENDAS”
La LGM llama así a los casos en los que puedan afectarse el mismo bien mueble en
garantía mobiliaria inscrita en el Registro y la garantía constituida a través del endoso
del warrant y del certificado de depósito que representen el mismo bien mueble,
dando preferencia a la garantía constituida a través del warrant, aun cuando su
emisión sea posterior a la garantía mobiliaria inscrita “(…) por encontrarse las cosas
materia de la garantía en posesión de un almacén general de depósito” (2da
Disposición Transitoria, LGM).
Sin embargo, el tema esencial que trata este artículo, es la posibilidad cierta y
riesgo de que un bien mueble haya sido afectado en primer lugar en GM, sin
desplazamiento, e inscrita dicha garantía en el Registro Jurídico de Bienes o en el
Registro Mobiliario de Contratos; y, posteriormente, aprovechando su tenencia y el
hecho de no haber sido desplazado, el mismo constituyente de la GM inscrita lo
entregue en depósito a una almacenera, obteniendo el respectivo warrant y el
certificado de depósito que, al endosarlos generará este conflicto y discusiones sobre
la preferencia de ambas garantías válidamente constituidas sobre el mismo bien.
Pero aun cuando se tratase de una regla aplicable solo a bienes muebles no
inscribibles, cuyo gravamen ya se hubiera inscrito en el Registro Mobiliario de
Contratos, resulta por demás obvio que esa inscripción se considera como conocida
por todos, inclusive por las almaceneras, las que no pueden excluirse de esta
presunción de conocimiento de todo lo inscrito en un Registro Público, que la LGM lo
menciona en su artículo 38, disponiendo: “La inscripción en el Registro
correspondiente se presume conocida, sin admitirse prueba en contrario”. Esta regla
la tenemos también en el CC, cuyo artículo 2012 señala: “Se presume, sin admitirse
prueba en contrario, que toda persona tiene conocimiento del contenido de las
inscripciones”.
Las almaceneras no pueden pues excluirse de esta regla; por lo que con todo
acierto, ya la Ley de Títulos Valores, en su artículo 228.1, dispone: “Bajo
responsabilidad del almacén, (…), no podrá emitirse certificado de depósito ni warrant
por mercaderías sujetas a gravámenes o medidas cautelares que le hubieren sido
notificadas previamente”. La presunción que dispone nuestra legislación (CC, LGM),
del conocimiento de las inscripciones registrales, hace que a la almacenera se le
tenga por conocido de la existencia de dicho gravamen inscrito, por lo que ya no
debería emitir ninguno de los títulos valores y no considerar que esta falta de
diligencia e información a que está obligada la almacenera sea premiada con la
prioridad del warrant respecto a una GM ya inscrita en el respectivo Registro.
Contraviniendo estas normas, tenemos ahora esta preferencia en favor del warrant
que, a nuestro juicio, puede ocasionar serios problemas de credibilidad y confianza,
generando un efecto contrario al que buscaron quienes postularon la inclusión de
esta segunda Disposición Transitoria de la LGM. En efecto, ante la plena vigencia de
las presunciones legales de conocimiento del contenido de las inscripciones
registrales, quien tiene inscrito su derecho de garantía en el Registro, en fecha anterior
a la emisión del warrant, puede recurrir al juez para discutir en ese ámbito esta
prelación de sus derechos, debiendo el juez aplicar la norma más justa, que nosotros
no estimamos que sea esta disposición transitoria.
Lo correcto y acertado habría sido señalar que, conforme precisa el artículo 228 de
la Ley de Títulos Valores, la almacenera exija al depositante que le solicite la emisión
de un warrant, que le presente un certificado negativo de inscripción registral de
algún gravamen sobre los bienes muebles que entrega en depósito con el fin de que
se emitan el warrant y/o el certificado de depósito; o, por lo menos que dicho
depositante presente una declaración jurada de que sobre dichos bienes no pesa
ningún gravamen, con lo que salvaba la responsabilidad de la almacenera, en lugar de
enfrascarse en eventuales procesos judiciales en los que discutirá la real preferencia
del tenedor del warrant, hasta con imprevisibles responsabilidades para la almacenera
que emitió un warrant “a sabiendas” que el bien mueble recibido en depósito ya
estaba afectado en GM.
Uno de los temas sumamente controvertidos generado por esta LGM viene a ser la
garantía sobre acciones. En efecto, luego de señalar de modo especial que las
acciones son bienes muebles susceptibles de ser afectados en garantía mobiliaria,
con un exceso innecesario como ha sido expuesto anteriormente, porque
simultáneamente se precisa que todos los títulos valores, cualquiera que fuese su
clase, son muebles objeto de esta garantía, en la sexta disposición final de esta LGM,
en vía de norma derogatoria, se dispone que quedan derogadas “(…) las disposiciones
legales y reglamentarias referentes a la prenda sobre acciones (…)”. Es decir,
aparentemente, habría quedado derogado todo lo relativo a la prenda sobre acciones,
no rigiendo más dichas normas desde el 30 de mayo de 2006. A nuestro juicio, esta
conclusión que se señala en los distintos medios es aparente, como indicamos más
adelante.
Así es. Según el artículo 18 de esta LGM, “cuando se afecte en garantía mobiliaria
títulos valores o valores representados mediante anotaciones en cuenta, la garantía
mobiliaria se constituirá de acuerdo a lo dispuesto en la ley de la materia. La
presente Ley se aplicará supletoriamente en lo que sea pertinente”. Entonces,
parecería que se reenvía a las leyes de la materia lo referido a la garantía mobiliaria
sobre títulos valores, y simultáneamente se derogan esas leyes para la garantía sobre
acciones; lo que en nuestra opinión no es así, y pasamos a explicarlo.
Si revisamos las principales normas legales que regulan la prenda sobre acciones,
nos encontramos en primer lugar con la Ley General de Sociedades, en cuyo artículo
90 se hace referencia al ejercicio de los derechos de voto de acciones prendadas,
disponiendo que “(…) tales acciones podrán ser representadas por quien
corresponda de acuerdo al título constitutivo de la prenda (...)”. De entender que se
ha derogado esta norma, la solución sería pactar este régimen o el ejercicio de los
derechos políticos correspondientes a acciones con derecho de voto. Ante la falta de
ese pacto, estimamos que tales derechos tendrían que ser ejercitados por el titular de
la acción, conforme señalan los artículos 95.2 y 109 de dicha Ley General de
Sociedades (aun cuando este último artículo se considera también derogado, lo que
no compartimos, conforme lo veremos más adelante); por lo que esta supuesta
derogatoria no tendría sentido ni justificación, debido a que es posible pactar este
régimen de ejercicio de tales derechos de voto en el “(…) título constitutivo de la
prenda...”, hoy GM; por lo que estimamos que este artículo 90 de la Ley General de
Sociedades no ha sido derogada.
Una siguiente norma que hace referencia a la prenda sobre acciones, es el artículo
92 de la misma Ley General de Sociedades, que al referirse a la matrícula de acciones
en la que se anotan la creación y transferencia de estas, hace referencia a que en ella
se anotan también “(…) la constitución de derechos y gravámenes sobre las mismas
(…)”, norma que como mencionaremos más adelante, también la contienen otras leyes
especiales, por lo que tampoco tendría sentido entenderlo derogado, al mantenerse
vigente la matrícula de acciones y la función que ella cumple para las acciones en
título y aun para acciones desmaterializadas. De considerarse derogada la norma que
dispone el registro en esta matrícula de los derechos y gravámenes que pesan sobre
las acciones, tendrían que registrarse las garantías mobiliarias en el Registro Mobiliario
de Contratos, cuando se traten de acciones en títulos; pues si son acciones
representadas mediante anotación en cuenta, existe el registro que administra la ICLV
(Institución de Liquidación y Compensación de Valores). Sin embargo, hemos visto
que esta LGM, remite la constitución en garantía mobiliaria de valores en título con
anotación en cuenta, a la ley de la materia; es decir, a este artículo que comentamos.
Así, igualmente, estimamos que este artículo 92 de la LGS tampoco ha sido derogado
como algunos vienen sosteniendo, como consecuencia de una inadecuada redacción
de este artículo derogatorio de la LGM que comentamos.
Por otro lado, la norma que bajo la denominación de “Prenda de Acciones” contiene
esta Ley General de Sociedades, es el artículo 109, que señala, concordando con el
artículo 95.2, que: “En la prenda de acciones los derechos de accionista
corresponden al propietario.
Como es fácil apreciar, estimar que este artículo ha sido derogado, no tendría
ninguna justificación, ni sentido. No apreciamos que esta norma contravenga a la LGM.
De estimar que ha quedado derogado, bastaría que el régimen que contiene el
artículo 109 de la Ley General de Sociedades, fuese pactado entre las partes o sea
señalada de modo expreso por el constituyente unilateral de una garantía mobiliaria
sobre acciones.
Por su parte, el artículo 101 de la Ley General de Sociedades, señala: “(…) las
limitaciones a la transferencia, al gravamen o a la afectación de acciones no
pueden significar la prohibición absoluta de transferir, gravar o afectar. Agrega
que: “(…) es válida la prohibición temporal de (…) gravar o de otra manera afectar
acciones”, ya sea que fuese establecida en el estatuto, en el pacto social, o en los
casos en que ese acuerdo se adopte en junta general de accionistas, siendo en este
último caso válido solo para los accionistas que hayan adoptado ese acuerdo,
debiendo en ese caso separarse en clase especial sus acciones. Esta limitación
temporal no puede superar de 10 años, prorrogables por periodos no mayores.
Igualmente, esta como las anteriores disposiciones de la Ley General de Sociedades
que hemos glosado, no contienen ninguna contradicción con la nueva LGM, por lo
que carecería de sustento y sentido entenderlas derogadas.
Otra ley importante que regula la prenda sobre acciones, es la Ley del Mercado de
Valores, cuyo Texto Único Ordenado ha sido aprobado por D.S. Nº 093-2002-EF, un
cuando esta Ley es aplicable solo a los valores que son objeto de oferta pública. En el
artículo 217 de esta Ley, se señala que: “La constitución (…) de gravámenes (…) sobre
valores representados por anotaciones en cuenta debe inscribirse en la
correspondiente cuenta.
Finalmente, otra ley de la materia aplicable a la prenda sobre acciones viene a ser
la Ley de Títulos Valores, la cual refiriéndose a los valores mobiliarios, género a la que
pertenecen las acciones, dispone en su artículo 255.1 que: “Los valores sobre los
cuales se haya constituido derechos reales u otra clase de cargos o gravámenes
dejan de ser fungibles, no pudiendo ser transados en mecanismos centralizados de
negociación, salvo que se trate de su venta forzosa”.
Esta misma norma, señala que le son aplicables a los valores mobiliarios “(…) las
disposiciones que contiene el Libro Primero y la presente Sección, en todo aquello
que no resulte incompatible con su naturaleza” (artículo 255.4), por lo que en
aplicación de esta norma resultan a su vez aplicables a la prenda sobre acciones la
disposición que contiene el artículo 13 de esta Ley de Títulos Valores, que señala: “(…)
prenda (…) y cualquier afectación sobre los derechos o los bienes representados
por el título valor no surten efecto si no se anotan (…) en la matrícula o registro del
respectivo valor. Lo que concuerda plenamente con la prescripción que contiene su
artículo 4.3. que dispone: “Los derechos (…) que se establezcan conforme a la ley de
la materia con relación a los valores con representación por anotación en cuenta,
bajo responsabilidad del emisor y en su caso de la ICLV, deberán ser inscritos en
los respectivos registros, surtiendo pleno efecto desde su inscripción”; registros
que no pueden ser sino la matrícula de acciones o los que administran las ICLV, según
se traten de acciones en título o acciones desmaterializadas, respectivamente.
Así, podemos concluir que, todas las disposiciones glosadas en el acápite anterior
resultan aplicables en la constitución de garantía mobiliaria sobre títulos valores y
valores con anotación en cuenta. Además de dichas normas especiales, serán
supletoria y complementariamente aplicables las disposiciones de la nueva LGM. Así,
respecto a lo último, en materia de subrogación de derechos en favor del acreedor
garantizado con títulos valores, será de aplicación el artículo 54 de esta LGM, que con
mayor precisión señala: “El acreedor garantizado que hubiere recibido títulos valores
en garantía mobiliaria, queda subrogado en los derechos del deudor para practicar
todos los actos que sean necesarios para conservar la eficacia del título y los
derechos de su deudor, así como para su cobro o la enajenación en caso de
incumplimiento.
(i) Los títulos valores y los valores con anotación en cuenta, cuando sean
afectados en garantía, deben ser hechos bajo la modalidad de garantía mobiliaria a
que se refiere la LGM;
(iii) En la ejecución, debe optarse por cualquiera de las alternativas que la LGM
señala, ya sea la ejecución extrajudicial a través de representante designado por el
constituyente, o la ejecución extrajudicial que libremente acuerden las partes
cuidando en este caso que el valor de venta no sea inferior a las dos terceras partes
del valor comercial pactado y respetando a los acreedores preferentes, o la ejecución
judicial, o el pacto comisorio.
Por otro lado, teniendo en cuenta la forma de transmisión que tienen estos valores,
debe tenerse en cuenta lo siguiente:
Dicha entrega física del título con la anotación literal del gravamen publicitará la
garantía; no siendo a nuestro juicio necesaria su inscripción en el Registro Mobiliario
de Contratos.
Una tercera alternativa es que el acreedor se apropie del título valor, en la medida
que haya pacto comisorio.
Una cuarta alternativa es que la venta del título valor se haga en proceso judicial,
conforme al artículo 720 y siguientes del CPC.
Lo antes señalado para los títulos valores al portador, resulta válido en parte para el
caso de títulos valores a la orden constituidos en garantía mobiliaria, con las
variaciones siguientes. Estos títulos deben ser endosados al acreedor con la cláusula
expresa de su afectación en garantía, conforme refieren los artículos 34.1.b), y 42 de la
Ley de Títulos Valores.
Para los fines de la ejecución del título valor así gravado, el acreedor o, en su
defecto, el juez o el agente mediador, quedan facultados a endosarlo en propiedad a
favor del adquirente; salvo que el acuerdo para su ejecución extrajudicial a que se
refiere el artículo 54 de la Ley de Títulos Valores, conste en el mismo documento, en
cuyo caso se facilita su realización, al estar facultado expresamente el acreedor a
transferirlo en propiedad, conforme señala el artículo 42.3 de la citada Ley Nº 27287.
Así, en el caso de las acciones que en el Perú son y deben ser solamente
nominativas, sus emisores deben llevar la matrícula de acciones. Lo propio ocurre con
otros valores que pueden ser nominativos, como por ejemplo los bonos y papeles
comerciales (que también pueden ser al portador), o son solo nominativos como las
acciones (v. gr. Acciones en procesos de titulización, en procesos de fideicomiso,
certificados de participación en fondos mutuos, en fondos de inversión, etc.).
En todos estos casos deben observarse las mismas reglas que para la
transferencia, esto es, deben registrarse en la respectiva matrícula, o comunicarse el
gravamen al emisor u obligado principal, para que el gravamen surta efecto frente a
este, conforme señala el artículo 32 de la Ley de Títulos Valores.
Así pues, por ejemplo, en el caso de una acción, la constitución de GM, puede
hacerse en el mismo título valor o en documento aparte. Para que surta efectos frente
a terceros, tal gravamen debe ser comunicado a la sociedad emisora, a fin de que lo
anote en la Matrícula de Acciones.
La sociedad emisora puede exigir que se le haga entrega de la acción, así como
exigir la legalización de la firma del accionista constituyente de la GM.
Para los fines de la ejecución de las títulos valores nominativos, se observarán las
mismas reglas y procesos antes anotados para los demás títulos valores.
Los valores con anotación en cuenta pueden ser por lo tanto solamente o valores
nominativos o a la orden. Al respecto, nuestra legislación admite que no solo los
valores nominativos, sino también los valores a la orden, que son usualmente valores
individuales o de emisión no masiva, puedan desmaterializarse, tal como
expresamente lo admiten los artículos 223 y 110 de la Ley del Mercado de Valores; lo
que ha permitido que valores como el TCHN (Título de Crédito Hipotecario
Negociable) que es un típico valor a la orden pueda ser desmaterializado, conforme
dispone el artículo 245.5 de la Ley de Títulos Valores, incorporado por Ley Nº 27640.
[1]
[2]
MONTOYA MANFREDI, Ulises. “Comentarios a la Ley de Títulos Valores”. Editora Jurídicas Grijley.
7ª edición. Pág. 673.