Bioética para Principiantes
Bioética para Principiantes
Bioética para Principiantes
ISBN 978-987-8410-97-5
Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio o método, sin autorización
previa de la editorial y las autoras.
ISBN: 978-987-8410-97-5
© 2022, EUDEM
Editorial de la Universidad Nacional de Mar del Plata
Jujuy 1731 / Mar del Plata / Argentina
PRÓLOGO..........................................................................................13
INTRODUCCIÓN.............................................................................15
PARTE 1
FUNDAMENTOS TEÓRICOS DE LA BIOÉTICA........................21
CAPÍTULO 1
LA REFLEXIÓN ÉTICA....................................................................23
1. Ética y moral. Normas y valores..............................................................23
La norma moral y la conciencia moral...................................................24
Los valores morales.................................................................................26
La ética y el determinismo......................................................................28
2. Ética, deontología y bioética....................................................................28
3. El sujeto de la ética: la persona.................................................................31
La persona como naturaleza...................................................................33
La persona como autonomía..................................................................35
La persona como comunicación.............................................................36
La persona como liberación....................................................................37
La persona como sujeto decolonizado...................................................41
4. Ética y ciencia...........................................................................................43
La neutralidad valorativa de la ciencia defendida por
la corriente epistémica del positivismo...................................................44
Corrientes epistémicas que aceptan parcialmente la incidencia
de los valores en la producción de conocimiento científico..................45
5. Ética y derechos humanos........................................................................53
Derechos de primera generación: derechos de libertad.........................54
Derechos de segunda generación: derechos de igualdad.......................55
Derechos de tercera generación:
derechos de solidaridad entre los pueblos..............................................56
CAPÍTULO 2
LAS TEORÍAS ÉTICAS.....................................................................59
1. Ética de la virtud.......................................................................................59
2. Ética deontológica....................................................................................61
5
Bioética para principiantes en clave de Derechos
3. Ética consecuencialista............................................................................. 63
4. Ética dialógica........................................................................................... 64
5. Ética de la liberación................................................................................. 66
CAPÍTULO 3
BIOÉTICA: SURGIMIENTO Y CAMPO DISCIPLINAR............. 71
1. Los comienzos.......................................................................................... 71
2. El contexto de surgimiento...................................................................... 74
3. Incumbencias de la bioética..................................................................... 78
4. Los principios clásicos de la bioética....................................................... 80
5. Reglas bioéticas........................................................................................ 83
6. La bioética latinoamericana..................................................................... 84
El aporte de la teoría decolonial.............................................................. 87
7. La institucionalización de la bioética: los comités.................................. 89
Los comités de ética asistenciales (CEA)................................................ 90
Los Comités de Ética de la Investigación (CEI)..................................... 92
8. El Programa Temático Interdisciplinario en Bioética (PTIB)
de la Universidad Nacional de Mar del Plata.............................................. 93
CAPÍTULO 4
LOS PRINCIPIOS DE AUTONOMÍA Y VULNERABILIDAD.... 97
1. Concepciones filosóficas de autonomía.................................................. 97
2. El principio de autonomía en la bioética clásica.....................................100
Consentimiento informado...................................................................102
El consentimiento informado en la investigación..................................105
3. Autonomía y vulnerabilidad...................................................................108
4. La autonomía progresiva.........................................................................113
CAPÍTULO 5
JUSTICIA, EQUIDAD Y DERECHO A LA SALUD.......................121
1. Concepciones de justicia a lo largo de la historia....................................121
La justicia como proporcionalidad natural............................................121
La justicia como libertad contractual.....................................................121
La justicia como igualdad social.............................................................122
La justicia como bienestar colectivo.......................................................122
2. El principio de justicia en la bioética.......................................................123
3. Perspectivas teóricas con respecto a la justicia distributiva.....................124
La teoría libertariana...............................................................................124
La teoría igualitarista...............................................................................125
6
Índice
7
Bioética para principiantes en clave de Derechos
8
Índice
9
Hemos disfrutado plenamente de la maravillosa tarea de enseñar, que implica
también la posibilidad de aprender de aquellos/as a quienes va dedicado el que-
hacer docente.
Por eso el agradecimiento que deseamos manifestar aquí, es a nuestros estu-
diantes que, con su asombro, su crítica, su adhesión, su rebeldía, su otra manera
de ver el mundo nos exigieron crecer y deconstruirnos siempre.
La bioética es un campo fértil para los cambios. Los/as jóvenes se conmueven
ante ellos y los convierten en sus banderas. Eso ha dado fortaleza a la expansión
de esta disciplina que no solo defiende derechos, sino que ofrece argumentos
sólidos para su defensa.
A nuestros/as estudiantes de ayer, de hoy y de siempre: gracias por estar. Su
sola presencia ha sido y será desafío y búsqueda. A ustedes pertenece este libro
porque nosotras hemos sido solo el vínculo que posibilitó su concreción.
Las autoras
11
PRÓLOGO
1 Menéndez, E. (1978). “El modelo médico y la salud de los trabajadores”, en F. Basaglia et al:
La salud de los trabajadores (pp. 11– 53). México: Editorial Nueva Imagen.
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Bioética para principiantes en clave de Derechos
Enrique Pianzola
14
INTRODUCCIÓN
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Bioética para principiantes en clave de Derechos
16
Introducción
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Bioética para principiantes en clave de Derechos
alimentación, que permiten que las personas sigan viviendo, aunque perma-
nezcan en estados de inconsciencia, a veces irreversibles. Una muerte que pare-
ce inalcanzable puede hacerse deseable, pero ¿cuándo es justificable? ¿Por qué
existe un reclamo social y legal a una “muerte digna”? ¿Qué derechos y valo-
res están requiriendo mayor protección? La promulgación de la Ley Nacional
26.742 llamada Ley de “muerte digna”, en nuestro país, constituye un punto
de llegada luego de un largo camino recorrido por la reflexión médica, social y
especialmente ética en torno al final de la vida. Nuevos conceptos se introducen
o se resignifican, tales como eutanasia, encarnizamiento terapéutico, medidas
extraordinarias, adecuación del esfuerzo terapéutico, suicidio asistido, sedación
terminal, voluntades anticipadas, generando una nueva gramática de las situa-
ciones en el final de la vida, que requieren de una profunda reflexión ética para
tomar decisiones que respeten la dignidad de las personas.
El capítulo 7: “Trasplantes y donación de órganos: viejas y nuevas discu-
siones” incursiona en los debates éticos históricos y actuales en torno al tema.
Como suele suceder con la mayoría de los avances tecnológicos en el ámbito
de la salud, su puesta en práctica antecede a la reflexión ética y social. Los tras-
plantes de órganos –una de las conquistas médicas más revolucionarias de los
últimos tiempos– constituyen un claro ejemplo de ello. A medida que se fue-
ron desarrollando y perfeccionando técnicamente, suscitaron variados debates,
¿ya han sido superados? Algunos sí, mientras que otros no tanto. Recorrerlos
brevemente, nos puede dar una idea de la complejidad de los temas en juego.
El morir humano excede la técnica médica. La consolidación de las técnicas de
soporte vital, como el respirador artificial, abren paso a la posibilidad de los
donantes cadavéricos, lo cual provoca nuevos temores. ¿Cuándo es el momento
exacto para producir la ablación? ¿Cómo puede ser que la persona respire y esté
muerta? ¿Y si se le quita un órgano antes de que muera? El profesional de la sa-
lud debe prepararse para trabajar en una situación que suele presentarse como
dilemática o de mucho sufrimiento. Se establece la necesidad de que la persona
consienta con anterioridad su decisión de donar o no y también la importancia
del consentimiento de los familiares. Se ponen en juego valores como la solida-
ridad y la responsabilidad social.
El capítulo 8: “Bioética y perspectiva de género” introduce una temática
compleja, que requiere la contextualización y definición de conceptos claves
para la defensa de importantes derechos.
El término género ha ganado popularidad en los últimos años, encontrán-
dose expresiones tales como perspectiva de género, cuestión de género, temas
de género, realidad de género. Estas expresiones encierran diferentes signifi-
18
Introducción
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Bioética para principiantes en clave de Derechos
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PARTE 1
FUNDAMENTOS TEÓRICOS DE LA BIOÉTICA
CAPÍTULO 1
LA REFLEXIÓN ÉTICA
La reflexión ética acompaña la vida del ser humano desde que es capaz de pre-
guntarse primero por el cosmos y después por su particular naturaleza. En
cuanto su dualidad de sujeto y objeto cognoscente, es capaz de advertir que po-
see un atributo peculiar, la posibilidad de elegir –si no se lo impiden–, la direc-
ción de su comportamiento. Advierte que puede hacer o dejar de hacer algunas
cosas y que el criterio usado para ello suele ser lo bueno y lo malo, lo correcto
y lo incorrecto, lo adecuado o inadecuado en relación a valores o a preferencias
individuales o colectivas, inmanentes o trascendentes.
La elección de criterios para actuar, suele tener diferentes fundamentos, a
veces religiosos, otros del orden de la naturaleza y, sobre todo, de construcción
cultural. Una de las características principales del comportamiento ético es su
intento de alejarse del reino de la necesidad, en donde la causalidad impediría
la posibilidad de elegir. Esta circunstancia posibilitaría cierta independencia de
la necesidad, a tal punto que la propia naturaleza humana podría ser modifi-
cada a través de hábitos morales orientados hacia el bien, constituyendo como
pensaba Aristóteles, una segunda naturaleza. Esta posibilidad es el reino de la
libertad, que, aunque acotada y flaqueante, permite advenir la existencia de se-
res humanos éticos, capaces de elegir entre lo que consideran bueno o malo. La
distinción entre el bien y el mal es parte de la acción moral que se completa con
la acción de elegir.
23
Bioética para principiantes en clave de Derechos
de un grupo y también refiere al “carácter” al sello o marca que tienen las personas para
actuar éticamente.2
Aunque en el lenguaje cotidiano ética y moral se utilizan como sinónimos, es
pertinente establecer esta diferencia conceptual: la moral es el objeto de estudio
de la ética o, dicho de otro modo, la ética reflexiona sobre los comportamientos
morales.
Podemos decir que la ética se sostiene en:
y Una estructura normativa. Estudia y reflexiona sobre las normas mo-
rales establecidas por un grupo social. No siempre coinciden con las
normas legales, que están instituidas por un sistema de gobierno o una
institución y obligan a las personas pertenecientes al grupo a cumplir-
las. En cambio, el cumplimiento de las normas morales depende de la
voluntad y libertad de las personas.
y Un contenido de valor: no se trata solo de un conjunto de normas va-
cías, sino que protegen un determinado valor como la libertad, la ho-
nestidad, la solidaridad, etc.
24
Cap. 1 | La reflexión ética
Estos actos son un subconjunto de todos los actos que realizan las personas,
con o sin la caracterización mencionada. Pero son los actos humanos realizados
con uso de razón, libertad y conciencia, aquellos factibles de ser calificados o no
como morales, dado que implican una responsabilidad.
Sin embargo, se hace necesario agregar mayor precisión a la posibilidad de
calificar como buenos o malos, correctos o incorrectos los actos humanos.
El comportamiento ético demanda analizar también:
y las intenciones con las que se realiza el acto humano, hecho que refiere
directamente a la interioridad del sujeto moral.
y los medios o circunstancias que acompañan y posibilitan la concreción
del acto
y las consecuencias que el acto produce.
La intención que manifiesta el compromiso interno del sujeto moral, así como
los medios con los que se realiza el acto y las consecuencias que producen de-
berían coincidir con la norma moral, para ser considerado como bueno. Si no
coincide, el acto humano ya no puede considerarse bueno o del todo bueno.
Las normas morales se interiorizan en la conciencia moral de cada persona, a
través de la socialización y la educación. La conciencia moral, educada e inqui-
sidora, es el juez interior que sanciona o aprueba el comportamiento individual
de las personas desde el punto de vista de las normas aceptadas.
La norma moral desde las perspectivas teóricas que se desarrollarán poste-
riormente constituye una convención con pretensión de universalidad, si ha
sido consensuada y legitimada. Esa pretensión, en cuanto no absolutiza, obliga
a realizar revisiones permanentes de la norma y obliga a las personas a obedecer-
la mientras permanece vigente. Si se pretende un comportamiento ético, no es
posible transgredir la norma moral, aunque sí es posible cambiarla bajo estrictas
circunstancias preestablecidas. Es decir, las normas morales regulan las conduc-
tas del ser humano en su interacción con los demás en la sociedad.
Durante siglos las normas morales que prevalecieron socialmente fueron
aquellas establecidas por la religión. El ser humano tenía la tarea de descubrir
25
Bioética para principiantes en clave de Derechos
las normas que lo trascendían. Era una ética heterónoma, porque las leyes ve-
nían de afuera de las personas, de Dios en este caso. Sin embargo, desde Kant
en adelante la ética se ha convertido en autónoma, es decir que es la persona
en cuanto sujeto moral, quien establece las normas morales que regularán su
conducta.
¿Es posible construir normas válidas universalmente o, al menos, para toda
una sociedad?
Las sociedades plurales en las que vivimos, resultado de procesos de globali-
zación y secularización obstaculizan y/ o impiden la construcción de referentes
éticos objetivos universales. Aunque se intente construir mínimos éticos que
hagan posible algún tipo de convivencia, queda pendiente como el gran desafío
de la ética, el intento de universalización de las normas éticas, lo que demanda
un acuerdo previo en la consideración de lo que llamamos persona y en el valor
que a ella le otorgamos.3
26
Cap. 1 | La reflexión ética
Nicolás Rescher propone una teoría del valor, en la cual los individuos o
grupos que prefieren algunos valores y generan actitudes favorables destinadas
a conseguir su realización (aspectos subjetivos) también están comprometidos
a universalizar los beneficios y obligaciones que de ellos se deriven (aspectos
objetivos).5 La deliberación racional parte de una pluralidad de valores no ho-
mogéneos, por lo que su objetivo no debe ser priorizar un valor (reduccionismo
y/o monismo axiológico), sino optimizar la interacción de valores (pluralismo
axiológico).
La capacidad de valorar se hace más significativa cuando de valores morales
se trata, ya que ellos son los que nos otorgan una identidad tal, que quisiéramos
universalizarlos como aquello que representa lo esencialmente humano. En
conjunción con Adela Cortina6 sostenemos que los valores morales presentan
las siguientes características:
y Se aprenden y se eligen. No nacen con las personas, ni están en su ADN,
sino que es necesario aprenderlos de otros. Sin embargo, no basta con
eso ya que es necesario elegirlos e interiorizarlos.
y Dependen de la libertad. Es decir, en cada momento, en cada compor-
tamiento, las personas eligen ponerlos en práctica. Una acción puede
juzgarse como moral o inmoral si ha sido realizada libremente.
y Son legitimados por un grupo social. Existe un acuerdo social en que
determinados valores son buenos, pero ese acuerdo puede cambiar o
pueden convivir dentro de una sociedad o grupo diversos acuerdos en-
tre lo que se considera bueno.
Existen valores morales que tienen una mayor legitimación y, por lo tanto, es
menos discutible su bondad, tales como: la libertad, la igualdad, la solidaridad,
el respeto y el diálogo. Creemos que la idoneidad de los profesionales de la salud
se consolida cuando se familiarizan con estos valores, aunque su reconocimien-
to pueda ser significado de formas diferentes.
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Bioética para principiantes en clave de Derechos
La ética y el determinismo
28
Cap. 1 | La reflexión ética
7 Bentham, J. Deontología o ciencia de la moral: obra póstuma, revisada y ordenada por M.J.
Bowring, y publicada en francés; traducida al español por D.P.P.; tomo segundo, UR - http://
www.cervantesvirtual.com/obra/deontologia-o-ciencia-de-la-moral--obra-postuma--0 ER -
29
Bioética para principiantes en clave de Derechos
ca, focaliza el análisis de las situaciones dilemáticas que surgen a partir de los
avances científicos y tecnológicos en el ámbito de las ciencias de la vida y en la
relación profesional de la salud-paciente, que es donde se efectivizan las prácti-
cas profesionales. A partir del desarrollo teórico y práctico es posible consolidar
habilidades destinadas a ejercitar el análisis y el juicio crítico desde una mirada
interdisciplinaria, elementos imprescindibles para abordar los conflictos y con-
secuencias que emerjan del actual desarrollo de la tecnociencia. La bioética es
eminentemente interdisciplinaria. En ese sentido, el encuentro de las ciencias
con las pautas de la ética, es decir, lo que entraña su dependencia formal con
la filosofía, debe tender a encontrar acuerdos morales válidos que regulen las
acciones de los profesionales sobre todo cuando surjan dilemas bioéticos. La
mirada inter, multi y transdisciplinaria, característica de la bioética, posibilita
una valoración compleja y contextual de las perspectivas de las personas, las
instituciones, el medio natural y el medio sociocultural que sumado al ejercicio
de la reflexión axiológica y de las virtudes humanas y profesionales posibilitan
el desarrollo de las prácticas en salud.
La bioética le posibilita al profesional actuar responsablemente, desde va-
lores que deben ser respetados, aunque no coincidan con los propios o con
los apreciados hegemónicamente por la cultura dominante. La responsabili-
dad debe estar presente en las decisiones personales y grupales recurriendo a la
justificación y a las razones que sostienen las posturas adoptadas, para que no
solo sean el resultado de buenas intenciones sino el producto de una reflexión
intersubjetiva orientada por principios y valores sólidos.
La consistente formación de los profesionales minimizará los riegos que sur-
gen de ponderar que toda teoría científica y también ética tiene un carácter pro-
visional ineludible, lo que no exime a los profesionales de buscar y dar las me-
jores razones que justifican una decisión, las que deberán ser comprendidas y
valoradas por los pacientes para tomar autónomamente sus propias decisiones.
Las teorías éticas orientan, pero no resuelven, por lo que es necesario aprender
desde el saber hacer a tomar decisiones bien fundadas sopesando razones. En
bioética el respeto absoluto por los principios no garantiza el éxito de las deci-
siones, puesto que no siempre se está en condiciones de considerar todos los
componentes situacionales y las consecuencias que de ellos se derivan. El pro-
fesional de la salud debe responder a ese desafío comprometiendo al paciente
en la tarea, para que su formación moral no constituya un formalismo ajeno a
la vida cotidiana.
30
Cap. 1 | La reflexión ética
31
Bioética para principiantes en clave de Derechos
32
Cap. 1 | La reflexión ética
El estudio del valor de la persona humana exige elucidar las siguientes cues-
tiones que han fundamentado diversas concepciones:
y En ser un ser a imagen y semejanza del creador. (Persona como natu-
raleza)
y En ser un ser racional, libre y por lo tanto autónomo. (Persona como
autonomía)
y En ser un ser que se constituye al argumentar con otros. (Persona como
comunicación)
y En ser un ser que se constituye en una comunidad de vida donde es po-
sible desplegar interculturalmente valores propios a través de procesos
de liberación. (Persona como liberación)
y Es un ser capaz de deconstruir y decolonizar las ligazones de las culturas
hegemónicas. (Persona como sujeto decolonizador)
¿Cuál es la estructura del ser personal? ¿Cuáles son sus límites? ¿En el ámbito
de la medicina, qué actitudes genera en los profesionales el respeto por el ser
personal?
Debido a que las respuestas a las cuestiones pla nteadas se han ido constru-
yendo históricamente, revisaremos brevemente algunas posiciones filosóficas
que han configurado un recorrido que permite situar al ser personal en relación
a cuestiones ontológicas, epistemológicas, axiológicas diversas, pero también
establecer su trascendencia de ellas, así como su especial situación en el ámbito
de la medicina.11
33
Bioética para principiantes en clave de Derechos
titutivas, a partir del análisis de su esencia metafísica. Para ellos es persona todo
individuo cuyo sujeto es racional e inmaterial en cuanto a su raíz y en cuanto a
su libertad. La clásica definición de persona expresada por el filósofo romano
Boecio en el siglo VI: naturae rationalis individua substantia12 (sustancia indi-
vidual de naturaleza racional) tomada como base por casi todos los pensadores
medievales, otorga a la persona el carácter de naturaleza racional.
Se evidencian en esta definición tres elementos constitutivos de la persona:
la sustancialidad (la existencia por sí y en sí), la individualidad (la distinción de
cada persona como ser único e irrepetible) y la racionalidad (posee inteligencia
y voluntad). El espíritu o razón del ser humano, es capaz de llegar a la verdad
moral. La persona se convierte en el eje alrededor del cual se juzga la licitud o
ilicitud de la intervención sobre la vida; lo que daña a la persona es ilícito; lo que
no la daña es lícito.
El Concilio de Nicea del 325, utiliza la categoría de persona como la entidad
capaz de sujetar las relaciones entre lo humano y lo divino, lo inmanente y lo
trascendente, lo material y lo espiritual. San Agustín define a la persona como
un núcleo único de relaciones que constituye una “experiencia” intransferible
e íntima y la subjetividad que emana de ella constituye un “modo propio” e
intransferible de ser, que permite homologarla al ser divino.
Tomás de Aquino para quien la “persona es lo que hace que ciertos indivi-
duos dotados de libertad, se mantengan en la existencia como un todo indepen-
diente frente al mundo y frente a Dios” preanuncia, como elemento distintivo
del ser personal, la noción de autonomía que constituirá el eje del tratamiento
de persona en la modernidad.13
La Edad Media expresa en el concepto de persona la representación de una
entidad natural compleja, idéntica al hombre, cuya dignidad le viene dada des-
de la trascendencia, en su carácter de criatura hecha a imagen y semejanza del
creador. Tal concepción de persona requiere aceptar presupuestos ontológicos
compartidos en relación a lo divino. Cuando el mundo moderno cuestionó
estos presupuestos, también puso como interrogante la “naturaleza” misma del
ser persona.
Esto lleva a considerar que el hombre “es” persona durante toda su vida, su
ser permanece siempre, no depende su ser persona de sus elecciones o de sus
actos o de determinados comportamientos.
12 Ibid, p.218
13 Lucas, R. (2001). “Antropología y problemas bioéticos”. En Antropología y problemas bioé-
ticos. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, p. 84.
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Cap. 1 | La reflexión ética
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Bioética para principiantes en clave de Derechos
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Cap. 1 | La reflexión ética
17 Ibid
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Bioética para principiantes en clave de Derechos
18 Bohórquez, C. (1999). “Apel, Dussel, Wiredu y Eze: una controversia intercultural en torno
al ideal de la justicia”. En Revista De Filosofía, vol. 17, N°34.
19 Dussel, E. (2005). Ética de la Liberación. Madrid: Trotta.
38
Cap. 1 | La reflexión ética
prender el ser como el deber ser, por ello con pretensión de rectitud también)
que se comparte pulsional y solidariamente teniendo como horizonte último a
toda la humanidad, es decir con pretensión de universalidad.20
20 Dussel, E. (1997) ¿Es posible un principio ético material, universal y crítico? México:
UAM, p. 7.
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Bioética para principiantes en clave de Derechos
40
Cap. 1 | La reflexión ética
41
Bioética para principiantes en clave de Derechos
21 Quijano, A. (2000). “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. En: Ed-
gardo Lander (ed.). La Colonialidad del saber: eurocentrismo y Ciencias Sociales. Perspectivas
latinoamericanas. Buenos Aires: CLACSO, p. 206.
22 Mignolo, W. (2000). “La colonialidad a lo largo y a lo ancho: el hemisferio occidental en
el horizonte colonial de la modernidad”. En Edgardo Landler (ed.). La colonialidad del saber,
eurocentrismo y ciencias sociales. UNESCO. Ediciones FACES, p. 63.
42
Cap. 1 | La reflexión ética
4. Ética y ciencia
43
Bioética para principiantes en clave de Derechos
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Cap. 1 | La reflexión ética
A partir de este momento que tiene su expresión más acabada en las afirma-
ciones del positivismo lógico, se proclamó la neutralidad valorativa de la cien-
cia. Esto no excluye los valores epistémicos: simplicidad, precisión, predictibili-
dad, etc, –los que no pueden estar ausentes cuando se habla de buena ciencia–,
sino que pretende aislar la actividad científica de factores valorativos externos
a la misma. La neutralidad valorativa de la ciencia exige la independencia de la
ciencia frente a los valores no epistémicos tales como los relativos a la ética, la
política, la economía y la religión entre otros valores sociales.
Karl Popper
¿Cuál es, para Karl Popper, el modo en que se insertan aspectos axiológicos en
su análisis de la producción del conocimiento científico?
Si como punto de partida del análisis, se toma la división en contextos pro-
pia de la concepción no standard de la ciencia, veremos que solo se admite la
pluralidad valorativa en un contexto en el que “todo vale” en la fase conjetural
45
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Larry Laudan
Larry Laudan sostiene que toda epistemología por ser parte de la filosofía tiene
fuertes connotaciones normativas, donde no se trata únicamente de describir,
sino de indicar cómo debería ser, qué sería mejor adoptar, cómo conviene pro-
ceder. Este factor prescriptivista hay que rescatarlo y es el que pone de mani-
fiesto los valores epistémicos que guían la actividad del científico dentro de una
tradición que es la unidad de análisis propuesta en su epistemología
46
Cap. 1 | La reflexión ética
Según Laudan una tradición científica está constituida por dos tipos de
compromisos:
a. Un compromiso óntico, referido a los entes que la tradición va a estu-
diar y cuyo cambio provoca el cambio de tradición. Por ejemplo, las
tradiciones que representan a la física newtoniana y la relativista no ha-
blan de los mismos objetos y no tienen el mismo compromiso óntico.
b. Compromiso epistémico/metodológico: se refiere a la aceptación sobre
qué valores epistémicos se han de sobredimensionar y qué pautas epis-
temológicas se han de aceptar. Cambiar estos compromisos, significa
también cambiar de tradición.26
47
Bioética para principiantes en clave de Derechos
48
Cap. 1 | La reflexión ética
Lo que es crucial en este punto es que tenemos que lanzar nuestras redes de va-
loración con la suficiente amplitud como para incluir todos los valores cognos-
citivamente relevantes que estaban realmente presentes en la situación históri-
ca. Si una cultura, en un momento determinado tiene un conjunto de doctrinas
religiosas o filosóficas fuertemente arraigadas, que los pensadores de esa cultura
creen cruciales para la comprensión de la naturaleza, es entonces perfectamente
racional evaluar las teorías científicas o las tradiciones de investigación nuevas
a la luz de su capacidad para ser asimiladas dentro de ese anterior sistema de
creencias y presuposiciones.27
Tomas Kuhn
27 Ibid., p. 168.
28 Ibid., p. 171.
29 Laudan, L. (1993). La ciencia y el relativismo. Madrid: Alianza, p. 132.
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Bioética para principiantes en clave de Derechos
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Cap. 1 | La reflexión ética
30 Ibid., p. 151.
31 Kuhn, T. (1993). La estructura de las revoluciones científicas. México: FCE.
32 Ibid., p. 348.
51
Bioética para principiantes en clave de Derechos
33 Ibid., p. 356.
34 Ibid., p. 363.
35 Prigogine,I. (1983). ¿Tan sólo una ilusión? Barcelona: Tusquets, p. 36.
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Cap. 1 | La reflexión ética
53
Bioética para principiantes en clave de Derechos
36 Declaración Universal de las Naciones Unidas sobre DDHH (1948). Fue proclamada por
la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre en su Resolución 217
A (III).
54
Cap. 1 | La reflexión ética
Estos derechos son los económicos y sociales. Surgen con la Revolución Indus-
trial (fines del siglo XIX) y las denuncias de las corrientes políticas socialistas
sobre las pésimas condiciones de vida de la clase trabajadora.
55
Bioética para principiantes en clave de Derechos
56
Cap. 1 | La reflexión ética
57
CAPÍTULO 2
LAS TEORÍAS ÉTICAS
La ética realiza una crítica racional sobre los valores contenidos en la práctica
moral y permite su justificación. Este análisis, no exento de perspectivismo, ge-
nera las diferentes teorías éticas que intentan fundamentar y legitimar las leyes
a las que se adaptan o no las acciones morales. Elegimos algunas de las teorías
más importantes que fundamentan, de diversa manera, los comportamientos
morales, privilegiando las condiciones del sujeto, las consecuencias, el procedi-
miento o el acto moral en sí.
1. Ética de la virtud
Las teorías de la virtud privilegian las cualidades del agente, es decir, de quien
realiza la acción: una acción es moral o inmoral según exprese virtudes (por
ejemplo, compasión o coraje) o vicios (indiferencia o cobardía) del sujeto, quien
es, entonces, la medida de la moralidad.
Aristóteles fue quien desarrolló el cuerpo teórico de esta perspectiva ética
en Ética a Nicómaco o Ética nicomáquea y Ética a Eudemo. En dichas obras
afirma que toda actividad humana tiende hacia algún fin (telos) y el más impor-
tante de todos los fines es el bien, que consiste en llevar a buen término lo que se
busca teniendo en cuenta la realización de su esencia y de sus potencialidades.
Aristóteles presupone la unidad del fin y del bien, no llegando a considerar
en ningún momento la posibilidad de un conflicto entre fines morales y supo-
niendo que existe un fin último, querido por sí mismo y que sea el fundamento
de todos los demás. Si esto no sucediera, y los fines siempre fueran medios para
otros fines –y así hasta el infinito–, nos encontraríamos con la paradoja de que
los fines son fines de nada, lo cual los haría absurdos e innecesarios (ineficaces).
Y como, de hecho, hay fines, por lo tanto, debe haber uno que sea fin en sí
mismo y no sea medio para ningún otro. Este fin último o bien es la felicidad
(eudaimonía)
59
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Aceptar que existe un bien último no nos dice nada sobre el contenido de
la felicidad. Como no hay acuerdo entre las personas acerca de qué bienes pro-
porcionan la felicidad como bien último, la ética ha de dedicarse a responder
esta pregunta.
Luego de ponderar los distintos tipos de bienes, Aristóteles afirma que el
mayor bien para el ser humano será el pleno desarrollo de aquello que le es más
esencial: la inteligencia, la actividad contemplativa. Será la virtud de la sabidu-
ría la que le procure al ser humano la verdadera felicidad, aunque deba conju-
garla con otras virtudes y con los bienes exteriores.
Por esto se afirma que la ética del filósofo citado es, en primer lugar, una éti-
ca de la felicidad, pero también lo es de la virtud ya que esta última es el medio
por excelencia para alcanzar la felicidad que consiste en el ejercicio perfecto de
la actividad humana. Tal actividad no es otra que la actividad del alma que, para
que sea perfecta, debe ser acompañada por todas las virtudes. Para él, entonces,
la virtud será la disposición del alma, es decir, la capacidad y la aptitud de esta
para comportarse de un modo determinado
No basta que la acción tenga un carácter determinado para que la conducta sea
justa o buena; es preciso también que el hombre actúe de un modo determina-
do, ante todo, que actúe a sabiendas; en segundo lugar, que proceda en razón de
una decisión consciente y que prefiera esa acción por sí misma; finalmente, que
actúe desde una posición firme e inquebrantable 37
60
Cap. 2 | Las teorías éticas
que siempre tiende a un único principio: hacer el bien y evitar el mal.38 Todos
los seres humanos pueden reconocer la ley natural, pero es natural también re-
conocer que Dios haya querido revelar, de forma explícita a los humanos, cuál
es el fin de nuestros actos y la plenitud de la sabiduría.
Las propuestas de la ética aristotélica han sido reafirmadas por autores como
Alasdair MacIntyre y Bernard Williams quienes sostienen que es necesario mo-
ralizar la acción colectiva en las que se relacionan vulnerables y poderosos a tra-
vés de prácticas morales que implican el desarrollo de lo que, en la concepción
aristotélica, se denomina virtud.
Consideradas en el pensamiento tradicional como las disposiciones subjeti-
vas requeridas por toda acción moral, las virtudes deben ser ejercidas por los su-
jetos morales en relación a la consideración intersubjetiva de valores y normas.
La virtud en el corpus aristotélico debe ser entendida como un hábito elegi-
do para acceder a la contextualidad en la que se está inmerso; no es ni capacidad
dada, ni pasión, sino capacidad activa del sujeto moral, que debe ser construi-
da. El ejercicio de las virtudes conforma una sensibilidad moral factible de ser
educada y modificada, a la vez que capacita al sujeto moral para percibir y com-
prender la complejidad de los actos morales. Sin tales disposiciones activas de
los sujetos, la situación discursiva sería imposible. Esta construcción personal
se realiza en la comunidad moral a la que se pertenece y en donde se desarrollan
dimensiones que constituyen una práctica moral, tal como fue definida por
MacIntyre: “actividad cooperativa que cobra su sentido –su racionalidad espe-
cífica– persiguiendo determinados bienes internos, lo cual exige el desarrollo de
determinados hábitos por parte de quienes participan en ella”.39
2. Ética deontológica
Para las teorías deontológicas (del gr. deón = deber) es bueno hacer lo que se
debe y los actos se juzgan correctos o incorrectos sin importar las consecuencias
que tengan, ni las intenciones que poseen los sujetos morales que los realizan.
Para esta posición ética, los actos poseen características intrínsecas o formales
que los legitiman, independientemente de cualquier especificación del bien.
38 Ibid
39 Macintyre, A. (1987). Tras la virtud. Barcelona: Crítica, p. 35.
61
Bioética para principiantes en clave de Derechos
62
Cap. 2 | Las teorías éticas
dominan sobre todos los otros imperativos en caso de que existan con-
flictos).
y La voluntad a la que el sujeto se somete pertenece a sí mismo y reside en
su capacidad de raciocinio, a través de la cual llega a encontrar los prin-
cipios universales. Esto es lo que Kant denomina autonomía moral.
y La insistencia especial en ciertos valores éticos como la autonomía, la li-
bertad, la dignidad, son valores esenciales y constituyen el fundamento
del respeto hacia las personas. Son los que dan fundamento a la segun-
da expresión del imperativo categórico que exige que toda persona sea
tratada como un fin en sí misma.
3. Ética consecuencialista
Las éticas consecuencialistas o teleológicas (del griego télos = fin), cuya versión
más conocida es el utilitarismo, valoran la corrección del acto en relación a sus
consecuencias. David Hume (1711-1776), Jeremy Bentham (1748-1832) y Ja-
mes Stuart Mill (1806-1878) hicieron fuertes contribuciones a su desarrollo.
Stuart Mill considera que el valor ético máximo o último que debe buscarse
es el de utilidad y las acciones serán consideradas como éticamente buenas en
la medida en que proporcionen felicidad o bienestar y malas en la medida en
que produzcan lo contrario. El imperativo será buscar aquella conducta que
comparada con otras produzca un mayor dividendo de bienestar para el mayor
número. El principio se centra en las consecuencias de los actos más que en las
acciones y por ello ninguna acción está bien o mal en sí misma. Tampoco pue-
den juzgarse las acciones por las intenciones o deseos del que las hace. Solo las
consecuencias son decisivas. Por ejemplo: romper una promesa, mentir, causar
dolor, matar, pueden ser buenas acciones en ciertas circunstancias y malas en
otras. En todos los dilemas hemos de considerar aquel que produce el máximo
beneficio al menor costo.
La objeción principal que se hace al consecuencialismo entendido como
utilitarismo es que el principio de utilidad (beneficio de mucha gente) puede
justificar la imposición de un gran sufrimiento a una minoría.
Otra objeción que se le hace es su imposibilidad de argumentar en relación
a la eticidad de determinadas acciones humanas. Parecería que es una evidencia
universalmente aceptada que matar a un inocente es una conducta éticamente
reprobable. Pero si para un determinado individuo es de enorme utilidad matar
63
Bioética para principiantes en clave de Derechos
4. Ética dialógica
La ética dialógica sostiene que la razón moral es una razón dialógica que no se
agota en la pura conciencia y que se legitima en los discursos prácticos a través
de la comunicación intersubjetiva. Se fundamenta en la imposibilidad de negar
64
Cap. 2 | Las teorías éticas
65
Bioética para principiantes en clave de Derechos
5. Ética de la liberación
66
Cap. 2 | Las teorías éticas
67
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Teorías Éticas
68
Cap. 2 | Las teorías éticas
69
CAPÍTULO 3
BIOÉTICA: SURGIMIENTO Y CAMPO DISCIPLINAR
1. Los comienzos
71
Bioética para principiantes en clave de Derechos
72
Cap. 3 | Bioética: surgimiento y campo disciplinar
53 Del Cañizo Fernández-Roldán, A. (2005). “El experimento Tuskegee/ Miss Evers’ Boys
(1997). Estudio de la evolución de la sífilis en pacientes negros no tratados”. En Revista de
Medicina y Cine, vol. 1, N°1.
54 Zalaquett, R. (2017). “50 años de trasplante de corazón. La operación que enmudeció al
mundo y cambió para siempre el concepto de muerte”. En Revista chilena de cardiología, vol.
36, N°3
73
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Estos casos y muchos otros conforman un terreno fértil de acción para la Bioé-
tica, que comienza a consolidarse en cátedras, comités institucionales, progra-
mas de investigación, organismos legislativos y en abundante bibliografía.
2. El contexto de surgimiento
74
Cap. 3 | Bioética: surgimiento y campo disciplinar
2- Como correlato de estos aspectos, las trágicas experiencias de las dos gue-
rras mundiales, además de las contiendas ideológicas acontecidas en la segunda
mitad del siglo XX (La Guerra Fría), han generado en el mundo occidental el
desarrollo de una conciencia cada vez más profunda y comprometida en re-
lación a la clarificación y defensa de los derechos humanos. Esta actitud está
sustentada en una revaloración de la persona como sujeto moral y, como tal,
hacedor de su propio destino desde el ejercicio de una libertad que no se limita
al ámbito de las cuestiones políticas, sino que responde a la capacidad de asumir
las decisiones que van configurando su propia vida con la responsabilidad que
condiciona el ejercicio concreto de esa libertad. Estas cuestiones se instalan en
los ámbitos legales y políticos, generando debates que trascienden al ámbito
público, estimulando su activa participación y compromiso.
Estos procesos conforman antecedentes fundamentales para el surgimiento
de la bioética, en los años 1970, en los que se consolidan y reclaman derechos
humanos a partir de revoluciones sociales que requieren derechos de igualdad
para grupos vulnerados y discriminados durante siglos, entre ellos las mujeres,
las comunidades indígenas, los grupos afroamericanos y también los pacientes,
al conocerse los abusos en la experimentación que mencionamos anteriormen-
te.
Las grandes transformaciones sociales de las últimas décadas del siglo XX,
dieron origen al concepto de sociedad del conocimiento, caracterizada como
75
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Por eso, los desafíos con los cuales hoy nos enfrentamos son muchos y diversos.
Pero sobre todo estamos ante un desafío ético, ya que todos los problemas que
sufre nuestra sociedad contemporánea tienen que ver con valores morales que
no están siendo tenidos en cuenta Como sostiene Ruiz:
las relaciones humanas que se establecen entre los individuos, de un modo per-
manente o transitorio, provoca a menudo conflictos en los que están en juego la
apetencia del poder o la codicia del dinero o la obtención de bienes materiales, o
76
Cap. 3 | Bioética: surgimiento y campo disciplinar
Pero la ética también está en crisis, porque los criterios éticos que durante siglos
fueron inamovibles y aceptados por la mayoría, hoy ya no lo son. Nos encontra-
mos a veces, ante la justificación de acciones y prácticas contrarias a la dignidad
de las personas.
Por otra parte, estamos atravesando una verdadera revolución biológica, que
pone en evidencia que la tecnología no solo ha transformado la naturaleza, sino
que interviene y transforma la misma naturaleza humana. Los avances de la
biología y de la genética permiten hoy producir vida en un laboratorio, saber de
antemano la predisposición a enfermedades, manipular los genes de la propia
especie y de las otras.
En el ámbito de la salud, estos cambios se reflejan en un nuevo modelo de relación
terapéutica. Desde los comienzos de la medicina, el médico se configuró como el depo-
sitario del saber y el responsable de tomar la mejor decisión para el paciente. Este mo-
delo, denominado críticamente paternalista, ha venido reemplazándose por otro en el
cual el protagonista es el paciente con su derecho a la autonomía, es decir, al respeto
por las decisiones tomadas con libertad y conocimiento. Tal como define Diego Gracia,
el paternalismo médico es la “teoría que afirma que la gestión del cuerpo del paciente
no puede hacerla el propio paciente, sino otra persona especialmente cualificada para
ello, el médico.”60. Este autor español, referente universal de la bioética, explica que el
paternalismo fue una actitud política, social y religiosa, de la cual la medicina no pudo
escapar. Sin embargo, sus formas de poder fueron desarmándose en todos los ámbitos
durante los siglos XVIII y XIX, pero recién en los años 1970comienzan a cuestionarse
en la medicina, a partir de críticas provenientes de las ciencias sociales.
77
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Es decir, la acción médica no es ajena a este marco, sino que, por el contrario, al
igual que la de otros profesionales de la salud, los responsables institucionales
y los mismos científicos, la tarea se ejerce en una sociedad pluralista que confía
en el derecho a la diferencia y potencia el ejercicio de su individualidad. En
tal contexto no tienen cabida los procedimientos uniformistas tradicionales,
la actitud paternalista o el autoritarismo que impone decisiones desde el poder
que le otorga el conocimiento o la función. De este modo, la medicina asiste a
la desestructuración de la relación médico-paciente que fue exitosa en épocas
pasadas pero que actualmente demanda una sintonía con las transformaciones
producidas en las formas de vida y de comprensión de la propia realidad huma-
na. La sociedad manifiesta un compromiso cada vez más intenso con relación a
la defensa de sus derechos fundamentales lo que sin duda provoca el surgimien-
to de conflictos de delimitación con los distintos actores sociales entre los que
se encuentra el profesional de la medicina como uno de los más relevantes.
Este es el escenario en el que la intervención médica, sea terapéutica, expe-
rimental o investigativa, provoca el surgimiento de ciertos conflictos éticos en
la medida en que se afecten valores de tal relevancia que provocan la reacción
del paciente en defensa de los mismos. Tal reacción es auténtica en cuanto la
sociedad desde sus instituciones, así como los individuos, tienen cada vez más
clara conciencia de su capacidad y derecho para tomar decisiones que atañen a
su propia vida, su salud y a su muerte.
3. Incumbencias de la bioética
61 Ibid, p.30.
78
Cap. 3 | Bioética: surgimiento y campo disciplinar
Tenemos en cuenta entonces que la reflexión bioética tiene como finalidad co-
laborar, desde su aporte, al desarrollo de la plenitud de la vida humana. De
acuerdo a esto, intenta promover la racionalización de las decisiones y la reso-
lución de conflictos que se presentan en el ámbito del cuidado de la salud y en
la práctica profesional dirigida a cuidar la vida y aumentar la calidad de vida
individual y social de los seres humanos.
Ello responde una actitud ética responsable que demanda un ejercicio re-
flexivo y crítico orientado a establecer puentes en la diversidad y la desigualdad
79
Bioética para principiantes en clave de Derechos
80
Cap. 3 | Bioética: surgimiento y campo disciplinar
Así, “la autonomía es una capacidad que emana de la capacidad de los seres
humanos para pensar, sentir y emitir juicios sobre lo que consideran bueno”.65
Esto ha provocado que determinadas interpretaciones de su pensamiento y de-
terminadas derivaciones del mismo hayan podido llevar a ver la dignidad per-
sonal como necesariamente unida a la presencia de la autoconciencia y autono-
81
Bioética para principiantes en clave de Derechos
mía, negando, por tanto, carácter personal al resto de las realidades humanas
que no presentan estas características.
Este principio ha permitido construir una relación más igualitaria entre el
profesional y el paciente, con un mayor respeto a los saberes que este último po-
see. Este principio incluye además el reconocimiento del consentimiento libre
e informado, como derecho individual y su protección. La concreción de este
valor en la regla del consentimiento informado otorga al paciente el derecho a
disponer legalmente de su propio cuerpo tomando las decisiones que considera
adecuadas.
Sin embargo, pese al aporte de este principio a la disminución de las des-
igualdades que ocasionaba el paternalismo, las limitaciones que presenta no
son menores y tienen que ver con el riesgo de concebirla como una libertad
individualista, sin tener en cuenta al otro. Desde esta concepción, el principio
de la libertad de elección de los adultos autónomos se considera superior a la
protección de la vida de los más débiles. Se protege la libertad más que la vida.
Se mantiene como lícita cualquier manipulación siempre que sea voluntaria.
La cuestión es ¿hasta dónde la libertad de decisión puede dar respuesta a los
conflictos en salud? ¿Cuál es el límite a esta libertad? ¿Qué lugar ocupa el otro
(profesional, familia, sociedad) en esa decisión?
El principio de beneficencia parece entonces enfrentarse al principio de au-
tonomía, que constituye uno de los aspectos más novedosos que introduce la
perspectiva bioética. En efecto, mientras el principio de beneficencia se instala
en el profesional en cuanto sujeto virtuoso (que ejerce un saber y un hacer des-
de una condición ética), el principio de autonomía pone énfasis en el paciente
como el otro componente de la relación; pero este ya no asiste pasivamente
a las decisiones médicas, sino que experimenta desde su propia convicción, y
también desde una información suficiente y adecuada a la que tiene derecho, la
posibilidad de decidir sobre sí mismo en los aspectos que atañen a su salud. La
relación médico-paciente parece complicarse ya que más que dos componentes
de una relación asimétrica en donde el eje de decisiones pasa por el profesional
que es quien cuenta con la autoridad y el poder que le otorga su formación, se
constituye en un escenario en el que surgen conflictos ante los cuales no puede
responderse solo con el saber científico y el hacer técnico porque se trata del
enfrentamiento con valores humanos.
Esto permite reflexionar sobre las limitaciones que los principios clásicos de
la bioética presentan para resolver las problemáticas emergentes. Así como el
respeto por la beneficencia puede traducirse en algunos casos como una especie
de dominación si no se tiene en cuenta el bien que es querido por el otro, el
82
Cap. 3 | Bioética: surgimiento y campo disciplinar
5. Reglas bioéticas
Mientras que los principios son de carácter más general, las reglas bioéticas
particularizan y precisan mejor lo que debe hacerse frente a los dilemas bioéti-
cos. En la relación terapéutica, extensiva a la investigación clínica, se destacan
tres reglas morales de carácter deontológico como obligaciones del profesional:
confidencialidad, veracidad y consentimiento informado.
a. Confidencialidad
La regla de confidencialidad o del secreto establece que se debe guardar o no
revelar información que le ha sido confiada. Esta regla protege la privacidad de
quien ha confiado y compromete a quien se le ha confiado a ser fiel a la pro-
mesa. Esto es posible solo si se establecen relaciones de confianza. La tradición
del secreto profesional en la relación médico-paciente se remonta al juramento
hipocrático: “Callaré todo cuanto vea u oiga, dentro o fuera de mi actuación
profesional, que se refiera a la intimidad humana y no deba divulgarse, conven-
cido de que tales cosas deben mantenerse en secreto”.
La regla de confidencialidad puede romperse si están en juego los intereses
de terceras personas o de la comunidad
b. Veracidad:
El deber de veracidad consiste en decir la verdad y no mentir o engañar a otros.
Esta regla tiene un aspecto objetivo o descriptivo (verdad-falsedad de la infor-
mación) y otro intencional o subjetivo (autenticidad-mendacidad). Es necesa-
66 León Correa, F. (2008). “De los principios de la bioética clínica a una bioética social para
Chile”. En Revista médica de Chile, vol.136, N°8, p. 1080.
83
Bioética para principiantes en clave de Derechos
rio tener en cuenta que esta regla tampoco tiene un carácter absoluto cuando
entra en conflicto con otros deberes.
Se han considerado las políticas de salud como una regla compleja adoptada
por las diferentes sociedades que instancia la aplicación del principio de justicia
en tanto pone en juego los criterios de distribución de los recursos escasos.
Estos principios y reglas sustentan el llamado modelo clásico de la bioética
o modelo anglosajón, que más adelante será criticado y resignificado, desde la
bioética latinoamericana.
6. La bioética latinoamericana
Desde comienzos de este siglo, diversos autores han trabajado a fin de establecer
los fundamentos de una bioética latinoamericana, favorecedora de la equidad y
basada en los derechos humanos. Como expresa el bioeticista brasileño Volnei
Garrafa, se hace necesario trabajar con herramientas teóricas y metodológicas
adicionales y más adecuadas que estén más allá de los principios anglosajones
tradicionales y que no se circunscriban solamente a una moral en particular,
sino a una ética civil.67
84
Cap. 3 | Bioética: surgimiento y campo disciplinar
85
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Expresa Garrafa:
hasta las puertas del siglo XXI, la bioética se centró fundamentalmente en pro-
blemas más biomédicos que sociales y colectivos, más individuales que globales.
La maximización del principio de autonomía, ubicó al principio de justicia en
una posición de menor jerarquía. Lo individual sofocó al colectivo, el yo em-
pujó al nosotros hacia una posición secundaria. La autonomía se transformó
en individualidad llevando en muchas ocasiones a un indeseable y unilateral
egoísmo la teoría principialista se mostraba incapaz de entender e intervenir en
las grandes disparidades socioeconómicas y sanitarias, colectivas y persistentes,
verificadas en la mayoría de los países pobres del mundo.69
B. Vulnerabilidad:
86
Cap. 3 | Bioética: surgimiento y campo disciplinar
D. No discriminación y no estigmatización:
Ningún individuo o grupo debería ser sometido por ningún motivo, en viola-
ción de la dignidad humana, los derechos humanos y las libertades fundamen-
tales, a discriminación o estigmatización alguna. (DUBDH, art 11)
70 Rendtorff, J. & Kemp, P. (2000). Basic Ethical Principles in Bioethics and Biolaw, vol. II:
Partners Research. Copenhagen and Barcelona: Centre for Ethics and Law and Instituto Borja
de Bioètica, p. 237.
71 Quijano, A., op. cit., p. 206.
87
Bioética para principiantes en clave de Derechos
88
Cap. 3 | Bioética: surgimiento y campo disciplinar
89
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Los comités de bioética están regulados en nuestro país, desde 1996, cuando
se sanciona la Ley 24.742, que establece en su artículo 1:
90
Cap. 3 | Bioética: surgimiento y campo disciplinar
tes deben aceptar que los conflictos pueden ser resueltos a través de argumenta-
ciones racionales. Sin esta condición el diálogo se convertiría en pseudodiálogo.
La posibilidad de lograr el consenso debe ser una convicción en todos los que
participan ya que está presupuesta en todo acto de habla. El CEA deberá tener
en cuenta las asimetrías que se dan en los distintos niveles de su ámbito de in-
cumbencia y, sobre todo, aquellas diferencias que emanen de las diversas espe-
cialidades de quienes lo componen, tratando de compensarlas posibilitando un
diálogo transdisciplinario.
Las resoluciones de los comités se realizan en base a la defensa de los prin-
cipios bioéticos. Pueden enfrentarse con conflictos derivados, sobre todo de la
aplicación del principio de justicia. La distribución y asignación de recursos
para los servicios de salud pueden colisionar y de hecho lo hacen con las po-
líticas sanitarias que se diseñan generalmente teniendo en cuenta postulados
utilitaristas. Estas no contemplan asiduamente la equidad distributiva de las
finanzas. Es tarea de los miembros del CEA, aunque su incumbencia esté res-
tringida al ámbito institucional, accionar en beneficio de los que menos tienen,
modificando paulatinamente las condiciones que impidan la justa distribución
de bien.
Las redes de comités pueden ampliar el campo de acción, llevando a cabo ta-
reas de asesoramiento a funcionarios e ideólogos encargados de la distribución
de recursos.
Los consensos obtenidos en los discursos prácticos reales son siempre revi-
sables en el marco regulativo del discurso ideal. Fácticamente todo consenso es
falible y perfectible. La fundamentación concreta de la norma que hace nece-
saria su revisión está condicionada al saber interdisciplinario, a la competencia
comunicativa de los argumentantes y a la responsabilidad solidaria ejercida his-
tóricamente. La falsabilidad de la norma está prevista por el principio procedi-
mental, que conserva solo para sí la validez incondicionada. Esta flexibilización
de la norma –que no supone aceptar el relativismo de la acción moral– permite
a los comités generar una verdadera producción ética, pues deben abordarse
casos singulares que requieren la ponderación de circunstancias muy variadas.
A pesar de las múltiples dificultades que debe enfrentar un CEA para tratar
de responder a los requisitos exigidos por la ética discursiva, creemos que en él
se visualiza, como en ningún otro ejemplo, la posibilidad de institucionalizar
los discursos prácticos.
91
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Los Comités de Ética de la Investigación (CEI) tienen como función específica ase-
sorar y evaluar los aspectos éticos de investigaciones que involucren la participación
de sujetos humanos. Están conformados, al igual que los CEA, por profesionales de
diversas disciplinas, con formación en investigación y en bioética. Sus dictámenes son
vinculantes y se encuentran regulados a nivel nacional e internacional.
Según las Guías operacionales para Comités de Ética de la OMS (2012):
Los CEI para realizar sus dictámenes se basan en las normativas internaciona-
les, nacionales y provinciales. El fin principal es la protección de los sujetos de
investigación, por lo tanto, se deben tener en cuenta el respeto a su autonomía,
las condiciones de vulnerabilidad, de subordinación, el respeto a la intimidad
y la confidencialidad de los datos, los conflictos de intereses, entre otros aspec-
tos. Es fundamental, entonces, evaluar que exista un correcto consentimiento
informado que dé cuenta claramente de estos puntos.
Los CEI tienen como un antecedente fundamental, la creación de la Comisión
Nacional para la Protección de los Sujetos Humanos en Investigación Biomédica y
del Comportamiento, que elabora un documento conocido como Informe Belmont
(1979), que establece pautas éticas para las investigaciones en sujetos humanos a partir
de los abusos que se habían denunciado en importantes investigaciones. Otro ante-
cedente es la Declaración de Helsinki adoptada por la Asamblea Médica Mundial en
92
Cap. 3 | Bioética: surgimiento y campo disciplinar
1964, que fue actualizándose en diversos años y por última vez en 2013En la versión
de 1975, se agregó la necesidad de crear Comités de Ética independientes de las inves-
tigaciones para su evaluación.
En América Latina no fue sino hasta los años 1990 que los CEI comenzaron a
tener algún desarrollo, aunque profundamente dispar. En muchos países aún
hoy no se cuenta con normativas nacionales que regulen la existencia de estos
comités. Por su parte, las normas nacionales que obligan a contar con un co-
mité en las instituciones donde se realiza la investigación, han determinado en
algunos lugares la creación de comités con personas que cuentan con escasa
formación o con poco poder para imponer decisiones que protejan los derechos
de los participantes y establezcan las obligaciones de los investigadores.76
93
Bioética para principiantes en clave de Derechos
94
Cap. 3 | Bioética: surgimiento y campo disciplinar
95
CAPÍTULO 4
LOS PRINCIPIOS DE AUTONOMÍA Y
VULNERABILIDAD
97
Bioética para principiantes en clave de Derechos
las propias normas de acción, es decir que reconoce la autonomía moral. Desde
el racionalismo kantiano, se considera autónoma a aquella persona capaz de
tomar libre y conscientemente las decisiones que se adecúan o no a las normas
que emanan de su autogobierno.78
Desde esta posición, el principio de la libertad de elección de los sujetos au-
tónomos puede considerarse superior a la protección de los derechos de los más
vulnerables y se mantiene como lícita cualquier acción siempre que sea volun-
taria. Este es el resultado que presenta esta concepción desde la consideración
de una libertad individualista, que deja poco espacio al otro.
Apel sostiene que no se debe renunciar al punto de vista universalista del
deber ser ideal, que fue el mayor logro de la ética kantiana; pero tampoco es de-
seable sostener una ética deontológica, ajena a la historia y a las situaciones con-
cretas donde se desarrolla la vida de los hombres. La ética discursiva, tal como
hemos visto en el capítulo anterior, propone los discursos prácticos como pro-
cedimiento para la comprobación de la validez de normas postuladas de modo
hipotético.
Apel supone que todo conocimiento que busque asegurar cierta objetivi-
dad –que traducido en su marco teórico significa validez intersubjetiva– tiene
que estar formulado y defendido con argumentos. Los discursos prácticos tie-
nen que someterse también a condiciones de validez, las que requieren: creer
en la posibilidad del diálogo; respetar la autonomía de todos los argumentantes
que participan directa o indirectamente en él; compensar las asimetrías, conse-
guir una transparencia no estratégica; ponerse en el lugar del otro y aceptar la
falsabilidad de las normas situacionales. Es desde estos presupuestos donde la
autonomía se vuelve competencia comunicativa.
Es por eso que la ética apeliana considera que la autonomía es competencia
comunicativa y la persona es definida como un interlocutor válido, lo que se
traduce como capacidad de exponer y defender sus intereses en una comunidad
de argumentantes. En el diálogo debe defenderse la propia autonomía, pero se
está obligado a ponerse en el lugar del otro, a tematizar las asimetrías compen-
sando las diferencias y a tratar de lograr un consenso avalado por todos los invo-
lucrados en las acciones discursivas. Como afirma Ricardo Maliandi “el Yo que
reconoce esto, en el sentido que lo comprende y que lo admite, gana una au-
tonomía de la cual carece quien no se hace consciente dicha internalización”.79
78 Apel, K.O. (1990). Una ética de la responsabilidad en la era de la ciencia. Buenos Aires:
Almagesto.
79 Maliandi, R. (1997). Volver a la razón. Buenos Aires: Biblos, p. 103.
98
Cap. 4 | Los principios de autonomía y vulnerabilidad
99
Bioética para principiantes en clave de Derechos
81 Castells, M. (2000). La era de la información. Fin del milenio, vol. III. México: Siglo Vein-
tiuno Editores, p. 98.
82 Beauchamp, T. y Childress, J. F. (2001). Principles of Biomedical Ethics, 5ª ed. Reino Unido:
Oxford University Press.
83 Ibid.
100
Cap. 4 | Los principios de autonomía y vulnerabilidad
101
Bioética para principiantes en clave de Derechos
minuida (estado vegetativo, daño cerebral) en cuyo caso será necesario justificar
por qué no existe autonomía o por qué esta se encuentra disminuida.
En algunos casos cuando el paciente no es capaz de comprender los compo-
nentes y opciones que le son presentadas, sus familiares o representantes desig-
nados pueden servir para tomar decisiones por el individuo. Es decir, la persona
no pierde el derecho a la autonomía, sino que la ejerce a través de alguien que
lo representa. Esto sucede, por ejemplo, cuando una persona se encuentra en
un estado de inconsciencia, padece una enfermedad mental o en el caso de los
niños y niñas.
Este principio ha permitido construir una relación más igualitaria entre el
médico y el sujeto de cuidado, con un mayor respeto a los saberes que el último
posee. La concreción de este valor en la regla del consentimiento informado
otorga al paciente el derecho a disponer legalmente de su propio cuerpo to-
mando las decisiones que considera adecuadas. En la Ley de Derechos de los
Pacientes (2009), este principio quedó expresado de la siguiente manera:
Consentimiento informado
102
Cap. 4 | Los principios de autonomía y vulnerabilidad
Hoy en día existe un consenso en considerar que una de las características más
importantes que deben tener las atenciones de salud es que se den dentro del
pleno respeto a los DD. HH. Dentro de este marco, un aspecto primordial con-
siste en que dentro de estas atenciones se produzca un proceso de consenti-
miento informado (CI), como garantía para que todo individuo pueda ejercitar
su derecho de decidir, libre e informado, sobre su salud.87
103
Bioética para principiantes en clave de Derechos
104
Cap. 4 | Los principios de autonomía y vulnerabilidad
105
Bioética para principiantes en clave de Derechos
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Cap. 4 | Los principios de autonomía y vulnerabilidad
107
Bioética para principiantes en clave de Derechos
3. Autonomía y vulnerabilidad
Hace un tiempo Edmund Pellegrino alertaba acerca de los peligros que conlle-
va la consideración descontextualizada y solipsista del principio de autonomía.
“Para poder respetar verdaderamente la integridad de otra persona, debemos
esforzarnos también por impartir integridad a su decisión, la entereza que colo-
108
Cap. 4 | Los principios de autonomía y vulnerabilidad
109
Bioética para principiantes en clave de Derechos
94 Ibid.
95 Levine, C. (2004). “The limitations of vulnerability as a protection for humnaresearchs
participants”. En American Jornals of Bioethics, vol.4, N°3., citado en Solbakk, J., op. cit.
96 Luna, F. (2009). “Elucidating the concept of vulnerability. Layers not labels”. En Interna-
tional Journal of Feminist Approaches to Bioethics (IJFAB), vol.2, N°1, p. 122.
97 Hurst, S. (2008). “Vulnerability in research and health care. Describing the Elephant in the
Room”. En Bioethics Examiner, vol. 22, N°4.
110
Cap. 4 | Los principios de autonomía y vulnerabilidad
111
Bioética para principiantes en clave de Derechos
112
Cap. 4 | Los principios de autonomía y vulnerabilidad
4. La autonomía progresiva
113
Bioética para principiantes en clave de Derechos
114
Cap. 4 | Los principios de autonomía y vulnerabilidad
c) el derecho del niño a ser oído y a que su opinión sea tenida en cuenta
según su edad y grado de madurez. (art. 639)
115 Ibid
116 Ibid
117 Sociedad Argentina de Pediatría, op. cit, p. 487.
115
Bioética para principiantes en clave de Derechos
en cuanto se refiera a las prácticas relacionadas con el propio cuerpo, debe ser
interpretado de forma que permita que las personas que ejerzan formal o in-
formalmente, roles de cuidado puedan participar y acompañar al NNyA en el
proceso de consentimiento informado y toma de decisiones sanitarias. Esto por
cuanto se trata del ejercicio de un derecho personalísimo como la atención y el
cuidado de la salud. De esta mantera, cualquier “allegado” (art.59 del CCyC)
o referente afectivo (art. 7 Decreto 415/2006 reglamentaria de la ley 26.061)
podría asistir al NNyA en el consentimiento de dichos actos (Resolución
65/2015)
116
Cap. 4 | Los principios de autonomía y vulnerabilidad
Esto significa un cambio muy importante, dado que por un lado disminuye la
representación de los padres y, por otro, aumenta la autonomía de los menores.
Con respecto a las prácticas de salud sexual y reproductiva, la Resolución
65/2015 establece que:
Por otro lado, con relación a las progenitoras adolescentes, el Código Civil y
Comercial establece en el art.644 que tienen la responsabilidad parental sobre
sus hijos/as, pudiendo decidir y realizar tareas para su cuidado, educación y
salud. A su vez, la persona que ejerce la responsabilidad parental sobre la ado-
lescente, (abuela/o), puede oponerse a actos perjudiciales para el niño/a y tam-
117
Bioética para principiantes en clave de Derechos
118
Cap. 4 | Los principios de autonomía y vulnerabilidad
Enfrentados a una situación médica y sin dejar de respetar el derecho que le asis-
te a un adolescente a partir de los 16 años para la toma de decisiones por sí mis-
mo, se debería evaluar la gravedad de la situación, la razonabilidad de la decisión
y sus implicancias, así como (de ser posible) contar con el acompañamiento de
los padres. Según esto, no debería ser considerado en igual plano el rechazo a un
tratamiento con escasas o nulas posibilidades de éxito o una toma de decisión
respecto de la salud reproductiva que el negarse a recibir un tratamiento por
parte de una adolescente afectada por un trastorno de la alimentación.123
119
CAPÍTULO 5
JUSTICIA, EQUIDAD Y DERECHO A LA SALUD
Diego Gracia sostiene que esta concepción iniciada por los pensadores griegos
hacia el siglo VI a. C., no conoció rival hasta bien entrado el siglo XVII.125 Esta
idea sostenía que la justicia es una propiedad natural de las cosas que el hombre
no tiene más que conocer y respetar. Este es el sentido que los filósofos grie-
gos dieron al término dikayosine. En tanto que naturales, las cosas son justas
y cualquier tipo de desajuste constituye una desnaturalización. Todo tiene su
lugar natural y es justo que permanezca en él. Esto es aplicable no solo al orden
cósmico, sino también al político.
121
Bioética para principiantes en clave de Derechos
La justicia como igualdad social ha tomado varias direcciones, entre las que se
destacan los pensadores Karl Marx y Friedrich Engels quienes critican al estado
liberal porque fomenta la desigualdad y la injusticia. Se niega la propiedad pri-
vada de los bienes y se propone una nueva definición de la justicia distributiva:
lo que debe distribuirse equitativamente no son los bienes de producción, sino
los de consumo. La justicia distributiva no es adecuada si no da a cada uno lo
que corresponde según sus necesidades; solo así puede coincidir la justicia con
la igualdad.
A pesar de que esta última ha sido considerada teóricamente un elemento
esencial del principio de justicia, en la práctica no ha sido así ya que, por ejem-
plo, la tradición excluyó a las mujeres y a sus necesidades, de las incipientes po-
líticas públicas y apenas aparecen señaladas puntualmente en las disposiciones
y medidas las referidas a la maternidad biológica. Mucho menos las atinentes a
la reproducción y fertilización asistida.126
126 Prince, E. (2008). Políticas de Igualdad, Equidad y Gender Mainstreaming. Edición revi-
sada y actualizada. Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament, Fondo Fiduciario
España-PNUD.
127 Gracia, D. (1989) op cit
122
Cap. 5 | Justicia, equidad y derecho a la salud
123
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Las posiciones respecto al principio de justicia han generado tres grandes pers-
pectivas teóricas diferentes en relación a la salud y a la priorización que hacen de
otros principios importantes de la ética: la igualdad y la libertad.128
La teoría libertariana
124
Cap. 5 | Justicia, equidad y derecho a la salud
La teoría igualitarista
125
Bioética para principiantes en clave de Derechos
126
Cap. 5 | Justicia, equidad y derecho a la salud
127
Bioética para principiantes en clave de Derechos
una concepción errónea acerca del bien, sea por falta de información o
por creencias equivocadas.
Los seres humanos difícilmente podemos calcular el valor exacto que conce-
demos a la salud y en consecuencia no sabemos qué sacrificaríamos para tener
asegurado el derecho a ella. Lo que sí es posible suponer es que, si hay que ra-
cionar los recursos sanitarios, habrá que buscar una solución que exija, suma-
do al sacrificio personal, una política de administración de recursos. Esto debe
implicar que los tratamientos más caros puedan ser accesibles para las personas
con menos recursos, mientras que las que tienen más recursos puedan costearse
parte de las intervenciones que requieren. El principio rawlsiano de la diferen-
cia, bien entendido, podría ser utilizado aquí como criterio general.131
En el año 2002, la Red de Instituciones Bioéticas del Sudeste de la Provincia
de Buenos Aires publicó un documento: “La salud ante la crisis (Bases éticas
para la construcción de un sistema de salud más justo para la República Ar-
gentina)” que recogió una reflexión bioética interesante en un momento de
gravísima crisis económica y sanitaria en la República Argentina
Se partió del reconocimiento que no se puede dar a la totalidad de la pobla-
ción todo lo que la medicina actual puede ofrecer, y por lo tanto de un modo u
otro, hay que racionar o, dicho de manera más suave, hacer un uso racional de
los recursos. En principio hay dos maneras de racionar (“rationing” en inglés):
el racionamiento encubierto, que es el habitual, y el explícito, construido social-
mente, que parece más justo. Este hecho está muy bien estudiado, pudiendo
demostrarse que, si no se racionara, en unos años no alcanzarían los recursos,
aunque toda la gente aportara al sistema todos sus ingresos.
Una situación de mayor justicia para todos empieza por la universalidad del
sistema de salud que implicaría que todas las instituciones de salud existentes
(estatales, gremiales, comunitarias, privadas, ONG, etc.) deberían aportar al
servicio de un único sistema para todos los que viven en el país.
Solo así se garantizaría que la accesibilidad y la calidad de los servicios que
cada uno recibe no dependa de su capacidad de pago o peor, como ocurre en la
mayoría de los casos ahora, de la obra social
131 Puyol González, A. (1999). “Ética, Derechos y Racionamiento sanitario”. En Doxa: Cua-
dernos de Filosofía del Derecho, N°22.
128
Cap. 5 | Justicia, equidad y derecho a la salud
Si se integra un fondo único que genere un sistema casi único, es mucho mayor
la posibilidad de dar un alto nivel de prestaciones a todos los que lo necesiten.
También existe la posibilidad de que coexista un sistema privado paralelo, que
debería ser muy pequeño y los profesionales de la salud deberían optar por tra-
bajar en uno u otro, para que el privado no compita con el principal.
El sistema privado cubriría prácticas y niveles de confort sanatorial, no fi-
nanciables por el sistema público, de un alto costo, para quien pueda y quiera
pagarlas, y tributaría elevadas cargas impositivas que se volcarían al sistema pú-
blico, cumpliendo con el principio de la diferencia de John Rawls.
129
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Los determinantes sociales de la salud son las circunstancias en que las perso-
nas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud. Esas
circunstancias son el resultado de la distribución del dinero, el poder y los re-
cursos a nivel mundial, nacional y local, que depende a su vez de las políticas
adoptadas. Los determinantes sociales de la salud explican la mayor parte de las
inequidades sanitarias, esto es, de las diferencias injustas y evitables observadas
en y entre los países en lo que respecta a la situación sanitaria.
132 Puyol, A (2012) Ética, equidad y determinantes sociales de la salud. Gaceta sanitaria Vol.26
Nº2
130
Cap. 5 | Justicia, equidad y derecho a la salud
133 Rovere, M. (1999). Redes en salud: un nuevo paradigma para el abordaje de las organiza-
ciones y la comunidad. Rosario: Ed. Secretaría de Salud Pública/AMR, Instituto Lazarte (reim-
presión), p. 12.
131
PARTE 2
BIOÉTICA APLICADA
CAPÍTULO 6
BIOÉTICA Y DERECHOS EN EL FINAL DE LA VIDA
1. Autonomía y vejez
134 Lolas Stepke, F. (2001). “Las dimensiones bioéticas de la vejez”. En Acta bioethica, vol.7,
N°1, p. 62. Disponible en línea: https://dx.doi.org/10.4067/S1726-569X2001000100005
135
Bioética para principiantes en clave de Derechos
136
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
135 Lolas Stepke, F. (1996). “Futuro de la vejez y vejez del futuro”. En Vejez y envejecimiento
en América Latina y el Caribe. Santiago de Chile: Cuadernos de extensión de la Vicerrectoría
Académica y estudiantil, p. 26.
137
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Ser viejo puede ser sentido y significado como sabiduría, castigo, necesidad,
proyecto, desafío, enfermedad, solidaridad, menosprecio, equilibrio, etc. Y esto
solo puede expresarse y cotejarse aceptando la categoría básica del paradigma
comunicativo que es la intersubjetividad, por la cual se reconoce recíproca-
mente la autonomía de todos los argumentantes entendida como competencia
comunicativa. Aunque esta pueda ser ejercida parcialmente por incapacidad
mental, emocional, pulsiones inconscientes, ignorancia, condicionamientos
culturales, entre otros factores nada autoriza a no tenerla en cuenta.
El significado se enlaza en los sistemas normativos que rigen los comportamien-
tos. Si el anciano es excluido del diálogo, las asimetrías nunca serán resueltas en
su beneficio, pero las conductas sociales no podrán ser calificadas como correc-
tas.
Todo discurso práctico debe garantizar la representatividad de todos los
afectados y la simetría de las partes en conflicto. Esta tarea se desarrolla cuando
los discursos prácticos han sido institucionalizados y permiten la tematización
y compensación de las diferencias. La comunidad ideal en la que todos tienen
igual poder e igual derecho, funciona como idea reguladora de la comunidad
real.
Las prácticas morales contenidas en una estructura social que las posibilite,
deberán tener al anciano/a como interlocutor válido. Su biografía se hace pre-
sente a través del recuerdo que permite reinventar el pasado. Esta reconstruc-
138
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
ción es actual, plena de intereses tan reales para sí como imaginarios para los
otros. Un anciano podrá olvidar sucesos, pero siempre recordará atmósferas.136
El desafío bioético consiste en aceptar esta narrativa sentida y convertirla en
significatividad social.
Y la capacidad de:
y Relacionarse con otros.
y Preocuparse por otros.
y Comunicarse.
y Tener curiosidad.
139
Bioética para principiantes en clave de Derechos
140
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
141
Bioética para principiantes en clave de Derechos
142
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
140 DE UNAMUNO, Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos, en
Obras completas. Madrid, Afrodisio Aguado, 1950- 1958, 16 vols., T. XVI, I, p. 128. Biblio-
grafía sobre Unamuno se encuentra en PELAYO H. FERNÁNDEZ, Bibliografía crítica de
Miguel de Unamuno (1888-1975), Madrid, Porrúa, 1976, p.174
141 Heidegger, M. (2007). El ser y el tiempo, 5ª ed. Madrid: Tecnos.
143
Bioética para principiantes en clave de Derechos
144
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
Las sociedades han ido elaborando diversas actitudes ante la muerte, que mues-
tran que se trata de un hecho que trasciende lo puramente biológico, siendo
social, filosófico, antropológico. Tal como expresa Norbert Elías, “Las actitudes
hacia los moribundos y hacia la muerte […] no son ni inalterables ni accidenta-
les”, son peculiaridades de sociedades determinadas. 143
Describimos brevemente algunas de estas actitudes
Muerte ritualizada
143 Elías, N. (2011). La soledad de los moribundos. México: Fondo de Cultura Económica, p.
131.
144 Ortiz Quesada F. (2001). Eutanasia. Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investi-
gaciones Jurídicas de la UNAM. Disponible en línea: www.juridicas.unam.mx https://biblio.
juridicas.unam.mx/bjv
145
Bioética para principiantes en clave de Derechos
muerte del angelito. El niño o niña que muere permanece en la familia como un
protector especial, se convierte en un don.
Muerte medicalizada
146
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
Muerte autonomizada
147 Gracia D. (1998), Ética de los confines de la vida. Bogotá: El Búho, Bogotá, p. 281
147
Bioética para principiantes en clave de Derechos
A fines del siglo pasado comenzó a gestarse un reclamo social y legal a una muer-
te digna. ¿Qué derechos y valores están requiriendo mayor protección? Llevó
muchos siglos a la humanidad reconocer el derecho a la vida y desde hace unas
décadas se reclama el derecho a la muerte. ¿A qué se debe este reclamo? Desde
que, en 1976, la Justicia norteamericana autorizó la desconexión del respirador
de la joven Karen Quinlan –que llevaba un año en estado vegetativo–, el debate
sobre el derecho a morir quedó instalado en el mundo. En nuestro país, casos
tan controvertidos como el de Camila (una niña de 3 años que fue desconecta-
da del respirador en 2012 y que había permanecido desde su nacimiento en es-
tado vegetativo), el de Gustavo Cerati (fallecido en 2014, luego de cuatro años
en estado vegetativo), Marcelo Diez (estuvo veinte años en estado vegetativo),
han sido la cara mediática de otros tantos, y que han abonado el reclamo del
derecho a alcanzar la muerte.
148
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
149
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Por otra parte, aparece el riesgo de que los tratamientos que se realizan resul-
ten extraordinarios, es decir, desproporcionados en cuanto a las posibilidades
de recuperación, incurriendo así en el llamado encarnizamiento terapéutico,
que solo extiende la agonía y puede provocar sufrimientos innecesarios.
Otro factor a tener en cuenta, se relaciona con cambios culturales que lle-
varon lentamente a un nuevo modelo de relación terapéutica. Desde los co-
mienzos de la medicina, el médico se configuró como el depositario del saber y
el responsable de tomar la mejor decisión para el paciente. Este modelo, deno-
minado críticamente paternalista, ha venido reemplazándose, tal como hemos
visto, por otro en el cual el protagonista es el paciente con su derecho a la au-
tonomía, es decir, al respeto por las decisiones tomadas con libertad y conoci-
miento. El paciente ya no lo es tanto, sino que es un sujeto que sabe, cuestiona
y reclama que se respete su opción. ¿Disminuye por eso la responsabilidad del
profesional? ¿Se debe respetar siempre la decisión del paciente, aun cuando im-
plique el rechazo a algún tratamiento? Esta puede ser una cuestión muy conflic-
tiva, desde el punto de vista bioético, para quien ha elegido una vocación que
conlleva velar por la salud y la vida. Por eso, en estos últimos años, la medicina
precisa a menudo de la intervención de la Justicia y del asesoramiento de comi-
tés de bioética para poder discernir en las situaciones difíciles en busca de una
muerte digna.
Las nuevas situaciones generadas a partir de los avances tecnológicos, han he-
cho surgir una diversidad de conceptos que es necesario aclarar para luego po-
der realizar un juicio ético en cada situación.
Eutanasia
150
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
151
Bioética para principiantes en clave de Derechos
han configurado, durante el siglo XX, un escenario para el debate sobre la euta-
nasia radicalmente nuevo y distinto del de los siglos anteriores.149
149 Lorda, P. y otros. (2008). “Ética y muerte digna: propuesta de consenso sobre un uso co-
rrecto de las palabras”. En Revista Calidad Asistencial, vol.23, N°6, p. 273.
150 Ibid.
152
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
Cabe aclarar, además, que la eutanasia debe ser legal para realizarse, sino el
profesional incurre en un delito.
Los elementos de análisis permiten sintetizar los argumentos que defienden
quienes están a favor o en contra de la eutanasia:
y La sacralidad de la vida
y La vida es un derecho inalienable y al optar por la eutanasia no solo se
entrega la vida, sino también la libertad.
y No existen criterios claros que determinen en qué circunstancias deba
ser aplicada y por lo tanto cómo debe ser legislada.
y La autonomía de las personas puede estar anulada, disminuida, inma-
dura, manipulada etc.
y El dinamismo y la interpretación de las directivas anticipadas.
y La desconfianza que generan los profesionales e instituciones que bo-
gan por la eutanasia.
y El dejar morir podría ser más económico que el esfuerzo por intentar
la cura.
y La aceptación de la eutanasia por la sociedad puede inducir a otros a
aceptarla dejando de lado el deber de permanecer vivo.
y La irreversibilidad de la decisión.
153
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Suicidio asistido
154
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
El juicio clínico sobre la futilidad de una medida no es fácil pues, como siempre
en medicina, no hay criterios matemáticos ni certezas tranquilizadoras. Pero,
en cualquier caso, cuando un profesional, tras una evaluación ponderada de
los datos clínicos de que dispone, concluye que una medida terapéutica resulta
fútil, no tiene ninguna obligación ética de iniciarla y, si ya la ha iniciado, debería
proceder a retirarla.154
152 Henk Ten Have. (2005). Universidad de Nijmegen, Países Bajos. Transcripción de la Con-
ferencia del Dr. Ten Have en el Instituto de Investigaciones Médicas A. Lanari. Ciudad de
Buenos Aires; diciembre de 2005.
153 Kubler-Ross, E. (1974). Questions on Death and Dying. Nueva York: Macmillan, p. 84.
154 Lorda, P. y otros, op. cit, p. 276.
155
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Sedación paliativa
La sedación paliativa es por lo tanto una práctica clínica que, si se realiza con-
forme a las indicaciones médicas y prescripciones técnicas, y contando con el
consentimiento informado del paciente o de su representante, no debería ge-
nerar cuestionamientos éticos. ¿Por qué, muchas veces, es controvertida y cues-
tionada esta práctica?
El aspecto más cuestionado es que la administración de algunos fármacos de
sedación puede acortar el tiempo en que se produce la muerte. Pero de acuerdo
a un antiguo principio moral, el principio de doble efecto, cuando una acción
buena provocada intencionalmente tiene como efecto secundario una acción
mala no intencionada, la acción es moralmente buena.
155 Pérez Pérez, F. M. (2016). “Adecuación del esfuerzo terapéutico, una estrategia al final de
la vida”. En Elsevier, vol. 42, N°8.
156 Lorda, P. y otros, op. cit, p. 278.
156
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
Distanasia
157 Galatti, E. (2018). “La eutanasia y la medicalización de la muerte desde una perspectiva
jurídica compleja”. En Revista latinoamericana de bioética, vol. 18, N°1, p. 72.
158 Bernal, M. (2020), op cit.p.15
157
Bioética para principiantes en clave de Derechos
6. La muerte digna
158
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
Las DMA fueron reconocidas por primera vez en nuestro país por los Cole-
gios de Escribanos provinciales, siendo pionera la provincia de Buenos Aires
en el año 2004, creando un registro para las mismas. Esta tendencia fue segui-
da por otras provincias. Luego fueron incorporadas por la Ley Nacional sobre
Derechos de los Pacientes (Ley N° 26.529) en el año 2009 y reconocidas por la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El caso mediático
159
Bioética para principiantes en clave de Derechos
de Marcelo Diez, “motivó la reforma” de esta ley por la llamada “Ley de muerte
digna” 26.742 del año 2012, que incorporó mayor cantidad de actos pasibles de
ser incluidos por medio de las DMA159
Directivas anticipadas (Ley 26.529, mod. Ley 26.742). “Toda persona capaz
mayor de edad puede disponer directivas anticipadas sobre su salud, pudiendo
consentir o rechazar determinados tratamientos médicos, preventivos o palia-
tivos, y decisiones relativas a su salud. Las directivas deberán ser aceptadas por
el médico a cargo, salvo las que impliquen desarrollar prácticas eutanásicas, las
que se tendrán como inexistentes. La declaración de voluntad deberá formali-
zarse por escrito ante escribano público o juzgados de primera instancia, para
lo cual se requerirá de la presencia de dos testigos. Dicha declaración podrá ser
revocada en todo momento por quien la manifestó”.
160
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
tienen por no escritas. Esta declaración de voluntad puede ser libremente revo-
cada en todo momento”.
Si bien el CCyC no exige formalidades para su implementación, “el mismo
no es cumplido en la práctica, ya que en los escenarios jurídicos y asistenciales
se siguen solicitando las formalidades requeridas por la Ley Nacional sobre De-
rechos de los Pacientes: escribano público o funcionario público y testigos”161
.Sin embargo, desde una Bioética basada en los DDHH, corresponde tener en
cuenta al CCyC, sin pretender formalidades incumplibles para su realización.
En este sentido hemos sostenido que:
Por otra parte, el CCyC, limita este derecho, exigiendo plena capacidad para su
realización, lo cual es motivo de críticas, dado que motivó las críticas de Mar-
cela Bernal, quien sostiene la posibilidad de que los “adolescentes competen-
tes” que “padecen una enfermedad progresiva e incurable” puedan acceder a
las DMA.163
Los dilemas bioéticos se agudizan cuando las DMA son inexistentes. ¿Cómo
y quién decide?
En este caso, la propia Ley Nacional sobre Derechos de los Pacientes y su
reglamentación, determinan la posibilidad del llamado “consentimiento infor-
mado por representación” (Bernal, 2020:36), materializado por medio de los
familiares del paciente. Estas normas determinan un orden de prelación para la
decisión, y en caso de conflicto la reglamentación de la Ley Nacional sobre De-
rechos de los Pacientes plantea la posible intervención preventiva del Comité
de Bioética asistencial.
161
Bioética para principiantes en clave de Derechos
En síntesis ¿cuáles actos están permitidos por la legislación vigente para ser pla-
nificados mediante las DMA?
La Ley Nacional sobre Derechos de los Pacientes, modificada por la llamada
Ley de “muerte digna”, y su reglamentación, permiten los siguientes actos, pro-
hibiéndose las prácticas eutanásicas:
y Rechazo de procedimientos quirúrgicos, de hidratación, alimentación, de
reanimación artificial o al retiro de medidas de soporte vital, cuando sean ex-
traordinarios o desproporcionados en relación con las perspectivas de mejo-
ría, o que produzcan sufrimiento desmesurado.
y Rechazo de procedimientos de hidratación y alimentación cuando los mis-
mos produzcan como único efecto la prolongación en el tiempo de ese estadio
terminal irreversible e incurable.
y Cuando el médico a cargo considere que la misma implica desarrollar prácti-
cas eutanásicas, previa consulta al Comité de Ética de la institución respectiva
y, si no lo hubiera, de otro establecimiento, podrá invocar la imposibilidad
legal de cumplir con tales Directivas Anticipadas. (decreto 1089/2012)
La ley contribuye a orientar las decisiones, pero no siempre bastará para tomar-
las. La muerte digna implica no solo el respeto por la autonomía, sino, antes que
nada, la garantía de un estrecho acompañamiento en este difícil proceso. En
este sentido, es fundamental que se promocione tanto desde las instituciones
de salud como desde la capacitación profesional, la implementación de los cui-
dados paliativos que están mencionados en la ley: “En todos los casos la negati-
va o el rechazo de los procedimientos mencionados no significará la interrupción
de aquellas medidas y acciones para el adecuado control y alivio del sufrimiento
del paciente” (artículo 1), lo que luego es repetido al hablar del consentimiento
informado, para prever “el derecho a recibir cuidados paliativos integrales en el
proceso de atención de su enfermedad o padecimiento” (artículo 2).
La ley abre la posibilidad de seguir reflexionando sobre el valor que el tramo
final de la vida significa, ya sea para la persona muriente como para el profesio-
162
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
nal de la salud. Por eso, constituye un punto de llegada, pero, sobre todo, un
punto de partida.
8. Conclusión
163
Bioética para principiantes en clave de Derechos
La subjetividad es su rasgo esencial; nadie mejor que uno mismo para saber
cuál es la forma de vida que desea para vivir. Sin embargo, esto que asombra
por su obviedad es fuente de innumerables conflictos suscitados muchas veces
por buenas intenciones (paternalismo). La multidimensionalidad implica que
la evaluación de la calidad de vida no involucra un solo aspecto, como pudiera
ser el estado de las funciones vitales. Otras perspectivas como la espiritualidad,
los afectos, la contención social, la función desempeñada en el grupo de perte-
nencia, etc., deben ser consideradas. Precisamente por ser multidimensional, la
calidad de vida se caracteriza por su complejidad.
La bioética posibilita como disciplina filosófica e interdisciplinaria un trata-
miento de la muerte destinada a recuperarla como la posibilidad existencial más
significativa. Tiene sentido cerrar estas reflexiones con las palabras del poeta
Rainer María Rilke: “Señor, concede a cada uno su propia muerte”. 165
165 Rilke, R. M. (1999) Brevísima Antología Poética. Versión de Jaime Ferreiro Alemparte.
Publicado en Nueva antología poética de Rainer María Rilke. Madrid: Espasa Calpe, Colección
Austral, 1999
164
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
Caso Brittany
Reflexión
165
Bioética para principiantes en clave de Derechos
perdió el sentido de su vida? ¿Por qué una enfermedad puede hacer que ya no valga
más la pena vivir? ¿Puede la ciencia médica actuar para facilitar un suicidio?
Hay que entender esta situación en el contexto de los grandes avances cien-
tíficos en el ámbito de la salud que permiten una muerte medicalizada, que
implica evitar el dolor hasta el último momento. Nadie debería hoy en día tener
dolores físicos insoportables, ya que los medios para mitigar el sufrimiento por
esta causa son posibles. Pero una consecuencia de esta medicalización es que la
muerte, pocas veces ocurre en las casas, sino en una institución, lejos del propio
entorno y de los afectos.
Otra consecuencia son las situaciones de agonías prolongadas que desgas-
tan emocionalmente a la persona y a su familia. Surge, así, la necesidad de los
individuos de recuperar su derecho de decidir sobre su propio cuerpo, sobre
los tratamientos posibles y, por lo tanto, sobre su propia muerte. El derecho
a morir, puede entenderse como la posibilidad de oponerse a la expropiación
científica y técnica del saber médico. Creemos que este es el mensaje que Bri-
tanny nos quiso dejar. Ella no aceptó la posibilidad de que lleguen a ensañarse
con su cuerpo, de perder su conciencia, de no poder decidir por sí misma. Es
un mensaje fuerte, porque pone en evidencia los riesgos de nuestra época y la
posibilidad de ejercer nuestros derechos. Pero a la vez, su decisión nos hace pen-
sar en la necesidad de generar lazos de confianza para poder expresar nuestros
deseos y saber que serán cumplidos por quienes tenemos al lado, más allá de la
situación en que nos encontremos.
La cuestión es ¿cada uno es responsable de sí mismo o somos responsables
los unos de los otros? Britanny quizás nos muestra una cara de la autonomía,
propia de nuestra época, de aquella que se ejerce en soledad, ante la impotencia,
el miedo y la falta de sentido. ¿Pero podemos pensar y construir otra manera de
autonomía?
Caso Marcelo
(Texto basado en publicaciones de difusión en julio de 2015)
166
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
pero tras el fallecimiento de sus padres, sus hermanas Andrea y Adriana deci-
den trasladarlo a una institución para pacientes de patologías severas como la
que sufría Marcelo.
En el año 2008, y ante la muerte del padre de Marcelo Diez, las hermanas de-
ciden peticionar ante la justicia la muerte digna para su hermano; durante una
entrevista, ellas expresaban y argumentaban su petición de la siguiente manera:
“Marcelo no querría estar vivo en estas condiciones, hubiera elegido la muerte.
Vivir así no es vida. No siente, no ve, no come, no habla, solo respira en una
cama. No queremos que sufra más. Queremos dejarlo ir, que pueda descansar.
Porque su daño cerebral es tan grande que es imposible pensar que alguna vez
se va a recuperar, o va a existir una cura para él. Porque queremos hacer el duelo.
El estado vegetativo es un estado de locura y crueldad”.
Sin embargo, esta petición sufrió marchas y contramarchas en los tribunales
de la provincia del Neuquén que interpusieron cientos de obstáculos para dar
lugar al pedido de la familia;
En este recorrido doloroso de la familia, mientras la situación de Marcelo
Diez empeoraba, organizaciones religiosas realizaron distintas acciones durante
el año 2013 para que se mantuviera al paciente con “vida” y argumentando su
profundo desacuerdo con el fallo de la corte suprema de la Nación, aduciendo
que sacar el soporte vital al paciente Marcelo Diez no tiene “nada de digno”.
En 2015 el Máximo Tribunal había aceptado que el paciente sea desconec-
tado de los aparatos que lo mantienen artificialmente conectado a la vida. Los
jueces aceptaron la declaración de las hermanas del paciente, quienes declara-
ron que antes del accidente que lo dejó en su actual situación había manifes-
tado que en hipotético caso de esas características no deseaba que se lo mantu-
viera artificialmente con vida. “Al adoptar esta decisión, la corte aclaró que no
se estaba en presencia de un caso de eutanasia. Luego, efectuó consideraciones
relevantes, tanto sobre los derechos de los pacientes, en especial los más vul-
nerables, como también enfatizó la importancia de respetar exclusivamente la
voluntad del paciente”166
En este contexto, a horas de haberse conocido el fallo, se produjo la muerte
de Marcelo Diez, mientras permanecía internado en Terapia Intensiva produc-
to de una infección urinaria y graves problemas respiratorios. Paradójicamente,
aunque no se pudo hacer efectivo el fallo, este representa un paso importante
para muchas personas que por acción de las instituciones religiosas le niegan el
167
Bioética para principiantes en clave de Derechos
derecho a la “muerte digna”, pelea que llevó muchos años para las hermanas de
Marcelo Diez.
Reflexión
¿Tuvo Marcelo una muerte digna? ¿Valió la pena vivir tantos años en ese esta-
do? Son las preguntas que resurgen ante el caso de Marcelo Diez y que, como
tantos otros, evidencian las incertidumbres éticas que se presentan en el final de
la vida, al existir tantos medios tecnológicos que posibilitan la prolongación de
la misma. Requieren por lo tanto una profunda reflexión y una gran apertura
para entender que puede no existir una única respuesta.
Marcelo no hablaba, no se comunicaba, no se movía, tenía el cuerpo lleno de
escaras, los ojos cerrados, la boca abierta; usaba pañales, se alimentaba a través
de una sonda conectada a su estómago. Pasaron 22 años desde que, luego de un
accidente y de infectarse con un virus hospitalario, quedó en estado vegetativo.
¿Por qué vivió tanto tiempo en esas condiciones? Porque primero sus padres
armaron en su casa una especie de clínica con toda la tecnología necesaria para
que su organismo siguiera funcionando. Tras la muerte de ellos, una institución
continuó brindándole los mismos servicios que hacían posible mantenerlo con
vida. Pero ¿qué vida?
Marcelo murió a los 51 años, luego que la Corte Suprema de Justicia de la
Nación emitiera un fallo dando lugar a la petición de sus hermanas para que se
le retiren las medidas de soporte vital y así poder “morir dignamente”.
¿Por qué el caso llegó a la justicia, existiendo una ley de “muerte digna” que
podía legitimar la decisión de las hermanas? Esto sucedió porque la institución
en la que estaba internado Marcelo nunca estuvo de acuerdo con la decisión
tomada, interponiendo un recurso de amparo. De lo contrario, no hubiera
sido necesario judicializarlo, tal como ocurre con otros tantos que se resuelven
dentro de la institución, teniendo en cuenta el criterio médico, la decisión del
paciente o sus familiares, el asesoramiento de los comités de bioética y lo esta-
blecido por la ley.
La muerte digna es un proceso que implica: que la persona sea acompañada
y cuidada hasta el final, que se evite lo más posible el sufrimiento físico y espiri-
tual, que se respete su voluntad o la de sus familiares. Y, por último, que se evite
el llamado encarnizamiento terapéutico, científicamente llamado distanasia, en
el que la agonía se prolonga utilizando un sin fin de medidas terapéuticas, que
lo único que hacen es alargar el sufrimiento. Este es también el espíritu de la ley
nacional 26.742 que hemos mencionado.
168
Cap. 6 | Bioética y derechos en el final de la vida
169
CAPÍTULO 7
TRASPLANTES Y DONACIÓN DE ÓRGANOS:
VIEJAS Y NUEVAS DISCUSIONES
Este sueño y fantasía, que el hombre ha mantenido vigente en todas sus mani-
festaciones culturales, tiene hoy características muy especiales, una de las cuales
es la intervención sobre los cuerpos máquina, para mantenerlos funcionando a
pesar de sus desgastes y roturas. Lo que se ha impuesto con la influencia de las
ciencias médicas sobre nuestras vidas, es la esperanza de que la medicina alcance
las claves de una vida libre de enfermedades, o que a lo sumo logre curarlas a to-
das usando los procedimientos científicos cuantificables, entre los cuales ocupa
un lugar preferencial el trasplante.167
167 Pfeiffer, M.L. (2006). “El trasplante de órganos: valores y derechos humanos”. En Revista
Persona y Bioética, vol. 10, N°2, p.12.
171
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Los trasplantes de órganos constituyen desde mediados del siglo pasado una
verdadera revolución tecnológica en el ámbito de la salud y son paradigmáticos
para la bioética, dado que ponen en juego la mayoría de las temáticas planteadas
por la disciplina desde sus comienzos: los nuevos conflictos que traen los avan-
ces tecnológicos, la autonomía del paciente, la definición de muerte, el princi-
pio de justicia y equidad, la vulnerabilidad.
Se debe operar solamente si se tiene alguna probabilidad de éxito; operar sin esta
esperanza significa prostituir este magnífico arte y ciencia de la cirugía y hacerlo
sospechoso ante los profanos y los colegas. Pero ¿cómo pueden medirse las probabili-
dades de éxito? Con un estudio incansable de nuestra ciencia, con la crítica severa
de nuestras observaciones y las ajenas, con la investigación más exacta en cada
caso particular, y la evaluación crítica de nuestros experimentos. 169
168 Alcala Sanz, J. (2012). “Breve historia de la cirugía. Hitos en el desarrollo de la cirugía mo-
derna”. En Revista española de podología, vol. 23, N°5.
169 Frase atribuida a Theodor Billroth, extraída de Villanueva-Meyer, MD. (2018). “Theodor
Billroth
(1829-1894): Pionero de la cirugía científica moderna. En Revista Galenus, vol 69, Nª2 P.97
Disponible en línea: https://www.galenusrevista.com/IMG/pdf/-340.pdf
172
Cap. 7 | Transplantes y donación de órganos: viejas y nuevas discusiones
2. Aspectos bioéticos
Como suele suceder con la mayoría de los avances tecnológicos en el ámbito de la salud,
su puesta en práctica antecede a la reflexión ética y social. Los trasplantes de órganos,
una de las conquistas médicas más revolucionarias de los últimos tiempos, constituyen
un claro ejemplo de ello. Los avances tecnológicos fueron permitiendo la puesta en
práctica de los trasplantes de órganos que, a medida que se fueron desarrollando y per-
feccionando técnicamente, suscitaron variados debates, ¿ya superados? Algunos sí,
mientras que otros no tanto. Recorrerlos brevemente, nos puede dar una idea
de la complejidad de los temas en juego.
170 Soto, G. (2016). “Ventilación Mecánica: una breve historia”. En Revista Neumología Pe-
diátrica; vol. 11, N°4, p. 152.
171 Martínez-Urionabarrenetxea, K. (2008). “Bioética y trasplantes de órganos”. Revista Diá-
lisis y Trasplantes, vol. 29, N°3, p. 117.
173
Bioética para principiantes en clave de Derechos
La cuestión ética giraba en torno a una pregunta clásica de la ética: ¿Es correcto
dañar a una persona para salvar a otra? En esa época toda mutilación era con-
siderada un delito en la mayoría de las legislaciones. Esta nueva situación lle-
vó a revisar viejas cuestiones morales: ¿es legítimo utilizar un medio malo para
conseguir un fin bueno? ¿Se puede producir un mal (menor) para conseguir
un bien (mayor)? De acuerdo con pensadores clásicos, esto podía aceptarse en
los casos en que se mutilaba una parte del cuerpo enferma para mejorar la salud
del todo. Pero el problema en los trasplantes es que se mutila un órgano sano
(de una persona sana) para salvar a otra enferma y aunque existe la intención de
lograr un bien mayor, no hay certeza de que se consiga realmente. La respuesta
a estos interrogantes se encontró en el concepto de “obligación imperfecta o de
justicia”, es decir, alguien puede preferir dañarse a sí mismo para salvar a otro,
pero nunca puede ser obligado a hacerlo. El único motivo debe ser el amor,
incompatible con cualquier tipo de interés económico. Como consecuencia de
este largo y complejo debate, se justifica la extracción de un órgano, siempre y
cuando se haga entre familiares, para asegurarse de que no se comercializará.
Así, altruismo, voluntariedad y gratuidad, se convierten en el fundamento de la
ética de la mutilación.
En Argentina la última modificación (realizada en 2018) de la ley de trasplan-
tes, la introduce la Ley 27.447 de trasplantes de órganos, tejidos y células. En ella se
mantiene lo siguiente
172 Gracia, D. (2001). “Trasplantes de órganos: medio siglo de reflexion etica”. En Nefrología,
vol. 21, N°4.
173 Ibid., p. 16.
174
Cap. 7 | Transplantes y donación de órganos: viejas y nuevas discusiones
Ley 27.447
Pero se agrega una nueva posibilidad, denominada Donación cruzada, que am-
plía las posibilidades de donación de riñón.
Para la bioética, esta situación requiere tener en cuenta a dos pacientes, quien
dona y quien recibe. Pero quien resulta más vulnerado y por lo tanto requiere
de mayor protección es quien dona.
El sujeto que más debe mirar la ética cuando se trata de trasplantes es el donante
vivo que pierde protagonismo frente al necesitado de trasplante y es en realidad
el más vulnerable y el que resultará más vulnerado, entre todos los implicados
en esta práctica. El más vulnerable porque es quien debe sufrir todas las pre-
siones sociales, culturales, médicas, morales que lo empujan a realizar un acto
supererogatorio, al que nada lo obliga. El más vulnerado porque perderá un
órgano o una parte de un órgano. Es a partir de estas observaciones que nos
detendremos sobre la cuestión del donante vivo, una de las primeras resistencias
175
Bioética para principiantes en clave de Derechos
1. La idea que mantiene que las personas no somos solo medios, sino que también
somos fines en nosotros mismos y que por ello tenemos dignidad y no precio. 2. La
convicción de que el fin no justifica los medios, sino que, al revés, muchas veces son los
medios los que justifican y hacen buenos los fines. 3. La defensa de que todos los seres
capaces de comunicación lingüística deben ser reconocidos como personas, puesto que
en todas sus acciones y expresiones son interlocutores virtuales y la justificación ilimi-
tada del pensamiento no puede renunciar a ningún interlocutor y a ninguna de sus
aportaciones virtuales a la deliberación.175
La donación cadavérica
174 Pfeiffer, M.L. (2018). “Trasplantes desde una mirada bioética”. En Revista Redbioética,
vol. 2, N°18, p. 33.
175 Martínez-Urionabarrenetxea, K., op. cit., p. 116.
176 Gracia, D. (2001). “Trasplantes de órganos...”, op. cit.
176
Cap. 7 | Transplantes y donación de órganos: viejas y nuevas discusiones
177
Bioética para principiantes en clave de Derechos
que se considere al que pone objeciones no pragmáticas como a alguien que está contra
la praxis del trasplante.177
Ley 27.447
Art. 33. Requisitos para la obtención de órganos y/o tejidos de donante falle-
cido. La ablación de órganos y/o tejidos puede realizarse sobre toda persona
capaz mayor de dieciocho (18) años, que no haya dejado constancia expresa
de su oposición a que después de su muerte se realice la extracción de sus órga-
nos o tejidos. En caso de no encontrarse registrada la voluntad del causante, de
acuerdo a lo previsto en los artículos 31 y 32, el profesional a cargo del proceso
de donación debe verificar la misma conforme lo determine la reglamentación.
Art. 34. Menores. En caso de fallecimiento de menores de dieciocho (18) años,
la autorización para la obtención de los órganos y tejidos debe ser efectuada por
ambos progenitores o por aquel que se encuentre presente, o el representante
legal del menor. La oposición de uno de los padres elimina la posibilidad de
llevar adelante la extracción en el cuerpo del menor.
178
Cap. 7 | Transplantes y donación de órganos: viejas y nuevas discusiones
179
Bioética para principiantes en clave de Derechos
180
Cap. 7 | Transplantes y donación de órganos: viejas y nuevas discusiones
La propiedad o disponibilidad del cuerpo constituye uno de los temas más di-
fíciles de abordar en el tema de trasplantes puesto que implica una concepción
axiológica previa que muchas veces permanece velada. En realidad el posicio-
namiento respecto a esta cuestión condiciona el tema que nos ocupa, ya que
de ella depende el reconocimiento posterior a una legítima posibilidad de dar
o recibir órganos.
Hay muchas posturas respecto al derecho de disponer del propio cuerpo,
pero al menos es posible encuadrar las perspectivas en la llamada interpretación
personalista que otorga al cuerpo un carácter sacralizado y la posición instru-
mentalista que permite la disposición del cuerpo tanto individual como social-
mente.
La corriente personalista
Para esta corriente, el cuerpo pertenece a Dios y el hombre tiene sobre él un uso
limitado. Disponer del cuerpo implica una trasgresión casi tan grande como la
pretensión de intervenir en los planes divinos. El cuerpo es un don, un regalo
que debe ser simplemente administrado. Esta perspectiva identificada priorita-
riamente con el cristianismo tiene sin duda raíces más antiguas:
181
Bioética para principiantes en clave de Derechos
La corriente instrumentalista
179 Cecchetto, S. (2004). Doctrina promiscua. Mar del Plata: Eugenio Suárez, p. 51.
182
Cap. 7 | Transplantes y donación de órganos: viejas y nuevas discusiones
4. Reflexiones finales
Los trasplantes de órganos constituyen, sin duda, una práctica que ha hecho
realidad fantasías que han acompañado el desarrollo científico y tecnológico de
la humanidad. No obstante, esa posibilidad fáctica no responde a numerosas
preguntas filosóficas, antropológicas y religiosas que quedan pendientes. La de-
finición de muerte, la disponibilidad del cuerpo, la identidad, los límites de la
183
Bioética para principiantes en clave de Derechos
184
CAPÍTULO 8
BIOÉTICA Y PERSPECTIVA DE GÉNERO
180 Concepto que se utiliza para referirse a las personas que no siguen las pautas de género
heteronormativas, ya sea la heterosexualidad como orientación sexual o la identidad binaria
(ser hombre o mujer).
181 Entel, R. (coord.) (2016). Violencia de género: miradas e intervenciones desde la diversidad
disciplinar. Buenos Aires: Espacio Editorial, p. 23.
185
Bioética para principiantes en clave de Derechos
cuidado de los/as niños/as y los hombres para la defensa del territorio, la guerra
y las actividades de gobierno. La perspectiva de género se propone derribar esta
concepción en el ámbito social, político y legal, dado que ha tenido consecuen-
cias atroces, en cuanto a discriminación, matanzas, enfermedades, violencia. Se
trata de un sistema construido a lo largo de toda la historia de la humanidad
y que se halla todavía incrustado en la vida cotidiana, en la subjetividad de las
personas, en las acciones políticas, en las prácticas de salud, etc. Desde el ámbito
académico, han proliferado estudios sobre estas temáticas, a partir de la déca-
da de 1970, época en que, además, diversas corrientes feministas reclamaban
fuertemente derechos de las mujeres. Junto al concepto de género han ido sur-
giendo también otros conceptos relacionados tales como; heteronormatividad,
patriarcado, no binario (o no binarie), colectivo LGTTTIBQ (lesbianas, gays,
travestis, transexuales, transgénero, intersexuales, queer), que implican cuestio-
namientos, críticas y defensa de nuevos derechos.
¿Por qué es importante tener en cuenta la perspectiva de género en el ámbito de
la salud? Porque la desigualdad de género es considerada un determinante social
de la salud. Las mujeres, así como las personas de colectivos disidentes, suelen ser
más vulnerables a la incidencia de determinadas enfermedades, así como a sufrir
violencia e incluso perder la vida. Los profesionales de la salud pueden ser agentes
de transformación, así como de reproducción de prácticas discriminatorias. Desde
la perspectiva de género se mejora la salud de las personas. Por eso es fundamental
la formación de los profesionales de la salud en este sentido. Es por eso que una
bioética basada en los DDHH, adhiere a la perspectiva de género desde los
principios de equidad, diversidad, no discriminación, entre otros.
Nos proponemos recorrer algunas de las discusiones y avances en la temá-
tica, aunque no pretendemos agotar un tema sumamente complejo y que des-
pierta sensibilidades propias de una larga historia de discriminación y opresión.
De acuerdo con la antropóloga Marta Lamas, existen dos usos principales del
concepto: el que habla de género refiriéndose a las mujeres y el que se refiere a la
construcción cultural de la diferencia sexual, aludiendo a las relaciones sociales
de los sexos.182
186
Cap. 8 | Bioética y perspectiva de género
Por otra parte, hay un uso descriptivo del concepto que implica atribuir ca-
racterísticas a los distintos géneros, cayendo así en una visión esencialista, tales
como considerar que los hombres son violentos o las mujeres son comprensi-
vas, por nombrar algunos ejemplos. Vamos a preferir hacer un uso crítico del
concepto en cuestión y referirlo a las relaciones de desigualdad entre los géne-
ros, a la crítica al patriarcado y al sistema binario. Acordamos entonces con
Lamas en que “el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales
basadas en las diferencias que distinguen los sexos y el género es una forma pri-
maria de relaciones significantes de poder”.183
Si nos referimos a la historia del concepto, se introduce a mediados del siglo
pasado en el ámbito de la psicología y la medicina para referirse a la situación
de las personas intersexuales (aquellas que nacen con genitales ambiguos o in-
definidos, o que presentan –a la vez– genitales masculinos y femeninos) y tran-
sexuales (personas cuyo sexo anatómico no corresponde con la identidad esta-
blecida para dicha anatomía). Se utiliza entonces la palabra género para referirse
al sexo social a diferencia del sexo anatómico. En esa época, las intervenciones
quirúrgicas para adecuar la anatomía al género no estaban legalizadas en todo
el mundo, pero comienzan a realizarse intervenciones para adecuar a personas
intersexuales. En 1952 en Dinamarca, George William Jorgensen Jr. se somete
a una intervención de cambio de sexo anatómico y a una terapia hormonal para
transformarse en Cristine Jorgensen. Se considera la primera mujer transexual,
aunque habría habido un antecedente en 1930 cuando Einar Wegener decide
realizarse intervenciones quirúrgicas experimentales para tansformarse en Lili
Elbe –historia relatada en la película La chica danesa–184 pero quien, luego de
varias intervenciones, muere a causa de una infección.
Fuera del ámbito médico, el concepto de género comenzó a ser utilizado por
las feministas académicas de la década de 1970. Como antecedente podemos
mencionar a la antropóloga Margaret Mead, quien en la década de 1930, realiza
una investigación en tribus de Nueva Guinea y puede observar que las perso-
nalidades femenina y masculina no dependen de la biología, no son esenciales
al sexo, sino que cada cultura moldea las mismas, lo cual era una novedad para
la época.
Cada una de estas tribus (en Nueva Guinea) tiene, como toda sociedad huma-
na, el elemento de la diferencia sexual para usarlo como tema en el argumen-
187
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Otro antecedente habían sido las ideas de la escritora y filósofa francesa Simone
de Beauvoir, quien en 1949 escribió el libro titulado El segundo sexo, en el que
reflexiona sobre el lugar subordinado de la mujer a lo largo de la historia y con-
sidera que la mujer es un producto cultural. Sus famosas frases “la biología no
es destino” y “no se nace mujer, sino que se hace mujer”, se convertirán en una
bandera feminista. En la década de 1960 luchaba además por los derechos re-
productivos de las mujeres, especialmente por la despenalización del aborto en
Francia. Fue la autora del “Manifiesto de las 343”, declaración de 1971 firmada
por 343 mujeres que declaraban haber abortado y en la cual expresa:
185 Mead 1949, citado por Stolke, V. (2004). “La mujer es puro cuento: la cultura del género”.
En Estudios Feministas, vol. 12, N°2, p. 17.
186 Lamas, M. El género: La construcción cultural…, op. cit., p. 327.
188
Cap. 8 | Bioética y perspectiva de género
Gayle Rubin, planteó que este sistema está compuesto por los mecanismos del
sistema social que “transforman la sexualidad biológica en productos de la ac-
tividad humana”.187
2. La violencia de género
189
Bioética para principiantes en clave de Derechos
190 Faur, E. y Grimson, A. (2016). Mitomanías de los sexos. Buenos Aires: Siglo XXI, p. 21.
190
Cap. 8 | Bioética y perspectiva de género
191 Segato, R. (2013). La crítica de la colonialidad en ocho ensayos. Y una antropología por
demanda. Buenos Aires: Prometeo.
192 Segato, R. (2015). Contra-pedagogías de la crueldad. Buenos Aires: Prometeo
191
Bioética para principiantes en clave de Derechos
193 Segato, R. (2018). La guerra contra las mujeres. Buenos Aires: Prometeo, p. 175.
194 La Casa del Encuentro, fue fundada el 4 de octubre del año 2003 por Ada Beatriz Rico,
Fabiana Tuñez y Marta Montesano, con el fin de diseñar un proyecto feminista por los dere-
chos humanos de las mujeres, niñas, niños y adolescentes.http://www.lacasadelencuentro.org/
nosotras.html
192
Cap. 8 | Bioética y perspectiva de género
¿Cómo puede ser que no se logre frenar semejante atrocidad y que además
siga creciendo? Evidentemente existen todavía factores culturales que alimen-
tan este tipo de actitudes.
Si bien a partir de los años noventa, el tema se enmarca dentro de los dere-
chos humanos, que sustentan leyes en los distintos países, la necesidad de cam-
biar mentalidades y actitudes cotidianas se vuelve indispensable para generar
transformaciones profundas. Solo a partir de la década de 1990, comienza a
tratarse desde los derechos humanos: la Declaración de Naciones Unidas sobre
la eliminación de la violencia contra la mujer y la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (1994) o la
Conferencia Mundial de Mujeres de Beijing (1995), constituyen hitos funda-
mentales, que influyeron en la consideración del tema por parte de los estados.
Sin duda, hay cuestiones urgentes que deben abordarse desde lo jurídico- po-
lítico, para evitar la violencia y los femicidios. Pero luego está el trabajo a largo
plazo para eliminar de raíz el problema, es decir, derribar el machismo y para
esto es necesario el antídoto social y cultural que permita además de visibili-
zar el tema, generar espacios de diálogo, de concientización y de reclamo. El
movimiento Ni una menos iniciado el 3 de junio de 2015, es muestra de una
sensibilidad que crece, de un cambio que empieza a echar raíces, de la voz de la
gente que se levanta y se hace escuchar en nombre de tantas voces silenciadas.
Se generó en poco tiempo un movimiento de solidaridad de género, que no es
exclusivamente femenino, sino inclusivamente humano, que no lucha contra
los hombres, sino contra un sistema injusto y despiadado. Son cada vez más
los hombres que adhieren a este cambio y van modificando dichos y conduc-
tas. También para ellos el machismo implica una desventaja, ya que impone un
mandato que, si no se cumple, lleva a la humillación, al bullying e incluso a la
muerte, en los casos extremos de homofobia. Es el mandato de fortaleza física
y emocional, de agresividad, de competitividad sexual, económica, laboral, po-
lítica.
193
Bioética para principiantes en clave de Derechos
tura binaria arbitraria y simbólica que organiza el cosmos, el mundo social, las
cosas y los cuerpos.195
Es decir, la existencia de dos sexos es el modelo sobre el cual se construye el
cuerpo occidental, pero que comienza a ser cuestionado con la aparición de la
llamada “transexualidad”, que no es un fenómeno nuevo, sino tal como expresa
la antropóloga mexicana Marta Lamas, se trata de la expresión moderna de un
sentimiento antiguo.196
El sistema binario establece las identidades legítimas y reduce una multitud
de experiencias a dos posibilidades: mujeres femeninas con vagina heterosexua-
les y hombres con pene masculinos heterosexuales.197 Todo aquello que quede
por fuera de estas identidades se transformará en patología, desviación, en se-
xualidades no normativas e ilegítimas, en “vecinas de los delincuentes y parien-
tes de los locos”.198
La lógica binaria, según la psicoanalista Ana María Fernández es atributi-
va, porque atribuye determinadas características y no otras a las personas que
portan tal identidad. Pero también “es jerárquica, porque ha posicionado las
opciones sexuales no heterosexuales como la diferencia”199 y además las ha
convertido en desiguales. Por eso se denomina a este sistema binario como hete-
ronormativo, porque naturaliza no solo el binarismo sino la heterosexualidad.
Esta “lógica binaria diferencia desigualando a los varones de las mujeres, a los
heterosexuales de los homosexuales”.200
En las últimas décadas, ha surgido desde los estudios de género, una perspec-
tiva teórica denominada teoría queer, que cuestiona todo poder normalizador,
generador de categorías e identidades que clasifican y ordenan, cuestionadora
de un orden binario, que distingue solo dos sexos y que exige que los cuerpos
se adapten a estas dos maneras posibles. Así “Lo nomádico, lo que escapa y
195 Bourdieu, P. (1977). La reproducción. Elementos para una teoría del sistema de enseñanza.
Barcelona: Laia.
196 Lamas, M. (2014). Cuerpo, sexo y política. México: Océano.
197 García Becerra, A. (2018). Tacones, siliconas, hormonas. Etnografía, teoría feminista, expe-
riencia trans. Bogotá: Siglo del Hombre.
198 Foucault, M. El nacimiento de la clínica…, op. cit., p. 53.
199 Fernández, A. M. (2013). La diferencia desquiciada. Géneros y diversidades sexuales. Bue-
nos Aires: Biblos, p. 21.
200 Ibid.
194
Cap. 8 | Bioética y perspectiva de género
no como el acto mediante el cual un sujeto da vida a lo que nombra, sino, antes
bien, como ese poder reiterativo del discurso para producir los fenómenos que
regula e impone; la construcción del ‘sexo’ no ya como un dato corporal dado
sobre el que se impone artificialmente la construcción del género, sino como
una norma cultural que gobierna la materialización de los cuerpos; una recon-
cepción del proceso mediante el cual un sujeto asume, se apropia, adopta una
norma corporal, no como algo a lo que estrictamente se somete, sino, más bien,
como una evolución en la que el sujeto se forma en virtud de pasar por ese pro-
ceso de asumir un sexo […] Una vinculación de este proceso de ‘asumir’ un sexo
con la cuestión de la identificación y con los medios discursivos que emplea el
imperativo heterosexual para permitir ciertas identificaciones sexuadas y excluir
y repudiar otras.202
Las formas de exclusión y violencia sufridas por las mujeres durante siglos, tam-
bién han sido sufridas por las personas transexuales, travestis, lesbianas, gays.
La perspectiva de género no puede limitarse por lo tanto a las relaciones entre
hombres y mujeres, sino que debe incluir también a las relaciones de género no
binarias, no heteronormativas, a fin de desarticular la desigualdad y dar cabida
a las diversidades.
195
Bioética para principiantes en clave de Derechos
han puesto en la palestra el asunto de los derechos de las personas con orienta-
ciones sexuales distintas a la heterosexual y con unas identidades sexuales y de
género que ya no buscan, ante los avances en el campo de los derechos humanos
y en el de la biotecnología, constituirse de manera convencional, como es el caso
de los transexuales y los intersexuales.203
203 Balza, I. (2009). “Bioética de los cuerpos sexuados: transexualidad, intersexualidad y trans-
generismo”. En Isegoría. Revista de Filosofía Moral y Política. N°40, p. 245.
204 García Becerra, A. Tacones, siliconas, hormonas…, op. cit.
205 Balza, I. “Bioética de los cuerpos sexuados…”, op. cit., p. 246.
196
Cap. 8 | Bioética y perspectiva de género
Así, los sujetos transexuales aparecen a finales de los años cuarenta y principio
de los cincuenta en el panorama médico y social de occidente, en tanto que son
definidos por su demanda de cambio quirúrgico de sexo: ”Este era el principio
de la designación del síntoma fundamental de la transexualidad: la demanda de
una intervención quirúrgica”206
nuestra historia hay que buscarla incluso en las voces del conquistador que vino
a estas tierras: aquí había otras sexualidades, otras maneras de vivir los géneros
206 Ibid.
207 Boscán Leal, A. (2015). “La bioética feminista y la construcción actual del género”. En
Opción, vol. 31, N°5, p. 178.
208 Wayar, M. (2018). Travesti: una teoría lo suficientemente buena. Buenos Aires: Editorial
muchas nueces, p. 17.
197
Bioética para principiantes en clave de Derechos
“No soy hombre, no soy mujer, hoy voy siendo travesti. Este gerundio explica
mí solo por hoy, pero no lo cierra a crisis y transformación. Iré viendo si desde
mi compromiso y amor responsable, me salgo de esa topografía otra, ajena y
opresiva, para desde mi lugar y tiempo hacer una crítica con todos aquellos re-
gistros que poseo”.212
“La llegada de la democracia fue una estafa para el colectivo trans, de manera
ilegal se nos perseguía, criminalizaba, se nos seguía estigmatizando y se nos pa-
tologizaba”.213
198
Cap. 8 | Bioética y perspectiva de género
la ideología que determina la dualidad de los sexos con las categorías de hombre
y mujer encajona a los transexuales en una trampa cultural, que sus cuerpos
desmienten y a la que no se pueden adaptar. Y la tecnología se desarrolla para
tratar de adaptarlos.214
199
Bioética para principiantes en clave de Derechos
200
Cap. 8 | Bioética y perspectiva de género
217 OMS (2018) La salud sexual y su relación con la salud reproductiva: un enfoque operativo,
p.3. En file:///C:/Users/Maria%20Marta/Downloads/9789243512884-spa%20(1).pdf
201
Bioética para principiantes en clave de Derechos
202
Cap. 8 | Bioética y perspectiva de género
6. Reflexiones finales
La bioética latinoamericana tiene especialmente en cuenta entre sus temáticas las re-
lacionadas con la perspectiva de género, a fin de visibilizar las inequidades existentes
entre hombres, mujeres y colectivos disidentes, para dejar de replicar patrones de des-
igualdad que actúan en detrimento del desarrollo del potencial humano. Como seña-
lan Valdebenito, Lama y Lolas “la bioética tiene un deber indiscutible respecto
del rol de la mujer en la sociedad y del empoderamiento de su propio cuerpo”.218
A tal fin es indispensable proteger los derechos relacionados con la deno-
minada perspectiva de género, implícitos en los principios éticos de justicia y
equidad, no discriminación, vulnerabilidad, responsabilidad y salud. Tal como
expresa Garrafa, el “Estado tiene una responsabilidad frente a los ciudadanos,
principalmente aquellos más frágiles y necesitados”.219
Diversidad e igualdad de género son dos aspectos fundamentales de la pers-
pectiva de género que se encuentran protegidos en diversas normativas tanto
internacionales como nacionales, que deben conocerse y ponerse en práctica.
La bioética reflexiona además sobre los determinantes de la salud relacio-
nados con el género, que incluyen la falta de conocimiento sobre las nuevas
leyes, así como los prejuicios sociales que aumentan las tasas de exposición y la
vulnerabilidad frente a los riesgos para la salud y que resultan en inequidades
sanitarias. Intentar visibilizar algunas de estas cuestiones, problematizarlas y
aportar conocimientos construidos transdisciplinariamente en vistas de pro-
mover prácticas de salud que resguarden y favorezcan los derechos de todas las
personas, es indiscutiblemente una tarea bioética.
Resulta imperioso el fortalecimiento de una Bioética latinoamericana que re-
flexione y oriente sobre las cuestiones de género, abordando los factores políti-
cos, sociales y económicos y que considere los factores de discriminación y des-
igualdad de género como determinantes sociales de la salud, los cuales requieren
de acciones políticas para su erradicación y prevención.
218 Valdebenito, C., Lama, A. y Lolas, F. (2006). “Relación mujer y biotecnología: aproxima-
ción al impacto de la bioética”. En Acta bioethica, vol. 12, N°2, p. 149.
219 Garrafa V., Kottow, M. y Saada A. (Coords.) (2005). Estatuto epistemológico de la bioéti-
ca. México, D. F.: Universidad Nacional Autónoma de México [UNAM], Redbioética, Unes-
co, p.132
203
CAPÍTULO 9
LA PROCREACIÓN ASISTIDA: DEBATES, DILEMAS Y
NUEVOS DERECHOS
205
Bioética para principiantes en clave de Derechos
206
Cap. 9 | La procreación asistida: debates, dilemas y nuevos derechos
221 López Moratalla, N. (2002). “Crítica y razón de una ideología”. En Jesús Ballesteros
(coord.) La humanidad in vitro.; Granada: Comares, col. Biblioteca de Derecho y ciencias de
la vida, p. 130.
207
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Esta técnica fue realizada por primera vez por un médico argentino, Ricardo
Asch, en Estados Unidos. Es un procedimiento de manipulación de gametos
femeninos y masculinos, ya que se introducen los óvulos y los espermatozoides,
extraídos previamente, en las trompas de Falopio, lugar donde naturalmente se
produce la fecundación.
Esta técnica podría ser considerada como una de las que ayudan a la fecun-
dación y no de aquellas que la sustituyen, ya que consiste en aproximar a los
gametos, permitiéndoles interactuar entre sí, pero las dificultades para su ac-
cesibilidad son su alto costo y la complejidad de la técnica, exigiendo además
determinadas características en los gametos.222
208
Cap. 9 | La procreación asistida: debates, dilemas y nuevos derechos
223 Ibid.
224 Méndez López, Y. y Villamediana Monreal, P. (2012). “Consideraciones bioéticas, biojurí-
dicas y sociales sobre la aplicación del diagnóstico genético preimplantacional”. En Revista de
Obstetricia y Ginecología de Venezuela, vol. 72, N°2, p. 117.
209
Bioética para principiantes en clave de Derechos
210
Cap. 9 | La procreación asistida: debates, dilemas y nuevos derechos
4. La crioconservación
Dado que no todos los embriones obtenidos in vitro pueden ser transferidos
al útero, aquellos que no fueron transferidos pueden ser mantenidos vivos me-
diante la técnica de crioconservación, que implica la conservación de los mis-
mos, a una temperatura adecuada durante mucho tiempo. Esto permite tener-
los de reserva. Con respecto al tiempo en que pueden mantenerse conservados,
técnicamente se pueden congelar indefinidamente, pero en general las leyes no
permiten hacerlo más de cinco años, aunque no se establece qué hacer con ellos
pasado ese tiempo.
Entre los días 10 y 12, momento del desarrollo embrionario en que se pro-
duce la anidación, se transfieren los embriones al útero. La AMM recomienda
que los médicos
5. Maternidad subrogada
211
Bioética para principiantes en clave de Derechos
te por contrato a entregar al niño cuando nazca. También puede darse el caso
que la mujer que desea tener el hijo no sea fértil y por lo tanto deba recurrir a la
donación de óvulos. O puede ser que la mujer que alquila su útero sea la misma
que dona su óvulo, convirtiéndose así en la madre genética, además de madre
portadora.
De acuerdo a la participación genética, existen dos clases de subrogación: la
total, cuando la mujer contratada es inseminada y aporta sus propios óvulos,
y la parcial, cuando se le trasfiere un embrión que fue fecundado in vitro, para
únicamente ser la gestante. También se puede clasificar la subrogación en co-
mercial, cuando hay retribución económica de por medio y la altruista, cuando
no se retribuye por la gestación.
De acuerdo con la AMM (1987),
en el caso de una mujer adulta que no tiene útero, el recurso al método de ma-
ternidad substituta es posible mientras este método no esté prohibido por las
leyes vigentes o las normas éticas de la asociación médica nacional, o de otros or-
ganismos médicos apropiados. Se debe obtener el consentimiento libre y claro
de las partes que participan de cualquier forma en este método de maternidad
substituta. El uso de este método presenta repercusiones legales, éticas y mora-
les, y el médico debe conocerlas y tenerlas en cuenta en toda decisión de recurrir
a dicho método.
212
Cap. 9 | La procreación asistida: debates, dilemas y nuevos derechos
7. Consideraciones bioéticas
213
Bioética para principiantes en clave de Derechos
más significativos, dado que conlleva el deber ético de respetar y proteger esa
vida.
Existen dos grandes posiciones que pueden agruparse en los siguientes ar-
gumentos:
214
Cap. 9 | La procreación asistida: debates, dilemas y nuevos derechos
documento se afirma que el pre embrión humano (estadio evolutivo del ovo-
cito fecundado o cigoto antes de completar la anidación, es decir hasta 14 días
después de la fecundación) no es vida humana propiamente dicha.
La Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMER) adhiere a la
posición de que la vida humana es tal, después de la implantación y sostiene
que el preembrión carece de una constitución estructurada, lo que no permi-
te considerarlo como una persona actual. Es un conjunto celular indiferencia-
do, con una probable potencialidad de serlo en un bajo porcentaje de casos.
Sin embargo, considera que de esa potencialidad deriva un status diferente o
un nuevo status que desde la perspectiva bioética merece el máximo respeto,
protección y cuidado. Recomienda como normativas éticas, el resguardo de la
confidencialidad de la información, el respeto de la autonomía de las parejas
y la elaboración de un consentimiento informado. Asimismo, recomienda en
dicho consentimiento, la formulación de directivas previas a los conflictos o
desventajas que pudieran derivarse en el futuro respecto a la criopreservación y
almacenamiento embrionario.
Sugiere no demorar más de cinco años en la transferencia uterina del preem-
brión, manteniendo una estrecha comunicación con los beneficiarios.
Por todas las razones expuestas, esta sociedad no puede respaldar desde un
punto de vista científico las expresiones respecto a “que los embriones son ni-
ños”.
SAMER considera desde la perspectiva estrictamente científica, que la tesis
de que un embrión es una persona es insostenible, dado que:
215
Bioética para principiantes en clave de Derechos
228 Alonso Bedate, C. y. Cefalo, R.C (1989). “The zygote: to be or not to be a person”. En The
Journal of Philosophy and Medicine, vol.14, N°6.
216
Cap. 9 | La procreación asistida: debates, dilemas y nuevos derechos
229 Kemelmajer de Carlucci, A., Herrera, M. y Lamm, E. (2013). “Breve análisis de la deci-
sión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 28/11/2012”. En Microjuris. In-
teligencia jurídica. Disponible en línea: https://aldiaargentina.microjuris.com/2013/02/06/
la-decision-de-la-corte-interamericana-de-derechos-humanos-del-28112012-y-la-interrup-
cion-del-embarazo/, p. 2.
217
Bioética para principiantes en clave de Derechos
de los embriones en sí, cuando a estos se les pueda aplicar una terapia embrio-
naria.230
Otro de los argumentos para justificar esta selección se refiere a que esta se rea-
liza actualmente y provisoriamente, hasta que las técnicas mejoren y permitan
un menor riesgo. Dado que no todos los embriones obtenidos in vitro pueden
ser transferidos al útero, aquellos que no fueron transferidos pueden ser man-
tenidos vivos mediante la técnica de crioconservación. Esto permite tenerlos
de reserva. Con respecto al tiempo en que pueden mantenerse conservados,
técnicamente se pueden congelar indefinidamente, pero en general las leyes no
permiten hacerlo más de cinco años, aunque no se establece qué hacer con ellos
pasado ese tiempo.
Algunas legislaciones exigen a la pareja la transferencia al útero de todos los
embriones obtenidos, que no pueden ser más de tres en un mismo ciclo, evi-
tando de esta manera la criopreservación y el “diagnóstico preimplantatorio”.
Desde una perspectiva contraria, aunque sin legislación que la legitime, la
SAMER avala y recomienda la criopreservación de preembriones cuando es
realizada por profesionales e instituciones acreditadas bajo las Guías Clínicas y
normativas científicas estandarizadas, así como también la donación de preem-
briones criopreservados, siempre que la misma sea el resultado de una decisión
230 Ramos Vergara, P., Porte-Barreaux, I. y Santos-Alcántara, M. (2018). “Aportes éticos y jurí-
dicos para la discusión sobre el diagnóstico genético preimplantacional”. En Persona y Bioética,
vol. 22, N°1, p. 115
231 Bioètica & Debat; (2009). “Consideraciones sobre el embrión humano”. En Tribuna
abierta del Institut Borja de Bioética; vol.15, N°57, p. 3.
218
Cap. 9 | La procreación asistida: debates, dilemas y nuevos derechos
¿Es posible pensar que el hijo es un derecho? Una de las críticas más fuertes a
las TRHA, se fundamentan en que las mismas convierten al hijo en un objeto,
un producto y no una persona con su dignidad. “Como consecuencia de esta
cosificación, las técnicas de reproducción asistida se deshumanizan, perdiendo de vista
su función terapéutica para convertirse en el instrumento que proveerá al matrimonio
del hijo buscado”.232 Esto genera una deshumanización de la medicina, convirtiéndola
en un instrumento para favorecer el deseo de unos de obtener un objeto y de otros de
obtener un beneficio económico. Se cosifica y se despersonaliza la vida humana. “Por
este motivo, las técnicas son valoradas por su resultado, y se buscan las alternativas que
signifiquen ahorro de tiempo y dinero […] la paternidad se ha separado de los límites
que impone el propio cuerpo: parecería que la medicina debe garantizar que todo es
posible”.233
A través de numerosos mitos y costumbres, la cultura ha realzado el valor
de la maternidad traducido en la posibilidad de continuación de la especie, la
proyección del deseo de los padres, la compañía del hijo que es a la vez el sostén
232 Páez, G. (2012). “Distintas posturas sobre la valoración ética de la inseminación”. En Per-
sona y Bioética, vol. 16, N°2, p. 138.
233 Ibid., p. 139.
219
Bioética para principiantes en clave de Derechos
220
Cap. 9 | La procreación asistida: debates, dilemas y nuevos derechos
El derecho a la identidad
221
Bioética para principiantes en clave de Derechos
222
Cap. 9 | La procreación asistida: debates, dilemas y nuevos derechos
237 Famá, M. V. (2012). “El derecho a la identidad del hijo concebido mediante técnicas de
reproducción humana asistida en el Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación”. En
Lecciones y Ensayos, N°90.
238 Ibid.
239 Zurriaráin, R. (2011). “Técnicas de reproducción humana asistida: determinación legal de
la filiación y usuarias en el derecho comparado”. En Cuadernos de bioética, vol. 22, N°2.
223
Bioética para principiantes en clave de Derechos
identidad estática, es decir, quiénes son los padres, e identidad dinámica, que
comprende la historia del niño. En el caso de las TRHA heterólogas, el derecho
afecta solo a la identidad estática y se circunscribe a un solo dato: el genético.
Por eso, es más preciso hablar de derecho a la información.242
224
Cap. 9 | La procreación asistida: debates, dilemas y nuevos derechos
225
Bioética para principiantes en clave de Derechos
8. Aspectos jurídicos
Esto implica la necesidad de las leyes de adaptarse a los cambios sociales, resig-
nificando los valores morales que se intenta proteger.
En general, las legislaciones extranjeras que se ocupan de regular las TRHA
pueden alinearse en dos corrientes. La primera está conformada por los ordena-
249 Montano, P. (1995). “La responsabilidad de médicos y científicos ante las nuevas tecnolo-
gías biogenéticas”. En Cuadernos de Bioética, vol. 21, N°1, p. 82.
226
Cap. 9 | La procreación asistida: debates, dilemas y nuevos derechos
En Argentina estas tecnologías se aplican desde hace varias décadas, aunque sin
ninguna regulación legal hasta hace apenas unos años, en que comenzaron a
regularse a través de leyes provinciales, que exigían a las obras sociales y al Es-
tado a cubrir determinados tratamientos. En el año 2010, la Provincia de Bue-
nos Aires sanciona la Ley provincial 14.208 y su Reglamentación por Decreto
2980/10 y Decreto 564/11, en la cual se reconoce la infertilidad humana como
enfermedad –de acuerdo a los criterios internacionales sustentados por la Or-
ganización Mundial de la Salud (OMS)–. Este reconocimiento fundamenta la
cobertura de la fecundación asistida como una manera de garantizar el derecho
a la salud de las mujeres que padecen infertilidad. Se logró así, que esta enfer-
medad sea incluida dentro del Plan Médico Obligatorio (PMO), que exige que
las empresas de medicina prepaga y las obras sociales cubran los tratamientos.
227
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Sin embargo, la cobertura no contempla todos los tratamientos ni todas las si-
tuaciones. En el artículo 1 de la reglamentación establece que se cubrirán trata-
mientos de fertilización homóloga y en su artículo 4, que
228
Cap. 9 | La procreación asistida: debates, dilemas y nuevos derechos
Tanto el sector público de salud, como las obras sociales y las entidades de me-
dicina prepaga deben cubrir los gastos de todos los tratamientos, quedando
incluidos en el Programa Médico Obligatorio (PMO)
229
Bioética para principiantes en clave de Derechos
230
Cap. 9 | La procreación asistida: debates, dilemas y nuevos derechos
231
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Artículo 561:
232
Cap. 9 | La procreación asistida: debates, dilemas y nuevos derechos
252 Pinto, M. (2004) “El principio pro homine. Criterios de hermenéutica y pautas para la
regulación de los derechos humanos”, en Abregú, Martín y Courtis, Christian (comps.), La
aplicación de los tratados sobre derechos humanos por los tribunales locales, Buenos Aires,
Editores Del Puerto, 2004, pp. 164 y ss.
233
Bioética para principiantes en clave de Derechos
verificar que la restricción que prevalezca sea la más restringida o la que afecte
a un derecho de menor jerarquía”, de modo que como sostiene la Corte IDH,
“entre varias opciones para alcanzar ese objetivo debe escogerse aquella que res-
trinja en menor escala el derecho protegido. Es decir, la restricción debe ser
proporcionada al interés que la justifica y ajustarse estrechamente al logro de
ese legítimo objetivo”.253
En este sentido, si analizamos el art. 564 se evidencia una priorización del
anonimato como regla, estableciéndose excepciones muy restringidas, tales
como un riesgo en la salud del hijo, o por “razones debidamente fundadas” que
serán evaluadas por la autoridad judicial. Por lo tanto, lo que se privilegia es el
derecho a la intimidad del donante y la permanencia del sistema de fertilización
para facilitar el acceso de los usuarios a estas técnicas, como correlato de su de-
recho a fundar una familia, por sobre el derecho del concebido a conocer los
orígenes, aspecto esencial de su derecho a la identidad.254
Esto genera críticas dado que no pone en iguales condiciones al niño/a que
nacerá por estas TRHA y al donante, ya que este realiza la donación en pleno
ejercicio de su autonomía y por lo tanto voluntariamente, mientras que aquel
no puede decidir, quedando entonces en un estado de vulnerabilidad.
De acuerdo con la Dra. Kemelmajer de Carlucci la solución del Proyecto
“Hace prevalecer la voluntad de quien realizó un acto generalmente consciente
sobre el derecho de alguien que nada pudo hacer para evitar el conflicto, pues
no estaba en su decisión nacer o no nacer”.255
En conclusión, analizando los derechos que entran en conflicto, es inevita-
ble la pregunta ¿es correcto que legalmente se priorice el derecho al anonimato
de quienes prestaron su consentimiento para el acto procreacional por sobre
el derecho a conocer los orígenes como un aspecto del derecho a la identidad?
Si bien el derecho a conocer los orígenes no tiene la misma connotación en
las TRHA que en los casos de adopción o de la desaparición de personas, dado
que no hay una historia que vincule a los donantes como progenitores,
253 Ibid.
254 Famá, M. V. “El derecho a la identidad…”, op. cit.
255 Kemelmajer de Carlucci, A. (2004). “El derecho humano a conocer el origen biológico y
el derecho a establecer vínculos de filiación. A propósito de la decisión del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos del 13/2/2003, en el caso Odièvre v. France”. En RDF, N°26. Buenos
Aires: Abeledo Perrot.
234
Cap. 9 | La procreación asistida: debates, dilemas y nuevos derechos
235
CAPÍTULO 10
EL ABORTO PROVOCADO COMO PROBLEMA DE
SALUD PÚBLICA
237
Bioética para principiantes en clave de Derechos
257 Abad, D. (2002). “Algunos aspectos histórico-sociales del aborto”. En Revista Cubana de
Obstetricia y Ginecología, vol.28, N°2.
238
Cap. 10 | El aborto provocado como problema de Salud Pública
Desde la biología
239
Bioética para principiantes en clave de Derechos
259 Ahued-Ahued, R. (2004). “El estatuto del embrión humano”. En Perinatología y repro-
ducción humana; vol.18, N°3.
240
Cap. 10 | El aborto provocado como problema de Salud Pública
Desde la filosofía
Uno de los filósofos y reconocido bioeticista que abona la teoría de que el em-
brión no es persona es el norteamericano Tristram Engelhardt (1995), quien
jerarquiza a los seres humanos en razón de la posesión o no de autoconciencia
y de libertad, afirmando que los seres humanos adultos competentes –no los
mentalmente retrasados– tienen una categoría moral intrínseca más elevada
que los fetos o los niños/as pequeños/as. Según este autor, a menos que los
procreadores hayan transferido sus derechos a terceros (donando, por ejemplo,
el embrión a otra mujer u otra pareja) mantienen el derecho moral secular de
abortar el feto, incluso en el caso de que a otras personas les agradase adoptar el
futuro niño.261
260 Olivo Yépez, Á. et al (2016). “Estatuto ontológico del embrión humano como persona.
Una perspectiva desde la investigación biológica en américa latina”. En Acta Bioethica, vol. 22,
N°2, p. 200.
261 Engelhardt, T. Fundamentos…, op. cit.
241
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Una de las teorías más elaboradas acerca del carácter personal del embrión pro-
cede de la filosofía de Xavier Zubiri (1986) con gran aceptación de numerosos
filósofos contemporáneos. Distingue entre personeidad –como estructura per-
sonal– que se da desde la concepción, y personalidad –como desarrollo– que
aparece paulatinamente. Para este autor, la personalidad es algo que se va con-
figurando a lo largo de la vida. Constituye un término progresivo de desarrollo
vital. Establece que el embrión es persona y con una personalidad en potencia.
La palabra persona significa un carácter de sus estructuras y como tal es un
punto de partida. No puede tener personalidad quien no fuera ya estructural-
mente persona. Y sin embargo no se deja de ser persona porque esta hubiera
dejado de tener tales o cuales vicisitudes y haya tenido otras distintas. A este
carácter estructural de la persona lo denomina personeidad, a diferencia de la
personalidad.262
242
Cap. 10 | El aborto provocado como problema de Salud Pública
243
Bioética para principiantes en clave de Derechos
y No discriminación y no estigmatización
La penalización del aborto, señala, discrimina, culpabiliza a las mujeres que han
decidido desde su propia conciencia realizar esta práctica. Es fundamental en-
cuadrar la despenalización y legalización del aborto en los derechos reproducti-
vos reconocidos en las últimas décadas y expresados en diferentes declaraciones
y normativas, tanto a nivel mundial como nacional: en 1979, la Convención
sobre Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CE-
DAW); en 1994, la Conferencia Mundial sobre Población y Desarrollo en El
Cairo; en 1995, Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing.
En nuestro país, podemos mencionar: la Ley Nacional 25.673 que involucra
la creación del Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable (2002);
la Ley Nacional 26.130 sobre contracepción quirúrgica (2006) y el fallo de la
Corte Suprema sobre aborto no punible (2012) y recientemente la Ley 27.610
de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (2020). Todos estos do-
cumentos tienen como objetivo favorecer la autonomía de las mujeres a fin de
263 Cohen, D. (2008). ¿Qué piensan los que no piensan como yo? Buenos Aires: Sudameri-
cana, p. 123.
244
Cap. 10 | El aborto provocado como problema de Salud Pública
alcanzar una mayor igualdad de género y son antecedentes del contexto legal
actual.
245
Bioética para principiantes en clave de Derechos
246
Cap. 10 | El aborto provocado como problema de Salud Pública
tiene como objetivo ofrecer una guía a los equipos de salud para que cumplan
con su responsabilidad en la interrupción legal del embarazo contemplado en
el marco jurídico argentino. Se basa en la mejor evidencia científica disponible
y en la experiencia de implementación de versiones anteriores de protocolos
nacionales y provinciales. 264
264 Protocolo para la atención integral de las personas con derecho a la interrupción legal del
embarazo (actualizado 2019). Ministerio de Salud de la Nación. Argentina, p.7
265 Ibid, p.10
266 Ibid, p.12
247
Bioética para principiantes en clave de Derechos
248
Cap. 10 | El aborto provocado como problema de Salud Pública
249
Bioética para principiantes en clave de Derechos
250
Cap. 10 | El aborto provocado como problema de Salud Pública
Consideramos que esta ley constituye un gran avance desde el punto de vista
bioético, reconociendo derechos y estableciendo garantías a fin de evitar la des-
igualdad, la injusticia, la violencia y la vulnerabilidad de las mujeres y personas
con otras identidades de género con capacidad de gestar. El desafío bioético
que se nos presenta a partir de ahora es consolidar ética y socialmente los dere-
chos establecidos.
4. Reflexiones finales
251
Bioética para principiantes en clave de Derechos
272 Gilligan, C. (1985). La moral y la teoría. Psicología del desarrollo femenino. México: Fondo
de Cultura Económica.
252
PALABRAS FINALES
253
Bioética para principiantes en clave de Derechos
Esta circunstancia nos compele a buscar y/o generar estrategias que hagan posible
la coexistencia de las diferentes cosmovisiones sin generar un atomismo que ponga en
riesgo lo que tradicionalmente hemos llamado bien común y que conserve a la vez las
diferentes dimensiones simbólicas de lo humano.
Los conflictos bioéticos expresan siempre enfrentamiento entre principios, que
aisladamente pueden ser considerados valiosos per se, pero que en relación exigen una
ponderación ética que justifique una elección fundada entre ellos. Esta pretensión no
es siempre universalizable ya que conlleva presupuestos ontológicos, epistemológicos
y axiológicos diferentes.
Más allá de atropellos a la dignidad de las personas realizados continuamente
desde ámbitos sociales y políticos injustificados, somos conscientes también que
existe una parte de la sociedad que es sensible a los derechos humanos y está
dispuesta a reconocerlos, a reclamarlos y a hacer que se respeten. Sobre todo, las
nuevas generaciones adquieren tempranamente una sensibilidad mayor a la igual-
dad, a la tolerancia, a la justicia. Por eso resulta fundamental reflexionar sobre
estos temas tempranamente, interpelándonos y encaminándonos continuamente
hacia una desnaturalización, o a lo que hemos llamado un desaprendizaje ético,
es decir, a generar una manera de conocer desligada de los prejuicios, de los in-
tereses económicos y del poder, pero sobre todo de la cosificación del otro. Estar
dispuestos a cuestionar, a cambiar y a preguntarnos por lo que hemos aprendido,
para poder construir una sociedad más justa e igualitaria es el desafío más grande
de nuestra época.
Estamos ante una deshumanización de las ciencias de la salud en general y
de la Medicina en particular, junto a una medicalización y mercantilización de la
vida, de la reproducción, del cuerpo, que lleva a priorizar la eficiencia técnica por
sobre el valor de la persona convirtiéndola en un instrumento para favorecer el
deseo de unos de obtener un objeto y de otros de obtener un beneficio económico.
Resulta fundamental, por lo tanto, la formación de ciudadanos con conoci-
mientos y actitudes éticas, que más allá de lo posible legalmente, puedan tomar
decisiones favorables a derechos fundamentales de la persona.
En la era de la globalización, cada innovación tecnocientífica tiene alcances, limita-
ciones y consecuencias para toda la humanidad. Por eso, hacemos nuestras, las palabras
del sociólogo español Manuel Castells, “debemos afrontar el reto de globalizar la dig-
nidad humana, debiendo usar sus recursos, incluidas las nuevas tecnologías, al servicio
de una humanización de la mundialización.”
En relación a este desafío la bioética asume un compromiso con el criterio de inclu-
sión que posibilita aspirar a una expansión permanente de la humanización que abarca
a la naturaleza en su conjunto. Seres humanos, animales, medio ambiente constituyen
una unidad armónica que merece respeto holística y sistémicamente. La humanidad
actual puede llegar a ser algo más que el producto de una evolución que se desarrolle
totalmente fuera del control humano. Puede ser tal vez el resultado histórico de la ac-
ción humana sobre y también contra la naturaleza.
254
Palabras finales
255
BIBLIOGRAFÍA
257
Bioética para principiantes en clave de Derechos
258
Bibliografía
259
Bioética para principiantes en clave de Derechos
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ABREVIATURAS Y SIGLAS
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Bioética para principiantes en clave de Derechos
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SOBRE LAS AUTORAS
SUSANA LA ROCCA
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Bioética para principiantes en clave de Derechos
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Esta publicación se terminó de imprimir
en el mes de noviembre de 2022,
en la ciudad de Mar del Plata.