Resumen de Las Etapas de Piaget

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Martínez Padilla Fátima Arhelí 1842355

Etapas de Piaget

● Etapa Sensorio-Motora
● Etapa Pre-Operacional
● Etapa de Operaciones Concretas
● Etapa de Operaciones Formales

La etapa Sensorio-Motora abarca desde el nacimiento hasta los dos años


aproximadamente. Esta etapa se caracteriza por la exploración e interpretación del
mundo mediante las experiencias sensoriales primero y, posteriormente, motoras,
como su propio nombre indica.

El niño utiliza sus sentidos para tocar, oler, ver, saborear y escuchar los
objetos que tiene a su alrededor. Es el momento en que el niño se lleva cosas a la
boca para ver a qué saben e intuir si es algo que se come o no, tiran objetos desde
diferentes alturas y observan que suenan de esta o de otra forma, que suenan más
o menos, que se rompen o rebotan o se quedan pegados…

Es ese momento en que el niño encuentra las llaves fascinantes y rasga hojas de
periódico cautivador. Es también la etapa en la que el niño se descubre a sí
mismo como objeto, su propia movilidad y las posibilidades de su cuerpo.

Otro de los aspectos más relevantes de esta etapa es el desarrollo de la idea de


Permanencia del Objeto: la comprensión por parte del niño de que los objetos
existen independientemente de si pueden percibirlos o no. Un ejemplo es el clásico
juego de “Cu-cu-tras” en el que los niños pasan de estar verdaderamente
confundidos o incluso llorar ante la madre que se oculta tras las manos a apartar las
manos para descubrir el rostro del progenitor una vez que la idea de permanencia
del objeto se ha implementado.

Piaget identifica varios periodos en esta etapa:

Reflejos Simples: Sucede del nacimiento a las seis semanas. El niño sigue los
objetos que le resultan interesantes con la mirada, los succiona si entran en
contacto con su boca y cierra la mano sobre ellos si se colocan sobre su palma.
Estas acciones comienzan siendo reflejos que se convierten progresivamente en
acciones voluntarias.

Primeros Hábitos (Fase Primaria de Reacciones Circulares): Ocurre de las seis


semanas a los cuatro meses. Los reflejos se convierten en hábitos. Se describen las
reacciones circulares primarias como movimientos o acciones casuales que el niño
repite consciente y voluntariamente porque le resultan interesantes.

Fase Secundaria de Reacciones Circulares: Ocurre de los cuatro a los ocho


meses. La atención pasa de focalizarse en el propio cuerpo a focalizarse en los
objetos. El perfeccionamiento de la visión, la coordinación y la prensión permite la
manipulación intencional de objetos, o Reacciones Circulares Secundarias. El niño
empieza a identificar la diferencia entre Medios y Fines y a establecer relaciones
lógicas.

Coordinación de los Estadios de las Reacciones Circulares Secundarias:


Ocurre de los ocho meses al año. Se produce un afinamiento de los sentidos así
como la coordinación entre ellos. Se desarrollan las relaciones lógicas entre medios
y fines en un proceso que Piaget describe como Primera Inteligencia Adecuada. El
niño comienza a establecer objetivos y estrategias para lograrlos (Orientación de la
Meta).

Reacciones Circulares Terciarias: Del año al año y medio. Los niños


experimentan con las diferentes propiedades de los objetos. Esta etapa se
caracteriza por la curiosidad por la novedad. Piaget describe al niño como un
pequeño científico que realiza experimentos con los objetos a su alrededor y elabora
estrategias.

Internalización de Esquemas: Del año y medio a los dos años. Se caracteriza por
la aparición del mundo conceptual. Los niños empiezan a manejar el lenguaje
simbólico y aparecen las primeras representaciones mentales. La creatividad
aparece durante esta etapa.

La Etapa Pre-Operacional ocurre aproximadamente de los dos años a los siete


años. Durante esta etapa los niños poseen herramientas lógicas o simbólicas pero
carecen de estructuras lógicas concretas y teoría de la mente. Esta etapa se
caracteriza por una lógica rígida donde el niño puede tener dificultades para
contemplar posibilidades poco probables o que se salgan de lo rutinario o lo
esperable. El niño aún no puede manipular mentalmente la información, así que es
bastante literal.

Sin embargo ya puede formar conceptos estables, se desarrolla el mundo simbólico


y puede aparecer el pensamiento mágico. El desarrollo del mundo simbólico se
manifiesta en el juego de rol, tal como los médicos, las casitas, los coches o las
cocinitas, donde el niño utiliza los juguetes representacionalmente para imitar
actividades y conductas que observa en el mundo de los adultos como cocinar,
conducir, trabajar, limpiar o incluso guerrear.

El pensamiento en esta etapa es egocéntrico, el niño tiene dificultades para


empatizar con otros y ponerse en su lugar.

La etapa pre-operacional se divide en dos estadios, el estadio de función simbólica y


el estadio de pensamiento intuitivo.

Función Simbólica: Ocurre alrededor de los dos a los cuatro años. Se caracteriza
por el juego simbólico o de representación (mencionado en el apartado anterior) y
está ligado al desarrollo de la personalidad. El niño es incapaz de diferenciar entre
su punto de vista y el punto de vista de otros (egocentrismo), sus intereses y los
intereses de otros son los mismos, sus necesidades y las necesidades de otros son
las mismas y así sucesivamente.

Pensamiento Intuitivo: Tiene lugar entre los 4 y los 7 años. Se conoce como la
“etapa de las preguntas” y se desarrolla un razonamiento primitivo. Los niños en
este periodo sienten una intensa curiosidad y necesidad de saber.

Este periodo se caracteriza por el desarrollo de la concentración, la conservación, la


percepción de irreversibilidad, la inclusión de clases y la inferencia transitiva.

Sumado al lenguaje, el niño va adquiriendo una serie de características que


asientan las bases de cómo adquirirá el conocimiento en años posteriores.

Centralización. Los niños se concentran solo en un objeto o en una situación a la


vez y presentan dificultades para centrar sus pensamientos en problemas de
carácter social.
Artificialismo. Los pequeños creen que todas las cosas que ven en la naturaleza
como, por ejemplo, las nubes o los árboles, son creadas por el hombre.

Animismo. Creencia de que los objetos inanimados, como juguetes u objetos


cotidianos de una casa, poseen sentimientos e intenciones humanas.

Egocentrismo. No se trata de egoísmo sino de ser incapaces de ver una situación


desde el punto de vista de otra persona.

Irreversibilidad. Esta es la incapacidad de invertir la direccionalidad de una


secuencia de eventos a su punto de partida.

Juego. Al empezar este período es habitual que jueguen en paralelo sin interactuar
—junto a otros niños, pero no con ellos—.

Juego simbólico. En esta etapa preoperacional a los niños les gusta asumir otros
roles e, incluso, se inventan amigos imaginarios.

La etapa de operaciones concretas ocurre entre los 7 y los 11 años y se caracteriza


por el uso adecuado de la lógica. El pensamiento hipotético aún no se ha
desarrollado y los niños sólo tienen capacidad para resolver problemas concretos.

En esta etapa se incorporan completamente las características mencionadas en la


etapa anterior durante el estadío de pensamiento intuitivo, además del
Razonamiento Inductivo (de lo específico a lo general).

Sin embargo, el niño en esta etapa típicamente tendrá problemas con el


razonamiento deductivo (De lo general a lo específico).

Durante esta etapa se produce la desaparición progresiva del egocentrismo, se


desarrollan la empatía y la Teoría de la Mente.
Aunque, el autor reconoce la existencia de una gran variabilidad individual y cultural.
Esta tercera etapa de la teoría del desarrollo se considera fundamental al plantearse
como el inicio del pensamiento lógico u operativo en el niño.

En la etapa de las operaciones concretas, el niño ha adquirido la suficiente


maduración biológica para empezar a operar a través de reglas. Es decir, esta etapa
se caracteriza por el desarrollo de un pensamiento lógico que ya no necesita tanto
de una manipulación física. Además, le permite una reflexión mucho más flexible, no
basada únicamente en las apariencias de los objetos.

En este momento los niños se encuentran lo suficientemente maduros como para


emplear la lógica y sus reglas para llegar a conclusiones. Sin embargo, aún no son
capaces de pensar de forma abstracta o hipotética, por lo que solo pueden
aplicarlas a elementos físicos; su raciocinio se ve limitado por lo que pueden oír,
tocar y experimentar. Es por esto que la etapa se denomina de las operaciones
concretas.

en la etapa de las operaciones concretas el niño adquirirá varias operaciones


fundamentales que se describen a continuación:

La seriación es la capacidad que permite comparar elementos y ordenarlos en base


con sus diferencias. Esta operación es necesaria para el manejo de los conceptos
como los números, el tiempo, las medidas o la orientación. En un ejemplo práctico,
un niño que todavía no ha llegado a la etapa de las operaciones concretas tiene un
concepto del tiempo en el cual no diferencia entre un minuto y una hora.

La clasificación es la habilidad que permite clasificar los objetos según sus


características y determinar si pertenecen a un conjunto determinado o a una
jerarquía. Así, un niño que no ha llegado a adquirir las habilidades propias de la
etapa de las operaciones concretas no entendería la relación jerárquica entre ser
humano y mamífero. Es decir, no llegaría a comprender que todos los seres
humanos son mamíferos, pero no son los únicos mamíferos entre los seres vivos.

La operación que hace referencia a la conservación se refiere a que el objeto puede


ser el mismo a pesar de los cambios en su apariencia. Dicho de otra forma, la
redistribución de un elemento no afectaría a cualidades como su masa, volumen o
longitud. Un posible experimento al respecto podría consistir en mostrar a un niño
un vaso de agua y verterlo, sin variar la cantidad, en otro más pequeño. Si
preguntamos a un niño -que no ha iniciado la etapa de las operaciones concretas- si
hay la misma cantidad, nos respondería negativamente. Curiosamente, en este
aspecto se produce lo que se conoce como desfase horizontal, y es que algunas
formas de conservación (como la masa) se entienden antes que otras; por tanto,
hay una cierta inconsistencia en el desarrollo.

El descentramiento es la capacidad para considerar varios aspectos de una


misma situación. Por ejemplo, ahora pueden tener en cuenta la altura de un vaso
y su anchura a la vez; anteriormente, solo eran capaces de centrarse en una de
estas cuestiones para dar una respuesta.

En la etapa de operaciones concretas, los niños son capaces de las relaciones


espaciales. Esto le permite interpretar un mapa, ir y venir de la escuela, estimar
cuánto tiempo se emplea para ir de un lugar a otro y recordar la ruta y los puntos
de referencia que existen en un camino. Por ejemplo, el niño usa un mapa para
buscar un objeto oculto y también puede dar a otra persona instrucciones para
encontrarlo.

Otro desarrollo clave en esta etapa es la capacidad de formar juicios de


causalidad. Por ejemplo, el niño sabe qué los objetos colocados en cada lado de
una balanza afectarán la inclinación de esta. Los niños también adquieren
habilidades para resolver problemas aritméticos simples planteados en palabras.
También pueden contar mentalmente y de manera ascendente.

El desarrollo cognoscitivo durante esta etapa les permite a los niños desarrollar
conceptos más complejos de sí mismos y mejorar la comprensión y el control de
sus emociones. Antes de entrar en esta etapa, los niños tienen dificultades con
los conceptos abstractos y con la conexión de las diferentes dimensiones del yo.
Sus autoconceptos se concentran en atributos físicos, posesiones y
descripciones globales. Sin embargo, alrededor de los siete u ocho años, los
juicios acerca del yo se vuelven más conscientes, realistas, equilibrados y
generales a medida que los niños forman sistemas representacionales.

La etapa operacional concreta está marcada por la disminución del


egocentrismo. En etapas anteriores, los niños tienen problemas para tomar la
perspectiva de los demás, en cambio, en la etapa concreta pueden pensar sobre
las cosas de la manera en que los demás las ven.

Por último, la transitividad es la capacidad para establecer deductivamente la


relación que existe entre dos elementos. Por ejemplo, comprender que si un
perro es un mamífero y un caniche es un perro, entonces el caniche es un
mamífero.

Y por último la etapa de operaciones formales ocurre de los 11 a los 20 años


aproximadamente. En esta etapa, se incorpora el Razonamiento
Hipotético-Deductivo, que implica circunstancias hipotéticas. Se incorpora
también el Razonamiento Deductivo, que permite inferencias de lo general a lo
específico.

Características de esta etapa son el desarrollo del pensamiento abstracto, con un


mundo simbólico y conceptual complejo, la metacognición, o capacidad de tomar
conciencia de la propia conciencia (interés por la filosofía, autoevaluación,
conciencia de la propia mortalidad), y la aplicación de métodos elaborados de
resolución de problemas más allá del ensayo y error.

Es durante esta etapa en la que el individuo puede manejar el pensamiento


hipotético-deductivo, tan característico del método científico.

El niño ya no está encadenado a los objetos físicos y reales para poder llegar a
conclusiones, sino que ahora puede pensar sobre situaciones hipotéticas,
imaginándose todo tipo de escenarios sin necesidad de tener una representación
gráfica o palpable de los mismos. Así el adolescente podrá razonar sobre problemas
más complejos.
Características de esta etapa de desarrollo

Esta etapa que, como ya hemos comentado, tiene sus inicios entre los 11 y 12 años
y dura hasta superada la adolescencia, presenta las siguientes características.

1. Razonamiento hipotético-deductivo

Otro de los nombres que dio Piaget a esta etapa fue la del "razonamiento
hipotético-deductivo", puesto que este tipo de razonamiento es esencial durante
este período de desarrollo. Los niños pueden pensar en soluciones en base a ideas
abstractas e hipótesis.

Esto es observable viendo cómo son frecuentes a finales de la infancia y principios


de la adolescencia preguntas del estilo “qué pasa si...”

Mediante estos planteamientos hipotéticos los jóvenes pueden llegar a muchas


conclusiones sin necesidad de tener que basarse en objetos físicos o soportes
visuales. A estas edades se les presenta un gigantesco mundo de posibilidades
para resolver todo tipo de problemas. Esto hace que tengan la capacidad para poder
pensar científicamente, planteándose hipótesis, generando predicciones e intentar
responder a preguntas.

2. Resolución de problemas

Como hemos comentado, es a estas edades en las que se adquiere un


pensamiento más científico y reflexionado. El individuo tiene una mayor capacidad
para abordar problemas de manera más sistemática y organizada, dejando de
limitarse a la estrategia del ensayo y error. Ahora plantea en su mente escenarios
hipotéticos en los que se pregunta cómo podrían evolucionar las cosas.

Aunque la técnica del ensayo y error puede ser de ayuda, obteniéndose beneficios y
conclusiones mediante ella, el disponer de otras estrategias de resolución de
problemas expanden de forma significativa el conocimiento y experiencia del joven.
Los problemas se resuelven con unos métodos menos prácticos, usando la lógica
que antes el individuo no disponía.
3. Pensamiento abstracto

La etapa anterior, es decir, la de las operaciones concretas, los problemas se


resolvían necesariamente teniendo objetos a mano, para poder entender la situación
y cómo darle solución.

En cambio, en la etapa de las operaciones formales los niños pueden trabajar a


partir de ideas que solo se encuentren en su cabeza. Es decir, pueden pensar en
conceptos hipotéticos y abstractos sin que hayan tenido que experimentarlos de
forma directa con anterioridad.

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