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Qué Es La Función Ejecutiva

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¿Qué es la función ejecutiva?

La función ejecutiva nos permite pensar de forma abstracta, ordenar acciones para
lograr un objetivo y adaptarse a lo inesperado. La función ejecutiva es la función
directiva, gerencial y rectora del cerebro: Es el cerebro del cerebro. Puede considerarse
la función mental por excelencia, ya que aunque el resto de nuestras funciones
cognitivas (percepción, memoria, lenguaje.) sean perfectas, de poco sirven sin una
correcta función ejecutiva que controle y coordine la acción conjunta de todas esas
habilidades.

Podríamos hablar de función ejecutiva en plural, ya que es más bien un conjunto de


funciones que incluyen:

- Iniciativa, volición, creatividad: tener creatividad e iniciativa para planificar acciones y


crear alternativas ante situaciones nuevas.

- Planificación, organización: capacidad de formular hipótesis, realizar cálculos y


estimaciones cognitivas y generar estrategias para resolver los problemas que surjan.

- Fluidez, flexibilidad: para retroceder, corregir o cambiar los planes de acuerdo a los
resultados parciales obtenidos.

- Atención selectiva, concentración y memoria operativa: la función ejecutiva requiere


la participación de la atención selectiva para acciones específicas y de una adecuada
memoria de trabajo para mantener activos los pasos necesarios en los planes de acción.

- Monitorización, control inhibitorio: capacidad de monitorizar los pasos para garantizar


el logro del objetivo e inhibir los impulsos que puedan poner en riesgo el éxito de un
plan.

La alteración en el funcionamiento de cualquiera de los aspectos previos puede tener


impacto clínico en la vida cotidiana del individuo.

Síntomas de disfunción ejecutiva:


Las funciones ejecutivas dependen de la corteza prefrontal. La corteza prefrontal o
cerebro ejecutivo funciona como una red de tres grandes sistemas funcionales
ejecutivos: dorsolateral, orbital y medial. La lesión o disfunción de cada uno de estos
sistemas origina síndromes diferentes:

Síndrome prefrontal dorsolateral:

Se ha conocido también como síndrome pseudodepresivo, porque produce humor


triste, indiferencia afectiva, acinesia, apatía, falta de iniciativa para la acción, desinterés,
etc.
Una característica típica de este síndrome es la incapacidad para iniciar y terminar
cualquier comportamiento. Por ejemplo, si se le pide al paciente que dibuje círculos, le
cuesta empezar, incluso puede que haya que guiarle la mano, pero cuando empieza, le
cuesta terminar.

La alteración de la flexibilidad cognitiva y conductual se puede expresar como conductas


de perseveración, que también son características de este síndrome. La perseveración
es la repetición anómala de un acto motor o verbal. Si se le pide que dibuje un círculo,
tiende a realizar la actividad de manera repetitiva dibujando múltiples círculos sin poder
controlar la tendencia a perseverar. El mecanismo para realizar la función motora está
intacto, pero el paciente no puede parar la actividad, porque ha perdido la función
ejecutiva que permite programar la acción de parada.

Otra conducta que puede aparecer en este síndrome es la llamada conducta de


utilización: el paciente usa lo que encuentra como reacción primaria al estímulo, sin ser
capaz de elaborar y seguir un plan. Por ejemplo, si se encuentra un vaso de agua, bebe;
si se encuentra un lápiz, escribe. En los casos más extremos, llegaría a una imitación
directa: ecolalia (imitación del habla) o ecopraxia (imitación de la acción).

La alteración de la memoria de trabajo es también característica. La función esencial de


la memoria de trabajo es la activación de memorias ya registradas que se actualizan con
los contenidos presentes. Nos permite analizar y tomar decisiones ante situaciones
presentes utilizando nuestra memoria pasada, evitando que respondamos como
autómatas. La memoria de trabajo se altera tempranamente en la demencia,
manifestándose en síntomas tan comunes como indecisión, duda y delegación creciente
en los demás para tomar decisiones.

En el síndrome prefrontal dorsolateral también puede encontrarse alterada la memoria


de contexto: nuestro conocimiento no sólo está limitado al contenido, sino también al
contexto en el cual tuvo lugar el aprendizaje, cómo y cuando lo aprendimos. Los
pacientes con lesiones prefrontales tienen a menudo dificultades para recordar la
fuente de la información aprendida.

¿Para qué sirven las funciones ejecutivas?


En nuestro día a día necesitamos las funciones ejecutivas para poder desenvolvernos en
nuestro entorno y conseguir nuestras metas. Son necesarias a la hora de planificar el día
al levantarnos por la mañana, cuánto tiempo tardaremos en hacer cada actividad, e
incluso a la hora de realizar una nueva actividad/tarea con la que no contábamos.
¿Cuáles son las funciones ejecutivas? A continuación, mencionaremos y explicaremos
algunas de ellas:

Planificación y anticipación: es la habilidad que nos permite identificar y organizar los


pasos necesarios para cumplir una tarea concreta. Para conseguir esto, necesitaremos
desarrollar planes de acción para conseguir la tarea, y elegir la más adecuada, por lo que
también implica la toma de decisiones. Las dificultades de planificación en niños/as con
autismo, pueden aparecer sobre todo en aquellas situaciones que implican un mayor
nivel de complejidad, lo que explicaría por qué las personas con autismo pueden tener
dificultades a la hora de desenvolverse en la vida cotidiana. A la hora de anticipar las
tareas, podría ser necesario el uso de apoyos visuales como pictogramas.

Inicio y finalización de tareas: la decisión de comenzar y decidir cuándo terminar una


tarea supone una actividad cognitiva muy importante, que requiere de pensamientos
elaborados en los que se contemplan varios aspectos a la vez. A menudo, las personas
con TEA, necesitan del uso de agendas y de estructuración de tareas, definiendo un
principio y un fin de las mismas, para solventar las dificultades que puedan presentar a
la hora de iniciar y finalizar tareas.

Flexibilidad: es la habilidad de cambiar planes para adaptarse a los cambios que pueden
surgir en el entorno, por ello, la flexibilidad te ayuda a encontrar alternativas adecuadas
para superar los obstáculos que puedan aparecer en el camino. Las estereotipias, la
rigidez e inflexibilidad cognitiva y conductual, los rituales y rutinas son propias de las
personas con autismo y son indicadores relacionados con las funciones ejecutivas. Esta
inflexibilidad conduce a una limitación de la creatividad, de la espontaneidad, y de la
adaptación a los entornos, y en el peor de los casos a una repetición continua de la
conducta o a un empleo estereotipado de los objetos y/o juegos.

Inhibición de respuesta: es la habilidad de pensar antes de actuar. Trabajar esta


inhibición de respuesta nos servirá para no hacer algo de lo que después nos podamos
arrepentir. Esta inhibición es uno de los procesos mentales necesarios para la regulación
y el control del comportamiento, su flexibilidad y adaptación. Si la persona con autismo
no es capaz de inhibir pensamientos o acciones antes o durante la actividad y/o tarea,
tenderá a la rigidez y la persistencia, sin ser capaz de parar y dirigir su atención y/o
conducta en otra dirección.

Habilidades mentalistas: esta capacidad nos permite ser capaces de atribuir estados
mentales y emocionales a los demás y poder anticipar sus comportamientos e
intenciones. Es imprescindible para relacionarse, convivir con la familia, coordinarnos
con otras personas, enfrentarnos a las situaciones sociales que puedan ocurrir, etc. Para
ello, debemos ser capaces de desarrollar un proceso ejecutivo complejo, en el que será
importante conocer e intuir nuestros propios planes y los del resto de personas. El
trabajo en teoría de la mente es fundamental en las personas con autismo. Interpretar
correctamente la conducta de los demás y el saber ponerse en el lugar del otro, son
habilidades necesarias para la adaptación social de las personas con autismo.

Memoria de trabajo: es la capacidad de mantener la información en la mente durante


la transición de tareas complejas, ayudándonos a recordar los pasos que se han de seguir
para realizar una tarea, así como resolver problemas matemáticos, realizar la lista de la
compra, etc. Para trabajar la memoria de trabajo auditiva podemos realizar actividades
como: repetir palabras o números, repetir en orden inverso, repetir según un orden
establecido (por ejemplo, primero frutas y luego animales). Para trabajar la memoria de
trabajo visual podemos realizar actividades como: recordar imágenes previamente
mostradas, recordarlas en determinado orden, jugar al memory de imágenes,
reproducir gestos en una secuencia dada.
Algunas actividades para trabajar funciones ejecutivas:
• Diferencias entre dibujos: para ello deberemos enseñarles a observar los detalles del
dibujo de una manera ordenada. Trabajaremos anticipación y planificación.
• Laberintos: esta actividad requiere establecer un plan para localizar la salida, anticiparse
a aquellas calles que no conducen a ningún lugar, y buscar alternativas hasta encontrar
la salida. Trabajaremos atención, planificación y anticipación, entre otras.
• Lectura de dibujos. En una lámina con dibujos se le pide que nombre y explique algunos
de ellos. Gracias a esta actividad estaremos trabajando la flexibilidad y el control de la
impulsividad.
• Escritura alternante. Hacer un dictado de palabras que deberá escribir alternando una
letra en mayúscula y una en minúscula. Con ella podemos trabajar la flexibilidad e
inhibición.
• Jugar a juegos de mesa nos ayudará a trabajar las funciones ejecutivas. Entre ellos,
destacamos: dominó, damas, parchís, cartas, ajedrez…
• Los deportes y juegos son otra forma de estimular las funciones ejecutivas, ya que casi
todos exigen atención, reflejos, control de la impulsividad, planificación, memoria de
trabajo, flexibilidad, anticipación, etc.

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