Hpgi Investigacion Romanos
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LICENCIATURA EN
GASTRONOMIA
III B, SABATINO
TEMA
Investigación “Civilizaciones de la Edad Antigua
Romanos”
PRESENTAN
Luis Jebel Muñoz de Paz
Yonathan Eduardo Villaseñor Lara
PROFESOR
Pablo Antonio Ramos García
Puerto Vallarta Jalisco, 02 de Julio del 2022
Los historiadores reconocen tres etapas en el desarrollo del gobierno romano. La época
de la República de Roma fue uno de los períodos más significativos en la historia de la
civilización, que logró afianzarla como potencia dominante y, más tarde, consolidarse
como un Imperio Romano. Las tres etapas de según su tipo de gobierno fueron:
La monarquía (desde el siglo VIII a.C. hasta el siglo VI a.C.). Fue un período de gran
influencia etrusca, del cual surgió el nuevo Estado romano y un sistema político que dio
paso a la República. Durante este período ejercieron el poder los reyes romanos y los
etruscos.
Imperio (desde el siglo I d.C. hasta el siglo V d.C.). Fue el período caracterizado por un
gobierno autócrata (el poder recaía en una sola persona), cuyas decisiones no estaban
sujetas a leyes ni mecanismos que lo regulen. Augusto fue el primer emperador de Roma
que gobernó y se autoproclamó
cada año de su mandato. Logró
establecer cierta paz interna,
pero padeció constantes
enfrentamientos fronterizos. Sin
embargo, logró expandir el
imperio hacia las regiones
vecinas. Tras su muerte en el 14 d.C. el Senado le otorgó el reconocimiento de divinidad
(apoteosis) y fue sucedido por Tiberio, su hijastro.
En el 410 d.C. las tropas del visigodo Alarico saquearon Roma, causando una conmoción
general en todo el Imperio. Pero la ilustre historia del Imperio romano de Occidente vivió
su último capítulo en el año 476 en Ravena, ciudad que desde hacía unas décadas era la
capital del mismo Imperio. El general bárbaro Odoacro se hizo con el gobierno de Italia,
tras destituir y desterrar a Rómulo Augusto, el último emperador, un joven que por su
debilidad se ganó enseguida el apodo de "Augústulo", el pequeño Augusto.
La Agricultura y ganadería era una forma de negocio muy sustentable en la Antigua roma. Los
agricultores y los pastores eran el núcleo de la sociedad de la Antigua Roma. El cultivo principal eran
los cereales (sobre todo el trigo) y las leguminosas. Más tarde se introdujo la vid, y aún más tarde se
llegó a las viñas y se importó el olivo. Como árboles frutales destaca la higuera. También era
importante el cultivo de hortalizas, legumbres y lino.
Al principio los romanos poseían la tierra en usufructo y su riqueza (pecunia) se medía por los rebaños,
y los ahorros personales eran el peculium (haber en ganado). Más tarde se introdujo la propiedad
privada de la tierra.
Las primeras tierras de los romanos se llamaban heredium de herus (dueño), y en un principio no
superaban las dos yugadas (5.400 metros cuadrados), aunque aparte estaban la casa, las cuadras, la
barbechera y los pastos. Estas pequeñas porciones de tierra pronto fueron superadas y si en algún caso
se mantuvieron fue para los cultivadores antiguos de las ciudades dominadas, pero no para los
ciudadanos romanos.
Además, los campesinos eran dueños de pequeñas parcelas o arredraban parte de las tierras de los
patricios. Los excedentes de la producción se vendían en las ciudades y las actividades comerciales y de
trabajo manual no eran bien vistas por los romanos; por ello, eran realizadas por extranjeros o
esclavos.
HERRAMIENTAS Y UTELSILIOS
Azadón. El azadón sirve para preparar el terreno, ya que con ella se remueve la tierra y se
elimina la parte compactada
(deshaciendo los terrones) a la vez
que se arrancan las malas hierbas o
los restos de otros cultivos,
Rastrillo, Tijeras de podar, Carretilla,
Regadera.
Pala para labrar la tierra, Pico para
preparar la tierra para la siembra,
Escardilla para remover la tierra,
Machete, herramienta básica para
el agricultor, El versátil, rastrillo, El Tractor, básico para todo agricultor, Cosechadora, la
maquinaria agrícola más eficiente.
Marmita: Olla de gran tamaño, podía tener su base con agujeros para cocer al vapor.
Moldes: Con usos diferentes, para pasteles, panes, quesos, budines, etc.
Patina: Cazuela cóncava y ovalada con tapadera que servía para cocer en el horno.
Redaños o redes: Sirven para introducir productos con el objetivo que no se deshagan al
ser cocinados.
Cestas de mimbre: Recipientes para conservar frutas, legumbres, entre otras cosas.
Colgadores: Piezas de hierro que servían para colgar los alimentos en la cocina.
ANTECEDENTES HISTORICOS DE LOS ROMANOS
Año Evento
616 a. C. Lucio Tarquinio Prisco asume el trono tras fallecer Anco Marcio.
Antes de que aparecieran en sus mesas las exquisitas comidas exportadas, los romanos se
alimentaban básicamente de los víveres que les suministraba la tierra: cereales,
legumbres, hortalizas, etc.
El cereal por excelencia era el trigo, con el que se producía harina y pan, que era la base
de su dieta. En este sentido, había tres tipos de pan, clasificado según la calidad de los
productos que se usaban en su elaboración:
- El candidus: el pan más refinado, hecho con harina fina de trigo de primerísima calidad,
apto para los más pudientes.
- El mundus: el pan que solía comer la clase media, el que más se consumía en Roma.
- El rusticus: hecho con harina sin moler y con desechos, era un pan bastante duro y había
que comerlo mojado en sopa o en agua.
Por otro lado, en los tiempos en los que los recursos escaseaban los romanos se nutrían
básicamente de “puls” que era una especie de gachas de cereales hechas con cebada,
espelta o trigo, que se cocinaba con un poco de agua y manteca. El “puls” fue variando a
medida que subía el status de su consumidor.
En sus diferentes variedades, a la “puls púnica” se le añadía trozos de queso, miel (para
endulzar) y huevos cocidos; y a la “puls italiana” se le agregaban ostras hervidas, sesos y
vino especiado. Este plato estaba reservado a la clase alta de la sociedad romana, no todo
el mundo se lo podía permitir.
El vino era otro alimento básico en la dieta romana, pero como no sabían conservarlo, se
agriaba con facilidad y tenían que tomarlo especiado, caliente y aguado.
La carne era un manjar reservado a unos pocos. La clase alta consumía carne de buey,
oca, cerdo, oveja y ciervo, pero no comían de otros tipos como de cigüeña o ibis porque,
según ellos, se alimentaban de serpientes y la carne no era sana. La clase media se tenía
que conformar con carne pasada de cerdo y cordero, ya que la fresca era muy cara. Y, por
último, la clase baja no podía disponer ni tan siquiera de cordero, se alimentaba con
alguna que otra ave que cazaban y con carne de perro y gato.
La carne se conservaba en salazón, en manteca o ahumada, y se cocinaba con especias y
salsas para camuflar su sabor a “rancio”. Una de las salsas más famosas que se conocen,
dentro del mundo romano, es el “garum”. Esta salsa consistía en una mezcla de vísceras y
trozos de pescado fermentados al sol y aliñados con especias, hierbas, vino, vinagre y sal.
El “garum” era la salsa por excelencia de la cocina romana, ya que acompañaba a
numerosos platos y además, según creían, era afrodisíaco.
El pescado era otro alimento que no estaba al alcance de cualquiera. Los peces más
cotizados eran el salmonete y el rodaballo. Sin embargo, la clase baja tenía que
conformarse con morrallas en salmuera (maenae).
La dieta de los romanos, para acabar, se completaba con queso, aceitunas, altramuces,
frutos secos y sopas. También tomaban yogur especiado y, en verano, el “melca” que era
una especie de leche agria condimentada con pimienta o cilantro, garum o sal, aceite e
hielo. Además, cuando se casaban, al día siguiente de la boda comían “moretum”, que era
una ensalada compuesta por queso de oveja, apio y cebolla, que les ayudaba a reponer
fuerzas.
Además, existía un importante comercio fuera de los límites del Imperio. A destacar las
importaciones de Asia (Arabia, India y China), de donde se traían especias (pimienta),
sustancias aromáticas, piedras preciosas y tejidos finos
(musalinas indias). También, aunque con carácter más
casual tuvieron relaciones comerciales al sur del mar
Rojo en la costa de África. Algo más frecuente fue el
comercio con los pueblos septentrionales de Europa
(pieles, ámbar).
Los nobles consumían El Falerno, un vino italiano de élite; por su parte los soldados
tomaban vinos modificados o La Posca (agua y vino avinagrado). Por otro lado, los
esclavos bebían La Lora, una bebida preparada con los restos de semillas y tallos que se
utilizaban para elaborar el vino.
Otro dato curioso de esta bebida es que tenía tal relevancia al momento de un banquete,
que los anfitriones designaban a un esclavo conocido como pocillador para que se
encargará específicamente de servir el vino a cada invitado.
Llama la atención la diferencia que existía entre la aceptación del vino y de la cerveza.
Mientras que el vino se consideraba un elixir, la cerveza era lo más bajo, catalogada por
los romanos como una bebida de bárbaros. Aunque esto no impedía que fuera consumida
en las provincias ubicadas al norte y oeste de Italia, donde no era posible el cultivo de la
vid por las condiciones climáticas. La cerveza estaba en tan baja estima que era más
económica que los vinos de peor categoría, por lo que no se servía en banquetes.
Los productos que podían formar el banquete en casa de un rico patricio podían ser
bastante exóticos, incluso para nuestra época. Se traían viandas desde los lugares más
alejados del imperio, así, por ejemplo, los faisanes llegaban de Guinea, los pavos de la
India, los mejillones del Ática o los conejos de Hispania.
Los platos se sirven con abundante vino caliente, aunque estaba prohibido para las
mujeres y los hombres menores de 30 años. Casi siempre era aguado o con especias para
disimular el sabor agrio porque
era frecuente que se estropeara,
mientras que el vino puro sin
mezclar, se dejaba para las
ceremonias religiosas. Esta cultura
del vino sigue siendo una de las
aportaciones más destacadas de la
presencia de Roma en toda el área
mediterránea.
METODOS DE COCCION UTILIZADOS
A la hora de cocinar sus recetas usaban las mismas técnicas de elaboración que nosotros:
asar, hervir o freír.
La cocina (cvlina) de las casas romanas era muy pequeña en relación con el resto de las
dependencias. Situada detrás del atrio, contaba con un hogar bajo hecho de tejas planas;
el fuego era de leña o carbón vegetal y el humo salía por una pequeña ventana o por una
chimenea. El mobiliario era muy escueto y funcional: constaba de mesa y alguna silla o
banqueta. La comida se hervía en ollas o cazuelas sobre un trípode, y se freía y se basaba
en sartenes y parrillas de hierro. Algunos utensilios se colgaban en la pared (sartenes,
cazos, parrillas, coladores), otros se colocaban al lado del hogar dispuestos para el uso
(morteros, fuentes, jarras), y en el suelo tinajas de agua y vino, cestos de mimbre...