Marta Brunet en Movimiento Una Cartografia de La e 240330 183131

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MERIDIONAL Revista Chilena de Estudios Latinoamericanos

ISSN (en línea): 0719-4862 | Número especial, diciembre 2023, 39-70 |


DOI: 10.5354/0719-4862.2023.73051

Marta Brunet en movimiento. Una cartografía


de la escritura de Montaña adentro1

Marta Brunet in motion. A cartography of Montaña


adentro’s writing process

Giovani T. Kurz
Universidad de São Paulo, São Paulo, Brasil / Université Paris 8,
París, Francia
https://orcid.org/0000-0001-7442-6889
[email protected]

Resumen: La complejidad del proyecto brunetiano no puede ser percibida


sin la comprensión de los mecanismos ficcionales que lo estructuran. Aunque
sea parte del canon literario chileno, la obra de Marta Brunet jamás encontró
en la crítica una lectura extendida de ciertos temas centrales en ella, ni un
análisis profundo de sus medios de composición. Entre las consecuencias
del redescubrimiento reciente de Brunet, quizás el más importante sea la

1
Esta investigación fue desarrollada en el Centro de Estudios Culturales Latinoa-
mericanos (CECLA) de la Universidad de Chile, bajo la dirección de Natalia
Cisterna Jara, en el ámbito del proyecto de internacionalización doctoral UCH
1866: El lugar de la cultura en las crisis y transformaciones sociales y políticas en la
América Latina del siglo XXI. Construyendo saberes latinoamericanos e interdisci-
plinarios desde los estudios doctorales. Además, este artículo es parte del proyecto
de investigación Epistemologías disonantes en crítica genética, financiado por
la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo
(FAPESP), 2021/09327-9. A FAPESP, a Natalia y a los otros miembros de
CECLA, expreso mi gratitud.
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publicación de ediciones críticas de su narrativa, preocupadas por el mo-


vimiento de reescritura de los textos. En este artículo se propone leer su
primera novela, Montaña adentro, de 1923, a partir de su manuscrito –el
único manuscrito conocido de Marta Brunet, un pequeño cuaderno– y de
sus múltiples ediciones. El objetivo principal es presentar elementos des-
conocidos sobre el camino de escritura y el proceso creativo de la escritora,
organizando lo que Lorena Amaro Castro llama “una textualidad ciertamente
rebelde”. Por último, se presentan las posibilidades críticas que ofrecen las
lecturas genéticas.
Palabras clave: Marta Brunet, Montaña adentro, crítica genética, literatura
chilena, creación.

Abstract: The complexity of the Brunetian project cannot be perceived


without the comprehension of its fictional mechanisms. Although part of the
Chilean literary canon, Marta Brunet’s work has never found an extended
reading of certain of its central themes, as well as an in-depth analysis of
its means of composition. Among the consequences of Brunet’s literature
recent rediscovery, perhaps the most important one is the publication of
critical editions of her narratives, in which her rewriting movement appears
with emphasis. This article proposes a reading of her first novel, Montaña
adentro (1923), from its manuscript –the only known manuscript by Marta
Brunet, a very short notebook– and from its multiple editions. The main
objective is to present unknown elements about the path of writing and the
creative process of the writer, organizing what Lorena Amaro Castro calls
“a truly rebellious textuality”. Finally, the critical possibilities that genetic
readings offer are presented.
Keywords: Marta Brunet, Montaña adentro, genetic criticism, Chilean
literature, creation.

Notas introductorias

El redescubrimiento de la literatura de Marta Brunet que se ha


producido en las últimas décadas tiene en su centro la comprensión
–quizás inédita– de que es un proyecto literario complejo y hetero-
géneo. No hay novedad en la competencia estética de Brunet; sus
Giovani T. Kurz. Marta Brunet en movimiento… 41

contemporáneos ya la reconocían, aunque siempre a partir de una


matriz masculina y patriarcal2. Lo novedoso aparece en las lecturas
críticas preocupadas principalmente por la comprensión de los me-
canismos ficcionales –intratextuales– que estructuran su proyecto,
y que suceden al movimiento crítico que había identificado en la
ficción de Brunet horizontes de subversión de las configuraciones
tradicionales de clase y de género.
Marta Brunet fue una escritora moderna. Desde su primera novela
se percibe una comprensión de la literatura como actividad profesional,
“a la que debe dedicar tiempo y esfuerzo, y para lo cual le es necesa-
rio conocer el espacio letrado en el que se inserta y los modos cómo
debe situarse frente a los agentes literarios y las corrientes estéticas
que priman en su época” (Cisterna, “La vigencia” 234). No se debe
ignorar que desde muy joven Brunet participaba en un grupo de
poetas de Chillán, su ciudad, y mantenía contacto con críticos como
Alone. Buscaba siempre espacios de publicación, lo que fue la razón
principal para editar la revista cultural Ratos ilustrados. Brunet es, por
lo tanto, una “escritora que desde sus inicios comprende la importan-
cia y entiende el funcionamiento de los medios y agentes culturales
que contribuyen a la difusión y validación de una obra” (Cisterna
y Carvajal 66). La obtención del Premio Nacional de Literatura en
1961 y la reedición de sus obras completas en 1963 son argumentos
incontestables de su pertenencia al ateneo de la literatura chilena y

2
“La literatura femenina empieza a existir seriamente en Chile, con iguales
derechos que la masculina, el año 1923, cuando aparece ‘Montaña Adentro’,
de Marta Brunet. La sorpresa de todos fue grande. Se esperaba una novelita
de una señorita muy compuesta: se halló una recia obra, audaz, sólida, hecha
de duros metales, inatacable en su brevedad; el dominio de la lengua, castiza
y sabrosa, competía allí con el conocimiento de la vida. ¡Y qué mirada clara,
recta, audaz para enfrentarla! Nada semejante se había visto hasta entonces en su
género: se habló de Maupassant. Después, por espacio de treinta años, la autora
ha producido reposadamente una serie de libros, apretadas novelas, una más
voluminosa, ‘Humo Hacia el Sur’, donde influencias de americanos modernos la
han desviado un poco, estilizándola, sin deformarla ni hacerle perder su carácter,
que es: vigor concentrado, verdad tallada a cincel y colores fundamentales, sin
penumbra, matiz, ni debilidad” (Díaz Arrieta s/p).
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de su circulación en espacios hegemónicos del escenario literario en


Chile. No obstante, Lorena Amaro Castro señala que, “excluida de
la camaradería y sociabilidad bohemias, su figura aparece solitaria” y,
todavía más importante, que “su inscripción entre los muchachos del
canon se debe en gran medida a que ellos no supieron leerla o, peor
aún, no quisieron hacerlo realmente” (23); así, concluye percibiendo
en Brunet una “textualidad ciertamente rebelde” (24).
El ensayo de Lorena Amaro Castro, “‘En un país de silencio’:
narrativa de Marta Brunet”, aparece en la introducción del tomo I
de la Obra Narrativa de Marta Brunet, con edición crítica de Natalia
Cisterna y publicada en la colección Biblioteca Chilena de Ediciones
Universidad Alberto Hurtado. Esa edición crítica es quizás la más
grande aproximación a los mecanismos ficcionales de la literatura
brunetiana, una vez que pone en primer plano el estudio compara-
tivo entre ediciones y presenta por primera vez un manuscrito de la
escritora. Amaro Castro es enfática cuando escribe que es hora de
“entenderla a ella, a Brunet, desde un lugar distinto, despercudiendo
su lectura de las operaciones miméticas practicadas por la crítica de
su tiempo”, porque “el suyo es un trabajo narrativo (in)comprendido
y juzgado por décadas desde la exclusiva (aparente) matriz estética
e ideológica del criollismo (…) y asimilada a las miradas y voces
autorizadas –masculinas– de su época” (22-23)3.
3
Se puede conocer el camino que la crítica sobre Brunet tomó a lo largo de las
décadas –y percibir sus transformaciones– por medio de lecturas centrales sobre
la escritora: “La querella del criollismo. Montaña adentro”, de Alone, publicado
en Revista Zig-Zag, 1954; “Un personaje al trasluz. Marta Brunet: en Europa se
hizo la luz”, de José Donoso, publicado en la revista Ercilla, 1961; “Despedida
a Marta Brunet”, de Luis Oyarzún, publicado en 1967; La narrativa de Marta
Brunet, de Ester Melón Díaz, publicado por la Editorial Universitaria de la Uni-
versidad de Puerto Rico, 1975; “Recepción crítica de Marta Brunet”, de Berta
López Morales, publicado en Acta Literaria, 1999; “Género y canon: la escritura
de Marta Brunet”, de Kemy Oyarzún, publicado en Cyberhumanitatis, 2000; “La
pertenencia histórica de Marta Brunet”, de Eugenia Brito, publicado en Revista
de Teoría del Arte, 2004; “Marta Brunet: los caminos de la crítica para leer a una
autora profesional”, de Natalia Cisterna, publicado en la Revista Chilena de Li-
teratura, en 2009, además del largo ensayo de presentación de su obra narrativa
escrito por Lorena Amaro, “‘En un país de silencio’: narrativa de Marta Brunet”,
en 2014. Se hace aquí, evidentemente, una selección.
Giovani T. Kurz. Marta Brunet en movimiento… 43

La obra de Brunet despertó muchas veces el escándalo de los


críticos y de los lectores. Desde Montaña adentro, su primera novela,
publicada en 1923, el impacto formal y temático es protagonista de
las discusiones sobre la narrativa:

Hablamos de una obra (…) cuya circulación provocó no


pocos escándalos en su momento y que, por tanto, precisa
reinstalarse con otros signos en el escenario literario cultural
de este fin de siglo, en particular, después de un largo, decidor
e inmerecido olvido (Oyarzún 1).

Montaña adentro emerge de un contexto criollista, con largas


descripciones del paisaje y un lenguaje coloquial campesino en los
diálogos entre personajes, ejercitando las jerarquías sociales por medio
de sus múltiples enunciaciones. Sin embargo, la narrativa no se ajusta
a las fórmulas de la estética del criollismo, una vez que tiene en su
centro una figura femenina de subjetividad compleja –así como los
otros personajes, todos de dimensiones interiores bastante relevantes–
y no busca enfatizar dimensiones nacionales. Además, la colectividad
en Montaña adentro se expresa a partir de criterios de clase y género.
Kemy Oyarzún señala que esta novela “emergió en momentos en que
la prosa, como género discursivo se bifurcaba en dos tendencias: una
criollista (verosímil ‘realista’) y otra de ‘vuelo’ poético y raigambre
modernista; esta última remitía a proyectos estéticos urbanos; la
primera, a proyectos rurales” (2). Oyarzún destaca también que la
escritura de Brunet remite a tres elementos estructurantes: sexualidad,
lenguaje y poder (3).
La novela se construye en torno a Cata y su madre, doña Clara.
Después de la descripción ancha del escenario campesino y de sus
relaciones jerárquicas en el primer capítulo, la narrativa se vuelve
sobre las dos mujeres y el hijo de Cata. El padre del niño, Pereira,
emerge más tarde y ocupa un lugar definitivo en la novela. En la
aridez del campo, se percibe la imposibilidad de la delicadeza, de la
conversación sin compromiso, del amor que no sea fraterno. Cuando
Cata se enamora del fuerino Juan Oses, su relación desencadena la
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tensión entre todos los enlaces del pequeño universo de Rari-Ruca: la


violencia del policía San Martín, el poder del administrador –a quien
solo se lo conoce por su ocupación–, los celos de Pereira. En todo,
la sensación permanente del fracaso; o, antes, la imposibilidad de
esperanza. Cuando el hijo enfermo de Cata finalmente se ve saludable
–después de la ayuda de Juan Oses–, el fuerino encuentra la muerte
en las manos de Pereira. A Cata le resta lo vacío de la vida común4.
Oyarzún se dirige al impacto producido por la obra de Brunet:

Escandalizar es siempre situacional: desajuste en las transac-


ciones con la represión, la cual es, a su vez, histórica, axioló-
gica, cultural y social. Un escándalo tiene sentido allí donde
el poder actúa como prohibición, develando una cultura
victoriana, sobrecodificada, estamental: un Sí de la práctica
escandalosa frente a un No de la Ley, en tanto Nombre del
Padre. (…) El escándalo suscitado por la obra de Brunet
implicaba un desborde público: desplazamiento de los límites
que resguardan lo privado, el recato, la mesura. Retorno de lo
reprimido, su obra y presencia en el escenario chileno epocal
escandalizaba en tanto espectáculo ante otros, público de
espectadores, voyeurs, testigos, jueces, críticos literarios (2).

A partir de lo que escribe la crítica, se puede volver a la textualidad


de Brunet: la escritura brunetiana, además de la composición de un
escenario de aridez y silencio, se vuelve sobre la propia lengua para
estructurar las jerarquías en la palabra. La oralidad de Cata no es la
misma de Juan Oses, que no es la misma del policía, que no es la
misma del administrador: las presencias de la clase, del género, de la

4
“Se intuye en el pasaje que abre el corpus brunetiano, a la vez, un crack de es-
critura, el punto en que empieza a agrietarse el texto naturalista con sus bueyes
varados, y la máquina queda inmóvil; las identidades de los protagonistas, llevados
por las pasiones y censuras impresas en sus cuerpos y experiencias –la madre
soltera que vuelve a enamorarse en la promiscuidad del rancho, el afuerino que
quiere ser padre del niño de otro– actúan la historia criollista de la fatalidad,
pero anticipan otras historias, historias anómalas, escenas que desnaturalizan y
ponen en cuestión los definidos contornos del huaso chileno, presentado aquí,
él mismo, como figura autómata” (Amaro Castro 27).
Giovani T. Kurz. Marta Brunet en movimiento… 45

posición en la organización social del rancho aparecen en las primeras


palabras de cada uno. La enunciación compone un nuevo territorio a
cada presencia. Lorena Amaro Castro señala que la de Marta Brunet
fue “una búsqueda que procuró desmarcarse de ciertas normativida-
des: las de la lengua, las del género, operando quiebres que anticipan
los mecanismos de la novela posmoderna en Chile” (26). La crítica
escribe, además, sobre los horizontes de la composición brunetiana:

Su escritura escudriña en aspectos muy crueles del sistema


político y social imperante en Chile durante la primera mitad
del siglo (algunos de los cuales perviven, y cobran más fuerza
en la hora de hoy). Ellos son representados por Brunet en
su particular economía de abusos y huachos, de castidad,
erotismo y violencia (Amaro Castro 29).

Teniendo en cuenta que “los muchachos del canon (…) no su-


pieron leerla”, y que la escritora “precisa reinstalarse con otros signos
en el escenario literario”, se propone aquí una lectura del manuscrito
de Montaña adentro, el único manuscrito conocido de Brunet y que
tiene una historia bastante misteriosa. A través del análisis de este do-
cumento, se hace posible encaminar el ímpetu crítico contemporáneo
hacia su textualidad, por mucho tiempo marginada en sus lecturas.
Desentrañando su escritura, encontramos una nueva faceta de Brunet:
la creadora consciente, preocupada por el desarrollo de un proyecto
ficcional y lingüístico. Conociendo su búsqueda por las figuraciones
de la sociedad en la literatura –protagonista de la crítica reciente5–,
este artículo se centra en otro aspecto esencial de su producción: la
preocupación formal, los mecanismos de funcionamiento textual en

5
Se puede mencionar aquí los estudios excelentes de Rubí Carreño, “Violencia y
erotismo en ‘Aguas abajo’ de Marta Brunet” (Anales de Literatura Chilena, 2001);
de Natalia Cisterna, “Entre el presente utópico y un futuro de desencanto: el
sujeto femenino y la urbe moderna en La mampara de Marta Brunet” (Caminos
y desvíos: lecturas críticas sobre género y escritura en América Latina, 2010); o de
Bernardita Llanos, “Transgresión y violencia sexual en Marta Brunet” (Revista
Mapocho, 2000).
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su literatura, materializados en las tachaduras, sus regresos al espacio


de creación y sus movimientos de reescritura a lo largo del tiempo.
Hay que lamentar que hoy no tengamos acceso a un mayor
número de sus manuscritos y documentos de trabajo; sin embargo,
es posible resaltar el privilegio de contar con al menos uno de estos
documentos. Si bien una serie de trabajos críticos han colocado la
obra de Brunet en el centro de su análisis, propongo aquí una primera
mirada a su literatura desde la perspectiva de la crítica genética; evito
mirar su cuaderno como objeto fijo y fetichizado, como objeto de
contemplación estética, para entenderlo como huella móvil de una
obra creativa. Propongo explorar su manuscrito no como un objeto
secundario, sino como una extensión equivalente de su trabajo pu-
blicado. Encontremos, por lo tanto, su letra.

Una textualidad ciertamente rebelde

Antes del texto, se piensa en el soporte de la escritura: el cuaderno


que abriga Montaña adentro. La historia material del manuscrito,
antes de la historia de su composición, precede y contextualiza el
espacio de creación. En un prefacio a la edición crítica de la obra
narrativa de Marta Brunet, Natalia Cisterna presenta la “Historia del
texto”. Allí señala: “un cuaderno cuidadosamente forrado y escrito
por la propia autora” (99), al que tuvo acceso “gracias a la gentil co-
laboración de Pablo Concha, quien recibió el texto de su abuelo, el
destacado académico y filólogo Mario Ferreccio” (ibid.). La historia
del cuaderno y de su circulación es tan misteriosa como fascinante.
En la “Historia del texto”, Cisterna reanuda un fragmento de una
entrevista de Brunet sobre Alone:

Éramos tan entusiastas, que fundamos una editorial, cuyo


primer volumen fue un librito de versos de un gran amigo
mío, llamado Absalón Baltasar. Ni corta ni perezosa, se
lo despaché a Santiago a Hernán Diaz Arrieta, con una
Giovani T. Kurz. Marta Brunet en movimiento… 47

elocuentísima carta, que pareció haberle caído muy bien a


Alone. Así ha debido ser, pues me contestó diciéndome que
los versos de mi amigo eran muy malos, pero que mi carta le
revelaba la existencia de una verdadera escritora. Terminaba
pidiéndome algo en prosa. Yo le mandé unos versos míos, con
otra carta. Alone me contestó entonces, que los versos míos
eran tan malos como los de Absalón, pero que, en cambio, la
carta seguía revelando una prosista de grandes condiciones.
No me quedó otra cosa que quemar mis pobres poemas y
enviarle al terrible crítico los originales de una novelita que
tenía muy escondida. La respuesta no tardó en llegar, y fue
tan exaltada, que yo miraba para los lados, creyendo que se
trataba de otra persona. Recuerdo que en una parte, Alone
decía, ya en el paroxismo de la exaltación: “¡Dan ganas de
echar a vuelo las campanas cuando nace un escritor de la talla
de Marta Brunet!”. (“Marta Brunet fue calificada…” s/p).

Se puede pensar que “los originales de una novelita que tenía muy
escondida” son exactamente el mismo manuscrito de Montaña adentro
que se conoce hoy; sería una razón para ser el único original de Brunet
que sobrevivió, en el “cuaderno cuidadosamente forrado” (figura 1).

Figura 1. Tapa (izq.) y contratapa (der.) del cuaderno de Brunet.


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Natalia Cisterna agrega que Mario Ferreccio tenía el proyecto de


desarrollar una edición filológica de Montaña adentro, señalando los
cambios de la escritora entre el manuscrito y la primera publicación
de la novela. La investigadora indica, en la presentación de la única
edición crítica de la obra de Brunet, que

se hace imprescindible volver a contar con ediciones que


permitan abordar en toda su riqueza la narrativa de la es-
critora chilena. Ediciones que no sean solo reimpresiones
aisladas de sus textos y que posibiliten revisar su obra como
un recorrido literario de constante exploración creativa que
cubrió prácticamente toda la primera mitad del siglo XX.
(…) [P]odemos advertir una búsqueda permanente de temas
y escrituras estéticas; una búsqueda que la llevó incluso a no
abandonar totalmente sus historias una vez publicadas (Cisterna,
“Historia del texto” 93; las cursivas son mías).

Queda clara la constante transformación de las concepciones


formales de Marta Brunet frente a su producción literaria. Ferreccio
ya lo había percibido, pero no tuvo tiempo de producir un estudio
largo del proceso creativo de la escritora. Filólogo, tal vez no encon-
trara los instrumentos necesarios para leer el manuscrito para allá de
su superficie. Por tal razón, para cambiar la perspectiva crítica sobre
Brunet, se cambia aquí el método de lectura de su obra.
La crítica genética surge como el camino preciso para ese cam-
bio. Lejos de la filología, la lectura genética de Brunet posibilita
una comprensión más profunda tanto de su proceso como de su
proyecto de escritura. El foco no estará únicamente en los cambios
de un manuscrito para su versión publicada, como en el proyecto
filológico de Ferreccio, sino en una lectura del propio manuscrito,
con atención a las tachaduras y a los movimientos desarrollados por
Brunet dentro del espacio de creación. Élida Lois señalaba que “el
texto es testimonio de una forma, los papeles de trabajo escritural
son el testimonio de una dinámica” (“La crítica genética: un marco”
59). En ese sentido, se busca aquí la dinámica brunetiana.
Giovani T. Kurz. Marta Brunet en movimiento… 49

Montaña adentro, su primera novela, surge como texto ideal para tal
lectura. Se vuelve posible identificar las bases de la concepción formal,
estética, de la escritora ya en su primer trabajo largo de composición,
pues surgen sus convicciones, sus dudas, sus deseos en la escritura
de la novela. Es a través del manuscrito que se puede desarrollar una
cartografía de las pulsiones. La lectura genética

abre, entonces, una nueva vía de acceso al fenómeno lite-


rario. Hay un cambio de objeto de análisis, que es visible y
específico: se trata de la escritura como etapa central de un
proceso creativo que se desarrolla en el tiempo y se expande
por el espacio de la página por medio de operaciones que
se materializan en inscripciones (Lois, “La crítica genética:
un marco” 59).

Es evidente que no se puede desarrollar aquí un largo y minucioso


estudio genético de Montaña adentro. El objetivo es presentar cami-
nos posibles de investigación y sugerir lagunas que se pueden llenar
con un trabajo de investigación más detallado. Como invitación,
las preguntas se mapean para los investigadores del futuro. En la
presentación de la historia del texto, Natalia Cisterna escribe que el
proyecto de edición tiene el objetivo de “consignar todos los cambios
que realizó Marta Brunet (…) para fijar la versión definitiva de cada
uno de los escritos” (98) y “constituir un texto que se acerque lo más
que posible a la intención artística definitiva de la autora” (96). Este
artículo tiene un objetivo completamente distinto: se busca aquí la
comprensión de la escritura de Brunet como un espacio móvil; se
busca presentar la vitalidad del texto brunetiano, el “testimonio de
una dinámica” del que habla Élida Lois. Así se puede comprender el
gesto creativo de Marta Brunet en toda su potencia.
Kemy Oyarzún también percibía en Brunet una fuerza inusual
en su gesto de composición:

Su praxis escritural –no sólo sus textos– apunta a una falla


de indeterminación en el modo de circulación de la signifi-
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cación escritural, vacío textual relleno por un absolutismo en


la mirada que recibía e interpretaba. Vistos a la distancia, los
escándalos de Brunet y otras escritoras expresan más sobre
los prejuicios de lectura de una sociedad dada que sobre las
transgresiones textuales en sí (2).

Antes de pasar al manuscrito, es interesante destacar el contraste


entre las impresiones de la crítica y el discurso de Marta Brunet en
torno a su composición. Natalia Cisterna produce esa comparación
en la “Historia del texto”. En una entrevista concedida a Ángel Rama,
la escritora dice casi no trabajar en sus ficciones:

Jamás he puesto más de quince días en una novela. Y además,


una vez escrita, no puedo cambiarle nada (...). Corrijo hasta
el cansancio el estilo y mi pobre secretaria debe recopiar
una y otra vez los originales llenos de tachaduras, pero nada
fundamental de la obra es tocado (cit. en Rama 22).

En “La vigencia de Marta Brunet”, Cisterna escribe que “ignoramos


hasta qué punto Brunet fue consciente del agotamiento de una esté-
tica y la oportunidad que tenía de proponer una literatura personal”
(35-36). Los manuscritos abren la puerta para algunas percepciones:
cuando dice “jamás he puesto más de quince días en una novela”,
Brunet ciertamente no considera los cambios frecuentes que Montaña
adentro recibió entre 1922 (manuscrito) y 1965 (última edición de la
novela con la escritora en vida). En total, Brunet fue testigo de cinco
ediciones; en todas existen cambios en el texto. Aunque señaló “Mi
pobre secretaria debe recopiar una y otra vez los originales llenos de
tachaduras”, el manuscrito de 1922 presenta únicamente la caligrafía
de Brunet, incluso en las tachaduras. Así, la duda sobre la consciencia
de la escritora sobre su proyecto nunca se resolverá. Sin embargo,
los movimientos de reescritura ofrecen la posibilidad de creer que la
escritora conocía exactamente el territorio que exploraba6.
6
Cisterna señala que “es lamentable no contar con los manuscritos de sus obras en
los que podamos observar la cantidad de revisiones y cambios que hacía en sus
textos, como sí se puede constatar en Montaña adentro, cuyo único manuscrito
Giovani T. Kurz. Marta Brunet en movimiento… 51

Pasamos, en fin, al manuscrito de la novela (figura 2).

Figura 2. Primera página del manuscrito. Allí se lee:


“Montaña adentro
Marta Brunet Cáraves.
Rari-Ruca, Febrero de 1922”.

Espacios de movimiento en Montaña adentro

Los 58 folios contienen la totalidad del texto de Montaña adentro7.


Como se podrá ver en la reproducción a seguir, la escritora llena
únicamente el anverso de las páginas y deja los reversos vacíos.
Probablemente Brunet ya anticipaba la necesidad de correcciones
y cambios en el texto, puesto que las tachaduras en el lado derecho
dan lugar a sustituciones en el lado izquierdo.

está sometido a un sin fin de marcas, tachaduras y reescrituras. Sin embargo, al


comparar la edición de sus Obras completas (1963) con las versiones anteriores de
sus novelas y cuentos se advierte que estamos ante una autora que nunca está del
todo conforme con muchos de sus escritos, que revisa y corrige al punto de hacer
modificaciones significativas en sus relatos” (“La vigencia de Marta Brunet” 236).
7
El manuscrito original se encuentra en el Archivo Central Andrés Bello de la
Universidad de Chile.
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Se puede empezar la lectura del manuscrito de Montaña adentro


con una hipótesis: el cuaderno no abriga la primera versión de la
novela. Cisterna señala en su edición de los cuentos de Brunet que
Mario Ferreccio creía que existía una versión posterior al cuaderno;
a mí me parece lo contrario: hay una versión anterior del texto. Des-
de su primera página, el texto es muy claro, sin una abundancia de
tachaduras o de movimientos; la permanencia de las construcciones
llama la atención. El texto aparece completo, de inicio a fin. Algo
queda muy evidente: el dossier genético de Montaña adentro es mucho
más amplio y complejo y, lamentablemente, se perdió. Es inevitable
suponer que existía una abundancia de anotaciones y preparaciones
previas a la escritura de la novela. Sin embargo, leer su manuscrito
es mantener viva la memoria de su escritura. De ese modo, “se re-
cupera de este modo una dinámica de la producción simbólica que
se conecta con las fuerzas que actúan en la génesis y la estructura de
los campos social, político y cultural” (Lois, “La crítica genética y la
salvaguarda” 13). Kemy Oyarzún señalaba que “su praxis escritural
apunta a una falla de indeterminación en el modo de circulación de
la significación escritural”. Comprender su escritura es comprender
todo un escenario literario –social– y creativo –individual–, con las
confusiones naturales de las dos categorías.
El manuscrito de 1922 es testigo de otra característica de Bru-
net: su consistencia creativa. Si hay dudas sobre la consciencia de la
autora sobre el proyecto formal que desarrollaba, la convicción de la
escritura es un argumento muy fuerte: sí, tenía plena consciencia de
su horizonte estético. Miremos el comienzo de la novela:
Giovani T. Kurz. Marta Brunet en movimiento… 53

Figura 3. Comienzo de Montaña adentro; anverso llenado y reverso vacío.


Sin tachaduras.

La primera página presenta la regla del manuscrito: una versión


muy limpia, muy convicta de la escritura. El íncipit: “Un crujido
seco y la máquina cortadora de trigo tumbóse a un lado”. El lenguaje
crudo ya aparece y el proyecto lingüístico se construye; “a Brunet no
le interesa ser la representante de un estilo literario, sino buscar una
expresión propia adaptando y mezclando las formas de representación
que circulan en su época” (Cisterna, “La vigencia de Marta Brunet”
237). El íncipit permanecerá en todas las versiones de la novela. El
lenguaje campesino construye el universo de la novela: la brutalidad
del cotidiano emerge en la narración; “toda la riqueza de la lengua
es materia viva para la configuración estético-verbal” (Oyarzún 4).
“Riqueza” y “crudeza” no son, aquí, antónimos; el silencio es tam-
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bién una posibilidad lingüística. La aridez del lenguaje de Montaña


adentro surge como terreno a ser explorado. La diferencia entre el
lenguaje campesino y la expectativa de un lenguaje literario están en
el centro del proyecto brunetiano. La máquina que se rompe puede
servir también como metáfora para el lenguaje literario que, a partir
del íncipit, se rompe: pasa a existir un proyecto literario disonante.
Oyarzún escribe que se configura

una literatura diglósica: a partir de una enunciación letrada


se narraban situaciones y personajes campesinos, incluidas
sus formas dialectales y sus cambiantes concepciones de
mundo. Se trata de un quehacer escritural –ni llanamente
criollista ni audazmente fantástico– que pone hoy en jaque
a las taxonomías de la crítica literaria de la época. (…) Las
literaturas que prestaban un tributo a la oralidad no sólo eran
descalificadas en el terreno de los gustos, sino sistemáticamente
desliteraturizadas: el fantasma o demonio que ha recorrido la
escritura del ideologema del signo es y ha sido la oralidad (4).

Aunque existe una convicción escritural, hay cambios impor-


tantes entre las distintas versiones de la narrativa. Cuando Brunet
dice que “una vez escrita, no puedo cambiarle nada” a una novela,
claramente intenta reforzar el mito del creador inspirado, cuya re-
dacción se produce en un solo aliento. La edición crítica de 2014
hace un excelente trabajo de mapear los cambios, comparando entre
ellas las cinco ediciones publicadas con Marta Brunet todavía en
vida y con el manuscrito de 1922. Se pueden clasificar los cambios
en tres grandes categorías: I) transformaciones lexicales –en general,
sustituciones por sinónimos–; II) oralización de los diálogos; y III)
reestructuraciones sintácticas. En total, son centenas de cambios en
la narrativa durante los años –hago la contabilidad a partir del mapeo
de la edición crítica –, especialmente entre el manuscrito de 1922 y la
primera publicación, el año siguiente. No considero aquí las correc-
ciones gramaticales, que son naturales y no expresan un sentido más
largo en el proyecto literario. Entre los cambios, hay sustituciones,
exclusiones y adiciones que contribuyen para la producción de los
Giovani T. Kurz. Marta Brunet en movimiento… 55

efectos listados. Como comparación principal al manuscrito, utilizo


aquí la primera edición de la novela, de 1923.

Figura 4. Ejemplos de tachaduras en Montaña adentro

Figura 5. El cuaderno de Brunet se presenta como un espacio privilegiado


para comprender su proceso de escritura.

Las transformaciones lexicales (I) aparecen recurrentemente; son


cambios frecuentes, pero no siempre significativos para el proyecto
56 MERIDIONAL | Número especial, diciembre 2023

narrativo. De todos modos, agrego abajo una tabla con algunos de las
transformaciones importantes en la voz narrativa, es decir, las que son
representativas para el proyecto lingüístico de Brunet. Sin embargo,
se debe enfatizar que todos los cambios tienen su razón y, en distintas
gradaciones, presentan la consciencia formal de la escritora. Algunas
de esas transformaciones se repetirán en ediciones posteriores.

Esta, evidentemente, no es una lista completa de los cambios


hechos por la escritora. Elegí aquí algunos ejemplos, algunas trans-
Manuscrito de 1922 Edición de 1923

(en constante lucha)

(le había anunciado tranquilamente)

(La mujer se irguió bajo la injuria)


Giovani T. Kurz. Marta Brunet en movimiento…

(manos de la “señora)

(Pedro Pesina[¿] Juan Anabalón)


Figura 6. Tabla con cambios lexicales entre el manuscrito de 1922 y la primera edición de 1923 de Montaña adentro.
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Manuscrito de 1922 Edición de 1923

(caderas esqueléticas enjutas)

(el camino del rancho)

(bailaba el polvo de oro sobre las esmeraldas que se ensombrecían)

(A la que tenía aprecio verdadero amor era a la)

(Yo quería icirle que cuanto estuve empleao onde Don Juan Catalán
en Temuco…)
MERIDIONAL | Número especial, diciembre 2023

(en Victoria)
Manuscrito de 1922 Edición de 1923

(—Ay, Mamita Virgen! Ay, Señorcito! Ayayay! — clamaba horrori-


zada Doña Clara.)

(una ondulosa vega)


Giovani T. Kurz. Marta Brunet en movimiento…

(triste peregrinaje peregrinación)


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formaciones representativas de la lectura que se puede desarrollar a


partir del movimiento entre versiones. Se percibe con facilidad que el
proyecto lingüístico aparece también en la voz narrativa: la narración
nunca busca un castellano estándar; el lenguaje campesino aparece
como proyecto ya en el manuscrito y queda aún más evidente en la
edición de 1923. Los cambios de “rancho” para “puebla” y de “seño-
ra” para “iñora” son muy representativos en ese sentido. En el caso
de “caderas enjutas”, la cicatriz de la mutación textual es visible: la
palabra “esqueléticas” tachada al igual que “peregrinaje”. Se puede
agregar que hay una enorme inquietud creativa: con “aprecio” tachada
y remplazada por “verdadero amor”, lo que aparece en la publicación
de 1923 es “pasión”. Existen también transformaciones del nombre de
“Pedro Pesina” (apellido de legibilidad difícil) para “Juan Anabalón”,
de “Juan Catalán” para “Casimiro Catalán”, porque inmediatamente
después aparece Juan Oses, y de la ciudad “Victoria” para “Talca”.
Hay toda una vitalidad cuando la escritora se convierte en su
primera lectora. Al volver a la escritura, produce movimiento –
adiciones, tachaduras, reemplazos–. Aun en casos aparentemente
superficiales, como de “lucha” para “pugna” o de “ensombrecían”
para “obscurecían”, queda claro que Marta Brunet volvió a su texto,
lo corrigió. La escritora dice “una vez escrita, no puedo cambiarle
nada” a la novela y afirma que después su secretaria debe recopiar
los cambios. La verdad es que la caligrafía es de Brunet, y la escritora
vuelve muchas veces al texto –existen adiciones en lápiz sobre el texto
en bolígrafo– para perfeccionar su proyecto lingüístico-literario. El
desarrollo del universo ficcional brunetiano tiene en su fundación
una concepción del lenguaje.
En sentido semejante, la oralización (II) del habla de los personajes
aparece como tema central de los retornos de Brunet a su espacio de
creación. Evidentemente, es un elemento que se mezcla con las trans-
formaciones señaladas anteriormente. Sin embargo, en la secuencia
miro únicamente los cambios en diálogos. Kemy Oyarzún percibe
el “uso dialectal del habla campesina” y “la opción por humanizar y
sexualizar (literaturizándolas) a campesinas que por lo regular trans-
Giovani T. Kurz. Marta Brunet en movimiento… 61

gredían el ideologema hegemónico de la familia y otros aspectos de


la simbólica sexo-genérica en Chile” (3). La investigadora agrega que
“toda la riqueza de la lengua es materia viva para la configuración
estético-verbal” (Oyarzún 4). Por ello, hay una potencia específica
en mirar los diálogos de Brunet: la comprensión de los cambios pro-
ducidos por la escritora en la dirección de tornar su texto más oral,
de radicalizar su proyecto lingüístico-literario de desfamiliarización
en el habla de los campesinos.
Hay una serie de cambios en los diálogos que necesitan ser ob-
servados con atención. En primer lugar, la búsqueda por fluidez en
la oralidad de los campesinos: “Que algo” se transforma en “Qui’al-
62

Manuscrito de 1922 Edición de 1923

(—Tu si que soís canalla!)

(— Ya está, mamita, no sea lesa)

(— Que algo hay qui hacer)

(— Toos son güenos hasta que hacen una trasta.)

(— Benaiga tu boca — exclamó Doña Clara)

Figura 7. Tabla con oralizaciones de los diálogos entre el manuscrito de 1922 y la primera edición de 1923 de Montaña adentro.
MERIDIONAL | Número especial, diciembre 2023
Manuscrito de 1922 Edición de 1923

(—¡Qué ha pasado?)

(— No se aflija, m’hijita.)

(No lo vamos a ejar aquí botao como un quiltro, después e too lo


Giovani T. Kurz. Marta Brunet en movimiento…

qu’hizo con Aladino)

(No te icía yo, no te icía yo que con esto e llevarnos a Juan Oses pa
la puebla la gente iba a hablar hasta mas no poer!)

(— Sí — constestó Chano Almendras —)


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go”, “Qué ha” en “Qui’ha”, “Se aflija” en “S’aflija”, “No te icía” en


“No t’icía”. Además, el “Tu” pasa a ser un “Vos”. Aunque muchas
estructuras orales ya existen en el manuscrito –“pasao”, “m’hijita”, o
mismo el “No lo vamos a ejar aquí botao como un quiltro, después
e too lo qu’hizo con Aladino”–, la incorporación de una oralidad
radical se profundiza entre las lecturas del manuscrito y la edición de
1923. Se percibe que “el lenguaje es material, valórico y político al
mismo tiempo” (Oyarzún 6). Brunet utiliza con muchísima habilidad
la polifonía posible en una narrativa para marcar grupos sociales y
diferencias entre esos grupos y dentro de ellos. Uno puede notar que
el administrador habla un castellano estándar, sin marcas de oraliza-
ción: “De los pobladores de la hacienda puedo responder. Son gente
honrada que hace años de años sirve sus puestos. Al ladrón hay que
buscarlo entre los fuerinos” (Montaña adentro 138).

Su elección por crear a partir de una oralidad interdicta y


censurada funde y confunde términos asociados a lo bajo:
la oralidad y la sexualidad no sublimada, el ethos campesino
y las inscripciones sexo-genéricas en él, aquellas regiones
demasiado físicas para la metafísica cultural judeocristiana
que en estas latitudes se haya fundida y confundida con la
esencia nacional (Oyarzún 6).

En una dimensión más amplia de la consciencia creativa, formal,


hay algunas restructuraciones sintácticas e incluso semánticas en la
novela (III):
Manuscrito de 1922 Edición de 1923

(gracia pesada)

(exclamó alegremente)

(¿Es que quere matar a su nieto? — preguntó.)


Giovani T. Kurz. Marta Brunet en movimiento…

Figura 8. Tabla con reestructuraciones sintácticas entre el manuscrito de 1922 y la primera edición de 1923 de Montaña adentro.
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Manuscrito de 1922 Edición de 1923

(una oreja de alambre)

(prendió la boquita al seno, mas luego lo dejó continuando en su


monótono lloro)

(dijo la abuela vacilando.)

(— La Cata, sí la mesma… — agregó San Martín.)


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Giovani T. Kurz. Marta Brunet en movimiento… 67

Otra vez, más allá de cambios específicos, es importante percibir el


movimiento de reescritura de Brunet. El manuscrito no es un objeto
estanco; su escritura no es fija. Lorena Amaro Castro escribe que el
proyecto brunetiano procuró desmarcarse de ciertas normatividades,
como las de la lengua, y la lectura del manuscrito de Montaña adentro
lo presenta muy claramente. La escritora compone un cuerpo lingüís-
tico exótico, “fuerino”, extranjero a la cultura letrada de su contexto
social. Por fin, se debe volver a lo que escribe Natalia Cisterna:

En los mundos narrativos de Brunet, la pobreza que envilece


y deshumaniza a los sujetos, la brutalidad policial que se
ensaña en los cuerpos de los más débiles y que está al servicio
de los dueños de la tierra, y la irrupción del deseo sexual que
desestabiliza los mandatos sociales y rompe las fidelidades,
constituyen constantes en la experiencia social y personal
de los personajes. (…) La presencia de esos temas, tan poco
acordes a una sensibilidad femenina como se señaló en su
época, son parte de una reflexión más profunda que subyace en
el mundo ficcional brunetiano, y que apunta a la constatación
de un orden social que tiende a ser impermeable a los cambios,
que permanece de manera inmutable a pesar de los gestos de
rebeldía y de los estallidos de autonomía. (…) En prácticamente
todas las historias que elabora Marta Brunet encontramos
personajes portadores de acciones y/o discursos que tensionan,
engañan o, abiertamente, desafían la rigidez del mundo (“La
vigencia de Marta Brunet” 238; las cursivas son mías).

En Montaña adentro, Brunet desafía la rigidez del mundo y la


rigidez del lenguaje, no solo de los personajes, sino de la propia
estructura lingüística de la novela. Lorena Amaro Castro lee en esta
dinámica del lenguaje brunetiano “un alegato frente a la corriente
devastadora de la norma, en otras palabras, frente a la construcción
de una identidad nacional excluyente” (67).
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Un cierre imposible. potencia de la genética

Es evidente la imposibilidad de concluir. Este artículo busca –y


enfatizo la necesidad de la búsqueda frecuente– abrir caminos de
lectura en la crítica de Marta Brunet. El análisis del manuscrito de
Montaña adentro –un nuevo análisis, más amplio y profundo– puede
servir como primer paso en una reconstrucción del marco crítico
sobre Marta Brunet. Hasta este punto, la crítica contemporánea fue
obligada a pelear con lecturas patriarcales, masculinas, que perci-
bieron en Brunet un vigor que solo podría pertenecer a un hombre
–“es un escritor; no una escritora, aunque sea una dama”, escribía
Carlos Silva Vildósola (cit. en Berta López 43)–. Reconocida la
consciencia brunetiana sobre el género y su relación compleja con él
en términos de representación, se puede ahora pasar a otra relación
compleja: entre Marta Brunet y su espacio de creación. Comprender
sus movimientos creadores y su consciencia creativa puede presentar
una escritora totalmente atenta a un proyecto lingüístico, a la pro-
ducción de una obra literaria cohesiva. Montaña adentro inaugura
la carrera de una de las principales escritoras chilenas y merece ser
leído en todos sus niveles.
Por fin, es posible extraer de una lectura genética la comprensión
de toda la potencia de la crítica del proceso creativo, a partir de edicio-
nes críticas –como la Colección Biblioteca Chilena– y orientaciones
hermenéuticas precisas en torno a los manuscritos. La visualización
de los movimientos de escritura ilumina una materialidad y una
serie de operaciones de la escritura que aparecen cargadas de histo-
ricidad. Se trata de una historia de la escritura –casi sinónimo de
“reescritura”– y de las condiciones de su producción. Las tachaduras,
sustituciones, desplazamientos, expansiones y reducciones deshacen
la idea de un producto específico, cerrado, concluido. La escritura
está siempre abierta a la historia y a los lectores de cada época: “un
conjunto de tendencias, pero jamás un resultado inevitable” (Lois,
“La crítica genética: un marco” 77). El análisis de los procesos de
escritura presenta el espacio de creación con sus enfrentamientos,
Giovani T. Kurz. Marta Brunet en movimiento… 69

inestabilidades y tensiones tan frecuentes en literatura. Y se mira de


otra perspectiva el creador:

el examen del trabajo escritural manuscrito es una entrada


en la vida privada de un escritor que ha tenido contacto cor-
poral con la tinta y el papel; así, la premura o la detención,
el nerviosismo o la distensión, la firmeza o las vacilaciones
del ductus, o la intensidad de una inscripción, son indicios
interpretables no sólo de estados de ánimo sino también de
actitudes ante el proceso creativo (Lois, “La crítica genética:
un marco” 76).

Referencias

Amaro Castro, Lorena. “En un país de silencio: Narrativa de Marta


Brunet”. En Marta Brunet, Obra narrativa. Novelas – Tomo I.
Natalia Cisterna (ed.), Santiago de Chile, Ediciones Universidad
Alberto Hurtado, 2014, pp. 15-87.
Brunet, Marta. Montaña adentro. En Marta Brunet, Obra narra-
tiva. Novelas – Tomo I. Natalia Cisterna (ed.). Santiago de Chile,
Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2014, pp. 115-170.
________. Montaña adentro [manuscrito]. Archivo Central Andrés
Bello. 1922.
Cisterna, Natalia. “La vigencia de Marta Brunet”. Anales de litera-
tura chilena, núm. 32, año 20, diciembre de 2019, pp. 233-240.
________. “Historia del texto”. En Marta Brunet, Obra narrativa.
Novelas – Tomo I. Natalia Cisterna (ed.), Santiago de Chile, Edi-
ciones Universidad Alberto Hurtado, 2014, pp. 89-111.
Cisterna, Natalia y Osvaldo Carvajal. “Marta Brunet: Figura
íntima y pública”. Hispamérica, núm. 141, año 47, diciembre de
2018, pp. 65-76.
70 MERIDIONAL | Número especial, diciembre 2023

Díaz Arrieta, Hernán (Alone). Historia Personal de la Literatura


Chilena (Desde Alonso de Ercilla hasta Pablo Neruda). Santiago de
Chile, Editorial Zig-Zag, 1954.
Lois, Élida. “La crítica genética y la salvaguarda de la inscripción
de la memoria escritural latinoamericana”. Lo que los archivos
cuentan, vol. 1, 2012, pp. 13-29.
________. “La crítica genética: un marco teórico sobre la disciplina,
objetivos y método”. Creneida, vol. 2, 2014, pp. 57-78.
López, Berta. “Recepción crítica de la obra de Marta Brunet”. Acta
Literaria vol. 24, 1999, pp. 41-53.
“Marta Brunet fue calificada de inmoral y hereje”, Zig-Zag, núm.
2956, 1 de diciembre, 1961. Disponible en: <https://www.me-
moriachilena.cl/602/w3-article-71362.html>.
Oyarzún, Kemy. “Género y canon: la escritura de Marta Brunet”.
Cyberhumanitatis vol. 14, 2000.
Rama, Ángel. “Marta Brunet, Premio Nacional de literatura”. Mar-
cha, 18 de febrero de 1969, p. 22.

Recepción: 10-11-22 Aceptación: 18-05-23

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