ENFERMEDAD DIVERTICULAR DEL COLON Enciclopedia Cirugía Digestiva
ENFERMEDAD DIVERTICULAR DEL COLON Enciclopedia Cirugía Digestiva
ENFERMEDAD DIVERTICULAR DEL COLON Enciclopedia Cirugía Digestiva
Definiciones
Los divertículos colónicos son dilataciones saculares de la pared visceral formadas por mucosa y submucosa, revestidos
por serosa peritoneal, que se localizan habitualmente entre las bandeletas mesentéricas y antimesentéricas. Se trataría
de “falsos divertículos” por no tener todas las capas del intestino. Los “verdaderos” con todas las capas son por lo general
congénitos y más frecuentes en el colon derecho. En general, el tamaño de los divertículos no supera el centímetro,
aunque pueden existir algunos raros casos de mayores dimensiones que se denominan divertículos gigantes.
Incidencia
En nuestra población la enfermedad es infrecuente antes de los
40 años, y alrededor de los 50 años la padecen un 5% de la
población. Esa frecuencia aumenta para llegar aproximadamente al 70% a la edad de 85 años. Entre los pacientes jóvenes
predomina el sexo masculino, pero luego es más frecuente en la mujer.
La obesidad y la falta de actividad física han sido asociadas a un incremento en la frecuencia de la enfermedad
diverticular.
La enfermedad se localiza en el 94% de los casos en el colon sigmoideo.
Etiopatogenia
Por lo general se estima que los divertículos adquiridos son secundarios a la pulsión ocasionada por un aumento de
presión intraluminal. Se produce entonces la hernia de la mucosa a través de los lugares de la pared intestinal debilitados
por la entrada de los vasos.
Los puntos de debilidad de la pared colónica originados por donde los vasos arteriales atraviesan la capa muscular serían
los lugares a través de los cuales, protruyen la mucosa y submucosa, dando origen a los divertículos.
Ese aumento de la presión intraluminal se produce debido a la segmentación
peristáltica del colon (puede llegar a los 90 mmHG).
Una dieta no refinada, con adecuadas cantidades de fibras insolubles, tenía la
capacidad de prevenir la formación de divertículos adquiridos. Efecto que se logra por
varios mecanismos:
1. El colon con un contenido mayor de heces tiene un diámetro mayor por lo que se
segmenta menos y tiene menos tendencia a formar divertículos;
2. Una dieta rica en fibras insolubles lleva a un tiempo de tránsito menor, con lo que
se absorbe menos agua y la materia fecal es más fácil de impulsar;
3. Las deposiciones se hacen más frecuentes y se evita la constipación, que aumenta
la absorción de agua y desecación de la materia fecal y el aumento de la presión
intraluminal
Existen dos tipos de enfermedad divertícular, uno con la típica enfermedad muscular,
principalmente localizada en colon izquierdo, caracterizado por la inflamación y las
complicaciones perforativas y otro sin anormalidades musculares, pero con
divertículos en todo el colon en los cuales la hemorragia es frecuente.
Trastornos Anatomopatológicos
En pacientes con enfermedad divertícular preferentemente izquierda e hiper- tónica se observa un colon acortado y de
paredes engrosadas. Los divertículos son del tipo por pulsión y se los halla en dos líneas, entre la tenía mesentérica y las
dos antimesentéricas. Infrecuentemente pueden aparecer entre las tenias antimesentéricas.
Existe acortamiento y engrosamiento de las fibras longitudinales, y trastornos de las fibras circulares que se muestran
acortadas y agrupadas en bandas, dejando zonas de debilidad a nivel de la entrada de los vasos mesentéricos.
El colon sigmoides aumenta su actividad motora por una variedad de estímulos. Es en esa zona del colon en que es más
frecuente el hallazgo de divertículos.
Principios físicos
El colon sigmoideo, que tiene menor radio que el resto del colon, la tensión muscular genera alta presión en la luz
intestinal, lo que produce la extrusión diverticular a través de áreas débiles.
La flora bacteriana
Está constituida entre otros por Escheriichia Coli, Pseudomonas, Serratia, Enterobacter, Citrobacter, Bacteroides, Entero-
cocci y Clostridia, la mayoría anaerobios, facultativos u obligados.
En caso de propagación extra luminal de estas bacterias pueden producirse abscesos, peritonitis generalizadas o sepsis
con shock séptico.
Los cambios cuantitativos o cualitativos locales en la población bacteriana del colon podrían inducir los cambios
inflamatorios y neuromusculares asociados con la enfermedad diverticular sintomática.
Factores genéticos
Sinceramente acá había mucho texto y seamos sinceros, ni a ustedes ni a mi nos interesa. ;)
Historia natural
La incidencia de la enfermedad aumenta con la edad. Las formas hemorrágicas son más frecuentes pacientes añosos y
en el colon proximal. Los procesos inflamatorios se observan más frecuentemente en el colon izquierdo.
La mayoría de los pacientes que sufren un episodio de diverticulitis responderán al tratamiento con reposo y antibióticos,
pero aproximadamente una cuarta parte de ellos tendrán otros ataques que requerirán internación, y hasta el 70% de
ellos, tendrán síntomas intermitentes. Entre el 10 y el 20% de los pacientes internados con un episodio de diverticulitis
aguda requerirán tratamiento.
Aspectos clínicos
La más común en nuestro medio es la enfermedad diverticular predominante o inicialmente izquierda y que luego se
extiende hacia proximal y puede comprometer todo el colon.
La forma menos común es la enfermedad diverticular derecha (esta es de los chinardos) que puede ser múltiple o mostrar
un solo divertículo.
Tratamiento
La enfermedad no complicada puede ser tratada mediante medidas dietéticas, que incluyen el agregado suplementario
de fibras insolubles, sustancias que ablanden la materia fecal, y drogas anticolinérgicas para inhibir los cólicos causados
por la actividad peristáltica. Se recomienda una alimentación rica en frutas, vegetales y cereales no refinados,
acompañados de la ingestión generosa de agua. Las drogas que inhiben el peristaltismo pueden proveer alivio
sintomático. Si se necesita medicación narcótica debe recurrirse a la meperidina en dosis de 75 mg.
Complicaciones Inflamatorias
La diverticulitis es la inflamación aguda ocasionada por la infección diverticular. Se estima que se presenta en el 10 al
25% de los pacientes con diverticulosis.
De los pacientes que requieren internación ante un cuadro de divertículitis, entre el 15 al 32% necesitarán intervención
quirúrgica urgente, y de ellos alrededor del 40% presentarán peritonitis purulenta o fecal.
La diverticulitis resulta de la obstrucción y el trauma de un divertículo con posterior isquemia, microperforación e
infección.
La inflamación comienza generalmente en el fondo del divertículo que es el área de menor perfusión circulatoria.
La perforación grosera lleva a la contaminación fecal del peritoneo. Más frecuentemente la perforación es contenida por
los tejidos de la pared del colon y de su mesenterio, o es bloqueada por adherencias inflamatorias hacia la pared del
abdomen, pelvis o vísceras adyacentes, formándose un absceso. El absceso puede evolucionar hacia la curación, persistir
como una colección localizada, abrirse a la cavidad peritoneal ocasionando una peritonitis purulenta, o disecar a través
de los tejidos y drenar por fistulización hacia intestino delgado, tracto genitourinario, la pared abdominal o el periné.
La flora mixta bacteriana del colon causa una severa inflamación con extensa necrosis, que al curarse produce una densa
cicatrización permitiendo el desarrollo de estenosis posterior.
Los episodios repetidos de diverticulitis pueden llevar a la fibrosis, esclerosis y acortamiento del colon con obstrucción
crónica parcial y a una disminución de la efectividad del peristaltismo.
Síntomas:
El síntoma más frecuente es el dolor persistente en abdomen inferior izquierdo, con irradiación a región suprapúbica,
dorso y muslo izquierdo. En cierto grupo de pacientes encontramos anorexia, náuseas y vómitos. Si el proceso
inflamatorio compromete la vejiga puede observarse disuria y polaquiuria. Por lo general se acompaña de fiebre
moderada.
La intensidad de los signos físicos dependerá del grado de inflamación alcanzado. En los casos leves se observa defensa
y dolor a la descompresión, a veces con la palpación de una masa dolorosa de bordes difusos. En los casos más severos
se puede encontrar distensión por íleo paralítico o componente obstructivo.
El tacto rectal será doloroso hacia el fondo de saco de Douglas, pudiendo en ocasiones palpar una tumoración pelviana
dolorosa.
La presencia de peritonitis y signos de sepsis implica una infección más seria, o la perforación libre del divertículo en la
cavidad peritoneal.
Estudios complementarios
La radiografía simple de abdomen con el paciente acostado y de pie, y la radiografía de tórax, frecuentemente no ofrecen
información diagnóstica sobre el proceso. El hallazgo de neumoperitoneo o de gas en el retroperitoneo, vejiga o sistema
portal es una clara indicación de intervención de urgencia.
La endoscopia es de valor muy limitado en la diverticulitis.
Es necesario tener presente que las presiones intraluminales usados en la fibrocolonoscopía superan a las de la
radiografía por enema baritada.
El uso de la radiografía mediante enema contrastada es motivo de controversias por el peligro de la perforación.
La tomografía computada de abdomen y pelvis con contraste oral y endovenoso se ha convertido en el “Gold Standard”
en el diagnóstico de la diverticulítis aguda.
Con el objetivo de mejorar la calidad de las imágenes esta debería ser realizada con contraste oral y endovenoso, y con
al menos dos fases (sin contraste y fase venosa portal), permitiéndonos un adecuado diagnóstico y planificación del
manejo terapéutico de estos pacientes.
Los hallazgos encontrados en orden de frecuencia son: el engrosamiento de la grasa pericolónica hallada en el 98%, la
visualización de divertículos en el 84%, el engrosamiento de la pared colónica en el 70%, el absceso en el 35%, la
peritonitis en el 16%, la fístula en el 14% y la obstrucción colónica en el 12%.
La ecografía puede ser muy útil. El método muestra una pared intestinal hipoecoica engrosada y puede señalar la
presencia de abscesos.
Estadificación de la diverticulitis y sus complicaciones
En primera instancia es importante determinar si estamos ante un paciente con un cuadro de
diverticulitis aguda complicada o no complicada.
Es importante que al instituir el tratamiento médico se opte por utilizar antibióticos que cubran
tanto la flora aeróbica como anaeróbica. En nuestro medio la combinación más aceptada es la
ciprofloxacina con metronidazol.
La elección del procedimiento quirúrgico debe basarse primariamente en el grado de
enfermedad y el tiempo de contaminación peritoneal, pero también es de fundamental
importancia el estado general del paciente, el entrenamiento del equipo quirúrgico y la
infraestructura del medio asistencial.
Son comunes las enfermedades asociadas que aumentan el riesgo quirúrgico entre las que
podemos mencionar la enfermedad coronaria, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica,
la diabetes, la insuficiencia renal, crónico de corticoesteroides, enfermedades del colágeno y
los síndromes de inmunodeficiencia.
La clasificación de Hinchey es la de mayor popularidad, en donde se describen 4 estadios
tomando en cuenta los hallazgos intraoperatorios.
-Estadío I: absceso pericolónico ó mesentérico
-Estadío II: absceso pelviano bloqueado
-Estadío III: peritonitis generalizada purulenta
-Estadío IV: peritonitis generalizada fecal
En la práctica se encontraron algunos inconvenientes a esta estadificación: no considera las
complicaciones crónicas de la enfermedad, las fístulas, ni la etapa inicial aguda de la
enfermedad o etapa flegmonosa, de evolución incierta y modificable por el tratamiento. Por
otra parte, no distingue la peritonitis difusa regional, por lo general pelviperitonitis, de la
peritonitis purulenta generalizada. Es por ello que, con el desarrollo de los métodos
diagnósticos complementarios, principalmente la Tomografía computada, se han publicado
diferentes modificaciones creando nuevas subcategorías con el objeto de dirigir el tratamiento
en forma más específica.
Diverticulítis Moderada:
-Engrosamiento de la pared sigmoidea
-Rarefacción de la grasa pericólica
Diverticulítis Severa:
-Absceso
-Aire extraluminal
-Contraste extraluminal
En la actualidad la más utilizada inter nacionalmente sigue siendo la clasificación de Hinchey original.
Tratamiento médico
Enfermedad diverticular no complicada
Se sugiere el manejo ambulatorio con una reevaluación en los próximos 48 hs. Se aconseja dieta líquida por 48/72 hs,
asociado a antiespasmódicos para el dolor y la utilización de antibióticos se evaluará caso por caso de manera selectiva.
De tener que indicar antibióticos la vía oral sería la apropiada.
Enfermedad diverticular asociada a manifestaciones sistémicas (fiebre, leucocitosis, PCR elevada): Las guías
internacionales recomiendan el uso de tratamiento antibiótico asociado al reposo digestivo. El tratamiento antibiótico
debe basarse en la presencia de una flora Gram negativa asociada la mayoría de las veces a la presencia de Bacteroides
Frágilis. Una buena combinación es la administración oral de Ciprofloxacina 500 mg cada 12 horas y Metronidazol 500
mg cada 8 horas. Cuando el paciente esté asintomático comenzamos la alimentación sólida progresiva. Existen otros
esquemas antibióticos que se pueden utilizar, entre ellos Amoxi/Clavu 1 gr cada 12 horas durante 7 días.
En aquellos pacientes que requieran internación es de suma importancia indicar un plan de hidratación parenteral
amplio, antibioticoterapia, antiespasmódicos para disminuir el dolor estando contraindicado la utilización de analgésicos
opláceos. La colocación de la SNG no estaría Indicada salvo que presenten vómitos o bien se genere una distensión del
Intestino delgado.
Los sintomas del paciente deberían comenzar a mejorar en 24/48 horas de Iniciado el tratamiento. Si el tratamiento
médico falla, se debe solicitar una nueva tomografía computada para descartar la presencia de abscesos u otras
complicaciones.
Fracaso del tratamiento médico: la persistencia de masa dolorosa palpable en flanco y fosa ilíaca izquierda, la continuidad
del íleo, la temperatura menor de 36,6°C o mayor de 37,8°C, el recuento leucocitario menor de 2.500 o mayor de
13.500/mm3. También la tomografia computada mostrando la presencia de absceso, contraste extracolónico o gas, es
un elemento útil en esta distinción.
PROCEDIMIENTOS QUIRÚRGICOS
Se contemplaran ante el fracaso del tratamiento médico o ante la presencia de peritonitis difusa.
a- Drenaje percutáneo/externo.
La formación de abscesos como complicación de la diverticulitis aguda se produce en el
15 a 20% de los casos. El drenaje percutáneo está indicado en los abscesos pericolónicos
o pelvianos, generalmente mayores de 4 cm. Se efectúa mediante guía ecográfica o con
tomografía computada utilizando el método de Seldinger y además quedará bajo
tratamiento antibiótico de amplio espectro. Los catéteres se dejan hasta la cesación del
drenaje y la resolución del dolor y la fiebre. Se efectúan lavados diarios para asegurar la
permeabilidad del drenaje. Cuando el cuadro revierte el paciente es dado de alta y con
posterioridad se determina la conducta definitiva. La única limitación de este
procedimiento es el no encontrar una ventana apropiada para la introducción del
catéter o bien no tener la disponibilidad en el centro asistencial.
b- Lavado laparoscópico.
El principio de la técnica es el lavado de la cavidad abdominal por cuadrantes sin la
resección del segmento colónico, y con la posterior colocación de drenajes
abdominales.
c- Resección con colostomía sigmoidea y cierre del muñón rectal: Operación de
Hartmann.
En este caso realizaremos una sigmoidectomía (remoción del foco colónico) pero no restituiremos el tránsito intestinal.
Se realizará una colostomía proximal en tejido sano y se cerrara el muñón distal en recto superior. Nosotros optamos
siempre por lavar el muñón rectal distal a través del ano.
Parece haber consenso que esta operación está indicada en las peritonitis
generalizadas asociadas a inestabilidad hemodinámica y/o múltiples
comorbilidades del paciente. Pero esta operación debería estar reservada para las
formas más graves de la enfermedad. La principal ventaja de esta operación es que
reseca el foco séptico y es ampliamente realizada por los servicios de urgencias,
pero ocasiona numerosos problemas debido que requiere una operación no menor
como segundo tiempo para restablecer la continuidad intestinal, tiene una alta
morbimortalidad, elevados costos y frecuente abandono del tratamiento dejando
una colostomía definitiva. El restablecimiento de la continuidad del tránsito
intestinal no se deberá efectuar antes de los tres meses posteriores a la operación
original.
d- Resección con anastomosis primaria con o sin ostomía.
Se realizará la sigmoidectomía (remoción del foco colónico) con la posterior
restitución del tránsito intestinal. Es de suma importancia realizar la resección
colónica hacia proximal en tejido sano (no hipertrofiado) y hacia distal en recto
superior, además debemos garantizar una correcta vascularización y que la anastomosis quede libre de tensión. Si es
necesario, debemos descender el ángulo esplénico del colon. Una vez realizada la anastomosis podemos o no proteger
la misma con una ostomía proximal. Las ventajas de la anastomosis primaria son su menor tiempo de internación e
incapacidad, mayor confort y menor costo. Al paciente se lo debe hallar relativamente libre de enfermedades
concomitantes, debe responder bien a las medidas de resucitación pre e intraoperatoria y con
adecuada función cardiopulmonar, para asegurar una apropiada perfusión tisular, y buen estado
nutricional. El intestino no debe estar obstruido o con abundante contenido fecal, aspecto
solucionable con el lavaje intraoperatorio que no es imprescindible fuera de esa situación. La
anastomosis se debe efectuar en zonas bien irrigadas, blandas, libres
de edema e hipertrofia o de divertículos en las líneas de sutura.
Contraindicaciones: no se debe efectuar anastomosis en el paciente
en mal estado general y con severas enfermedades concomitantes.
Cuando existe un riesgo aumentado de filtración anastomótica es
conveniente la protección con una ostomía proximal, que no evitará
la dehiscencia pero que, si se produjera, atemperará sus
consecuencias.
Cirugía de urgencia
Diverticulitis complicada localmente (Hinchey 1)
El flemón diverticular es un estado intermedio y evolutivo que puede ir a la curación o al progreso de la enfermedad,
hacia la abscedación o perforación con peritonitis. Patológicamente se caracteriza por inflamación con microabscedación
y adherencia a los órganos vecinos. Frecuentemente se palpa una masa dolorosa y bordes imprecisos. No está indicada
la radiografía contrastada ni la endoscopia con insuflación por el peligro de perforación. En aquellos casos con burbujas
o pequeñas colecciones pericólicas, sin alteraciones del estado general, pueden ser manejadas con antibioticoterapia.
Esta etapa intermedia es de corta duración. En 24 o 48 horas se puede por lo común determinar su evolución.
El tratamiento quirúrgico se indica en los pacientes en los que falla el tratamiento médico. La táctica quirúrgica
dependerá del estado general del paciente y las comorbilidades de este, la experiencia del cirujano, el centro donde se
realiza la cirugía y las condiciones locales del tejido. En pacientes sin comorbilidades, estables hemodinámicamente, con
equipo quirúrgico entrenado en cirugía colónica de urgencia la táctica aconsejada es la resección con anastomosis
primaria con o sin ostomía de protección. En pacientes con comorbilidades y cirujanos no entrenados en cirugía colónica
de urgencia la táctica aconsejada es la Operación de Hartman.
Fistula colónica
La diverticulitis crónica es la consecuencia de una diverticulítis aguda curada con cicatrización, esclerolipomatosis,
acortamiento y dificultades menores y transitorias del pasaje del contenido intestinal. El diagnóstico es especialmente
radiográfico, mediante el enema baritado, en que se observa el colon diverticular acortado y con la luz estrechada. La
fístula se forma por la perforación del divertículo en una víscera vecina, frecuentemente con un absceso intermedio. La
variedad más común es la fístula colovesical y le siguen en orden decreciente las fístulas a la piel, la vagina y al intestino
delgado. Las fístulas colovesicales presentan síntomas de infección urinaria con cistitis que se manifiesta con disuria,
polaquiuria, hematuria, dolor suprapúbico, neumaturia y muy raramente fecaluria. El pasaje de gases o materia fecal por
la uretra es diagnóstico, en cambio la presencia de una infección urinaria que no responde al tratamiento antibiótico,
obliga al estudio por imágenes para confirmar la sospecha diagnóstica. La radiografía por enema baritada demuestra la
presencia de la fístula en algunos casos y señala la presencia de divertículos. La cistoscopia muestra la presencia de cistitis
y en la mitad de los casos el orifico fistular. La cistografía muestra la comunicación en el 30% de los casos. Es interesante
el test de Bourne, que consiste en la radiografía de orina centrifugada obtenida inmediatamente después de una enema
baritada que sería positiva en el 90% de los casos.
Es útil la tomografía computada que puede mostrar la fístula, neumatosis vesical y efectuar una evaluación de la
extensión y grado del compromiso del colon. La mayoría de las fístulas colocutáneas son la consecuencia de operaciones
o drenajes percutáneos. La fístula colovaginal se observa en enfermas histerectomizadas y se manifiesta por pérdida
vaginal de gases y materia fecal. El diagnóstico se confirma mediante el colon por enema o la fistulografía. La fístula a
intestino delgado suele ser un hallazgo radiológico u operatorio. Se ha descrito pérdida de peso e hipoalbuminemia. En
estos casos es necesario descartar la presencia de la enfermedad de Crohn o de un carcinoma asociado. La tendencia
actual es tratar todas las fístulas mediante resección y anastomosis primaria. En el caso de la fístula colono-vesical es
frecuente no hallar el orificio vesical al separar los órganos. Si está presente, se lo sutura con material de reabsorción
lenta en dos planos, sin necesidad de resección de bordes. Es conveniente interponer omento entre la anastomosis
colónica y la víscera suturada. El catéter vesical se controlará en conjunto con el servicio de urología y se mantendrá el
tiempo prudencial para asegurarnos de la cicatrización de la rafia vesical. En la fístula colovaginal no es necesario suturar
la vagina. En las fístulas entéricas frecuentemente se efectúa la resección de ambos segmentos intestinales y dos
anastomosis términoterminales.
Complicaciones hemorrágicas
No es secundaria a la diverticulitis y por lo general ocurre en pacientes tanto portadores de enfermedad sigmoidea
exclusivamente como los que presentan diverticulosis colónica difusa. La hemorragia severa por enfermedad diverticular
comienza intensamente y sin síntomas previos, provocando frecuentemente descompensación hemodinámica. La
hemorragia se detiene espontáneamente en el 70% de los casos, pero necesitará tratamiento activo en el 30% restante.
Las dos causas de hemorragia baja grave más frecuentes son la diverticulosis del colon y las ectasias vasculares.
Tratamiento
El 80% de las hemorragias de origen diverticular ceden espontáneamente, y tienen un índice de recidiva inferior a la de
las ectasias vasculares. Cuando la hemorragia no cede, la angiografía tiene posibilidades terapéuticas. Las dos principales
opciones son la inyección arterial de vasopresina y la embolización.
El tratamiento quirúrgico es de elección en un paciente con hemorragia en actividad cuya fuente no ha sido identificada,
o cuando fracasaron los procedimientos no operatorios.
1. Más de 1500 cc de sangre para compensar de entrada y la hemorragia continua;
2. Más de 2000 cc el primer día para mantener los signos vitales;
3. La hemorragia continúa luego de 72 hs;
4. Recurrencia significativa en la semana siguiente a la detención.
El porcentaje de mortalidad es entre el 10 y el 50%. Ello se debe que se trata a menudo de
una población de alto riesgo por edad avanzada y enfermedades asociadas, como son la
enfermedad coronaria, las coagulopatías y las disfunciones renal y pulmonar. Cuando la
causa y la topografía están reconocidas, el procedimiento operatorio será selectivo,
recurriendo las más de las veces a las resecciones parciales. Cuando se operan hemorragias
bajas de origen no determinados, se debe recurrir generalmente a la colectomía subtotal
sin anastomosis inmediata. La colonoscopia intraoperatoria permitió cambiar
diametralmente el resultado de la cirugía sin diagnóstico previo.