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CURSO:

ÉTICA Y VALORES

SEMANA 14:
Libertad y Justicia

SEMANA I
ÉTICA Y VALORES
Libertad y Justicia

Contenido temático: Libertad. Definición. Características. Importancia. Justicia. Definición. Características.


Importancia. Logro de la sesión de clase: Identifica la práctica de valores éticos de la libertad y justicia en los
distintos ámbitos de la vida cotidiana, mediante un manifiesto ético.

Introducción

Lo primero que debemos recordar es que la vida moral del ser humano
solo puede existir en base a la libertad. Al parecer, los seres humanos
somos los únicos animales morales, es decir que somos seres con la
capacidad de juzgar una acción como buena o como mala. Esto solo es
posible si aceptamos el presupuesto que nuestras acciones son libres y
no están predeterminadas. Por ejemplo, si una persona comete un asesinato, podemos asumir que ha
cometido algo malo y debe ser considerado responsable de ese acto malo; pero si esa persona no tuviese
una voluntad libre; deberíamos asumir que el asesinato se cometió como algo ya determinado por las
leyes de la naturaleza o el condicionamiento social o quizá por alguna entidad divina. Sin libertad, no tiene
sentido la vida humana como la conocemos.

Dice Aristóteles que nadie se plantea cómo actuar en cuestiones que irremediablemente son como son.
Si todo fuese necesariamente como es, y por lo mismo nuestras acciones siguiesen un curso rígidamente
marcado (determinismo físico, psíquico o metafísico), no tendría sentido que nos preguntásemos qué
podemos hacer. ¿Por qué iba a merecer alabanza alguien que no tuvo más remedio que hacer lo que hizo?
¿Por qué reprochar a otro un comportamiento que no estuvo en su mano evitar?

Si alguien merece alabanza o reproche por algo que ha hecho, es porque se presupone que lo hizo porque
quiso, que no lo habría hecho si no hubiera querido. Hablar de normas, de bien moral, de promesas, de
alabanzas y reproches por acciones hechas por alguien, etc. tiene como presupuesto la libertad, el hecho
de que determinadas actuaciones nuestras se deben principalmente a nosotros; porque somos autores
de nuestras acciones. La moral, la responsabilidad, el derecho, la vida social no tendrían el sentido que les
damos en nuestra vida diaria sin presuponer la libertad.

A eso se añade que según entendamos la libertad, así entenderemos la vida moral: de forma más
absoluta e interior o de forma más vulnerable, pero a la vez con posibilidad de incidir en el mundo material
y social, de forma más racional o más arbitraria, etc. Por lo demás la libertad no sólo es presupuesto de la
vida moral, sino también una de las metas de la misma.

LIBERTAD

1. Algunos alcances
Lo que nos define como seres humanos no es la libertad sino nuestra capacidad de razón y de
voluntad; gracias a la razón podemos hacer algo extraordinario con la realidad, podemos entenderla
(constituyendo conceptos, juicios, hipótesis, teorías, etc.) y establecer relaciones abstractas entorno a
ella (relaciones como por ejemplo la causalidad, la discriminación, la correlación, etc.) y gracias a la
voluntad podemos relacionarnos con la realidad, orientarnos hacia ella de manera activa. Gracias a la

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voluntad el ser humano no es “aplastado” por la realidad sino que


nosotros actuamos en ella, vivimos en ella, nos auto determinamos en
ella. Por ejemplo, gracias a la razón entendemos qué cosa es el alcohol y
que cosa es un auto, qué cosa es una ley, qué cosa es el peligro, la muerte,
un accidente, etc. Y también podemos establecer un sinfín de relaciones
en torno a estos conceptos y realidades. Pero no solo entendemos la
realidad, sino que nuestra voluntad nos permite actuar en ella, de tal
manera que voluntariamente podemos tomar alcohol y manejar nuestro auto, o voluntariamente
podemos decidir no hacerlo.

La voluntad es la capacidad que nos permite decidir; esas decisiones a veces son libres y a veces no
tanto. De modo que la libertad es una característica de algunas de nuestras acciones voluntarias. Sería
mejor entender que propiamente los hombres no somos libres en sí, sino que nuestra voluntad es la
que se caracteriza por ser libre. Lo apropiado sería entender que los seres humanos tenemos la
capacidad de la voluntad. La libertad es una característica de las decisiones humanas de nuestra
voluntad.

2. El valor de la libertad
No siempre los seres humanos hemos tenido claro que nuestra voluntad debe ser libre, pensemos por
ejemplo en la esclavitud, la patria potestad, el ejercicio de la autoridad monárquica, religiosa y eclesial
que siempre ha determinado que las personas actúen como súbditos obedientes con una voluntad
férrea pero no necesariamente libre.

Es a partir de la ilustración que se va forjando la idea que “el hombre es libre”, y de ahí se va
consolidando el valor de la libertad.

Por lo dicho queda resaltar la idea que es mejor asumir que los seres humanos tenemos voluntad, que
es esa capacidad que nos permite orientarnos en la realidad a partir de un “yo” autónomo.

Por lo tanto, debemos entender el valor da la libertad como el ideal de alcanzar en nuestra vida la
autonomía que nos permite interactuar objetivamente con la realidad pero que no nos hace esclavos
de ella; y alcanzar también la autodeterminación, que es la capacidad de construir nuestra propia
existencia en función a la realidad pero no a merced de ella, de tal manera que podamos vivir con el
convencimiento objetivo de “que soy yo el que vivo mi propia existencia y no vivo sometido a nada ni
a nadie”.

Hoy en día las personas asumen que son libres porque pueden “hacer lo que les da la gana”; pero ese
es un grave error, pues asumir la libertad de esa manera significa doblegar la voluntad ante ese “lo
que me da la gana” ; por ejemplo cuando un niño que está resfriado y “libremente” abre el refrigerador
de casa y se come un helado, está haciendo lo que le da la gana, pero no está siendo libre, pues sus
decisiones han sido doblegadas por sus deseos y su voluntad no ha sido orientada por su
entendimiento objetivo de la realidad.

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2. Dimensiones

2.1. Libertad de constricción: La libertad se aplica en este caso al hecho de estar libre de
impedimentos o de interferencias externas para hacer algo. Es la acepción de libertad que más se
emplea. Es la autonomía, en contraposición con el control externo. Un adolescente ansía que sus
padres le dejen un amplio espacio de libertad. Las industrias tratan de librarse de las restricciones del
gobierno. El preso de la cárcel sueña en el día en que por fin podrá saborear una vez más la libertad.
La libertad, aunque es un bien en sí misma, puede ser mal empleada. Cuando una persona pretende
liberarse de toda responsabilidad y compromiso, comete un grave error, pues está tratando de evitar
un ingrediente necesario para su realización como ser humano.

Otro peligro de este aspecto de la libertad es la posibilidad de ser


manipulados: pensando que somos nosotros los que decidimos, en
realidad es otro el que decide en lugar nuestro. Podríamos
preguntar si la gente de hoy goza de mayor libertad que la del
pasado. Es cierto que hoy tiene más capacidad para moverse;
cuenta con modernos medios de comunicación instantánea y de
procesamiento de información. Posee, además, un dominio más
amplio sobre el medio ambiente y es capaz de ejecutar tareas que las personas de unas décadas atrás
ni siquiera hubieran imaginado.

2.2. Libertad de elección: Tú eres el autor de tus acciones. Cuando vas al supermercado o hablas con
tu vecino o visitas a un amigo en el hospital, estás ejercitando tu libertad en una serie de actos
conscientes. Ahora mismo tú y yo estamos escribiendo nuestra propia historia. Esta dimensión de la
libertad es la posibilidad, que se opone a la necesidad. La necesidad es aquello que no podría ser de
otro modo. Los actos humanos jamás están sujetos a la necesidad, porque cada acto verdaderamente
humano es libre. Las personas son libres. Las cosas son necesarias. Bajo esta luz, la libertad consiste
en el dominio que ejerce una persona sobre sus acciones.

Nuestra libertad abarca también la realización de un proyecto vital. Cada


uno elige libremente lo que quiere ser en la vida. Una persona honesta es
honesta por elección, no por obligación. Nos estamos refiriendo aquí a la
auto-determinación, que es contraria al determinismo. Hoy día, como en
el pasado, algunos sostienen que el ser humano se encuentra
inexorablemente determinado por factores externos a su voluntad. Los que profesan el determinismo
biológico señalan que nuestras decisiones están inscritas anticipadamente en nuestro código genético.
Otros hablan de condicionamientos culturales y sociales, que determinan nuestra forma de pensar y
de escoger.
Hay que reconocer que estas posiciones tienen una pequeña dosis de verdad. Hay factores biológicos
y sociales que influyen hasta cierto punto en nosotros. Pero esto no quiere decir que supriman nuestra
libertad; aunque haya influencias externas, nuestras decisiones son nuestras. Resulta más cómodo
culpar a otro de nuestras caídas, pero en el fondo sabemos que la responsabilidad es nuestra. Por esta
misma razón, nuestras buenas acciones merecen recompensa, pues las realizamos libremente, aunque
tengamos posibilidad de obrar diversamente.

2.3. Libertad para actuar: La verdadera liberación consiste en algo más que quitar los escombros de
nuestra pista vital o romper las cadenas que nos mantienen cautivos. Si descombramos la pista es para
iniciar el despegue. Si desencadenamos a alguien es para que pueda vivir su vida y realizar sus sueños.
Lo que pretendemos al librarnos de las constricciones es gozar de la libertad para actuar. La libertad

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invita a la actividad, a la consecución de una meta. Si tengo libre el viernes por la noche... implica que
tengo libertad para hacer algo -se sobreentiende que queremos hacer algo-.

La libertad exige compromiso, realización. Si tengo un par de horas libres el viernes por la noche, pero
no hago nada, me parezco a esas gallinas acurrucadas en el gallinero, esperando algo que empollar.
Queriendo aprovechar el tiempo, más bien pensaría: Por fin tengo un par de horas libres, así es que
puedo... seguir armando aquel modelo de aeroplano, terminar de leer «El Quijote de la Mancha»,
escribir a la tía Sara. El dinamismo de la libertad se concreta en una decisión y en una actividad, las
cuales se contraponen a la indecisión y a la pasividad. La libertad es libertad sólo cuando se aprovecha
para hacer algo, cuando se ejercita.

En este nivel, lo contrario de la libertad es la pasividad y la falta de compromiso. En nuestros días se


ha difundido el miedo al compromiso. Muchos deciden «no decidir», porque tienen miedo de optar
equivocadamente. Esas personas se aprisionan voluntariamente en la cárcel de su propia inseguridad
y temor al futuro. Por querer dejar abiertas todas las opciones, ellas mismas cierran las puertas de su
plena realización como personas. Pretenden comer el pastel y conservarlo a toda costa, sin sacrificar
ninguna de estas dos opciones. Podría formularse en estos términos el silogismo que respalda la
moderna postura del no-compromiso:
1. Lo más importante es ser libre.
2. Si ejercito mi libertad (y me comprometo), limito mis opciones y disminuye mi libertad.
3. Por tanto, no me comprometeré.

La libertad humana no consiste en la ausencia de compromisos, sino en la capacidad para


comprometerse y perseverar en ese compromiso. Nos realizamos cuando nos comprometemos
libremente como personas y vivimos coherentemente los compromisos que hemos asumido. ¿Acaso
una mujer ha perdido su libertad porque ahora tiene cuatro hijos? ¿Acaso ha encontrado un hombre
la llave de la libertad perpetua porque a los 43 años sigue sin graduarse del bachillerato y sin buscar
trabajo? Obviamente no. Como veremos, el hecho de desconectarnos de los demás, de evitar las
ataduras del amor, de las amistades y de la responsabilidad, no es el camino para lograr nuestra
realización personal. Es precisamente en la donación de nosotros mismos donde se realiza y completa
nuestro potencial como seres humanos.

3. Importancia
Consideramos que en el cultivo de la libertad personal, radica la importancia que se resume en cuatro
principios básicos:
3.1. Las personas libres son dueñas de sí mismas. Los que se dejan dominar por cualquier cosa, se
hacen esclavos de ella. La libertad no consiste en permitir que nuestros impulsos nos arrastren,
sino en el auto-dominio. Y esto, desde luego, significa auto-disciplina. Es cierto que esta
recomendación no suele ser muy grata o bien recibida, pero si somos sinceros con nosotros
mismos, hemos de reconocer su valor. Cualquier atleta aprecia el valor y la necesidad del
sacrificio. Si queremos de verdad ser libres, hemos de aceptar el sacrificio con coraje y
confianza.

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3.2. Las personas libres son leales a la verdad. La verdad es liberación de la ignorancia y de la duda.
Para vivir como personas auténticas, debemos buscar, venerar, vivir de acuerdo con la verdad:
del sentido de la vida, de la finalidad de las cosas que nos rodean, de la verdad de nuestro ser.

3.3. Las personas libres ejercitan su libertad. Crecemos en libertad cuando la ejercitamos
consciente, decidida y deliberadamente. La rutina, si se cuela e nuestra vida, nos asemeja a un
vagón de ferrocarril sobre la vía férrea: empujado por detrás, tirado por delante, metido en
una trayectoria fija por dos rieles metálicos. Es mejor determinar por nosotros mismos a dónde
vamos, por qué vamos, y cómo llegaremos hasta allí. Sólo así podremos poner todo lo que
somos en nuestras decisiones y vivir con coherencia nuestros compromisos.

3.4. Las personas libres piensan por sí mismas. No nos dejemos


gobernar por la opinión pública, por lo que están haciendo los
demás, por las ideas y las modas que hoy son y mañana
desaparecen. Adhirámonos, en cambio, a lo que sabemos que es
correcto, sin tener miedo de llamar a las cosas por su nombre,
aunque corramos el riesgo de perder popularidad o de parecer
retrógrados.

JUSTICIA

1. Etimología
El término justicia, proviene de la palabra latina iustitia, que significa justo y ésta a su vez deriva del
vocablo ius, que fue usado en el derecho romano para referirse a las normas y reglas de orden jurídico.
Juvencio Celso hijo, jurisconsulto romano, afirmaba que el ius era “el arte de lo bueno y lo equitativo”.
Dejando esto para los estudiosos del derecho, abordemos la justicia desde el punto de vista del valor
moral, ese que posibilita que nuestras decisiones sean justas o injustas.

1. Definición
Este valor, probablemente sea el más importante hoy en día; porque la justicia es un ideal que nos
permite, partiendo de la dignidad humana, del respeto, de la libertad y de la responsabilidad, hacer que
nuestras acciones sean favorables para uno mismo y para los demás.

La justicia es el valor que mejor nos permite vivir en armonía, tanto a nivel personal como a nivel
comunitario.

Sócrates a través de Platón sostenía que la justicia es una cosa más preciosa que el oro (La República,
Libro primero) y Aristóteles citando a Eurípides afirmaba que ni la estrella vespertina ni la matutina son
tan maravillosas como la justicia (Ética Nicomaquea, Libro cuarto).

Y ¿qué es ser justo? Vivir el valor de la justicia no es fácil, porque


incluso hay que ser justo con uno mismo. Y dónde se coloca la línea
que separa lo justo de lo injusto? Por ejemplo, ¿cuánto debo
descansar, en vez de dedicar ese tiempo a los hijos, al cónyuge o a
la casa? ¿Cómo encontrar ese equilibrio? El símbolo que
representa la justicia es una dama con los ojos vendados y en su
mano derecha, una balanza. Los ojos vendados indican que la
justicia debe ser ciega, imparcial, no ver a las personas; he aquí el
primer dilema, ¿cómo ser imparciales con nosotros mismos si somos tan subjetivos y siempre
encontramos justificaciones para nuestras conductas? La balanza, expresa la necesidad de mantener el

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equilibrio entre los valores, criterios y/o acciones en conflicto. ¿Hacia qué lado nos inclinamos? ¿A lo que
más nos gusta?, ¿a lo que es más fácil? ¿A lo que menos nos incomoda o compromete?

2. Dimensiones de la justicia: Podemos entender la justicia bajo dos dimensiones:

2.1. La dimensión distributiva, que nos permite dar a cada quien lo que le corresponde; por
ejemplo, en tiempo de la pandemia se debía aplicar las vacunas contra la covid-19, lo justo
sería que iniciemos la vacunación por el personal de salud y por las personas más vulnerables,
porque es lo que les corresponde justamente a la realidad por ser esas personas lo que son.
Sería injusto aplicarle la vacuna primero a una persona no vulnerable porque no le
corresponde objetivamente.
2.2. La justicia también tiene una dimensión conmutativa, la cual nos permite establecer
relaciones equitativas entre las personas; por ejemplo, cuando una persona vende un libro a
otra persona, esa relación debe ser justa, es decir que una de ellas paga un precio adecuado
y la otra, entrega el libro. Sería injusto que una persona pague por un libro y no se lo entreguen
o le entreguen un libro distinto a aquel por el cual contrato. Este aspecto de la justicia es muy
importante porque nos permite establecer relaciones sostenibles en nuestra comunidad;
cuando un docente se relaciona con un estudiante se debe establecer una relación justa:
estudiante – docente. No sería justo que entre ambos se establezca una relación tipo
estudiante – estudiante o docente – docente, porque eso rompe injusta y subjetivamente la
equidad.
La justicia en crisis
Para terminar el presente resumen, me permito señalar una
observación que vienen planteando varios pensadores
contemporáneos y que, en el ámbito universitario, se atrevieron a
estudiar Jonathan Haid y Greg Lukianoff en su obra: La transformación
de la mente moderna (el título original en inglés expresa mejor la idea
que abordamos) Me refiero a la adulteración de la justicia al sacarla del
ámbito de la acción realmente objetiva para llevarla al terreno fangoso de las subjetividades
emocionales. Es fundamental denunciar que la justicia no es un sentimiento sino un valor objetivo que
solo es posible entender y practicar en base a al conocimiento de la realidad. No es posible que un
juez establezca “justamente” la liberación de un acusado porque se siente bien haciéndolo. Cuando
un juez libera o condena a prisión a una persona lo hace justamente en base a la realidad y no a los
sentimientos.

Debido a este problema, hoy en día impera la corrupción y la injusticia (basta echar un vistazo a nuestra
realidad local, regional y nacional) que se alimentan de la ignorancia y las emociones fácilmente
manipulables de las personas.

3. Importancia

Esculpir en el alma, en la mente y en el corazón los valores y en especial el de la justicia, que tiene que
ver casi con todas nuestras actuaciones, es una tarea fuerte, permanente y consciente del aquí y el
ahora de cada persona. Aquí radica su importancia.

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Se empieza como todo, por querer lograrlo. Querer ser justo y cada día, más justo. La perfección
humana no es una meta, es un camino que se construye cada día y que produce las mayores
satisfacciones que el ser humano pueda experimentar.

Habiendo tomado esta decisión:


✓ Controle sus emociones, no se deje llevar por la primera impresión de un hecho o
circunstancia.
✓ Trate de permanecer en paz, siempre, aunque sienta que el conflicto lo domina.
✓ Su estado de paz, depende de usted y solo de usted, no de lo que lo rodea.
✓ No permita que el mundo exterior lo controle.
✓ Crea sin dudas, que la mejor solución ante cualquier dificultad se da siempre mediante el
diálogo. Conversar con prudencia y respeto es la mejor arma que poseemos los humanos para
resolver los conflictos.
✓ Elimine el egoísmo. Los egoístas no pueden ser justos, porque siempre se colocan primero que
los demás y se consideran que son los más importantes. Esto les produce soberbia e
intolerancia, dos antivalores que destruyen la posibilidad de vivir la justicia.
✓ Acepte que todos los seres humanos tenemos la misma dignidad, por lo tanto el mismo
derecho al respeto en las diferencias, a la tolerancia, a la comprensión y al perdón.
✓ Entienda que no hay nadie perfecto y que la mayoría de las veces que caemos en la injusticia,
es más por nuestras imperfecciones, que por las de los demás.
✓ Revise y evalúe sus actuaciones.
✓ El examen objetivo de conciencia, nos permite la corrección, la enmienda y el mejoramiento
continuo. Acepte cuando se equivoca, pida disculpas con humildad y corrija lo que sea
necesario, con el firme propósito de no cometer la misma falta.
✓ Tenga mucho cuidado del ejemplo que transmite, sobre todo si se trata de niños y
adolescentes, Ellos reproducirán sus conductas y aprenderán a ser justos, según el ejemplo
recibido y las experiencias compartidas.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Covarrubias, M. et al (2020). La Importancia de la Formación de valores en la Infancia:Respeto y Responsabilidad.


Publicado en: Revista AMAzônica, LAPESAM/GMPEPPE/UFAM/CNPqISSN 1983-3415 (versão impressa)
-eISSN 2558 –1441(Versão digital)
https://periodicos.ufam.edu.br/index.php/amazonica/article/view/7788/5474

Cortina, A. (2002). El mundo de los valores. 2ª. Edición. Editorial Búho, Madrid, España.

Melgar, A. (19 de setiembre de 2016). Republica. Recuperado el 18 de julio de 2020, de El respeto como valor
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Williams, T. (s.f) El valor de la libertad y los valores, extracto del libro "Sobre roca firme".

Anónimo (2017). Para crecer en un valor. Un Valor para valorarme publicado en: Revista Educación en Valores.
Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2017; Vol. 2; N° 2

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