1 La Campaña del Centro: fue una campaña militar emprendida por Simón Bolívar con el objetivo de conquistar la
ciudad de Caracas.
Tras la caída de Caracas , numerosos rebeldes se escaparon en las llanuras de Apure y Casanare, donde tras fracasar
como gobernante como los desaparecidos por la impopularidad que resultaba para los locales tuvieron que aceptar el
liderazgo de José Antonio Páez en el Arauca en septiembre de 1816. Rápidamente el caudillo ocupa gran parte de
Barinas y amenazó Mérida y Trujillo.6 A mediados del año siguiente Morillo, tras el fracaso de Isla Margarita ordenó
a Miguel de la Torre ir al Orinoco para impedir la unión de ambos núcleos revolucionarios. De hecho, desde antes de
volver a Guayana Bolívar tenía una fluida comunicación con Páez.
Bolívar vio impedida su proyectada ofensiva conjunta cuando Pedro Zaraza, a quien había encargado organizar
guerrillas, desobedeció sus órdenes y atacó de frente La Hogaza. Fue una matanza para su infantería llanera, siendo
capturado también mucho armamento. Esto obligó al Libertador a hacer levas en masa y requisar las armas que
pudiera.6 El nuevo plan era remontar el Orinoco y el Arauca desde Guayana hasta unirse a Páez en Calabozo y
concentrar 5.000 soldados para ir a la costa.8 A inicios de 1818 consiguió finalmente avanzar hacia el interior y el 30
de enero se reúne por primera vez con Páez, este, consciente de la superioridad militar del caraqueño, lo reconoce
como Jefe Supremo a pesar de las protestas de sus hombres,7 solo cuando Bolívar demuestre su capacidad de resistir
las privaciones y valor en la batalla empezará a ser respetado por los llaneros.
Mientras se producían las reuniones entre Bolívar y Páez, Morillo aún creía que el primero seguía en Angostura, las
noticias transitaban lentas y erráticas en los Llanos, región sin caminos ni medios de comunicación regulares, con una
población escasa y dispersa. El ejército del Libertador se componía de 3.000, muchos eran llaneros descalzos y
armados solo con arcos y flechas, Páez le aportó 1.000 a 1.500 lanceros a caballo. El plan original del Jefe Supremo
era reunir 7 a 8 mil hombres de todas las armas para recuperar Venezuela.
Tras cruzar el río Apure, Bolívar marchó hasta Calabozo, donde el 12 de febrero obtuvieron una gran victoria sobre
los españoles. Bolívar persiguió a Morillo por los valles de Aragua llegando hasta La Victoria, pero la retirada de Páez
hacia San Fernando y la concentración de Morillo y Sebastián de la Calzada voltearon la balanza a favor de los
españoles quienes emprendieron la ofensiva y persiguieron a Bolívar de vuelta a Apure.
2 Relato del Atentado al Libertador en el Rincón de Los Toros.
Así se denomina un paraje del Estado Guárico, Venezuela, ubicado a pocos kilómetros de la población de San José de
Tiznados, donde por poco no pierde la vida el Libertador Simón Bolívar, en la madrugada del 17 de abril de 1818.
Éste se había reunido por primera vez con el general José Antonio Páez el 31 de enero de ese mismo año, en el hato
“Cañafístola”, y el llanero había aceptado la máxima autoridad del Libertador, conviniendo en realizar la llamada
“Campaña del Centro”. En ella participarían desde diversas posiciones, los militares venezolanos Manuel
Cedeño, Judas Tadeo Monagas, Pedro Zaraza y por supuesto José Antonio Páez.
El ejército, al mando de Bolívar, se enrumba hacia Calabozo. Cerca de allí derrotan, el 12 de febrero, a los españoles
comandados por el general Pablo Morillo. Ordenada la persecución de los realistas, se producen refriegas en “La
Uriosa” y “El Sombrero”; y por terquedad de Páez se desiste en perseguir a los realistas, estos a su vez se repliegan
otra vez en Calabozo.
La contraofensiva de Morillo, proveniente de Valencia, se concreta en las barracas del rió “Semen” (16 de marzo) y
los republicanos se retiran con grandes pérdidas. Morillo fue traspasado por un lanzazo que lo clavó en la silla de su
cabalgadura, obra del valiente y arriesgado coronel Genaro Vásquez, natural de Barquisimeto, quien ciertamente
falleció -víctima de múltiples heridas- al día siguiente del combate de Ortiz, el 26 de marzo.
Miguel de la Torre, brigadier, dirige ahora las fuerzas del rey “por ausencia forzada de Morillo”, y decide retirarse
hacia Villa de Cura, Por su parte, Bolívar se moviliza hacia “El Rincón de los Toros”, con el fin de reorganizar sus
tropas.
La sorpresa que le espera es terrible y se desarrolló, más o menos así: Morillo, desde su lecho de enfermo, aprueba un
plan para apoderarse de la persona del Libertador, o de matarlo en caso extremo, propuesto por el valeroso
coronel Rafael López -era natural de Barinas- en combinación con el capitán Tomás Renovales. Apresan a un
sirviente del capellán venezolano Esteban Prado y éste le proporciona útiles informaciones que les permiten
acercarse a las líneas patriotas. Renovales, con unos 40 hombres, confunde al coronel Francisco de Paula Santander,
subjefe del Estado Mayor, y le indica al español el lugar donde pernocta Bolívar acostado en su hamaca. Se produce
una nutrida descarga de fusileria, que sin herir al Libertador, perfora su hamaca, salvándose milagrosamente. Es
cuando Santander exclama: el enemigo; se produce una tremenda confusión y al grito de “sálvese quien pueda”, todos
se dispersan y se rompe la disciplina. Bolívar, que sobresale entre todos por su brillante chaqueta, a pesar de las
escasas luces del alba, se ve obligado a tirarla para no ser blanco fácil de los atacantes. En medio de la barahúnda
ningún efectivo quiere remontar al Libertador, hasta que se le acerca el capitán Leonardo Infante y le proporciona el
caballo que había pertenecido al coronel López, quien quedó tendido muerto a causa de un balazo que le atravesó el
corazón. Bolívar, en la retirada, entró días después en Calabozo a lomos del rocín del infortunado López.
La versión de este episodio fue referida personalmente por Bolívar: “En la campaña del año 18, que así como la del
14 fue una mezcla seguida de muchas victorias y reveses, pero que no tuvo los resultados funestos de aquellos sino
consecuencias favorables e importantes para mi ejército y el país; marche un día de San José de Tiznados, con poco
más o menos de 600 infantes y 800 hombres de caballería, con el objeto de reunirme con las tropas que mandaba el
general Páez; había dado orden para que mi división acampara en una sabana del Rincón de los Toros: yo llegué al
anochecer y fui derecho a situarme con mis edecanes y mi secretario, el actual general Briceño Méndez, en una
mata que conocía ya y en donde colocaron mi hamaca. El actual general Diego Ibarra, mi Primer Edecán, había
sido el encargado por mí de situar la infantería en el punto que le había indicado, y después había ido sin que lo
supiera yo, a un baile que había no sé en qué lugar, para regresar después de medianoche a mi cuartel general”.
3 ¿QUÉ PASO EN EL RINCÓN DE LOS TOROS?
El 17 de abril de 1818, el general Simón Bolívar se salvó de un audaz y nocturno atentado contra su vida,
ejecutado por un comando realista.
La acción tuvo lugar en Rincón de los Toros (en territorio del actual estado Guárico), donde el Libertador
había establecido su cuartel general, acompañado por 700 jinetes y 500 soldados de infantería ligera.
Informado de su posición y las características del sitio por un desertor republicano, el coronel realista
Rafael López le ordenó al capitán Mariano Renovales que en compañía de ocho hombres escogidos se
infiltrara durante la noche en el campamento de Bolívar y lo matara.
En medio de la oscuridad, Renovales se encontró con el coronel Francisco de Paula Santander, jefe de
Estado Mayor, quien rondaba el campo, a quien le dio la consigna, contestó a sus preguntas
satisfactoriamente, y autorizado a pasar adelante, continuó hacia el lugar donde Bolívar y otros jefes
tenían colgadas sus hamacas.
Allí Ranovales y sus hombres dispararon sus armas a quemarropa sobre los que dormían, y velozmente
se retiraron seguros de haber dado muerte a Bolívar. Pero el Libertador se hallaba despierto cuando el
coronel Santander examinaba a Renovales, y movido tal vez por un presentimiento, dejó casi desnudo la
hamaca y se retiró a cierta distancia; pocos minutos después oyó la descarga, y suponiendo a sus tropas
atacadas y rodeadas, escapó de aquel sitio.
De inmediato, en el campamento se presentó una gran confusión, donde todos, exagerando el peligro
imaginado por su misma incertidumbre, corrían desolados sin saber a dónde… Al sobresalto causado por
la descarga sucedió en breve el terror, cuando se extendió la voz de que Bolívar había muerto; y después,
de que había sido apresado y conducido prisionero. Rumor, por cierto, totalmente falso.
Lo que sí resultó cierto fue que como consecuencia de las descargas de los comandos realistas hacia las
tropicales hamacas, esa noche murieron el capellán fray Esteban Prado y los coroneles Mateo Salcedo y
Fernando Galindo.
En abril, después de perder la Batalla de Semen (llamada también "de la Puerta") cerca de San Juan de
los Morros, decide Bolívar, con tan sólo 700 soldados, del Batallón de Cazadores No 1, replegarse llano
adentro, con la idea de recuperarse y continuar rumbo a Angostura. El 8 de abril está de nuevo en
Calabozo, el 11 en El Rastro y el 14 en San José de Tiznados, poblaciones llaneras ubicadas en línea
recta y cercanas al río Tiznados.
En esa ocasión, eligió un bosque (o "mata" como dice el llanero), donde abundaba el samán, frondoso
árbol propicio para guarecerse del inclemente sol y colgar el chinchorro bien alto a fin de evitar posibles
ataques de animales salvajes.
El lugar escogido está próximo a las verdes aguas del caudaloso Tiznados, en cuyas corrientes Bolívar y
sus tropas podían refrescarse y surtirse del preciado líquido. En la sabana aledaña se refugian los 700
hombres, entre los cuales se encuentra su Estado Mayor, dentro del cual figura Francisco de Paula
Santander.
El Libertador estuvo en San José, el 14 de abril. Ese día los monárquicos daban los toques finales al
potencial magnicidio que realizarían la noche del 17. En total, cinco días estuvo Bolívar en San José de
Tiznados y sus alrededores. Era un conocedor de la zona, el mismo se lo cuenta a Luis Perú de Lacroix,
hasta eligió el árbol donde siempre se guarnecía, estaba en las tierras de su difunto padre.
Los realistas, Hábilmente compraron a traidores quienes proporcionaron el "santo y seña" para entrar al
campamento y El 17 en la noche se produce el atentado.
4 Sorpresa en el “Rincón de Los Toros”
En 1818 estuvo en riesgo la vida del Libertador Simón Bolívar a manos de “realistas” asesinos que buscaban truncar
sus planes de Independencia en Venezuela y América del Sur.
El coronel realista, el barinés Rafael López, al frente de cinco escuadrones, con la misión de impedir que se unieran el
ejército de Bolívar con el de Páez, luego de capturar a un sargento que conocía el Santo y Seña utilizado en el
campamento republicano, además de los pormenores del área de reunión patriota, envía al capitán Tomás Renovales
con ocho soldados, quien ingresa el 16 en horas de la noche al vivac. El oficial de guardia al ver a Renovales, le pidió
el Santo y Seña. La respuesta fue correcta, y al preguntarle el motivo de su presencia, contestó que traía un mensaje al
Jefe Supremo, quien se encontraba descansando en su hamaca en el sector del estado mayor. Cuando Santander llama
a Bolívar, éste instintivamente no contesta; Renovales inmediatamente abre fuego hacia donde se encontraban las
hamacas; las balas pasaron por encima de la cabeza del Libertador, hiriendo a su cabalgadura en el cuello. El capitán
realista se retira pensando haber cumplido su cometido; en la acción murieron algunos soldados.
Bolívar recibe una coz de su caballo; los que pudieron salieron del campamento buscando algún escondite; se corrió
la voz de la muerte de Bolívar. El coronel López en la madrugada se hace presente con sus escuadrones, causando
grandes bajas en las filas patriotas. Fallecen los coroneles republicanos Mateo Salcedo y Fernando Galindo, abogado,
quien defendió en el tribunal al general Piar; sufrieron igual destino el sacerdote Esteban Pardo, capellán y el sacristán
que lo acompañaba; también murieron la fatal noche los jóvenes oficiales coronel Silvestre Palacios y el teniente
coronel Mariano Plaza. Florencio Tovar, hijo de Martín Tovar, cayó prisionero y fusilado. Bolívar al quedar sin
montura, pidió una, a un comandante de apellido Serrano, quien la negó, en cambio un soldado de apellido Martínez
le facilita una mula, pero en la confusión Bolívar no pudo montarla. El coronel López falleció en el ataque, cuya
cabalgadura con los estribos de plata se la entrega el valeroso llanero Leonardo Infante al Libertador.
Por esta acción el capitán Renovales obtuvo el ascenso al grado de teniente coronel. Bolívar con pocos soldados pudo
llegar a las poblaciones de El Rastro y Calabozo el 17 de abril; entra en Guadarrama el 24 y finalmente a San
Fernando de Apure. Sin descansar se ocupó de obtener refuerzos y logística para movilizarse hacia Calabozo. A las
dos semanas Páez desde San Carlos se movilizó hacia San Fernando. Bolívar embarca hacia Angostura, adonde llego
el 5 de junio, planificará las nuevas acciones, que en mediano plazo se materializarán con el Congreso de Angostura
el 15 de febrero de 1819 y la gloriosa Campaña de la Nueva Granada a mediados de ese año.
5 La oscuridad salvó a bolívar en el rincón de los toros
La vida de Simón Bolívar estuvo amenazada por sus adversarios en múltiples oportunidades. La intentona en el
Rincón de los Toros, hato situado a legua y media de San José de Tiznados en Guárico, fue la única ejecutada
directamente por tropas realistas, quienes con una hábil maniobra lograron burlar la seguridad militar, acabar con
buena parte de la infantería republicana situada en el lugar y poner en fuga al mismo Bolívar.
Después de la retirada en Ortiz, el 26 de marzo, el Libertador y su ejército marcharon hacia el hato San Pablo. Ahí
envió al general Soublette con dirección a Angostura a fin de apresurar el traslado de armas y pertrechos, así como
para recibir una expedición de legionarios ingleses próxima a arribar en Margarita. Igualmente, dirigió a Monagas,
Cedeño, Justo Briceño y demás jefes orden de reclutar hombres por toda la región central.
En la mañana del 30 de marzo entró Bolívar en San José de Tiznados y allí recibió noticias de la llegada a Calabozo
de las tropas disgregadas tras el combate de Semén, por lo que resolvió ir a organizar los contingentes en ese lugar y
delegar a Páez la tarea de combatir a López en Cojedes.
En Calabozo, donde permaneció entre el 31 de marzo y el 8 de abril, Bolívar reorganizó su ejército de la siguiente
manera: Justo Briceño fue destinado a Barbacoas, el coronel Francisco Sánchez a Ortiz y Ambrosio Plaza a San José
de Tiznados; asimismo, instó al coronel Francisco de Paula Santander a emitir un bando donde: “…todos los
desertores del ejército que se presenten voluntariamente en el término de 8 días serán indultados de la pena de muerte
a que la Ley los condena.”
Consiguió concentrar y movilizar a 700 infantes y unos 500 jinetes para unirlos a los ejércitos de Páez, quien en
Cojedes no pudo dar batalla a López por huir este hacia Tiznados con el propósito de sorprender a Bolívar.
En la madrugada del viernes 17 de abril de 1818, Renovales, con el santo y seña, burló la seguridad y al mismo
coronel Santander, por entonces Jefe del Estado Mayor. Ante este se presentó Renovales como una patrulla que
buscaba informar al Libertador con intención de ser conducidos sin sospecha hasta su sitio de pernocta. Se oyeron
varias descargas de fusilería. El mismo Bolívar lo narró así una década después a Perú de la Croix:
Los pocos que allí estábamos echamos a correr a campo traviesa, abandonando nuestros caballos y cuanto había en
la mata. Mi hamaca, como lo supe después, recibió dos o tres balas; yo, como he dicho, estaba sentado en ella pero
no recibí herida ninguna, ni tampoco Santander, Ibarra y el general Briceño, que estaban conmigo; la oscuridad nos
salvó.
El coronel Fernando Galindo, defensor del general Piar en el juicio de 1817, cayó en la refriega, así como el coronel
Salcedo y el capellán Prado.
Si bien logró huir ileso de la emboscada, Bolívar quedó extraviado en la sabana por lo que no pudo reunirse a tiempo
con su división. Esta fue atacada por el grueso de la fuerzas realistas de López y, desmoralizada por la presunta
muerte del Libertador, fue completamente derrotada. El ejército republicano, compuesto de 900 hombres, sufrió la
pérdida de 300 de estos, la mayoría de la infantería. Sin embargo, la derrota no fue del todo amarga al morir a manos
de Leonardo Infante el coronel López en el ocaso del combate, y a quien Páez llamó en su autobiografía: “el mejor
jefe de caballería que llegaron a tener los realistas, tanto por su valor como por su sagacidad”.
Al amanecer del 17 se encontró Bolívar con los sobrevivientes que huían sin orden. Él hizo lo propio con el caballo
finamente enjaezado del difunto coronel López hacia El Rastro, donde reportaría la acción al coronel Juan Francisco
Sánchez y reconstruiría su ejército con 180 infantes y 600 jinetes.
6 Los hombres que acompañaron a Bolívar en sus andanzas:
Bolívar era popular en San José de Tiznado y refiere Julián Llamozas que en 1813 sus vecinos promovieron una
reunión para plegarse a su victoriosa Campaña Admirable, y varios de ellos fueron comisionados para que se
presentasen ante el jefe realista de Calabozo haciéndose pasar como soldados “de caballería de la vanguardia
libertadora con cucarda y banderolas tricolor” y un pliego en donde a nombre de Bolívar solicitaron la rendición. Y
fue lograda.
Hubo en la zona guerrilleros de color moreno a favor de la independencia: como “el negro Mina” mencionado por
José Domingo Díaz y derrotado el 5 de mayo de 1818 por la División de Morales precisamente en el sitio de El
Limón o Corozal, y Vicentico Hurtado, jefe de bandas que ese 1818 se integra al ejército de Bolívar.
Queda la intriga de si toda esta familiaridad con la región fue lo que motivó al Libertador para trasladar su cuartel
general del hato San Pablo hacia el Rincón de los Toros, a 15 kilómetros de San José, en los terrenos que habían sido
de su padre. El 28 de marzo del año 18 visita San José en viaje de Guardatinajas a San pablo. Y vuelve el 30 de
marzo. Del primero de abril hasta el 11 permanece en Calabozo, de donde viaja a El Rastro. Y el 13 retorna a
Tiznados y el día 15 manda a Cedeño se entreviste con Páez en el hato San Felix, quien viene del Pao de Cojedes.
Quizá el día en que Cedeño le regala el caballo rucio mosqueado, que se pierde la madrugada del 17 de abril, en que
se produce el atentado y halló Victorio, hermano de un peón del Totumo.
El 16 fue su ubicación, con edecanes y Briceño Méndez, en aquella mata que “conocía ya”. Y entre dos árboles tiende
la hamaca blanca. Come de los tasajos que le ha traído y despide a Ibarra que va a un baile. Durmió dos horas y le
notifican que a cosa de dos leguas, merodean unos realistas. Una hora después retornó Ibarra y le ordena trasladar el
campamento a otro sitio. Santander se prepara para ello e inquiriendo por Bolívar, se cruza con Mariano Renovales,
quien también le preguntó por Bolívar. Y relata éste que conversando con Santander oyó disparos, supuestamente
contra la hamaca blanca y, huyendo, anduvo a pie hasta que su mayordomo José le dio una “mala mula” y O´Leary
que Julián Infante le entregó el bicho mosqueado, hermoso y gordo, de buen herraje, emplatado y de buena montura,
con un rasguño de espuela en el bridón y chispas de sangre, con las iniciales de Rafael López debajo de los estribos.
El terrible jefe que había comandado el atentado y perecido en el lugar, barinés de Pedraza, inmediato de Morales,
conocido como la primera lanza de las huestes españolas.
La caballería de Zaraza habría huído. Y, entre los patriotas, perecieron: el capellán Fray Esteban Prado, el coronel
Mateo Salcedo, el comandante Fernando Galindo que había sido defensor de Piar; el comandante Silvestre Palacios,
el sargento mayor Mariano Plaza, ayudante de campo de Bolívar; el italiano Manfredo Berzolari, que había sido
secretario de Bolívar, José Francisco Portero, Florencio Tovar, etc. 150 prisioneros capturados por el comandante
Antonio Pla, asesor de López, que fueron fusilados en Valencia por Morillo.
7 El “santo y seña”
Es usual en el arte militar, que en campaña o entrenamientos, los grupos de soldados se comuniquen con sus
superiores y entre sus pares, mediante una clave que solo los integrantes del respectivo agrupamiento conocen, y que
varía cada cierto tiempo, de manera de asegurar que el “santo y seña” no sea develado por el enemigo, quien pudiere
utilizarlo para infiltrar al ejército contrario y provocarle daño.
En este caso acaeció que el Libertador y su Estado Mayor se instalaron “en un pequeño bosque cercano al vivac”, las
fuerzas republicanas concentradas sumaban “600 infantes y 800 jinetes”.
El jefe realista Rafael López se encontraba ese día en San José de Tiznados, y por una circunstancia singular su tropa
logró capturar al asistente del padre Prado, capellán que oficiaba con el Estado Mayor patriota.
Aquel, bajo amenaza de muerte delató el “santo y seña” y la exacta ubicación de Bolívar en su hamaca, escogiendo
López al capitán Tomás Renovales y a una docena de buenos tiradores, para que con tan preciados datos y al amparo
de la oscuridad, se introdujesen con sus escopetas en el campamento republicano a objeto de liquidar a Bolívar.
8 Tomas Renovales Goicolea
(Arcenales, España 1787 -1835) Oficial del ejército Real Español durante la Guerra de Independencia de Venezuela.
Perpetró el intento de asesinato contra el Libertador Simón Bolívar.
Al llegar a Venezuela, pisó territorio en la Isla de Margarita. En territorio venezolano forma parte en las acciones de
Santa Rosa (1815), Santa María de Ipire, El Pilar y Píritu (1816). En 1817 es asignado al Estado Mayor de la columna
que operaba en la provincia de Barcelona por parte del general Salvador de Moxo. Participó en 1818 en la batalla de
Calabozo y en otras acciones de Campaña en el Centro del territorio venezolano.
Para abril del mismo año por parte del coronel Rafael López, le es asignada orden de ejecutar un "Golpe de Mano"
para la noche del 17 de abril contra el Cuartel General Republicano que en el momento se encontraba ubicado en una
zona llamada Rincón de los Toros. El objetivo de la misión se supone era asesinar al General Republicano Simón
Bolívar. Junto con un grupo de 8 soldados, Renovales bajo una argucia se hizo con el santo y seña de los centinelas al
capturar a un sirviente del capellán venezolano Esteban Prado el cual les proporciona junto con ello información muy
útil para acercarse en las líneas patriotas. Bajo el simulo de ser una patrulla de regreso, confundió al coronel Francisco
de Paula Santander, y este pidió ser conducido a la tienda de Bolívar para dar informe de movimientos realistas en la
zona y al llegar donde se suponía se hallaba el General Republicano, dio orden a sus soldados de disparar con sus
fusiles hacia el sitio donde según se encontraba el Libertador. Después del fallido intento de asesinato en contra del
Libertador, Renovales participó en numerosas acciones de guerra a las órdenes del mariscal, gobernador y capitán
general de Venezuela Miguel de la Torre incluida la batalla de Carabobo en 1821.