Manual de Sociologia de La Educacion Guerrero Seron Funciones Sociales de La Educacion ORDEN
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MANUAL DE SOCIOLOGÍA
DE LA EDUCACIÓN
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Antonio Guerrero Serón
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Manual de Sociología de la Educación
CAPÍTULO 5
LAS FUNCIONES SOCIALES DE LA EDUCACIÓN
rrollar una confianza basada en el completo desarrollo de la capacidad física y men tal.
(...) Fröebel, que había dirigido primero el mensaje al cuerpo del profesorado
masculino, pronto encontró una audencia más receptiva entre las mujeres. (...)
El profesorado, desde el principio, estuvo formado por mujeres. La disciplina
prac ticada en el kindergarten era conscientemente maternal, basada en la empatía an tes
que en la autoridad y en la persuasión antes que en la coacción..
(...) Aunque al principio recibieron poca publicidad, las ideas de Fröebel ad
quirieron un súbito relieve durante la revolución de 1848, cuando la reforma edu
cativa y el nacionalismo se convirtieron en temas principales. (...) En una con vención
convocada por Fröebel en agosto de 1848 para dar a conocer a los profesores la idea
del kindergarten, şus partidarios argumentaron que los kindergartens 'com- .
plementarían a la familia y vendrían en ayuda del hogar' (...) Middendorf criticó las
limitaciones de la crianza del niño por madres atareadas e ignorantes niñeras y ensalzó el
kindergarten como campo de preparación de futuros ciudadanos en una nueva
comunidad nacional.
Los Bewahranstalten defendieron enérgicamente su carácter tradicional y re ligioso.
“No son jardines de niños, sino jardines de Dios', afirmaba un folleto de - la Sociedad
de Berlín en 1866, “porque pretendemos plantar la semilla por la que los niños pueden
creer en la fe y en la virtud hasta que entren en el jardín del Pa raíso. (...) El fracaso de
los intentos de incorporación de las clases del Kindergarten al sistema educativo
público de la Alemania imperial se debió (...) al apego con tinuado de influyentes
grupos a la familia imperial tradicional y los valores reli giosos enseñados en los
Bewahranstalten".
Ann Taylor Allen: "Jardines de niños. Jardines de Dios: Kindergartens y guarderías en Alcmania cn el
siglo XIX", Revista de Educación, 1° 281, 1986, págs. 125-154.
El concepto de función, ya vimos en el Capítulo 1, procede del enfoque fun
cional-estructural, al que tan sustancial es que termina dándole nombre. Con tai
concepto se quiere expresar la contribución de la parte al mantenimiento del to do
orgánico, las relaciones entre una institución o un subsistema social con el res to de
instituciones o subsistemas que en la sociedad existen. No obstante, hoy día puede
decirse que es un concepto plenamente incorporado al bagage y lenguaje común de la
Sociología, donde se equipara a la influencia o relación de la parte con el todo, al papel
o conjunto de tareas desempeñado por alguna persona, gru po o institución en el
conjunto más amplio en el que se inserta. Y así lo vamos a entender aquí, saliéndonos
del análisis meramente funcionalista, para analizar la multiplicidad de tareas que la
educación cumple en nuestra sociedad.
Así, pues, en este Capítulo se estudian las tareas o funciones que justifican la
existencia del sistema educativo en la sociedad y los cometidos que desempeña en
relación a otras instituciones básicas o subsistemas para el mantenimiento del sis tema
social, del que es un subsistema o parte integrante, y de sus instituciones más
importantes. Por poner un ejemplo, Musgrave (1982) plantea lo antes dicho de una
forma breve y elegante, en la introducción de su “Sociología de la Educación”, cuan do
examina la relación del sistema educativo con otras instituciones sociales, de nominándolo
como un "intento de responder a cuatro preguntas: ¿Qué parte juega la educación en el
balance entre estabilidad y cambio, en el mantenimiento de un sistema político
democrático, en asegurar el uso pleno de la gente con talento en nuestra sociedad y,
finalmente, en la provisión de mano de obra formada al sistema económico?".
Respuestas que denomina con las funciones de "estabilidad y cam bio, política, de
selección y económica", respectivamente (Musgrave, 1972: 12).
A la hora enumerar y clasificar el número de funciones sociales del sistema educativo,
los diferentes autores suelen hacer suya, de alguna manera, esta clasi
Capítulo 5: Las funciones sociales de la educación:
VMTT 1971.
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Capitulo 5: Las funciones sociales de la ciucación
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estas materias aparecen integradas en torno al concepto de nación y a la defini ción de
un mercado nacional: la lectura y escritura en lengua castellana (las peri féricas sólo llegarán
muy recientemente), el aprendizaje del sistema unificado de pesas y medidas, a través de la
Aritmética, y de los límites geográficos y de la tra dición nacional mediante la Geografía e
Historia de España.
En el presente siglo, tras la labor finisecular de institucionistas y regeneracionistas,
comienza a manifestarse la lógica tecnocrática, que vincula los programas de
trans misión cultural a los intereses sociales surgidos de la industrialización y moder nización
de la sociedad, que consideran imprescindible la reconstrucción o rege neración
nacional, a partir fundamentalmente de la modernización científica. Las asignaturas
científicas tuvieron, en los primeros planes de estudio un peso menor que el de las
“nacionales", ocupando siempre los últimos años de estudio, quizás como
reconocimiento de su complejidad, Sólo bien entrado el siglo XX comen zaron a ganar
terreno progresivamente, potenciadas, sin duda, por la citada lógi ca tecnocrática,
hasta llegar a la situación actual, con la reforma LOGSE, en la que numerosos
colectivos sociales se lamentan y denuncian la pérdida de peso de las materias
humanísticas, en favor de las científico-técnicas.
Otro tanto pudiera decirse de los idiomas o “lenguas extranjeras”, un subgru po dentro
de estas asignaturas, que representan también otro ejemplo de moderni dad. De
hecho, se les ha distinguido en los planes de estudio oficiales con el títu lo de Lenguas
Modernas, para distinguirlas de las llamadas “'Lenguas antiguas" o “muertas”, el Latín y
el Griego, de gran predicamente en la educación humanista tradicional. Igualmente, en
el desarrollo del currículum, se ha dado una preemi nencia inicial de las lenguas
"muertas" sobre las "vivas", sólo corregido reciente mente. Dentro del campo de las
lenguas "vivas" se puede reconocer también un significado latente de mayor
modernidad, en la sustitución del francés por el in glés, en el contexto de un
cambio del modelo cultural de referencia en nuestra so ciedad desde Francia a los
Estados Unidos. Un fenómeno, por otra parte, general. en el mundo actual.
Significativa fué, en ese sentido, la reforma de los planes de estudio del Magisterio
de 1967, ya que supuso un hito en el cambio del modelo educativo napoleónico por el
anglosajón.
gentes. En el caso de la Religión, por el peso tradicional de alguna Iglesia deter
minada y la consiguiente confesionalidad del Estado. Era curioso comprobar co
mo, hasta bien recientemente, la única asignatura obligatoria en las escuelas de
Inglaterra y Gaies era “Conocimiento Religioso", debido a la identificación de la Corona
y el Estado con la Iglesia anglicana. Esto no ha sido así para los estados que,
como Francia, consideran laico su modelo escolar. En España, en cambio,
todavía hoy asistimos a la disputa de su lugar o no dentro de las actividades aca
démicas u horario lectivo de las enseñanzas primaria y secundaria, debido a la vi
gencia del Concordato de 1953 entre el Estado Español y la Iglesia católica.
Refiriéndonos a la Religión, se puede ver como ha tenido un peso fundamental en los
contenidos a transmitir desde los comienzos de nuestro sistema educativo. Así, en la
formación del profesorado, antes de la creación de las Escuelas Nornales, exis tía la
exigencia de pasar el examen de “Doctrina Christiana' ante el Ordinario del lu gar como
premisa para ejercer el magisterio. Desde entonces, la asignatura de "Re ligión' va a
constituir materia obligada en todos los planes, con la sola excepción del que promulga
la II República Española en 1931. Su presencia refleja la fuerte influencia y el poder
que la Iglesia católica ha desarrollado secularmente en la formulación del
conocimiento escolar en el sistema educativo de una nación “baluarte de la
cristian dad” y “rnartillo de herejes". La "cuestión escolar” ha sido, incluso, una
constante de nuestra historia contemporánea, que fa hegemonía conservadora inclinó
del lado eclesial y dio origen, tras los problemas derivados de la negación de la
“libertad de cátedra”, al movimiento de la Institución Libre de Enseñanza.
Años más adelante y de forma más brusca y nítida, la inculcación ideológica va a
aparecer en los curricula a partir de 1939, formulada como ideas políticas par tidarias y bajo
apelativos como “Formación Patriótica" o "Formación del Espíritu Nacional”. Eran
tiempos en que, además, tanto los maestros como las maestras de bían estar
encuadrados en el Frente de Juventudes o la Sección Femenina y asistir *con
aprovechamiento”, durante su formación en las escuelas normales, a los cam pamentos
organizados por tales instituciones, secciones del partido único FET y JONS. Con la
promulgación de la Constitución de 1978 y el establecimiento de un régimen
democrático, estas asignaturas desaparecen de los currícula, recuperando la
inculcación en los planes de estudio la función socializadora más general que le
asignaba Durkheim.
5.1.2. Las materias ideológicas
5.1.3. Las materias instrumentales
Estas materias van más allá de la pura transmisión, ya que son materias de in
culcación directa y vienen a representar el peso y control de las instituciones po
líticas y religiosas dentro del aparato educativo. Específicamente, las materias
que responden de una manera precisa al apartado ideológico son la Religión y la For
mación Política, de larga tradición en los planes de estudio de los inicios de los
diferentes sistemas educativos, y todavía hoy objeto de discusión en muchos de
ellos. En el caso de la Formación Política, por el peso de los sistemas políticos autoritarios o
la conformación del sentido de nación en los estados-naciones emer
Sirven para la gestión tanto de los cuerpos, como del espacio y del tiempo en las aulas
y, en la medida que perdure su influencia, en las relaciones sociales más amplias. Este
tercer grupo está constituido por materias que, como el Dibujo o el Diseño, la
Gimnasia o la Educación Física o los Trabajos manuales o Manuali dades,
poseen además de un valor de transmisión cultural explícito, un arsenal de
instrumentos y recursos que van a ser utilizados para la gestión y el control del
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«una relación entre los sexos y grupos de edad organizada en torno a la primacía de
los varones sobre las mujeres y la autoridad de los adultos sobre los no adultos cuyo
centro es la estructura familiar» (Fernández Enguita, 1990: 39).
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Y el consuno, como parte del proceso de formación que la escuela realiza del
individuo posesivo, al enseñarle a:
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A veces tal formación política se lleva a cabo bajo la forma de inculcación di recta y
descarnada. Ello es así en los casos de estados de reciente creación, con
pasado colonial, donde la consolidación de un sentimiento nacional, o
cohesión (la consciencia común durkheimiana), es importante. Lo es
también en los esta dos de regímenes antidemocráticos, que pretenden
la imposición de las ideas sec tarias de los grupos en el poder, para legitimar por
la imposición lo que es impo sible por el consenso. Por referirnos a nuestro
pasado reciente, durante el régimen franquista eran obligatorias, a lo largo de
todo el sistema educativo, desde la en- : señanza primaria a la universidad, las
materias de Formación del Espíritu Nacional, que inculcaban la doctrina y
principios oficiales del Movimiento Nacional. Un ejem plo significativo de ello
es el siguiente texto sacado de una Ley de la Jefatura del Estado (de
26 de Enero de 1940, BOE del 7 de febrero) por la que se convocaba.
un concurso para proveer cuatromil (sic) plazas del Magisterio entre Oficiales
Provisionales, de Complemento y Honoríficos del Ejército”, cuya
exposición de motivos no podía ser más retórica ni significativa:
| Bien es cierto que las muestras más chauvinistas de conformación de la idea
nacional aparecen hoy día predominantemente a través del deporte, con la repre
sentación colectiva de nuestra identidad nacional mediante las selecciones o
equi pos nacionales o deportistas de élite que obtienen triunfos señalados:
ciclistas que ganan grandes vueltas ciclistas o campeonatos del mundo, atletas
que obtienen récord o medallas olímpicas, o tenistas, golfistas o selecciones
nacionales que triun fan en torneos importantes (como los de Roland Garros,
Copa Federación o el Mas ter USA de golf).
En la actualidad, se están introduciendo una serie de funciones educativas, de
aprendizajes no meramente académicos, sino más bien prácticos y de receta, cu
ya importancia no conviene minusvalorar ni mucho menos. Con el nombre con
junto de enseñanzas transversales, se agrupan enseñanzas tales como:
educación vial, educación para la salud, o las campañas de información contra
las drogas o de prevención de enfermedades como el SIDA. Sin duda son éstas
las funciones que van a ir ganando más espacio cada vez en el aula. Su
funcionalidad puede verse en un doble sentido:
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Capitulo 5: Las funciones sociales de la educación
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ral y, por ende, de la estructura social. Aunque, como ya vimos al estudiar la es
tratificación social, la posición social no se identifica de manera automática con la
posición laboral, puesto que existen otras dinámicas como el género, ésta y el nivel de
estudios alcanzado son dos de los componentes básicos de la posición que se ocupa o
asigna en la estructura social.
Desde una perspectiva funcionalista, esa correlación entre formación y estruc tura
social es una necesidad funcional derivada de la existencia de ocupaciones y
profesiones que requieren mayor formación y responsabilidad que otras y que de ben
tener sus correspondientes recompensas para favorecer el esfuerzo y talento que
determinadas persona realizan para ocuparlas. Desde esta perspectiva, la estructu ra
social es eminentemente meritocrática, las mejores posiciones sociales, las que tienen
mejores recompensas, las ocupan las personas que se las merecen por su pre
paración y talento. Desde perspectivas críticas, weberianas o marxistas, esta iden
tificación se refuta con argumentos diversos, puesto que da por sentados muchos
supuestos que no hacen sino justificar la realidad existente. Como el olvido de la
importancia de los orígenes sociales, la riqueza o el poder en el acceso a los nive les
educativos más altos, o la equiparación entre preparación, esfuerzo y posición social, o
la sobrevaloración de la formación y de las credenciales en el rendimien to de las distintas
profesiones, cuyo prestigio es, muchas veces, subjetivo.
tudios y salarios de padres a hijos (movilidad social intergeneracional) en impor tantes
sectores de la sociedad española.
La idea de la igualdad, tan en boga en la actualidad, tuvo sus orígenes en la Re
volución Francesa, que recogió los ideales del tercer estamento (burguesía y esta do
llano) en su lucha por la supresión de las desigualdades basadas en el origen o la cuna
de cada persona, defendidas por el sistema estamental con la bendición de la Iglesia.
Bajo el lema de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, se planteaba el re conocimiento de
la igualdad de derechos de las personas, por encima de su cuna o condición. Habrá
que esperar, sin embargo, hasta bien entrado el siglo XX para que la aparición del
Estado del Bienestar (Welfare State) haga que la igualdad deje de ser un lema y tenga
un reconocimiento positivo, mediante la supresión del carác ter subsidiario del estado y
el desarrollo de servicios sociales que hagan efectivos tales derechos, con la igualdad
ante la salud, la vivienda o la educación.
La extensión y generalización de la educación han sido, desde entonces, mo tivos
clásicos y reiterados en los programas y medidas políticas de partidos y go biernos
reformistas, que han considerado la igualdad de acceso u oportunidades educativas el
punto de partida para conseguir la igualdad social. O, al menos, pa ra hacer bueno el
lema: “A cada uno según sus necesidades, de cada uno según sus posibilidades",
quintaesencia de una igualdad meritocrática. Programas y me didas que se concretan
en la extensión, generalización y gratuidad progresivas de la educación obligatoria; en
la política de becas para evitar que los llamados “cos tes de oportunidad" impidan
continuar los estudios post-obligatorios; y, en gene ral, en las políticas de educación
compensatoria que desarrollan la idea de com pensar los déficits sociales de algunas
clases o grupos sociales a la hora de acceder a la enseñanza.
Además, esas creencias y esperanzas reciben apoyo de algunas evidencias que
muestran como la educación contribuye a la desigualdad social. A nivel general, las
teorías de la reprodución (ver Capítulo 6) ya señalan su contribución a repro ducir la
estructura social mediante la reproducción de la cultura y de las condi ciones sociales
de la producción. A nivel institucional, el sistema educativo dis pone de mecanismos
variados de distinción social a través de la escolarización. Estos pueden ser:
5.4. Escolarización, igualdad de oportunidades y movilidad social
El sistema educativo incorpora hoy en día una importante esperanza de igual dad y
movilidad social en la mayoría de las sociedades, atribuyéndosele una la bor decisiva en la
estratificación y asignación de puestos en la escala social. In dependientemente de su
veracidad, la sociedad en su conjunto espera hoy en día mucho de la educación y le atribuye
una función casi natural a la hora de promo cionar la movilidad y la igualdad sociales. Una
gran mayoría de familias de cla ses populares y medias, se plantean como objetivo
para sus hijos poder conseguir unos altos credenciales en el sistema educativo que le
posibiliten una buena po sición social: “hacer una carrera y colocarse bien". Parece
como si la generaliza ción de la clase media, en la que todo el mundo se tiende a
ubicar, hubiera hecho depender a todos de los atributos educativos a la hora de obtener
sus recursos eco nómicos. La idea extendida es que un acceso generalizado a los bienes
educati vos trae la nivelación social, a través de la movilidad social vertical y ascenden. te y, de
este modo, el acercamiento gradual entre los diferentes grupos sociales.
Tales creencias y esperanzas cuentan con el avai importante de las grandes di námicas
de movilidad social intergeneracional y estructural o inducida, ocurridas en España en los años
setenta, debidas a la industrialización y terciarización de la sociedad española, con los
consiguientes traslados masivos de personas del ám bito rural a la clase media industrial y de
servicios (banca, informática, sanidad,...). Tani rápido proceso supuso, en apenas una década,
una notable diferencia de es
a) De tipo lorizontul, donde se incluyen la existencia de una doble red pri
vada-pública, en la que la enseñanza privada asume el papel de vía distin guida, que
aporta mayor capital cultural y una educación más acorde con las necesidades de las
empresas (ver Capítulo 4); así como la existencia de redes paralelas post-obligatorias,
de desigual valor, como ha sido el caso
de la FP y el BUP hasta ahora en nuestro país. b) De tipo vertical, cuando el sistema
educativo posibilita una mayor escola
rización para distinguir a aquellos que puedan permitirse esa continuidad, mediante la
obtención de títulos más escasos y cotizados: masters, exper tos, doctorados, etc.
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Así pues y en síntesis, queda claro a los ojos del lector avispado, que la So
ciología plantea el doble papel de la escuela como responsable de la
desigualdad social y como contribuyente, a la vez, a la igualdad y movilidad
sociales. Otras posiciones más críticas argumentan, en cambio, que el
verdadero papel de la es cuela es el de crear el espejismo de la igualdad de
oportunidades y, de esa mane ra, legitimar el sistema meritocrático de
asignación de posiciones.
¿Reproducción o igualación social: con qué nos quedamos? La solución la
de jamos para el Capítulo 11, dedicado a las relaciones entre educación,
economía y mundo laboral, donde se tratará el tema con mayor extensión y se
verán los apor tes de la escuela a la igualdad y desigualdad en la sociedad,
las relaciones entre origen social y rendimiento escolar y el tema de la
adecuación entre sistema edu cativo y mercado de trabajo.
Esta función de custodia se le encomienda cada vez más a la escuela. Los pro
pios padres y madres, directamente o a través de las Asociaciones de Padres de
Alumnos (APAs), presionan y se movilizan para que así sea. En frente, se
encuentran con el profesorado que rechaza esa tarea asistencial o de guardería,
ya que en tiende que no forma parte de su cometido profesional. El profesorado
de prima ria, además, demanda la jornada continuada y matutina, algo que ya es
realidad en la enseñanza secundaria e, incluso en alguna comunidad autónoma.
Desde el punto de vista de los padres, ésto redundaría en unas horas en
las que sus hijos estarían sin atención cualificada. Parecería apropiado, al
respecto, que a una fun ción nueva correspondiese un personal propio y, si no se
crea una nueva institu ción de cuidado y custodia, como parece razonable,
debería habilitarse personal de atención primaria y asistencial en los
colegios, al objeto de cubrir esas funciones que el profesorado no tiene
encomendadas. De lo contrario, se estaría en un pro ceso de
desprofesionalización del profesorado, que redundaría en un lastre para el
desempeño de sus funciones genuinas y la pérdida de calidad en la
transmisión cultural.
Con respecto a la juventud sucede otro tanto, ahora en relación al retraso de su
incorporación al mundo del trabajo. La función de custodia no es tanto debida a
razones de seguridad personal o en relación con el trabajo de sus padres,
inne cesaria debido a su edad, como a poder retener durante algunos años
-al menos dos, según la LOGSE- a un número suficiente de jóvenes, que
dejarían de pre sionar en el mercado de trabajo, reduciendo de paso las
estadísticas de paro. La prolongación de la edad de la escolaridad obligatoria y
de la formación profesio mal tienen, por ello, además de las funciones
manifiestas en relación a la forma ción ciudadana y la economía, la función
latente de actuar como válvula de es cape de las tensiones sociales que se
pueden originar en torno a la incorporación de la juventud al primer
empleo.
5.5. Custodia de la infancia y la juventud
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