Reg. N° 1579.2018 Aisemberg

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Poder Judicial de la Nación

CÁMARA NACIONAL DE CASACIÓN EN LO CRIMINAL Y CORRECCIONAL - SALA 2


CCC 24833/2014/TO1/CNC1 - CFC2

Reg. n° 1579/2018

En la ciudad de Buenos Aires, a los 5 días del mes de diciembre de


2018, se reúne la Sala II de la Cámara Nacional de Casación en lo
Criminal y Correccional de la Capital Federal, integrada por los jueces
Eugenio C. Sarrabayrouse, Daniel Morin y Horacio Días, asistidos por
la secretaria Paula Gorsd, para resolver el recurso de casación
interpuesto por el fiscal general en la presente causa nº CCC
24833/2014/TO1/CNC1, caratulada “Aisemberg, Aaron s/ recurso
de casación”, de la que RESULTA:
I. El 31 de marzo de 2016, el Tribunal Oral en lo
Criminal y Correccional n° 13 de esta ciudad resolvió –en lo que aquí
interesa– absolver a Aaron Aisemberg en orden al delito de
promoción de la prostitución de una menor de edad –fs. 559–.
II. Contra dicha sentencia interpuso recurso de casación
el fiscal general, Julio César Castro (fs. 560/573). El remedio fue
concedido a fs. 574 y la Sala de Turno de esta Cámara le otorgó el
trámite previsto en el art. 465, CPPN (fs. 581).
III. El recurrente fundó sus agravios en el inciso 1° del
art. 456, CPPN. Concretamente, sostuvo que la decisión atacada
mostró una fundamentación aparente al no constituir una derivación
razonada del derecho vigente, configurando así un error in iudicando.
A su vez, planteó que se produjo una afectación a los principios de
inviolabilidad, legalidad, y a todas aquellas garantías de jerarquía
constitucional reconocidas en los arts. 18 y 75 inc. 22, CN con la
incorporación de los tratados de derechos humanos.
En efecto, el fiscal advirtió que los jueces tuvieron por
acreditado el suceso pues a partir de los testigos que concurrieron al
debate se logró probar que el acusado conocía que S. E. S. era menor
de edad. Por ello, cuestionó que los sentenciantes absolvieron al

Fecha de firma: 05/12/2018


Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 1

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imputado sobre la base de que el “cliente” no puede promocionar ni


facilitar la prostitución, prescindiendo de realizar un análisis adecuado
de la acusación formulada por el Ministerio Público Fiscal.
Al respecto, el recurrente criticó que la interpretación
estricta y estática de los conceptos involucrados en el caso efectuada
por el tribunal a quo era una posición anacrónica, desactualizada y
sexista. De este modo, entendió que la sentencia se contrapone al
posicionamiento normativo de nuestro país en materia de derechos
humanos y, en especial, criticó que las citas efectuadas por los
juzgadores eran previas a la reforma constitucional de 1994.
Para el representante del Ministerio Público Fiscal la
conducta del cliente que mantiene relaciones sexuales con una
persona menor de edad a cambio de dinero configura el delito de
promoción y facilitación de la prostitución. Según explicó, la
interpretación propuesta no afecta el principio de legalidad sino que
pretendía modificar el paradigma imperante previo a la reforma de la
ley 25.087. Así, consignó que su postura promovía una lectura
dinámica y evolutiva del tipo penal involucrado, con miras a la
protección integral de los niños, niñas y adolescentes.
En apoyo de su posición, y en relación al sistema integral
de protección de los derechos humanos, así como al denominado
control de convencionalidad, citó jurisprudencia de la Corte IDH en
relación a la interpretación evolutiva y, en particular, los precedentes
“Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala,
“Masacre de Mapirián” y la Opinión Consultiva n° 16/99. De igual
modo, recordó los precedentes de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación “Giroldi”, “Mazzeo” y “Simón”.
En este sentido, mencionó la ley 26.485, la Convención
sobre los Derechos del Niño, la Convención sobre la Eliminación de
Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y el Protocolo
Relativo a la Venta de Niños, la Prostitución Infantil y la Utilización
de los Niños en la Pornografía; en especial, los artículos 1, 2 y 3. Al
Fecha de firma: 05/12/2018
Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
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respecto, recordó que los Estados deben velar por el reconocimiento y


el respeto de los tratados internacionales suscriptos para evitar caer en
responsabilidad internacional o, en su defecto, denunciar el
instrumento.
En ese contexto, reseñó las circunstancias del caso, en
particular, en las que se encontraba la menor involucrada: lejos de su
familia, sin dinero para mantenerse y regresar a la provincia de Salta.
Recordó la recomendación de la CEDAW n° 19 que en su artículo 6
contempla a la pobreza y al desempleo como condicionantes para que
las mujeres ejerzan la prostitución. De igual modo, refirió los
lineamientos de las “100 Reglas de Brasilia” a las que adhirió la Corte
Suprema de Justicia de la Nación a través de la acordada 5/2009 y
que, en concreto, consideran las distintas situaciones de
vulnerabilidad que dificultan el acceso a la justicia.
Por todo ello, entendió que sin perjuicio de que la víctima
no fue objeto de violencia, engaño, intimidación o abuso de una
relación de superioridad, su consentimiento se encontraba
condicionado a partir de una situación preexistente de vulnerabilidad
y entendió que no existían dudas de que no estaba en pie de igualdad
con el imputado. En efecto, el fiscal recordó que era una niña de tan
solo 16 años, que se encontraba en una ciudad desconocida y sola
frente a un hombre de 60 años.
Añadió que la posición adoptada en la sentencia resulta
desacertada porque el verbo promover empleado en el tipo penal
aparece definido como “iniciar o impulsar una cosa o un proceso,
procurando su logro” y facilitar como “hacer fácil o posible la
ejecución de algo o la consecución de un fin”; en consecuencia, no
advirtió razones que avalen una hermenéutica disociada de estos
conceptos de modo de asignarle a dichos términos un alcance más
restrictivo como pretenden los juzgadores.
Al respecto, apuntó que de la figura en cuestión surge que
la acción típica se completa con la promoción o la facilitación de la
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prostitución, por lo que resulta suficiente que el autor ayude o


contribuya, induzca, impulse, etc. porque lo punible no es el ejercicio
en sí de la prostitución sino la actividad del autor tendiente a
introducir ­en el caso de la promoción­, o mantener o intensificar ­en
el caso de la facilitación­ el ejercicio de la prostitución.
Con relación a la edad, explicó que la norma parte del
supuesto de que el consentimiento prestado por el menor a los
requerimientos o facilidades de quienes pretenden su prostitución no
puede ser considerado válido ni encontrarse justificado. Para el
recurrente una chica de 16 años no puede consentir esa actividad ni
tener dominio de la situación frente a una persona que la triplica en
edad, no solo por sus condiciones físicas sino también psicológicas,
sociales, culturales y prácticas.
De este modo, el fiscal entendió que el ofrecimiento de
dinero por un adulto puede considerarse suficientemente influyente
sobre la voluntad de la persona menor de edad para determinarla a
realizar el acto de prostitución solicitado, estimulando o arraigando su
dedicación a dicha actividad. Los verbos típicos no solo comprenden
la conducta dirigida a iniciar al sujeto pasivo en la prostitución, sino
también a aquella destinada al impulso de esa situación y, en efecto, el
cliente la promueve y facilita.
En ese marco, el recurrente sostuvo que la prostitución
infantil debe ser recategorizada como “explotación sexual” y los
clientes no podían ser participantes impunes o receptores pasivos de la
oferta efectuada por otros, pues se desnaturalizaría el papel
fundamental y protagónico de la demanda. La conducta de quien paga
a cambio de obtener una prestación sexual por parte de una menor de
edad, afecta el bien jurídico protegido por la norma, ya que
contribuye a iniciar o mantener en la prostitución de quienes, debido a
su corta edad y a la insuficiente formación y desarrollo de la
personalidad, se encuentran limitados para tomar una decisión libre de
aceptar o rechazar la oferta sexual que se les realiza.
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En el caso concreto, la fiscalía recordó que el acusado


había demandado los servicios de la niña, contribuyó y colaboró a la
existencia de la explotación infantil, se sirvió de esa actividad
pagando a cambio, financió y aportó una decisiva contribución a su
mantenimiento. Fue el imputado quien culminó con el vínculo
iniciado por Rocío Mariel Rivas, completando la acción típica al
comprar el servicio sexual de la menor. Además, ponderó que el
cliente resultaba clave en la dinámica porque sin el no hay actividad
lucrativa de la prostitución infantil.
Desde el plano dogmático entendió que se trató de una
“coautoría sucesiva”; Rivas fue la explotadora sexual quien realizo
una conducta individual (puso a la venta a la menor) y el acusado,
como cliente se incorporó a la organización delictiva (pagó por sus
servicios y se disponía a accederla carnalmente). En síntesis, razonó
que se sumó la fuerza del imputado a la conducta previa de Rivas.
En su defecto, planteó un supuesto de “autoría
concomitante” cuyo concepto emerge de autor individual conforme a
cada uno de los tipos en particular. Desde este punto de vista, el
cliente es quien realiza un aporte esencial sobre los actos ejecutivos y
determina la conducta de la prostitución. Para la fiscalía, Rivas
regenteaba a la niña y necesitó del acusado para perfeccionar su
actividad rentable.
En definitiva, para el recurrente el imputado es coautor
del delito que se le endilga al efectuar el pago para obtener una
contraprestación por parte de la menor.
IV. Se celebró la audiencia prevista por el art. 468,
CPPN, de la que participaron el fiscal Leonardo Filippini, en
representación del Ministerio Público Fiscal, conforme lo establecido
en la Resolución PGN N° 2638, de 28 de agosto de 2015; y el
defensor particular Pedro Pablo Pusineri, según surge del acta de fs.
587. El fiscal sostuvo el recurso interpuesto, mientras que el asistente
de Aisemberg argumentó a favor de la sentencia recurrida.
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Efectuada la deliberación establecida en el art. 469,


CPPN, se arribó a un acuerdo en los términos que a continuación se
exponen.
CONSIDERANDO:
El juez Eugenio C. Sarrabayrouse dijo:
1. De acuerdo con los planteos efectuados por el fiscal
general y la manera en que resolvió el caso el tribunal de la instancia
anterior, la cuestión a resolver –en definitiva– es si la conducta
desarrollada por Aaron Aisemberg puede encuadrarse en el delito de
promoción de la prostitución de una persona menor de edad (art. 125
bis, CP). Al respecto, cabe consignar que la discusión planteada se
refiere exclusivamente a la calificación legal del hecho, en tanto la
cuestión fáctica del caso no ha sido discutida por las partes en esta
instancia (sin perjuicio de la posición de la defensa en cuanto a que su
asistido desconocía que S. podía ser menor de edad, lo que como se
verá fue analizado por el a quo en la sentencia). Se trata entonces de
que este tribunal ejerza la competencia tradicional de la casación, esto
es, la interpretación jurídica del caso, capacidad que no ha sido
discutida por la defensa y surge de lo reglado en los arts. 456, inc. 1º,
458 y 470, CPPN.
Para tratar la cuestión planteada, conviene recordar qué
hecho consideró probado el a quo.
Así, los jueces de mérito consideraron comprobado que:
“…{C}erca de las 16 horas del 25 de abril de {2014}
Aaron AISEMBERG se presentó en el albergue transitorio ,
sito en la calle de esta ciudad, en compañía de
{S. E. S.} –de entonces 16 años de edad­ y solicitó una habitación a la
conserje R C L , quien les designó el cuarto número
13 y les entregó un talón identificatorio. Cuando se encontraban
subiendo la escalera que dirige desde la recepción a las habitaciones
fueron interceptados por el cabo Norberto Daniel Mazars, quien

Fecha de firma: 05/12/2018


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identificó al acusado y recibió de {S.} la información sobre su


minoridad.
“Minutos antes, Aisemberg y {S.} habían tenido contacto
en la vereda de la calle Urquiza entre Moreno y Alsina, oportunidad
en la que acordaron, con la intervención de Rocío Mariel Rivas, un
encuentro sexual entre ambos y la entrega de dinero por parte del
acusado….” . También consideraron probado, a partir de los dichos
del imputado, que el dinero habría sido entregado “…para que
pudieran hacer frente a la deuda que mantenían con el {h}otel donde
se hospedaban y que habían comido en el interior de su automóvil,
descartando expresamente una transacción con contenido económico.
No obstante, en esa misma dirección, reconoció haberle preguntado a
{S.} si estaba enamorada y haber desechado un encuentro sexual
tripartito y sí, en cambio, haber aceptado ir con la nombrada los dos
juntos al albergue transitorio…” (fs. 552vta./553).
Asimismo, el tribunal a quo consideró que el cuadro
probatorio reunido logró desvirtuar “…el posicionamiento del
acusado en el sentido de que desconocía que {S. E. S.} podía ser
menor de edad.” (fs. 556); en efecto, los sentenciantes advirtieron que
“…{s}i bien se carece de un peritaje específico sobre la edad que
evidenciaba {S.} en ese entonces, en contrario se alzan todas las
apreciaciones de los testigos que la vieron y trataron con ella en esa
oportunidad. Recuérdese que el cabo Mazars le solicitó su documento
de identidad porque le pareció que era menor de edad. De no haberlo
creído así no hubiera intentado identificarla y hubiera dejado que la
pareja se dirigiese a la habitación que se le había asignado.” (íd.).
A idéntica solución arribaron los juzgadores con relación
al descargo del acusado, quien en ejercicio de su derecho de defensa,
“…modificó los hechos reconocidos intentando descartar el comercio
sexual, el que, finalmente fue reconocido por su defensor en su
alegato al sostener, entre otras cosas, que ´Aisemberg pagó por un
servicio´”. (fs. 554).

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Para el tribunal a quo esa relación estaba probada,


incluso, más allá del reconocimiento de la defensa. De este modo, los
sentenciantes indicaron que “{l}as reglas de la experiencia y de la
lógica que rigen la sana crítica racional así lo indican. Estamos
frente a un hombre mayor, de buena posición social y económica, que
ingresa a un hotel para parejas acompañado por una joven de
dieciséis años de edad a la que desconocía, oriunda de una provincia
ubicada a mil quinientos kilómetros, sin dinero y perteneciente a un
estrato social y económico más bajo que el del acusado. No hay otra
posibilidad de que hayan ido al hotel distinta de la de tener
relaciones sexuales y tampoco hay otra opción diferente a que esas
relaciones tuvieran su origen en el convenio de un precio.” (fs.
554/554vta.).
Entonces, corresponde determinar si, como pretende el
recurrente, este hecho configura el tipo penal previsto en el art. 125
bis, CP.
2. El tribunal a quo resolvió absolver a Aisemberg
porque entendió que el acusado no promovió ni facilitó la prostitución
de S. E. S., es decir, su conducta era atípica. Según los jueces, la
conducta del imputado “…consistió en acordar sus servicios sexuales
por precio, pero no realizó la conducta descripta en el artículo 125
bis del Código Penal. No la determinó a que se prostituyese, no la
convenció ni la persuadió. Ello no surge de las manifestaciones de la
menor, cuya valoración –se dijo­ adquiere características especiales
ni de los dichos del propio Aisemberg o de los testigos que estaban al
momento de su detención.
“Tampoco facilitó su ejercicio. No le proporcionó el
lugar ni los medios para hacerlo. No sorteó complicaciones para
ello, más bien, todo lo contrario, decidió concurrir a un albergue
transitorio, ubicado a la vuelta de lugar en que la conoció. Pero no
fue él quien le consiguió el hotel ni le allanó ninguna dificultad. El

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Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
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pago del precio no representa una promoción ni una facilitación, que


son conductas diferentes.
“De tal modo que la conducta realizada por Aaron
Aisemberg resulta ser atípica y corresponde su absolución, sin
costas.” (fs. 558/558vta.).
En cuanto a las valoraciones de la fiscalía y sus
referencias a instrumentos internacionales ratificados por el Estado
argentino, los sentenciantes afirmaron que no lograban conmover su
posición. Indicaron que “…{p}or más éticamente reprochable que
pueda resultar la conducta acreditada no puede forzarse el encuadre
legal en la figura pretendida sin incurrir en la violación al principio
constitucional de legalidad.” (fs. 558).
En definitiva, con cita de Soler, Donna, Molinario,
Estrella y Godoy Lemos, De Luca y López Casariego, para los jueces
de mérito “…no es autor de estos delitos el cliente que se relaciona
con la prostituta de manera excepcional o casual, sin perjuicio de que
pudiera conllevar a una contravención que excede los márgenes del
ámbito de aplicación del Derecho Penal.” (fs. 557).
3. Corresponde recordar que el tipo penal previsto en el
art. 125 bis, CP, cuyo alcance se discute en el presente caso, fue
modificado en el 2012 por la ley 26.8421 y quedó redactado de la
siguiente forma: “El que promoviere o facilitare la prostitución de
una persona será penado con prisión de cuatro (4) a seis (6) años de
prisión, aunque mediare el consentimiento de la víctima.”. Las
modificaciones de los capítulos respectivos del CP estuvieron
motivadas, en esencia, por los compromisos internacionales asumidos
por la Argentina.
En efecto, en virtud de diferentes normas internacionales
de derechos humanos, algunas de las cuales ya forman parte de
nuestro derecho interno, y otras que integran el denominado soft law,
nuestro país asumió, entre otros compromisos, la obligación abordar

1
B.O. 27.12.2012.
Fecha de firma: 05/12/2018
Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 9

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el problema de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes.


En este sentido, cabe apuntar en primer término que el art. 34 de la
Convención de Derechos del Niño (CDN)2 dispone que los Estados
partes adoptarán todas las medidas adecuadas para proteger al niño
contra todas las formas de explotación y abuso sexuales. Asimismo,
del deber de prevención de los arts. 34 y 35, CDN, surge la
consiguiente obligación de los Estados de penalizar, en concreto, la
incitación o coacción para conseguir que un niño se dedique a
cualquier actividad sexual ilegal, así como también la explotación de
niños en la prostitución u otras prácticas sexuales ilegales.
Por otra parte, en el preámbulo del Protocolo Facultativo
de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de
niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la
pornografía3 se destaca la necesidad de promover actividades de
sensibilización tendientes a reducir la demanda que fomenta, entre
otras actividades, la prostitución infantil. Esta referencia se refuerza
mediante los arts. 1 y 3, donde se establece la obligación específica de
los Estados parte de prohibir y tipificar como delito la prostitución
infantil. En especial, son relevantes los arts. 3, párr. 2 y 3, párr. 3,
referidos a la tentativa de realizar esos hechos y su participación en
ellos, así como la obligación del Estado de castigar esos delitos con
penas adecuadas a su gravedad, respectivamente.
Asimismo, el Convenio sobre las Peores Formas de
Trabajo Infantil de la Organización Internacional del Trabajo4 también
prevé en su art. 7 el establecimiento y la aplicación de sanciones
penales para prohibir y eliminar las peores formas de trabajo infantil.
Además, el Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de
Personas, especialmente mujeres y niños, que complementa la

Aprobada por ley n° 23.849, sancionada el 27.09.1990, promulgada el 16.10.1990 y


2

publicada en el B.O. 22.10.1990. Con jerarquía constitucional, art. 75, inc. 22.
3
Aprobado por ley n° 25.763, sancionada el 23.07.2003, promulgada el 22.08.2003 y
publicada en el B.O. 25.08.2003.
4
Aprobado por ley n° 25.255, sancionada el 07.06.2000, promulgada el 20.07.2000 y
publicada en el B.O. 26.07.2000.
Fecha de firma: 05/12/2018
Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 10

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Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia


Organizada Transnacional5, en su art. 9, párr. 5 dispone que los
Estados parte deberán adoptar o reforzar las medidas legislativas y de
otra índole para desalentar la demanda que promueve todas las formas
de explotación de personas, especialmente de mujeres y niños, y que
da lugar a la trata.
En otro orden, la Declaración de la reunión realizada en
Estocolmo con motivo del Congreso Mundial contra la Explotación
Sexual Comercial de los Niños, del 24 de agosto de 1996, estableció
que “{l}a explotación sexual comercial de los niños es una violación
fundamental de los derechos del niño. Esta comprende el abuso
sexual por adultos y la remuneración en metálico o en especie al niño
o niña y a una tercera persona o varias. El niño es tratado como un
objeto sexual y una mercancía. La explotación sexual comercial de
los niños constituye una forma de coerción y violencia contra los
niños, que puede implicar el trabajo forzoso y formas
contemporáneas de esclavitud.”
En ese marco, el informe de la Relatora Especial sobre la
venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la
pornografía correspondiente a 20156 elaboró un estudio en el que se
estableció un modelo teórico basado en tres niveles de demanda: el
inmediato, el intermedio y el subyacente, con el fin de facilitar la
inclusión y clasificación de todas las personas implicadas en la
explotación sexual de niños por el lado de la demanda. Justamente, el
nivel inmediato de la demanda que promueve la explotación sexual de
niños abarca a “…las personas que explotan directamente a los niños,
como las que compran actos sexuales con niños o material sobre
abusos sexuales a niños.”7.

Aprobados por ley n° 25.632, sancionada el 01.08.2002, promulgada el 29.08.2002 y


5

publicada en el B.O. 30.08.2002.


6
Presentado en virtud de lo dispuesto en las resoluciones del Consejo de Derechos
Humanos 7/13 y 25/6, cfr. A/HRC/31/58.
7
Cfr. A/HRC/31/58, p. 7.
Fecha de firma: 05/12/2018
Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 11

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Por ello, con el fin de erradicar la explotación sexual de


niños la Relatora Especial recomendó a los Estados que “…centren su
atención en la demanda y establezcan amplias estrategias tendentes a
reducirla.”8. A tales efectos, sugirió a todos los Estados que adopten,
entre otras, las medidas siguientes: “{s}e aseguren de que los marcos
jurídicos aborden específicamente la demanda que fomenta la
explotación sexual estableciendo orientaciones claras sobre las
sanciones acordes con la gravedad del delito;” y “{d}ispongan que
los procedimientos penales contra los autores de los delitos puedan
incoarse siempre de oficio…”9.
A nivel regional, también existen diversos instrumentos
que prevén obligaciones de prevención y prohibición de la
explotación sexual de niños y entrañan por ende la sanción de los
autores. En este sentido, puede destacarse la Declaración de Río de
Janeiro y Llamado a la Acción para prevenir y detener la explotación
sexual de niños, niñas y adolescentes que, con respecto a la
explotación sexual de este grupo de interés mediante la prostitución,
urgió a los Estados a que: “{a}borden la demanda que lleva a la
prostitución de niños y conviertan la adquisición de sexo o cualquier
forma de transacción para obtener servicios sexuales de un niño en
una transacción delictiva penada por la ley, incluso cuando el adulto
desconozca la edad del niño.”.
5. El cuadro descripto obliga a analizar desde otra
perspectiva las reglas penales en juego, para lo cual, no puede pasarse
por alto el contexto en que el art. 125 bis, CP, fue sancionado. Es
decir, que la visión tradicional sobre la participación del cliente en un
supuesto de prostitución de menores debe ser reexaminada desde la
perspectiva reseñada. En este sentido, la sola mención a lo que la
doctrina ha dicho hasta el presente es insuficiente: se trata de un
argumento de autoridad que debe ser confrontado con los planteos

8
Cfr. A/HRC/31/58, p. 22.
9
Íd.
Fecha de firma: 05/12/2018
Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 12

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efectuados por la parte recurrente, para así establecer si superan ese


test.
Por lo demás, cabe destacar que esta serie de
instrumentos internacionales también impactaron tanto en la
legislación como en la jurisprudencia de otros países.
Así, Suecia en 1999 promulgó la ley sobre compra de
servicios sexuales10; mientras que Noruega11 o Islandia12, han
cambiado radicalmente su visión de la compra y venta de servicios
sexuales, criminalizando al comprador bajo lo que se denominó el
Modelo Nórdico. Sin embargo, incluso países que contaban con una
norma similar a nuestro art. 125 bis, CP, como es el caso de España13,
han seguido este camino cuando el sujeto pasivo es una persona
menor de edad.
Así, el 12 de febrero de 1999, el Pleno no jurisdiccional
de la Sala Segunda del Tribunal Supremo de España con relación a la
interpretación del art. 187.1º, CP (1995), unificó la interpretación en
relación con los supuestos de prostitución con menores. En efecto, el
Tribunal Supremo aprobó la siguiente propuesta interpretativa:
“{d}ebe examinarse en cada caso, atendiendo a la reiteración de los
actos y a la edad más o menos temprana del menor, si las actuaciones
de los "clientes" inducen o favorecen el mantenimiento del menor en
la situación de prostitución. En este sentido, en los casos de
prostitución infantil, jóvenes de 13, 14 o 15 años, ha de considerarse
ordinariamente la relación sexual mediante precio como punible, con
independencia de que el menor ya hubiese practicado la prostitución

10
Esta norma fue sustituida en el año 2005 por una nueva dispositiva penal relativa a la
compra de servicios sexuales (cap. 6, art. 11 del Código Penal sueco). Al respecto, Claude KAJSA,
Con la mira en el cliente de servicios sexuales. El ejemplo sueco: combate contra la prostitución y
la trata de personas atacando la raíz del mal, 2010, Solna, p. 11.
11
Se aprobó el 1 de enero de 2009 una ley que criminaliza la compra de servicios
sexuales, con la misma escala de sanciones que la ley sueca.
12
En 2009 se criminalizó la compra de servicios sexuales, la pena puede variar de multa a
pena de prisión máxima de un año.
13
Artículo 187.1, CP español de 1995: “El que induzca, promueva, favorezca o facilite la
prostitución de una persona menor de edad o incapaz, será castigado con las penas de prisión de
uno a cuatro años y multa de doce a veinticuatro meses.”
Fecha de firma: 05/12/2018
Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 13

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con anterioridad, pues a esa edad tan temprana, el ofrecimiento de


dinero por un adulto puede considerarse suficientemente influyente
para determinar al menor a realizar el acto de prostitución
solicitado". Tal acuerdo, similar en algún punto a los fallos plenarios
de nuestro sistema, completa la interpretación de la regla mencionada.
Con posterioridad, el Tribunal Supremo a través de la
sentencia STS 2342/1999 del 7 de abril sostuvo que "…debe
examinarse en cada caso (atendiendo a la reiteración y
circunstancias de los actos y a la edad más o menos temprana del
menor) si las actuaciones de los ‘clientes’ inducen o favorecen el
mantenimiento del menor en la situación de prostitución. En este
sentido en los casos de prostitución infantil (joven de 15 ó menos
años de edad), ha de considerarse ordinariamente la relación sexual
mediante precio como acción de inducción o favorecimiento
subsumible en el art. 187.1º , máxime cuando se trata de relaciones
reiteradas, con independencia de que el menor ya hubiese practicado
la prostitución con anterioridad, pues a esa edad tan temprana el
ofrecimiento de dinero por un adulto puede considerarse
suficientemente influyente sobre la voluntad del menor para
determinarlo a realizar el acto de prostitución solicitado,
estimulando y arraigando su dedicación a dicha actividad".
El mismo tribunal en la sentencia STS 1263/2006 de 22
de diciembre, también consideró relevante el dato de la reiteración a
cambio de dinero, concebido no ya como premio sino como
retribución previamente convenida, porque entonces "debe valorarse
ordinariamente como constitutiva de actos que inducen al menor a la
prostitución, o al menos favorecen esa dedicación, en cuanto que
para su escasa edad le sitúan ante la posibilidad efectiva de obtener
un beneficio económico mediante el intercambio de sexo por dinero,
con la consiguiente afectación de su dignidad personal y del
desarrollo libre y completo de la faceta de su sexualidad como
persona".

Fecha de firma: 05/12/2018


Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 14

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En el ámbito nacional, la Sala V de la Cámara Nacional


en lo Criminal y Correccional, con el voto de los jueces Rodolfo
Pociello Argerich, María Laura Garrigós de Rébori y Mirta L. López
González, en la causa “M., P. A." del 1 de junio de 200914 entendió
que los hechos investigados en ese caso debían ser subsumidos en la
figura prevista en el art. 125 bis, CP15 que ­conforme la regulación
anterior­ sancionaba la promoción o facilitación de la prostitución de
menores de dieciocho años, con o sin consentimiento de éstos, “…
siendo suficiente para conformar el tipo penal que la acción delictiva
promueva o facilite la prostitución del menor, dado que la ley parte
del supuesto de que el consentimiento prestado por el menor a los
requerimientos o facilidades de quienes pretenden su prostitución no
puede ser considerado válido ni justificar jurídicamente la conducta
de aquéllos. Al respecto debe señalarse que en el presente caso, la
condición de menor de G. fue conocida ­desde el comienzo­ por el
imputado, toda vez que al prestar declaración indagatoria éste refirió
que el menor le manifestó que tenía 17 años y su letrada, en la
audiencia celebrada con motivo de la apelación aquí examinada,
manifestó que su asistido le indicó que el menor contaba con 15 años
de edad.
“Asimismo, la existencia o no de consentimiento por
parte del menor para la realización del acto sexual no tiene
relevancia en autos pues, justamente, por la condición de menores
cuentan con limitada capacidad de conocimiento y voluntad y
carecen de la plena facultad de autodeterminación que caracteriza a
los adultos.

Cfr. Sup. Penal 2009 (setiembre), 75 ­ LA LEY2009­E, 525, AR/JUR/16357/2009.


14

15
Conforme la redacción del art. 125 bis, CP previa a la reforma del año 2012, que
establecía: “El que promoviere o facilitare la prostitución de menores de dieciocho años, aunque
mediare el consentimiento de la víctima será reprimido con reclusión o prisión de cuatro a diez
años. La pena será de seis a quince años de reclusión o prisión cuando la víctima fuera menor de
trece años. Cualquiera que fuese la edad de la víctima, la pena será de reclusión o prisión de diez
a quince años, cuando mediare engaño, violencia, amenaza, abuso de autoridad o cualquier otro
medio de intimidación o coerción, como también, si el autor fuera ascendiente, cónyuge,
hermano, tutor o persona conviviente o encargada de su educación o guarda.” (artículo
incorporado por art. 6° de la Ley N° 25.087 B.O. 14/5/1999).
Fecha de firma: 05/12/2018
Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 15

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“El mentado tipo penal protege tanto las conductas que


inicien al menor en la prostitución como aquellas que promuevan o
faciliten el mantenimiento de éste en su ejercicio, pues se tiene
presente que a esa edad tan temprana, el ofrecimiento de dinero por
un adulto puede considerarse suficientemente influyente sobre la
voluntad del menor, para determinarlo a realizar el acto de
prostitución solicitado, estimulando o arraigando su dedicación a
dicha actividad.
“Y si alguna duda cabe, tal como reiteradamente lo ha
sostenido la jurisprudencia y doctrina, en que el tipo penal también
corresponde al consumidor de sexo, podemos afirmar en este
supuesto que nos obligan los diferentes convenios y protocolos a los
que el estado argentino adhirió, alguno de ellos con rango
constitucional (Convención Sobre los Derechos del Niño) que obligan
a los jueces, en tanto órganos del Estado, a una relectura de la
legislación nacional a la luz del texto y los principios consagrados en
los Tratados de Derechos Humanos, bajo pena, en caso de
ignorarlos, de hacer incurrir al Estado en responsabilidad
internacional.
“Por otra parte, si bien es cierto que la doctrina más
difundida no considera que el tipo se refiere a la conducta del cliente,
esta interpretación, propia de alguna concepción de la realidad muy
tradicional, no integra la garantía del principio de legalidad y,
consecuentemente, no obliga a este tribunal.
“En esa dirección el compromiso asumido a erradicar la
prostitución infantil haciendo frente a todos los factores que
contribuyen a ello, con el comportamiento sexual irresponsable de los
adultos, con prácticas tradicionales nocivas (ver fundamentos de
Protocolo relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la
utilización de los niños en pornografía, Ley 25763) se encuentra en
consonancia con la reforma al Código Penal que incorpora
expresamente la figura del art. 125 bis respecto de todos los menores

Fecha de firma: 05/12/2018


Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 16

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de 18 años, sin ningún tipo de elemento en la tipicidad que


condicione la conducta a los fines de su punición.
“En este sentido se ha dicho: ´No debe perderse de vista
que subyace el concepto de explotación de menores que no están en
las mismas condiciones que los adultos para resistir las exigencias
que se les imponen y que, mediante estas prácticas sufren al mismo
tiempo daños psíquicos muchas veces irreversibles. Se trata del
sometimiento de un conjunto de libertades, como las de aguardar
cierta madurez para elegir con quién y de qué modo mantener
relaciones sexuales.´ (Código Penal y normas complementarias.
Análisis doctrina y jurisprudencial Tº 4.­ Baigún, Zaffaroni, Arts.
125/125 bis, Javier De Luca­ Julio c. 36.933 "M., P. A. s/ violación
con fuerza o intimidación" ­Procesamiento­ Inst.6/118 ­ Sala V/08.­
E. López Casariego. Pág. 610, Ed. Hammurabi).­
“Sostener entonces que aquel que consume sexo infantil
se encuentra fuera de cualquier reproche penal es a nuestro criterio
equivocado, por cuanto con esa conducta claramente se promueve la
prostitución como lo exige el tipo. El imputado ha realizado actos en
ese sentido al aceptar, desde su condición de adulto, los servicios
sexuales de un menor, al que se debe tender a apartar de dichos
comportamientos y en esa dirección la Constitución Nacional se
torna operativa para integración del tipo en cuestión".
En ese mismo sentido, corresponde citar otro precedente
de la Sala IV de la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional, de
fecha 11 de mayo de 2010 autos “R., C. R.”, con el voto de los jueces
Alberto Seijas y Carlos Alberto González.
Por su parte, Sala I de la entonces Cámara Nacional de
Casación Penal con el voto del juez Raúl R. Madueño, al que
adhirieron los jueces Luís María Cabral y Mariano H. Borinsky, en el
precedente “Peña, Hugo César; R., M. P.; S., D. D.; Valdez, Osvaldo
Aníbal y Pampin, Alberto Eduardo” de fecha 21 de diciembre de

Fecha de firma: 05/12/2018


Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 17

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201116 indicó que “…el verbo típico promover, cuya realización se


atribuye a los encartados (…) no sólo comprende la conducta
dirigida a iniciar al sujeto pasivo en la prostitución sino también toda
aquella dirigida al impulso de esa situación. El verbo promover
empleado en el tipo aparece definido como "iniciar o impulsar una
cosa o un proceso, procurando su logro" (cfr. Diccionario de la
lengua española de la Real Academia Español, Vigésima segunda
edición) y no advierto razones que avalen una hermenéutica
disociada de ese concepto de modo de asignarle al término
"promover" un alcance más restrictivo. Además de las razones de
exégesis que sustentan esta interpretación, el criterio guarda
coherencia con el Protocolo facultativo de la Convención sobre los
Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución
infantil y la utilización de niños en la pornografía, ratificado por
nuestro país el 25 de septiembre de 2003, cuyo art. 3.1.b) establece
que "todo Estado Parte adoptará medidas para que, como mínimo,
los actos y actividades que a continuación se enumeran queden
íntegramente comprendidos en su legislación penal, tanto si se han
cometido dentro como fuera de sus fronteras, o si se han perpetrado
individual o colectivamente: La oferta, posesión, adquisición o
entrega de un niño con fines de prostitución, en el sentido en que se
define en el artículo 2; (por prostitución infantil se entiende la
utilización de un niño en actividades sexuales a cambio de
remuneración o de cualquier otra retribución)".
6. La cuestión pasa, entonces, por determinar si aquellos
sujetos que compran actos sexuales con personas menores de edad en
los términos del art. 125 bis, CP promueven o facilitan su prostitución
y, en particular, si este tipo penal resulta aplicable al caso en concreto.
En este sentido, y en relación con la doctrina citada en la sentencia
cuestionada, el punto central pasa por establecer si es posible sostener
aquella lectura tradicional del ejercicio de la prostitución y los

16
AR/JUR/81909/2011.
Fecha de firma: 05/12/2018
Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 18

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clientes, cuando en esa actividad interviene, como sujeto pasivo, una


persona menor de edad.
El verbo típico promover incluye tanto la generación en
el menor de la idea del ejercicio de la prostitución, como el impulso a
alcanzar un mayor grado de ese estado o la persuasión para no
abandonarlo17. En efecto, para la Real Academia Española el verbo
promover puede ser definido como “Impulsar el desarrollo o la
realización de algo.”18. Mientras que facilita quien coloca a
disposición del menor la oportunidad o los medios para que el sujeto
pasivo pueda concretar el ejercicio de la actividad 19. Por lo tanto,
atendiendo a las características del caso, lo que deberá analizarse es si
la conducta llevada adelante por Aisemberg puede ser encuadrada en
los términos de la promoción de la prostitución.
Ahora bien, y de acuerdo con lo planteado por la fiscalía,
el alcance de los verbos típicos citados no puede sustraerse de los
compromisos internacionales ­enumerados en el punto 4 de este voto­
que fueron suscriptos por nuestro país, sin que esto signifique, en
modo alguno, la violación del principio de legalidad. Y en este
aspecto se debe ser claro: no se trata de que rija una imposición del
derecho internacional por fuera de lo que dispone nuestro
ordenamiento legal, sino de la manera de interpretar correctamente las
reformas legislativas realizadas en sintonía con los compromisos
asumidos. Se trata, de establecer la intención del legislador al
introducir nuevos tipos penales.20
17
Cfr. Javier DE LUCA y Julio LÓPEZ CASARIEGO, en Eugenio R. ZAFFARONI /
David BAIGÚN (Directores), Código Penal de la Nación, t. 4, Hammurabi, Buenos Aires, 2009,
p. 611 y ss. En igual sentido, Edgardo Alberto DONNA, Delitos contra la integridad sexual,
Rubinzal – Culzoni, Buenos Aires, 2da. edición, p. 152.
18
Cfr. http://www.rae.es/.
19
Cfr. Javier DE LUCA y Julio LÓPEZ CASARIEGO, en Eugenio R. ZAFFARONI /
David BAIGÚN (Directores), Código Penal de la Nación, t. 4, Hammurabi, Buenos Aires, 2009,
p. 611 y ss. En igual sentido, Andrés José D'ALESSIO, Director, Código Penal. Comentado y
anotado, parte especial, La Ley, Buenos Aires, 2da. edición, art. 125 bis, CP, p. 195.
20
Al respecto, Agustina Iglesias SKULJ explica “{l}a pregunta que resta es si con el art.
125 bis quiere prohibirse la compra de servicios sexuales, porque tal y como se encuentra
redactada la norma podría interpretarse que el cliente es autor de la conducta típica del art. 125
bis. Esta afirmación puede fundamentarse si se toma en cuenta la participación de grupos
feministas abolicionistas en los debates de esta ley que solicitaban la criminalización del cliente
Fecha de firma: 05/12/2018
Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 19

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En este punto, no debe olvidarse que los niños por sus


condiciones particulares se encuentran expuestos a diferentes tipos de
riesgos, según su edad y su desarrollo. La vulnerabilidad del menor,
entonces, dependerá del grado de exposición al riesgo y de su
capacidad de resistencia; de la situación en la que se encuentre y,
sobre todo, de su entorno inmediato y del contexto más amplio en que
se sitúa. Así, entre los factores que potencian la posibilidad de ser
explotados se han mencionado: el debilitamiento del núcleo familiar;
las dificultades económicas; la situación de migración, entre otros.
Todos esos elementos son interdependientes entre sí.21
En el caso, el tribunal de mérito consideró probado que
la menor: 1) contaba con 16 años de edad al momento del hecho, 2)
era oriunda de la provincia de Salta, 3) tenía varios hermanos 4) su tío
y su madre sufrían problemas de adicción a las drogas, 5) era
mantenida por su abuelastro, y 6) había llegado por primera vez a
Buenos Aires para pasar el fin de semana largo (fs. 553/553vta.). En
efecto, tal como se desprendió del testimonio de Estefanía Flavia
Lewczuk, psicóloga del Programa Nacional de Rescate y
Acompañamiento de las personas damnificadas por el delito de trata
del Ministerio de Justicia de Derechos Humanos de la Nación, quien
se entrevistó con ella, la joven hizo referencia a “su hermana” R ,
de veinte años de edad, con la que iba a ir a pasear por la ciudad,
quien ya había venido a Buenos Aires y había trabajado en el local
“Cocodrilo” (cfr. fs. 553 de la sentencia).
Incluso, a partir del relato de la joven, en la sentencia se
consignó que la psicóloga advirtió algunos indicadores de
vulnerabilidad, entre los cuales destacó: 1) los problemas familiares;
2) la actividad laboral desde los ocho años de edad para alimentar a

de la prostitución como una medida para combatir la trata de personas.” Cfr. autora citada, La
trata de mujeres con fines de explotación sexual, ediciones Didot, Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, 2014, p. 275.
21
Cfr. el informe de la Relatora Especial sobre la venta de niños, la prostitución infantil y
la utilización de niños en la pornografía sobre las estrategias de prevención eficaces para combatir
la venta y la explotación sexual de los niños (A/68/275).
Fecha de firma: 05/12/2018
Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 20

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sus hermanos más chicos; 3) el cursado de la escuela secundaria al


tiempo que ya desarrollaba actividades laborales como relacionista
pública de boliches de la provincia de Salta; 4) un vínculo de
referencia con una joven de veinte años de edad; 5) la carencia de
vínculos en Buenos Aires; 6) la falta de dinero; y 7) la creencia en un
mundo utópico, propio de una adolescente, que tiende a exponerse a
situaciones de riesgo pensando que no le va a pasar nada (fs. 553vta.).
A todo ello se suma que, conforme destacó el tribunal a quo, del
descargo de Aisemberg surgió que la joven mantenía una deuda con el
hotel donde se alojaba en la ciudad y que “habían comido en el
interior de su automóvil” (fs. 553).
Frente a ese cuadro probatorio, puede inferirse que en el
contexto en el que se encontraba S. la conducta de Aisemberg y, en
particular, el ofrecimiento de dinero, era suficiente para promover a la
menor a realizar el acto de prostitución. En este aspecto, no debe
perderse de vista que tal como se indicó los niños, niñas y
adolescentes no se encuentran en las mismas condiciones que las
personas adultas para poder consentir y aceptar este tipo de actos.
No se trata como plantea el tribunal a quo de forzar el
encuadre legal de la figura y, en consecuencia, violar el principio de
legalidad, sino tan solo de apartarse de la posición de la doctrina
tradicional que excluye del tipo penal a la persona que demanda el
acto sexual, doctrina formulada en otro marco jurídico y social. En
este sentido, las opiniones citadas de Sebastián Soler22, Alfredo J.
Molinario23, Oscar Alberto Estrella y Roberto Godoy Lemos24,
Edgardo Alberto Donna25, Javier A. De Luca y Julio López

Cfr. autor citado, Derecho Penal Argentino, t. 3, Tea, Buenos Aires, 9° reimpresión
22

1983 y 10° reimpresión 1992.


23
Cfr. autor citado, Los Delitos, t. 1, Tea, Buenos Aires, 1° reimpresión, actualizado por
Eduardo AGUIRRE OBARRIO, 1996.
24
Cfr. autores citados, Código Penal, Parte especial de los delitos en particular, t. 1,
Hammurabi, Buenos Aires, 2° edición, 2007.
25
Cfr. autor citado, Delitos contra la integridad sexual, Rubinzal Culzoni, 2° edición,
2002.
Fecha de firma: 05/12/2018
Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 21

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Casariego26 fueron expresadas en otro contexto (y, puntualmente,


previo a la reforma de la ley 26.842).
Asimismo, con relación al tema objeto de estudio
sostiene Soler que “{e}s muy importante tener presente que el hecho
central consiste en promover o facilitar la prostitución: el acto
incriminado no es el de tener acceso carnal; por eso, no es punible el
sujeto que, como cliente, tiene trato con la prostituta. Tampoco
constituyen esas acciones una forma de participación en los actos
sexuales, sino una forma autónoma de delincuencia”27. De igual
modo, Estrella y Lemos consideran que “{l}a conducta típica consiste
en promover o facilitar la prostitución como un estado, más o menos
permanente, y no un acto sexual aislado, aun por precio. Tampoco le
alcanza la punibilidad al cliente que tiene relaciones con la
prostituta, pues éste no promueve o facilita nada, sólo tiene acceso o
contacto sexual con la prostituta.” 28. Con cita de Soler, De Luca y
López Casariego entienden que “{f}acilita quien coloca a disposición
del menor la oportunidad o los medios para que el sujeto pasivo se
prostituya. Así resultarán acciones facilitadoras la colaboración con
publicidad del negocio, la captación de clientes o la provisión del
lugar para el ejercicio de la actividad. En cambio, no lo será la
conducta del sujeto que, como cliente, tiene trato con la prostituta. En
efecto, como para prostituirse se necesitan dos personas, la que
cobra y la que paga, el que facilita o promueve la prostitución no
puede ser uno de esos dos, porque de otro modo se llegaría a la
absurda conclusión de que la prostituta también facilita y promueve
su propia prostitución. Desde el punto de vista del cliente, éste no
facilita o promueve la prostitución, sino que es requisito necesario de

26
Cfr. autores citados, Delitos contra la integridad sexual, Hammurabi, Buenos Aires, 1°
edición, 2009.
27
Cfr. autor citado, Derecho Penal Argentino, op. cit., 9° reimpresión 1983 y 10°
reimpresión 1992, p. 316­317 y 345, respectivamente.
28
Cfr. autores citados, Código Penal, Parte especial de los delitos en particular, t. 1, op.
cit., ps. 502­503.
Fecha de firma: 05/12/2018
Firmado por: HORACIO L. DIAS,
Firmado por: EUGENIO C. SARRABAYROUSE
Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 22

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un acto de prostitución. La prostitución es una relación, nadie


adquiere ese estado en soledad.”29.
Por su parte, Donna al analizar la prostitución de menores
considera que “{n}o es alcanzado por la norma el cliente que tiene
relaciones con la menor, ya que él no facilita la prostitución, sino que
realiza propiamente el acto, para el cual los otros lo facilitaron,
como ser dar una habitación, etc.”30. Mientras que Molinario en el
estudio del delito de promoción o la facilitación de la corrupción de
menores sostiene que “…actos como el acceso carnal, o ciertos
tocamientos lascivos –constitutivos de violación, de estupro o de
abuso deshonesto, como ya estudiamos­ son acciones directas, es
decir entre delincuente y víctima: no quedan comprendidas en
facilitar ni promover la corrupción o la prostitución. Ya lo enseñó
Carrara, en una de las partes de su notable Programma. Se ocupa, en
primer lugar, del caso de un concurrente a una casa de tolerancia,
acusado de participar en favorecimiento de la prostitución. Explica
en qué consiste el sofisma de esa proposición. Como es sabido, la
prostitución no es un delito, de donde queda al margen de la ley
penal la relación entre la prostituta y su cliente. Y explica que la
incitación, la promoción o el favorecimiento, son todas, acciones de
un tercero. Es un tercero que favorece la prostitución de una
persona. ¿Por qué razón ese tercero promueve o favorece? Casi
siempre ello ocurrirá porque busca lucrar de alguna manera. Pero
puede tratarse de algún interés diferente, sea el afán de complacer o
el de degradar, por ejemplo. Carrara sostiene que la lascivia del
cliente podrá censurarse, pero se trata de una acción de muy
diferente carácter que la del tercero, mucho más reprobable.” 31.
Una lectura detenida de las transcripciones efectuadas
permite evidenciar que las posiciones de los distintos autores se
estructuran desde la perspectiva del adulto, sin atender debidamente a

29
Cfr. autores citados, Delitos contra la integridad sexual, op. cit., ps. 162­163.
30
Cfr. autor citado, Delitos contra la integridad sexual, op. cit., p. 152.
31
Cfr. autor citado, Los Delitos, t. 1, Tea, Buenos Aires, 1° reimpresión, 1996, p. 469­470.
Fecha de firma: 05/12/2018
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Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 23

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las particularidades derivadas del aprovechamiento que él realiza de la


situación de una adolescente en una particular situación de
vulnerabilidad. El tribunal a quo, por su parte, omite responder este
punto, que era central para resolver el caso. Asimismo, de la
argumentación desplegada por los jueces de mérito surge que no
desconocen el carácter disvalioso del hecho acreditado: así debe
entenderse lo resumido en el punto 2, en cuanto afirmaron el reproche
ético que cabía formular a la conducta de Aisemberg; sin embargo, no
se trata de una conducta comprendida por el art. 19, CN, sino que
además de su disvalor moral, está abarcada por el tipo penal del art.
125 bis, CP.
Al respecto, cabe destacar que el tribunal a quo no
desarrolló argumentos convincentes para sostener su posición y
rechazar la interpretación propuesta por la fiscalía. En este sentido, no
puede pasarse por alto que el significado mismo de las palabras se
modifica con el tiempo y nuevas o diversas valoraciones sociales se
incorporan en su interpretación. El punto es establecer si esa nueva
hermenéutica se ajusta al marco de las posibles, esto es, si hay buenas
razones para sostenerla. Y aquí la evolución del derecho internacional,
receptada por nuestro ordenamiento, ofrece buenos motivos para
sostener la interpretación señalada, sin que se vulnere el principio de
legalidad. Básicamente, porque no puede considerarse el cuerpo de los
niños como si fuera algo que se puede comprar y vender, esto es,
como una mercancía. Pero, además, se suma un elemento
trascendente: la calificación jurídica que el tribunal a quo hace de la
conducta de Aisemberg como mero “cliente” y según su apoyo en la
doctrina mencionada, se trata de un comportamiento “neutral”, en el
sentido que se limitó a pagar por servicios sexuales “contratados”
entre personas que se encontraban en un pie de igualdad. Sin
embargo, esta subsunción jurídica del caso deja de lado, justamente,
las circunstancias del hecho que el mismo tribunal consideró probado:
la intervención de una tercera persona para “pactar” el encuentro
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sexual (Roció Mariel Rivas); el dinero entregado por el imputado


tenía por finalidad pagar la deuda que ambas mantenían con el hotel
donde se alojaban; que comieron dentro del automóvil y que el
imputado había descartado un móvil económico. A lo que se suman
otras circunstancias de vulnerabilidad previas que el propio tribunal se
encargó de precisar, en particular: que S. era una joven oriunda del
interior del país, proveniente de un círculo familiar con problemas
vinculados a las drogas, y que era la primera vez que viajaba a esta
ciudad.
En definitiva, afirmar que aquel que demanda el acto
sexual de una persona menor de edad, en las circunstancias del
presente, se encuentra fuera de cualquier reproche penal y bajo
cualquier circunstancia desempeña un papel neutral constituye una
errónea interpretación de la ley sustantiva, toda vez que en virtud de
las condiciones del caso reseñadas, el imputado promovió la
prostitución de la joven involucrada, en los términos del art. 125 bis,
CP.
De igual modo, tampoco puede descartarse ­como afirma
el tribunal a quo­ la hipótesis de la promoción de la prostitución si no
se acredita una habitualidad en su ejercicio, pues las características de
una persona menor de edad hace que el tipo penal pueda consumarse
aún con la producción de un único acontecimiento. En efecto, el
ofrecimiento de dinero por parte de un adulto puede considerarse
suficientemente influyente para determinarlo a realizar el acto de
prostitución y, en consecuencia, para vulnerar su libre y completo
desarrollo de la faceta de su sexualidad.
Cabe señalar que la calificación propuesta para resolver
el caso se limita a lo planteado por la fiscalía en tanto se entiende que,
por las circunstancias del caso descriptas y, en particular, al haberse
presentado un abuso de una situación de vulnerabilidad en la que se
encontraba la víctima menor de edad, la conducta desplegada por
Aisemberg resulta constitutiva del delito previsto en el art. 126, CP.
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Sin embargo, frente a la acusación efectuada por el representante del


Ministerio Público Fiscal, se encuentra vedado a esta Sala modificar
la calificación legal en tanto implicaría violar los límites que impone
la prohibición de la reformatio in pejus. Por esa razón, cabe encuadrar
el accionar del acusado en los términos del art. 125 bis, CP.
Por último, no puede dejar de señalarse que la
prostitución es un tema muy complejo y ambiguo, por lo cual, las
respuestas que brinda la sociedad en general como los poderes
públicos en particular también son complicadas. Sin embargo, más
allá de los diferentes enfoques que puede recibir, esto es, su
tratamiento en las sociedades al menos formalmente igualitarias que
fluctúa entre la abolición, la reglamentación y la prohibición, lo cierto
es que no es tolerable en ninguno de esos supuestos la prostitución
infantil o de menores, como lo resaltó la fiscalía en su presentación en
la audiencia reseñada en el punto IV. 32
7. En virtud de lo expuesto, se propone al acuerdo hacer
lugar al recurso presentado por la fiscalía, casar el punto II de la
sentencia recurrida y condenar a Aaron Aisemberg en orden al delito
de promoción de la prostitución (arts. 125 bis, CP y 456 inc. 1º, 470,
530 y 531, CPPN).
8. Asimismo, y en virtud de las particularidades del caso
se propone reenviar la causa al tribunal de origen para que, previa
realización de una audiencia entre las partes, fije la pena que
corresponde según los parámetros establecidos en los arts. 40 y 41,
CP.
El juez Horacio L. Días dijo:
Adhiero por los mismos fundamentos al voto del juez
Sarrabayrouse.

Sobre este tema, véase María Ángeles Santos Pérez, Visibilización de la prostitución
32

como una manifestación más de la violencia de género, en Ángela Figueruelo Burrieza / Marta del
Pozo Pérez (dirs.), Cambio de paradigma en la prevención y erradicación de la violencia de
género, Comares, Granada, 2017, ps. 71 y sigs., en particular, p. 77.
Fecha de firma: 05/12/2018
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Firmado(ante mi) por: PAULA GORSD, Secretaria de Cámara 26

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En virtud del acuerdo que antecede, la Sala II de la


Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional de la
Capital Federal, RESUELVE:
HACER LUGAR al recurso interpuesto por la fiscalía a
fs. 560/573, CASAR el punto II de la sentencia recurrida,
CONDENAR a Aaron Aisemberg en orden al delito de promoción de
la prostitución y REENVIAR la causa al tribunal de origen para que,
previa realización de una audiencia entre las partes, fije la pena que
corresponde según los parámetros establecidos en los arts. 40 y 41, CP
(arts. 125 bis, CP y 456 inc. 1º, 470, 530 y 531, CPPN).
Se deja constancia que conforme surgió de la
deliberación y en razón del voto coincidente de los jueces Eugenio C.
Sarrabayrouse y Horacio Días, el juez Daniel Morin no emite su voto
por aplicación de lo que establece el art. 23, último párrafo, CPPN
(texto según ley 27.384).
Regístrese, notifíquese, oportunamente comuníquese
(Acordada 15/13, CSJN; Lex 100) y remítase al Tribunal Oral en lo
Criminal y Correccional n° 13, sirviendo la presente de atenta nota de
envío.

EUGENIO C. HORACIO L. DIAS


SARRABAYROUSE

Ante mi
PAULA GORSD
Secretaria de Cámara

Fecha de firma: 05/12/2018


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