El Arte Colonial en El Centro y Sur de América
El Arte Colonial en El Centro y Sur de América
El Arte Colonial en El Centro y Sur de América
Renacimiento
Arquitectura
Las primeras muestras de arquitectura colonial en América tuvieron, al igual que en la
metrópoli, cierta pervivencia de rasgos góticos, si bien pronto empezaron a llegar las nuevas
corrientes que se producían en España, como el purismo y el plateresco (Catedral de Santo
Domingo). Al iniciarse la colonización, la arquitectura que se desarrolló principalmente fue de
signo religioso: por Real cédula, el primer edificio que se debía construir en cualquier nueva
ciudad debía ser una iglesia.
Pintura
Las primeras muestras de pintura colonial fueron las de escenas religiosas elaboradas por
maestros anónimos, realizadas con medios precolombinos, con tintas vegetales y minerales y
telas de trama áspera e irregular. Destacaron las imágenes de la Virgen con el Niño, con
una iconografía de raíces autóctonas donde, por ejemplo, se representaban
los arcángeles como arcabuceros contemporáneos.
Escultura
Las primeras muestras fueron nuevamente en el terreno religioso, en tallas exentas
y retablos para iglesias, confeccionadas generalmente en madera recubierta con yeso y
decorada con encarnación –aplique directo del color– o estofado –sobre un fondo
de plata y oro–, y la piedra en la decoración y construcción de las portadas de iglesias y
palacios. Junto a la importación de obras de los talleres peninsulares, fundamentalmente de
los sevillanos, empezaron a establecerse en las distintas ciudades que se fueron creando,
escultores que implantaron el sistema de talleres y gremios existentes en España.
Barroco
Arquitectura
La arquitectura barroca colonial se caracteriza por una profusa decoración (Portada de La
Profesa, México; fachadas revestidas de azulejos del estilo de Puebla, como en el Templo de
San Francisco Acatepec y el Templo conventual de San Francisco), que resultará exacerbada
en el llamado “ultrabarroco” (Fachada del Sagrario de la Catedral de México, de Lorenzo
Rodríguez; Iglesia de Tepotzotlán; Templo de Santa Prisca de Taxco). En Ciudad de México,
la arquitectura civil alcanzó cotas de gran lujo y ostentación
Pintura
Las primeras influencias fueron del tenebrismo sevillano, principalmente de Zurbarán –algunas
de cuyas obras aún se conservan en México y Perú–, como se puede apreciar en la obra de
los mexicanos José Juárez y Sebastián López de Arteaga, y del boliviano Melchor Pérez de
Holguín. En Cuzco, esta influencia sevillana fue interpretada de modo particular, con
abundante uso de oro y una aplicación de estilo indígena en los detalles, si bien inspirándose
por lo general en estampas flamencas.
Escultura
En el siglo XVII en el Virreinato de Perú destacaron tres centros en la producción escultórica.
En Lima se impuso la influencia montañesina con escultores como Martín Alonso de Mesa o
el catalán Pedro de Noguera, inicialmente de estilo manierista, evolucionando hacia el barroco
en obras como la sillería de la Catedral de Lima; el vallisoletano Gomes Hernández Galván,
autor de las Tablas de la Catedral; Juan Bautista Vásquez, autor de una escultura de la Virgen
conocida como La Rectora, actualmente en el Instituto Riva-Agüero; y Diego Rodrigues, autor
de la imagen de la Virgen de Copacabana en el Santuario homónimo del Distrito del Rímac de
Lima.
Los otros dos centros de importancia fueron el cuzqueño que desarrolló un tipo de imagen de
vestir de fuerte aceptación popular, y el quiteño. Fue en este último donde a finales de siglo
surgieron dos de los escultores más importantes de la época: Manuel Chili
Caspicara y Bernardo Legarda.