El Congreso de Viena de 1815 buscó restaurar los regímenes monárquicos que existían antes de la Revolución Francesa y reorganizar el mapa territorial de Europa para mantener el equilibrio entre los estados. A pesar de las diferencias, los representantes acordaron que el nuevo orden debía basarse en el principio monárquico de la legitimidad. Sin embargo, esta Restauración generó oposición de sectores que buscaban mantener los principios revolucionarios.
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El Congreso de Viena de 1815 buscó restaurar los regímenes monárquicos que existían antes de la Revolución Francesa y reorganizar el mapa territorial de Europa para mantener el equilibrio entre los estados. A pesar de las diferencias, los representantes acordaron que el nuevo orden debía basarse en el principio monárquico de la legitimidad. Sin embargo, esta Restauración generó oposición de sectores que buscaban mantener los principios revolucionarios.
El Congreso de Viena de 1815 buscó restaurar los regímenes monárquicos que existían antes de la Revolución Francesa y reorganizar el mapa territorial de Europa para mantener el equilibrio entre los estados. A pesar de las diferencias, los representantes acordaron que el nuevo orden debía basarse en el principio monárquico de la legitimidad. Sin embargo, esta Restauración generó oposición de sectores que buscaban mantener los principios revolucionarios.
El Congreso de Viena de 1815 buscó restaurar los regímenes monárquicos que existían antes de la Revolución Francesa y reorganizar el mapa territorial de Europa para mantener el equilibrio entre los estados. A pesar de las diferencias, los representantes acordaron que el nuevo orden debía basarse en el principio monárquico de la legitimidad. Sin embargo, esta Restauración generó oposición de sectores que buscaban mantener los principios revolucionarios.
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La restauración monárquica
En 1815, las potencias vencedoras de Napoleón se reunieron en el llamado Congreso de
Viena, que se celebró en esa ciudad de Austria. Este congreso persiguió dos objetivos: llevar a cabo una reorganización territorial del mapa europeo con el fin de mantener un equilibrio entre los distintos Estados (y evitar que alguno predominara sobre los otros), y reordenar los regímenes políticos existentes para borrar los principios de la Revolución Francesa que los ejércitos napoleónicos habían expandido por el continente. Pese a las diferencias ideológicas que existían entre las grandes potencias (Rusia, Prusia y Austria defendían el absolutismo a ultranza, mientras que Gran Bretaña era partidaria de la monarquía constitucional), sus representantes consideraron que el nuevo equilibrio debía estar basado en el principio monárquico de la legitimidad, es decir, el respeto por las dinastías que reinaban antes del estallido de la Revolución Francesa. En cuanto a las principales modificaciones territo-riales, Francia volvió a las fronteras anteriores a 1789, Polonia fue repartida entre Prusia, Austria y Rusia, y el norte de Italia quedó sometido a la influencia austríaca. Las pretensiones de Prusia y Austria para llevar adelante un proceso de unificación germánica fueron rechazadas por Rusia y Gran Bretaña, que temían que surgiera así un Estado de gran extensión territorial que podría poner en riesgo el equilibrio buscado por el Congreso de Viena. En lugar de ese Estado unificado, se creó la Confederación Germánica, que incluía 39 Estados. Al finalizar las negociaciones, los reyes de Austria, Prusia y Rusia firmaron un acuerdo de fraternidad y ayuda mutua para reprimir cualquier nuevo estallido revolucionario. Este pacto, del que no participó Gran Bretaña, se denominó Santa Alianza y pronto fue ratificado por Francia, donde la dinastía de los Borbones había vuelto al poder. La oposición a la Restauración El intento de restaurar el absolutismo monárquico generó una fuerte resistencia por parte de los sectores que buscaban mantener los principios revolucio-narios. Esos sectores se aglutinaron en tres grandes tendencias: • La liberal moderada, que representaba los intereses de la clase media alta o alta burguesía y que tenía como modelo político la monarquía constitucional con sufragio restringido. • La radical democrática, que representaba los intereses de los intelectuales, de la clase media baja o pequeña burguesía y de una parte de los dueños de talleres y fábricas. Su modelo era la república con sufragio universal masculino. La socialista, que fue cobrando forma durante la primera mitad del siglo xix y que representaba los intereses de los trabajadores pobres de las ciudades y de los nuevos trabajadores industriales (leé el capítulo 2). Su modelo político era la republica con sufragio universal masculino, pero sumaban a ello las demandas de mejoras laborales de las clases trabajadoras.
REGLAMENTO (CE) No 1935/2004 DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO, de 27 de octubre de 2004,sobre los materiales y objetos destinados a entrar en contacto con alimentos y por el que se derogan las Directivas 80/590/CEE y 89/109/CEE