Biotecnología - Biología Molecular
Biotecnología - Biología Molecular
Biotecnología - Biología Molecular
DESCRIPCIÓN GENERAL
La ingeniería genética tiene la capacidad de cambiar el ADN a los cultivos, volviéndolos
transgénicos, modificándolo con los genes de otras plantas, animales o bacterias, con el fin
de mejorarlos teniendo más resistencia a enfermedades comunes, plagas, herbicidas y
condiciones ambientales. También son de utilidad para modificar el tamaño de ellos, a
veces haciéndolos más sanos y nutritivos. Por otra parte también sirven como biorreactores,
con la finalidad de producir medicamentos, vacunas y moléculas industriales.
La inserción de ADN extraño en una posición no deseada dentro del genoma puede
potenciar, silenciar o perturbar los procesos de producción de proteínas. El promotor
insertado puede también activar a otros genes presentes en la planta, modificando su
comportamiento. La presencia de la proteína extraña puede alterar vías metabólicas
importantes para la planta. Puede ocurrir también, y ocurre con frecuencia, que se hayan
insertado demasiadas copias de ADN extraño, o que se integren múltiples segmentos
genéticos con reordenaciones. O que el ADN extraño se haya contaminado durante la
manipulación en el laboratorio. Cualquiera de estos sucesos puede provocar perturbaciones
importantes en la planta manipulada genéticamente.
Podemos decir que estos cultivos son un ejemplo clave de cómo la biotecnología influyó en
la agricultura y en la producción de los alimentos, siendo así una manera más eficiente y
productiva de cultivar.
● 1995: El “Roundup Ready” mejor conocido como la soja transgénica, era resistente
al veneno de glifosato, entonces los que trabajaban en los campos no tenían que
aplicar distintos venenos.
Lo que queremos mostrar contando la historia de los cultivos transgénicos, es que el avance
de la biotecnología fue enorme y ayudó para tener un mejor uso de los recursos agrícolas.
EFECTOS NEGATIVOS
1. Aumento de la toxicidad: Las plantas tienen mecanismos naturales de defensa. Uno
de estos mecanismos es la producción de toxinas que las protegen de determinadas
enfermedades y de los herbívoros. La manipulación genética puede inducir la
producción de dosis mayores de estas sustancias tóxicas.
2. Aumento de las alergias: Los cultivos transgénicos pueden introducir en los
alimentos nuevos compuestos que produzcan alergias. Cuando se transfiere a una
planta ADN de una especie con propiedades alergénicas, existe un riesgo de que el
consumo de la variedad transgénica provoque reacciones alérgicas. Lo grave, sin
embargo, es que también pueden producirse reacciones alérgicas a nuevas
proteínas procedentes de una especie que no tenga un historial de efectos
alergénicos.
3. Propagación de resistencia a los antibióticos: La mayor parte de los cultivos MG que
se comercializan actualmente llevan genes marcadores de resistencia a los
antibióticos, empleados en el proceso de manipulación genética.
4. Recombinación de virus y bacterias: La utilización en ingeniería genética de virus, de
bacterias y de plásmidos bacterianos, que tienen una gran capacidad de
recombinación y de intercambio de material genético con otros microorganismos, y
que están diseñados para atravesar las barreras de las especies, se considera un
peligro ya que puede contribuir a la creación de nuevas enfermedades con enormes
riesgos para la salud humana.
5. Aumento del nivel de residuos tóxicos en los alimentos: el aumento en el uso de
herbicidas asociado a los cultivos transgénicos contribuirá a incrementar en los
alimentos los residuos de este tipo de productos, que se sabe tienen efectos dañinos
para la salud. Según un estudio realizado en Australia, la soja resistente al herbicida
Roundup contiene un nivel de residuos de glifosato, el componente activo de este
herbicida, hasta 200 veces mayor que la soja convencional.
BIOTECNOLOGÍA Y SALUD
Los antibióticos son producto del metabolismo secundario de determinados
microorganismos que pueden matar o inhibir el crecimiento de otros microorganismos.
El primer antibiótico que se desarrolló para uso humano fue la penicilina (betalactámicos),
descubierta por Alexander Fleming en 1928. Este había vuelto de sus vacaciones y empezó
a clasificar las placas de Petri que tenían colonias de estafilococos, pero, a la vez, también
estaba trabajando con su “zumo de moho”. Así fue que en una de las placas encontró que
había salpicaduras de colonias, salvo por un área que tenía una mancha de moho
(Penicillium notatum) que era clara, y parecía como si este hongo hubiera secretado algo
que inhibiera el crecimiento bacteriano.
Así es como Fleming descubrió que su “zumo de moho” podía matar una amplia gama de
bacterias dañinas. Pero al querer aislar la penicilina pura a partir de este compuesto, se dio
cuenta de que era, realmente, inestable y que solo podían preparar disoluciones impuras.
Parecería que solo se podrían armar pequeñas muestras que requerían muchos cuidados,
pero tiempo después, las empresas farmacéuticas y químicas empezaron a buscar
soluciones a los problemas que presentaba el escalado de la fermentación sumergida, es
decir, el aumento del tamaño de la producción.
Esto se debía al hecho de que la penicilina necesita aire para crecer y airear la mezcla de
fermentación en tanques tan profundos, era un problema. En consecuencia, comenzaron a
utilizar sirope de maíz como medio de cultivo, pero el burbujeo de aire estéril a través de la
mezcla provocaba la formación de espuma. Y como no querían que se produjera esta
espuma, introdujeron un agente anti espuma, el monoricinolato de glicérido.
Esta fermentación sumergida también obligó a rediseñar los sistemas de enfriamiento para
los reactores y a crear una nueva tecnología de mezcla para agitar la mezcla de penicilina
de una manera eficiente.
Esta producción microbiana de antibióticos generó un gran impacto social y un gran avance
en la ingeniería genética.
Los avances que se produjeron fueron especialmente destacados ya que consiguieron que
el moho sintetizara nuevos tipos de penicilina al alimentarlo con precursores de estructuras
diferentes.
Aunque la extracción del medicamento tampoco era fácil. Esto era debido a la, ya
mencionada, inestabilidad y a la sensibilidad a la temperatura; en el proceso se podía
perder hasta dos tercios de la penicilina presente durante la purificación. Para evitar esto, la
extracción se realizaba a bajas temperaturas.
Finalmente, se logró aislar la penicilina de forma estable, estéril y fácil de usar utilizando la
liofilización al vacío.
Los pasos de fermentación, recuperación, purificación y envasado mejoraron rápidamente
gracias a los esfuerzos de los científicos e ingenieros químicos que trabajaban en la
producción piloto de penicilina. El 1 de marzo de 1944, Pfizer abrió la primera planta
comercial para la producción a gran escala de penicilina por cultivo sumergido en Brooklyn,
Nueva York.
Mientras tanto, los estudios clínicos confirmaban la promesa terapéutica de la penicilina. Se
demostró que el fármaco es eficaz en el tratamiento de una amplia variedad de infecciones.
ANTIBIÓTICOS EN GENERAL
Dejando un poco atrás la historia, pasamos a contar para qué se utilizan los antibióticos:
Actualmente, se utilizan como fármacos que tratan, solo y únicamente, las infecciones
bacterianas y que facilitan su eliminación por parte de las defensas naturales del organismo.
Estos pueden evitar que la bacteria se siga reproduciendo o bien destruyéndolas. En caso
de que se produzca una resistencia es porque la bacteria muta o se transforman al uso de
medicamentos. Al volverse más resistentes las bacterias, pueden causar infecciones que
son más difíciles de tratar.
Es importante recordar que los antibióticos no combaten infecciones causadas por virus a
excepción de que sea por estreptococo, y que su uso puede ser más dañino que
beneficioso.
EXCESO DE ANTIBIÓTICOS
Las bacterias, al igual que el resto de seres vivos, sufren modificaciones a lo largo del
tiempo en respuesta a los cambios ambientales. A causa del uso generalizado y abusivo
que se ha hecho de los antibióticos (cuando los antibióticos no se toman según lo prescrito),
las bacterias están expuestas a dichos fármacos de forma constante. Aunque muchas
bacterias mueren cuando se exponen a los antibióticos, si estos no se toman
adecuadamente, algunas bacterias sobreviven y desarrollan resistencia a los efectos de los
fármacos. Además, los antibióticos pueden eliminar bacterias que viven en el intestino y que
son necesarias para mantener al cuerpo saludable.
Un buen ejemplo es la infección cutánea llamada Staphylococcus aureus que, hace 50
años, era muy sensible a la penicilina. Pero con el paso del tiempo, algunas cepas de esta
bacteria desarrollaron una enzima capaz de descomponer la penicilina, lo que anula la
eficacia del fármaco. Algunos investigadores desarrollaron una nueva forma de penicilina
que la enzima no podía descomponer, pero al cabo de pocos años las bacterias se
adaptaron y se volvieron resistentes incluso a esta penicilina modificada.
Aunque, algunas reacciones adversas son más graves y, dependiendo del antibiótico,
alteran la función de los riñones, el hígado, la médula ósea u otros órganos. A veces se
realizan análisis de sangre para determinar si estos órganos han sido afectados.
Un ejemplo de ello es la colitis, una inflamación del intestino grueso (colon), que aparece
en algunas personas que toman antibióticos, especialmente cefalosporinas, clindamicina,
fluoroquinolonas o penicilinas. Este tipo de colitis, llamada colitis inducida por Clostridioides
difficile, tiene su origen en toxinas producidas por la bacteria Clostridioides difficile (C. diff).
Estas bacterias son resistentes a muchos antibióticos y crecen de forma incontrolada en los
intestinos cuando otras bacterias presentes, habitualmente en dicho órgano, son destruidas
por los antibióticos. Esta colitis puede ser difícil de tratar y puede ser potencialmente mortal,
especialmente en personas mayores.
Los antibióticos también pueden causar reacciones alérgicas. Las que son leves pueden
consistir en la aparición de una erupción con prurito o una ligera sibilancia al respirar. Las
reacciones alérgicas graves (anafilaxia) pueden ser mortales y suelen incluir síntomas como
inflamación de la garganta, dificultad para respirar y disminución de la presión arterial.
CLASES DE ANTIBIÓTICOS
Una de las clasificaciones más conocida es la clasificación en función al espectro de
acción, en este sentido podemos diferenciar dos tipos de antibióticos:
Los antibióticos también pueden dividirse en grupos con características similares. Cada
grupo puede englobar fármacos naturales (se encuentran en la naturaleza) o semisintéticos
(partiendo de un determinado antibiótico se modifica su composición química para mejorar
sus propiedades). A continuación, enumeramos los principales grupos y los antibióticos más
comunes incluidos en cada uno de ellos:
● Aminoglucósidos
● Fármacos carbapenémicos
● Cefalosporinas
● Fluoroquinolonas
● Glicopéptidos y lipoglicopéptidos (como la vancomicina)
● Macrólidos (como la eritromicina y la azitromicina)
● Monobactámicos (aztreonam)
● Oxazolidinonas (como linezolid y tedizolid)
● Penicilinas
● Polipéptidos
● Rifamicinas
● Sulfamidas
● Estreptograminas (como quinupristina y dalfopristina)
● Tetraciclinas
video opcional
https://www.youtube.com/watch?v=fi1h2E835ig