Procedimiento Adm - Balbin
Procedimiento Adm - Balbin
Procedimiento Adm - Balbin
BALBIN
El procedimiento administrativo es el conjunto de principios y reglas que sigue el Poder Ejecutivo, por medio
de actos preparatorios y actuaciones materiales, con el objeto de expresar sus decisiones. Así, las decisiones
del Estado se llevan a cabo formalmente por medio de procedimientos reglados y obligatorios impuestos por
el legislador (procedimientos administrativos). el procedimiento es un modo de elaboración de las decisiones
estatales y constituye un límite al ejercicio del poder estatal. el sentido y finalidad que persigue el
procedimiento administrativo comprende dos aspectos distintos y sustanciales. Por un lado, garantizar los
derechos de las personas que interactúan con el Estado porque a través del procedimiento se controvierten y
hacen valer los derechos. Por el otro, el procedimiento persigue asegurar la legitimidad, racionalidad, acierto
y eficacia de las conductas y decisiones estatales mediante el cumplimiento de ciertas reglas, de modo de
obtener el resultado legítimo. el órgano competente para regular el procedimiento administrativo es el Poder
Legislativo, el dictado de las reglas sobre el procedimiento administrativo es competencia del órgano
deliberativo en nuestro sistema institucional.
Por su parte, el decreto reglamentario de la ley: decreto 1759/1972 regula el procedimiento administrativo y,
en particular, el trámite de impugnación de las decisiones estatales. Dice la LPA en su art. 1º que las normas
de procedimiento se aplicarán "ante la Administración pública nacional centralizada y descentralizada,
inclusive entes autárquicos, con excepción de los organismos militares y de defensa y seguridad...".
recordar que la Ley de Procedimiento —igual que el resto de las normas del derecho administrativo— tiene, en
principio, carácter local ya que los Estados provinciales no delegaron en el Estado federal la regulación de
estas materias, de modo que cada provincia regula el procedimiento administrativo en su ámbito material y
territorial. Sin embargo, las provincias sí delegaron el dictado de las normas administrativas federales en el
Estado nacional. Esta ley solo es aplicable a los procedimientos ante el Ejecutivo nacional y sus entes
descentralizados.
En segundo lugar, la LPA establece un criterio subjetivo ya que las normas de procedimiento se aplican sobre
la Administración Pública; es decir, el Poder Ejecutivo y sus entes descentralizados (sujetos), y no según el
criterio material (objetivo).
En tercer lugar, los procedimientos especiales prevalecen sobre el trámite general, y solo cabe aplicar este
último en caso de indeterminaciones de aquellos. Así, el art. 2º de la LPA dice que "la presente ley será de
aplicación supletoria en las tramitaciones administrativas cuyos regímenes especiales subsistan". Por último
y, en cuarto lugar, debemos señalar que el decreto reglamentario de la ley establece expresamente la
aplicación del Código Procesal Civil y Comercial con carácter supletorio.
LOS PRINCIPIOS
El art. 1º de la LPA establece los principios generales del procedimiento administrativo. Veamos cada uno de
ellos por separado.
La impulsión e instrucción de oficio (inc. a]). La caducidad del procedimiento. La verdad jurídica
objetiva
El postulado de impulsión e instrucción de oficio establece que el Poder Ejecutivo debe instar el trámite por sí
mismo, impulsarlo, darle curso y avanzar hasta su resolución, aun cuando la parte interesada no lo hiciese. el
Ejecutivo debe impulsar el procedimiento, por medio de la ordenación y ejecución de las medidas que
considere pertinentes, con el objeto de descubrir la verdad objetiva y concluir el trámite. Así, el decreto
reglamentario ordena que las actuaciones administrativas deben ser impulsadas por el órgano competente, sin
perjuicio de que el interesado también puede instarlas (art. 4º). Pero, más adelante, la LPA establece que
"transcurridos sesenta días desde que un trámite se paralice por causa imputable al administrado, el órgano
competente le notificará que, si transcurriesen otros treinta días de inactividad, se declarará de oficio la
caducidad de los procedimientos, archivándose el expediente" (art. 1º, inc. e], apart. 9).
si la obligación de impulso recae sobre el Estado, ¿por qué castigar a las partes por su inactividad declarando
caduco el procedimiento? En principio, el Ejecutivo debe instar el trámite y, en tal caso, no procede la
caducidad. Sin embargo, cuando el Estado, en el marco de un procedimiento dado no persigue directamente
intereses colectivos, entonces, es el particular quien debe impulsarlo y aquí sí procede el instituto de la
caducidad.
De todos modos, aún en tales supuestos, no cabe aplicar el instituto de la caducidad en los siguientes casos: 1)
cuando se trate de trámites relativos a la seguridad social; 2) los trámites que, según el Estado, deben
continuar por sus particulares circunstancias; y, por último, 3) los trámites en que esté comprometido un
interés colectivo que sobrevino, luego de iniciado el procedimiento (art. 1º, inc. e, apart. 9).
Finalmente, cabe aclarar que el Estado por medio del procedimiento persigue el conocimiento de la verdad
real (la verdad objetiva o material), y no simplemente la verdad formal, según los planteos, argumentos,
hechos o derecho alegado por las partes y volcados en el expediente administrativo. De modo que, en el
marco del procedimiento administrativo, no se sigue el principio dispositivo que sí debe respetarse en el
proceso judicial, sino que el Ejecutivo en el desarrollo del trámite puede —por ejemplo— resolver cuestiones
no planteadas por las partes, siempre y cuando se observe debidamente el derecho de defensa de estas. En
tal sentido, el art. 1º de la LPA, en su inc. f) apartado segundo, dispone que la Administración debe requerir y
producir los informes y dictámenes que fuesen necesarios para el esclarecimiento de los hechos y el
conocimiento de la verdad jurídica objetiva. el decreto reglamentario establece que el órgano instructor
puede, mediante resolución fundada, requerir los informes y dictámenes que considere necesarios para el
"establecimiento de la verdad jurídica objetiva".
El debido proceso adjetivo (inc. f]). El derecho a ser oído. El patrocinio letrado. El derecho a ofrecer,
producir y controlar las pruebas. El derecho a una decisión fundada. El derecho a una decisión en
tiempo razonable. El derecho a recurrir las decisiones estatales. La teoría de la subsanación
El derecho de defensa de las personas, en el marco del procedimiento administrativo, es conocido como el
debido proceso adjetivo previsto en el inc. f) del art. 1º de la LPA. ¿Cuál es el contenido de este derecho?
A) El derecho a ser oído. El titular de un derecho o interés debe tener la posibilidad de exponer sus
pretensiones y explicar sus razones. la expresión debe ser amplia y oportuna; sin restricciones y de carácter
previo a las decisiones estatales. A su vez, el particular puede hacerse asesorar y representar profesionalmente
y, luego de dictado el acto respectivo, tiene el derecho a interponer los recursos correspondientes con el
objeto de que se revisen las decisiones estatales por otros órganos.
El patrocinio letrado no es —en principio— obligatorio en los trámites administrativos, aun cuando estén
bajo discusión los derechos de las personas. Sin embargo, según el texto normativo, si en el procedimiento
están debatiéndose cuestiones jurídicas y una norma expresa permite que la representación se ejerza por
quienes no sean procuradores o abogados, el patrocinio letrado se vuelve obligatorio. Finalmente, cabe
agregar que el derecho a ser oído solo puede ejercerse plenamente si es completado con el derecho
instrumental de conocer las actuaciones y las resoluciones que puedan afectar los derechos.
B) El derecho a ofrecer y producir prueba, y controlar la prueba producida. El particular puede ofrecer todos
aquellos medios probatorios de que intente valerse y el Estado, en su condición de instructor del
procedimiento, debe resolver sobre la procedencia o no de tales medios. A su vez, el rechazo de los medios
probatorios por el instructor debe ser justificado. Este derecho también comprende el control de la prueba
producida, trátese de los medios propuestos por las partes u ordenados de oficio por el Estado.
C) El derecho a una decisión fundada. Una decisión fundada exige que el Estado resuelva los principales
planteos del interesado, previo análisis de sus argumentos —consintiéndolos o refutándolos— y, a su vez,
explicite cuál es su decisión y por qué decide de ese modo. A su vez, las personas solo pueden
razonablemente impugnar las decisiones estatales si conocen cuáles son los fundamentos de estas.
D) El derecho a una decisión en un tiempo razonable y oportuno. Las personas tienen derecho a una decisión
en tiempo oportuno, es decir, el Estado no solo debe decidir y explicar cuáles son las razones de sus decisiones,
sino que debe hacerlo en plazos razonables. "el derecho a obtener un pronunciamiento judicial sin dilaciones
previas resulta ser un corolario del derecho de defensa en juicio... En el mismo orden de ideas se sostuvo que
las garantías que aseguran a todos los habitantes de la Nación la presunción de su inocencia y la inviolabilidad
de su defensa en juicio y debido proceso legal... se integran por una rápida y eficaz decisión judicial".
E) El derecho a recurrir las decisiones estatales. El derecho a recurrir supone el acceso de las partes ante un
órgano imparcial e independiente, en términos sencillos y plazos razonables.
El órgano competente: El órgano competente para conocer y, resolver el trámite es aquel que indican las
normas respectivas —reglas atributivas de competencias—, sin perjuicio de las técnicas de delegación o
avocación por el órgano jerárquico superior en el marco de los casos concretos. Sin embargo, en ciertos casos,
el agente público —responsable de instruir, opinar o resolver el procedimiento administrativo— puede verse
impedido de hacerlo con ecuanimidad, objetividad e imparcialidad. En tal contexto, debe ser sustituido por
otro. Por eso, la LPA establece que el funcionario puede ser recusado y, a su vez, debe excusarse, en los casos
previstos en el Código Procesal Civil y Comercial.
El expediente administrativo: este puede definirse como el conjunto de documentos, escritos, resoluciones y
actuaciones expuestas de modo ordenado y concatenado en el marco del trámite administrativo. El decreto
1759/1972 establece que el expediente es "el conjunto ordenado de documentos y actuaciones que sirven de
antecedente y fundamento al acto administrativo, así como las diligencias encaminadas a ejecutarlo". Así, el
expediente es el soporte electrónico o material del procedimiento administrativo que puede iniciarse de oficio
o por pedido de parte, y cuyo objeto es expresar las decisiones estatales. En particular, el decreto
reglamentario dice que el órgano competente debe identificar el expediente desde su inicio. A su vez, el
criterio de individualización debe conservarse hasta su conclusión, de modo que todo órgano tiene la
obligación de informar sobre el expediente, según su identificación original. Asimismo, respecto de toda
actuación, escrito o documentación que se presente debe darse una constancia o copia certificada al
presentante. Finalmente, el decreto 336/2017 dispone los lineamientos para la redacción y producción de
documentos administrativos.
La firma y el domicilio: Según el decreto reglamentario, los escritos deben estar "suscriptos por los
interesados, sus representantes legales o apoderados". Asimismo, las partes deben denunciar su domicilio
real en la primera presentación que hagan en el expediente administrativo, y constituir domicilio especial en el
radio urbano del asiento del órgano competente, pudiendo coincidir con el domicilio real. Toda persona que
comparezca mediante la plataforma electrónica de trámites a distancia, por derecho propio o en
representación de terceros, deberá constituir un domicilio especial electrónico en el cual serán válidas las
comunicaciones y notificaciones. el decreto dice claramente que el domicilio constituido (especial), produce
todos sus efectos sin necesidad de resolución por parte del órgano competente y que, además, se reputa
subsistente mientras no se constituya otro domicilio.
LAS PARTES
En cuanto a las partes en el procedimiento, cabe señalar que el Estado es el instructor del trámite. Es decir, el
órgano estatal debe intervenir y dirigir el procedimiento. También es posible que, en ciertos casos, participen
no solo el órgano competente para tramitar y resolver el expediente, sino también el órgano que dictó la
resolución que es objeto de controversia o revisión y otros órganos consultivos (esto es, en ciertos casos
interviene más de un órgano estatal). Cabe preguntarnos aquí si el trámite en el que solo intervienen órganos o
entes estatales es o no un procedimiento administrativo. Por nuestro lado, interpretamos que no porque dicho
trámite debe regirse por otros principios y reglas jurídicas. Por otro lado, intervienen los particulares (esto es,
las personas físicas o jurídicas que interactúan con el Estado).
Las partes en el trámite administrativo deben reunir dos condiciones: a) capacidad y b) legitimación. ¿Quiénes
son los sujetos capaces? debemos recurrir al derecho civil y comercial con el objeto de definir el concepto de
capacidad. El decreto reglamentario de la LPA dispone que los menores adultos tendrán plena capacidad para
intervenir directamente en procedimientos administrativos como parte interesada en la defensa de sus propios
derechos subjetivos o intereses legítimos. En este contexto, creemos que el criterio interpretativo más
razonable es que el "menor adulto" en los términos del decreto reglamentario de la LPA es "la persona menor
de edad que cumplió trece años", de conformidad con el art. 25, segundo párrafo, del ccyc.. Sin embargo, el
decreto reglamentario nada dice sobre los incapaces, los inhabilitados y los penados. entonces, si los sujetos
considerados incapaces por el derecho civil pueden o no intervenir por sí mismos en el procedimiento
administrativo. Habiendo concluido con el análisis de la capacidad de las personas, debemos analizar el otro
presupuesto, a saber: ¿quiénes están legitimados? Cabe recordar que la capacidad de hecho es la aptitud de
las personas de intervenir por sí mismas en ejercicio de sus derechos, en tanto la legitimación es la aptitud de
ser parte en el procedimiento administrativo. La ley y su decreto reglamentario solo reconocen legitimación a
las personas titulares de derechos subjetivos e intereses legítimos. En particular, el decreto establece que "el
trámite administrativo podrá iniciarse de oficio o a petición de cualquier persona humana o jurídica, pública o
privada, que invoque un derecho subjetivo o un interés legítimo; estas serán consideradas parte interesada
en el procedimiento administrativo". En el mismo sentido, el art. 74 del decreto reglamentario dispone que los
recursos podrán ser deducidos por quienes aleguen un derecho subjetivo o interés legítimo.
Sin embargo, y como ya explicamos, debemos incluir en el marco del procedimiento a los derechos colectivos y
a sus titulares. si fuese capaz de derecho, pero incapaz de hecho, debe presentarse con su representante legal.
Cabe aclarar que el procedimiento, en su aspecto subjetivo, puede presentar características plurales. En igual
sentido, el objeto puede comprender una o más peticiones (planteo único o múltiple), en el contexto de un
mismo trámite. El trámite es plural cuando es parte no solo el interesado originario sino, además, otros a
quienes el acto afecte o pueda afectar en sus derechos o intereses, y que se hubieren presentado en ese
marco y con los siguientes matices: a) por pedido del interesado originario; b) espontáneamente; o c) por
citación del órgano instructor. Finalmente, el procedimiento es triangular cuando existe pluralidad de partes
con intereses contrapuestos. De tal modo, es posible visualizar los intereses del Estado, de las partes, y de
otras partes en términos de conflicto.
La representación de las partes: El sujeto que se presente en las actuaciones administrativas, en virtud de una
representación legal, debe acreditar debidamente esa condición —tal es el caso de los curadores de los
menores de edad e incapaces—. Sin embargo, los padres que invoquen la representación de sus hijos y el
cónyuge que se presente en nombre del otro no deben, en principio, presentar las partidas que acrediten ese
extremo. Sin perjuicio de los representantes obligatorios, aquel que es parte en el procedimiento
administrativo puede nombrar como representante suyo a cualquier persona que sea capaz —representantes
convencionales o voluntarios—. En tal caso, los actos de este obligan a aquellos como si los hubiesen realizado
personalmente. A su vez, los emplazamientos, citaciones y notificaciones, incluso las de los actos de carácter
definitivo, deben entenderse directamente con el representante o apoderado.
LA PRUEBA
Las pruebas son las herramientas de que intentan valerse las partes para sustentar sus pretensiones y
derechos. el Estado también puede, en el trámite del procedimiento administrativo, ordenar la producción de
las pruebas que considere pertinentes para aprehender la verdad material, tal como surge del art. 1º, inc. f),
apart. 2 de la ley 19.549. De modo que las pruebas pueden ser ofrecidas por las partes u ordenadas
directamente de oficio por el órgano instructor como medidas para mejor proveer.
¿Cuál es el principio rector sobre la carga de las pruebas en el ámbito del procedimiento? En principio, el
particular es quien debe probar los fundamentos fácticos de sus pretensiones. Pero este postulado debe
matizarse con otros presupuestos, esto es: a) el criterio de las pruebas dinámicas; b) el principio de la
instrucción de oficio del procedimiento; y, por último, c) el interés colectivo comprometido en el caso (la
búsqueda de la verdad material).
Sin embargo, no es posible afirmar que la carga de la prueba en el trámite administrativo sea concurrente
entre el Estado y las partes, pues el decreto establece graves consecuencias cuando el particular no es
diligente en su producción; si el interesado no impulsa la producción de las pruebas testimoniales, periciales e
informativas decae su derecho de valerse de tales medios probatorios.
¿Cuál es el plazo y oportunidad en que la parte debe ofrecer las pruebas? El interesado en el escrito de inicio
debe ofrecer todas las pruebas y, en particular, acompañar la documentación en que intente apoyarse y que
esté en su poder. A su vez, la ley dice que la parte tiene derecho "de ofrecer prueba y que ella se produzca, si
fuere pertinente, dentro del plazo que la Administración fije en cada caso". el interesado debe:
1. Acompañar la prueba documental que obre en su poder y ofrecer el resto de los medios probatorios en su
primera presentación en el trámite administrativo.
2. Ampliar e incorporar nuevas pruebas —no necesariamente sobre hechos nuevos o desconocidos al
momento de su primera presentación—, según nuestro parecer, una vez que la Administración ordene la
apertura a prueba y en el plazo que fije con este objeto.
3. ¿qué ocurre si ya venció el plazo? el particular igualmente puede ofrecer nuevos medios probatorios, pero su
aceptación depende de la decisión discrecional del órgano instructor de incorporarlos como medidas para
mejor proveer. Por su parte, el órgano debe hacer lugar a las pruebas ofrecidas cuando fuesen conducentes
para dilucidar la verdad sobre los hechos y, consecuentemente, resolver el conflicto. El decreto reglamentario
prevé todos los medios probatorios comunes al derecho privado, con excepción de la prueba confesional.
1. La prueba documental
Este medio de prueba está constituido por aquellos documentos de que intente valerse la parte en apoyo de
sus pretensiones. Estos deben acompañarse, en principio, junto con el escrito de inicio. Si la documentación no
estuviese en poder del interesado, este debe individualizarla "expresando lo que de ella resulte y designando
el archivo, oficina pública o lugar donde se encuentren los originales".
2. La prueba de informes
La prueba de informes consiste en comunicar o hacer saber los actos o hechos que resulten de la
documentación, archivo o registro —a pedido de parte— y en poder del sujeto informante. El órgano que
dirige el trámite debe solicitar los informes y dictámenes cuyo requerimiento sea obligatorio, según las normas.
Pero, además, puede solicitar, según resolución fundada, los informes y dictámenes que considere
necesarios para el esclarecimiento de la verdad jurídica objetiva. Los informes pueden ser requeridos a
terceros u otros órganos administrativos. El plazo para contestar los informes o dictámenes es de veinte o diez
días, según se trate de informes técnicos o no respectivamente, y siempre que el trámite haya sido abierto a
prueba. Por último, cabe agregar que el término de contestación puede ser ampliado por el órgano
competente. Los informes (técnicos o no) requeridos a órganos de la Administración nacional deben ser
contestados en razón del deber de colaboración establecido en el art. 14, RLPA.
Si los terceros no contestasen los informes en el plazo correspondiente o se negaren a hacerlo, el órgano
competente prescindirá de este medio probatorio.
3. La prueba testimonial
La prueba testimonial consiste en la declaración de personas que hubiesen presenciado o tomado
conocimiento cierto y directo de los hechos. La parte proponente es quien tiene a su cargo asegurar la
presencia de los testigos, y estos deben prestar declaración ante el agente que se designe a ese efecto. Sin
embargo, la participación de la parte proponente no es obligatoria en el marco de la declaración testimonial y,
consecuentemente, su ausencia no impide u obstaculiza el interrogatorio. En caso de inasistencia de los
testigos a la audiencia principal y a la supletoria —se fijan y notifican conjuntamente—, el interesado pierde el
derecho respectivo.
A su vez, la parte puede presentar el interrogatorio hasta el momento mismo de la audiencia; sin perjuicio de
que los testigos pueden ser libremente interrogados por el órgano competente sobre los hechos relevantes del
caso. Finalizada la audiencia, debe labrarse el acta en donde consten las preguntas y las respuestas.
el art. 53 del decreto reglamentario señala que es de aplicación supletoria el art. 491 ccpc derogado, entonces
el actual art. 430 ccpc establece que los testigos no pueden exceder de ocho por cada parte.
4. La prueba pericial
La prueba pericial consiste en la opinión de personas especializadas en ciencias, artes, industrias o
actividades técnicas, sobre la apreciación de los hechos controvertidos. Los particulares pueden proponer la
designación de peritos, junto con el cuestionario sobre las cuestiones a opinar.
Por su parte, el Estado no puede nombrar peritos de oficio, pero sí puede recabar informes de sus agentes,
oficinas técnicas y terceros; salvo que resulte necesaria su designación para la debida sustanciación del
procedimiento.
5. La prueba confesional
La confesión es la declaración de las partes sobre los hechos desfavorables; pero, en el marco del
procedimiento, la parte interesada y los agentes públicos no pueden ser citados para prestar confesión. No
obstante, la declaración voluntaria tiene los efectos que establece el Cód. Proc. Civ. y Com. Es decir, la
confesión de carácter voluntario y expreso constituye plena prueba, salvo que: a) esté excluida por ley respecto
de los hechos que constituyen el objeto del procedimiento; b) incida sobre derechos irrenunciables; c) recaiga
sobre hechos cuya investigación esté prohibida por ley; o d) sea contraria a las constancias que surjan de
instrumentos fehacientes de fecha anterior, agregados al expediente. A su vez, en caso de duda, la confesión
debe interpretarse a favor de quien la hace. Por último, cabe aclarar que, si bien las partes no pueden citar a
los agentes, en los términos y en el marco de la prueba confesional, sí pueden hacerlo como testigos,
informantes o peritos.
LOS ALEGATOS
sustanciadas las actuaciones, el órgano competente debe dar vista de oficio y por el término de diez días a las
partes, para que estas opinen sobre el valor de la prueba producida en el procedimiento. A su vez, luego de
presentado el alegato, el órgano instructor puede disponer la producción de otros medios probatorios como
medidas para mejor proveer, o por pedido de la parte si ocurriese o llegare a su conocimiento un hecho nuevo.
Tras la producción de esta prueba, el órgano instructor debe correr vista por otros cinco días a las partes con
el fin de que aleguen sobre su mérito en relación con el caso. La parte pierde el derecho de alegar si no
presenta el escrito o, habiendo retirado el expediente, no lo devuelve en término.
Por último, tras la presentación de los alegatos o vencido el plazo para hacerlo y producido el dictamen
jurídico si este correspondiese, el órgano competente debe dictar el acto que resuelve y pone fin a las
actuaciones.
¿qué sucede si el acto de notificación no cumple con tales recaudos? en caso de omitirse en el acto de
notificación la indicación del recurso que debe interponerse y el plazo para hacerlo, debe comenzar a
contarse el término de sesenta días para la interposición del recurso respectivo a partir del día siguiente al
de la notificación. Es decir, en caso de incumplimiento de estos recaudos, el plazo de impugnación de diez o
quince días debe reemplazarse por el de sesenta días. Por su parte, si el acto de notificación omitió indicar que
el acto objeto de impugnación agotó las instancias administrativas, entonces, el plazo de caducidad del art. 25
de la LPA (es decir, el plazo para iniciar la acción judicial contra el acto estatal) debe comenzar a contarse
luego de transcurridos sesenta días desde el acto de notificación.
el decreto reglamentario establece, según nuestro criterio, dos categorías diversas con respecto a los vicios del
acto de notificación: a) por un lado, su invalidez; y, b) por el otro, la prórroga de los plazos. El primer caso
ocurre cuando el acto de notificación no cumple con las pautas legales, y no surge del expediente que la parte
interesada haya recibido el instrumento de notificación. En el segundo, el acto es irregular, pero el interesado
recibió el instrumento de notificación; o, en su caso, el acto cumple con los recaudos legales y
reglamentarios, pero no indica los recursos que el interesado debe interponer, cuál es su plazo y si el acto
agotó el trámite administrativo previo.
Los actos que deben notificarse a los interesados son, entre otros, los actos administrativos de alcance
individual de carácter definitivo o asimilable; los actos que resuelven un incidente o afectan derechos
subjetivos o intereses legítimos; los actos que decidan emplazamientos, citaciones, vistas o traslados; y los
actos que se dicten con motivo o en ocasión de la prueba. Las notificaciones deben practicarse dentro de los
cinco días contados a partir del día siguiente al dictado del acto que es objeto de comunicación.
El ppo general del agotamiento de las vías administrativas: el reclamo administrativo previo. Las excepciones
La ley establece como principio general el agotamiento de las vías administrativas, cuando cualquier particular
intente cuestionar las decisiones estatales debe hacerlo primero ante el Poder Ejecutivo —a través de los
mecanismos que prevé la propia ley y su decreto reglamentario—, y solo luego ante el juez. El camino de
impugnación ante el Ejecutivo, que es el autor de la conducta objeto de cuestionamiento, es conocido como el
instituto del agotamiento de las vías administrativas y es un privilegio del Estado de carácter exorbitante en
comparación con el derecho privado.
Así, el interesado no puede ocurrir ante el juez, si antes no interpuso los recursos o reclamos del caso y,
consecuentemente, no recorrió los carriles administrativos. el principio en el ámbito federal nace del art. 30
de la LPA que dice textualmente que: "el Estado nacional o sus entidades autárquicas no podrán ser
demandados judicialmente sin previo reclamo administrativo dirigido al ministro o Secretaría de la
Presidencia o autoridad superior de la entidad autárquica, salvo cuando se tratare de los supuestos de los
arts. 23 y 24". (ósea entendí que se peude demandar, cuando vemos en los arts 23 y 24 que se agotan los
recursos o reclamos, etc.)
los supuestos que están excluidos del art. 30, LPA, son los casos de impugnación de los actos de alcance
particular y general; el silencio; los hechos; y las vías de hecho. Y, a su vez, otros que están regulados en el art.
32, entre ellos, el reclamo por los daños y perjuicios por responsabilidad estatal extracontractual. En síntesis:
a) el principio es el agotamiento de las vías administrativas, por medio del reclamo administrativo previo
(art. 30, LPA);
b) en otros casos es necesario agotar, pero a través de otras vías, a saber: los actos administrativos de
alcance particular por recursos administrativos (art. 23, LPA); y los actos de alcance general por
reclamo (art. 24, LPA),
c) las excepciones respecto del agotamiento de las vías administrativas son las siguientes (no es necesario
ir por las vías administrativas):
el reclamo por responsabilidad extracontractual (art. 32, LPA);
cuando se trate de repetir lo pagado al Estado en virtud de una ejecución o repetir un
gravamen pagado indebidamente (art. 32, LPA);
los hechos (art. 25, inc. D y art. 32);
las vías de hecho (art. 23, inc. d y art. 25, inc. d); y
el silencio (art. 23, inc. c).
Veamos cuál es el régimen de la vía del art. 30 de la LPA que comúnmente llamamos vía de reclamación y que
constituye el principio general. En primer término, cabe preguntarse cuál es el objeto de impugnación del
reclamo administrativo previo. Es decir, ¿qué debe impugnarse por medio del reclamo? Creemos que las
omisiones estatales, con las excepciones del art. 32 de la LPA.
Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre las omisiones del art. 30, LPA, y el silencio del art. 10, LPA? Las
omisiones suponen la preexistencia del deber estatal, el derecho del particular y el incumplimiento del Estado
respecto de tales obligaciones (el otorgamiento de un subsidio reglado omitido por el Estado). Cuando no
existe deber y derechos claramente configurados, el particular debe peticionar ante el Estado en los términos
del art. 10, LPA, con el objeto de obtener la decisión estatal (silencio).
En segundo término, es importante destacar que en el reclamo administrativo previo —art. 30, LPA—, no
existe plazo de interposición.
En tercer término, la ley establece un plazo para su resolución. Así, el pronunciamiento respectivo debe
hacerse dentro de los noventa días hábiles administrativos desde el planteo y, tras el vencimiento de este
plazo, el particular debe requerir un pronto despacho. Luego, si transcurriesen otros cuarenta y cinco días
desde el pedido de pronto despacho y el Ejecutivo no respondiese, entonces, el particular puede iniciar
directamente las acciones judiciales. La ley agrega que el plazo para resolver puede extenderse por decisión
del Poder Ejecutivo, a pedido del organismo que interviene, hasta ciento veinte y sesenta días,
respectivamente. A su vez, cuando el Estado resuelve el reclamo mediante el dictado de un acto expreso de
rechazo no es razonable exigir que, en tal caso, el particular agote las instancias administrativas por medio
de los recursos contra dicho acto. En este sentido, el texto dice claramente que "la denegatoria expresa del
reclamo no podrá ser recurrida en sede administrativa".
En cuarto término, el plazo perentorio para recurrir judicialmente tras el reclamo es de 90 días hábiles
judiciales. Además, el régimen actual establece —según el texto normativo y su literalidad— que el plazo
judicial de noventa días debe contarse, aún en caso de silencio del Estado, en el trámite del reclamo. En
verdad, el postulado básico y razonable, según nuestro criterio, es el siguiente: el plazo judicial de caducidad —
noventa días en que el interesado debe cuestionar judicialmente las conductas estatales— debe contarse solo
en caso de rechazo expreso, pero no en el supuesto de rechazo tácito —silencio estatal—.
Sin embargo en el caso del reclamo previo, la ley lamentablemente no distingue entre el rechazo expreso y
tácito, sino que exige que la demanda judicial se inicie "en los plazos perentorios y bajo los efectos previstos en
el art. 25". De todos modos, la Corte sostuvo que el plazo de 90 días solo debe contarse en caso de rechazo
expreso ("Biosystems"), pues en el supuesto de rechazo tácito corre el plazo de prescripción. Entonces, en el
caso del reclamo administrativo previo —impugnación de conductas estatales— no existe plazo de
interposición, pero sí de resolución por el órgano competente y, a su vez, de impugnación judicial.
el trámite del reclamo es el siguiente: por un lado, este debe presentarse ante el ministro, secretario de
presidencia, o autoridad superior del ente autárquico. Por el otro, el órgano competente debe resolverlo.
1. El recurso de reconsideración
Este recurso tiene por objeto la impugnación de los actos definitivos, asimilables a definitivos, e
interlocutorios o de mero trámite, que lesionen derechos subjetivos o intereses legítimos, sea por razones de
ilegitimidad o inoportunidad. el acto definitivo es aquel que resuelve la cuestión de fondo (en el marco de la
solicitud de una pensión, el acto de fondo es aquel que decide otorgar o rechazar la pensión y concluye así el
trámite definitivamente).
Por su parte, el acto no definitivo es el que no resuelve la cuestión de fondo, pero en ciertos casos es
asimilable a aquel porque impide continuar con el trámite administrativo (el acto dictado en el marco de
cualquier procedimiento administrativo que resuelve el rechazo del planteo por falta de legitimación del
recurrente). el acto interlocutorio o de mero trámite que es aquel que dicta el órgano en el marco del
procedimiento con el propósito de impulsarlo, pero sin expedirse sobre el planteo de fondo bajo debate (por
ejemplo, el acto interlocutorio que ordena la citación de los testigos).
El recurso de reconsideración también procede, además de los actos definitivos, asimilables a estos o de
simple trámite, contra las decisiones que dicte el presidente, el jefe de Gabinete, los ministros y los
secretarios de la Presidencia con rango ministerial, en la resolución de los recursos administrativos.
Es decir, el objeto de este recurso no es solo el acto dictado por cualquier órgano estatal, sino también el acto
que resuelve el recurso jerárquico.
Los sujetos legitimados son los titulares de derechos subjetivos e intereses legítimos como prevé el decreto,
debiéndose incorporar a los titulares de derechos colectivos.
El plazo para interponer el recurso de reconsideración es de diez días hábiles administrativos, ante el órgano
que dictó el acto que es, a su vez, quien debe resolverlo. ¿Cuál es el plazo para resolver el recurso? El órgano
competente debe hacerlo en el plazo de treinta días hábiles administrativos y, vencido este término, no es
necesario que el particular presente pedido de pronto despacho, sino que el vencimiento del plazo sin
resolución del órgano debe interpretarse —lisa y llanamente— como rechazo del recurso.
Por su parte, el plazo para resolverlo debe contarse a partir del día siguiente al de la interposición del recurso;
salvo que el órgano competente hubiese ordenado la producción de medios probatorios, en cuyo caso el
plazo debe computarse desde que se presentó el alegato o, si la parte no alegó, desde que venció el plazo
para hacerlo.
Este recurso en caso de rechazo, debe interpretarse por mandato legal que el interesado interpuso el recurso
jerárquico de modo subsidiario. el órgano competente, una vez resuelto el recurso de reconsideración en
sentido contrario a los intereses del particular, debe necesariamente elevarlo al superior jerárquico, en el
término de cinco días —de oficio o petición de parte— con el objeto de que aquel trámite el recurso
jerárquico.
El aspecto más relevante del recurso bajo estudio es que no es obligatorio para agotar las vías
administrativas, de modo que el particular puede o no plantearlo y, en su caso, interponer directamente el
recurso jerárquico con el objeto de recorrer las vías administrativas y así agotarlas.
(ósea entendí que mas que nada el que agota las vías adm es el recurso jerárquico por ser final).
2. El recurso jerárquico
Este es el recurso típico y más relevante en el procedimiento de impugnación de los actos administrativos.
¿Por qué? Porque es el camino que debe seguir necesariamente el interesado con el objeto de agotar las vías
administrativas y, consecuentemente, habilitar el sendero judicial. El recurso jerárquico solo procede contra
los actos administrativos definitivos o asimilables a estos (es decir, aquellos que impiden totalmente la
tramitación del reclamo o causen perjuicios total o parcialmente irreparables), pero no contra los actos de
mero trámite.
Los sujetos legitimados son los titulares de intereses legítimos, derechos subjetivos y —según nuestro
criterio— derechos colectivos. A su vez, el recurso procede por razones de ilegitimidad e inoportunidad.
El plazo para su interposición es de quince días hábiles administrativos, contados a partir del día siguiente al
de la notificación del acto recurrido, y debe interponerse ante el órgano que dictó el acto. El órgano inferior
simplemente debe elevar el recurso interpuesto ante el jefe de Gabinete, ministro o secretario de la
Presidencia —de oficio y en el término de cinco días—, sin expedirse sobre su admisibilidad. Si el órgano
inferior no eleva el recurso ante el superior en el plazo que prevé el reglamento, entonces, el particular puede
plantear la queja correspondiente ante este último.
El recurso jerárquico es autónomo, de modo que no es necesario que el interesado haya interpuesto
previamente el recurso de reconsideración contra el acto cuestionado, pero si lo hizo no es necesario fundar
nuevamente el recurso jerárquico, sin perjuicio de que puede mejorar y ampliar los fundamentos.
¿Cuál es el órgano competente para resolver el recurso? El jefe de Gabinete, los ministros y secretarios de la
Presidencia son quienes deben resolver el recurso dictado por cualquier órgano inferior. Si el acto fue dictado
por el jefe de Gabinete, un ministro o secretario de la Presidencia, el recurso es resuelto directamente por el
presidente; "agotándose en ambos casos la instancia administrativa".
¿Qué ocurre con el jefe de Gabinete? El decreto 977/1995 dice, de modo implícito, pero claro, que la relación
entre el presidente y el jefe de Gabinete es de orden jerárquico y que el nexo entre este último y los ministros
es de coordinación y no de jerarquía. En consecuencia, los actos de los ministros son recurridos directamente
ante el presidente, y no primero ante el jefe de Gabinete y, luego, ante aquel. La única excepción que prevé el
decreto antes citado es el régimen del personal estatal; en cuyo caso, el acto de los ministros es recurrido ante
el jefe de Gabinete. Por último, los actos del jefe de Gabinete son recurridos ante su superior jerárquico, esto
es, el presidente.
En el trámite del recurso jerárquico, y con carácter previo a su resolución, es necesario requerir con carácter
obligatorio el dictamen del servicio jurídico permanente. El plazo que tiene el órgano competente para
resolver es de treinta días hábiles administrativos. ¿Cómo debemos contar este plazo? Del mismo modo que
en el caso del recurso de reconsideración; computado a partir del día siguiente al de la interposición del
recurso o, en caso de que se hubiese producido prueba, desde que se presentó el alegato sobre el mérito de
estas o de vencido el plazo para hacerlo. Una vez concluido el término de treinta días, no es necesario
requerir pronto despacho para que se configure el rechazo del recurso por silencio.
Si el recurso jerárquico es subsidiario del recurso de reconsideración, el plazo para resolverlo debe contarse
desde la presentación del alegato o el vencimiento del plazo (igual que si fuese autónomo); pero si la
cuestión es de puro derecho, desde que el particular mejoró sus fundamentos o venció el plazo respectivo. El
recurso jerárquico, agota las instancias administrativas y habilita, consecuentemente, el planteo judicial. Por
ello, ES OBLIGATORIO.
3. El recurso de alzada
el recurso de alzada es consecuencia del nexo de control o tutela entre los órganos centrales y los entes
estatales (desc.). El recurso de alzada procede entonces contra los actos dictados por los órganos superiores
de los entes descentralizados autárquicos. La LPA y su decreto reglamentario regulan el régimen de
impugnación de los actos dictados por los órganos superiores de los entes descentralizados autárquicos, pero
no así los actos dictados por los órganos inferiores de estos. ¿Qué ocurre en tal caso? ¿Es necesario agotar las
vías? El decreto reglamentario responde este interrogante en los siguientes términos: "salvo norma expresa en
contrario los recursos deducidos en el ámbito de los entes autárquicos se regirán por las normas generales
que para los mismos se establecen en esta reglamentación". en el marco del trámite de impugnación de un
acto dictado por un órgano inferior de un ente descentralizado, es necesario analizar el régimen propio del
ente y, si este no establece cómo hacerlo, entonces debemos ir por el régimen general de la LPA y su decreto
—el agotamiento de las instancias administrativas por medio del recurso jerárquico resuelto por el órgano
superior del ente—.
Luego, el siguiente paso es volver al ámbito de aplicación del recurso de alzada —LPA—; y allí ya no es
necesario agotar las vías mediante su interposición, sino que el interesado puede ir directamente al terreno
judicial.
Los sujetos legitimados son el titular de derechos subjetivos o intereses legítimos, tal como prevé el decreto,
debiéndose incorporar —según nuestro criterio— a los titulares de derechos colectivos. El recurso debe
interponerse ante el órgano superior del ente descentralizado autárquico, quien debe elevarlo ante el órgano
competente de la administración centralizada, para su resolución. El órgano que debe resolverlo es el
secretario, ministro o secretario de Presidencia, en cuya jurisdicción actúe el ente descentralizado.
El plazo para presentarlo es de quince días hábiles administrativos contados a partir del día siguiente al de la
notificación del acto que el interesado pretende impugnar, y el plazo para su resolución es de treinta días
hábiles administrativos.
En el caso del recurso:
a) en el caso de los entes creados por ley del Congreso, en ejercicio de facultades constitucionales, el recurso
solo procede por cuestiones de ilegitimidad; y el órgano revisor debe limitarse a revocar el acto y solo,
excepcionalmente, modificarlo o sustituirlo por otro; y
b) en el caso de los entes creados por decreto del Poder Ejecutivo, el control es amplio, como si se tratase de
cualquier otro recurso (este procede por razones de ilegitimidad e inoportunidad).
El recurso de alzada es optativo y no obligatorio para agotar las instancias administrativas. Es decir, el
interesado puede ir directamente a la vía judicial. De todas maneras, si el particular interpuso el recurso de
alzada puede desistir de él y, luego, intentar la vía judicial; aunque si optó por este último camino, no puede
volver sobre las instancias administrativas.
4. El recurso de queja
Dice la ley que "podrá ocurrirse en queja ante el inmediato superior jerárquico contra los defectos de
tramitación e incumplimiento de los plazos legales o reglamentarios en que se incurriere durante el
procedimiento y siempre que tales plazos no se refieran a los fijados para la resolución de recursos".
El interesado debe presentar la queja ante el superior jerárquico, quien debe resolverla en el plazo de cinco
días y sin traslado, agregándose el informe del órgano inferior —si fuese necesario— sobre las razones de la
tardanza. LA RESOLUCIÓN DEL SUPERIOR NO ES RECURRIBLE.
Por su parte, el decreto 1883/1991 incorporó el concepto de que, en ningún caso, debe suspenderse la
tramitación del procedimiento principal. Por último, si el superior hace lugar a la queja, deben iniciarse las
actuaciones tendientes a deslindar la responsabilidad del agente presuntamente responsable por el
incumplimiento de los trámites y plazos y, eventualmente, aplicarle la sanción correspondiente.
5. El recurso de revisión
el acto firme, no ha sido impugnado en término, no es susceptible de revisión; salvo revocación por el propio
Ejecutivo o por decisión judicial en el marco de un proceso concreto. Sin embargo, existen excepciones, pocas,
por cierto.
Ellas son las siguientes:
por un lado, la denuncia de ilegitimidad (el recurso administrativo extemporáneo interpuesto por el
interesado);
por el otro, el recurso de revisión que procede contra los actos firmes. ¿En qué casos puede
interponerse el recurso de revisión? Dice la LPA que el presente recurso procede:
a) cuando resulten contradicciones en la parte dispositiva —háyase pedido o no su aclaración
—; en tal caso, el recurso debe interponerse en el plazo de diez días desde la notificación del
acto. En verdad, cabe aclarar que aquí el acto objeto de revisión no está firme;
b) cuando después de dictado el acto, se recobraren o descubrieren documentos decisivos cuya
existencia se ignoraba o no se pudieron presentar como medios probatorios por fuerza
mayor o por terceros; de modo que el interesado obró con diligencia, pero no pudo
presentar oportunamente documentos relevantes para resolver el caso. En este supuesto, el
recurso debe plantearse en el término de treinta días contados a partir de que el particular
recobró o conoció los documentos o, en su caso, desde el cese de la fuerza mayor o de la
conducta del tercero;
c) cuando el acto hubiese sido dictado basándose en documentos cuya declaración de falsedad
se desconocía o se hubiere declarado después de dictado el acto; debiéndose presentar el
recurso en el plazo de treinta días desde que se comprobó en legal forma la falsedad de los
documentos o se conoció tal circunstancia; y
d) cuando el acto hubiese sido dictado mediando cohecho, prevaricato, violencia o cualquier
otra maquinación fraudulenta o grave irregularidad. En este caso, el plazo de interposición
también es de treinta días, contados a partir de la constatación legal de los hechos
irregulares o delictivos antes descritos.
el recurso de REVISIÓN SOLO COMPRENDE LOS CASOS DE ILEGITIMIDAD Y NO DE INOPORTUNIDAD. El
recurso debe interponerse ante el órgano que dictó el acto, pero debe ser resuelto por el órgano superior,
más aún teniendo en consideración que ciertos supuestos de revisión comprenden actos irregulares o
delictivos con participación del propio agente estatal.
El recurso debe ser interpuesto en el plazo de diez o treinta días, según el caso como vimos.
El plazo de resolución es de diez días, por aplicación del art. 1º, inc. e), apart. 4 de la LPA.
Además, una vez resuelto el recurso, de modo expreso o tácito por silencio, renace el plazo de caducidad o
prescripción para demandar judicialmente al Estado.
En el primer caso, el camino es el reclamo; y en el segundo los recursos administrativos ya estudiados. Sin
embargo, en este último caso es necesario incorporar ciertos matices:
El recurso debe ser resuelto por el órgano QUE DICTO el acto de alcance general, según surge del art. 75 del
reglamento, y si no fuese el órgano máximo, deben interponerse los recursos del caso hasta agotar las
instancias administrativas. (ósea entendí que será reconsideración y luego jerárquico ¿).
Por el contrario, si se trata simplemente de la impugnación de actos de alcance particular, no comprendidos en
el inc. b) del art. 24, LPA, el interesado debe interponer directamente el recurso jerárquico ante el órgano
superior.
Por su parte, el reclamo impropio (inc. a] del art. 24, LPA) no procede contra los actos de alcance particular
que resulten ser aplicación de los actos de alcance general, sino solo contra estos últimos. A su vez, la ley no
prevé plazo de impugnación en este caso. De conformidad con el texto de las normas, cualquier sujeto titular
de un derecho subjetivo o interés legítimo puede plantear el reclamo impropio, el cual debe interponerse
ante el órgano que dictó el reglamento, agotándose así las vías administrativas.
La acción de amparo
El amparo básicamente es un proceso judicial mucho más breve y rápido que los procesos ordinarios ya que,
entre otras cuestiones, su régimen prohíbe ciertos trámites con el propósito de darle mayor celeridad (los
incidentes y las citaciones de terceros) y, además, establece plazos más cortos. el amparo es una garantía de
protección de los derechos fundamentales que nació de los propios precedentes de la Corte "Siri" y "Kot. Fue
entonces cuando la Corte creó la figura del amparo con el objeto de proteger los derechos y garantías
constitucionales mediante un proceso judicial rápido y expedito.
el Convencional Constituyente reguló en el art. 43, CN, el amparo individual y colectivo. Primer párrafo: "Toda
persona puede interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro medio judicial
más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de particulares, que en forma actual o
inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y
garantías reconocidas por esta Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá declarar la
inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión lesiva".
"Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los derechos que
protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, así como a los derechos de incidencia
colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones que propenden a esos fines,
registradas conforme a la ley, la que determinará los requisitos y formas de su organización".
El amparo comprende no solo los derechos garantizados por el texto constitucional, sino también aquellos
reconocidos por los tratados y las leyes. A su vez, es obvio, tal como surge del texto del art. 43, CN, que no es
necesario agotar las vías administrativas para interponer la acción judicial de amparo, y que el juez puede
declarar la inconstitucionalidad de las normas cuestionadas en el marco de este proceso.
¿Está en pie el plazo de quince días después de la reforma constitucional? En general, los jueces entienden que
el plazo de caducidad está vigente. Asimismo, el convencional incorporó el amparo colectivo.
La acción de lesividad
el Poder Ejecutivo debe revocar sus decisiones ilegítimas, por sí y ante sí; sin embargo, cuando ello no fuese
posible porque el acto fue notificado o se estén cumpliendo derechos subjetivos que nacieron de él, debe
iniciar las acciones judiciales con el propósito de que el juez sea quien declare su invalidez. Este proceso y la
acción respectiva llevan el nombre de lesividad.
Así, la acción de lesividad procede cuando el Estado es parte actora y pretende la invalidez de sus propios
actos. En este contexto, el Estado alega su propia torpeza. el Código no establece un proceso especial respecto
de las acciones de lesividad, sino que estas deben regirse por las normas del proceso ordinario. el Estado no
debe agotar las vías administrativas porque esto es un privilegio estatal y, además, la LPA establece de modo
expreso que "no habrá plazos para accionar en los casos en que el Estado o sus entes autárquicos fueren
actores, sin perjuicio de lo que corresponda en materia de prescripción".
Por último, cabe recordar que el Estado también es parte actora en otros procesos judiciales, por ejemplo: a)
las ejecuciones fiscales; b) el proceso de ejecución de los actos que no tienen fuerza ejecutoria por aplicación
de las excepciones del art. 12, LPA; o c) el caso de desalojo de inmuebles de su propiedad.