Colombia Aprende 3
Colombia Aprende 3
Colombia Aprende 3
Trabaja en tu cuaderno
Unidad 8 - Guía 22
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Guía 23 1. Pide a los de tu casa que se reúnan para recordar lo que contaban
D los viejos de antes sobre cómo se crearon los seres y las cosas que
hay en el mundo.
Anota cuidadosamente todo lo que te cuenten.
Compara tu trabajo con el de tus compañeros, para ver si a ellos
les contaron cosas parecidas.
2. Si a varios niños les contaron el mismo mito, pidan al profesor que les
ayude en lo siguiente:
Comprender el significado del mito.
Escribir el mito completo, utilizando los trabajos de todos los niños
a quienes les contaron el mismo mito.
Escribir toda la información que tengan sobre el mito.
¡Estamos olvidando
nuestros mitos!
Luchemos contra ese
olvido poniendo por
escrito los mitos que nos
cuentan los ancianos.
Lenguaje
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Guía 24
Vamos a analizar leyendas A
de nuestra región
Trabaja solo
Unidad 8 - Guía 22 A
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Trabaja con tus compañeros
2. Respondan lo siguiente:
¿Cómo se explica en la región de ustedes la razón por la cual hay
plantas que producen irritación en la piel?
¿Están de acuerdo con esa explicación? ¿Por qué?
Trabaja en tu cuaderno
Personajes El monte
Lenguaje
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7. Reflexionen y contesten:
¿El propósito de las leyendas será enseñarnos algo?
¿Qué enseñanza nos deja la Leyenda del Yateví?
¿Qué enseñanzas les dejan las otras leyendas que contaron?
8. Lean lo siguiente:
LA LEYENDA
La leyenda es distinta del mito. El mito explica el origen de los seres
y el mundo. En cambio, la leyenda enseña las costumbres, lo que las
comunidades creen que se deben hacer para evitar peligros, para respetar
a la gente, para vivir de acuerdo con las costumbres de la región.
Por ejemplo, el propósito de la Leyenda del Yateví, al decir que debemos
saludarlo, es enseñarnos a estar muy pendientes de no rozarnos con el
Yateví cuando vamos por el monte, porque ese bejuco causa picazón y
ronchas en la piel.
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Guía 24 Lee silenciosamente:
B
De la Marimonda no se debe hablar
Lenguaje
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que unos señores del aserrío le pagaban por cada árbol cortado.
Serafín, el hombre más viejo del pueblo, le advirtió:
—Mirá, Runcho, no te metás a dañar el monte. Eso es peligroso, puede
venir la Marimonda.
Mas el Runcho no hizo caso y siguió tumbando cuanto árbol encontraba.
Al poco tiempo, los campesinos notaron que el río bajaba con menos
agua, y que en el monte se oían con menos frecuencia los gritos de los
loros y los cantos de los mirlos.
Camino al rancho, Jacinto siguió pensando qué haría con sus naranjitos
recién sembrados y sin agua para regarlos. Ya oscurecía, y por detrás
del monte se veía salir una luna redonda y amarilla. De pronto, su perro
Canijo se puso muy inquieto: gruñía y ladraba, daba vueltas alrededor
de su amo y le mordía el pantalón, como tratando de guiarlo hacia
el camino que llevaba al monte. Jacinto sintió la angustia de Canijo y
decidió seguirlo. Subió por el camino detrás del perro, que no dejaba
de ladrar y gruñir.
Al rato, oyó un ruido: juiss, juiss, silbaba
un machete al derribar higuerillas, zarzas y
helechos. Desde lejos, Jacinto vio al Runcho
Rincón quien, aprovechando la oscuridad,
abría una trocha hasta el sitio donde crecían
unos enormes árboles llamados samanes. El
viento hacía crujir las ramas de los árboles;
parecía que lloraran.
Súbitamente, una nube escondió la Luna y
Jacinto no vio nada más. Canijo se detuvo y
dejó de oírse el ruido del machete y de las
ramas. La oscuridad y el silencio llenaron el
monte, y un resplandor luminoso surgió entre
la espesura.
El Runcho, como hipnotizado, dejó caer el
machete y se levantó con los ojos fijos en el
resplandor, el cual, poco a poco, fue tomando
la figura de una hermosa mujer. Su pelo largo
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y oscuro caía sobre sus hombros y le cubría
todo el cuerpo. Sus ojos grandes y negrísimos
echaban chispas de fuego. Y sus labios se
curvaban en feroz sonrisa. Una voz repetía:
“Ven… ven… ven…”.
Jacinto quiso gritar, pero el miedo no lo dejó.
Despavorido, vio al Runcho avanzar hacia la mujer con
las manos extendidas como queriendo abrazarla,
mientras la voz insistía: “Ven... ven… ven…”.
Tan pronto el Runcho tocó a la mujer, ésta soltó
una carcajada que retumbó en el silencio de
la noche. Sacudió la cabeza y, al instante, su
larguísimo pelo se convirtió en espeso musgo
gris y gruesos bejucos que, como serpientes, se
enrollaron alrededor del cuello, los brazos y las
piernas del hombre.
Jacinto cerró los ojos. Su corazón golpeaba
desaforadamente y sus piernas parecían
haberse clavado en la tierra. Al cabo de
unos instantes, oyó de nuevo los ladridos
de Canijo y sintió el
crujir de las ramas agitadas por el viento. Abrió
los ojos y se acercó al Runcho. Estaba muerto. Un
bejuco le apretaba el cuello y a su lado se extendía
un sendero de musgo gris que se perdía entre los
matorrales. A lo lejos, escuchó el agua del río que
volvía a correr.
Jacinto nunca dijo nada. De la Marimonda
no se debe hablar.
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Guía 24
Trabaja con un compañero C
1. Piensen sobre las siguientes preguntas:
¿Hay palabras del texto que no conocían? Recuerden que los
libros de la biblioteca y el diccionario pueden ayudarles.
¿Hay partes del texto que no entendieron? Vuelvan a leerlo para
ver si ahora comprenden mejor. Busquen en la biblioteca para
saber si hay libros que hablen de leyendas colombianas.
¿Se fijaron cómo le habla la seño Juana a Jacinto? Le dice, por
ejemplo:
— “Oíme negrito”.
— “Vos sos muy joven”.
— “No sabés nada”.
— “No me hagás hablar”.
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3. Reflexionen sobre las siguientes preguntas:
¿Les gustó la lectura? ¿Por qué?
¿Qué es lo que la Marimonda le quiere enseñar a la gente?
¿Ustedes están de acuerdo con estas enseñanzas? ¿Por qué?
¿Ustedes han oído que la gente de su región hable de la
Marimonda?
¿Qué dicen? ¿Quién es? ¿Qué hace? ¿Cómo es?
¿Cómo la llaman, Marimonda o Madremonte?
¿Por qué se llamará “Marimonda” o “Madremonte”?
Trabaja en tu cuaderno
Trabaja en tu cuaderno
6. Dibuja la Marimonda o
Madremonte, según como
la describen en tu región.
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