Los U'wa Monografía

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LOS U’WA.

Luis Miguel Palacios Londoño

Código 2051627273

HISTORIA

Sirateta,​ considerado como el creador del mundo, organizó el mundo U’wa sobre ocho
bases: cuatro que van hacia arriba y cuatro hacia abajo, las cuales sostienen la madre tierra.
El creador del mundo dejó a los U’wa unas leyes para que la población pueda vivir en
armonía con la naturaleza y con los animales que habitan el mismo territorio. En los
espacios de abajo se encuentra el agua, en forma de cuerpo de mujer, y es considerada
como el suelo o la base de todos los elementos que sostienen la tierra. Así mismo, los
mundos se dividen por colores; en el espacio de los seres vivos se encuentran los colores
blanco, azul, amarillo y rojo. Los mundos de arriba y abajo existen por las oposiciones,
“[…] el de arriba es seco, masculino, es el papa frío e infértil, y el de abajo es húmedo,
femenino, es la mamá caliente y fértil.” (Plan de salvaguarda U’wa, p.22).

HÁBITAT

El pueblo indígena U’wa, ocupa hoy gran parte del ecosistema natural de la Sierra Nevada
del Cocuy, del piedemonte de la Cordillera Oriental de los Andes y las sabanas planas del
departamento de Arauca. Su territorio ha sido modificado a lo largo del tiempo, debido al
interés de los colonos sobre la tierra. En 1986 el INCODER reduce el territorio U’wa,
creando los resguardos Chaparral y Barronegro. Estos resguardos tenían una extensión de
14.230 hectáreas, teniendo Chaparral 7.000 hectáreas y Barronegro, 7.230 (Ministerio de
Cultura, 2009). Luego, en 1999, se adjudicaron 2.594 hectáreas al resguardo, lo que
aumentó el resguardo y paso a tener 16.824 hectáreas. En ese mismo año, el INCORA
delimitó el Resguardo unido U’wa, ubicado en los departamentos de Boyacá, Santander y
Norte de Santander. Sin embargo, una vez constituido el INCORA declaró que los terrenos
aledaños al resguardo eran una zona de reserva especial a favor de Ecopetrol y de Oxy, para
perforar un pozo exploratorio. (Plan de salvaguarda U’wa, 2014)
La extensión total del territorio propio del pueblo U’wa es de 352.422 hectáreas, repartidas
en cinco departamentos del oriente colombiano, en los límites con Venezuela. Dicha
cantidad se reparte de la siguiente manera: en Arauca: 115.323 hectáreas en Boyacá, en los
Santanderes 220.275 hectáreas y finalmente, Casanare con 16.824 hectáreas.
(MINCULTURA, 2009).

Los territorios propios del pueblo U’wa se encuentran en la zona occidental del
departamento de Arauca, principalmente en los municipios de Sarracena, Fortul y Tame. En
la zona suroriental del departamento de Boyacá, en los municipios de Cubara y Guican. En
el sur de los Santanderes en los municipios de Toledo y Chitaga y finalmente, en el
departamento de Norte de Santander, en el municipio de Concepción. (MINCULTURA,
2009).

Los U’wa establecen sus viviendas cerca de fuentes de agua, en pequeñas planadas altas
para evitar las inundaciones. Sus complejos habitacionales son las parcelas dispersas e
intercomunicadas, unas de otras a través de caminos. Este aspecto es uno de los más
importantes dentro de la cultura U’wa, ya que a partir de éste se mantiene la organización,
la unidad, la autonomía y la identidad cultural. Es el espacio en donde se crean y se
mantienen todos los elementos necesarios para la supervivencia del pueblo.
(MINCULTURA, 2009).

El territorio es sagrado, es considerado como la madre y el petróleo que habita en ella es


considerado como la sangre y sin éste, la tierra no puede tener vida. Según la cosmovisión
de los U’wa, el Dios les dejó la responsabilidad de ser los guardianes de la tierra y
mantener el equilibrio de ésta. Gracias a la ley de origen, los U’wa tienen el conocimiento
ancestral para usar el territorio de forma adecuada sin dañar la naturaleza ni agotar los
recursos. El pueblo, al contrario de la cultura occidental, no ve al territorio como una fuente
de riqueza, sino como un ser vivo, con un espíritu y armonía propia. (Plan de salvaguarda
U’wa, 2014).
MUNICIPIOS CON RESGUARDOS INDÍGENAS U´WA,​ F
​ uente: Ministerio del Interior y
de Justicia de Colombia.
El territorio ancestral tiene como centro la Sierra Nevada del Cocuy. ​Raiana, ​es la montaña
principal y ​Bekana​, el lago, son considerados como el centro del mundo​. ​Las lagunas que se
encuentran en estos territorios son de gran importancia, ya que los U’wa consideran que de
ahí nacieron sus antepasados cuando las deidades dieron nacimiento de un hombre y una
mujer de cada laguna. Las parejas que nacían de cada laguna daban origen a un clan, que
fueron conformando la sociedad U’wa. (Falchetti, 2003).

POBLACIÓN

El Censo DANE 2005 reportó 7.581 personas auto-reconocidas como pertenecientes al


pueblo U’wa. El 50,3% son hombres (3.815 personas) y el 49,7% mujeres (3.766 personas).
El pueblo U’wa se concentra en el departamento de Boyacá, en donde habita el 61,9% de la
población (4.695 personas). Así mismo, se encuentran en el departamento de Arauca con el
13,2% (1000 personas) y finalmente, en Norte de Santander con el 11,5% (871 personas).
Estos tres departamentos concentran el 86,6% de la población de este pueblo. La población
U’wa que habita en zonas urbanas corresponde al 4,70% (358 personas), cifra inferior al
promedio nacional de población indígena urbana que es del 21,43% (298.499 personas).
Los U`wa representan el 0,5% de la población indígena de Colombia.

ECONOMÍA

Su economía se basa en la horticultura de acuerdo a la altura de las tres grandes zonas de la


Sierra Nevada del Cocuy: tierras altas, medias y bajas. Se destacan los cultivos de maíz,
plátano, yuca, papa, batata, arracacha, málaga, caña, fríjol, aguacate, zapote, mango, ají,
cebolla, col, owmo, ayoococa y kuesko. Practican la caza, pesca y recolección de frutos
silvestres. Comercializan con los colonos, especies menores como cerdos y gallinas.
(Arango y Sánchez, 2004).

IDIOMA.

La lengua nativa del pueblo U’wa es la U’wa Tunebo, también conocida como: tunebo,
uwua, lache; pertenece a la familia lingüística Chibcha. En el pueblo U`wa, existe un 82,6%
de hablantes (6.264 personas) sobre el total poblacional, entre los cuales el 50,06% son
hombres (3.170 personas) y el 49,04% son mujeres (3.094personas). (MINCULTURA,
2009).

En el proceso de aprendizaje de la lengua nativa los mitos cantados juegan un rol muy
importante, ya que no solo se realizan en la lengua U’wa, sino que en ellos se expresan
todas las creencias y costumbres de la comunidad. Es por esto que los niños desde los
primeros años de edad al asistir a los rituales, asimilan su cultura. Igualmente, los abuelos
se dedican a narrar cuentos en lengua a los niños para explicarles la cosmología y la
tradición de su pueblo.

Casi la totalidad de los U’wa se comunica a través de su propia lengua, a pesar de los
constantes contactos con colonos y mestizos. Gran parte de los U’wa son bilingües, ya que
aprenden lengua castellana para comunicarse con los no indígenas. Aunque estos contactos
han debilitado un poco la lengua, desde 1995 la comunidad ha realizado diversos esfuerzos
para implementar programas de etnoeducación y actualmente existen 16 escuelas a lo largo
del territorio U’wa. (Osborn, 1995).

COSMOVISION.

La cosmogonía U’wa se fundamenta en el permanente equilibrio entre el hombre, el medio


ambiente y su universo cósmico. La defensa del planeta tierra y el territorio propio asegura
la permanencia de la cultura, de lo material y de lo espiritual.
La espiritualidad U’wa se caracteriza por el alto grado de sincretismo. La antropóloga Ann
Osborn (1995), en su trabajo etnográfico llamado Las cuatro estaciones, expone la
mitología y estructura social entre el pueblo U’wa, así: Siria es el padre (considerado dueño
del universo) y Rairia la madre (quien tiene la función de cuidar y administrar una fracción
del universo). Esto da pie a la práctica del politeísmo al interior de las familias y de las
comunidades.

La violación de las leyes de la naturaleza se convierte en la principal causa de desequilibrio


y malestar humano, que además genera enfermedades según la concepción del pueblo
U’wa. En este sentido, dentro de este pueblo existen enfermedades físicas y enfermedades
de tipo cultural o espiritual como el mal de ojo, la culebrilla, la descuajadura, el yelo, las
diarreas, los sustos y los granos en la piel. Estas son curadas por el Werjaya (medico
tradicional), que es el máximo conocedor de los poderes curativos de las plantas
medicinales y a través de ritos restablece el equilibrio en la naturaleza y sana enfermedades
físicas y espirituales de las personas (MINCULTURA, 2009). Cuando las enfermedades
son de origen occidental estas también son tratadas por los médicos tradicionales y cuando
se agudizan se acude a la medicina occidental.

Gracias a la verticalidad de su territorio, pueden realizan diferentes cultivos en varios pisos


térmicos y la alimentación básica del pueblo indígena U’wa se basa en el consumo de
raíces, tubérculos, algunos granos como maíz y frutas. Dentro de la tradición de este pueblo
indígena, la miel de abeja es considerada una sustancia que significa pureza, ya que no
tiene contaminación y además ofrece fuerza y vitalidad a las personas. Esta dieta
alimenticia la complementan las carnes de animales de monte, domésticos y pescado.
(MINCULTURA, 2009).

De acuerdo con las creencias u’wa, en la antigüedad sólo consumían alimentos crudos, por
lo cual, la dieta estaba basada en vegetales y no comían carne. Osborn (1979: 59-60) señala,
sobre la base del contenido de los mitos, que los u’wa creen que en la antigüedad vivían de
la misma forma que los animales, es decir, sin fuego y sin alimentos cocinados; la
costumbre de que el enfermo coma únicamente alimentos crudos le lleva a concluir que, en
el pensamiento u’wa, cocer los alimentos e ingerir carne, puesto que no era la práctica de
los ancestros, implica correr riesgos que se traducirían en enfermedades. Razón por la cual
cuando llega a la comunidad alguna enfermedad, se alimentan de hojas y raíces eliminando
la carne y el pescado, descartando los utensilios de cocina que se utilizan regularmente. En
los tiempos ceremoniales, acostumbran a apagar los fogones, y en el pasado, rompían las
ollas para cocinar y así empezaban de nuevo sin peligro a contaminarse.

Dentro de la cosmología U’wa los mitos cantados se celebran estacionalmente y de forma


colectiva. Hay dos tipos de mitos cantados: Reowa y Aya. En primer lugar, Reowa consiste
en un ritual de soplar que busca la purificación. En este mito se tocan temas como la
muerte, la enfermedad y las formas que posee el pueblo en el mundo para combatir esos
males. Por otro lado, Aya son mitos de ordenamiento y éstos se celebran después de los
rituales de soplar. En este mito se habla sobre la aparición de los seres y las cosas en el
mundo y también, sobre el orden que este proceso de aparición genera. (Osborn, 1995).

Los mitos cantados poseen diferentes melodías y el canto para los U’wa asegura no sólo la
continuidad del universo, sino que también mantiene a las deidades en movimiento y en
acción. Las ceremonias en las que se celebran los mitos cantados se utilizan ciertos
elementos como por ejemplo la Rubara o caracola, la cual es utilizada como instrumento
para avisar a la gente y a las deidades que la celebración va a empezar. Así mismo, los Teka
son bastones que son utilizados para poder subir las pendientes en las montañas y la
Shorota, que es una corona que usan los cantores principales. También, las Wirkatha que
son capas de algodón que usan los hombres alrededor del cuello. Finalmente, se usan
instrumentos como el tambor (Kukmara), el cual se toca durante toda la noche y es
desarmado a la mañana siguiente del ritual y las maracas (Tawara), que se tocan mientras se
masca el tabaco al principio de los rituales. Así mismo, se utiliza una flauta de pan
denominada Thartan y una flauta simple llamada Tira, las cuales se tocan durante todas las
ceremonias. (Osborn, 1995).
ORGANIZACIÓN SOCIAL Y PARENTESCO.

Los U’wa se dividen principalmente en clanes, que son unidades sociales y residenciales
que agrupan una serie de individuos que poseen un origen en común. En el caso de los
U’wa, estos se organizan en clanes a partir de la pareja de ancestros que nacieron en las
lagunas de la Sierra Nevada del Cocuy. Cada clan normalmente se encuentra identificado a
un territorio en específico, pero entre todos los clanes se comparte la lengua y el sistema de
pensamiento que constituye al pueblo U’wa. (Fachetti, 2003).

La unidad de la familia del pueblo U’wa se caracteriza por ser extensa y las familias se
constituyen por el núcleo familiar de padres, hijos y otros parientes. La unidad familiar
constituye un aspecto importante en las formas de asentamiento y establecimiento de los
centros jerárquicos. (MINCULTURA, 2009).

El hombre U´wa desarrolla labores asociadas a las actividades agrícolas, a la cacería, la


pesca y otros trabajos relacionados con la auto sostenibilidad. Además, los hombres llevan
a cabo actividades organizativas y de liderazgo, como lo son la administración de justicia y
la administración financiera en las organizaciones representativas del pueblo.

Por otro lado, las mujeres se encargan del cuidado de los hijos, la cocina y el hogar. Así
mismo, son las encargadas del manejo y cuidado de las huertas caseras y de los animales de
cría, que se establecen cerca de las casas de vivienda. Aunque desempeñan labores
domésticas, también desarrollan actividades tradicionalmente masculinas como la
recolección de algunos alimentos. Otra actividad relevante en la cotidianidad de las mujeres
es tejer las mochilas propias y enseñar a las niñas a tejer. Finalmente, una labor
significativa de la cultura está relacionada con el cuidado del Ayu u hoja de coca por parte
de las mujeres, motivo por el cual estas plantas se siembran cerca de la casa familiar.
(Arango y Sánchez, 2004).

Son varios los tipos de vivienda tradicionales, existen unas rectangulares con techo de paja
hasta el piso, hay semi ovaladas con techo alto y paredes, o hay totalmente ovaladas. La
construcción de las viviendas es una labor de los hombres y casi todos los materiales con
los que se construyen son recogidos en el bosque. Cada comunidad posee una casa
ceremonial habitada por el jefe sacerdotal. (Arango y Sánchez, 2004).

Los indígenas u’wa de la Cordillera Oriental boyacense, como la gran mayoría de las
comunidades indígenas, han rechazado remplazar utensilios tradicionales como sus vasijas,
por modernos. Osborn (1979) estudio esta manifestación artística de la cultura y resalta un
paso de gran importancia que se refiere a los depósitos de donde se extrae la materia prima,
así:

“Si se encuentran en tierras de propiedad de la mujer, son para el uso de ella y de sus
hermanas; si están en las del marido, pertenecen a su cuñada. Cualquier mujer puede
explotar los depósitos existentes en tierras que estén en descanso, pero la que tenga la casa
más próxima tiene derechos preferenciales, los cuales son respetados por los propietarios de
la tierra. Las hermanas se comunican cuando van a recoger greda y casi siempre lo hacen
juntas” (Osborn, 1979).

FOLKLOR

Las tradiciones y costumbres que brindan cohesión espiritual y social al grupo están
dirigidas por los werjayas. Ellos llevan a cabo los ritos de iniciación de los niños u’wa, es
decir, el bautizo, el otorgamiento de la sal y los alimentos, el aya y la cócora, este último,
realizado exclusivamente a las niñas cuando entran en la adolescencia. Entre otros ritos
donde se hace fundamental la figura de los werjayas, se encuentran el Akaya, por medio del
cual se rinde respeto a las siembras, asegurando abundantes cosechas y buenos frutos en el
futuro; o la purificación del yopo y del cuesco, con fines medicinales, encaminados a curar
fiebres, diarreas y otras dolencias menores. En este sentido afirman, que a pesar de que la
colonización acabó con el 70% de sus botiquines naturales, aún les quedan plantas y
hierbas con las cuales pueden curarse y a las que les hacen determinadas consultas. Los
sitios de donde extraen sus medicinas se denominan centros de salud tradicional (Duran,
2016. Tomado de Ortiz, s.f.: 28).

La forma de vestir del pueblo U’wa se ha modificado significativamente. Las personas


utilizan distintas formas de vestir de acuerdo con la situación. Para las ceremonias y cantos
se usan coronas en plumas de tucán o de garzas. Las mujeres se visten con blusas de colores
vivos y se distinguen por llevar consigo un cinturón que elaboran los hombres.
(MINCULTURA, 2009).

CAMBIO CULTURAL

Según Durán (2016) tres son los hitos principales que históricamente han contribuido a
configurar la situación indígena actual. El primero responde a la serie de procesos de
expropiación y desterritorialización de los pueblos indígenas desencadenados con la
expedición de la Ley 11 de 1821 que consideró a los grupos nativos en igualdad de
condiciones frente a los demás colombianos, ordenando la repartición de sus resguardos,
empujándolos, de esta forma, a las áreas montañosas y boscosas, y expulsándolos de las
tierras productivas que les pertenecían, o convirtiéndolos en jornaleros, aparceros u otras
variantes de la economía campesina. El segundo fenómeno fue la ampliación de la frontera
agrícola y la colonización campesina que se produjo desde mediados del siglo pasado,
afectando de forma directa a los territorios indígenas, donde los campesinos desplazados
por la violencia vieron en los territorios indígenas una zona de refugio.

El tercero, y más reciente, se corresponde con la crisis agraria que se vivió en la década de
los setenta, desencadenada por la colonización de las zonas de cultivos ilícitos, proceso que
abarcó gran parte de los territorios baldíos y áreas altas de montaña, muchos de los cuales
eran colindantes con territorios indígenas o han sido espacios tradicionales de algunos de
estos pueblos. Exponiendo como la colonización campesina implica una estructura política
de corte gamonal que afecta directamente a estos pueblos.

Aun así, la lucha de los u’wa, más que para conservar su territorio, ha sido para proteger el
petróleo, ​ruiria.​ Para ellos, éste le da la fuerza a todo lo existente en el planeta, es decir, los
árboles, los animales y la especie humana; sin embargo, el gobierno no tiene conciencia de
ello; razón que los llevo a considera en 1998 la decisión extrema del suicidio colectivo, al
ver que todos los recursos que impusieron ante los organismos de justicia del Estado no
tenían un resultado favorable:
“…el final de los U’wa es cuando se muera el último U’wa del planeta tierra, cuando eso
suceda, quedará el gobierno solo para que pelee con la oscuridad y los temblores… nuestro
territorio será destruido y los U’wa dormirán en paz… y no habrá más sufrimiento… y el
gobierno tendrá a quien explotar… nosotros los indígenas cuidamos la sangre de la tierra,
por el bien de todos, incluyendo blancos, campesinos que viven en este planeta llamado
Tierra” (Werjayas, Cabildos, Cabildo Mayor, Equipo de Etnoeducación, 1996: 196).

Para el 2009 el auto 004 reconoció al pueblo U’wa como uno de los 34 pueblos indígenas
en riesgo de desplazamiento forzado por el conflicto armado. Se evidencia que el
desplazamiento en la comunidad genera un riesgo de extinción tanto físico como cultural.
Así mismo, se plantea que el pueblo U’wa ha sido víctima de violación de sus derechos
fundamentales tanto individuales como colectivos, lo que ha afectado su autonomía e
identidad cultural. Cuestión que ha agudizado el problema frente a la extracción de
hidrocarburos pues, la pérdida de prácticas agrícolas propias y han debilitado los sistemas
de soberanía alimentaria y económica.

En este territorio confluyen una gran cantidad de actores que imponen un orden social,
político y económico nuevo para las poblaciones indígenas. Esta convergencia de actores
en conflicto ha afectado a la comunidad. Así mismo, se han presentado casos en los que
estos actores han ocupado los sitios sagrados, han robado las pertenencias de las
comunidades y han reclutado jóvenes indígenas para utilizarlos como informantes o como
guías. Los bombardeos entre guerrilla y la fuerza pública han afectado a muchas familias.
Por otro lado, los helicópteros utilizan los sitios sagrados y los espacios ceremoniales como
pista de aterrizaje. También, la existencia de minas anti persona en el territorio evitan la
libre circulación de la población para realizar los cultivos y para asistir a los lugares
sagrados. (Plan de salvaguarda U’wa).
BIBLIOGRAFÍA

CARACTERIZACIONES DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE COLOMBIA.


(2009). MINCULTURA, Dirección de Poblaciones.

Ministerio del Interior. Plan de salvaguarda étnico del pueblo U’wa-Casanare.


[Recuperado de: ​http://siic.mininterior.gov.co/sites/default/files/p.s_uwa_casanare.pdf​].

Asociación de autoridades tradicionales y cabildos U’was ASOU’WAS (2013).


Diagnóstico de plan de salvaguarda pueblo U’wa. [Recuperado de:
http://siic.mininterior.gov.co/sites/default/files/p.s_uwa_boyaca_version_preliminar.pdf​].

Falchetti, Ana Maria. (2003). La búsqueda del equilibrio: Los Uwa y la defensa de
su territorio sagrado en tiempos coloniales. Academia Colombiana de Historia. Biblioteca
de Historia Nacional. Volumen CLX. Bogotá D.C.

Osborn, Ann (1979). La cerámica de los Tunebos. Un estudio etnográfico.


Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

Osborn, Ann. (1995). Las cuatro estaciones: Mitología y estructura social entre los
U’wa. Banco de la República. Museo del Oro.

Arango y Sánchez. (2004). Los pueblos indígenas de Colombia en el umbral del


nuevo milenio. Departamento Nacional de Planeación

Ortiz Parrado, Mariano (s.f. [posterior a 2000]). U’wa Patrimonio Indígena de


Boyacá. Ed. Talleres Gráficos Secretaría de Educación de Boyacá.

Werjayas, Cabildos, Cabildo Mayor, Equipo de Etnoeducación (1996). Pueblo


indígena u´wa u´wchita (nuestro territorio), en ​La manzana de la discordia. Debate sobre
la naturaleza en disputa​, Jairo Hernán Álvarez, págs. 188-206. Editorial Ecofondo, Bogotá.
Durán López, Geovanny. (2016). Conflicto socio-ambiental en el territorio U'wa: un
análisis del conflicto entre indígenas y estado colombiano en torno al desarrollo, el medio
ambiente y la cultura (Tesis doctoral). UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID,
Madrid.

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