Musical Sacram

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Lucas Muñoz Castañeda

Delegación Ministerios Laicos, Arquidiócesis de Medellín


Formación inicial de Canto Litúrgico.

Musical Sacram, 1-26.


La música Sagrada y el Concilio Vaticano II
La música sagrada es toda aquella utilizada en la celebración del culto divino con
cualidades de santidad y perfección de formas; el concilio vaticano II, tomó
decisiones acerca de esta práctica, aclaró las funciones que desempeña en los
divinos oficios, donde promueve los principios y leyes sobre la constitución de
Sagrada Liturgia. Se ha analizado con sumo cuidado sus problemas, establece
normas generales y se publicó el 26 de septiembre de 1964 para regular
correctamente la aplicación.

Se espera que los cantores, músicos y fieles desempeñen correctamente las


normas y las lleven a práctica, y así, conseguir el verdadero fin de la música
Sagrada. “Que es la gloria de Dios y la santificación de los fieles”, CDSL 112

Se designa con el nombre de música Sagrada a: canto gregoriano, la polifonía


sagrada antigua y moderna, la música Sagrada para órgano y para otros
instrumentos admitidos, el canto Sagrado popular, litúrgico y religioso.
(Cf. Instrucción, 3 de septiembre de 1958, número 4.)

Algunas normas generales


La acción litúrgica adquiere una forma más noble cuando cada uno de sus
ministros desempeña su función propia y el pueblo participa, mediante la unión de
corazones, la belleza de los sagrados y el misterio de la Sagrada liturgia y su
carácter jerárquico y comunitario; los cantores y los músicos, deben esforzarse por
conseguir esta forma de celebración donde todo el pueblo participe y colabore a la
liturgia, tanto en los aspectos pastorales y musicales.

Además de la distribución y desempeño de las funciones, se debe tener un buen


sentido y naturaleza propia de cada parte y cada canto; se requieren que los
cantos se canten efectivamente, empleando el género y la forma que requiera su
propio carácter.
Las formas solemnes y más plenas de las celebraciones litúrgicas exigen que el
canto se cante efectivamente, en la elección de cantos se escogerá y cantará todo
aquello con mayor importancia, en primer lugar, por aquellas que deben cantar el
sacerdote o los ministros con respuesta del pueblo; o el sacerdote junto con el
pueblo; se añadirán después, poco a poco, las que son propias sólo del pueblo o
sólo del grupo de cantores.

Se debe tener una selección de personas para la acción litúrgica que se celebra
con canto, dar preferencia a aquellas que son más competentes musicalmente,
especialmente en acciones litúrgicas muy solemnes y que tengan un canto más
difícil o desarrollado como la transmisión por radio o televisión.
(Instrucción, 3 de septiembre de 1958, número 95)
Si esta selección no es posible, y el sacerdote o ministro no tiene voz para cantar
bien, se puede recitar, pero sin canto, pero con voz alta y clara en algunas partes
más difíciles que le correspondan. Pero no se debe se hacer solo por comodidad
del sacerdote o ministro

Se tendrá en cuenta las posibilidades de los que pueden cantar, la Iglesia no


rechaza de las acciones litúrgicas ningún género de música Sagrada, con tal que
responda al espíritu de la acción litúrgica y la naturaleza de sus partes (Cf. CDSL,
116) y no impide la participación del pueblo. (Cf, CDSL, articulo. 28). Por esto, a
fin de la participación de los fieles, conviene variar oportunamente las formas de la
celebración y el grado de la participación, teniendo en cuenta la solemnidad del
día y de la asamblea

Se debe tener en cuenta la solemnidad de la acción litúrgica y no se basa en la


solemnidad de los cantos, se basa en la celebración digna y religiosa junto con la
integridad de la acción litúrgica, pero se debe de tener una forma más rica en
cantos y un desarrollo más solemne de la ceremonia y tener los medios para
realizarlos bien, si esto se realiza incorrectamente seria contrario a la verdadera
solemnidad.

Solo la Sede Apostólica establece los grandes principios generales, que son el
fundamento de la música Sagrada, con base a las normas tradicionales y
especialmente a la Constitución de Sagrada Liturgia.
La reglamentación de la música Sagrada pertenece también, en los límites
establecidos, a las competentes asambleas territoriales de obispos, legítimamente
constituido o conferencia obispal. (Cf. CDSL, artículo 22)

Los actores de la celebración litúrgica

Las acciones litúrgicas son celebración de la Iglesia, del pueblo santo congregado
y ordenado bajo la presidencia del obispo o de un presbítero.
(Cf. CDSL, artículos 26 y 41-42, y constitución “Lunem Gentium”, número 28)
El sacerdote y sus ministros ocupan un lugar muy especial, a causa del orden
Sagrado que han recibido, y por causa de su ministerio, los ayudantes, los
lectores, los comentadores y los que forman parte del grupo de cantores.
(CDSL, artículo 29)

El sacerdote preside la asamblea, representando a Cristo, él canta o pronuncia en


voz alta, puesto que son dichas en nombre de todo el pueblo santo y de todos los
asistentes y deben ser religiosamente escuchadas por todos. (Cf. CDSL, artículo
33). Los fieles cumplen su función litúrgica mediante la participación plena,
consciente y activa que requiere de la naturaleza de la liturgia, esto es un derecho
y una obligación para el pueblo cristiano, en virtud de su bautismo y la pertenencia
a la Iglesia. (Cf. CDSL, artículo 14). Su participación debe ser ante todo, interna es
decir que los fieles se unan en espíritu a lo pronuncian y escuchan, y cooperan a
la gracia divina, (Cf, CDSL, artículo 11), la participación debe ser exterior, es decir,
se debe expresar a través de gestos y actitudes corporales, por medio de las
aclamaciones, las respuestas y el canto, (Cf, CDSL, artículo 30), se debe educar a
los fieles a unirse interiormente a lo que cantan los ministros o el coro, para elevar
su espíritu a Dios al escucharle.

La participación en los cantos de los fieles es muy importante, por eso no hay
nada más festivo que su participación expresando la fe y la piedad en el canto, por
esto a través del canto, esto se promoverá diligentemente a través de la siguiente
manera: Se incluya en primer lugar las aclamaciones, las respuestas al saludo del
celebrante y de los ministros, a las oraciones litánicas, las antífonas y salmos y a
los versículos intercalares o estribillos que se repite, así como los himnos y
cánticos,(Cf. CDSL, artículo 30); a través de la catequesis y pedagogía se
adaptara gradualmente al pueblo al participar a las respuestas y cantos, hasta
lograr una plena participación; si se cantan cantos a varias voces y una dificultad
muy alta, se le confiará al coro, pero también añadiendo a los fieles sea en
momentos fáciles o sea el coro de la canción, pero no se puede aprobar la
práctica de confiar los cantos solo al grupo de cantores el canto del Propio y de
todo el Ordinario, por lo cual se debe añadir a los fieles.

Monseñor Ricardo Tobón afirma: “no hay mejor coro que una asamblea que
cante” reafirmando que los fieles son parte esencial de la liturgia.

En la liturgia se observará un momento de silencio, por el cual los fieles tendrán


una unión intima y mística con el misterio que se celebra, en este silencio los fieles
no se ven reducidos a espectadores mudos y extraños, ya que son parte esencial
de la liturgia ya que Dios escucha los cantos y oraciones de los fieles.
Se deben formar a los fieles, con cuidado especial acerca del canto Sagrado y a
los miembros de las asociaciones religiosas de seglares, con el fin de contribuir de
forma más eficaz a la conservación y promoción de la participación del pueblo, (Cf.
Instrucción, 26 de septiembre de 1964, números 19 y 59), en cuanto a la
formación de los fieles, debe ser lenta y pacientemente al igual que la formación
litúrgica, según la edad de los fieles, su condición, su género de vida y su nivel de
cultura religiosa, empezando desde los primeros años de formación en escuelas
elementales.( Cf. CDSL, artículo 19 e instrucción, de 3 de septiembre de 1958,
numérales 106 y 108)

El coro o “capilla musical” o “Schola Cantorum” debe de tener una atención


especial por el ministerio litúrgico que desempeñan y por el orden recibido.
Su función según las normas del concilio relativas a la renovación litúrgica, han
alcanzado una importancia y un peso mayor. A él le pertenece asegurar la justa y
correcta interpretación de las partes que le corresponden de los cantos y promover
que los fieles participen.
Por lo cual: Se tendrá un “coro”, o “capilla”, o “Schola Cantorum” y se fomentará
con diligencia, sobre todo el catedrales, seminarios y casas de estudios religiosos
por su valor tan importante en la liturgia; también es oportuno tener “coros”
inclusos modestos en iglesias pequeñas.

Las “capillas musicales” existentes en las basílicas, catedrales, los monasterios,


han adquirido un gran renombre e importancia a través de los siglos conservando
y por su tesoro musical de precio incomparable, serán conservadas según sus
normas y tradiciones, mientras estén aprobadas por el ordinario del lugar, para
conservar la solemnidad de las acciones sagradas o la liturgia. Los maestros y los
rectores de las iglesias deben de cuidar que el pueblo siempre sea asociado al
canto al menos en las piezas fáciles.
En donde no haya la posibilidad de tener un coro pequeño, se debe de tener al
menos uno o dos cantores bien formados para ejecutar cantos sencillos con la
participación del pueblo y de los fieles. También debe haber un cantor bien
formado en un coro formado en previsión a celebraciones en las cuales el coro no
pueda intervenir y aun así haya cantos solemnes, aunque con la participación de
los fieles.
El grupo de cantores se forma con base a las costumbres y las circunstancias
como un coro de hombres y niños, o de hombres solos o solo de niños o similar o
en donde sea verdaderamente veniente, solo de mujeres.
Los cantores, teniendo en cuenta la disposición de la Iglesia, sitúense de tal
manera: su función aparezca claramente, a saber: que forman parte de la
asamblea de los fieles y realizan una función peculiar; la realización de su
ministerio resulte más fácil y ágil; a cada miembro le resulte asequible la
participación plena en la eucaristía como la comunión y los sacramentos; si en el
grupo hay mujeres, el coro se debe de situar fuera del presbiterio.
Se debe de tener una formación litúrgica y espiritual a los cantores, y con esto
desempeñan perfectamente su función litúrgica y no aporten solamente belleza a
la Acción Sagrada, sino, también tener un fruto espiritual; la formación musical
también debe ser parte importante del desarrollo del cantor.
Para lograr más fácilmente, esta formación tanto técnica como espiritual, prestará
su colaboración las asociaciones de música Sagrada diocesanas, nacionales e
internaciones, teniendo preferencia a las que han sido aprobadas y recomendadas
por la Sede Apostólica.
El sacerdote y los ministros, ayudantes y el lector, los cantores y el comentador,
pronunciaran correctamente y de forma legible los textos, con el fin que los fieles
puedan responder de forma fácil y sencilla y conviene que el Sacerdote y los
ministros unan su voz a la de toda la asamblea de los fieles en las partes que
correspondan. (Instrucción, 1964, número 48, b)

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