EL MANDATO AD LITEM NECESARIO Exposición
EL MANDATO AD LITEM NECESARIO Exposición
EL MANDATO AD LITEM NECESARIO Exposición
Extensión. Dentro del mandato del abogado quedan incluidos todos los actos
del procedimiento que tienden normalmente al desarrollo de la situación
procesal, sea desde el punto de vista del demandante, sea desde el punto de
vista del demandado. Estos actos son oponibles al cliente, aun cuando lo
perjudiquen, puesto que forzosamente caen dentro del círculo de las
actuaciones necesarias para la postulación y la defensa de la causa, materias
constitutivas del mandato ad litem del abogado. El cliente no puede, pues, ni
declarar que desconoce esos actos, ni incoar el procedimiento de la
denegación para hacerlos caer. La parte contraria, por su lado, al concurrir al
proceso en esas condiciones, tiene derecho a contar con la estabilidad de los
actos emanados de su abogado, y a no verse expuesta a las consecuencias de
un desconocimiento o de una denegación que de esos actos pudiera intentar el
otro litigante. El cliente puede solamente ejercer contra su abogado una acción
para resarcirse de los perjuicios que éste pueda haberle causado con la
ejecución inconveniente del mandato, conforme al derecho común. Fuera de
los indicados, hay dos clases de actos para los que el abogado necesita poder
especial: en la primera el poder es requerido a pena de denegación; en la
segunda es requerido a pena de nulidad.
Actos denegables. Son, de acuerdo con el art. 352, las ofertas, las
manifestaciones, los consentimientos. Estos actos, implicativos de abandono
de un derecho, pueden tener graves consecuencias sobre los intereses de la
parte. De ahí el régimen especial a que se hallan sometidos: la parte puede,
con su silencio, reconocerles plena eficacia, dándolos por incluidos en el
mandato de su abogado; pero puede por el contrario hacerlos caer
demostrando que no otorgó un poder especial para consentirlos. Ejemplos: el
ofrecimiento de la prueba testimonial, que expone al que lo hace a las
consecuencias de los resultados de una contrainformación; la renuncia al
derecho de oponer una nulidad o una caducidad: el deferir al adversario el
juramento decisorio; el concluir al fondo, renunciando así a una excepción que
el cliente había recomendado proponer; la aquiescencia expresa o implícita a
un fallo desfavorable en todo o en parte a las pretensiones del cliente,
implícativa de renunciación al ejercicio de los correspondientes recursos
contra el fallo.
Cómo termina. El mandato del abogado concluye por las siguientes causas:
lo. Por la revocación de sus poderes o por la renuncia de su mandato. Sin
embargo, para que estas causas de extinción produzcan efectos frente a la
parte contraria, el Art. 75 exige que se acompañe la primera y siga la segunda
de la constitución de otro abogado.
2o. Por la terminación de la instancia y del proceso. Pero el Art. 1038
prolonga el mandato durante seis meses a partir de la sentencia definitiva, en
lo que concierne a la ejecución de ésta.
3o. Por el fallecimiento del abogado.
4o. Por la pérdida temporal del ejercicio de la profesión pronunciada como
pena disciplinaria de acuerdo con el Art. 142 de la L. de O. J.
5o. Por la aceptación por el abogado de una función judicial, a causa de la
incompatibilidad establecida por el Art. 6 de la L. de O. J.
En las tres últimas causas la extinción del mandato del abogado son al mismo
tiempo causas de la interrupción de la instancia (Art. 342 y s.).
EL MANDATO AD LITEM OCASIONAL