Temas para Mujeres 2024
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cómo usarla
Efesios 6 es el último capítulo de la carta de Pablo a los Efesios y en los versículos 10 al
18 él los anima a permanecer firmes en el Señor. Él sabía que como cristianos, nos
enfrentamos a una guerra espiritual intensa y debemos estar preparados. Pablo
habla sobre la armadura de Dios, las herramientas que Dios da a sus hijos para que
podamos vencer los ataques del diablo.
Al vestirnos y usar la armadura de forma efectiva podremos hacer frente a todas las
trampas del maligno y saldremos victoriosos. Veamos lo que Efesios 6:10-18 nos dice
sobre la armadura de Dios, para qué sirve y cómo debemos usarla.
Efesios 6:10-18
10 Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor.
11 Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las
artimañas del diablo.
12 Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra
autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra
fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.
13 Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día
malo puedan resistir hasta el fin con firmeza.
14 Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la
coraza de justicia,
15 y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz.
16 Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas
las flechas encendidas del maligno.
17 Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de
Dios.
Lo primero es fortalecernos en el Señor. ¡De él viene nuestra fuerza! Esta llega cuando
reconocemos que dependemos de Dios, le buscamos en oración, leemos su Palabra y
escuchamos su voz.
Luego debemos vestirnos, tomar la armadura y ponérnosla. Esto requiere iniciativa, una
acción de nuestra parte y una decisión: no me enfrento con mis propias fuerzas sino que
uso las armas que Dios me da. Es un acto de humildad y de confianza total en el poder
de Dios y en su sabiduría.
Jesús ya venció al diablo en la cruz, la batalla final está ganada. Sin embargo, nos
enfrentamos a batallas espirituales cada día y debemos hacerlo con las armas que Dios
nos da, no con nuestro intelecto o con nuestras fuerzas físicas. Esta es una lucha
espiritual y nuestro adversario, el diablo, es astuto e intentará desanimarnos en nuestro
andar con Cristo. Usando bien las armas que Dios nos da, venceremos.
La guerra espiritual
Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra
autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra
fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse
toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta
el fin con firmeza.
(Efesios 6:12-13)
La realidad es que estamos en una lucha espiritual constante, nos guste o no. En 1
Pedro 5:8-9 dice:
Somos llamados a resistir, a estar preparados para el ataque y firmes en la fe. Es una
lucha intensa, pero Dios no nos deja indefensos. Él provee la armadura que necesitamos
para vencer. ¡Sólo tenemos que ponerla y usarla!
Al usar todas las armas que Dios nos ha provisto, estaremos protegidos y listos para
la batalla. Esa es la forma en la que resistiremos firmemente hasta el fin, hasta que
estemos con Jesús por la eternidad.
1. El cinturón de la verdad
Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad...
(Efesios 6:14 a)
El cinturón que llevaban los soldados era bastante ancho. Servía para mantener la
túnica interior en su lugar a la vez que protegía y daba soporte al cuerpo. De esa misma
forma, el cristiano debe conocer la verdad sobre quién es en Jesús y vivir una vida
íntegra que honre su posición en Cristo.
El diablo intentará engañarnos con sus mentiras para que fallemos, dudemos o
comprometamos nuestra identidad. Debemos permanecer firmes en la verdad de que
somos hijos de Dios, transformados por él y salvados de la muerte eterna. Nada ni nadie
nos arrebatará de su mano (Juan 10:28).
Cómo usar el cinturón: Llena tu mente y tu corazón con la verdad de la palabra de Dios.
Cultiva una amistad profunda con Dios a través de la oración. Fortalece tu espíritu cada
día alabando a Dios y pasando tiempo con él. Vive una vida íntegra y sé veraz en todas
tus acciones y palabras.
2. La coraza de la justicia
...protegidos por la coraza de justicia...
(Efesios 6:14 b)
La coraza iba enganchada al cinturón y protegía órganos vitales. Una herida en el pecho
puede ser mortal y por eso el soldado debe cubrirlo bien. Así mismo debemos vestirnos
con la justicia de Dios que tenemos a través de Jesús. Somos justificados por nuestra fe
en Cristo (Romanos 5:1-3). La batalla contra las tentaciones y el pecado no la ganamos
por nuestra propia justicia. La ganamos recordando quiénes somos en Jesús y
manteniéndonos firmes en esa realidad.
Cuando Dios nos mira él ve a Jesús en nosotros. Nosotros también debemos enfocarnos
en la obra de Dios en nuestras vidas. Necesitamos mantener nuestros ojos puestos en
Jesús, no en nuestro pasado sin él, en nuestras emociones o en los errores que
cometemos.
Cómo usar la coraza: ¡Recuerda tu identidad en Cristo! Gracias a él has sido justificado
y perteneces a Dios por la eternidad. No creas las acusaciones del enemigo cuando trae
a tu mente los pecados del pasado como si definieran tu presente. Tampoco creas
cuando te dice que no puedes vencer una tentación. Pide a Dios que te ayude a verte
como él te ve, a recordar el poder que él te concede para vencer y a actuar siempre
como él desea que lo hagas.
Los pies necesitan estar bien protegidos para avanzar en la batalla. El enemigo puede
colocar objetos cortantes o trampas para hacernos caer y evitar que avancemos. Su
meta es impedir que salgamos a proclamar el evangelio de la paz. Puede atacar con
tentaciones, complejos, sentido de inferioridad, ansiedad, gente que se burla... la lista
es larga. Pero en Cristo nuestros pies están firmes y dispuestos para llevar el evangelio
de la paz. Damos pasos y ganamos terreno (vidas) para el reino de Dios porque él nos
capacita y porque nosotros mismos hemos experimentado su paz.
El reino de Dios es uno de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Romanos 14:17). Ese
es el mensaje que debemos proclamar. Sí, es cierto que es una guerra, pero las armas
que Dios nos da no son de este mundo y pueden parecer ilógicas. No ganamos
imponiendo o alterándonos; ganamos viviendo llenos de su paz y llevándola a todos los
que nos rodean.
Cómo usar el calzado: Permite que la paz de Dios llene tu corazón cada día. Pasa
tiempo con Jesús y fortalece tu espíritu. No dejes que las trampas del enemigo impidan
tu avance y efectividad. Afirma tus pies, pide a Dios que te de valentía y comparte su
evangelio de paz con todos los que te rodean.
4. El escudo de la fe
Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las
flechas encendidas del maligno.
(Efesios 6:16)
Aquí Pablo no solo menciona la parte de la armadura sino que también nos dice para
qué la usaremos. El escudo al que se refiere era uno grande que cubría y protegía toda la
parte delantera del soldado. Era resistente y estaba cubierto de cuero porque a veces el
enemigo atacaba con flechas encendidas y el cuero actuaba como aislante protector.
Con el escudo de la fe podemos apagar todas las flechas que nos dispara el maligno. El
ataque del diablo puede venir de cualquier lugar, por eso es importante estar alerta
para poder colocar el escudo en el lugar preciso y protegernos.
Una de las armas que el diablo usa con frecuencia es la duda. Nos incita a dudar del
poder, el amor o la bondad de Dios. Al ejercitar nuestra fe y afirmarnos en lo que
sabemos sobre Dios y su obra en nosotros, esos ataques pierden su efectividad y
avanzamos en nuestro andar con Jesús.
5. El casco de la salvación
Tomen el casco de la salvación...
(Efesios 6:17 a)
El casco protege la cabeza. Nuestra mente debe estar llena de la certeza de nuestra
salvación. Hemos de vivir cada día la vida que Dios quiere que vivamos como hijos
suyos, anclados en esa certeza y con nuestros corazones llenos de gratitud.
Somos «linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios,
para proclamar las obras maravillosas de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz
admirable» (1 Pedro 2:9). Esa es nuestra realidad y ese es nuestro propósito. No
permitamos que el diablo ponga en nuestras mentes dudas sobre nuestra salvación.
Somos salvos por la fe en Cristo (Gálatas 3) y nadie nos puede arrebatar esa salvación.
Cómo usar el casco: Recuerda que eres salvo por la fe en Jesús y eso nadie lo puede
cambiar. Vive en confianza y en obediencia la vida que Jesús desea para ti. Combate con
la palabra de Dios las dudas sobre tu salvación o las tentaciones a sentir que no mereces
su amor o su perdón. Él te ama, te salvó y eres suyo por la eternidad.
Esta es la única arma de ataque, las otras son armas de defensa. La espada sirve tanto
para la defensa como para atacar al enemigo. La palabra de Dios alumbra nuestro
camino (Salmo 119:105) y nos ilumina con la enseñanza del evangelio. Con la espada del
Espíritu nos defendemos y hacemos frente a los ataques del enemigo (mentiras,
engaños). A la misma vez, atacamos con la verdad. Recordemos el ejemplo de Jesús
cuando fue tentado, cómo usó la palabra de forma efectiva para vencer las tentaciones
del diablo (Mateo 4).
Combatimos los malos pensamientos, las dudas y las enseñanzas falsas llenando
nuestra mente con el mensaje de la Biblia. El diablo intentará engañarnos. Sin embargo,
cuando conocemos bien la palabra de Dios nos mantenemos firmes en la verdad y
continuamos activos en la batalla sin temor.
Cómo usar la espada: Estudia la Biblia, memorízala, aprende a usar la palabra de
verdad de forma efectiva. Combate las mentiras con la verdad bíblica. Guarda la palabra
de Dios y vive una vida acorde a lo que Dios te pide.
La importancia de la oración
El soldado cristiano se prepara para la batalla, se fortalece y recibe sus órdenes a través
de la oración. La comunicación con Dios, nuestro Comandante, debe ser constante para
fortalecernos y recibir sus instrucciones con la estrategia que debemos seguir.
No solo debemos orar por nuestras luchas, retos o dificultades. También debemos
apoyar a nuestros hermanos en oración. Si vemos a algún hermano luchando contra un
pecado o duda, o si está pasando por sufrimiento o persecución, es nuestro deber
apoyarlo con nuestras oraciones y animarlo.
¿Quieres vencer en esta guerra espiritual? Vístete cada día con la armadura de Dios,
pasa tiempo en oración delante de él, estudia su palabra y mantente alerta frente a los
ataques del enemigo.
UNA FAMILIA RESTAURADA POR DIOS
"Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del
incienso. Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor".
Dios siempre está allí, pero él espera tu iniciativa, pues respeta tus
decisiones. La presencia de Dios y Su poder ministra nuestro ser, restaura
nuestro corazón, Lucas 1:13 (en la presencia de Dios el temor se va y es
restaurada la esperanza y la fe).
Reflexión final: Nuestro buen Dios conoce las diversas situaciones que
vivimos, incluso las crisis, éstas deben enfrentarse con la ayuda de
Dios.
Como padre el cumplir con el sustento de hogar, ser marido fiel, dar
buen ejemplo a los hijos, amar y cuidar de la esposa. También Dios
quiere de nosotros que con amor ayudemos a los necesitados, el
mismo Jesús vivo para servir y no para ser servido y demande de
nosotros que seamos consuelo de los afligidos, que demos pan al
hambriento, etc.
Son muchas las citas bíblicas sobre este tema, cada ser humano es
distinto al otro y su llamado tiene matices diferentes, el llamado de
cada persona es un llamado especial, busca a Dios en oración y pide
que te ayude a cumplir con tu ministerio, tu propósito en la vida.
Sobre ese tema tenemos una publicación sobre la voluntad de Dios
para tu vida que te invitamos a leer.
Cada una de nosotras tiene un futuro que atravesar, pero… ¿cómo transitarlo?
Aquí podemos contemplar el ejemplo de una vida que nos instruye cómo hacerlo.
Una mujer vestida de fortaleza y dignidad es la que se ríe sin temor a lo que
vendrá.
“Fuerza”
La palabra “fuerza” es la misma que se usa en el versículo 17, “Ciñe de fuerza
sus lomos y esfuerza sus brazos”.
Estudiando anteriormente este pasaje de Proverbios 31:10-31, vimos que era
Dios quien la ceñía de fuerza. Su confianza en Él le daba esa fortaleza física,
mental y espiritual. Ella tenía esa fuerza porque caminaba con Dios.
“Honor”
La palabra hebrea, “honor” (hadar), incluye la idea de “gloria, honor, majestad,
esplendor y belleza”. La honra, vestidura de la mujer virtuosa, es la honra debida
a la hermosura y magnificencia de Dios (Salmos 145:5). Ella era un reflejo de la
gloria de Dios al estar vestida de Su Palabra en mente y acción, de ese modo
manifiesta fuerza y honor.
“Se ríe de lo porvenir”
Esta mujer no estaba preocupada por el futuro porque Dios la capacita y prepara.
– La mujer del pozo, ayudó a ganar su pueblo para Cristo (Juan 4:39).
– Tabita fue una discípula y tuvo un ministerio que ayudaba haciendo túnicas
para las viudas (Hechos 9:36-39).
– María ungió a Jesús con un perfume muy costoso y se sentaba a sus pies,
escuchaba su palabra (Juan 12:3; Lucas 10:39).
Cada una de estas mujeres estuvo vestida de fortaleza; ellas no temían al por
venir.
Su futuro estaba sostenido por Dios; sus planes y proyectos no dependían de las
situaciones adversas que pudieran ocurrir, sino de la dependencia en Dios, eso es
fortaleza de carácter. Fueron mujeres que experimentaron el gozo de Dios.
¡Cuánto necesitamos ser esos ejemplos y tener esos ejemplos a nuestro lado!
Claramente, hay una gran diferencia entre tener la fortaleza de esta mujer, y vivir
dominada por las circunstancias cotidianas. Ella resistía sus batallas porque su
fuerza provenía del Dios incontenible.
Lucha con conciencia, no vivas el día a día sin guía. Trabaja con esfuerzo y de la
misma manera que cada mañana vas al armario a buscar tu ropa, ve a Dios y
vístete de Sus fortaleza y honor. ¡Esto es realmente importante! Necesitamos esa
dependencia de Dios, porque estamos influyendo continuamente a nuestro
entorno; nuestro fruto será notorio.
Todas las mujeres que hemos traído a la memoria hoy se mantuvieron como
viendo al Invisible, confiadas en Él. Ahora, necesitamos fijar nuestros ojos en
Aquél que puede hacer lo que nosotras no podemos. Dios es sabio, fuerte, justo y
poderoso para sustentarnos, proveernos, sostenernos y darnos Su gracia para todo
lo que debemos hacer. Podemos transitar las pisadas de estas mujeres confiadas y
firmes en Dios.
Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus
caminos. Salmo 84:5
Si eres alguien que está sufriendo hoy en día, o si estás pasando por una
situación difícil, Dios te asegura que Él recuerda tu situación y tu dolor.
Dios ha estado juntando las lágrimas de dolor que has derramado desde
el primer recuerdo que tienes de cuando lloraste con un dolor profundo, y
son estas lágrimas que son cuidadosamente almacenadas y observadas
por Dios. Esto demuestra que puedes confiar en que el Padre Celestial
cuidadosamente registra cada momento de tus luchas y pruebas, y que
ninguna situación en tu vida escapa sin Su gloriosa observación.
Los que están en Cristo Jesús, deben sentir una paz notable sabiendo que
Dios almacenará los momentos de sufrimiento, sean pequeños o grandes.
Sin embargo, debería haber una mayor esperanza inexplicable, confiando
en que aquellos que están en Cristo estarán en la eternidad donde jamás
habrá más lágrimas. Como dice Apocalipsis 21:4, “Él les secará toda
lágrima de los ojos, y no habrá más muerte ni tristeza ni llanto ni dolor.
Todas esas cosas ya no existirán más”.