Tectonic A de Placas

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TEORÍA DE LA TECTÓNICA DE PLACAS

ANTECEDENTES.

1. Teoría de la Deriva Continental. (Wegener, 1912).

Según esta teoría, la disposición actual de los continentes se debe a la


fragmentación de un “supercontinente” (Pangea) en el que. hace cientos de
millones de años, se reunían todas las tierras emergidas. Posteriormente, los
continentes se separaron y fueron “derivando”, deslizándose sobre los fondos
oceánicos, hasta alcanzar su posición actual. En apoyo de esta teoría, se
adujeron las siguientes pruebas:

 PRUEBAS MORFOLÓGICAS.
Coincidencia de los bordes continentales, particularmente si tenemos en
cuenta los límites de las plataformas continentales.

1
 PRUEBAS GEOLÓGICAS.
Presencia de estructuras geológicas equivalentes en continentes
actualmente muy alejados entre sí.

 PRUEBAS PALEONTOLÓGICAS.
Presencia de fòsiles idénticos en continentes actualmente muy alejados
entre sí.

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 PRUEBAS CLIMÁTICAS.
Presencia de depósitos glaciares de la misma época en Sudamérica,
África y la India.

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 PRUEBAS GEOMAGNÉTICAS
Los minerales magnéticos, en rocas de igual edad en distintos
continentes, según su posición actual, señalan a “polos norte” diferentes.
Trasladando estos continentes a su posición en el pasado, la orientación
de los minerales magnéticos se vuelve coincidente: se orientan hacia el
mismo “polo norte”.
P.N.

ACTUAL
-200 m.a.

En su momento, esta teoría tuvo poca aceptación pues fue incapaz de explicar
de forma convincente la causa del movimiento de los continentes.

2. Existencia de corrientes de convección en el manto (Holmes, 1945).

En la década de los 40, Holmes intenta ofrecer una explicación causal para la
deriva continental. Para ello, propuso un mecanismo basado en la existencia de
corrientes de convección en el manto terrestre, generadas como resultado de
la transferencia de calor procedente del núcleo (más caliente) hacia la superficie
(más fría).
Se sugiere que en el manto debe existir suficiente plasticidad (es decir, el
material es capaz de deformarse y estirarse sin romperse) como para propagar el
calor interno de la Tierra mediante corrientes de convección.
Las corrientes se establecen por la diferencia de temperatura y densidad entre
las zonas más profundas del manto, a mayor temperatura y menos densas, y
las más superficiales, a menor temperatura y más densas. Los materiales
profundos, menos densos tienden a subir provocando corrientes ascendentes;
a medida que suben, se van enfriando, por lo que ganan densidad y, al entrar en
contacto con la litosfera se desplazan lateralmente y luego bajan, constituyendo
corrientes descendentes. De este modo se organiza un sistema de celdas de
convección.
Las corrientes ascendentes y descendentes del manto podrían explicar el
movimiento de las placas, al actuar como una especie de "rodillo" que las
moviera.
La teoría de Holmes se basa en que el gradiente geotérmico es máximo en las
dorsales oceánicas – zonas de ascenso de corrientes calientes – y mínimo en
fosas oceánicas – descenso de corrientes más frías - .

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Desde la formulación de la Teoría de las Corrientes de Convección, se ha
mantenido controversia acerca del alcance en profundidad de dichas corrientes.
Hasta hace poco, la idea más aceptada era que estas corrientes se producían en
la astenosfera, la capa de “baja velocidad de las ondas sísmicas” (y, por tanto,
de mayor plasticidad de los materiales) que parecía dibujarse a partir de unos
100 Km de profundidad. Estudios más recientes ponen en duda la existencia de
la propia astenosfera o, al menos, de que se trate de una capa continua que
afecte a todo el planeta. Actualmente, se tiende a creer que las corrientes
convectivas pueden afectar a la totalidad del manto, originándose en la zona de
contacto con el núcleo (nivel “D”). En el modelo actual, se acepta también la
existencia de plumas o penachos térmicos al margen de los sistemas de
celdas de convección.

3. Teoría de la expansión del fondo oceánico (Hess, 1962).

En los años 20 del pasado siglo, se creía que los fondos de los océanos eran
planos. Tras la Segunda Guerra Mundial, y por razones militares, se exploraron
los fondos oceánicos y se pudo comprobar que presentaban relieves muy
llamativos: junto a grandes llanuras, aparecían también enormes depresiones
muy profundas (fosas oceánicas) y grandes cadenas montañosas (dorsales
oceánicas).
Se comprobó, además, que las rocas que forman los fondos oceánicos son
siempre muy “jóvenes” (no superan los 180 millones de años de antigüedad), en
tanto que hay rocas continentales de casi 3000 millones de años de antigüedad.

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En el año 1962, el geofísico Harry Hess publicó un trabajo en el que proponía
que a través de las grandes dorsales oceánicas se expulsaba continuamente
magma (materiales rocosos fundidos a alta temperatura) procedente del manto y
que se extendía a ambos lados formando el suelo oceánico, como una cinta
deslizante. El suelo o fondo del océano se sumergía después en las grandes
fosas oceánicas debajo de las costas de algunos continentes.
La teoría de Hess se basaba en el estudio de las edades de las rocas del
fondo oceánico: más antiguas, cuanto más nos alejamos de la dorsal; y
simétricas, en relación con el eje de la dorsal.

Las pruebas que aportó Hess no fueron suficientes para explicar la expansión del
fondo del océano y el movimiento de los continentes. La prueba decisiva
llegaría cuando se estudió el paleomagnetismo de las rocas del fondo
oceánico.
El paleomagnetismo es el magnetismo remanente o “fósil”, que presentan
ciertas rocas antiguas y que nos proporciona información acerca de las
condiciones en que se formaron. Las rocas magmáticas se producen como
consecuencia de la consolidación o solidificación de un magma al enfriarse
(rápida o lentamente). En estos magmas, existen minerales que contienen
elementos metálicos, capaces de orientarse en relación con el campo magnético
terrestre, mientras el magma se mantiene fundido. Una vez que el magma se
solidifica, estos materiales ya no pueden modificar su orientación, así que nos
están indicando cuál era la dirección y polaridad del campo magnético en el
momento en que se formaron.

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El campo magnético terrestre ha invertido su polaridad en numerosas
ocasiones a lo largo de la historia de la Tierra. Así, las rocas formadas en épocas
de campo magnético “normal” (con la misma polaridad que el actual) se
magnetizaban en la misma dirección del campo magnético actual, mientras que
las formadas en épocas de campo magnético “invertido”, se magnetizaban en
dirección opuesta al campo magnético actual.

Estudios realizados alrededor de 1965 pusieron de manifiesto la existencia de


una distribución más o menos simétrica de bandas paleomagnéticas a
ambos lados del eje de la dorsal centroatlántica. La única explicación posible
para este bandeado es que los materiales de los fondos oceánicos se van
generando en las dorsales, y van siendo desplazados a ambos lados de ellas por
materiales nuevos que afloran continuamente procedentes del manto. Se
produce, así, una auténtica expansión o crecimiento del fondo oceánico.

4. Los cinturones activos (zonas de actividad sísmica y volcánica).

Terremotos y volcanes son las manifestaciones más fácilmente observables de


la actividad interna de la Tierra.

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En los años 60, se estableció una red mundial de sismógrafos (aparatos que
registran la ondas sísmicas), para detectar los epicentros de todos los terremotos
que se producían anualmente y elaborar un mapa de su distribución. Al elaborar
estos mapas, se descubrió que los epicentros de los terremotos se distribuían en
zonas muy estrechas, llamadas cinturones sísmicos, y que, curiosamente,
coincidían con la localización de las principales zonas volcánicas.
Estas zonas de acumulación de actividad sísmica y volcánica, se concentran en
dos grandes alineaciones de miles de kilómetros de longitud y unos pocos de
ancho (cinturones activos).

 Cinturón circumpacífico (“cinturón de fuego del Pacífico”).


 Cinturón euroasiático-melanésico.

Los límites de estos “cinturones” van a coincidir con los límites de las placas
tectónicas (placas litosféricas) que propondrá Tuzo Wilson, en 1968, cuando
proponga su Teoría de la Tectónica de Placas.

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LA TEORÍA DE LA TECTÓNICA DE PLACAS.

1. La Tierra está dividida en placas litosféricas, constituyendo como una especie


de mosaico. Estas placas incluyen la corteza y la parte superior del manto, hasta
una profundidad de unos 100 Km, y se encuentran “flotando” sobre el manto, que
tiene un comportamiento plástico, dado que sus materiales se encuentran a muy
elevada temperatura.

2. Algunas de estas placas presentan exclusivamente corteza oceánica; otras


exclusivamente corteza continental; y el resto son mixtas.

PLACA OCEÁNICA PLACA CONTINENTAL PLACA MIXTA

CORT.
MANTO

MANTO SUPERIOR

PRINCIPALES PLACAS LITOSFÉRICAS:


 Euroasiática
 Africana
 Norteamericana
 Sudamericana
 Pacífica
 Nazca
 Indoaustraliana
 Antártica

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3. Estas placas se desplazan sobre el manto plástico subyacente. El movimiento
relativo entre dos placas puede ser: de separación, de aproximación o de
deslizamiento lateral.

4. Dependiendo del tipo de movimiento entre placas, se distinguen tres tipos de


límites o bordes de placas: constructivos, destructivos y pasivos.

5. Los bordes constructivos se sitúan en los lugares donde dos placas se separan.
En la línea de separación se produce una fractura o rift, a lo largo de la cual
afloran materiales magmáticos procedentes del manto. Estos materiales se van
enfriando e incorporando a las placas (a ambos lados del rift), y van desplazando
a los ya existentes; de este modo, las rocas del fondo oceánico son más antiguas
cuanto más alejadas están del rift (esto se ha podido confirmar por datos
paleomagnéticos). Debido a esto, se produce una continua expansión del
fondo oceánico; es decir, se está produciendo una auténtica creación de
corteza oceánica. A ambos lados del rift, la acumulación de materiales acaba
constituyendo una auténtica cordillera submarina, la dorsal oceánica.

El proceso se inicia cuando una corriente de material magmático caliente


asciende en el manto hasta encontrarse con la litosfera continental rígida, a la que
presiona, produciendo una especie de “abombamiento”. La presión acaba por
fragmentar la placa continental, produciéndose una zona deprimida a modo de
valle (el rift), que acaba siendo invadida por el agua, formando grandes lagos

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(etapa Rift Valley). A medida que el proceso continúa, el valle se va
ensanchando hasta que es invadido por el mar: nos encontramos ante un
pequeño “océano” incipiente y una pequeña dorsal (etapa Mar Rojo). Si se
continúa generando nueva corteza oceánica en la dorsal, el océano se irá
ensanchando, y los continentes originados acabarán separados por miles de
kilómetros de distancia (etapa Océano Atlántico)

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6. Los bordes destructivos son zonas donde dos placas se aproximan y colisionan.
En general, una de las dos placas, la de mayor densidad, se curva y se desliza,
subduciendo bajo la otra; por eso, a estas regiones se les denomina zonas de
subducción, y constituyen grandes fosas oceánicas. La placa que subduce forma
un plano inclinado de unos 45º (el plano de Benioff); a lo largo de este plano, el
rozamiento entre ambas placas es tan fuerte que se generan enormes presiones y
temperaturas, responsables de intensos procesos de metamorfismo regional;
los materiales sometidos a tan altas temperaturas se fusionan y originan magmas,
algunos de los cuales escapan a la superficie originando fenómenos volcánicos.
Los materiales fundidos de la placa que subduce acaban incorporándose al
manto, por lo que podemos decir que se está llevando a cabo una auténtica
destrucción de corteza oceánica. Dependiendo de la naturaleza de las placas
que colisionan, se pueden distinguir tres tipos de bordes destructivos:

 Si se trata de dos placas oceánicas, una de ellas subduce bajo la otra y los
magmas generados por el rozamiento afloran en erupciones volcánicas,
que forman arcos insulares.

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 Si se trata de una placa oceánica y otra continental, la oceánica (más
densa) subduce bajo la continental. El formidable empuje de ambas placas
da lugar al plegamiento de los sedimentos acumulados en la fosa oceánica,
que acaban emergiendo y constituyendo un orógeno o cordillera
pericontinental (p.ej., los Andes). A este proceso se asocian, también,
intensos fenómenos de metamorfismo, así como actividad sísmica y
volcánica.

 Si se trata de dos placas continentales, ninguna de las dos placas subduce,


sino que ambas colisionan, en un proceso denominado obducción; el
plegamiento desencadenado por este violento empuje produce un orógeno
o cordillera intracontinental (p.ej., el Himalaya)

7. Los bordes pasivos son aquellos en que las placas se deslizan lateralmente, sin
separación ni choque; por tanto, no hay ni creación ni destrucción de corteza
oceánica. Los rozamientos entre las placas que se deslizan originan una intensa
actividad sísmica.

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8. Causas del movimiento de las placas litosféricas.

 Existencia de corrientes de convección en el manto. Estas corrientes


“arrastrarían” en su movimiento a las placas litosféricas que “flotan” sobre el
manto. Las corrientes se establecen por la diferencia de temperatura y
densidad entre las zonas más profundas del manto, a mayor temperatura y
menos densas, y las más superficiales, a menor temperatura y más
densas. Los materiales profundos, menos densos tienden a subir provocando
corrientes ascendentes; a medida que suben, se van enfriando, por lo que
ganan densidad y, al entrar en contacto con la litosfera se desplazan
lateralmente y luego bajan, constituyendo corrientes descendentes. De este
modo se organiza un sistema de celdas de convección. En los lugares en
que coinciden dos corrientes que confluyen y luego descienden se produciría
una zona de subducción; en aquellos otros en que las corrientes ascienden y
luego se bifurcan se originaría una zona de rift.

 Arrastre y empuje de las placas. Estos mecanismos implican, en parte, la


fuerza gravitatoria (Fg). La cresta de la dorsal se encuentra en una posición
elevada, de modo que al enfriarse el magma, éste presiona y empuja a las
placas, cuyo deslizamiento se ve favorecido porque el movimiento es
descendente (empuje). Por otra parte, la placa oceánica, a medida que nos
alejamos de la dorsal, se enfría gradualmente y aumenta su densidad.
Finalmente, se “hunde” en la zona de subducción, “cuesta abajo”, a favor de la
gravedad. Una vez iniciada la subducción, el peso de la placa hundida (Fp) es
capaz de arrastrar progresivamente al resto de la placa (arrastre).

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9. Fenómenos en el interior de las placas. Magmatismo intraplaca.
En el interior de las placas litosféricas se producen fenómenos magmáticos,
asociados a la presencia de puntos calientes. Los puntos calientes son regiones
de la superficie terrestre donde se da una anomalía térmica importante debido al
ascenso de magma en forma de plumas o penachos desde zonas muy profundas
del manto. Probablemente ese material proceda de la capa “D”, donde parece
que llega la litosfera subducida que, una vez calentada y reblandecida pierde
viscosidad y asciende nuevamente hacia el exterior de la tierra.
Parece ser que los puntos calientes están fijos sobre el manto, por lo que el lugar
de la superficie en el que aflora el punto caliente es independiente del
movimiento de las placas. Este es el caso de algunos archipiélagos volcánicos,
como el de las islas Hawai, que se sitúan alineados en la dirección del
movimiento de la placa.

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Lo más frecuente es que los puntos calientes se encuentren en el interior de una
placa oceánica aunque tambien se localizan próximos a las dorsales oceánicas
(Galápagos, Azores, Islandia) o en la litosfera continental (Parque Nacional de
Yellowstone). Las Islas Canarias también podrían ser un caso de “punto
caliente”.

10. El ciclo de Wilson.


Los procesos de fragmentación y colisión continental se repiten periódicamente,
de modo cíclico, de modo que todas las masas continentales se reúnen para
formar un supercontinente aproximadamente cada 500 millones de años. De
acuerdo con este ciclo, el ciclo de Wilson, la corteza oceánica se crea y se
destruye constantemente, en tanto que los continentes son permanentes.

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11. Tectónica de Placas: Tectónica Global.
La principal virtualidad de la Teoría de la Tectónica de Placas es aportar una
explicación global de todos los fenómenos asociados a la geodinámica interna
(por esta razón, también nos referimos a ella como la Teoría de la Tectónica
Global):

o Distribución en el espacio en el tiempo de continentes y océanos.


o Origen y evolución de los océanos.
o Formación de grandes cadenas montañosas.
o Fenómenos sísmicos.
o Actividad volcánica.
o Localización de yacimientos minerales y de combustibles fósiles.

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TEORÍA DE LA TECTÓNICA DE PLACAS
BORDE DESTRUCTIVO BORDE DESTRUCTIVO BORDE DESTRUCTIVO
OBDUCCIÓN SUBDUCCIÓN SUBDUCCIÓN
CHOQUE DE PLACAS CHOQUE DE PLACAS CHOQUE DE PLACA
CONTINENTALES OCEÁNICAS OCEÁNICA CON
CONTINENTAL
BORDE CONSTRUCTIVO
CREACIÓN DE LITOSFERA
CORDILLERA
INTRACONTINENTAL
OCEÁNICA

RIFT CORDILLERA
DORSAL ARCO CONTINENTAL PERICONTINENTAL
OCEÁNICA INSULAR
RIFT

Temp. -
Dens. +

CELDAS DE CONVECCIÓN

Temp. +
 J. Rubio . 2000 .
A S T E N O S F E R A Dens. -

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