La Caida Del Hombre
La Caida Del Hombre
La Caida Del Hombre
II. Razonamiento carnal (Gn. 3:6). Ella vio, porque miró, y, juzgando por la
apariencia, deseó, y cuando el deseo ya estaba alimentado, se convirtió en
un acto deliberado: tomó. Luego, no satisfecha con tomarlo para sí misma,
dio. El proceso puede haber sido algo como éste: 1) Prestando atención al
tentador. 2) Olvidando las misericordias de Dios. 3) Mirando a la cosa prohibida.
4) Deseando que Dios no la hubiese vedado. 5) Dudando la palabra de Dios. 6)
Creyendo la mentira de Satanás. 7) cediendo al gusto.
IV. Ocultamiento culpable. «Se escondieron» (Gn. 3:8). Escondidos entre los
árboles del huerto, entre las mismas bendiciones que Dios les había dado.
Muchos todavía se esconden detrás de los dones de Dios mientras viven en
pecado. La «voz de Jehová Dios» es siempre un terror a los malhechores. Es
en vano que el hombre se oculte en un alejamiento de Dios. «¡Contigo me
escondo!» El pecado siempre aparta de Dios.
V. Búsqueda divina. « ¿Dónde estás tú?» (Gn. 3:9). Éste es el llamado de la
gracia. Dios es siempre el primer buscador. ¿Cuándo hubiera Adán buscado a
Dios? Esta pregunta divina: 1) Revela una gran compasión; éste es el Buen
Pastor que busca a la oveja perdida. 2) Despierta convicción, al llevar a un
profundo escudriñamiento del corazón. 3) Demanda confesión; sométete, y dilo
todo a Dios. 4) Sugiere juicio, « ¿dónde estás tú?» No hay modo de escapar de
Él.
VI. Excusa vana. «La mujer que (tú) me diste… me dio» (Gn. 3:12). Su boca
todavía no había sido tapada (Ro. 3:19). Dios justifica al creyente, no al
jactancioso. Si los hombres ahora no echan la culpa del pecado a Dios, se
acercan todo lo posible cuando culpan a las circunstancias. No hay excusa
para dudar de Dios.
VII. Cubierta misericordiosa. «Dios hizo… túnicas de pieles, y los vistió» (Gn.
3:21). Lo mejor que pueda hacer el hombre nunca cubrirá su desnudez a los
ojos de Dios. Estas túnicas de pieles sugieren sacrificio. Es muy importante
recordar que la expiación significa cubrir. La cubierta de Adán era la de otro,
sustitución. Era algo hecho y dado por Dios, la justicia de Dios, que es para
todos los que creen, y sobre ellos.