Trastornos Del Sueno

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TRASTORNOS DEL SUEÑO

¿Qué es un trastorno del sueño?

Son patologías en las cuales se ven alterados los patrones normales del
sueño. Las personas experimentan dificultades para conciliar el sueño y/o para
mantenerse dormidos, puesto que pueden aparecer despertares nocturnos o
muy tempranos por la mañana. Muchas personas manifiestan levantarse
cansadas, puede que no logren el descanso adecuado pese a dormir un tiempo
considerable. La falta de sueño ya sea por dificultades en la cantidad de horas
dormidas o por su calidad, afecta de manera negativa el estado de ánimo y el
desempeño en actividades durante el día.

Los trastornos del sueño se presentan aproximadamente de un 10 a 15 %


de la población general y, a menudo, se relacionan con acontecimientos
estresantes, enfermedad, proceso de envejecimiento y tratamiento con
fármacos.

¿Por qué es importante dormir bien?

Dormir es una actividad indispensable para la salud del organismo, tan


necesaria como mantener una alimentación adecuada. Durante el sueño se
producen una serie de procesos biológicos que permiten mantener el bienestar
físico y psicológico. Se ha comprobado que dormir fortalece las conexiones
neuronales, permitiendo el proceso de consolidación de la memoria de corto
plazo. También mejora la atención y concentración durante el día, lo que
favorece el proceso de aprendizaje. Además, durante el sueño, nuestro cuerpo
produce determinadas hormonas necesarias para regular procesos biológicos
(por ejemplo, la hormona de crecimiento) y permite que nuestro sistema inmune
se regenere.

El sueño también afecta el estado de ánimo, las personas que no duermen


lo suficiente se tornan más irritables y esto influye en su comportamiento y
relaciones interpersonales. También hay estudios que comprueban que la falta
de sueño se asocia con mayores probabilidades de desarrollar una depresión,
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en parte, relacionada con una liberación aumentada y sostenida de las hormonas
del estrés (adrenalina y cortisol), y la disminución en la producción de hormonas
que contrarrestan sus efectos, melatonina y serotonina. Además, existen
estudios que indican que la falta de sueño se relaciona con la propensión a tomar
malas decisiones y con un enlentecimiento en el tiempo de respuestas, por lo
que existe, por ejemplo, mayor riesgo de sufrir accidentes de tráfico. Por último,
también ha sido asociada con un menor rendimiento académico y laboral.

¿Cuáles son las fases del sueño?

Un patrón de sueño normal está compuesto por diversos estadios: la fase


No REM (nonrapid eye movement) y fase REM (rapid eye movement). Ambas
conforman un ciclo que se repite durante la noche al menos entre 4 y 6 veces.

El sueño No REM se divide, a su vez, en las siguientes fases:

 Fase N°1: es la más corta y se corresponde con el sueño más ligero,


momento en el que se produce el adormecimiento.
 Fase N°2: en esta fase el tono muscular se relaja aún más y disminuye
levemente la temperatura corporal. La intensidad del estímulo necesario
para despertar a la persona en esta fase es levemente mayor que la
necesaria en la fase 1.
 Fase N°3: es la fase del sueño profundo y reparador, la relajación de los
músculos se intensifica y resulta difícil despertar a la persona, y si se logra,
esta se despierta confusa y desorientada.
 Fase N°4: junto con la tercera fase, constituye el período clave de la
recuperación física. Se caracteriza por un completa relajación de los
músculos y pérdida del tono muscular.

EL sueño REM, por su parte, sucede cada 90 minutos y, paradójicamente,


mientras el cuerpo se encuentra en completo reposo, el cerebro funciona a un
ritmo acelerado, existe una elevada actividad neuronal y es el momento en el
que aparecen los sueños. Se registran los movimientos oculares rápidos
característicos que lo diferencia de las fases anteriores.

En total, un 75% del sueño nocturno normal es No-REM y un 25% REM.

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¿Cuántas horas de sueño son recomendables?

En relación a las horas de sueño necesarias, se debe decir que existen


variaciones individuales, por lo cual algunas personas necesitan dormir más y
otras menos para lograr un descanso eficiente. Generalmente, para los adultos
oscila entre las 7 y 8 horas diarias. De hecho, es clave resaltar que una persona
no duerme la misma cantidad de horas, ni lo hace de la misma manera a lo largo
de toda su vida. El tiempo adecuado de sueño es aquel que nos permite realizar
las actividades diarias con total normalidad.

¿Cuáles son los síntomas de los trastornos del sueño?

Algunos de los síntomas más comunes que producen los trastornos del
sueño son: agotamiento físico, imposibilidad de conciliar el sueño, despertar
temprano, bajo rendimiento, sueño diurno, dificultad para cumplir con las
obligaciones profesionales, familiares o sociales, etc.
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También es importante diferenciar que existen diversos tipos de trastornos
y cada uno tiene síntomas específicos. Entre los problemas más frecuentes se
encuentran:

 Insomnio: dificultades para conciliar el sueño o mantenerlo, se producen


despertares tempranos y la persona no puede volver a dormir.
 Hipersomnia: un incremento del estado de somnolencia, pese a haber
dormido una cantidad de horas considerable. Sueño excesivo, constante
e involuntario.
 Narcolepsia: al igual que en la hipersomnia, se produce una somnolencia
excesiva, pero es un trastorno de mayor gravedad. El impulso de dormir
es irrefrenable e incapacita a la persona, obligándola por lo general a
dormir un corto espacio de tiempo para poder continuar con sus
actividades.
 Trastornos del sueño relacionados con la respiración: apnea del
sueño, patrones anormales en la respiración mientras la persona está
dormida. Existen varios tipos de apnea del sueño.
 Trastornos del ritmo circadiano de sueño-vigilia: refiere a los
problemas con el ciclo sueño-vigilia que dificultan quedarse dormido y
despertarse cuando es necesario.
 Parasomnias: conductas o experiencias inusuales que se producen al
quedarse dormido, durante el sueño o al despertarse. Aquí se incluye, por
ejemplo, sonambulismo, terrores nocturnos (despertares bruscos con
terror), pesadillas, etc.

¿Cuáles son sus causas?

Se considera que un trastorno no puede ser explicado a partir de una


causa única, ya que existen factores biológicos, psicológicos y sociales que se
combinan entre sí, dando lugar al desarrollo de una patología. Las causas son
diversas, en el caso de los trastornos del sueño, muchos de ellos se ven
influenciados por problemas de salud física que generan mayor predisposición a
tener ciclos de sueño-vigilia irregulares o problemas para conciliar o mantener el
sueño, como puede ser enfermedades que producen dolor crónico, hiper o

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hipotiroidismo o patologías mentales, entre muchas otras. En muchos casos
puede existir una mayor predisposición de base a desarrollar un problema del
sueño, debido a características psicológicas y/o biológicas, que, a partir de
ciertas condiciones situacionales, ya sea un acontecimiento estresantes o
cambios en la vida, pueden confluir y propiciar la aparición de estos trastornos.

¿Cuáles son los tratamientos disponibles?

El tratamiento va a depender del tipo de trastorno del sueño que se trate,


algunos no poseen un abordaje específico y otros simplemente no lo requieren.
En algunos casos, puede indicarse el uso de medicamentos que permiten inducir
y mejorar la calidad del sueño. Estos se destinan a un tratamiento a corto plazo,
como una solución transitoria y que pueda suprimirse pasado un tiempo. Los
fármacos más utilizados son las benzodiacepinas, aunque también existen una
amplia gama de hipnóticos de segunda línea que resultan igualmente efectivos.
Por lo general, estos medicamentos se combinan con cambios en el estilo de
vida, que refuerzan los buenos hábitos del sueño y que eliminan la necesidad
del consumo crónico de medicamentos hipnóticos, es aquí donde el tratamiento
se combina con psicoterapia.

En este sentido, el tratamiento cognitivo conductual ha demostrado


buenos resultados en el abordaje de los trastornos del sueño, especialmente en
el insomnio, sobre el cual existe un gran desarrollo teórico y práctico. El objetivo
principal de sus intervenciones será trabajar sobre los factores conductuales,
cognitivos o emocionales que inciden en el origen y mantenimiento del problema
de sueño. Algunas de las estrategias más frecuentes son el control de estímulos,
técnicas de relajación, restricción del sueño, reestructuración cognitiva y pautas
de higiene del sueño. En caso de que la persona presente alguna patología
mental comórbida se proporcionará un tratamiento específico, como puede ser
para una depresión o ansiedad, frecuentemente asociadas a este tipo de
trastornos.

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