Apuntes Historía 1 Núcleo
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La crisis del
Antiguo Régimen (1808–1833).
La etapa que vamos a tratar se circunscribe a los reinados de Carlo IV y Fernando VII,
y es una etapa especialmente trascendental y convulsa en la Historia de España.
En el primer reinado vemos los intentos de impedir la penetración de las ideas
revolucionarias francesas en la Península así como un posterior acercamiento a Francia por
parte de Godoy, primer ministro de Carlos IV. Fruto de ese acercamiento es la derrota de
Trafalgar frente a los ingleses y la caída del propio Godoy y de Carlos IV tras un motín
popular. Entre tanto, las fuerzas francesas entran en España con la intención de invadir
Portugal, pero ocupando de hecho España. Tanto Carlos IV como su hijo Fernando se
someten al arbitrio de Napoleón en la lucha que les enfrentaba por la corona, Napoleón les
arrebata el trono y se lo entrega a su hermano José.
Ante esta situación el pueblo inicia una lucha contra el invasor que durará cinco años.
Mientras, en Cádiz, ciudad sitiada y protegida por la flota inglesa se reúnen las Cortes del
reino y elaboran la Constitución de 1812 que finiquitaba el Antiguo Régimen en España y
proclamaba la monarquía parlamentaria.
Tras la derrota de Napoleón llega a España Fernando VII y anula todos los decretos
de las Cortes, gobernando de manera despótica siguiendo el más puro absolutismo. Salvo un
periodo de tres años, el Antiguo Régimen restaurado estará vigente hasta su muerte en 1833.
Es en esta época cuando se produce la independencia de las colonias americanas,
convirtiéndose España en una potencia de segundo orden. Por último, la muerte Fernando VII
sin heredero varón, su hija Isabel tenía sólo tres años de edad, abrió la puerta a una guerra
civil entre los partidarios de su hija y los que no la reconocían como reina que se agruparon
en torno a Carlos María Isidro, hermano de Fernando.
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Tema 3. La crisis del antiguo régimen.
En 1796, por el primer tratado de San Ildefonso Godoy dio un giro a la política
exterior española y optó por la alianza con Francia, lo que suponía el enfrentamiento inevitable
con Inglaterra. Precisamente, en 1797 la flota española era derrotada por la inglesa en la
batalla del cabo de San Vicente; era sólo un aperitivo de lo que iba a suceder ocho años
después en Trafalgar.
Entre tanto la situación económica era desastrosa: malas cosechas, carestías y, fruto de
ello, un riesgo de bancarrota para las finanzas reales, que no podían cubrir las deudas y gastos.
Todo ello se intentó solucionar con una subida de impuestos –lo que motivó que aumentara el
descontento contra Godoy- y con la primera desamortización de bienes de la iglesia,
aprobada en 1798. Se trataba de expropiar y vender los bienes raíces que la Iglesia destinaba a
obras de beneficencia, destinando su importe a cubrir los gastos de la deuda pública (vales
reales).
Desde 1799 regía los destinos de
Francia Napoleón Bonaparte. Para
España ello fue peor. Napoleón
consideró a España como una pieza al
servicio de los intereses de Francia y
supo aprovecharse de la debilidad de la
monarquía española. En 1800 Napoleón
firma con España el segundo tratado
de San Ildefonso por el que España
debía declarar la guerra a Portugal
(aliada a Inglaterra). La guerra,
conocida con el nombre de Guerra de
las Naranjas (por los ramos de naranjas
que cortó Godoy en Olivenza y envió
galantemente a la reina), finalizó con el
triunfo español, permitió a Godoy
recubrirse de honores, y dio a España la
plaza portuguesa de Olivenza (1801).
Al reanudarse las hostilidades
Representación de la batalla de Trafalgar. entre Inglaterra y Francia, Napoleón se
dispuso a hacer uso de las fuerzas navales
de España para unidas a las francesas, realizar su gran sueño de invasión de Inglaterra. Sin
embargo, la balanza se inclinó a favor de Inglaterra con la victoria de su escuadra sobre la
franco-española en Trafalgar (1805), que costó la vida al almirante inglés Nelson y a buena
parte de nuestros mejores marinos (Gravina, Churruca, Valdés, Alcalá-Galiano). En Trafalgar
se hundió una flota poderosa y moderna que había sido armada con gran sacrificio a mediados
de siglo. España se quedaría en gran medida sin flota, y las colonias españolas de América se
quedarían incomunicadas. Inglaterra se encargó de bloquear nuestro comercio con América,
mientras la Real Hacienda veía reducir la llegada de los tesoros americanos.
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Tema 3. La crisis del antiguo régimen.
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Tema 3. La crisis del antiguo régimen.
b) El levantamiento
contra los franceses.
El 2 de mayo de 1808, el
pueblo de Madrid, irritado por
la conducta de los franceses,
quiso evitar la salida de las
últimas personas de la familia
real y surgió el choque con el
ejército francés. La lucha tuvo
carácter popular. En efecto, las
guarniciones militares en
Grabado popular satirizando al rey José I Bonaparte.
Madrid tenían la orden de no
intervenir contra los franceses; solo algunos oficiales, como los capitanes Luis Daoiz y Pedro
Velarde desobedecieron las órdenes , se unieron a la rebelión popular y perecieron
defendiendo el Parque de Artillería de Monteleón. El ejército francés, al mando del general
Murat, lugarteniente de Napoleón en España, con un ejército de 30.000 hombres reprimió
duramente el levantamiento popular, con un saldo de cientos de muertos: en la noche del 2 al 3
de mayo un centenar de prisioneros eran fusilados, inmortalizados por Goya, en la montaña de
Príncipe Pío y en la Moncloa.
Frente a la actitud de la Junta de Gobierno, que dejó Fernando VII al dirigirse a
Bayona, que abogaba por colaborar con las tropas francesas, la reacción popular fue muy
distinta. La renuncia de Fernando VII, a quien el pueblo llamó “el Deseado”, se interpretó
como impuesta por la fuerza. Así, si las altas instituciones de gobierno acataban la autoridad
francesa, otros cargos inferiores, como hizo el alcalde de Móstoles, Andrés de Torrejón, en la
tarde del día 2, promovían un llamamiento a las armas contra los franceses. La rebelión se
extendía por todas las ciudades del país.
Mientras, la Junta de Gobierno y el Consejo de Castilla venían acatando las órdenes que
provenían de Francia y recibieron al nuevo rey José I Bonaparte. Napoleón quiso presentarse
como el regenerador del pueblo español. Para dar más fuerza a su proyecto convocó en Bayona
a un centenar de eclesiásticos, nobles, militares y otras personalidades con la intención de
elaborar una constitución, que nunca estuvo vigente, y que desembocó en la aprobación del
Estatuto de Bayona, en realidad una carta otorgada, puesto que no fue realizada libremente
por los representantes de la nación. Se trataba de una norma suprema parcialmente
reformista, ya que incluía ciertos derechos individuales (libertad de imprenta, libertad de
industria y comercio, igualdad fiscal), sin embargo, reservaba al rey la práctica totalidad de los
poderes, incluyendo las atribuciones gubernamentales y legislativas.
El rey llegó a Madrid en julio de 1808. Fue un monarca impopular, cuya personalidad
se alejaba de la imagen que sobre él dieron los patriotas españoles, denominándole “Pepe
botella” o “el rey de copas”. Intentó gobernar con el apoyo de los ilustrados, prestándose una
parte; en general un grupo reducido de españoles se puso a su lado, eran los “afrancesados”.
Pensaban que el cambio dinástico era una oportunidad para emprender un programa de
reformas que el país necesitaba, sin necesidad de pasar por experiencias revolucionarias. Con
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Tema 3. La crisis del antiguo régimen.
todo, José I nunca logró ejercer el gobierno efectivo de España porque las decisiones más
importantes siempre las tomaba su hermano Napoleón.
La mayoría del país se puso en contra de los franceses, y, ausente Fernando VII, y sin
contar con una autoridad legítima, todo ello provocó que el pueblo asumiera la soberanía
formando Juntas Locales y luego Provinciales. Más tarde, para organizar la resistencia y dar
un gobierno central al país, constituyeron, mediante el envío de dos representantes de cada una,
una Junta Suprema Central. Primero residió en Aranjuez, luego, ante el avance francés, se
retiró a Sevilla y, por último, a Cádiz, donde terminó disolviéndose (enero de 1810) pasando el
poder a un Consejo de Regencia.
2. La Guerra de la Independencia.
a) La primera fase: los éxitos iniciales (junio-noviembre de 1808).
Esta segunda fase, por tanto, viene determinada por la reacción francesa ante la derrota
de Bailén y por las consecuencias que de ello se derivaron.
El emperador francés, que había subestimado en principio la capacidad de resistencia
española, decidió darle un giro a esta situación. Al frente de la Grande Armée entra en
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Tema 3. La crisis del antiguo régimen.
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Tema 3. La crisis del antiguo régimen.
La campaña
contra Rusia, como se ha
dicho, obligó a Napoleón
a sacar tropas de España,
lo cual favoreció la
ofensiva anglo-española.
En efecto, Wellington
triunfaba en Los
Arapiles (Salamanca,
julio de 1812). Este
avance obligó a José I a
abandonar Madrid y
dirigirse a Valencia,
donde se mantuvo el
gobierno josefino hasta
noviembre en que
regresó otra vez a
Madrid.
La crueldad del enfrentamiento quedó patente en la serie Los desastres El desastre de
de la Guerra de Goya. Rusia aceleró la derrota
francesa. Napoleón retiró
más hombres para asegurar la defensa de Francia. Las tropas francesas en España, en
consecuencia, iniciaron el repliegue hacia su país, mientras Wellington emprendía la ofensiva
final. En la batalla de Vitoria (junio de 1813) eran derrotados los franceses y José I se vio
obligado a cruzar la frontera. Todavía se mantenía Soult ocupando San Sebastián y Pamplona,
pero derrotado en la batalla de San Marcial (agosto de 1813) tuvo también que pasar a
Francia.
En diciembre de 1813, asediado en su propio territorio, donde tropas anglo-españolas
llegaban a Toulouse y Burdeos, Napoleón firmaba el tratado de Valençay, por el que
finalizaban las hostilidades en España y Fernando VII era repuesto en el trono.
Los efectos de la guerra fueron desastrosos para España. Se calcula que hubo medio
millón de muertos, cifra considerable para un país que contaba, en 1808, con unos once
millones de habitantes. Ciudades como Zaragoza, Gerona o San Sebastián quedaron arrasadas;
en otras se destruyeron edificios y monumentos artísticos; una parte importante de nuestras
obras artísticas fueron descaradamente robadas por los franceses. El comercio colonial cayó en
picado. El anterior ritmo de crecimiento industrial se perdió, con máquinas y manufacturas
destruidas. El campo quedó arrasado, con pérdida de cosechas y cabezas de ganado. Además,
la Hacienda Pública quedó todavía más arruinada. Por último, la guerra afectó al proceso de
independencia de la América española. Ante el vacío de poder, los criollos tuvieron una
oportunidad de oro para sustituir a las viejas autoridades y organizar sus propias Juntas, con
ellas estaban dando inicio al proceso de emancipación de las colonias.
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Tema 3. La crisis del antiguo régimen.
a) La convocatoria a Cortes.
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c) La Constitución de 1812.
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Tema 3. La crisis del antiguo régimen.
d) La labor legislativa
de las Cortes.
Una vez acabada la Guerra, las Cortes se trasladan a Madrid. De acuerdo con la
Constitución, las Cortes, para aceptar a Fernando VII como rey, éste debía jurar la
Constitución. Fernando, mitificado hasta la saciedad y denominado el Deseado, recuperó su
trono entre muestras de calor popular y de prestigio. Era el símbolo de los seis años de
resistencia y encarnaba grandes expectativas de cambio y mejoras tras una etapa tan
especialmente penosa. Pero Fernando VII buscó en primer lugar el acercamiento a los círculos
más reaccionarios del país, y los viejos absolutistas, que sólo habían tolerado la obra de Cádiz,
se aprestaron entonces a volver a la situación anterior a 1808. Ciertamente, la labor de las
Cortes de Cádiz también había producido muchos descontentos y Fernando VII supo
aprovecharse de este ambiente para abolir toda su obra y restablecer el anterior sistema de
gobierno: el absolutismo.
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A todo
esto, el régimen
constitucional
avanzaba con
grandes
dificultades. Tenía
la oposición de las
potencias
absolutistas de
Europa, las
reacciones
antiliberales del
campesinado, los
problemas de la
Hacienda, llena de
deudas a la espera
de una reforma
fiscal y los Visión esquemática del Trienio Liberal (1820-1823).
enfrentamientos
con la Iglesia. Y, para terminarlos de arreglar, la resistencia del propio rey, enfrentado a las
Cortes, que vetaba leyes y manifestaba opiniones contrarias al gobierno. También conspiraba
con sectores de la nobleza y de la Iglesia.
El 7 de julio de 1822, en Madrid, un golpe militar contrarrevolucionario pudo acabar
con el gobierno liberal. Detrás de él también estaba el rey. Fue protagonizado por regimientos
de la Guardia Real, pero terminó siendo sofocado por la Milicia Nacional y por paisanos
armados. Su efecto fue la caída del gobierno, moderado, de Martínez de la Rosa y su
sustitución por otro, radical, presidido por el general Evaristo San Miguel.
Desde entonces las partidas o guerrillas realistas organizadas por la aristocracia y el
clero absolutista, que ya venían actuando desde 1821, incrementaron sus acciones. En Seo de
Urgel se hicieron fuertes e instalaron una Regencia formada por absolutistas. Sin embargo, el
nuevo gobierno pudo acabar con estas partidas y, en febrero de 1823, tropas del gobierno
acababan con la Regencia de Urgel.
El propio monarca y los absolutistas lo veían claro. Para terminar con el régimen
constitucional no había otra forma que actuar desde fuera. Y así fue. Las potencias de la Santa
Alianza decidieron en el congreso de Verona (octubre de 1822) intervenir en España para
restablecer el poder real. Francia fue la encargada de enviar un ejército (llamado los Cien Mil
Hijos de San Luis) que entró en España en abril de 1823 al mando del duque de Angulema.
Recorrió, sin apenas oposición, la Península, llegó a Cádiz dónde fue libertado el monarca,
llevado por el gobierno casi como un prisionero.
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b) El proceso de independencia.
Durante el siglo XVIII, la política de los gobiernos españoles sobre las colonias
americanas redujo, con su monopolio comercial, el crecimiento de la burguesía criolla, clase
social adinerada pero apartada de los centros de decisión política reservados a la minoría
peninsular. Esta burguesía criolla será la que dote al proceso emancipador de sus líderes
fundamentales y la que asuma el poder cuando las tropas españolas abandonen el continente.
El proceso emancipador puede dividirse en dos fases:
- Primer periodo que llega hasta 1816, en que casi queda dominada. Coincide en
gran parte con la Guerra de la Independencia en España. A partir de 1808, al hundirse el
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