Sinti

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Capitulo 285

La expresión de Marco estaba cada vez más tensa. Miro a Silvia y dijo con tono de voz
helado:

¿Cuál es el punto de que digas todo esto ahora? Benjamín ha muerto ¿estás tratando de
matar a mi madre también?

Silvia sonrió. ¿Prefieres que tu madre odie a tu padre por el resto de su vida? Fue culpado
por muchos años, ¿por que no lo dejan morir como un hombre inocente?

¡Yo soy quien debería morir! ¡Yo debí haber muerto, no el! Lloro Sonia mientras se
levantaba.
Cuando cruzo miradas con Silvia, comenzó a reírse. El me ama. Sí, me ama a mí.

Pude sentir algo extraño en su comportamiento, así que le dije a Marco que sería mejor si
la enviaba al hospital y que no se veía bien.
Pocos hubieran podido soportar una noticia como esa. Después de lanzarle una mirada a
Silvia, Marco le llevo a su madre de la residencia.
Las únicas personas que quedamos fuimos Silvia y yo. Mire a la mujer apática frente a mí
y dije en voz baja:

Tía Silvia, ya es tarde. Me voy a retirar.

Antes de que pudiera dar más de tres pasos, respondió:

¿Crees que estuve mal en sacar los trapos viejos en un momento así?

Me detuve tras escucharla y me di la vuelta para mirarla a los ojos. Benjamín nunca hablo
de eso en vida. Tal vez el tenía otros planes.

Ja respondió. El no dijo nada porque se preocupaba por la reputación y los sentimientos


de Sonia. ¿Qué otros planes pudo haber tenido?

No pude evitar fruncir el ceño al escucharla y pude sentir indignación en sus palabras. Tía
Silvia, los planes de Benjamín eran suyos. Todo lo quería era proteger la reputación de su
primera esposa. La manera en la que lo dices menosprecia la mitad de la vida de Sonia.

Ella había aguantado en silencio y había cosechado su odio durante casi toda su vida para
darse cuenta al final que ella era quien tenía la culpa y que fue quien odiaba y amaba a la
persona equivocada. No había forma en la que Sonia pudiera pasar el resto de sus días
tranquila. Silvia me miro a los ojos y dijo:

¿Estás tratando de hablar bien por Marco? ¿Crees que mi vida no es igual a la de todos los
demás? Mi vida termino arruinada por su culpa. No me case por amor y ahora no tengo
con quien pasar el resto de mi vida. Al final, yo soy quien es miserable.

Para mi sorpresa, no sentí la necesidad de expresar mi simpatía a pesar de ver que estaba
sufriendo.
Tía Silvia, Benjamín te dejo la mitad de las acciones de la empresa y un fondo de
emergencia. Estas son cosas que recibiste a cambio por todos esos años que el estuvo
contigo y que te dio todo su amor y atención. No deberías ser demasiado codiciosa.
Pudiste disfrutar de sus riquezas y de su amor, pero ahora que se ah ido, te quejas de
haber perdido tu tiempo. ¿tú crees que eso está bien?.

Todos tomaron una decisión y cuando ella tomo la suya de seguir con Benjamín, debió
saber que este día llegaría. Era solo cuestión de tiempo. Ante mis palabras, me miro y
reclamo:

Todo esto es porque mataste a la hija política de los Ayala. Tu estas del lado de los
intrusos. Álvaro es un tonto por haberse enamorado de ti.

Arrugue las cejas y deje de responder. Tal vez nuestras mentes funcionaban diferentes. Sin
importar que hiciera, no podía compartir sus mismas ideas. Cuando me busco por lo del
bebe de Rebeca, sabía que era alguien que le daba prioridad a sí misma. Al salir de la
residencia, ya era de noche. Regrese a casa pensando que Álvaro ya estaría ahí, pero
cuando llegue no había señales de él, así que baje al estudio. Por la tarde, me encargue de
varios documentos en la oficina y tuve que lidiar con varios términos que no entendía.
Pensé que era el mejor momento para investigar. Mientras leía, la señora Hernández me
pregunto si quería cenar, pero como estaba muy concentrada en mi investigación, le pedí
que no me molestara.

Cuando Álvaro regreso, ya estaba avanzada la noche. Debió haberse dado cuenta de que
no estaba en la habitación, por lo que bajo al estudio a buscarme. Al verlo, aparte los ojos
de la pantalla de la computadora y lo mire. ¡Regresaste! Exclame.

Me sonrió y camino hacia mí. Se recargo en el borde de la mesa y me preguntó que estaba
mirando. El ligero aroma a perfume que llevaba hizo que frunciera el ceño sin darme
cuenta. Pude notar que era el perfume de una mujer.

Inmediatamente, deje de sonreír y me levante. El quiso darme la mano pero lo ignore y me


dirigí al baño. Sorprendido por mi reacción, Álvaro me siguió y pregunto:

¿Qué pasa?

Estoy cansada fue lo único que respondí antes de entrar al baño a lavarme la cara.

Me detuvo y pregunto con una expresión seria:

Samara, se honesta conmigo.

¿No estás cansado de estar afuera todo el día? No estaba molesta, hasta le sonreí cuando
dije aquellas palabras.

Entrecerró los ojos y respondió con tono de voz frio:

No. ¿Regrese muy tarde?


después de una pausa se disculpo.
Lo, siento no dejare que me esperes tanto. Me voy a esforzar por terminar de trabajar lo
antes posible, ¿está bien?

Eso es necesario. Tu trabajo es más importante respondí antes de empujarlo para entrar al
baño. Antes de que pudiera cerrar la puerta, se escabullo y al verme molesta, frunció el
ceño y me abrazo de la espalda mientras recargaba su mentón sobre mi hombro.

Nada es más importante que tú murmuro antes de besarme varias veces.

El aroma del perfume me molesto y comencé a sentirme más frustrada. Lo empuje de


nuevo y apreté los labios antes de reclamar:

Álvaro, salte. Me voy a bañar.

Capitulo 286

Como mi tono de voz se escucho agresivo, frunció el ceño al escucharme. Hay que
bañarnos juntos. En ese instante, sentí que me hervía la sangre. Álvaro, ¿no hablas
español? Dije que me voy a bañar. Si tú también quieres hacerlo, ve al otro baño.
Su expresión se volvió más sombría. ¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué te pones de mal
humor de la nada? ¿Qué te hice? ¡Nada! No estaba de humor para hablar con el y si no se
iba, yo lo haría. “si no me vas a dejar sola, me iré yo misma”.

Sin embargo, el se puso insistente y no se alejo, en su lugar, me empujo contra la pared y


me mordió el hombro. Dime porque estas molesta. No puedo leer tu mente.

Apresúrate y metete a bañar que apestas dije con ceño fruncido. Álvaro levanto una ceja y
se olfateo a si mismo, pero en lugar de mostrar preocupación en su rostro, sonrió. Samara,
¿tienes olfato de perro? Me sorprende que pudieras captar eso.

¡Ya apresúrate y báñate! Grite molesta.

Sorprendido por mi reacción, respondió con tranquilidad:

Está enferma. Estaba con Joel y fuimos juntos. Samara, soy tu esposo y te seré fiel por el
resto de mi vida. Apreté los labios y lo volví a empujar, esta vez, con un tono de voz más
suave, le dije:

Bueno, metete a bañar.

Con una sonrisa en los labios, entro al baño. Cuando salió, llevaba una bata puesta que
exhibía su fornido pecho. Era una buena vista desde mi perspectiva. Cuando me vio
leyendo un libro en la cama, camino hacia mí y pregunto:

¿Por qué lees una guía de turismo?


¿Quieres viajar ahí?

Estoy pensando en ir al país M, Mayra y Javier han estado allá por un buen tiempo, pero
no me han enviado ningún mensaje ni una llamada. Quiero saber como están, así que
quiero visitarlos.

Álvaro asintió antes de quitarme la guía, la hizo a un lado y dijo:

No sirve de nada leer estas guías; mejor ven conmigo. Tengo un viaje hacia allá pronto.

¿Por qué vas para allá?

“¿En verdad puede dejar la ciudad cuando la compañía esta tan ocupada?”

Apretó los labios antes de plantarme un beso en la frente como de costumbre. Hay algunos
problemas importantes que se han reportado en algunos hospitales que maneja Gael. Debo
ir a revisar como están las cosas allá. Hay varios de esos hospitales en el país, así que es
una situación bastante grave.

Quede paralizada. “Así que por eso no ha parado de sonar su celular en todo el día”

Al principio no tome en serio las palabras de Estela, pero desde que me planto la duda, las
sospechas solo crecían sin control. Después de darle vuelta a sus palabras, pregunte:
¿Solo los hospitales del Dr. Ceja?

Asintió, el está a cargo de los asuntos médicos.

Entonces, podría ser que… me detuve pues me di cuenta que con mis siguientes palabras
parecería que quisiera causar conflicto entre ellos, así que cambie el tema. ¿Cuánto tiempo
llevas de conocer al Dr. Ceja?

Se rio al escucharme y bajo la mirada. Lo conozco desde mis días en la universidad. ¿Por
qué la pregunta? ¿por fin estas interesada en saber sobre mi pasado?. Sonreí antes de
volverle a preguntar:

¿Cómo fue que se volvieron amigos tan cercanos?

A mi entender, la gente debería pasar por días inolvidables llenos de interacciones sinceras
antes de poder convertirse en amigos de gran confianza. Levante la cabeza para mirarlo y
contemple su mentón bien definido. La verdad es que cualquiera con una buena
apariencia se vería bien desde cualquier ángulo. Al oír mi pregunta, frunció el ceño antes
de responder:

Te contare más en el futuro. ¿Tienes sueño?

Parecía que no tenía ganas de responderme, así que no lo presione para que lo hiciera. Solo
respondí:

Bien.

Tras esto, me quede en silencio. Su teléfono sonó unas cuantas veces más, pero no parecía
que fuera a aceptar la llamada. Cuando lo mire por el rabillo de mi ojo, me di cuenta de
que era Rebeca quien llamaba, por lo que no pude evitar fruncir el ceño.

Calla eso.

Con una expresión similar a la mía, silencio su teléfono, pero por desgracia, incluso con el
teléfono en silencio, la pantalla seguía encendida y las llamadas no cesaron. Comencé a
sentirme frustrada, por lo que le reclame:

¿Por qué no contestas la llamada? Es un fastidio.

Hizo una mueca y pude ver un rastro de melancolía en su expresión. Quieres que lo haga?

Álvaro, déjate de tonterías. Si quieres contestar, hazlo de una vez por todas. Si no, rechaza
la llamada y búscala en persona. Es molesto seguir viendo su nombre en la pantalla. Era la
verdad. Ya era de noche, pero en lugar de dormir, estaba llamando al marido de otra
persona. Honestamente, esto era algo que solo Rebeca podía hacer.

Sorprendido por el repentino reproche, Álvaro se puso incomodo por unos segundos
antes de que una mirada fría apareciera en su rostro. ¿Qué quieres decir con eso de
pedirme que la busque en persona? Samara ¿te pasa algo?
Si, no estoy contenta. O apagas el teléfono o sales de la habitación. Tomo el teléfono y
acepto la llamada en modo altavoz.

¿Qué necesitas? Pregunto con voz indiferente.

Alvi, estoy sola en el hospital. ¿Puedes venir a hacerme compañía? Me da miedo estar sola.
Su voz era tan dulce como algodón de azúcar.

¿Acaso soy tu padre o soy tu madre? ¿Crees que voy a ir a verte solo porque lo pides?
Rebeca, deberías saber cuándo dejar de tentar a la suerte. Tu hermano me pidió que te
cuidara, pero no me dijo que me sacrificara por ti.

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