Metaforología e Inconceptuabilidad. Hans Blumenberg y El Lugar Olvidado de La Metáfora en La Formación de Conceptos

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 11

Búsqueda, 10(2). Julio-Diciembre, 2023.

e-ISSN 2500-5766
DOI: 10.21892/01239813.666 Artículo de reflexión

Metaforología e Inconceptuabilidad. Hans


Blumenberg y el lugar olvidado de la
metáfora en la formación de conceptos1
Metaphorology and Inconceptuality. Hans Blumenberg and the
forgotten place of metaphors in the formation of concepts
Oscar A. Quintero-Ocampo2 ; Enver J. Torregroza-Lara3

Recibido: 04-09-2023. Aceptado: 07-11-2023

RESUMEN

Mediante el presente artículo se pretende analizar el proyecto metaforológico de Hans Blumenberg


en relación con los desarrollos filosóficos de la historia conceptual de mediados del siglo XX. Se sos-
tiene que Blumenberg, a partir del estudio de la metáfora, procura dotar a la filosofía de un sustrato
histórico que da origen al concepto, olvidado por la herencia de la filosofía cartesiana. De este modo,
las metáforas, pero también los mitos y las anécdotas, cumplen una función pragmática orientadora
del pensamiento y la experiencia, haciéndose así indispensables para la vida humana.
Palabras clave: historia conceptual, Hans Blumenberg, filosofía, metaforología, concepto.

ABSTRACT

This paper aims to analyze the metaphorological project of Hans Blumenberg in relation to the
philosophical developments of conceptual history in the mid-twentieth century. It is argued that
Blumenberg, based on the study of metaphor, seeks to endow philosophy with a historical substrate
that gives rise to the concept, forgotten by the inheritance of the cartesian philosophy. In this way,
metaphors, but also myths and anecdotes, fulfill a pragmatic guiding function of thought and expe-
rience, becoming indispensable for human life.
Keywords: conceptual history, Hans Blumenberg, philosophy, metaphorology, concept

1 El presente artículo se deriva de la tesis de investigación doctoral titulada El Rodeo antropológico. Construcción de sentido y elaboración
sobre sí mismo.
2 Docente e investigador Corporación Universitaria del Caribe CECAR. Facultad de Humanidades y Educación. Programa Trabajo Social, Sin-
celejo/Colombia. Google Scholar https://scholar.google.com/citations?user=R4I6DlUAAAAJ&hl=es Correo electrónico: oscar.quintero@cecar.
edu.co
3 Profesor Universidad Complutense de Madrid. Departamento de Filosofía y Sociedad. Facultad de Trabajo Social, Madrid/España. SCOPUS
56493196800. Researcher ID C-6770-2008. Correo electrónico: [email protected]

Cómo citar (APA):


Quintero-Ocampo, O. y Torregroza-Lara, E. (2023). Metaforología e Inconceptuabilidad. Hans Blumenberg y el lugar olvidado de la metáfora
en la formación de conceptos. Búsqueda, 10(2). DOI: https://doi.org/10.21892/xxxxxx
Búsqueda, 10(2) Julio-Diciembre, 2023. https://doi.org/10.21892/01239813.666

INTRODUCCIÓN

La relación de los conceptos con la historia que los precede ha sido un campo problemático
de absoluta relevancia en el devenir de la filosofía como disciplina. Como consecuencia del
legado cartesiano, presente en buena parte de los desarrollos filosóficos en la primera mi-
tad del siglo XX, el concepto fue asumido como una construcción terminológica atemporal
con algunas variaciones en su uso y significados. El pasar por alto de manera intencionada
los procesos y acontecimientos históricos que se sitúan a la base del desarrollo del pensa-
miento y que modelan una determinada perspectiva o visión del mundo, conduce al error
de considerar a la filosofía como el resultado de hitos o momentos de iluminación de la
razón, sin ningún tipo de conexión con el contexto cultural en el que se ponen en juego
diversos puntos de vista e interpretaciones sobre múltiples problemas objeto de reflexión
para la disciplina.
Uno de los esfuerzos más destacados por reconstruir una historia de los conceptos -limita-
da al campo de lo terminológico-, fue el que hizo el filósofo y sociólogo alemán Erich Ro-
thacker (1888-1965), fundador del Archiv für Begriffsgeschichte (Archivo para una historia
conceptual). La revista fundada por Rothacker en la década del 50 se ha instalado como
uno de los hitos de mayor importancia en el desarrollo de este movimiento filosófico lleva-
do a cabo en la Alemania de la posguerra. A esta empresa del conocimiento se sumaron
filósofos del talante de Joachim Ritter, creador del Historisches Wörterbuch der Philosophie
de 1971; Hans-Georg Gadamer, autor del artículo La historia del concepto como filosofía
(1970); Rienhart Koselleck, quizá el más conocido de los autores vinculado a la historia
conceptual4, y Herman Lübbe, destacado por sus ideas sobre la función histórica, política
y social de los conceptos.
Al momento de fundar el Archiv, Rothacker no tenía por qué imaginar que su revista,
destinada en principio a la tarea subsidiaria de recoger las variaciones semánticas de los
términos filosóficos a lo largo de la historia, terminaría acogiendo el manifiesto de una pro-
puesta filosófica original. Sin embargo, ocurrió así; en 1960, en la revista de Rothacker se
publica Paradigmen zu einer Metaphorologie [Paradigmas para una metaforología] de Hans
Blumenberg, una obra que invita a pensar la función de las metáforas en la génesis y de-
sarrollo del pensamiento filosófico. En opinión de conocedores y comentaristas de la obra
de este destacado filósofo alemán del siglo XX, Paradigmas representa el nacimiento de la
metaforología, el nombre con el que se conoce la original propuesta del filósofo de Lübeck5.
Ciertamente, la metaforología blumenberguiana se posiciona en la estela de la historia
conceptual, pero va más allá en el intento de develar los entramados de sentido y significa-
dos que se sitúan a la base de la producción teórico/conceptual. A propósito de la relación
entre metaforología e historia conceptual, Bajohr et al., comenta, en el estudio introducto-
rio a History, metaphors, fables (2020), que:
la metaforología inicialmente parecía ser una extensión de la historia conceptual -un proyecto
de investigación destinado a indagar los cambios semánticos de los conceptos centrales de
la filosofía, la cual estaba más estrechamente asociada con Erich Rothacker, Joachim Ritter y
Reinhart Koselleck- al mismo tiempo puso en tela de juicio la centralidad misma de conceptos

4 A propósito del lugar destacado de R. Koselleck, véase el trabajo de Conrad Vilanou Historia conceptual e historia intelectual. En dicho texto
Vilanou señala que: «Entre el espectro de contribuciones que inciden en el campo de la historia conceptual –que en sentido genérico puede
ser considerada una especie de paradigma o corriente histórica– destaca la Begriffsgeschichte, que constituye una de las novedades que han
surgido con fuerza en el panorama de los estudios históricos, debiendo su éxito en buena medida a las aportaciones de Reinhart Koselleck»
(Vilanou, 2006, 173).
5 Véase, por ejemplo, Pini Ifergan, Hans Blumenberg’s philosophical project: metaphorology as anthropology, Continental Philosophy Review,
48(2) (2015), 359-377; Fernando Betancourt, Metaforología, metafórica e inconceptualidad: una perspectiva epistemológica, Historia y Grafía,
25(50) (2018), 123-151; Luis Fernando Cardona, La transformación de la metaphysica naturalis en metaforología, Universitas Philosophica,
34(68) 2018, 39-80; y Oliver Feron, As cavernas das modernidade. Acerca da Hans Blumenberg, Centro de Filosofía da Universidade de Lisboa,
2011. Los autores referidos coinciden en la centralidad de la metaforología en la obra del pensador hanseático.
Quintero-Ocampo - Metaforología e Inconceptuabilidad. Hans Blumenberg y el lugar olvidado de la metáfora en la forma-
ción de conceptos
y terminologías como únicos y auténticos portadores del pensamiento filosófico. En cambio,
la metaforología defiende el estudio de la función que juega el discurso preconceptual e in-
conceptual en el lenguaje de la filosofía. (p. 9)
Paradigmas es un ejemplo claro de cómo la filosofía se encuentra articulada de manera
plena con la tarea de reconstruir su historia. En el caso concreto de Blumenberg se eviden-
cia una relación más que estrecha, pues es el ejercicio del historiador de los conceptos, y
el consecuente reconocimiento de las variaciones de sentido de los términos filosóficos a
lo largo de las épocas, la herramienta principal para el tratamiento renovado de los pro-
blemas a los que tradicionalmente se enfrenta la disciplina. Blumenberg tiene, además, la
habilidad de poner en cuestión la naturaleza misma del quehacer filosófico, al mismo tiem-
po que reconstruye los tránsitos históricos de las ideas que, como demuestra muy bien su
obra, suelen oscilar entre la metáfora y el concepto.
En este contexto temático emerge la siguiente pregunta ¿cómo desde las consideraciones
filosóficas de Blumenberg sobre metaforología se puede comprender la función de la
metáfora en la génesis y desarrollo del pensamiento filosófico? Al respecto, se sostiene
que la metaforología blumenberguiana intenta, en principio, dotar a la producción teórica
y conceptual de un sustrato metafórico en torno al cual se tejen discursos que simbolizan
y representan el mundo, y después lo nombran mediante conceptos. De esto se sigue que
el proyecto metaforológico se posiciona como una respuesta a los desarrollos de la historia
conceptual y al ideal de objetivación total heredado de la filosofía moderna, ya que al con-
cepto le es imposible prescindir, en modo alguno, del terreno pantanoso que le configura
(Blumenberg, 2018). Por lo tanto, la metaforología blumenberguiana advierte los límites
de considerar una historia de la filosofía –y de sus conceptos– centrada solo en aspectos
terminológicos o en variaciones de tipo semántico.
Cabe mencionar que este artículo no procura –ni está a su alcance– arriesgar una tesis o
interpretación original a propósito de la metaforología de Hans Blumenberg. En lugar de
ello, su objetivo es mostrar algunos de los aportes más significativos del filósofo hanseático
respecto de la cuestión que atañe a la relación problemática entre metáfora y concepto;
cuestión, sin duda, muy presente en debates y discusiones en el ámbito filosófico contem-
poráneo.

METAFOROLOGÍA E HISTORIA CONCEPTUAL

Paradigmas es quizá la primera obra de Blumenberg en la que se muestra no solo cómo


algunas metáforas han devenido en concepto a lo largo de su historia, como intuía Nietzs-
che en Sobre verdad y mentira en sentido extramoral6, sino, también, cómo algunos con-
ceptos derivan en metáforas, las cuales se presentan como vehículos indispensables para
transportar el pensamiento, sin poderse reducir a concepto ni tener por qué hacerlo7. Con
ello Blumenberg pone de manera crítica en cuestión la idea tradicional de la filosofía como
tránsito unidireccional del mito al lógos:
Decir que la marcha de las cosas ha ido del mito al lógos implica un desconocimiento peligro-
so, ya que uno cree poder cerciorarse así de que, en algún momento, en un pasado lejano,
se dio un salto irreversible hacia adelante que habría dejado algo definitivamente a sus es-
paldas, decidiendo, a partir de entonces, no seguir sino avanzando. (2003, p. 35)

6 «Todo lo que eleva al hombre por encima del animal depende de esa capacidad de volatilizar las metáforas intuitivas en un esquema (con-
cepto); en suma, de la capacidad de disolver una figura en un concepto» (Nietzsche, 2012, p. 29)
7 A propósito de esta cuestión, véase el detallado estudio de Blumenberg Die Genesis der kopernikanischen Welt [La génesis del mundo co-
pernicano] sobre el impacto de la cosmología copernicana en los modos de autocomprensión de la Edad Moderna. A este respecto, Blumenberg
se pregunta: «¿Qué pasa en esta nueva época con la posición del hombre en el cosmos? […] El hombre no es el destinatario del gran montaje
cósmico» (1981, p. 665).
Búsqueda, 10(2) Julio-Diciembre, 2023. https://doi.org/10.21892/01239813.666

Contrario a lo planteado por filósofos y pensadores modernos como Descartes o Comte,


quienes consideraron que el camino hacia el conocimiento se da de forma lineal, ascenden-
te y progresiva, y que este sería la manifestación plena de la capacidad racional del hombre
para develar la esencia última de las cosas, la filosofía de Blumenberg deja ver que el con-
cepto, lejos de ser una idea estática y consumada, se posa sobre el terreno pantanoso de
las metáforas. Se nutre de ellas. En consecuencia, el de Lübeck pone en entredicho que el
conocimiento humano tenga como única alternativa el someterse a la teleología cartesiana
de la logización, ya que los anhelos de claridad y distinción de esta forma de entender el
problema de la creación de conceptos, desconoce, sin más, las formaciones históricas que
soportan toda elaboración teórica y conceptual.
La historia conceptual abrió el camino para crear modos fructíferos de hacer filosofía. Esto
se hace evidente en el rumbo que tomará el proyecto filosófico de Blumenberg, el cual,
después de un largo período de colaboración en el Archiv, se alejará de las preocupaciones
iniciales de la Begriffsgechichte para centrarse en las cuestiones que fundamentarán su
propuesta metodológica: comprender los tránsitos y formaciones históricas que posibilitan
la emergencia del concepto y el proceso de su recepción (Oncina, 2015). Así pues, la me-
taforología Blumenberguiana se distancia de lo sugerido por Rothacker, Ritter, y Koselleck,
entre otros, ya que, desde la Begriffsgechichte, no habría historia de los conceptos sino
solo historia de los términos. En efecto, el temor a incurrir en un superficial relativismo
histórico que socavara las tradicionales ambiciones epistémicas de la filosofía como cien-
cia estricta8, permaneció siempre como una lóbrega nube sobre todos los historiadores
conceptuales. En esa misma línea, vale la pena decir que se trata de algo normal, pues la
discusión sobre el sentido y la función de los conceptos en filosofía es de vieja data. Esta
se origina con el nacimiento mismo de la filosofía en Platón, y desde entonces ha sido, en
la práctica, uno de sus asuntos más relevantes.
Por otra parte, si la filosofía no hace otra cosa que trabajar con conceptos, pues esa es su
materia de trabajo, su herramienta, pero también su objeto; o si la filosofía no es otra cosa
que, como afirman Deleuze y Guattari, «el arte de formar, de inventar, de fabricar con-
ceptos» (2009, p. 8), el relato de la génesis y variación histórica de los mismos no puede
limitarse a una recopilación doxográfica fútil que otorgue la impresión de una disciplina sin
asiento, en la que impera una suerte de libertinaje semántico sin ningún tipo de amarre a
las formaciones históricas que posibilitaron su afirmación.
Por supuesto, la historia conceptual tuvo en su momento el propósito de ayudar a la filoso-
fía a liberarse de la imprecisión y vaguedad que genera la diversidad de los usos históricos
de un término. Como disciplina de apoyo heurístico tenía la intención de avalar ciertos usos
de la terminología filosófica en una rigurosa reconstrucción historiográfica de su génesis.
En palabras de Koselleck, la historia conceptual se ocupa del campo de «la historia de la
terminología filosófica, de la filología histórica, de la semasiología y de la onomasiología, y
cuyos resultados, comprobados una y otra vez mediante exégesis de los textos, se vuelven
a llevar a éstos» (1993, p. 106). Pero semejante intención, que revela un propósito nor-
mativo, es evidentemente filosófica, y va más allá de las preocupaciones historiográficas y
filológicas. De modo que la historia conceptual, más que resolver dificultades técnicas del
trabajo filosófico, lo que hace es poner de relieve tensiones fundamentales inherentes a la
relación de la filosofía con su historia, como aquella que se plantea entre su inapelable his-
toricidad y su vocación irrenunciable de atemporalidad, o la tensión permanente que existe

8 Al respecto, Husserl comenta que «desde sus primeros comienzos, la filosofía pretendió ser una ciencia estricta, más aún, la ciencia que
satisfaciera las necesidades teóricas más profundas e hiciese posible, desde el punto de vista ético-religioso, una vida regida por normas pura-
mente racionales. Esta pretensión fue sostenida en las diversas épocas de la historia con mayor o menor energía, pero –afirma Husserl– jamás
fue abandonada, ni siquiera en momentos en que los intereses y las aptitudes con respecto a la teoría pura parecían debilitarse, o en que los
poderes religiosos inhibían la libertad de la investigación teórica» (2014, p. 43).
Quintero-Ocampo - Metaforología e Inconceptuabilidad. Hans Blumenberg y el lugar olvidado de la metáfora en la forma-
ción de conceptos
entre su materialidad lingüística –el hecho, por ejemplo, de que cada filosofía exprese el
genio de una lengua– y sus ambiciones universalistas y su vocación de verdad. Además,
resulta en la práctica casi imposible hacer historia de la filosofía sin filosofar, esto es, sin
problematizar ideas y plantear preguntas. Después de todo, la historia misma, como dis-
ciplina, es en esencia una reflexión sobre el tiempo y el ser humano que tiene mucho de
filosófica.
Cabe mencionar que tanto la obra de Lübbe en los 60, como el diccionario de Ritter de los
70, se enmarcan, todavía, en el propósito terapéutico de la historia conceptual (Oncina,
2003). A pesar de dar un paso adelante frente a Rothacker, al hacer de la historia con-
ceptual algo más que una historiografía terminológica, el temor a caer en el relativismo
histórico los mantiene insertos en el paradigma cartesiano de la claridad y distinción con-
ceptual como norma de la filosofía (Blumenberg, 1971). Esto, por supuesto, no resulta ser
en sí mismo un error, pero sí representa una limitación a la hora de intentar comprender la
función de las metáforas en el pensamiento filosófico y en la vida humana, que es a lo que
Blumenberg se dedicó a lo largo de toda su obra.
Mientras que la preocupación de Lübbe o de Ritter tenía que ver con buscar la manera
de oscilar entre el relativismo histórico y cierto cartesianismo o platonismo inherente al
tratamiento filosófico de los conceptos, Blumenberg aborda el problema desde una pers-
pectiva más nietzscheana: se trata de indagar hasta qué punto las metáforas, en su uso
filosófico, no son tanto formas primitivas o impropias de expresión en comparación con la
formulación conceptual –que tradicionalmente ha sido asumida como superior por ser más
precisa y orientada a la univocidad– sino, más bien, si son formas ineludibles de transporte
del pensamiento, virtuosas por sí mismas y que no pueden ser reducidas a concepto. Al
respecto, Blumenberg se pregunta:
¿bajo qué presupuestos pueden tener legitimidad las metáforas en el lenguaje filosófico? Por
de pronto, las metáforas pueden ser restos, rudimentos en el camino del mito al lógos; en
cuanto tales, son índices de la provisionalidad cartesiana de la situación, siempre y cada vez
histórica, de la filosofía, que tiene que medirse con la idealidad regulativa del puro lógos.
(2018, p. 35)
Con ello, Blumenberg deja a un lado la pretensión terapéutica de curar los nocivos efectos
relativistas que genera la multiplicidad de sentidos, así como la aspiración normativa que
busca legitimar ciertos usos de términos filosóficos en su historia; Lo anterior le lleva a
advertir que: «un resurgimiento de la investigación filosófica acerca de la historia de los
conceptos es inminente» (Blumenberg, 2020, p. 129). Desde este punto de vista, preocu-
pada más por la función vital de las metáforas, en contraposición a las aspiraciones de cla-
ridad y distinción de la historia conceptual a la hora de comprender y enfrentar la realidad,
la metaforología Blumenberguiana resulta ser una reflexión filosófica sobre el problema
del sentido desde una perspectiva que no se deja enmarcar en los límites estrechos de la
filosofía del lenguaje, sino que se ubica en el horizonte más amplio de la antropología filo-
sófica y la hermenéutica existencial.
¿Cuál es, entonces, la función de las metáforas para la vida humana? Al respecto,
Blumenberg pone al descubierto, muy pronto, que ciertas metáforas le permiten al hombre,
del mismo modo que los conceptos, enfrentar las inquietantes preguntas y retos que le
plantea la realidad, ocupándose, incluso de manera más eficiente, de aquellos remanentes
que quedan por fuera del análisis meramente teórico/conceptual.
Vale decir que Paradigmas para una metaforología no es la primera incursión relevante en
filosofía hecha por Blumenberg, pues ya en su tesis de doctorado [Beiträge zum Problem
der Ursprünglichkeit der mittelalterlich-scholastischen Ontologie de 1947] había desarro-
llado una significativa discusión con Heidegger que permite comprender parte considerable
Búsqueda, 10(2) Julio-Diciembre, 2023. https://doi.org/10.21892/01239813.666

del horizonte problemático de su pensamiento: cómo responder a las preguntas plantea-


das por la ontología fundamental heideggeriana con una antropología filosófica de corte
fenomenológico que tenga en cuenta las críticas deconstructivas formuladas por el mismo
Heidegger a toda antropología filosófica. Blumenberg, además, le adeuda su modo de pro-
ceder a la fenomenología. La publicación post mortem de su legado [Nachlass] ha puesto
en evidencia no sólo cómo la cuestión antropológica es un asunto determinante en su filo-
sofía, sino, también, cómo su discusión contra Heidegger tiene un pie puesto en la fenome-
nología husserliana9. De lo anterior se colige que Blumenberg no se explica solamente en el
ámbito de la historia conceptual, pues el alcance de sus reflexiones se ubica de igual forma
en la discusión y tensión permanente con la tradición fenomenológica y hermenéutica de
la primera mitad del siglo XX.
No obstante, Paradigmas sí es un manifiesto de la metaforología como procedimiento
filosófico orientado a pensar la función de las metáforas en la historia del pensamiento. En
dicho texto, Blumenberg se da a la tarea de examinar su Bedeutsamkeit [significatividad],
su potencial hermenéutico y su rendimiento no solo teórico o epistémico sino, sobre todo,
pragmático y moral. Desde un comienzo Blumenberg ofrece el relato histórico de procesos
clave de conceptualización y de metaforización que constituyen, al mismo tiempo, una re-
flexión históricamente anclada en la tarea filosófica y en la forma como ésta ha construido
su propia imagen, con metáforas o no, a través de su historia10.

Metafórica, mundo de la vida e Inconceptuabilidad


La respuesta de Blumenberg a la pregunta sobre el papel de las metáforas en la filosofía
desarrollada en Paradigmas es sencilla de enunciar: no toda metáfora evidentemente cum-
ple una función central, pero sí hay una serie de metáforas absolutas (2018, p. 35-36),
«metáforas fundamentales o de fondo» (Blumenberg, 2001, p. 140), que se agrupan en
conjuntos dúctiles y variables de metáforas asociadas a un mismo campo simbólico (me-
tafóricas), que tienen historia, y que suelen ser ineludibles pues no pueden ser traducidas
a conceptos o simplemente eliminadas a no ser que sean gradualmente desplazadas o re-
emplazadas por otras metáforas de fondo igualmente funcionales.
En este punto no hay que perder de vista que Blumenberg introduce sus Paradigmas en
pleno auge y desarrollo de la Begriffsgechichte liderada por Rothacker. Los esfuerzos de
los filósofos adscritos al proyecto de la historia conceptual estuvieron fuertemente orien-
tados a la tarea de reconstruir los usos y significados que se ha dado a los conceptos en la
tradición filosófica, desatendiendo el sustrato histórico sobre el que se configuran sus va-
riaciones proposicionales y de sentido. Por ende, lejos de querer iniciar una confrontación
directa con los presupuestos metodológicos del proyecto de Rothacker, Blumenberg dirigirá
su metaforología al servicio de una historia conceptual que pueda trascender el cerco de
lo estrictamente terminológico. «La metaforología intenta acercarse a la subestructura
del pensamiento, al subsuelo, al caldo de cultivo de las cristalizaciones sistemáticas –del
concepto–» (Blumenberg, 2018, p. 37). Esto no resultaría del todo fácil, pues el trasfondo
de la historia conceptual seguía ligado a la herencia cartesiana, para la cual las metáforas
son modos impropios del lenguaje, en todo caso anteriores a la clarificación del concepto.

9 Entre algunos de los textos en los que se aprecia de manera clara la influencia de Husserl en el pensamiento de Blumenberg, se encuentran
Beschreibung des Menschen [Descripción del ser humano] (2006); Tiempo de la vida y tiempo del mundo (2007); y Teoría del mundo de la
vida (2010).
10 Véase, por ejemplo, el estudio riguroso en Paradigmas sobre el concepto de verdad desde la perspectiva de la metoforología (Blumenberg,
2018, p. 39)
Quintero-Ocampo - Metaforología e Inconceptuabilidad. Hans Blumenberg y el lugar olvidado de la metáfora en la forma-
ción de conceptos
El carácter difuso y opaco de las metáforas se sitúa lejos de la pretensión de claridad y dis-
tinción que exige el conocimiento empírico/demostrativo. Blumenberg sostiene que «ese
ideal de objetivación total se correspondería con lo completo de la terminología, que capta
la presencia y la precisión de lo dado en conceptos definidos» (2018, p. 33). El anunciado
estado final de la filosofía previsto en Descartes, que llegaría como producto de la clarifi-
cación del entendimiento humano en relación con el mundo, asumió la metáfora desde el
punto de vista de lo provisional. «De ahora en adelante, todas las formas y elementos del
modo traslaticio de hablar, en el más amplio sentido, resultarían provisionales y lógica-
mente superables» (Blumenberg, 2018, p. 33). Lo provisional se sitúa en el camino –hacia
adelante– de la culminación definitiva de la empresa del conocimiento humano: un mundo
desprovisto de enunciados aparentes que no se corresponden con la realidad de las cosas
o con su materialidad. En efecto, Blumenberg rápidamente advierte una contraposición
manifiesta entre la opacidad del lenguaje metafórico y las exigencias de precisión del modo
propio de hablar. La metáfora no da cuenta de la cosa en sí. Contrario al anhelo de preci-
sión terminológica del concepto, esta no lleva a develar la verdad de las cosas.
En tanto en cuanto la verdad [explica Blumenberg] es el producto de un procedimiento metó-
dicamente guiado, o mejor, ha de serlo ex definitione [por definición], la metafórica no puede
satisfacer esa pretensión, pues no sólo no dice la «verdad estricta», sino que, en general, no
dice la verdad. (Blumenberg, 2018, p. 47)
La metáfora halla, pues, sus posibilidades en aquellos remanentes del ser que escapan a la
reducción terminológica del concepto, y que incluso se sitúan como soporte de la creación
elevada de teorías cuyas raíces también se encontrarían hundidas en el denostado suelo
de lo metafórico. El alcance de dicho planteamiento arrojado por Blumenberg deja ver que
la relación entre metáfora y concepto no puede ser entendida como el mero tránsito de
un estado pre-teórico o pre-conceptual, en el que las imágenes del mundo se dan como
resultado de estados en principio provisionales de la razón, hacia la realización definitiva
del concepto.
Cierto es que el que la metáfora se ocupe de cuestiones irreductibles al lógos, al concepto,
le confiere, a su vez, el carácter de absoluto. «Que se dé a esas metáforas el nombre de
absolutas sólo significa que muestran su resistencia a la pretensión terminológica, que no
se pueden resolver en conceptuabilidad» (Blumenberg, 2018, p. 37). Así, pues, el lenguaje
metafórico responde a las preguntas que subyacen a la experiencia de la vida humana y a
las que no se puede acceder por la vía expresa del concepto. «Las metáforas «responden»
a preguntas aparentemente ingenuas, incontestables por principio, cuya relevancia radica
en que simplemente no son eliminables, porque nosotros no las planteamos, sino que nos
las encontramos como ya planteadas en el fondo de la existencia» (Blumenberg, 2018, p.
47).
Las metáforas absolutas van a constituir el centro de la filosofía del pensador de Lübeck
en sus primeros textos, aun cuando, tal y como lo señala Wetz, «Blumenberg no pregunta
por lo que pueda haber detrás de tales imágenes, sino por la función que desempeñan en
el proceso histórico de entendimiento de los hombres de sí mismos y del mundo» (1996,
p. 15). La función de la metáfora absoluta viene dada por su capacidad explicativa (función
teórica), y por la, si se quiere, modelación de la acción (función práctica). Es decir, la me-
táfora absoluta conlleva la posibilidad de crear representaciones sobre la realidad, e incluso
sobre el ser humano, a la vez que puede modelar u orientar sus acciones en su relación
con el mundo, al que se le despoja de su condición de hostilidad e indiferencia para con los
asuntos humanos. «Su contenido determina, como referencia orientativa, una conducta;
dan estructura a un mundo; representan el siempre inexperimentable, siempre inabar-
cable todo de la realidad» (Blumenberg, 2018, p. 48). El lenguaje metafórico nos hace
Búsqueda, 10(2) Julio-Diciembre, 2023. https://doi.org/10.21892/01239813.666

familiar lo que en principio se muestra como lejano y extraño. Es pues, en la capacidad de


narrar, que el hombre se instala en una realidad modelada por la experiencia del lenguaje
y los horizontes de sentido compartido. A propósito, Blumenberg comenta:
Toda confianza en el mundo comienza con los nombres de los cuales se pueden narrar histo-
rias […] la denominación certera de las cosas superará la enemistad entre ellas y el hombre,
que se convertirá en una relación de servicialidad. El pavor, que ha encontrado un nuevo asilo
en el lenguaje, es así soportado. (2003, p. 42)
Al carecer de cualquier rastro de pretensión de verdad, en el sentido ilustrado del término,
la metáfora se aleja del principio de verificación y representación instaurado por la hege-
monía del procedimiento científico/cartesiano –del que sigue siendo deudora la historia
conceptual–, y se ubica del lado de la contingencia y la historicidad de la existencia huma-
na.
Todo el proyecto filosófico de Blumenberg, al menos el de sus libros publicados en vida, se
orientará a reconstruir la historia de esas metáforas fundamentales. Ésta, sí, tarea no tan
sencilla y mucho más dispendiosa en la que se revela gran parte del genio del filósofo y
su abrumadora erudición. Heredero de una tradición que pone de relieve la función signi-
ficativa del símbolo en el abordaje de las cuestiones más fundamentales y abstractas a las
que se enfrenta el ser humano y, por ende, la filosofía (Vico, Kant, Cassirer), Blumenberg
profundizará en su reflexión sobre el lugar de las metáforas en la filosofía introduciendo la
noción de Unbegrifflichkeit [Inconceptuabilidad] desarrollada en Ausblick auf eine Theorie
der Unbegrifflichkeit [Aproximación a una teoría de la inconceptuabilidad]; apéndice de
Schiffbruch mit Zuschauer [Naufragio como espectador] de 1979, y en la obra póstuma
Theorie der Unbegrifflichkeit [Teoría de la inconceptuabilidad]de 2007.
Blumenberg introduce en Ausblick un cambio de posición respecto a la dirección que habrá
de tomar su proyecto metaforológico. El autor lo comenta de la siguiente manera:
La metafórica no se considera ya prioritariamente como esfera rectora de concepciones teó-
ricas aún provisionales, como ámbito preliminar de la formación de conceptos, como recurso
en la situación de un lenguaje especializado aun sin consolidar. Al contrario, se considera una
modalidad auténtica de comprensión de conexiones que no puede circunscribirse al limitado
núcleo de la «metáfora absoluta». Incluso ésta se definía ante todo por su no disponibilidad
«a ser sustituida por predicados reales» en el mismo plano del lenguaje. Podría decirse que
se ha invertido la dirección de la mirada: Ésta no se refiere ya ante todo a la constitución de
lo conceptuable sino además a las conexiones hacia atrás con el mundo de la vida, en cuanto
sostén motivacional constante de toda teoría –aunque no siempre se tiene presente. (1995,
p. 97-98)
El cambio en la dirección de la mirada se centra en que, tal y como lo señala Durán-Guerra
«la vida, y no el arte, es aquí la que reconduce a la metaforología hasta una dimensión
que ya no puede ser tematizada histórico-objetivamente» (2010, p. 120) De esta forma,
será pues el Lebenswelt [mundo de la vida] el que sirva de referente para una teoría de la
Inconceptuabilidad. El punto de vista expuesto por Blumenberg en Ausblick pone de relieve
que si bien la metáfora, del modo en que era concebida en Paradigamas, hacía las veces
de sustrato del concepto, ésta, ahora, encontrará su condición de posibilidad en el mundo
de la vida. Esto es, que anterior a la formación de todo concepto, cuyo suelo fue siempre
metafórico -aunque se haya olvidado de aquello-, dicho suelo se configura, a su vez, en
un estado anterior del que procede toda imagen y representación pre-teórica del mundo.
Si la metáfora era la matriz de los conceptos filosóficos, nuestro mundo cultural y vital es
ahora el caldo de cultivo de las metáforas en que vivimos. Si la metáfora era el humus del
concepto, el mundo de la vida es ahora la raíz de la metáfora. (Duran, 2010, p. 121)
Quintero-Ocampo - Metaforología e Inconceptuabilidad. Hans Blumenberg y el lugar olvidado de la metáfora en la forma-
ción de conceptos
La metáfora absoluta ya no puede ser reducida sólo al campo de lo provisional en el pro-
ceso de consolidación de un conocimiento conceptual y teórico completo. De hecho, lo
absoluto de la metáfora deja de tener validez en el viraje del pensamiento metaforológico
en tanto que, como el mismo Blumenberg lo afirma, la metáfora «es, incluso en su forma
abreviada retóricamente precisa, algo tardío y derivado» (1995, p. 104). En este caso, la
metáfora es la resultante de las producciones culturales que fijan horizontes de sentido y
dan significación al mundo. En cuanto tal, ellas mismas no pueden ser tematizadas u obje-
tivadas al modo usual del método y el concepto. Al encontrar su génesis en el entramado
de la propia historia vital, la metáfora puede ser solo descrita, narrada. Es ahí donde se fija
su carácter inconceptual, lejos de toda pretensión racional de totalidad.
El interés por la historia de las metáforas y los conceptos en el devenir de la filosofía con la
que Blumenberg tiene un diálogo constante, junto con su reconstrucción metaforológica, la
cual navega entre la narración significativa y la descripción fenomenológica de anécdotas
y procesos de creación conceptual en la historia del pensamiento más allá de las fronteras
del canon filosófico habitual –Blumenberg también comenta profusamente literatos y cien-
tíficos–, se convierten, ambas, en herramientas vigorosas para pensar de manera crítica la
esencia misma de la filosofía, sus límites y alcances, las aporías que la deconstruyen y que
paradójicamente la posibilitan. Se trata de una historia de la filosofía que permite poner de
manifiesto en sus desarrollos históricos, sus preocupaciones, sus intereses, y sus parado-
jas, pero también sus propias normas de funcionamiento, sus sistemas de autorregulación
y sus derroteros y horizontes.
No puede afirmarse que Blumenberg haga propiamente historia de la filosofía, ni que
esa sea su intención fundamental, pues su empeño constante por tomar distancia de la
filosofía de la historia, del idealismo, o la historia del Ser heideggeriana, lo precave es-
cépticamente de incurrir en semejantes desafueros. En último término, su filosofía es una
descarga de lo absoluto –otra metáfora–, como bien lo sintetizó Marquard: «una filosofía
sobre la existencia como tarea diaria y arte de sobrevivir, que consiste en tomar distancia,
mediante el símbolo, la retórica y, en general, mediante la cultura, de todos los absolutis-
mos, comenzando por el más sobrecogedor de todos: el absolutismo de la realidad» (2001,
p. 113). En este sentido, se trata más bien de la narración de breves historias significati-
vas, y no de un gran relato articulador y totalizante, lo que caracteriza el trato histórico de
la filosofía en Blumenberg.
Begriffe in Geschichten [Conceptos en historias], publicado en 2003, es el adecuado título
sugerido por los editores a uno de sus libros póstumos y que podría servir de lema para
describir a Blumenberg en su relación con la historia conceptual. Allí se expresa su insis-
tencia en historiar conceptos y metáforas, pero también anécdotas, en apariencia triviales,
con cuyo poder significativo se revela el sentido de un problema filosófico o, incluso, de
toda una filosofía. En Conceptos Blumenberg narra la anécdota que dio comienzo a su for-
ma de hacer filosofía. Allí cuenta la historia de cómo su padre, cuando él era aún un niño,
revelaba en un cuarto oscuro sus fotografías de aficionado:
Entre mis manos, agitando con cuidado las placas en los baños, surgía el mundo –sin tanta
contundencia ni jaleo, por supuesto, como en el preludio bíblico, pero en principio con el mis-
mo procedimiento. No me lo perdonarán: uno que no cree en la creación entiende perfecta-
mente su proceso […] Desde entonces tuve al menos una idea de cómo nacen los conceptos.
(2003a, p. 28)
Búsqueda, 10(2) Julio-Diciembre, 2023. https://doi.org/10.21892/01239813.666

También con anécdotas –esta vez una anécdota clásica y desde un comienzo creada con
intención simbólica– explica Blumenberg el problema del origen de la teoría en La risa de
la muchacha tracia (2009), todo un comentario a la leyenda contada por Diógenes Laercio
sobre cómo Tales de Mileto fue objeto de burla de su joven esclava cuando cayó en un
hueco por estar contemplando los astros.
Del mismo modo, Blumenberg se da a la tarea de explicar el rendimiento significativo y el
potencial hermenéutico del mito de Prometeo, enjundioso esfuerzo al que denominó Arbeit
am Mythos [Trabajo sobre el mito] publicado en el año 1979. En este texto Blumenberg
elabora una particular reconstrucción del relato sobredimensionado que hace Goethe en
Poesía y verdad, del impacto que el citado mito habría tenido en su generación, pero tam-
bién en su propia vida, su oda juvenil a Prometeo. De igual manera, con una analogía entre
metafórica y anecdótica, Blumenberg explica de manera concisa su dura crítica a Heideg-
ger, cuando compara la búsqueda del ser en Ser y tiempo, con el suspenso característico de
las películas de Alfred Hitchcock: el motor argumentativo del thriller es la presencia inquie-
tante de un secreto o un misterio –el MacGuffin, lo llama Hitchcock–, que nunca se termina
de revelar. De esta forma, para Blumenberg la búsqueda del ser propuesta por Heidegger
conduce a nada (Fragio, 2013). Los ejemplos de estos recursos en el trabajo del pensador
hanseático son innumerables y recorren cada una de las páginas de su amplia obra.

CONCLUSIÓN

La respuesta al interrogante sobre cómo desde las consideraciones filosóficas de Blumen-


berg sobre metaforología se puede comprender la función de la metáfora en la génesis y
desarrollo del pensamiento filosófico, demandó la revisión de algunos de los planteamien-
tos sugeridos por Blumenberg respecto de dicho asunto. A partir de allí, se logró advertir
que la metaforología, como forma de hacer historia de la filosofía, deja de ser muy pronto
una simple tarea subsidiaria o preparatoria de la actividad filosófica –historia conceptual– y
se convierte más bien en su aliciente, no exento de ironía –otro de los primeros motores de
la filosofía, además de la admiración–. Los conceptos y las metáforas, narrados en histo-
rias, no son ya más meros recursos o instrumentos de comunicación, sino que comienzan
a ocupar el lugar, más significativo aún, de desarrollo de una autorreflexión filosófica que
produce réditos a través del efecto significativo o el alcance hermenéutico de un símbolo.
Sea como se haga, la historia de la filosofía es el movimiento o momento reflexivo de la
disciplina: aquello que permite poner al descubierto su modo de proceder, sus formas de
operar, la manera como se desarrollan las ideas y se construyen las categorías y los con-
ceptos época tras época. Este movimiento reflexivo es metodológicamente esencial porque
permite tomar consciencia de los límites y alcances de la filosofía –es crítico en sentido
kantiano– y conduce a una comprensión histórica de la filosofía como actividad humana
no distante de otras actividades creativas como el arte, la literatura, la poesía o el trabajo
científico.
Al mismo tiempo, paradójicamente, se pone de relieve la independencia metodológica
de la disciplina, su autonomía, pues su articulación histórica no nos habla solamente del
modo como cada filosofía se relaciona con su tiempo (cómo le debe a cada época o a cada
circunstancia sus temas), sino, ante todo, sobre cómo se articula el tejido del diálogo filo-
sófico a lo largo de los siglos, con sus propias pautas y derroteros, exigencias y horizontes,
que trascienden las fronteras de las épocas y de las lenguas, y por ende de las culturas.
Desde este punto de vista, no se trata de entender cómo permanecen vivas a lo largo de
los siglos el repertorio de preguntas de una philosophia perennis, pues los problemas de
la filosofía, como los conceptos y las metáforas, también tienen su historia. Se trata más
bien de cómo la actividad filosófica se eleva y crece desde su subsuelo metafórico de forma
Quintero-Ocampo - Metaforología e Inconceptuabilidad. Hans Blumenberg y el lugar olvidado de la metáfora en la forma-
ción de conceptos
recurrente, como una hierba estacional, o una terca y frondosa planta tropical que muchos
tratan de segar en vano. La filosofía descubre entonces su propio nómos en el encuentro
con su historia. La ley de su terquedad y de su persistencia. Y con Blumenberg, la filosofía
aprende también a pensar y a pensarse con historias, a explicarse metaforológicamente.

REFERENCIAS
Blumenberg, H. (1971). Beobachtungen an Metaphern. Archiv für Begriffsgeschichte, 15,
161–214.
Blumenberg, H. (1981). Die Genesis der kopernikanischen Welt. Surhkamp.
Blumenberg, H. (1995). Naufragio con espectador. Visor.
Blumenberg, H. (2001). Ästhetische und metaphorologische Schriften. Surhkamp.
Blumenberg, H. (2003a). Conceptos en historias. Síntesis.
Blumenberg, H. (2003b). Trabajo sobre el mito. Paidós.
Blumenberg, H. (2018). Paradigmas para una metaforología. Trotta.
Blumenberg, H. (2020). History, metaphors, fables. A Hans Blumenberg reader (H. Bajohr,
F. Fuchs, & J. Kroll (Eds.)). Cornell University Press.
Deleuze, G., & Guattari, F. (2009). ¿Qué es la filosofía? Anagrama.
Duran, L. (2010). Metáfora y mundo de la vida en Hans Blumenberg. Revista de Filosofía,
35, 105–127.
Fragio, A. (2013). Destrucción, cosmos, metáfora. Ensayos sobre Hans Blumenberg. Lampi
di Estampa.
Husserl, E. (2014). La filosofía como ciencia estricta (Prometeo (Trad.)).
Koselleck, R. (1993). Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos. Paidós.
Marquard, O. (2001). Filosofía de la compensación (Paidós (Ed.)).
Nietzsche, F. (2012). Sobre verdad y mentira en sentido extramoral y otros fragmentos de
filosofía del conocimiento. Tecnos.
Oncina, F. (2003). Historia conceptual y hermenéutica. Azafea. Rev. filos., 5, 161–190.
Oncina, F., & Durán-García, P. (Eds.). (2015). Hans Blumenberg: Historia in/conceptual,
antropología y modernidad. Pre-textos.
Vilanou, C. (2006). Historia conceptual e historia intelectual. Ars Brevis, 12, 165–190.
Wetz, F. (1996). Hans Blumenberg. La modernidad y sus metáforas. Edicions Alfons el
Magnánim.

También podría gustarte