MISA VESPERTINA DE LA CENA DEL SEÑOR (Ciclo B) 2024

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MISA VESPERTINA

DE LA CENA DEL SEÑOR

MISAL PRINCIPAL

CICLO B
2

RITOS INICIALES
Monición:

Con esta celebración, Hermanos, estamos iniciando propiamente dicho el


Triduo Sacro de la Pasión, muerte y resurrección del Señor, las campana a la
hora del Gloria nos lo recordarán.

Participarán con nosotros en esta celebración doce miembros de nuestra


comunidad que nos recordarán a los Doce Apóstoles que con Jesús cenaron
aquella noche en la que se instituyó la Eucaristía, el mandato nuevo del amor
y el sacerdocio.

Al terminar la Misa, trasladaremos al Santísimo Sacramento a un lugar en el


atrio para acompañarlo en la oración… como hace casi 2,000 años se lo pidió
a sus discípulos.

Dispongámonos a iniciar nuestra celebración.

ANTÍFONA DE ENTRADA Gal 6, 14

Debemos gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo,


porque en él esta nuestra salvación, nuestra vida y nuestra
resurrección, y por él fuimos salvados y redimidos.

SALUDO

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.


R. Amén.

La paz, la caridad y la fe, de parte de Dios Padre, y de


Jesucristo, el Señor, estén con todos ustedes.
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R. Y con tu espíritu.

ACTO PENITENCIAL

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la


Eucaristía, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos,
pues, que somos pecadores e invoquemos con esperanza la
misericordia de Dios.

Se hace un momento de silencio


Apiádate de nosotros, Señor.
R. Porque hemos pecado contra Ti.

Muéstranos, Señor tu misericordia.


R. Y danos tu Salvación.

Dios, todopoderoso, tenga misericordia de nosotros perdone


nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
KYRIE ELEISON

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo…

Se tocan las campanas del templo y de la Iglesia


(a partir de este momento no se volverán a tocar hasta el Gloria de la Vigilia
Pascual).
4

ORACIÓN COLECTA

D ios nuestro, reunidos para celebrar la santísima Cena en


la que tu Hijo unigénito, antes de entregarse a la
muerte, confió a la Iglesia el nuevo y eterno sacrificio,
banquete pascual de su amor, concédenos que, de tan
sublime misterio, brote para nosotros la plenitud del amor y
de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por
los siglos de los siglos.
R. Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA
Monición:

Esta primera lectura nos recuerda las indicaciones que Dios dio a Moisés para
que se celebrara la salida de Egipto. Debemos, sin embargo, hacer hincapié de
que primero celebraron su liberación y después salieron en busca de ella. De
Igual forma, Jesús primero celebrará la Última Cena con sus discípulos en el
Cenáculo, donde les lavará los pies; y después padecerá en la cruz la
redención de todos los hombres.

Escuchemos con respeto y veneración.

PRIMERA LECTURA

Prescripciones sobre la cena pascual.


5

Del libro del Éxodo


12, 1-8. 11-14

E n aquellos días, el Señor les dijo a Moisés y a Aarón en


tierra de Egipto: “Este mes será para ustedes el primero
de todos los meses y el principio del año. Díganle a toda la
comunidad de Israel: ‘El día diez de este mes, tomará cada
uno un cordero por familia, uno por casa. Si la familia es
demasiado pequeña para comérselo, que se junte con los
vecinos y elija un cordero adecuado al número de personas y
a la cantidad que cada cual pueda comer. Será un animal sin
defecto, macho, de un año, cordero o cabrito.

Lo guardarán hasta el día catorce del mes, cuando toda la


comunidad de los hijos de Israel lo inmolará al atardecer.
Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y el dintel de la
puerta de la casa donde vayan a comer el cordero. Esa noche
comerán la carne, asada a fuego; comerán panes sin levadura
y hierbas amargas. Comerán así: con la cintura ceñida, las
sandalias en los pies, un bastón en la mano y a toda prisa,
porque es la Pascua, es decir, el paso del Señor.

Yo pasaré esa noche por la tierra de Egipto y heriré a todos


los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta
los ganados. Castigaré a todos los dioses de Egipto, yo, el
Señor. La sangre les servirá de señal en las casas donde
habitan ustedes. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo y
no habrá entre ustedes plaga exterminadora, cuando hiera yo
la tierra de Egipto.
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Ese día será para ustedes un memorial y lo celebrarán como


fiesta en honor del Señor. De generación en generación
celebrarán esta festividad, como institución perpetua’”.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL Del Salmo 115

R. Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava.

¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?


Levantaré el cáliz de salvación e invocaré el nombre del
Señor. R.

A los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos.
De la muerte, Señor, me has librado, a mí, tu esclavo e hijo
de tu esclava. R.

Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre.


Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo. R.

SEGUNDA LECTURA

Cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz,
proclaman la muerte del Señor.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios


11, 23-26
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H ermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he


trasmitido: que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser
entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción
de gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se
entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”.

Lo mismo hizo con el cáliz después de cenar, diciendo: “Este


cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan
esto en memoria mía siempre que beban de él”.

Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de
este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 13, 34

R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.


Les doy un mandamiento nuevo, dice el Señor,
que se amen los unos a los otros,
como yo los he amado.
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

EVANGELIO

Los amó hasta el extremo.

Del santo Evangelio según san Juan


13, 1-5
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A ntes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había


llegado la hora de pasar de este mundo al Padre y
habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los
amó hasta el extremo.

En el transcurso de la cena, cuando ya el diablo había puesto


en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de
entregarlo, Jesús, consciente de que el Padre había puesto en
sus manos todas las cosas y sabiendo que había salido de
Dios y a Dios volvía, se levantó de la mesa, se quitó el
manto y tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en
una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a
secárselos con la toalla que se había ceñido.

Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: “Señor, ¿me vas a


lavar tú a mí los pies?” Jesús le replicó: “Lo que estoy
haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más
tarde”. Pedro le dijo: “Tú no me lavarás los pies jamás”.
Jesús le contestó: “Si no te lavo, no tendrás parte conmigo”.
Entonces le dijo Simón Pedro: “En ese caso, Señor, no sólo
los pies, sino también las manos y la cabeza”. Jesús le dijo:
“El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies,
porque todo él está limpio. Y ustedes están limpios, aunque
no todos”. Como sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo:
‘No todos están limpios’.

Cuando acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el manto,


volvió a la mesa y les dijo: “¿Comprenden lo que acabo de
hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y
dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el Maestro y el
9

Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse


los pies los unos a los otros. Les he dado ejemplo, para que
lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan”.
Palabra del Señor.
R. Gloria a Ti, Señor Jesús.

HOMILÍA

Después de la homilía donde lo aconseje el bien pastoral, se lleve a cabo el


lavatorio de los pies.

Monición:

Un grupo representativo de los laicos de la comunidad nos ayudarán a


recordar el gesto profundo, sincero y humilde de nuestro Redentor de lavar los
pies a sus apóstoles. Esto no pude ser considerado como una “pose” sino como
una enseñanza sin límites, dado lo que Jesús ya sabía que iba a acontecer… ¡él
sabía lo que traicionarían, que lo abandonarían y hasta que lo negarían! Por
esto, este sublime gesto es ya un preámbulo de la salvación que no brota de los
méritos personales, sino del inmensísimo amor de Dios por nosotros.

La Iglesia no puede borrar este gesto, no puede olvidarse de que su misión en


la tierra no corresponde al modo de pensar de los hombres sino de Dios… ella
sabe que debe humillarse para poder salvar a los demás… sabe que debe ser
humilde para poder llamar a los extraviados al camino de la salvación.

LAVATORIO DE LOS PIES


Inmediatamente después del lavatorio de los pies se hace la Oración
universal.

No se dice Credo.
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ORACIÓN UNIVERSAL DE LOS FIELES

Oremos, hermanos a Dios nuestro Padre en este día en que


celebramos la institución de la Eucaristía, del Sacerdocio y
del mandamiento del amor y digámosle con fe:

R. Solo en Ti, confiamos y esperamos, Señor.

 Porque queremos un mundo donde las palabras y las


enseñanzas de Cristo sean el pilar de toda conducta,
oremos. R.

 Porque queremos celebrar la fe en la familia, oremos. R.

 Porque queremos celebrar el amor con todos y vivir así


el Evangelio como el Señor quiere, oremos. R.

 Porque servir con amor y desinterés es la expresión más


visible de que Dios está con nosotros, oremos. R.

 Porque en la vivencia sincera de la humildad puede ser


visible la grandeza del espíritu cristiano, oremos. R.

 Porque deseamos vivir todos como la única y gran


familia de Dios, oremos. R.

 Porque queremos permanecer fieles al Señor y aún en


medio de las dificultades alabarle y bendecirle por
siempre, oremos. R.
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 Porque queremos ser una iglesia más amable y sensible


al sufrimiento de los más pobres, enfermos y alejados,
oremos. R.

P adre, permítenos no poner resistencia a tu gracia para


que podamos cumplir en todo con tu santa voluntad. Por
el que tanto amas, tu Hijo Jesucristo que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
R. Amén.

LITURGIA EUCARÍSTICA
Monición:

Los invitamos a poner sobre la patena que contiene la hostia todas sus
intenciones, sus necesidades, preocupaciones, todo lo bueno y todo lo malo,
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para que sea ofrecido juntamente con Cristo. Pero a la vez, los invitamos a
poner en el cáliz a nuestro párroco (vicario, capellán) y todos los sacerdotes
para que se ofrezcan juntamente en la cruz con nuestro Salvador.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

C oncédenos, Señor, participar dignamente de estos


misterios, porque cada vez que se celebra el memorial
de este sacrificio, se realiza la obra de nuestra redención. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

PREFACIO El sacrificio y el sacramento de


Cristo

V. El Señor esté con ustedes. R. Y con tu espíritu.


V. Levantemos el corazón. R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R. Es justo y necesario.

E n verdad es justo y necesario, es nuestro deber y


salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por
Cristo nuestro Señor.

El cual, verdadero y eterno Sacerdote, al instituir el


sacrificio de la eterna alianza, se ofreció primero a ti
como víctima salvadora, y nos mandó que lo ofreciéramos
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como memorial suyo. Cuando comemos su carne,


inmolada por nosotros, quedamos fortalecidos; y cuando
bebemos su Sangre, derramada por nosotros, quedamos
limpios de nuestros pecados.

Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los
coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu
gloria:

Santo, Santo, Santo...

PLEGARIA EUCARÍSTICA I

CP Padre misericordioso, te pedimos humildemente por


Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que aceptes y bendigas
estos + dones, este sacrificio santo y puro que te ofrecemos,
ante todo, por tu Iglesia santa y católica, para que le
concedas la paz, la protejas, la, congregues en la unidad y la
gobiernes en el mundo entero, con tu servidor el Papa
Francisco, nuestro obispo Rogelio y todos los demás obispos
que, fieles a la verdad, promueven la fe católica y apostólica.

C1 Acuérdate, Señor, de tus hijos (N.N.) y de todos los aquí


reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por ellos y todos
los suyos, por el perdón de sus pecados y la salvación que
esperan, te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen, este
sacrificio de alabanza, a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.

C2 Reunidos en comunión con toda la Iglesia, para celebrar


el día santo en que nuestro Señor Jesucristo fue entregado
por nosotros, veneramos la memoria, ante todo, de la
14

gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro


Dios y Señor; la de su esposo, san José; la de los santos
apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés, y la de todos los
santos; por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu
protección.

CP Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos


y de toda tu familia santa, que te presentamos en el día
mismo en que nuestro Señor Jesucristo encomendó a sus
discípulos la celebración del sacramento de su Cuerpo y de
su Sangre; ordena en tu paz nuestros días, líbranos de la
condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos.

CC Bendice y santifica, oh Padre, esta ofrenda, haciéndola


perfecta, espiritual y digna de ti, de manera que se convierta
para nosotros en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo amado,
Jesucristo, nuestro Señor.
Junta las manos.

El cual, la víspera de su Pasión, tomó pan en sus santas y


venerables manos, y, elevando los ojos al cielo, hacia ti,
Dios, Padre suyo todopoderoso, dando gracias te bendijo, lo
partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Tomen y coman todos de él,


porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por ustedes.

Del mismo modo, acabada la cena, tomó este cáliz glorioso


en sus santas y venerables manos, dando gracias te bendijo,
y lo dio a sus discípulos, diciendo:
15

«Tomen y beban todos de él,


porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por ustedes
y por muchos para el perdón de los pecados.
Hagan esto en conmemoración mía».

CP Éste es el Sacramento de nuestra fe.


R. Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!

CC Por eso, Padre, nosotros, tus siervos, y todo tu


pueblo santo, al celebrar este memorial de la muerte gloriosa
de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor; de su santa
resurrección del lugar de los muertos y de su admirable
ascensión a los cielos, te ofrecemos, Dios de gloria y
majestad, de los mismos bienes que nos has dado, el
sacrificio puro, inmaculado y santo: pan de vida eterna y
cáliz de eterna salvación.

Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala, como


aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán,
nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo
sacerdote Melquisedec.

Inclinado, con las manos juntas, prosigue:

Te pedimos humildemente, Dios todopoderoso, que esta


ofrenda sea llevada a tu presencia, hasta el altar del cielo, por
manos de tu ángel, para que cuantos recibimos el Cuerpo y la
16

Sangre de tu Hijo al participar aquí de este altar seamos


colmados de gracia y bendición.

C3 Acuérdate también, Señor, de tus hijos miembros de esta


comunidad que nos han precedido con el signo de la fe y
duermen ya el sueño de la paz.

Junta las manos y ora unos momentos por los difuntos


por quienes tiene intención de orar.
Después, con las manos extendidas, prosigue:

A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles


el lugar del consuelo, de la luz y de la paz.

C4 Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiamos en


tu infinita misericordia, admítenos en la asamblea de los
santos apóstoles y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías
y Bernabé, y de todos los santos; y acéptanos en su
compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu
bondad.

CP Por Cristo, Señor nuestro, por quien sigues creando


todos los bienes, los santificas, los llenas de vida, los
bendices y los repartes entre nosotros.

P or Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en


la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
R. Amén.

RITO DE LA COMUNIÓN
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PADRE NUESTRO

Llenos de la gracia por ser hijos de Dios, digamos


confiadamente la oración que Cristo nos enseñó:

P adre nuestro...

EMBOLISMO

Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en


nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de
nuestro Salvador Jesucristo.

R. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre,


Señor.

RITO DE LA PAZ

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz les dejo,
mi paz les doy”, no tengas en cuenta nuestros pecados, sino
la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz
y la unidad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.

La paz del Señor esté siempre con ustedes.


R. Y con tu espíritu.
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En Cristo que nos ha hecho hermanos con su cruz, dense la


paz como signo de reconciliación.

FRACCIÓN DEL PAN Y CONMIXTION

Depositando una fracción de la Hostia en el cáliz dice en secreto:

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos


en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

CORDERO DE DIOS

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,


ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.

Mientras la Asamblea canta el Cordero de Dios,


el que preside con las manos juntas y en secreto dice:

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del


Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la
vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de
tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme
cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me
separe de ti.
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El que preside hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un


poco elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.


Dichosos los invitados a la cena del Señor.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una
palabra tuya bastará para sanarme.

El que preside dice en secreto:

El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1 Cor 11, 24. 25

Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes.


Este cáliz es la nueva alianza establecida por mi Sangre;
cuantas veces lo beban, háganlo en memoria mía, dice
el Señor.

Después de distribuir la comunión, se deja sobre el altar un copón con


hostias
para la comunión del día siguiente, y se termina la misa con esta oración.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN


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C oncédenos, Dios todopoderoso, que así como somos


alimentados en esta vida con la Cena Pascual de tu
Hijo, así también merezcamos ser saciados en el banquete
eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

Monición:

La Iglesia por una antiquísima costumbre y por un profundísimo respeto


considera el Viernes Santo como el día más sobrio y de mayor reflexión para
todos los bautizados. Es por ello, que al concluir la Misa del Jueves Santo,
inmediatamente se dispone a este especial día, despojando todo indicio de
fiesta desvistiendo a la Iglesia de todo adorno.

Por ello, y en señal de respeto, trasladaremos al Santísimo Sacramento a otro


lugar donde se reservará para como viático para los moribundos y para la
comunión del día de mañana.

Los invitamos a participar con profunda devoción y respeto.

Nos ponemos de rodillas.

TRASLACIÓN DEL SANTÍSIMO


SACRAMENTO
Se le da al que preside la Capa Pluvial y el incensario.

Padre nuestro... Ave María... Gloria al Padre...

Padre nuestro... Ave María... Gloria al Padre...


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Padre nuestro... Ave María... Gloria al Padre...

 Al llegar al lugar de la Reserva, se le quita el paño de hombros al que preside.


 La urna está abierta y en ella coloca el copón.
 Se arrodilla y se acercan los acólitos del turíbulo y la naveta.
 El que preside nutre el turíbulo.
 El que preside inciensa al Santísimo ya colocado en la urna.

PRECES

El que preside dice:

Mantengámonos unidos en oración hermanos, como Cristo


lo pidió aquella noche a sus discípulos, para que no
caigamos en la tentación. Digamos todos con fe.
Los Fieles responden:

R. Creo Señor, pero aumenta nuestra fe.


El lector dice:

 Pidamos al Señor el don de la fidelidad para que todos


cumplamos con felicidad la misión que nos ha
encomendado, oremos.

 Pidamos al Señor el don de la unidad, para que todos


sepamos superar nuestras diferencias y venzamos las
divisiones para que demos testimonio claro de ser hijos
de Dios, oremos.

 Pidamos al Señor el don de la perseverancia para que


no nos asusten los problemas de la vida, sino que
confiados en su Palabra resistamos las tentaciones del
maligno, oremos.
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 Pidamos al Señor el don de la esperanza para que todos


los que creemos en Cristo un día nos reunamos en torno
a un mismo altar, oremos.

 Pidamos al Señor el don de la obediencia para que bajo


la guía de un mismo pastor, llevemos adelante el plan
pastoral de nuestra arquidiócesis, oremos.

 Pidamos al Señor el don de la paciencia para que


sepamos como nuestro adultos mayores el valor justo
de las cosas y de las circunstancias, oremos.

ORACIÓN

El que preside concluye:

Q ue tu amor de Padre, encienda en nosotros la fuerza de


tu Santo Espíritu para que con alegría y veracidad
podamos siempre dar testimonio de tu Hijo que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los
siglos.
R. Amén.

ACTO DE DESAGRAVIO
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El que preside dice y los fieles le siguen:

Bendito sea Dios.


Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Bendito sea el Santo Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su santa e inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus ángeles y santos.
El que preside y sus ministros se retiran en silencio.

Monición:
24

Nuestro Señor Jesucristo le pidió a sus discípulos que lo acompañaran en la


oración para no caer en la tentación… nosotros sabemos que rendidos de
sueño lo dejaron solo y no pudieron perseverar con él en todo lo que estaba a
punto de acontecer aquella noche.

Hermanos, la Iglesia quiere estar con Jesús en esta hora del Huerto, quiere
estar con él en todos los hombres que no solo esta noche, sino todas las
noches del año se siente solos, abandonados, derrotados, traicionados,
perdidos… hagamos pues vigilia y oremos para tener una mejor vida, una
mejor familia, un mejor trabajo, un mejor México, un mejor mundo.

SAPAL
Monterrey, N.L., México

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