1V4N2-lamo de Espinosa-Svicenteferrer
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1V4N2-lamo de Espinosa-Svicenteferrer
Corre el ano del Senor de 1350... Una niebla blanca, baja y ligera, nace caliente
del rfo y va ganando poco a poco la ribera, las puertas de la ciudad, la muralla y
penetra, como tantos otros dfas al interior de la ciudadela. Una ciudad, Valencia, que
se despierta sabiendose una villa fluvial y cuasi insular, rodeada entre los dos brazos
del rfo, que por su anchura y caudal, hoy desconocidos, constitufan sus autenticas
barreras protectoras.
En una calle de Valencia a esas horas, una mujer Constanza Miquel siente unas
primeras contracciones, que poco despues se aceleran, llama a sus hijos y a su marido
Guillem de Ferrer, notario. Este que se encuentra en la parte baja de su casa de la
calle del Mar acude presto y envfa a uno de sus hijos, a Pedro, el mayor, corriendo,
-jcorre, escapa!- en busca del fisico 1 •
Ese nino sera bautizado poco despues con el nombre de Vicente en una pila de la
vieja iglesia consagrada a la Virgen de las Virtudes, parroquia de San Esteban, vieja
1
mezquita que El Cid incorpor6 a la cristiandad y donde fue enterrado inicialmente el
celebre heroe castellano, a quien Valencia debe tantas cosas y hoy tiene casi olvidado.
Pronto Vicente Ferrer y Miquel, de pequefia estatura, jugara con sus hermanos en
la tierra y el barro de la calle del Mar, y correra en libertad desde un extremo a otro
de la calle. Corre hacia San Vicente Martir, la vieja calzada romana, penetrando por
sus aledafios hacia donde se encontraba la gran Juderfa de Valencia o tal vez irfa
pasando el palacio de Vilaragut y lo que luego serfa la plaza de Mirasol 3, hacia las
viejas calles gremiales, llenas de bullicio y que todavfa nos los recuerdan los sonoros
nombres de calles de las Platerfas, de Tintoreros, de Zurradores, ... Aunque tengo para
mi que debi6 ser nifio que mas corri6 en la otra direcci6n, hacia el convento de Santo
Domingo, cercano al rfo, donde irfa a pescar, bafiarse, jugar, y quien sabe que trave suras
inventar al pie del viejo puente del Real.
Pues bien la vida de nuestro Vicentet se mueve en el eje de la calle del Mar, una
calle que le marcara, pues sus sermones llevaran el lenguaje de la calle, si bien Ueno
de su enorme, inmensa ilustraci6n personal.
1. EL HOMBRE DE CIENCIA
Viste el habito de Predicadores a los 17 afios, y pasa a llevar una vida monastica
en el Convento de Valencia. Una vida llena de rezos corales, silencio monastico,
practicas asceticas probablemente con penitencias y flagelaciones, oraci6n privada
durante horas, estudio, etc.; la vida, en suma, de un monje me9ieval. Pero esa vida se
desarrolla en ese gran convento, Santo Domingo, y en una pequefiisima Celda, que
desde antiguo ha sido venerada y a cuya Cofradfa me honro en pertenecer 4 •
, t Era Valencia una ciudad de gran poblaci6n que habfa tornado el credo cristiano por
segunda vez en el segundo tercio del siglo XIII, y los cristianos aun siendo el nucleo
poblacional mas numeroso vivfan rodeados de dos minorfas fuertemente enraizadas:
judfos y musulmanes. Pronto Vicente comprendera que la fe en Valencia habfa que
defenderla; no era un hecho natural ni universal.
3
En honor del palacio del Marques de Mirasol, hoy desaparecido.
4
Los primeros Estatutos fueron redactados en lengua valenciana en 1684 y modificados en
1696, segun narra en «La Celda Santa del glorioso padre y ap6stol valenciano San Vicente
Ferrer», el P. Mtro. Fr. Luis de Blanes. Impresa en Valencia en la imprenta Jayme de Bordazar
en 1699 y reimpresa en la de Benito Monfort en 1808.
2
a dominar con soltura. Esto le convertira en el gran interlocutor de sefarad durante los
afi.os siguientes. La segunda es su acentuado tomismo que se forma en Toulouse, donde
se conservaban los restos de Santo Tomas de Aquino. Y la tercera es la L6gica, que
se revela en todos los textos del Santoy en especial su «Tratado del Cisma Moderno»,
donde a mi juicio su capacidad de analisis logico llega a su cenit. Biblia, tomismo y
logica estaran presentes despues en todos sus sermones y predicaciones.
Pero es ahora, con ese bagaje intelectual cuando San Vicente va a vivir una epoca
especialmente conturbadora. Cuando regresa de Toulouse a Valencia solo cuenta 29
afi.os. El hombre de ciencia ya se ha hecho. Pese a su juventud su influencia comienza
a ser grande en la ciudad y en el reino. Se convierte pronto en persona respetada,
escuchada, considerada por instituciones y por la nobleza que busca en el arbitrio y
consejo. Ademas, ha conocido y trabado amistad con D. Pedro de Luna, que habia
sido can6nigo de Valencia y que acabara siendo el Papa Luna.
Efectivamente en 1399 el Santo, con casi 50 afi.os, abandona Avignon. Fray Vicen
te acababa de padecer una grave enfermedad. En el delirio proximo a su muerte el
Santo tiene una vision: ve a Jesucristo con Santo Domingo y con San Francisco y
recibe de ellos el encargo de poner al servicio de la evangelizacion del mundo su
ciencia y su palabra. Desde un punto de vista historico su curacion milagrosa no ofrece
dudas. Le plantea al Papa su deseo de abandonar Avignon para lanzarse a la evange
lizacion. El Papa intenta convencerle ofreciendole el capelo cardenalicio. San Vicente
rehusa los honores, una vez mas. El Papa acepta su decision.
5
El antipapa Clemente VII trat6 de conseguir la obediencia de los Reinos de Castilla,
Aragon, Navarra y Portugal para lo que design6 en 1378 embajador extraordinario al Cardenal
aragones Pedro de Luna.
3
2. EL HOMBRE DE ESTADO: CASPE
Al voto de San Vicente se adhieren de modo explfcito con la frase «En todo y por
todo quiero y me adhiero al sentir del sobredicho seiior maestro Vicente», su hermano
D. Bonifacio 8, juez tambien por Valencia, asf como los tres aragoneses y un catalan.
Dado que el candidato tenfa mayorfa y que contaba al menos un voto de cada reino el
resultado favorable al infante D. Fernando, es aceptado 9 •
Al dfa siguiente los jueces hicieron solemne proclamacion del resultado. Tomaron
asiento en sitiales especiales los nueve jurados a excepcion del obispo de Huesca que
6
Para terminar de complicar el cuadro la devoci6n polftica se mezcla con la devotio reli gionis
y asf D. Fernando de Antequera era partidario del avifiones Benedicto XIII, mientras Jaime de
Urgello era a su vez del romano.
7
BALTASAR BUENO TARREGA, El Pare Sant Vicent Ferrer. Ed. Federico Domenech, S. A.
1995
8
Tras haber casado y tener once hijos, todos fallecidos, y perder el Sefiorfo de Almenara
en favor de Bernardo de Cruilles, abraz6 el habito cartujo y muri6 en la cartuja de la Val de
Cristo, cerca de Segorbe, en 1417, tras rehusar el capelo cardenalicio
9
M. DuALDE y J. CAMARENA, El compromiso de Caspe. Instituci6n «Alfonso el Magnani
mo». Valencia. Instituto «Fernando el Cat61ico». Zaragoza, 1971.
4
pronuncio la Santa Misa, sentandose los representantes como puede apreciarse en el
cuadro de Vicente Salvador en la capilla de San Vicente Ferrer.
Y se opuso la voz del Conde Urgel, derrotado y humillado el cual dirigiose a San
Vicente diciendole: «Sais un hip6crita maldito que par un interes particular me habeis
quitado el reino, como ma! hombre que sois». San Vicente le respondi6 con serenidad
y firmeza: «Conde recordad que hicfsteis un grave pecado -habia envenenado a su
hermano mayor para heredar el Condado de Urgel- y no hab{a de permitir Dias que
un hombre de tan rota conciencia reinase en Aragon» 1 2 • Nuevamente habla el hombre
firme de creencias, que a nadie teme y que proclama su verdad sin medir jamas sus
consecuencias. No tiene el poder temporal pero se sabe poseedor del poder de la
verdad.
Los viejos Reinos de Aragon habian dado un ejemplo al mundo sobre como resol ver
un conflicto sucesorio democraticamente y con equilibrio de voto. A la muerte del
ultimo de los Austrias no fuimos capaces de repetirlo.
'° Fr. JosE M.a DE GARGANTA (OP) y Fr. VICENTE Fo RCADA (OP), Biograf(a y escritos de S.
Vicente Ferrer. BAC, 1956.
11
VICENTE l usTJ NIANO ANTIST, «La vida, y historia del apost61ico predicador San Vicente
Ferrer». Impreso en Valencia 1575. Reproducido en BAC, op.cit.
12
VICENTE B01x, Historia de la Ciudad y Reino de Valencia. Tomo I. Valencia 1845. Impr.
Benito Monfort.
5
tambien tuvo un destacado papel nuestro Santo valenciano. Pero entre tanto un grupo
numeroso de cardenales de ambas tendencias decidieron destronar a ambos Papas y
tratando de solucionar el problema, nombran a un tercero. Dado que los otros dos no
aceptaron esta solucion la Iglesia se encontro con tres tiaras a su frent e. La situacion
era ya insostenible.
Faltaba solo la renuncia del Papa Luna. Pero este, haciendo gala de su testarudez
mafia, no se aviene y las cosas empeoran. Es entonces cuando San Vicente Ferrer
predica la unidad de la Iglesia, «contra su dureza y su porf(a» 13, la del Papa Luna,
y le insiste a su amigo en su deber de renuncia, lo que hace a veces solo, e incluso en
Morella acompafiando al rey Fernando. Todo es en vano. El Papa Luna sigue enro
cado.
Finalmente Fernando I decide requerir por tres veces al papa Luna para que
renuncie. Desatendidos los dos primeros requerimientos, el Rey consulta con San
Vicente antes de proceder al tercero. El Santo se muestra conforme. Cuando Benedicto
XIII rechaza el tercer requerimiento Fernando I sustrae la obediencia del Reino de
Espana a dicho Papa y es San Vicente, que ya tiene 66 afios, el encargado de leer el
acta en latin y valenciano, seguido lo cual realiza un sermon sobre la unidad de la
Iglesia.
Si el hombre de estado habia salvado a la Corona de Aragon de una guerra fratri cida,
ahora el hombre de Iglesia habia contribuido a impedir la continuidad de un cisma que
nunca debio producirse. Pero el Cisma le habia conducido por reflexiones indirec tas a
la predicacion ya la Santidad.
4. EL SANTO DE LA PALABRA
13
V.I. Astit., op.cit.
6
Cuando se habla de las tentaciones de San Vicente se mencionan las de la came,
el demonio, etc. Pero tambien resiste mayores tentaciones: las del poder temporal, la
gloria terrena o las riquezas que hubiera podido disfrutar en la Corte de Aragon y no
digamos en la corte Papal de Benedicto XIII. Fue consejero de principes, de Reyes,
de Papas y lo que es mas, arbiter entre ellos.
Y sin embargo San Vicente solo aspira a recorrer leguas y leguas de caminos
polvorientos, andando, a lomos de mula, por toda Europa. Por eso el Padre Garganta
ha podido decir de el que fue «el ap6stol de la cristiandad medieval que agoniza» 14 •
Nuestro Santo habfa escrito en su «Tratado del Cisnia Moderno», cuando contaba
30 anos de edad, que el Cisma habfa sido anunciado simbolicamente en la Sagrada
escritura y aduce tres citas: una de San Pablo que anuncia la venida del Senor tras la
apostasfa, otra del profeta Daniel y la mas explfcita de San Agustin que dice «No
vendrd el Senor a juzgar si no sobreviene antes la separaci6n de las Iglesias en la
obediencia espiritual a la Iglesia Romana». Es muy probable que a lo largo de los
anos, segun avanzaba el Cisma y se profundizaba en el, el Santo pensara que los tres
ejemplos le confirmaban en que la division de las Iglesias, la apostasfa, era, sin duda
alguna, el preludio, el anuncio claro de la segunda venida del Senor y por tanto del
Juicio Final.
Pero durante la predicaci6n, con sermones a veces de hasta tres horas seguidas,
narran los testigos, parece rejuvenecer, se transfigura, y su voz mantiene una fuerza
singular y sus ojos, sus ojos son vivos, directos, penetrantes... Al terminar vuelve a
resurgir el hombre mayor, y le es preciso acodarse en su baculo para seguir su camino.
Y asi predica, predica y predica incansablemente. San Vicente decfa: «...la cara de
Deu es la prei'cacio y per la prei'cacio vendrei a coneixenr;a de Deu...» 15• Es
escuchado
14
BAC., op.cit.
15
Citado por MIGUEL LLOP CATALA, San Vicente Ferrer y las aspectos socioecon6micos del
mundo medieval. Ajuntament de Valencia, 1995.
7
segun relatan testigos directos, por mas de 30.000 personas en muchas ocasiones, que
se levantaban a media noche para ocupar un lugar cerca del pulpito, que a veces se
situaba en el campo para poder albergar a sus oyentes. Y era seguido casi siempre de
cientos, miles de disciplinantes, penitentes que usan la flagelacion para purgar sus
culpas y pedir gracia al Cielo, penitentes que se disciplinaban con devocion y profunda
contriccion.
Sus sermones son contundentes, construidos con metodo, orden, logica, con una
estructura didactica y dialectica sin igual 16. Predicaba contra el vicio, invitaba a per donar
las injurias, a hacer penitencia, ensefiaba a no blasfemar, anunciaba el Juicio final
pidiendo la conversion y el arrepentimiento y se apoyaba en las vidas de los Santos, la
Biblia, la moral. Usaba las Sagradas escrituras con su enorme conocimiento de las
mismas y llevaba su palabra por vericuetos populares. Era un predicador suges tivo,
magico, fascinante, accesible, facil, subyugante, en l;i forma... pero riguroso y profundo
en su contenido.
16
Fr. ADOLFO ROBLES SIERRA, 0 .P., San Vicente Ferrer: Colecci6n de sennones de Cuares
ma y otros segun el manuscrito de Ayora. Ajuntament de Valencia, 1995.
17
La ciudad de la memoria . Los codices de la catedral de Valencia. Generalitat Valenciana,
1997.
18
BAC, op.cit.
FRANCISCO A. RocA TRAVER, Los judios valencianos en la Baja Edad Media . Ajuntament
19
de Valencia, 1998.
8
San Vicente o el don de la palabra. Otro valenciano ilustre, enamorado de su ciudad
a la que canta y evoca, Juan Luis Vives, un valenciano que aiiadia siempre a su nombre
el gentilicio latino valentinus, para que nadie olvidara su origen del que tan orgulloso se
sentia y cuyas ensoiiaciones valencianas evocaba desde las nieblas y brumas de Brujas
dos aiios antes de morir, escribia desde la lejana Brujas: «No hay espejo que ,nejor refle
je la imagen del hombre que su palabra». A nadie cuadra mejor su expresi6n que a
nuestro Santo. San Vicente o el don de la palabra. Fue la suya, su palabra, el verbo mas
ardoroso, elocuente, apasionado, certero, didactico y apocalf ptico de la epoca.
Y es tambien el gran santo de los Milagros, les miracles tan queridos por la ciudad
de Valencia. En su proceso de canonizaci6n se habla de expulsion de demonios de
posesos, de muertos a cuya palabra o contacto resucitan, de visiones a traves de cuer pos
opacos comprobadas ante publico numeroso, de ciegos que ven, de sordos que oyen,
de mudos que hablan, de sanaciones de toda clase de enfermedades.
Cuando muere el Reino de Valencia, vive uno de los periodos mas esplendidos de
su economia, su lengua y su cultura, contrariamente a lo que ocurre en los otros dos
reinos catalano-aragoneses. Comienza la epoca de Ausias March, de Tirant lo Blan
ch, de Jordi Sant Jordi, de Bernat de Galba, de Luis Vives, de los Borja...
5. REFLEXIONES FINALES
San Vicente fue un valenciano universal, el hombre que mas influencia tuvo en los
acontecimientos mas cruciales de su epoca. Su autoridad moral estuvo por encima de
20
B. BUENO TARREGA, op.cit.
21
Ausias March . Generalitat Valenciana, 1997
22
Gu AR NER, Lurs, Valencia : Tierra y alma de un pafs. Espasa-Calpe, 1974.
4
la politica. Fue el gran pacificador. Pacifica la sucesion aragonesa y encauza el cisma
de occidente. Pero hace algo mas: cuando Fernando de Antequera asume la Sefiorfa
de Aragon, estan sentandose ya los cimientos de la union de los viejos reinos de
Espana. Una union que hace escribir hoy a Soldevilla que «La entronizaci6n de la casa
de Trastamara en Cataluna y Aragon constituye uno de los hechos mas trascendenta les
de la historia de Espana» 23• Y que Sanchez-Albornoz sentencio diciendo: «De Caspe
arranca el nuevo tejer del tapiz de Espana» 24.
Pero, tengo para mi, que el mejor S. Vicente es el predicador, el de los sermones.
El hombre de fe berroquefia y animo sin fisuras. El hombre al que la palabra le lleva
a la santidad. Saint-Exupery en su celebre «Petit Prince» cuenta como el Principito
pregunta a un hombre: «Y tu i quien eres?» y este responde «Soy carpintero». El le
dice: «No eso no es lo que eres, eso es lo que haces». Pues bien en nuestro Santo su
condicion de predicador es lo que hace, sin duda, pero tras la Hamada de Dios en
aquella noche agonica de Avignon, San Vicente es predicador y ademas hace de
predicador. Su segunda naturaleza, la del orador sagrado, viene, a mi juicio, a impreg nar
toda la personalidad del Santo y ya, hasta su muerte, sera eso y preferentemente eso.
San Vicente fue un hombre de la Edad Media que estaba muriendo, en una socie dad
que estaba naciendo al renacimiento. Pero el no vive en el humanismo naciente, como
haran algunos de sus coetaneos, sino en los valores asceticos y religiosos del final de la
Edad Media. Y San Vicente no es, al final de su vida, un hombre, es su palabra. Dice el
poeta Valente: «la palabra genera la creaci6n de todos los mundos». Tambien el de la
fe, el de la santidad. Fue el de San Vicente el verbo de un hombre comprometido con su
fe, sus creencias, con su tiempo, con su Reino con su Iglesia, con Cristo, y con su modo
de buscar la conversion de aquellos a quienes dirigia su verbo encendido.
Rindamos culto y veneracion a San Vicente, si, pero rindamos culto tambien a la
palabra creadora. Invocar a San Vicente es invocar el don de la palabra frente a la
fuerza o la sinrazon. Un hombre que defendio en todo momento la lucha por la palabra,
la conviccion por la palabra, a conversion por la palabra y sobre todo, la santidad por
la palabra.
La palabra que yo hubiera deseado poseer hoy, para que vuestro espiritu y vues tra
alma se sientieran esta tarde un poco, solo un poco, mas proximos de mi santo paisano...
23
FERRAN SoLDEVILLA, Historia de Espana. Torno Y. Ed. Critica.Barcelona.1995.
24
CLAUDIO SANCHEZ -ALBORNOZ, Espana, un enigma hist6rico. Ed. Sud-americana. Buenos
Aires, 1956.
43