1V4N2-lamo de Espinosa-Svicenteferrer

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Anales de la Real Academia de Doctores

Volumen 4-2, pp. 429-438, 2000

SAN VICENTE FERRER: LA CIENCIA Y LA PALABRA *

JAIME LAMO DE ESPINOSA**

Comenzare como San Vicente iniciaba sus sermones: sintesis y jaculatoria. El


excelso Patron de Valencia, fue hombre de ciencia, hombre de estado, hombre de
Iglesia y hombre de Dios. Ave Marfa.

Corre el ano del Senor de 1350... Una niebla blanca, baja y ligera, nace caliente
del rfo y va ganando poco a poco la ribera, las puertas de la ciudad, la muralla y
penetra, como tantos otros dfas al interior de la ciudadela. Una ciudad, Valencia, que
se despierta sabiendose una villa fluvial y cuasi insular, rodeada entre los dos brazos
del rfo, que por su anchura y caudal, hoy desconocidos, constitufan sus autenticas
barreras protectoras.

En una calle de Valencia a esas horas, una mujer Constanza Miquel siente unas
primeras contracciones, que poco despues se aceleran, llama a sus hijos y a su marido
Guillem de Ferrer, notario. Este que se encuentra en la parte baja de su casa de la
calle del Mar acude presto y envfa a uno de sus hijos, a Pedro, el mayor, corriendo,
-jcorre, escapa!- en busca del fisico 1 •

Toma al cabo Pedro, el hermano mayor, tirando de la levita de un viejo judfo,


fisico, que dispone lo necesario y asf el nino pronto, a los pocos minutos asoma su
cabeza y sus ojos vivos ven su primera luz: la luz de Valencia en una casa de la calle
del Mar. Una luz que ha inspirado a los mejores pintores de Espana y una calle que
sera la arteria espinal de una ciudad y el eje real y simb61ico por el que transcurrira
la vida del hombre, politico y santo que acaba de nacer 2•

Ese nino sera bautizado poco despues con el nombre de Vicente en una pila de la
vieja iglesia consagrada a la Virgen de las Virtudes, parroquia de San Esteban, vieja

* Conferencia pronunciada en la Real Academia de Doctores 31-5-2000.


** Marques de Mirasol. Confrar de la Cella del Pare San Vicent Ferrer.
1
Permitaseme esta libertad literaria. Ignoro si el parto fue atendido y por quien. En todo
caso para ilustrarse sobre la profesi6n medica en esa epoca recomiendo «Estudios sobre la
profesi6n medica en la sociedad valenciana (1329-1898)». Ajuntament de Valencia, 1998. Son
los fisicos, medicos ya en Valencia una clase especial consolidada a partir de les Furs otorgados
por Alfonso el Benigno en las Cortes de Valencia de 1329/30, y cuyo trabajo esta considerado
ya como scientia en el mundo universitario europeo de Montpellier y Bolonia
2
La fecha de nacimiento de San Vicente es discutida. Algunos la atribuyen a 1355 o 1357.
He mantenido la de 1350 por creerla mas fiable.

1
mezquita que El Cid incorpor6 a la cristiandad y donde fue enterrado inicialmente el
celebre heroe castellano, a quien Valencia debe tantas cosas y hoy tiene casi olvidado.

Pronto Vicente Ferrer y Miquel, de pequefia estatura, jugara con sus hermanos en
la tierra y el barro de la calle del Mar, y correra en libertad desde un extremo a otro
de la calle. Corre hacia San Vicente Martir, la vieja calzada romana, penetrando por
sus aledafios hacia donde se encontraba la gran Juderfa de Valencia o tal vez irfa
pasando el palacio de Vilaragut y lo que luego serfa la plaza de Mirasol 3, hacia las
viejas calles gremiales, llenas de bullicio y que todavfa nos los recuerdan los sonoros
nombres de calles de las Platerfas, de Tintoreros, de Zurradores, ... Aunque tengo para
mi que debi6 ser nifio que mas corri6 en la otra direcci6n, hacia el convento de Santo
Domingo, cercano al rfo, donde irfa a pescar, bafiarse, jugar, y quien sabe que trave suras
inventar al pie del viejo puente del Real.

Pues bien la vida de nuestro Vicentet se mueve en el eje de la calle del Mar, una
calle que le marcara, pues sus sermones llevaran el lenguaje de la calle, si bien Ueno
de su enorme, inmensa ilustraci6n personal.

1. EL HOMBRE DE CIENCIA

Viste el habito de Predicadores a los 17 afios, y pasa a llevar una vida monastica
en el Convento de Valencia. Una vida llena de rezos corales, silencio monastico,
practicas asceticas probablemente con penitencias y flagelaciones, oraci6n privada
durante horas, estudio, etc.; la vida, en suma, de un monje me9ieval. Pero esa vida se
desarrolla en ese gran convento, Santo Domingo, y en una pequefiisima Celda, que
desde antiguo ha sido venerada y a cuya Cofradfa me honro en pertenecer 4 •

Tras estudiar L6gica, Filosoffa y Teologfa en Valencia, Barcelona, Lerida y Toulo


use, escribe sus «Tratados dialecticos», obtiene el Grado de Magister en Teologfa, el
maximo que se podfa alcanzar y en 1379 se ordena sacerdote. Poco despues es nom
brado Prior del Convento en Valencia y hasta 1391 es lector de Teologia en la Seo de
Valencia.

, t Era Valencia una ciudad de gran poblaci6n que habfa tornado el credo cristiano por
segunda vez en el segundo tercio del siglo XIII, y los cristianos aun siendo el nucleo
poblacional mas numeroso vivfan rodeados de dos minorfas fuertemente enraizadas:
judfos y musulmanes. Pronto Vicente comprendera que la fe en Valencia habfa que
defenderla; no era un hecho natural ni universal.

La ciencia absorbida a raudales en su largo peregrinar estudioso ha caido en buena


tierra. Tres grandes influencias operan y germinan ya sobre el. La primera procede del
cultivo al limite de las ciencias de la exegesis biblica y de la lengua hebrea que llega

3
En honor del palacio del Marques de Mirasol, hoy desaparecido.
4
Los primeros Estatutos fueron redactados en lengua valenciana en 1684 y modificados en
1696, segun narra en «La Celda Santa del glorioso padre y ap6stol valenciano San Vicente
Ferrer», el P. Mtro. Fr. Luis de Blanes. Impresa en Valencia en la imprenta Jayme de Bordazar
en 1699 y reimpresa en la de Benito Monfort en 1808.

2
a dominar con soltura. Esto le convertira en el gran interlocutor de sefarad durante los
afi.os siguientes. La segunda es su acentuado tomismo que se forma en Toulouse, donde
se conservaban los restos de Santo Tomas de Aquino. Y la tercera es la L6gica, que
se revela en todos los textos del Santoy en especial su «Tratado del Cisma Moderno»,
donde a mi juicio su capacidad de analisis logico llega a su cenit. Biblia, tomismo y
logica estaran presentes despues en todos sus sermones y predicaciones.

Pero es ahora, con ese bagaje intelectual cuando San Vicente va a vivir una epoca
especialmente conturbadora. Cuando regresa de Toulouse a Valencia solo cuenta 29
afi.os. El hombre de ciencia ya se ha hecho. Pese a su juventud su influencia comienza
a ser grande en la ciudad y en el reino. Se convierte pronto en persona respetada,
escuchada, considerada por instituciones y por la nobleza que busca en el arbitrio y
consejo. Ademas, ha conocido y trabado amistad con D. Pedro de Luna, que habia
sido can6nigo de Valencia y que acabara siendo el Papa Luna.

Recien regresado al convento de Valencia conoce el y toda la humanidad el cisma


de Occidente, cuando un grupo de cardenales, que poco antes habia elegido a Urba
no VI, proclama la nulidad de esa eleccion, por haberse hecho -dicen- bajo coac cion,
declaran Sede Vacante y poco despues eligen un nuevo Papa: Clemente Vil Uno de
tales Cardenales era el aragones Don Pedro de Luna.

A partir de este momento los monasterios, conventos y ordenes religiosas se divi


den y se proclaman partidarios de uno u otro Papa. Y naturalmente Reyes y principes
optan por una u otra obediencia, por razones de conciencia o por interes de sus esta
dos 5• San Vicente bajo la influencia de su amigo Luna y tambien de Fr. Nicolas
Eymerich, hombre de gran prestigio, que estuvo durante la eleccion de Urbano VI y
llego al convencimiento de que aquella eleccion habia sido nula, inclina su posicion en
favor de Clemente VII.

Pero en 1394 muere Clemente VII y el Cardenal aragones es elegido Vicario de


Cristo con el nombre de Benedicto XIII. Inmediatamente llama a su lado a Fray
Vicente y le nombra maestro del Santo Palacio en Avignon, cargo que parece soporto
con dificultad y no demasiado tiempo.

Efectivamente en 1399 el Santo, con casi 50 afi.os, abandona Avignon. Fray Vicen
te acababa de padecer una grave enfermedad. En el delirio proximo a su muerte el
Santo tiene una vision: ve a Jesucristo con Santo Domingo y con San Francisco y
recibe de ellos el encargo de poner al servicio de la evangelizacion del mundo su
ciencia y su palabra. Desde un punto de vista historico su curacion milagrosa no ofrece
dudas. Le plantea al Papa su deseo de abandonar Avignon para lanzarse a la evange
lizacion. El Papa intenta convencerle ofreciendole el capelo cardenalicio. San Vicente
rehusa los honores, una vez mas. El Papa acepta su decision.

Comienzan sus 30 afi.os de largo peregrinaje de predicacion y sacrificio, solo inte


rrumpido para dar paso al hombre de estado y para pacificar la Iglesia. Al hombre de
estado con ocasi6n de la sucesi6n aragonesa.

5
El antipapa Clemente VII trat6 de conseguir la obediencia de los Reinos de Castilla,
Aragon, Navarra y Portugal para lo que design6 en 1378 embajador extraordinario al Cardenal
aragones Pedro de Luna.

3
2. EL HOMBRE DE ESTADO: CASPE

En 1410 muere el Rey de Aragon, Martin el Humano sin descendencia. Los


Reinos integrantes de la Corona de Aragon se encontraban ya muy divididos por
rencillas intemas entre las familias mas poderosas de cada Reino. Los Centelles y los
Vilaraguts pelean incansablemente en Valencia; los Urreas y los Luna en Aragon.
Pronto las luchas van a tener como excusa el candidato a la sucesion 6.

Los parlamentos de cada Reino quisieron promover formulas de encuentro pero


resultaron infructuosas. Al final solo la Hamada Concordia de Alcafiiz de 1412, lograda
por los parlamentos de Alcafiiz, Tortosa, y el nuevo parlamento valenciano de Morella
permitieron establecer las bases del Compromiso de Caspe. Asf tres jueces por cada
Reino reunidos en Caspe proclamarfan el derecho a suceder a la Corona de Aragon
entre los diferentes candidatos. San Vicente es designado como uno de los jueces
valencianos, por cierto a propuesta catalana primero, y por designacion directa arago nesa
despues, segun narra Baltasar Bueno, dado que los valencianos enfrascados en sus
luchas intemas no eligieron a sus parlamentarios 7•

Celebrada el debate en Caspe en 1412, es San Vicente, quien invitado a votar en


primer lugar por su gran prestigio lo hace por escrito, en latfn, con el siguiente voto
literal: «Yo, Fr. Vicente Ferrer, de la orden de los predicadores, maestro en teologfa
y uno de los nombrados diputados, digo, segun lo que alcanza y puedo, que al fnclito
seiior Fernando, Infante de Castilla, nieto o net del eiior D. Pedro, rey de Aragon, de
feliz memoria, padre del seiior rey D. Martin, de memoria excelsa, ultimamente fene
cido, mas cercano varon, nacido de legftimo matrimonio y conjunto entrambos en
grado de cosanguinidad (respectante al dicho seiior rey D. Martfn) deben y estan
obligados a tener por su verdadero rey y seiior de justicia y prestarle el pleito de
homenage de fidelidad los dichos parlamentos, los subditos y vasallos de la corona de
Aragon, segun Dios y mi conciencia. Yen testimonio de lo dicho firmo de mi mano las
presentes y las fortalezco con mi sello pendiente».

Al voto de San Vicente se adhieren de modo explfcito con la frase «En todo y por
todo quiero y me adhiero al sentir del sobredicho seiior maestro Vicente», su hermano
D. Bonifacio 8, juez tambien por Valencia, asf como los tres aragoneses y un catalan.
Dado que el candidato tenfa mayorfa y que contaba al menos un voto de cada reino el
resultado favorable al infante D. Fernando, es aceptado 9 •

Al dfa siguiente los jueces hicieron solemne proclamacion del resultado. Tomaron
asiento en sitiales especiales los nueve jurados a excepcion del obispo de Huesca que

6
Para terminar de complicar el cuadro la devoci6n polftica se mezcla con la devotio reli gionis
y asf D. Fernando de Antequera era partidario del avifiones Benedicto XIII, mientras Jaime de
Urgello era a su vez del romano.
7
BALTASAR BUENO TARREGA, El Pare Sant Vicent Ferrer. Ed. Federico Domenech, S. A.
1995
8
Tras haber casado y tener once hijos, todos fallecidos, y perder el Sefiorfo de Almenara
en favor de Bernardo de Cruilles, abraz6 el habito cartujo y muri6 en la cartuja de la Val de
Cristo, cerca de Segorbe, en 1417, tras rehusar el capelo cardenalicio
9
M. DuALDE y J. CAMARENA, El compromiso de Caspe. Instituci6n «Alfonso el Magnani
mo». Valencia. Instituto «Fernando el Cat61ico». Zaragoza, 1971.

4
pronuncio la Santa Misa, sentandose los representantes como puede apreciarse en el
cuadro de Vicente Salvador en la capilla de San Vicente Ferrer.

Y terminada la misa fue tambien San Vicente quien en un florido y elocuente


sermon proclam6 su voto y leyo el resultado del juicio de Caspe. (Por cierto que entre
los argumentos utilizados en defensa de D. Fernando alaba las virtudes del nuevo Rey
del que dice «que par su manera de ser mds parece cataldn o aragones que castella
no...» io).

Se oyeron los gritos favorables de la enfervorizada multitud. Dice el cronista que


«Jue increfble el gozo que toniaron oyendo nombrar al Infante D. Fernando... » «...hubo
musica de trompetas, cometas, 1nenestriles, estruendos de bonibardas y artillerfas... ».
Parece que el jubilo en Valencia fue mayor que en los otros Reinos 11 •

Y se opuso la voz del Conde Urgel, derrotado y humillado el cual dirigiose a San
Vicente diciendole: «Sais un hip6crita maldito que par un interes particular me habeis
quitado el reino, como ma! hombre que sois». San Vicente le respondi6 con serenidad
y firmeza: «Conde recordad que hicfsteis un grave pecado -habia envenenado a su
hermano mayor para heredar el Condado de Urgel- y no hab{a de permitir Dias que
un hombre de tan rota conciencia reinase en Aragon» 1 2 • Nuevamente habla el hombre
firme de creencias, que a nadie teme y que proclama su verdad sin medir jamas sus
consecuencias. No tiene el poder temporal pero se sabe poseedor del poder de la
verdad.

Los viejos Reinos de Aragon habian dado un ejemplo al mundo sobre como resol ver
un conflicto sucesorio democraticamente y con equilibrio de voto. A la muerte del
ultimo de los Austrias no fuimos capaces de repetirlo.

El hombre de estado, Fray Vicente Ferrer, ha pacificado Aragon. Ahora le tocara


contribuir a la unidad de la Iglesia.

3. EL CISMA DE OCCIDENTE: EL FINAL DEL PAPA LUNA

La segunda interrupci6n de su largo camino de predica es para devolver la uni<ilad


a la Iglesia. Cuando los de Avignon eligen al papa Luna, Benedicto XIII, lo hacen con
la condicion de que fuese obligado a renunciar al pontificado siempre que los de Roma
hicieran otro tanto. Mas tarde los romanos muerto Urbano VI, eligen a Bonifacio IX.
Es digno de notar el empecinamiento de unos y otros que podian haber zanjado la
cuestion a la muerte de uno de ellos sometiendose a la obediencia del otro

Tras la muerte de Bonifacio IX y de su sucesor es elegido el Papa Gregorio XII


que dio un nuevo impulso en favor de la unidad de la Iglesia, impulso en el cual

'° Fr. JosE M.a DE GARGANTA (OP) y Fr. VICENTE Fo RCADA (OP), Biograf(a y escritos de S.
Vicente Ferrer. BAC, 1956.
11
VICENTE l usTJ NIANO ANTIST, «La vida, y historia del apost61ico predicador San Vicente
Ferrer». Impreso en Valencia 1575. Reproducido en BAC, op.cit.
12
VICENTE B01x, Historia de la Ciudad y Reino de Valencia. Tomo I. Valencia 1845. Impr.
Benito Monfort.

5
tambien tuvo un destacado papel nuestro Santo valenciano. Pero entre tanto un grupo
numeroso de cardenales de ambas tendencias decidieron destronar a ambos Papas y
tratando de solucionar el problema, nombran a un tercero. Dado que los otros dos no
aceptaron esta solucion la Iglesia se encontro con tres tiaras a su frent e. La situacion
era ya insostenible.

Interviene entonces el Emperador Segismundo, convoca un Concilio general en


Constanza y en el se avienen el Papa romano y el recien elegido a renunciar a su
derecho para elegir un nuevo papa. Tambien aqui interviene San Vicente y asi lo
reconoce el Canciller de la Universidad de Paris, Jean Gerson, el hombre a quien se
atribuyo durante afios la autoria del celebre Contepmto moris o Kempis, cuando escribe
a San Vicente: «A no ser por vos jamds se hubiera llegado a semejante acuerdo...»

Faltaba solo la renuncia del Papa Luna. Pero este, haciendo gala de su testarudez
mafia, no se aviene y las cosas empeoran. Es entonces cuando San Vicente Ferrer
predica la unidad de la Iglesia, «contra su dureza y su porf(a» 13, la del Papa Luna,
y le insiste a su amigo en su deber de renuncia, lo que hace a veces solo, e incluso en
Morella acompafiando al rey Fernando. Todo es en vano. El Papa Luna sigue enro
cado.

Finalmente Fernando I decide requerir por tres veces al papa Luna para que
renuncie. Desatendidos los dos primeros requerimientos, el Rey consulta con San
Vicente antes de proceder al tercero. El Santo se muestra conforme. Cuando Benedicto
XIII rechaza el tercer requerimiento Fernando I sustrae la obediencia del Reino de
Espana a dicho Papa y es San Vicente, que ya tiene 66 afios, el encargado de leer el
acta en latin y valenciano, seguido lo cual realiza un sermon sobre la unidad de la
Iglesia.

Mientras, un nuevo conclave elige al Papa Martin V. El cisma ha finalizado. El


Papa Luna se refugia en su castillo de Pefiiscola donde muere en la mas absoluta
soledad en 1423. Acodado en el torreon de Pefiiscola he pasado bastantes horas de mi
vida, pensando que habria podido pasar a la historia como el mejor hombre de Iglesia
si hubiera antepuesto los intereses de esta a los propios.

Si el hombre de estado habia salvado a la Corona de Aragon de una guerra fratri cida,
ahora el hombre de Iglesia habia contribuido a impedir la continuidad de un cisma que
nunca debio producirse. Pero el Cisma le habia conducido por reflexiones indirec tas a
la predicacion ya la Santidad.

4. EL SANTO DE LA PALABRA

Y asi pasamos de Fray Vicente el pacificador a San Vicente, el Santo. Un Santo


que se forja en la resistencia a las tentaciones, en su predica evangelica y en sus
milagros. Para mi es especialmente el don de su palabra lo que hace mas grande la
figura del Santo. ·

13
V.I. Astit., op.cit.

6
Cuando se habla de las tentaciones de San Vicente se mencionan las de la came,
el demonio, etc. Pero tambien resiste mayores tentaciones: las del poder temporal, la
gloria terrena o las riquezas que hubiera podido disfrutar en la Corte de Aragon y no
digamos en la corte Papal de Benedicto XIII. Fue consejero de principes, de Reyes,
de Papas y lo que es mas, arbiter entre ellos.

Y sin embargo San Vicente solo aspira a recorrer leguas y leguas de caminos
polvorientos, andando, a lomos de mula, por toda Europa. Por eso el Padre Garganta
ha podido decir de el que fue «el ap6stol de la cristiandad medieval que agoniza» 14 •

Nuestro Santo habfa escrito en su «Tratado del Cisnia Moderno», cuando contaba
30 anos de edad, que el Cisma habfa sido anunciado simbolicamente en la Sagrada
escritura y aduce tres citas: una de San Pablo que anuncia la venida del Senor tras la
apostasfa, otra del profeta Daniel y la mas explfcita de San Agustin que dice «No
vendrd el Senor a juzgar si no sobreviene antes la separaci6n de las Iglesias en la
obediencia espiritual a la Iglesia Romana». Es muy probable que a lo largo de los
anos, segun avanzaba el Cisma y se profundizaba en el, el Santo pensara que los tres
ejemplos le confirmaban en que la division de las Iglesias, la apostasfa, era, sin duda
alguna, el preludio, el anuncio claro de la segunda venida del Senor y por tanto del
Juicio Final.

Este pensamiento se une a su profundo conocimiento del Evangelio en el cual el


mandato de Cristo a sus apostoles es ir por todo el mundo y predicar el evangelio .
Unase a ello la mas que probable hipotesis de que para entonces S. Vicente, una
personalidad recia y de profundas convicciones, solo quiere ya servir a una sola Iglesia,
y a un solo Senor no terrenal, Cristo.

Todo ello le lleva a abandonar Avignon y se lanza al mundo de entonces a predicar


el Evangelia como un nuevo apostol. Predica en Francia, Suiza, Belgica, Escocia,
Ginebra, Galicia, Castilla, Aragon, Inglaterra, lrlanda, el Delfinado, Piamonte...

Recorre cientos, miles, decenas de miles de kilometros en condiciones hoy inima


ginables, durisimas, haciendo noche al relente o en las casas conventuales de su Orden,
pasando hambre, comiendo parcamente, nunca came. Tiene unos 50 anos ya finales del
siglo XIV esa es una edad bien avanzada. Su salud ya no es tan buena, cojea y se apoya
en un baculo. Pese a ello ayuna de modo permanente, duerme en jergones de sarmien
tos y con suerte de paja o heno, usa su Biblia por almohada y se disciplina cada noche
con cuerdas y cuando no tiene fuerzas para ello ruega a otro religioso que lo azote.

Pero durante la predicaci6n, con sermones a veces de hasta tres horas seguidas,
narran los testigos, parece rejuvenecer, se transfigura, y su voz mantiene una fuerza
singular y sus ojos, sus ojos son vivos, directos, penetrantes... Al terminar vuelve a
resurgir el hombre mayor, y le es preciso acodarse en su baculo para seguir su camino.

Y asi predica, predica y predica incansablemente. San Vicente decfa: «...la cara de
Deu es la prei'cacio y per la prei'cacio vendrei a coneixenr;a de Deu...» 15• Es
escuchado

14
BAC., op.cit.
15
Citado por MIGUEL LLOP CATALA, San Vicente Ferrer y las aspectos socioecon6micos del
mundo medieval. Ajuntament de Valencia, 1995.

7
segun relatan testigos directos, por mas de 30.000 personas en muchas ocasiones, que
se levantaban a media noche para ocupar un lugar cerca del pulpito, que a veces se
situaba en el campo para poder albergar a sus oyentes. Y era seguido casi siempre de
cientos, miles de disciplinantes, penitentes que usan la flagelacion para purgar sus
culpas y pedir gracia al Cielo, penitentes que se disciplinaban con devocion y profunda
contriccion.

Sus sermones son contundentes, construidos con metodo, orden, logica, con una
estructura didactica y dialectica sin igual 16. Predicaba contra el vicio, invitaba a per donar
las injurias, a hacer penitencia, ensefiaba a no blasfemar, anunciaba el Juicio final
pidiendo la conversion y el arrepentimiento y se apoyaba en las vidas de los Santos, la
Biblia, la moral. Usaba las Sagradas escrituras con su enorme conocimiento de las
mismas y llevaba su palabra por vericuetos populares. Era un predicador suges tivo,
magico, fascinante, accesible, facil, subyugante, en l;i forma... pero riguroso y profundo
en su contenido.

En la Catedral de Valencia se conservan (codice 276) 88 sermones de San Vicente,


escritos en valenciano, sermones que tenfan siempre como punto de partida y final la
Biblia. Su Biblia. Su principal biografo en el siglo XVI, el valenciano padre Antist
dice que la Biblia « la tenfa muy bien lefda y decorada , desde su mocedad». Asi es,
pues se conserva en la Catedral, su Biblia, sencilla, de uso privado, que probablemente
viajo con el por el mundo y que fue objeto de lectura, estudio, anotaciones y medita
ciones 17 • Como cualquier estudiante o profesor de hoy la Biblia esta llena de notas en
los margenes o en los intercolumnios, acotando los textos que pensaba usar en sus
sermones.

Fue en la Edad Media un intelectual, un hombre de una cultura excepcional, forjada


con muchas horas de estudio y meditacion. Fue capaz de unir a un espfritu vivo, la
llama de una educacion maxima. Une en sus sermones yen sus textos lo que el Padre
Vicente Forcada 18 llama con extraordinaria lucidez «la claridad de ciencia» con «la
santidad de vida». Ello le permitio mantener toda su vida unas convicciones profundas.
Cuando habla su corazon lo hace ardorosamente si, pero embridado por un conjunto
de conocimientos que son el caballo alado de su palabra.

No es un charlatan, es un docto pensador que ademas de verter su pensamiento en


tratados y manuscritos nos los lanza a la cara del gran publico. Sus actos son, permi
taseme decirlo asi, mitines religiosos, donde se busca la conversion de todos, especial
mente judios y moriscos cuya conversion defendio, sefialando los signos biblicos evi
dentes que hacfan de Jesus el Mesias verdadero, como narra con apoyo en archivos y
documentos de la epoca Francisco Roca Traver en su magnifica obra «Los judfos
valencianos en la baja Edad Media» 19 en una preciosa edicion realizada recientemente
por Ayuntamiento de Valencia.

16
Fr. ADOLFO ROBLES SIERRA, 0 .P., San Vicente Ferrer: Colecci6n de sennones de Cuares
ma y otros segun el manuscrito de Ayora. Ajuntament de Valencia, 1995.
17
La ciudad de la memoria . Los codices de la catedral de Valencia. Generalitat Valenciana,
1997.
18
BAC, op.cit.
FRANCISCO A. RocA TRAVER, Los judios valencianos en la Baja Edad Media . Ajuntament
19

de Valencia, 1998.

8
San Vicente o el don de la palabra. Otro valenciano ilustre, enamorado de su ciudad
a la que canta y evoca, Juan Luis Vives, un valenciano que aiiadia siempre a su nombre
el gentilicio latino valentinus, para que nadie olvidara su origen del que tan orgulloso se
sentia y cuyas ensoiiaciones valencianas evocaba desde las nieblas y brumas de Brujas
dos aiios antes de morir, escribia desde la lejana Brujas: «No hay espejo que ,nejor refle
je la imagen del hombre que su palabra». A nadie cuadra mejor su expresi6n que a
nuestro Santo. San Vicente o el don de la palabra. Fue la suya, su palabra, el verbo mas
ardoroso, elocuente, apasionado, certero, didactico y apocalf ptico de la epoca.

Y es tambien el gran santo de los Milagros, les miracles tan queridos por la ciudad
de Valencia. En su proceso de canonizaci6n se habla de expulsion de demonios de
posesos, de muertos a cuya palabra o contacto resucitan, de visiones a traves de cuer pos
opacos comprobadas ante publico numeroso, de ciegos que ven, de sordos que oyen,
de mudos que hablan, de sanaciones de toda clase de enfermedades.

S. Vicente muere en Vannes, Francia, el 5 de abril de 1419 a los 79 aiios de edad,


tras casi treinta c1iios de peregrinaci6n y predica sagrada. Otro valenciano D. Alonso
de Borja, natural de la Torre de Canals de Jativa, pontifice bajo el nombre de Calixto
III, canoniza a San Vicente Ferrer.

En su lecho de muerte el Santo invoca a Valencia, aiiora Valencia y la recuerda con


un amor infinito ante unos valencianos diciendo: «Aunque no viva en este mundo yo
siempre sere hijo de Valencia ...» 20 •Bastarfa solo este hecho para eliminar de una vez
por todas la desdichada y probablemente incierta anecdota del polvo y les aspardeiies...
Con el mueren la ciencia mas 16gica y la palabra mas docta y convincente de su
tiempo.

Cuando muere el Reino de Valencia, vive uno de los periodos mas esplendidos de
su economia, su lengua y su cultura, contrariamente a lo que ocurre en los otros dos
reinos catalano-aragoneses. Comienza la epoca de Ausias March, de Tirant lo Blan
ch, de Jordi Sant Jordi, de Bernat de Galba, de Luis Vives, de los Borja...

5. REFLEXIONES FINALES

Y ya termino. Hay un triangulo ciudadano, milagroso, al que Valencia deberia


rendir culto. Es el que forman, en un vertice, la casa natalicia de San Vicente, al final
de la calle del Mar; en otro la calle dels Cabillers donde se encontraba el palacio de
Ausias March 21 y el tercero, la pequeiia placita cercana a la Juderia ya la calle de la
Paz de hoy, donde naci6 el gran valenciano Luis Vives 22 que muri6 en Brujas, otra
ciudad insular y fluvial, llena de nieblas y donde su recuerdo esta inmortalizado en una
pequefia escultura al pie de un romantico dique, rodeado de un arbolado, que impide
a Luis Vives recibir un poco de la luz valenciana con la que siempre soii6.

San Vicente fue un valenciano universal, el hombre que mas influencia tuvo en los
acontecimientos mas cruciales de su epoca. Su autoridad moral estuvo por encima de

20
B. BUENO TARREGA, op.cit.
21
Ausias March . Generalitat Valenciana, 1997
22
Gu AR NER, Lurs, Valencia : Tierra y alma de un pafs. Espasa-Calpe, 1974.

4
la politica. Fue el gran pacificador. Pacifica la sucesion aragonesa y encauza el cisma
de occidente. Pero hace algo mas: cuando Fernando de Antequera asume la Sefiorfa
de Aragon, estan sentandose ya los cimientos de la union de los viejos reinos de
Espana. Una union que hace escribir hoy a Soldevilla que «La entronizaci6n de la casa
de Trastamara en Cataluna y Aragon constituye uno de los hechos mas trascendenta les
de la historia de Espana» 23• Y que Sanchez-Albornoz sentencio diciendo: «De Caspe
arranca el nuevo tejer del tapiz de Espana» 24.

Pero, tengo para mi, que el mejor S. Vicente es el predicador, el de los sermones.
El hombre de fe berroquefia y animo sin fisuras. El hombre al que la palabra le lleva
a la santidad. Saint-Exupery en su celebre «Petit Prince» cuenta como el Principito
pregunta a un hombre: «Y tu i quien eres?» y este responde «Soy carpintero». El le
dice: «No eso no es lo que eres, eso es lo que haces». Pues bien en nuestro Santo su
condicion de predicador es lo que hace, sin duda, pero tras la Hamada de Dios en
aquella noche agonica de Avignon, San Vicente es predicador y ademas hace de
predicador. Su segunda naturaleza, la del orador sagrado, viene, a mi juicio, a impreg nar
toda la personalidad del Santo y ya, hasta su muerte, sera eso y preferentemente eso.

San Vicente fue un hombre de la Edad Media que estaba muriendo, en una socie dad
que estaba naciendo al renacimiento. Pero el no vive en el humanismo naciente, como
haran algunos de sus coetaneos, sino en los valores asceticos y religiosos del final de la
Edad Media. Y San Vicente no es, al final de su vida, un hombre, es su palabra. Dice el
poeta Valente: «la palabra genera la creaci6n de todos los mundos». Tambien el de la
fe, el de la santidad. Fue el de San Vicente el verbo de un hombre comprometido con su
fe, sus creencias, con su tiempo, con su Reino con su Iglesia, con Cristo, y con su modo
de buscar la conversion de aquellos a quienes dirigia su verbo encendido.

Rindamos culto y veneracion a San Vicente, si, pero rindamos culto tambien a la
palabra creadora. Invocar a San Vicente es invocar el don de la palabra frente a la
fuerza o la sinrazon. Un hombre que defendio en todo momento la lucha por la palabra,
la conviccion por la palabra, a conversion por la palabra y sobre todo, la santidad por
la palabra.

La palabra que yo hubiera deseado poseer hoy, para que vuestro espiritu y vues tra
alma se sientieran esta tarde un poco, solo un poco, mas proximos de mi santo paisano...

23
FERRAN SoLDEVILLA, Historia de Espana. Torno Y. Ed. Critica.Barcelona.1995.
24
CLAUDIO SANCHEZ -ALBORNOZ, Espana, un enigma hist6rico. Ed. Sud-americana. Buenos
Aires, 1956.

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