Vicios Del Lenguaje

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 21

Vicios del lenguaje

Se llama vicios de redacción a todas aquellas prácticas en la escritura que no corresponden a


ciertas normas de escritura o que dificultan la comprensión de una idea.

Los principales vicios de redacción son los siguientes:

Barbarismo

Según la Real Academia Española: "Incorrección lingüística que consiste en pronunciar o


escribir mal las palabras, o en emplear vocablos impropios".1 Hay distintas clases de
barbarismos, por ejemplo, los de tipo fonético, como pronunciar o escribir los vocablos con
alguna forma de incorrección (interperie, en lugar de intemperie); otro tipo es cuando se
añaden letras a una palabra que actualmente no las tiene (disgresión, en lugar de digresión).2

Los extranjerismos innecesarios también son considerados barbarismos.

Barbarismo, según el punto de vista normativo reflejado en el Diccionario de la lengua


española (DLE) de la Real Academia Española (RAE), «es una incorrección que consiste en
pronunciar o escribir mal las palabras, o en emplear vocablos impropios».1 Este concepto de
barbarismo incluye extranjerismos no incorporados totalmente al idioma.2

La palabra barbarismo también puede ser sinónimo de falta de cultura en el coloquio (véase
Español coloquial),3 como por ejemplo pronunciar la letra "g" como la letra "y" a imitación de
su pronunciación en el idioma inglés.[cita requerida] Dónde termina el barbarismo y dónde
comienza el extranjerismo es una línea muy delgada y depende mucho de la influencia los
medios de comunicación de cada país.[cita requerida]

Los barbarismos pueden ser prosódicos, morfológicos y sintácticos, según afecten a la


prosodia, morfología o sintaxis. Los barbarismos acaban a veces siendo aceptados por los
órganos reguladores normativos, ya que su uso se generaliza a todos los registros e incluso a la
literatura; p. ej.: control (del francés contrôle), hoy aceptado y antiguamente considerado
barbarismo.[cita requerida]

Ejemplos
Ejemplos de expresiones que pasan por barbarismos son:

a grosso modo por grosso modo: loc. lat. que significa ‘aproximadamente o a grandes rasgos’:
«El costo de la vida aquí corresponde, grosso modo, al de México» (Tibón Aventuras [Méx.
1986]). No es normativo anteponer la preposición a: a grosso modo.

accesar por acceder

aereopuerto o areopuerto por aeropuerto

aigre por aire

ambos dos por ambos

amolestaciones por amonestaciones

andé por anduve

aperturar por abrir

bisted por bistec

buebo por huevo

cabo por quepo (del verbo caber)

captus por cactus

ce redonda por la letra ce

cóptel por cóctel

cobete o cuete por cohete

conducí por conduje

cónyugue por cónyuge

defunto por difunto

delicuente por delincuente

dentrar por entrar

descomponido por descompuesto

dividible por divisible

embraye, embrage, o embriague por embrague

erupto o eruto por eructo

estuata por estatua

excena por escena

excenario por escenario

excribir por escribir


Los barbarismos pueden ser prosódicos, morfológicos y sintácticos, según afecten a la
prosodia, morfología o sintaxis. Los barbarismos acaban a veces siendo aceptados por los
órganos reguladores normativos, ya que su uso se generaliza a todos los registros e incluso a la
literatura;

Barbarismo prosódico
Tienen lugar cuando se producen alteraciones o imprecisiones en la manera de pronunciar o
articular los sonidos de la lengua. Muchas veces la mala pronunciación responde a criterios de
economía de la lengua, o sea, al menor esfuerzo posible en la pronunciación; otras veces, al
simple vicio.

barbarismos que merece la pena conocer. Aquí te los descubrimos.

Barbarismos prosódicos

Uno de los tipos de barbarismos que existen son lo que se conocen como prosódicos, es decir,
son aquellas incorrecciones que hacen referencia a la dicción o a la forma de pronunciar
sonidos. Algunos ejemplos de barbarismos de este tipo serían:

Pronunciar "llendo" en lugar de "yendo"

Decir "haiga" en lugar de "haya"

Pronunciar "insepto" en lugar de "insecto"

Etcétera

Barbarismos sintácticos

En el caso en el que se creen oraciones en las que haya errores sintácticos como, por ejemplo,
falta de concordancia, errores en la construcción de oraciones, modismos, etc., es cuando
hablamos de barbarismos sintácticos. Algunos ejemplos son los siguientes:

Usar un "que" en la oración de forma errónea (queísmo): "*Ven antes que caiga el sol" es
erróneo. Lo correcto sería "Ven antes DE QUE caiga el sol".

Mal uso de los impersonales: "*Había muchos libros" es erróneo. Lo correcto es en impersonal,
es decir, "Había muchos libros".

Etcétera.

Barbarismos ortográficos

Y por último, otro de los tipos de barbarismos que se cometen en lengua española son los que
hacen referencia a aquellos en los que se cometen faltas de ortografía, tanto a la hora de
escribir palabras como a la hora de usar palabras de forma errónea. Algunos ejemplos de estos
barbarismos son:

Ayer *andé 5 kilómetros (Lo correcto es: Ayer ANDUVE 5 km)

Tú me *dijistes que vendrías (Lo correcto es: Tú me DIJISTE que vendrías)

Me falta un *abujero en el cinturón (Lo correcto es: Me falta un agujero en el pantalón)

Etcétera

Barbarismos: definición y ejemplos - Tipos de barbarismos en español Imagen: Slide player

Características de los barbarismos

Para terminar de comprender mejor la definición de barbarismos y su concepto global, es


importante que nos detengamos a conocer las características más destacadas de este
fenómeno lingüístico. Es esencial remarcar que la palabra "barbarismo" puede contar con
connotaciones negativas y, de inmediato, creer que solamente las personas con baja
formación pueden cometer dichos fallos. Pero lo cierto es que la inmensa mayoría de
hablantes comete algún barbarismo en su habla cotidiana.

Son muchos los casos de barbarismos lingüísticos y que poco tienen que ver con la educación
de cada hablante. Es posible que por causas sociolingüísticas, las personas tengan confusiones
o dudas a la hora de usar correctamente la lengua española y, por eso, se cometan estos
barbarismos.

Las características de los barbarismos más habituales son las siguientes:

Aparecen durante la infancia: cuando están aprendiendo a hablar pueden aparecer


barbarismos que aparecen por la falta de conocimiento de la lengua

Común en los verbos irregulares: en el caso de que un verbo se conjugue de forma irregular, es
habitual que aparezcan barbarismos. Es el caso de "Yo *sepo" en lugar de "Yo sé"

Errores a la hora de formar plurales: puede ser que haya confusión a la hora de crear plurales
en castellano como, por ejemplo, "*pieses" en lugar de "pies"

Barbarismos: definición y ejemplos - Características de los barbarismos Imagen: Slide player

12 ejemplos de barbarismos en español

Y para terminar la lección vamos a hablarte sobre ejemplos de barbarismos que te ayudarán a
comprender mejor toda la teoría que acabamos de conocer. Aquí te dejamos una lista
completa con diferentes ejemplos de barbarismos que son comunes en la lengua española:
Ayer *vinistes tarde (lo correcto sería VINISTE)

¿Vienes a la *inaguración del teatro? (lo correcto sería INAUGURACIÓN)

¡Me apetece mucho una *picsa! (lo correcto sería PIZZA)

Me pican los *pieses (lo correcto sería PIES)

Me gustan *ambos dos (lo correcto sería AMBOS)

Solo tienes que *vertir la leche en la cacerola (lo correcto sería VERTER)

Estaba muy exitada (lo correcto sería EXCITADA)

*Hubieron muchos niños (lo correcto sería HUBO)

Yo *sepo muchas cosas (lo correcto sería SÉ)

Ayer me *trompecé en el parque (lo correcto sería TROPECÉ)

Espero que *haiga sitio para aparcar (lo correcto sería HAYA)

¡Espérame que esto *llendo! (lo correcto sería YENDO)

Barbarismos: definición y ejemplos - 12 ejemplos de barbarismos en español Imagen: Vicios del


lenguaje

Si deseas leer más artículos parecidos a Barbarismos: definición y ejemplos, te recomendamos


que entres en nuestra categoría de Ortografía.

Pleonasmo o redundancia

Es un enunciado que incluye vocablos innecesarios para que éste tenga sentido completo.
Generalmente los hablantes usan pleonasmos para añadir expresividad a lo dicho, pero deben
evitarse en la expresión escrita.

Martínez de Souza explica que hay pleonasmos correctos e incorrectos. Sobre los primeros
menciona que "la expresión del lenguaje vivo presenta situaciones donde la no repetición de la
idea hace que la lengua sea inexpresiva. Por ejemplo, no se puede decir, con energía o enfado,
¡Sube y bájame ese libro!, lo natural es que se diga ¡Sube arriba y bájame ese libro! Así pues
hay pleonasmos que son correctos o, al menos, no condenables, como subir arriba, bajar
abajo, volar por los aires, verlo con los propios ojos.3

Sobre los pleonasmos incorrectos, el mismo autor pone como ejemplos aquellos casos en
donde la redundancia no aporta expresividad (la ley está en vigor actualmente [porque lo que
está en vigor es actual]; periodo de tiempo [ya que periodo se define como "tiempo"];
conclusiones finales [toda conclusión es final]; resumir brevemente [todo resumen es breve]).
Ejemplos de redundancias y pleonasmos:

Subir arriba.

Entrar adentro.

Salir afuera.

Bajar abajo.

Especies diferentes.

Pero mas sin embargo.

Pero sin embargo.

Mas sin embargo.

Hipérbaton

Es una figura de construcción que consiste en invertir el orden natural sintáctico que
habitualmente tienen las palabras en el discurso; en el español este orden es sujeto + verbo +
complemento(s). Por sí solo no constituye un vicio; sin embargo, se recomienda no abusar de
esta figura (ejemplos de hipérbaton: Las ventanas limpia Inés, en lugar de Inés limpia las
ventanas; El perro sus primeros paseos daba en la montaña, en lugar de El perro daba sus
primeros paseos en la montaña).

l hipérbaton es una figura retórica en la cual se altera la sintaxis habitual de una oración,
principalmente con fines métricos retóricos.

Tipos

Se distinguen cuatro tipos de hipérbaton:

la tesis, que consiste en intercalar una palabra entre dos elementos de otra compuesta;

el paréntesis, que consiste en introducir en una frase una interjección u oración con
entonación distinta;

la anástrofe, que consiste en posponer la preposición al sustantivo cuyo caso rige, y

la histerología, que consiste en alterar el orden de las palabras y decir primero lo que debería
ir después .
Usos

Generalmente el hipérbaton se utiliza en los dos casos siguientes: la composición de textos


literarios con sintaxis latinizantes, lengua que se caracteriza por la libertad sintáctica, o bien,
destacar o subrayar el significado de alguno de los elementos que se han desplazado en la
oración. En composiciones poéticas, también se usa por razones métricas, puesto que permite
modificar o facilitar fenómenos del lenguaje, muchos de ellos usados gradualmente.[cita
requerida]

Ejemplos

La Rima LIII de Gustavo Adolfo Bécquer presenta numerosos cambios en su estructura


sintáctica. Un orden más natural sería: «Las golondrinas oscuras volverán a colgar sus nidos en
tu balcón».

Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar.

Gustavo Adolfo Bécquer.

Otro caso notable de hipérbaton usado por Bécquer es el siguiente:

Del salón en el ángulo oscuro,

de su dueño tal vez olvidada,

silenciosa y cubierta de polvo

veíase el arpa.

Por otra parte, en estos versos de la Égloga I de Garcilaso de la Vega, encontramos un


hipérbaton con el verbo al final en la frase: «sus quejas imitando». La sintaxis natural sería:
«imitando sus quejas».

El dulce lamentar de los pastores,

Salicio juntamente y Nemoroso,

he de cantar, sus quejas imitando;

cuyas ovejas al cantar sabroso

estaban muy atentas, los amores,

de pacer olvidadas escuchando…

Garcilaso de la Vega, Égloga I


Otro ejemplo de hipérbaton en Garcilaso es:

Con tanta mansedumbre el cristalino hielo

Tajo en aquella parte caminaba,

que pudieran los ojos el camino

determinar apenas que llevaba".

Anfibología

Se presenta cuando el acomodo de los elementos dentro de una oración da lugar a más de una
interpretación (Se venden alfombras para su casa de Marruecos [¿qué es de Marruecos, la casa
o las alfombras?]; tal vez se quiso decir lo siguiente: Se venden alfombras de Marruecos para
su casa. Otro ejemplo sería: Gerardo fue quien me entregó la lista cuando era jefe de grupo,
(¿quién era el jefe de grupo: ¿Gerardo o quien recibió la lista?) Tal vez se quiso decir: Cuando
Gerardo era jefe de grupo me entregó la lista.4 De igual manera podría ser se bajó del caballo
sin darse cuenta (¿el caballo o él? tal vez quiso decir: se bajó del caballo y él no se dio cuenta
de que lo hizo).

Significado

La anfibología es catalogada como un vicio de dicción y se define como aquello que se presta
para más de una interpretación, o sea, algo que se vuelve ambiguo en su significado.

Ejemplos

Me compré un computador y un celular. Me dices cuando quieras y te lo presto.

¿El computador o el celular?

Santiago me gusta y Luis me encanta. Le pediré que sea mi novio.

¿A Santiago o a Luis?

Fuimos al cine y después al restaurante. Te dejamos un mensaje para que nos viéramos allá.

¿Dónde: en el cine o en el restaurante?

Se busca hombre para trabajar fuerte.

¿Fuerte el hombre o el trabajo?

Marcos y Sara hicieron un largo viaje en su auto.

¿En el auto de quién: de Marcos o de Sara?


Te vi cuando ibas solo corriendo por la calle.

¿Cuando iba solo sin compañía de alguien o únicamente por la calle?

Me encontré a un amigo cuando iba borracho.

¿Quién iba borracho: el amigo o yo?

Se venden camisas para hombres grandes.

¿Las camisas son grandes o los hombres?

Comeré un pastel solo.

¿Un pastel y nada más o un pastel sin compañía de alguien?

Él solo habló por media hora?

¿Habló únicamente media hora o habló para él mismo?

La niña de Mercedes habla mucho.

¿Mercedes tiene una niña o Mercedes es una niña?

Cuando Ana y Camila se dirigían al hospital, iba ardiendo en fiebre.

¿Quién iba ardiendo en fiebre: Ana o Camila?

Juan le preparó la cena a Luisa en su casa?

¿En la casa de quién: de Juan o de Luisa?

Cuando Mariana fue a esa playa, todavía era virgen.

¿Quién era virgen: Mariana o la playa?

Voy a regalar muchas pelotas para niños de todos los colores.

¿De todos los colores las pelotas o los niños?

Necesito paraguas para señoras de Argentina.

¿De Argentina son los paraguas o las señoras?

Estaré solo este fin de semana.

¿Únicamente o sin compañía de alguien?

Sofía castigó a su hija por gritarle a su hermana.

¿A la hermana de Sofía o a la hermana de la hija?


Dequeísmo
Es el uso indebido de la preposición de delante de la conjunción que cuando la preposición no
viene exigida por ninguna palabra del enunciado.

1. Se incurre en dequeísmo en los siguientes casos:

a) Cuando se antepone la preposición de a una oración subordinada sustantiva de sujeto. El


sujeto de una oración nunca va encabezado por preposición y, por tanto, son incorrectas
oraciones como ⊗‍Me alegra de que seáis felices (correcto: Me alegra que seáis felices); ⊗‍Es
seguro de que nos quiere (correcto: Es seguro que nos quiere); ⊗‍Le preocupa de que aún no
hayas llegado (correcto: Le preocupa que aún no hayas llegado); ⊗‍Es posible de que nieve
mañana (correcto: Es posible que nieve mañana). Algunos de estos verbos, cuando se usan en
forma pronominal (alegrarse, preocuparse, etc.), sí exigen un complemento encabezado por la
preposición de. En ese caso, el uso conjunto de la preposición y la conjunción es obligatorio:
Me alegro de que seáis felices, y no ⊗‍Me alegro que seáis felices; Me preocupo de que no os
falte nada, y no ⊗‍Me preocupo que no os falte nada (→ queísmo, 1.a).

b) Cuando se antepone la preposición de a una oración subordinada sustantiva de


complemento directo. Esto ocurre, sobre todo, con verbos de pensamiento (pensar, opinar,
creer, considerar, etc.), de habla (decir, comunicar, exponer, etc.), de temor (temer, etc.) y de
percepción (ver, oír, etc.). El complemento directo nunca va encabezado por la preposición de
y, por tanto, son incorrectas oraciones como ⊗‍Pienso de que conseguiremos ganar el
campeonato (correcto: Pienso que conseguiremos ganar el campeonato); ⊗‍Me dijeron de que
se iban a cambiar de casa (correcto: Me dijeron que se iban a cambiar de casa); ⊗‍Temo de
que no llegues a tiempo (correcto: Temo que no llegues a tiempo); ⊗‍He oído de que te casas
(correcto: He oído que te casas).

c) Cuando se antepone la preposición de a una oración subordinada que ejerce funciones de


atributo en oraciones copulativas con el verbo ser. Este complemento, por lo general, no va
encabezado por preposición y, por tanto, son incorrectas oraciones como ⊗‍Mi intención es de
que participemos todos (correcto: Mi intención es que participemos todos).

d) Cuando se inserta la preposición de en locuciones conjuntivas que no la llevan: ⊗‍a no ser


de que (correcto: a no ser que), ⊗‍a medida de que (correcto: a medida que), ⊗‍una vez de
que (correcto: una vez que).

e) Cuando se usa la preposición de en lugar de la que realmente exige el verbo: ⊗‍Insistieron


de que fuéramos con ellos (correcto: Insistieron en que fuéramos con ellos); ⊗‍Me fijé de que
llevaba corbata (correcto: Me fijé en que llevaba corbata).
2. Los verbos advertir, avisar, cuidar, dudar e informar, en sus acepciones más comunes,
pueden construirse de dos formas: advertir [algo] a alguien y advertir de algo [a alguien];
avisar [algo] a alguien y avisar de algo [a alguien]; cuidar [algo o a alguien] y cuidar de algo o
alguien; dudar [algo] y dudar de algo; informar [algo] a alguien (en América) e informar de
algo [a alguien] (en España). Por tanto, con estos verbos, la presencia de la preposición de
delante de la conjunción que no es obligatoria (→ advertir, avisar, cuidar(se), dudar,
informar(se)).

3. Un procedimiento que puede servir en muchos de estos casos para determinar si debe
emplearse la secuencia de «preposición + que», o simplemente que, es el de transformar el
enunciado dudoso en interrogativo. Si la pregunta debe ir encabezada por la preposición, esta
ha de mantenerse en la modalidad enunciativa. Si la pregunta no lleva preposición, tampoco
ha de usarse esta en la modalidad enunciativa: ¿De qué se preocupa? (Se preocupa de que…);
¿Qué le preocupa? (Le preocupa que…); ¿De qué está seguro? (Está seguro de que…); ¿Qué
opina? (Opina que…); ¿En qué insistió el instructor? (Insistió en que…); ¿Qué dudó o de qué
dudó el testigo? (Dudó que… o dudó de que…); ¿Qué informó [Am.] o de qué informó [Esp.] el
comité? (Informó que… [Am.] o informó de que… [Esp.]).

Qué es un solecismo?
Se llama solecismo o también anacoluto a lo que la gramática normativa o prescriptiva
entiende como un error de sintaxis, o sea, a un cambio repentino en la formulación de una
frase, alterando el orden usual o “correcto” de sus términos y, por ende, produciendo una
inconsistencia en la misma.

Dicho de otro modo, se trata de alteraciones indebidas del orden de los elementos de una
oración, que son sumamente frecuentes en el habla cotidiana, fruto de la improvisación, pero
mucho más graves en la lengua escrita. En ocasiones pueden ser utilizados de manera expresa,
como una forma de figura retórica o giro poético, y en este caso se le conoce como reticencia.

Esto puede implicar cambios repentinos en el sujeto de la oración, la falta de concordancia


entre verbo y sujeto, la utilización indebida de preposiciones o conectores, y otras formas de
error sintáctico que, en un lenguaje formal, transmiten torpeza y desprolijidad.

La palabra solecismo viene del griego antiguo soloikismós, con el mismo exacto significado,
formada a partir de soloikós (“bárbaro”, “que no habla bien”); por su parte, anacoluto
proviene también del griego anakóluthos, traducible como “inconsistente” o “inconsecuente”,
ya que deriva de koluthos, “camino”, en el sentido de que “no sigue el mismo camino”.
Puede servirte: Oraciones bimembres

Ejemplos de solecismo

A continuación, algunos ejemplos de solecismos comunes:

“Hacen años que no los veo” (error de concordancia del verbo).

“Las palabras claves del artículo son las siguientes” (error de concordancia del adjetivo).

“Antiguamente habían muchos casos como ése” (error de pluralización de haber).

“Ella se sentó lejos mío en el salón” (debería ser “lejos de mí”).

“La gente se quejaban todo el tiempo” (error de pluralización del verbo).

“Han habido docenas de atentados contra el gobierno” (error de pluralización del verbo).

“¿Te acuerdas lo que te dije ayer?” (omisión del “de”).

“Yo la traje un regalo a María” (loísmo, sustitución del “la” por “le”).

“Uno de los que corría la maratón sufrió un infarto” (error de singularización del verbo).

“A mi grupo no nos gustan esos trabajos” (cambio del sujeto de la oración).

“Mi padre, sus jefes lo ascendieron” (cambio del sujeto de la oración).

“Los japoneses inventaron un aparato que quien lo usa puede volar” (pronombre relativo sin
función sintáctica clara).

¿Qué son los extranjerismos?


Los extranjerismos o xenismos son los préstamos que una lengua hace a partir de las palabras
o expresiones de otra, ya sea porque no posee términos propios para el referente en cuestión,
o bien porque sus hablantes prefieren la alternativa extranjera a la propia por alguna razón.

Los extranjerismos son muy comunes en todos los idiomas, especialmente en un contexto
global como el surgido a finales del siglo XX y comienzos del XXI. Sin embargo, han existido
siempre, como reflejo del intercambio y la comunicación entre las diversas culturas y
civilizaciones, así como de los complejos procesos históricos de colonización y sincretismo que
el mundo ha presenciado.
Generalmente un extranjerismo se reconoce porque conserva parte o toda su grafía original,
más o menos adaptada a la lengua receptora. Por esa razón, en muchos idiomas se los
entrecomilla o escribe en cursivas, dependiendo del caso. Sin embargo, con el paso del tiempo
y el uso continuo, muchos extranjerismos terminan incorporados a la lengua receptora,
convirtiéndose en piezas ordinarias.

Tipos de extranjerismos

Existen distintos criterios para clasificar los extranjerismos en español. El más simple de todos
es el que los distingue según la lengua de la cual son tomados: “anglicismo” para los préstamos
del inglés, germanismo para los del alemán, galicismo para el francés, lusitanismo para el
portugués, nahuatlismo para el náhuatl, catalanismo para el catalán, italianismo para el
italiano, etc.

La única excepción en este criterio son los préstamos directos del latín, denominados
“cultismos”, dado que ésta era la lengua en la que se escribía y se pronunciaban discursos
durante buena parte de la historia occidental.

El otro criterio posible para clasificar los extranjerismos atiende a su forma, y los diferencia en
tres tipos:

Préstamos léxicos. Ocurren cuando la lengua receptora toma una pieza del diccionario de otra
lengua, con su forma y contenido, y la incorpora como propia. En algunos casos, esto implica la
deformación morfológica de la palabra para adaptarla al idioma de destino (por ejemplo,
“escáner” en español por “scanner” del inglés), aunque en otros casos puede conservar su
forma e incluso su sonido (por ejemplo, “jazz” en inglés y en español).

Préstamos semánticos. Ocurre cuando a una palabra que ya existe en el idioma destino, se le
incorpora un significado que anteriormente no tenía, proveniente de un idioma extranjero. Es
el caso, por ejemplo, del verbo “remover” en español, cuyo significado original es “Mover
cosas o partes de una cosa que están juntas, dándoles vueltas y agitándolas”, pero al cual suele
añadirse el sentido de “borrar o eliminar” procedente del inglés “to remove”.

Calcos semánticos. Este es un caso similar al anterior, en el que se acude a una lengua
extranjera en busca de un significado, con la salvedad de que su forma es adaptada al idioma
de destino por completo, como en una traducción. Esto puede verse fácilmente en el caso de
“jardín de infancia”, traducción literal de “kindergarten” del alemán. En algunos casos, este
tipo de calcos pueden dar origen a barbarismos, o sea, deformaciones de la lengua (desde un
punto de vista normativo).

Una última clasificación, según la Real Academia Española, distingue entre los extranjerismos
necesarios o de uso amplio, que son muy comúnmente empleados o bien carecen de
equivalente en la lengua de destino, y aquellos extranjerismos superfluos o innecesarios, que
sustituyen innecesariamente los términos disponibles de la lengua de destino.
Ejemplos de extranjerismos

extranjerismo penalty

La palabra «penalti» es un préstamo léxico del inglés.

Algunos ejemplos sencillos de extranjerismos en el español son:

Back up (anglicismo), para decir copia de seguridad o respaldo.

Pick up (anglicismo), para llamar a un modelo de camioneta más pequeño que un camión y con
su plataforma de carga descubierta.

E-book (anglicismo, de electronic book), para libros en formato digital.

Penalti (anglicismo, de penalty), para las faltas cometidas en el área de juego, en el argot del
fútbol.

Pedigrí (anglicismo, de pedigree), para el abolengo, la ascendencia noble o de raza.

Popurrí (galicismo, de Pot pourri), para una recopilación, antología o mezcla.

Ragú (galicismo, de ragoût), para un guiso de carne con papas y verdura.

Restaurante (galicismo, de restaurant), para un local donde venden comida preparada.

Salami (italianismo, de salame), para un tipo popular de embutido.

Currículo (cultismo, de curriculum), para una hoja de vida o resumen de trayectoria.

Versus (cultismo), para “enfrentarse a”, “opuesto a”, “luchando contra”.

Bolchevique (préstamo del ruso, para comunista o militante de la izquierda revolucionaria.

Oraciones con extranjerismos

A continuación, insertaremos algunos de los anteriores extranjerismos en una oración, para


brindar un necesario contexto:

¿Te acordaste de hacer un back up del proyecto?

El partido de Boca versus River Plate se definió a través de penaltis.

Lo llevé a un restaurante fino y pidió una pizza con salami y salsa ragú.

¿El libro está para la compra en e-book?

¡Corre, allá vienen los bolcheviques!

Ese novio tuyo sí que tiene pedigrí.

Arcaísmos y neologismos
Así como existen los extranjerismos, también puede darse el caso de los arcaísmos y los
neologismos. Nos referimos a:

Arcaísmos. Palabras, formas y usos antiguos y en desaparición, pero que sobreviven en la


lengua, a pesar de que las realidades que designaban ya no se encuentran, o de que hayan sido
reemplazadas por otras. Por ejemplo: “fierro” en lugar de “hierro” o “vos” en lugar de “tú”.

Neologismos. Se refiere a exactamente lo contrario de los arcaísmos, esto es, palabras, formas
y usos nuevos que se incorporan a un idioma a medida que se actualiza o se pone al día, para
poder hacerle frente a las nuevas realidades de sus hablantes. Por ejemplo: “escáner” para el
aparato de digitalizaciones, o “descargar” para obtener archivos de Internet.

¿Qué son los arcaísmos?


Los arcaísmos son aquellas palabras y fórmulas lingüísticas en desuso dentro de una lengua,
que provienen de épocas y formas de habla pasadas, pero que aun así permanecen en la
lengua en contextos muy específicos. Dicho de otro modo, se trata de formas del lenguaje
desfasadas, que permanecen como reliquias en un idioma.

En el caso del español, la mayoría de los arcaísmos provienen del español hablado durante la
Edad Media y hasta el siglo XVII. Generalmente han perdido su contexto y responden a
estructuras y fórmulas que el español perdió a lo largo del tiempo. Por esa razón se enlistan en
la mayoría de los diccionarios de la lengua como anticuado (ant.), desusado (des.) o poco
usado (p. us.).

También cuentan como arcaísmos determinados significados de palabras aún en uso pero con
otro sentido, o sea, ciertos significados que se perdieron en el tiempo, aunque las palabras
sigan en uso con un significado contemporáneo.

Los arcaísmos, en todo caso, pueden seguirse usando pero son muy poco comunes y a veces
persisten en ámbitos muy puntuales, como la lengua literaria. En ese sentido, siempre se
prefiere el uso de las fórmulas innovadoras y modernas, ya que la lengua es un organismo vivo
y en constante proceso de actualización.

Tipos de arcaísmos

Existen dos tipos de arcaísmos, dependiendo de qué tan frecuente sea aún su uso. Esto se
debe a que una misma lengua puede variar enormemente dependiendo de la geografía, y lo
que en un sitio se considera extinto, en otro sitio sigue en uso. Así, debemos distinguir:
Arcaísmos absolutos, aquellas palabras y giros antiguos que no se usan comúnmente en
ninguna comunidad de habla del mismo idioma, es decir, que se han quedado absolutamente
rezagadas en el transcurso de la lengua.

Arcaísmos relativos, aquellas palabras y giros antiguos que han desaparecido sólo de algunas
variantes geográficas de la lengua, pero persisten en otras, y por lo tanto siguen relativamente
vigentes.

Ejemplos de arcaísmos

Algunos ejemplos de arcaísmos en el español son los siguientes:

El voseo dialectal americano, o sea, la sustitución del pronombre personal “tú” por “vos”,
frecuente en distintas latitudes de América Latina, cuyo origen data del latín vos, plural de la
segunda persona gramatical, y que se empleaba para dirigirse a las autoridades reales (para
marcar su superioridad) en el español antiguo.

El vosotros peninsular, empleado en el centro y norte de España para designar al plural de la


segunda persona, en situaciones de más intimidad y confianza, que no ameritan el uso de
“ustedes”. Tanto el “vosotros” como su conjugación se emplean en esta región lingüística con
normalidad, pero se han perdido en absolutamente todas las demás variantes hispanas.

Truje en lugar de “traje”, utilizado aún en México y en otras áreas lingüísticas de la América
hispana.

Fierro en lugar de “hierro”, empleado en Argentina y en otras áreas lingüísticas de la América


hispana.

Arcaísmos y neologismos

Si los arcaísmos son vestigios de la historia de una lengua, los neologismos son todo lo
contrario: formas, usos y significados nuevos, incorporados a la lengua por sus hablantes más
jóvenes, a menudo debido a la necesidad de nombrar nuevas realidades. Por esa razón, por
ejemplo, la tecnología y las ciencias son una fuente constante de neologismos, ya que nuevas
invenciones y nuevos procedimientos ameritan nuevos nombres.

¿Qué es la cacofonía?
Se llama cacofonía a un vicio del lenguaje que consiste en una asociación poco armónica o
poco estética de sonidos dentro de una oración o de un fragmento de texto. Esto puede
significar distintas cosas en específico, pero generalmente se trata de repeticiones innecesarias
o exageradas de palabras o de terminaciones, que afean el texto y distraen en la transmisión
del mensaje.

×
Este término proviene de los vocablos griegos kakós (“mal” o “malo”) y phonê (“sonido” o
“voz”), y es antónimo de eufonía (“aquello que suena bien”). En general es un criterio a tomar
en cuenta a la hora de redactar un texto, y puede detectarse leyéndolo en voz alta.

Sin embargo, en ocasiones la lengua presenta criterios gramaticales para evitar las cacofonías,
como ocurre con el cambio del artículo femenino a masculino en el caso de sustantivos como
“agua” o “alma”, para evitar así la repetición de la vocal inicial (“la agua» o “la alma”).

Características de la cacofonía

La cacofonía se caracteriza por lo siguiente:

Es un vicio del lenguaje, especialmente de la palabra escrita.

Consiste en la repetición o reiteración excesiva de sonidos que rompen con la cadencia natural
de la oración, o distraen del sentido de la misma.

En ocasiones puede ser empleada de manera intencional para generar efectos lúdicos en lo
dicho, como en los trabalenguas o los juegos de palabras.

Generalmente se produce al reiterar terminaciones específicas de palabras de manera


compulsiva, como los adverbios terminados en “-mente” o los sustantivos terminados en “-
ción”, por ejemplo.

La mejor forma de detectarla es leyendo un texto en voz alta para poder escuchar cómo suena.

Ejemplos de cacofonía

Son ejemplos de cacofonía:

“Pedro corría rápidamente para alcanzar y subir ágilmente al bote en que probablemente
encontraría a sus asaltantes”

“Al final se estaban filmando con una filmadora”

“La situación en la región no tiene comparación”

“No sé si quiero lo que quiero o si quiero lo que quieres”

“Tres tristes tigres tragan trigo en un trigal”

Otros vicios del lenguaje

Además de la cacofonía, constituyen otros vicios del lenguaje los siguientes:


Barbarismos. Uso incorrecto o coloquial de palabras, conjugaciones u otros términos que no se
corresponden con un manejo culto o correcto del idioma, y que denotan pobreza lingüística o
falta de educación formal.

Pleonasmos. Llamados también redundancias, consisten en la reiteración de lo dicho a través


del uso de vocablos innecesarios, que podrían eliminarse y el texto ganaría estilísticamente.

Solecismo. Imprecisiones o ambigüedad de la construcción sintáctica de una oración, de


manera que el orden de los elementos de la misma sea impreciso, incorrecto o pobre.

¿Qué es un neologismo?
Los neologismos son ciertos usos, expresiones y palabras que no existían tradicionalmente en
una lengua, pero que son incorporados a ella debido a su necesidad de adaptarse a la realidad
de sus hablantes. Es decir, son aquellas palabras y giros nuevos que los hablantes incorporan a
un idioma, a medida que surgen nuevas cosas que nombrar y nuevas formas de hacerlo. Son lo
exactamente opuesto a los arcaísmos.

La aparición de neologismos es un proceso común y ordinario en todos los idiomas, obligados


como están a adaptarse y actualizarse, o morir. Sin embargo, una palabra puede considerarse
un neologismo durante un tiempo determinado, ya que una vez que ha sido incorporada y
normalizada como parte del idioma, sencillamente deja de ser una novedad.

Los neologismos pueden tener diferentes orígenes, como veremos más adelante.
Dependiendo del punto de vista (si se es más o menos purista en asuntos del idioma) pueden
considerarse una fuente de riqueza lingüística, o un síntoma de degeneración y cambio
irreversible. Lo más probable es que constituyen ambas cosas al mismo tiempo.

Así, un neologismo puede ser a la vez un extranjerismo o un barbarismo, pero no debe


confundírselos con las palabras compuestas, pues los primeros son, como el nombre lo indica
(del griego neo, “nuevo” y logos, “palabra”), siempre nuevos.

¿Cómo se forman los neologismos?

Los neologismos pueden tener muy distintos orígenes. Pero sea cual sea el procedimiento y la
lógica que los trae a la existencia dentro de un idioma, siempre se consideran intentos del
idioma por adaptarse a una realidad específica.
Como sabemos, la realidad es algo cambiante, a medida que surgen nuevas invenciones
científico-tecnológicas, nuevas formas de pensar o nuevas necesidades afectivas que expresar,
y todo ello requiere de un correlato en el idioma, o sea, de un modo de decirse. Por ende, la
necesidad de crear palabras es constante e inevitable.

Los mecanismos usuales de creación de neologismos no son muy distintos de los que se han
empleado tradicionalmente en la historia de los idiomas, como son:

Siglas y acrónimos. Sumando iniciales y primeras letras de una oración, se puede obtener
mediante el uso y la repetición nuevas palabras de valor lexical propio, olvidando incluso que
inicialmente se trataba de una forma de abreviatura. Es el caso, por ejemplo, de “láser”, que
proviene del acrónimo en inglés de Light Amplification by Simulated Emition of Radiation
(Amplificación de la Luz por Emisión Simulada de Radiación).

Composición o parasíntesis. Juntando dos o más palabras en una sola, se puede también
“componer” literalmente un nuevo término. Este fue alguna vez el caso del término
“Hispanoamérica” (composición de América Hispana), y lo es hoy el de “cortafuegos”
(composición de cortar y fuego) en su significado digital (de Internet).

Métodos de derivación. La adición de sufijos derivativos es una práctica tradicional a la hora de


crear palabras. De hecho, muchas de las que hoy en día empleamos tuvieron alguna vez dicho
origen. En ese sentido, continuamos creando nuevos términos, como “impresora” (derivación
de imprimir + el sufijo “ora”, que otorga características) o “computadora” (derivación de
computar + el sufijo “ora”).

Préstamos del extranjero. A menudo el idioma no tiene otra alternativa, frente a una realidad
nueva, que acudir a otra lengua para crear un término nuevo, ya sea porque en esa otra lengua
ya existe, o porque ésta lo tuvo primero. Es lo que ha ocurrido con términos como “craquear”
(anglicismo, del verbo to crack: romper o abrir a la fuerza) o “hackear” (anglicismo, del verbo
to hack: secuestrar o colarse en un sitio).

Onomatopeyas. A partir del intento de reproducir con palabras un sonido, podemos también
obtener nuevos términos que incorporar mediante el uso a nuestro diccionario formal. Es lo
que ocurrió con el verbo “chirriar” alguna vez, aunque ya lo tengamos por una palabra
cualquiera del español, o con el nombre “pingpong”.

Tipos de neologismos

A partir de lo visto sobre su origen, el modo más simple de clasificar los neologismos sería a
partir del método empleado para crearlo. Sin embargo, una mirada más estrecha puede
diferenciarlos también conforme a lo siguiente:

Neologismos de forma. Se construyen mediante palabras ya existentes en la lengua, a través


de los procesos antes mencionados de composición o derivación. Por ejemplo, la palabra
“aeronave” alguna vez fue un neologismo, compuesto por el prefijo aero- (“aéreo”) y nave
(“barco”). Es lo que ocurre también con “teleoperador” o con “bioseguridad”.
Neologismos semánticos. En cambio, se obtienen cuando una misma palabra ya existente en el
idioma adquiere nuevos sentidos, más o menos vinculados a los que ya poseía. Es lo que
ocurrió con la palabra “virus” a partir de la aparición del software malicioso en Internet, o con
“navegar” a partir de la posibilidad de incursionar en la web: ambos términos ya existían, pero
se aplicaban a otros ámbitos.

Extranjerismos. Como hemos dicho ya, en el caso en que provengan de otros idiomas, ya sea
que respetemos o no su forma y su pronunciación. Es el caso de “setear” (del inglés set up),
“customizar” (del inglés customize) o “hostear” (del inglés host), términos vinculados con el
argot de internet.

Barbarismos. Que son pronunciaciones o formulaciones erróneas del idioma, pero que al
transmitirse y popularizarse, acaban por gestar nuevos términos, como ocurrió con “cedé” y
“cidí” (CD), o “deuvedé” y “dividí” (DVD) para nombrar los distintos tipos de discos compactos.
En muchos casos, los barbarismos pueden ser a la vez extranjerismos, neologismos o
arcaísmos.

Ejemplos de neologismos

Una lista adicional de neologismos no nombrados hasta ahora incluye los siguientes:

Blogs. Término empleado en internet para designar a los diarios o bitácoras en línea. Es a su
vez un anglicismo (de log, “bitácora”).

Googlear. Verbo surgido a partir de la invención de la plataforma de búsquedas en Internet


Google.

Smartphone. Un neologismo y anglicismo de uso común para “teléfono inteligente”, o sea,


teléfono computarizado.

Hipster. Nombre de una subcultura popular asociada a la moda y a la música independiente


(indie).

Fake news. Frase acuñada en inglés para referirse a los bulos y las noticias engañosas, se
emplea también en español con más frecuencia que “bulo” o “noticia falsa”.

Selfie. Nombre que recibe en la cultura contemporánea la (auto) fotografía personal tomada
con la cámara frontal de un Smartphone.

Tuit. Modo en que se llama a cada publicación de la red social Twitter, una de las más
empleadas del mundo.

Vapear. O sea, fumar un cigarrillo electrónico, proviene del término en inglés “vaping”.

Wifi. Palabra originada mediante las siglas de Wireless Fidelity, nombre a su vez del estándar
de comunicación para el Internet Inalámbrico propuestos por la agencia WECA
estadounidense. Hoy en día es sinónimo de “Internet inalámbrico”.

Oraciones con neologismos

A continuación, veremos algunos de los neologismos anteriores puestos en una oración para
brindarles más contexto:
Estaba actualizando mi blog anoche, pero la wifi se cayó.

No puedes creerte cualquier fake news, sin importar quién la tuiteó. Lo ideal es googlearla.

No dejes entrar a esos hípsters, están todo el día vapeando.

¿Te quieres tomar una selfie con mi Smartphone?

Neologismos y arcaísmos

Los arcaísmos son lo diametralmente contrario a los neologismos: si los primeros constituyen
formas nuevas, los últimos son formas antiguas, ancestrales, en desuso, que de algún modo
logran sobrevivir total o parcialmente en el idioma.

A menudo se siguen utilizando en una geografía específica, o sea, en un dialecto de habla


puntual, o bien en ámbitos técnicos o muy especializados. En otros casos sólo se utilizan en la
lengua literaria, que acude a ellos como un recurso estilístico.

También podría gustarte