Espanol Andino Ecuatoriano
Espanol Andino Ecuatoriano
Espanol Andino Ecuatoriano
ECUADOR
MARLEEN HABOUD
ESMERALDA DE LA VEGA
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
1. Introducción
Ecuador, uno de los países más pequeños de América del Sur (272.045 km2),
con un total de 12.090.804 de habitantes según el censo de 2002 (SIISE 2002),
se caracteriza por su diversidad geográfica (Sierra, Amazonía y Costa), étnica
(indígenas, mestizos, afroecuatorianos), cultural y lingüística, pues además del
castellano, Ecuador es el hábitat de once lenguas indígenas: sia pedee (épera),
awapi’t, tsafiki, chapalachee, kichwa (quichua), shuar, achuar, a’i (cofán), siona-
secoya, waorani y zápara.1 De estas lenguas, es el kichwa el que históricamente ha
tenido un contacto más intenso y prolongado con el castellano, en efecto, y como
bien dice Lipski (2002), la lengua kichwa con sus variedades regionales forma la
base del bilingüismo andino. Los dialectos andinos del español se extienden desde
el sur de Colombia hasta el rincón noroccidental de la Argentina y un pequeño
enclave en el norte de Chile; pero las zonas principales engloban la región serrana
del Ecuador, el Perú y Bolivia.
La situación del contacto lingüístico en el Ecuador muestra una serie de ca-
racterísticas nuevas que no han sido estudiadas hasta hoy y que difieren de un
poblado a otro debido a la historia de contacto y colonización, a los movimientos
migratorios internos y externos en el país, y la exposición constante con procesos
de globalización masivos y permanentes.2 Dadas todas estas limitaciones, este tra-
bajo se centra en unas pocas características del castellano de la Sierra central del
1. Según el deseo de los hablantes indígenas, escribiremos el nombre de sus lenguas ciñéndo-
nos a la ortografía estandarizada por las organizaciones indígenas nacionales, excepto al tratarse de
citas en las que seremos fieles al original.
2. Para un análisis de las teorías que subyacen al estudio del contacto lingüístico, ver por
ejemplo Maurais y Morris (2003), Myers-Scotton (2002), Palacios (2007), Thomason (2001), Tho-
mason y Kaufman (1991), entre otros. En relación con el castellano andino ecuatoriano, puede con-
sultarse Haboud (1997, 1998, 2003 y 2005), Lipski (1996 y 2002), Moya (1981), Palacios (2005,
2006, en prensa).
162 EL ESPAÑOL EN AMÉRICA
ciertos fonos identificados con las hablas rurales y de los indígenas no provienen
del kichwa. Resulta complejo establecer con precisión su formación, no solamen-
te por la escasa investigación al respecto, sino también por la falta de unidad y
claridad en los criterios tanto de descripción de los sonidos como de la utilización
de símbolos para la notación fonológica y fonética.
En una situación de lenguas en contacto, los hablantes buscan la eficiencia
comunicativa y en esta dinámica cada sistema sufre modificaciones que van des-
de la interferencia hasta la formación de nuevas lenguas. En el caso del habla de
Quito, específicamente en el nivel fonético, encontramos rasgos que sólo se expli-
can a través de la convergencia del kichwa con el español antiguo y, si bien estos
rasgos no provienen del kichwa, el sistema fonético de esta lengua ha favorecido
el afianzamiento de algunos de estos rasgos y su permanencia hasta la actualidad,
como por ejemplo la inestabilidad, debilitamiento y elisión de /e/ y /o/.
Otro fenómeno interesante es que ciertos fonos muy representativos del ha-
bla de Quito como [] y [<], sobre todo las variantes sordas, a pesar de que no
provienen del kichwa (aunque sí de la convergencia de las dos lenguas como lo
veremos más adelante): la gente los relaciona con las hablas rurales y de indígenas
bilingües, por lo que estos fonos han sido estereotipados y no gozan de prestigio.
Por esta razón, algunos consideran que en Quito no pronuncian correctamente y
arrastran la /r/ y / h / y por lo tanto, piensan que los quiteños hablan mal el espa-
ñol. Concomitantemente, es usual escuchar que el mejor español del Ecuador es
el de Loja o que los costeños hablan mejor que los serranos. De hecho, el orgullo
lingüístico en Loja y en la Costa es más elevado que en otras zonas y es notoria su
lealtad lingüística, pues un lojano o un costeño difícilmente modifica su forma de
habla (sobre todo /r/ y /h/) cuando sale de su medio mientras que la gente de otros
lugares del país es fácilmente alienable en términos lingüísticos.
Varios autores han descrito el español de Quito entre los que se destacan Tos-
cano (1953) y Moya (1981). Los rasgos que describen estos investigadores están
aún vigentes, sobre todo en el habla de los adultos, pero otros, poco a poco en los
últimos 20 años, han sido desplazados dando lugar, en los jóvenes, a una nueva
forma de habla. Estos nuevos modelos de realización fonética en el habla de Quito
se han convertido en ideales lingüísticos de las generaciones jóvenes, estigmati-
zando los rasgos tradicionales. Sin embargo, se conservan aquellos que no son
percibidos como marcados o diferentes a los realizados en otras comunidades
hispanohablantes. No hay una conciencia lingüística que permita al hablante esta-
blecer diferencias articulatorias o acústicas entre estos sonidos. Nos referimos al
cerramiento vocálico, a la consonante /f/ realizada como bilabial y a la omisión de
/g/ inicial o después de vocal ante los diptongos [wa] [we] y [wi].
Con el propósito de caracterizar la fonética del español de Quito analizare-
mos los rasgos más representativos del sistema.
Las vocales átonas, en particular aquellas de las sílabas postónicas son impre-
cisas, débiles y a veces se pierden, sobre todo en el habla popular, familiar e in-
formal. Este fenómeno, señalado como recurrente en el español de algunos países
164 EL ESPAÑOL EN AMÉRICA
de América, afecta principalmente a las vocales /e/ y /o/, sobre todo en contacto
con /s/ (Lipski, 1996: 266).
En el habla corriente de Quito escuchamos [losa'patκs] los zapatos, o
[lazơaka’sjonκs] las vacaciones; mientras que en el habla poco cuidada la vocal
desaparece, como en [losa'pats], [lazơaka'sjons]. Esta tendencia al cerramiento,
debilitamiento y elisión vocálicos es general para todos los hablantes sin distin-
ción social o nivel de instrucción y se presenta incluso en los contextos fónicos
que hablantes de otros lugares pronunciarían vocales abiertas, por ejemplo las
palabras eje, Roma y error ['¡xe], ['rnma], [¡'rnί], un quiteño pronuncia ['exe]
['oma] [e'o]. En las palabras Roma y error, el cerramiento se produce, además,
porque /ί/ y /r/ se asibilan.
Como sabemos, en el español no es pertinente ni la abertura ni el cerramiento
de las vocales. Este hecho hace que el hablante no ponga atención en su articula-
ción; tampoco distingue en el habla de otros hablantes su debilitamiento o elisión
y si lo hace, no asume juicios evaluativos ni positivos ni negativos. No obstante,
este fenómeno es percibido claramente por hispanohablantes de otras regiones
quienes lo evalúan en forma negativa llegando a estigmatizarlo. Así, en progra-
mas televisivos llamados de humor, una de las formas de imitar y ridiculizar el
habla de la Sierra es que el humorista cierre exageradamente las vocales.
A este respecto, a partir de las afirmaciones de Rosemblat (1946), Toscano
(1953: 50) afirma que «el caso más típico de la deficiente pronunciación serrana
es la socorridísima conjunción pues que en Quito se pronuncia generalmente p’s».
En efecto, en esta palabra, la elisión del diptongo está generalizada en casi toda
la población y las generaciones adultas siguen utilizando esta expresión como la
describe Rosemblat, pero la tendencia actual en los jóvenes es la sustitución de /
ps/ por /f/ o /fs/. Así: sí pues se realiza como /'sif/ o /sifs/ y no pues como /'nof/ o /
nofs/. En cuanto a la valoración que hace Rosemblat acerca de este fenómeno, hay
que señalar que en ningún caso se debe considerar la variación fonética dialectal
o sociodialectal como deficiente sino como hábitos lingüísticos distintos. Esta
pronunciación no impide la inteligibilidad con hablantes de otras regiones; sólo
ha marcado la peculiaridad del habla serrana.
Para varios investigadores, esta inestabilidad vocálica estaría relacionada con
el sustrato kichwa; sin embargo, parecería originarse en la base del español de
América y reforzarse con la fonética kichwa, de modo que la fuente del vocalismo
quiteño sería otro caso de convergencia entre el español y el kichwa. Recordemos
que, por un lado, el sistema vocálico del español que llegó a Quito era inestable
en cuanto a las vocales /e/ y /o/ y por otro lado, el sistema fonológico del kichwa
solo distingue /i, a, u/.
Esta realización fonética debe haberse reforzado con el español hablado por
bilingües nativos del kichwa, configurándose así el sistema fonético vocálico que
ha prevalecido hasta el momento actual. Es necesario tomar muy en cuenta que,
en kichwa, [e] y [o] son alófonos de /i, u/ respectivamente. De ahí que incluso la
articulación de los fonemas /i, u/ en el español hablado por un kichwahablante se
caracterice por imprecisiones constantes, de modo que el oído del hispanohablan-
te confunde con /e/ y /o/ respectivamente.
Aunque no se ha hecho un estudio profundo del español hablado por bilin-
ECUADOR 165
gües kichwas, es claro que la producción de las vocales /i/ y /u/ difieren de las
del español en la zona de articulación y en la distribución de alófonos según el
contexto fónico. Sin duda, las investigaciones en este campo darían luces en el
análisis del castellano andino ecuatoriano.
De esta manera podemos concluir que en el debilitamiento, la inestabilidad, la
imprecisión y la elisión de las vocales átonas,3 conocidas como vocales caedizas,
han incidido en los sistemas vocálicos tanto del español de origen como del
kichwa.
2.1.2. Consonantismo
2.1.3. /r/ y /ί /
Entre los rasgos más característicos del habla quiteña encontramos la realiza-
ción asibilada de los fonemas /r/ y de /ί/.
En los últimos años, se nota que estos dos fonemas presentan diferentes ma-
nifestaciones que están correlacionadas, a nivel lingüístico, con el contexto fónico
y, a nivel social, con la procedencia del hablante y la situación de comunicación.
Así, los hablantes modifican su comportamiento lingüístico de acuerdo con la
identidad social del interlocutor y con la formalidad del discurso. Estas variacio-
nes alofónicas se diferencian en el modo de articulación, en el punto de articula-
ción y en la sonoridad.
Cabe anotar que, al margen de la pertenencia a un sector social específico
como variable que incide en la aparición de ciertas realizaciones fonéticas, la
frecuencia de la gama de fricativas asibiladas aumenta de acuerdo con la edad de
los hablantes: a mayor edad, mayor incidencia de asibiladas y ensordecimiento.
El bajo prestigio de estas variantes con respecto a las vibrantes, genera una gran
inestabilidad en su realización; ésta es mucho más frecuente en los adultos que en
los jóvenes incurriendo, a veces, en la ultracorrección.
Más frecuente aun es la inseguridad lingüística que lleva a un mismo hablante
a producir variantes asibiladas en un medio familiar (1 y 4), y vibrantes en una
situación comunicativa formal (2 y 3);4 tal inestabilidad se da incluso en una mis-
ma frase (5):
(1) No se vaya a dañar… unos ratos. Llámale al Abel si él te dice qué hacer
[da'Õa], ['unos'atκs], ['kea'se]
(2) Voy a buscar… Mira las ruinas
[bus'kaί] ['rwinas]
(3) Sin conectar nada sin hacer nada raro
[konek'taί] ['raίo]
(4) No hay que volver a hacer
[ơol'ơeίa'se]
(5) No hay que volver a ver
[ơol'ơeίa'ơeί]
4. Los ejemplos que se presentan en este texto provienen sobre todo del habla espontánea de
personas quiteñas o que han vivido en Quito por más de 20 años, con instrucción media o superior
y que se autoidentifican con la clase media y media alta. Se han omitido las fuentes para aligerar el
proceso de lectura. Si hay ejemplos que provienen de textos o de medios de comunicación se cita la
fuente correspondiente.
ECUADOR 167
(6) Periodista: al ver ['ơeί ] que esa semilla que usted trajo ['tίŵaxo] hace
más de treinta y cinco ['tίŵejnti'si0ko] años al país, de alguna manera
empieza a germinar [xeίmi'naί] también, ya en otros ['otίŵos] espectros
[espek'tίŵos] del país … quedará impresa, yo me imagino, en su memoria
y en su retina [°ŵe'tina], en la computadora, pero ver ['ơeί] en estos jóve-
nes que de alguna manera se empieza a replicar [ŵeplLJi'kaί] ese trabajo
[tίŵa'ơaxo] … no le consideramos extranjera [est ŵa0'xera] a Gabriela …
para ayudar [ayu'daί] a construir [ko0s'tŵwiί] (RC, 02,07).
(9) En este trabajo hemos tenido dificultades [diƜikul ' taðes] en obtener
[oƜte'neί] información [imƜorma'sjoΰ] referente [reƜe'ίente] a… Una
opción [oƜ'sjoΰ] ha sido observar [oƜseί'ơaί] directamente a los ha-
blantes …
un sistema parcial, que únicamente emplea dos formas: lo para el objeto directo
con referente masculino y le para objeto indirecto y para objeto directo con refe-
rente femenino o de género desconocido. García y Otheguy aseguran que b) sería
el sistema predominante en Quito. Palacios (2005a) apunta a la convivencia de tres
sistemas pronominales en la capital: a) un sistema etimológico, b) un sistema sim-
plificado leísta sin distinción de caso o género, y c) un sistema simplificado loísta
que usa la forma pronominal le para objeto directo animado, con indistinción de
género, y lo para objetos directos inanimados sin distinción de género.
Nuestras observaciones muestran que el sistema etimológico y el simplifica-
do leísta, basado en el uso de le para objeto directo e indirecto sin diferenciación
de género, se dan en forma alternada entre los jóvenes. Entre la población adulta
especialmente, hay una mayor frecuencia del sistema leísta.
Como bien sabemos, le(s) eran originariamente siempre dativos (objeto indi-
recto), y lo(s), la(s) acusativos (objeto directo). Según Toscano (1953), en Castilla
se prefirió olvidar esta distinción y emplear le(s) también como acusativo para el
masculino. En el Ecuador, esta última es la tendencia general en la sierra, aunque
incluye también al femenino, mientras en la Costa se sigue el uso etimológico. En
efecto, Yépez (1986), a partir de un estudio llevado a cabo en Quito, encontró que:
a) le como objeto directo es de uso más generalizado, mientras las formas lo/la se
utilizan sobre todo en el habla formal de hablantes con niveles de instrucción más
altos, b) aunque le se usa como clítico de objeto directo, cuando se trata de objetos
directos inanimados, puede recurrirse al uso etimológico o bien a la elisión, y c)
en el castellano coloquial, dice Yépez (1986), la reduplicación del clítico en el
caso de objetos directos animados definidos es la norma.
Al momento no contamos con un análisis suficientemente amplio que nos
permita determinar diferencias generacionales ni sociales; sin embargo, a partir
de grabaciones realizadas en grupos de estudiantes y profesores universitarios, en
reuniones sociales y académicas, y en medios de comunicación masiva, encon-
tramos que los hablantes mayores de 25 años, por lo general tienden al sistema
simplificado leísta:7
Aunque con alternancias, la población más joven del estudio tiende a utili-
zar el sistema etimológico en situaciones formales, mientras en situaciones de
más familiaridad, se mantiene el simplificado como puede verse en los siguientes
ejemplos producidos por un mismo hablante:
7. Véase Palacios (2005a, 2005b y 2006), quien muestra que el sistema leísta simplificado
está muy generalizado en el castellano andino ecuatoriano.
8. Conversación tomada de un programa radial en el que se entrevistaba a estudiantes univer-
sitarias sobre el tema de voluntariado y la participación de sus hermanos en tales actividades (Radio
Colón, 01.07).
ECUADOR 171
— Uso de le-les como objeto directo con referentes de género femenino hu-
mano o no humano (en lugar de la, las), o masculino (en lugar de lo, los). Puesto
que el pronombre le no es referencial, el hablante recurre a la duplicación para
desambiguar el referente:
— Duplicación
Como bien sabemos, en el estándar hay duplicación del objeto indirecto como
en: Le mandé el regalo al Santi; sin embargo, en el castellano andino ecuatoriano
9. En jerga ecuatoriana, chiripiolca significa ‘actuar extrañamente, alocarse’. En este ejem-
plos y los subsiguientes, el símbolo — indica que se trata de un diálogo.
10. Nótese aquí la elisión del clítico, tema que ilustramos más adelante.
11. Expresión muy común en Ecuador que significa ‘pretender ser simpática, agradable, amable’.
172 EL ESPAÑOL EN AMÉRICA
(32) Le estoy viéndole todo el rato al edificio que nos están construyendo
al frente.
(39) Voy a calentar mi café, ¿quieres que te caliente? ¿Te caliento, mijo?
(40) —¿Habrá ajicito?
—Sí, ya te traigo…
—No, deja no más, yo cojo…
Entre jóvenes, se usa usted para mostrar intimidad, cariño extremo y respeto.
Esto, según varios hablantes, sería una influencia del español bogotano debido
tanto al incremento de programas televisados y radiales colombianos como a las
olas migratorias procedentes de dicho país:
Se ha notado además que los jóvenes utilizan usted para dirigirse al personal
de servicio, a quienes en el pasado siempre se les trataba de vos:
174 EL ESPAÑOL EN AMÉRICA
(43) Doña Paty, no tiene que venir mañana. No vamos a estar aquí.
(48) Amiga, ¿qué quieres?, ¿qué buscas? Ven, te hago una rebaja…
(49) Vos sí que eres vaga, ¿No te dije que dejes lavando todo?15
Vos se utiliza con frecuencia como apelativo cuando el hablante que se auto-
define como superior, responde a expresiones o actitudes que considera muestras
15. Véase Haboud (1997) para un breve análisis de construcciones de gerundio como: dejar
+ Ger; mandar + Ger; botar + Ger, etc.
ECUADOR 175
(50) ¿Qué te crees longo16 atrevido?, ¡ve, con vos hablo, aprende a respetar!
16. Longo (K, ‘joven’), es usado en el habla cotidiana ya sea para referirse a gente de aspecto
campesino a manera de insulto, o como término de cariño para personas con quien hay una relación
amorosa: Longuita mía, ¿qué quisieras tomar?
17. Ñaño (K, ‘hermano’) se utiliza también para referirse a un amigo/a cercano.
Acolite, de la jerga juvenil, es usa con el significado de ‘apoyo’, ‘ayuda’.
18. Véase Calvo Pérez (2003); Muysken (2005); Niño-Murcia (1988, 1995); Toscano (1953),
entre otros.
19. Véase Muysken (2005) para un análisis de varias formas gerundiales encontradas en el
castellano andino ecuatoriano.
20. Ejemplos tomados de Haboud (2005: 17).
21. Este uso del gerundio ha sido también denominado como de perfectividad o de anteriori-
dad (Cerrón-Palomino 1987; Haboud 1998, 2003 y 2005; Toscano 1953).
176 EL ESPAÑOL EN AMÉRICA
(61) Perdona que voy a llegar tarde, pero no ha venido mi empleada y aho-
ra tengo que dejar cocinando.
(62) Nunca había visto esta revista, pero me di cuenta que de verdad ha
sido una revista para niñas y niños (Radio Visión 04, 07).
(63) Esta revista está muy buena, papitos, mamitas, comprarán (= Les su-
giero que compren) (Radio Visión, 04, 07).
que con el futuro trata de suavizar la orden y de dar a los participantes del evento
comunicativo, flexibilidad temporal para ejecutar una petición. En este sentido,
encontramos que el kichwa ecuatoriano emplea el futuro como un imperativo
con el fin de disminuir la brusquedad de una orden (Paris, 1993: 36 [1892]). Esto
muestra que el uso del CAE es otro caso de convergencia lingüística pues mien-
tras el español ha aportado con la sintaxis, el kichwa lo ha hecho con los niveles
semántico-pragmáticos.25
Aunque dar + Ger aparece especialmente con verbos transitivos (64, 65) y
ditransitivos (66), es posible encontrarla con verbos intransitivos transitivizados:
25. Ver Haboud (1998); Niño-Murcia (1988 y 1992), para una análisis detallado del uso del
futuro como imperativo.
* Abreviaturas: ACC/Acc: acusativo; Adv: adverbio/adverbial; CAUS: causatio; CLIT: clíti-
co; EV: evidencial; Fut: futuro; GER/Ger: gerundio; HON: honorífico; IMP: indirecto; 1IO: objeto
indirecto, primera persona.
ECUADOR 179
Pásame el poncho* +
Pasarásme el poncho
Dame pasando el poncho
Darásme pasando el poncho
Date pasando el poncho
Daráste pasando el poncho –
Da pasando el poncho
2.3. LÉXICO
26. Parece que la traducción literal de dar + Ger ocurre con más frecuencia entre los hablantes
bilingües de algunas zonas del norte del país. El lingüista Fernando Garcés, después de realizar sesio-
nes de elicitación sobre este tema con hablantes bilingües kichwa-castellano en provincias cercanas
a Quito, comenta: «En Cotopaxi, al menos, no existe la construcción -shpa cui como indicador de
respeto, delicadeza, etc. Lo que se usa es el sufijo –pa». (Comunicación personal 07.96.)
180 EL ESPAÑOL EN AMÉRICA
léxico hispano sin que sean identificadas con el kichwa (K). Algunos entrevis-
tados se mostraron sorprendidos al conocer que palabras como cancha (‘campo
de juego’), papa, mote (‘tipo de maíz’), mullo (‘cuenta de forma redonda’), suco
(‘rubio’), ñaño (‘hermano’), provenían del kichwa. Igualmente, entre la población
mayor de 25 años, incluso de zonas urbanas, se usan con frecuencia algunos cal-
cos sintáctico-semánticos del kichwa como:
3.1. EL LÉXICO
(81) ¿Cómo te gustó la película? (Ing.: ‘How did you like the movie?’).
(82) Tienes que aplicar para el trabajo (Ing.: ‘… apply for the job’).
(83) Te amo mami (en lugar de: ‘Te quiero mami’).
Hay usos del gerundio generados en el inglés (84, 85), no en el kichwa, y que
aparecen cada vez con más frecuencia, incluso en trabajos académicos (86):
27. Copia textual de un correo electrónico enviado a los miembros de la Cooperativa de una
institución universitaria (feb. 21, 07).
ECUADOR 183
(87) Perdón profe, pero yo quería decirle que no puedo venir el jueves, lo
que pasa es que yo tengo una salida de campo. Yo ya le pregunté al
profe, o sea al otro profe, si puedo no ir28 y me dijo que no…
28. Nótese la construcción usada por el hablante en lugar de «si puedo faltar».
29. Sería interesante analizar las motivaciones que llevan a los productores de estos progra-
mas a utilizar una variedad lingüística tradicionalmente desprestigiada. A manera de hipótesis su-
gerimos que se trata de una protesta social pública a los códigos estandarizados propuestos por los
medios masivos de comunicación.
184 EL ESPAÑOL EN AMÉRICA
4. Reflexiones finales
La situación que hemos tratado de describir es sin duda muy compleja debido
tanto a las dinámicas de cambio como a la falta de estudios al respecto. Hemos
podido ver que las relaciones de contacto del español ecuatoriano con las lenguas
indígenas ha sido una constante. En relación con ésta, hemos puesto en evidencia
cómo las innovaciones relacionadas con aspectos semántico-pragmáticos (evi-
dencialidad, formas de cortesía), se han internalizado y generalizado en la pobla-
ción, más allá de su estrato social, género o edad. Sin embargo, al mismo tiempo,
se nota una fuerte tendencia a la estandarización, provocada por la urbanización y
la presión de los medios masivos de comunicación que impactan más directamen-
te a nivel del léxico y de los patrones fonéticos. Hemos visto además el retroceso
del kichwa frente al influjo de otras lenguas —como el inglés—, que se equiparan
con prestigio y modernización.
La migración hacia Quito, tanto de las provincias como del exterior (incluidos
los emigrantes ecuatorianos que vuelven con su habla modificada), el acceso a la
escolarización, la movilidad social y, sobre todo, los medios de comunicación a tra-
vés de la difusión de la música y de programas extranjeros han dado lugar a que los
ecuatorianos, y en este caso especialmente los quiteños, tengan acceso al español
de otras zonas del Ecuador, del continente y del mundo, situaciones que han contri-
buido a la modificación de varios rasgos que caracterizaban el habla quiteña.
Sin embargo, sería totalmente erróneo pensar en la homogeneidad gramatical
del español ecuatoriano; al contrario, hay cambios permanentes e inesperados que
redescubrimos diariamente y en relación con los cuales es importante tomar en
cuenta el rol del prestigio, la actitud y las prácticas lingüísticas.
En esta tan acelerada situación de contactos y cambios, se hace urgente de-
sarrollar estudios que nos permitan determinar cuál es la situación de otras zonas
ecuatorianas tanto de sierra como de costa y Amazonía, así como la producción
de variedades del castellano en contacto con otras lenguas indígenas. Será la lin-
güística de contacto, desde sus varias perspectivas, la que podrá dar luces a esta
vasta temática.
ACC Acusativo
CAUS Causativo
GER Gerundio
1IO Objeto indirecto, Primera persona
IMP Imperativo
HON Honorífico
ECUADOR 185
ί Vibrante simple
° Vibrante múltiple retrofleja
_ Vibrante simple retrofleja
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ECUADOR 187
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