Pedagogía de La Ternura y El Buen Vivir Artículo

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 7

La educación desde las pedagogías de la ternura y el proyecto

civilizatorio del buen vivir.


Daniel Yépez B. (Lima, Junio 2020).

I. Introducción.

Educación, crisis y transformación


Con la crisis provocada por la pandemia en todas las dimensiones humanas, se han
agudizado las carencias y dificultades educativas en el país y en la región, no sólo desde
las brechas de la tecnología educativa que ésta evidenciando el cierre físico de las
escuelas, sino también en el sentido más profundo de la educación, ¿cuál es su propósito?.
Más cuando como sociedad nos enfrentamos a la fragmentación, colonialismo del
pensamiento, prácticas culturales patriarcales normalizadas, destrucción de la naturaleza,
formación del pensamiento con propósitos instrumentales, reducción del ser humano a un
bien capital y surgimiento de posturas fanáticas tanto políticas como religiosas. Este
ensayo, intenta reflexionar y mantener una postura desde la valentía de la ternura, sobre
la posibilidad de construir una ciudadanía en búsqueda de una sociedad del buen vivir,
intentando responder a preguntas vitales en la educación, como; ¿qué tipo de personas y
ciudadanos deben formar las sociedades en los sistemas educativos formales o
institucionalizados, en la posibilidad de un nuevo pacto social para el bienestar y las
posibilidades en el buen vivir donde los derechos de los seres humanos y de la naturaleza
están incluidos?, desde éste ciudadano, ¿a qué sociedad aspiramos desde las relaciones
entre personas y con la naturaleza?, y finalmente ¿qué tipo de relaciones, acercamientos,
dinámicas y estrategias deben construirse en la convivencia y relaciones educativas?.

Los sentidos de la educación es responsabilidad de los mismos actores que en ella


participan, especialmente desde la voz de los niños, niñas y adolescentes en sus
aspiraciones y necesidades individuales, pero sobre todo desde su yo colectivo en el
presente que incluya su memoria social y biológica proyectándose al horizonte del futuro.
En este marco, los sentidos de la educación tienen que ver con una profunda reflexión
para lograr la transformación humana hacia una nueva sociedad en donde el bien común,
la vida y la existencia en ésta nuestra casa común todavía sea una esperanza a concretar.

Toda propuesta pedagógica que se centre en el bienestar de la persona en tanto individuo


y en tanto social, es una educación para la vida, la dignidad, la justicia y la paz. Las
pedagogías que se preocupan de la condición humana buscan comprender las diversas
subjetividades y posturas sobre el mundo, así la educación es una herramienta para la
transformación hacia la vida y el florecimiento humano mediado por el afecto y la
empatía. Por lo mismo, las pedagogías que humanizan, las que se abrazan de la ternura
asumen el protagonismo de la persona, de los estudiantes, de los agentes de
transformación. Protagonismo, como lo propone A. Cussianovich implica el desarrollo
de la autonomía pero a la vez de la interdependencia humana con pensamiento crítico y
propositivo para comprender y transformar una realidad de muerte “normalizada” que nos
quiere robar la alegría y las “mismas ganas de vivir”1.

II. Entre la desesperanza y la esperanza.

Escenario actual: La desesperanza.


Hay una “normalidad” antes, durante y probablemente después de la pandemia, una
sociedad aún más injusta, más insegura y mucho menos democrática. Un capitalismo gore
(violeto), sangriento, que seguirá matando a mucha gente (De Souza 2020). Una sociedad
que se deshumaniza, se segmenta y se autodestruye. Las huellas de esa sociedad de la
“muerte” son las desigualdades, los enfrentamientos ideológicos, toda forma de
exclusión, el individualismo, el consumismo desenfrenado, los fanatismos, la
irracionalidad y la destrucción del planeta para la existencia humana.

En la cimiente de ésta sociedad de la muerte está “el patriarcado (y con él el machismo,


la misoginia, la homofobia y la heteronormatividad); el colonialismo (que incluye el
racismo, la xenofobia y la discriminación por origen étnico y cultural); y el capitalismo
salvaje (desde el cual se genera la inequidad social y las diferencias socioeconómicas pero
también situaciones como la crisis medio ambiental, la esclavitud y la explotación)”.
(Foro educativo 2019).

La cultura patriarcal, la que se reproduce en nuestras relaciones primarias en la familia y


la escuela, para luego extenderse a todas las otras relaciones “constituyen una red cerrada
de conversaciones caracterizada por las coordinaciones de acciones y emociones que
hacen de nuestra vida cotidiana un modo de coexistencia que valora la guerra, la
competencia, la lucha, las jerarquías, la autoridad, el poder, la procreación, el crecimiento,
la apropiación de los recursos, y la justificación racional del control y de la dominación
de los otros a través de la apropiación de la verdad” (Maturana, 2003.pag 36). Es en la
cultura patriarcal que se producen las relaciones de lucha de poder y con ésta las prácticas
del grito, del golpe y del enfrentamiento desde los ámbitos más primarios como la familia
y la escuela hasta los otros espacios macros2. Es en el patriarcado que la palabra castigo,
corrección, disciplina en su sentido violento y que somete se ha naturalizado incluso hasta
ser prácticas que resaltan los valores más “sublimes” de las familias y escuelas.

Desde el intento de dominación de otros, la apropiación de verdades absolutas incluso en


la construcción de las post verdades, se da la fragmentación de la sociedad, como una
estrategia del poder dominante. “la sociedad fragmentada es la situación de gran parte de

1
Jorge Millones, cantautor peruano en su canción “Lima a colores” describe la lucha por la vida y
dignidad con ésta frase “las mismas ganas de vivir” ante la cultura de la muerte y el dolor.
2
Alajendro Cussianovich, en su libro “Ensayo de la condición humana” habla de la cultura del grito como
antesala a la cultura del grito. Podríamos complementar, la cultura del poder como antesala a la cultura
del grito.
la población, que no sólo está alejada del poder, sino afectada en su propia capacidad de
constituirse en mayoría con aspiraciones a lograr la hegemonía política. La fragmentación
de la sociedad, como estrategia de poder, busca construir o fabricar grupos sociales
aislados…y busca generar prácticas de “guerra” entre esas minorías, logrando el control
social horizontal, que involucra a esos mismo grupos sociales en una relación víctima-
victimario, dual y cambiante. (A. Binder 1991 pag 3). El “divide y reinarás” sigue siendo
la máxima del poder dominante, pero ¿quiénes o qué es ese poder que controla y somete?.

El modelo capitalista, en su versión neoliberal en donde se privilegia el mercado, el poder


del dinero, la racionalización instrumental, la explotación de recursos al punto de poner
en riesgo el planeta, “ocupa las conciencias (para segmentar), al preconizar el valor del
individuo como un camino a la sociedad de individuos por exceso y por defecto, como
una estrategia de descolectivización y cuyo efecto es asegurar la flexibilización de todo
como expresión de la nueva racionalidad. Este es el nuevo nombre de la explotación
capitalista, de la que, de una u otra forma, nadie escapa y en la que todo se transforma en
autocontrol, autosostenimiento, autoexplotación” (Cussianovich pag. 20). La crítica al
capitalismo violento, esa que genera posturas violentas, racistas, fascistas y destructivas
de la naturaleza como aquella que ha surgido en EEUU de Trump o Brasil de Bolsonaro,
no significa bregar a favor de formas tan igualmente autoritarias, populistas y
destructivas como las que se experimentan en Nicaragua, Venezuela, Rusia o China bajo
la bandera de la antípoda del capitalismo. Es necesario una postura crítica, desde las
“epistemologías del sur”3, críticas al poder que coloniza, somete, deshumaniza, fragmenta
y destruye.

El patriarcado, el neoliberalismo, el ejercicio del poder que reprime y somete, trae un


aspecto crucial en el escenario social y la educación como pilar de la sociedad, la
colonización. La colonización apela y actúa sobre los sentimientos, hace creer a las
personas que se es aceptado, integrado incluso en condición de subordinación. El hacer
sentir “dichoso” con “suerte” el “elegido” para una vida próspera desde fórmulas
religiosas (teología de la prosperidad) o fórmulas de la psicología del éxito (corrientes de
autoayuda) sirven sutilmente para “imponer, ocupar, invadir y colonizar. Se trata de
movilizar emociones, sentimientos, afectos que ablandan el terreno para terminar casi
naturalizando que es necesario salir de la barbarie y entrar en la civilización, pero al precio
de dejar de ser uno mismo. Hoy los procesos de colonización no son solo fuerzas
militares, guerras para aplastar y dominar. Hoy el sistema dominante está en permanente
acción mundial colonizadora. Esta colonialidad institucionalizada se expresa a todo nivel.
Baste recordar la relación del mundo adulto y las nuevas generaciones, las múltiples
formas de justificar las representaciones sociales que sobre la infancia aun predominan y
por las que niños y niñas son considerados como simple objeto de protección”. (A.
Cussinovich 2018- pag. 28).

La “normalidad” actual que nos ofrecen “otros”, sin la capacidad de que en “nosotros”
tomemos ese rumbo y sentido de vida, parecen sombrío en un planeta que cada vez nos
rechaza más. El estilo de vida individualista nos lleva al consumismo que destruye las
condiciones en la madre tierra para nuestra propia existencia4, y además, está destruyendo

3
Bounaventura De Souza, propone ésta categoría para referirse a todo aquella postura que nos busca
soluciones globales y pragmáticas, más bien soluciones contextualizadas y críticas.
4
La hipótesis Gaia de James Lovelock afirma que el planeta Tierra en su totalidad, incluyendo seres
vivos, océanos, rocas y atmósfera, funciona como un organismo que modifica activamente su
la posibilidad del amor y la alegría. “Cuando el ser humano ya no está alegre y no ve
ningún sentido a interesarse por la vida, siente que, aun estando vivo, su alma está muerta;
entonces se aburre y empieza a odiar la vida y a desear destruirla”. (E. Fromm – 1985 pag
586).

El poder dominante, crea discursos falaces y engañosos para apropiarse de la realidad,


“normalizar” sus intereses y colonizar las consciencias, por ejemplo, en ésta
“normalidad”, los sectores llamados de “ultra derecha” han creado la idea del “nuevo
orden mundial”, enemigo invisible que une voluntades desde el miedo y la ingenuidad
ante la realidad que lleva a muchas personas a ser parte de actos irracionales, violentos y
excluyentes. Es curioso que ese llamado “nuevo orden mundial” lo asocien con las luchas
de reivindicación de mujeres, indígenas, poblaciones LGTBI, niños, niñas y adolescentes,
sectores excluidos, protección del medio ambiente, acceso a mayor conocimiento
racional, libertades de fe y religiosidad con una vivencia más profunda y reflexiva. Acaso,
sea el miedo de los poderes que dominan, colonizan y someten ante la avanzada de la
nueva civilización para el buen vivir… he aquí la esperanza.

Desde la esperanza, existe el camino de la ternura, esperanza que nos orienta hacia una
nueva ciudadanía capaz de establecer relaciones armónicas con uno mismo, los otros, la
naturaleza y lo trascendente. Relaciones cercanas desde la subjetividad y el
reconocimiento. Relaciones tiernas desde los espacios primarios como son la familia y la
escuela para la construcción del nuevo “proyecto civilizatorio para el buen vivir” (De
Souza 2020).

Educación posible: Hacia la esperanza.


“Mira negra el muchachito, esperanza grande,
mira que desde chiquito, esperanza grande.
A cómo les digo que es un riachuelo
que vierte en la arena los fuertes cimientos.
A soñar cosas distintas nadie le ha enseñado
mezclarse entre la galaxia del que estás amando”
(Javier Lazo – Esperanza Grande)
La voz del cantor, nos canta que la esperanza tiene fuertes cimientos en los rostros de las
infancias y se construye desde la utopía y el amor. Paulo Freire en la pedagogía del
oprimido (1981) propone que la esperanza se hace presente como condición para el
diálogo, junto con el amor, la humildad, la fe en los hombres y las mujeres. La vida es
esperanza, “porque el ser humano no puede vivir sin esperanza, aquel al que se haya
destrozado completamente la esperanza odia la vida” (E. Fromm-1985 pag 276).

La esperanza mantiene la alegría, nos despierta al amor y la ternura, la esperanza nos


invita a dar un paso más allá que el solo hecho de enfrentar la cultura de la muerte, la
violencia y el dolor, como lo dice Angelit Guzman, “no podemos quedarnos sólo en la
“no violencia”. Es indispensable ampliar el repertorio de nuestros rechazos y empezar a
indignarnos ante el embotamiento de la afectividad, dolernos con la incapacidad para el
cariño, alarmarnos ante la torpeza para la caricia, incomodarnos con el analfabetismo de
ternura. Y requerimos combinar sabiamente el rechazo con el anhelo para impulsar la
construcción de esa “condición humana” y poder convivir en paz”5.

composición interna para asegurar su supervivencia, se dan procesos autorregulados relacionados con
las necesidades indispensables de los seres vivos.
5
Artículo “La si ternura, más allá de la no violencia”, escrita por la psicóloga comunitaria Angelit
Guzmán, una de las referentes para el acercamiento al paradigma de la ternura de quien escribe el
presente artículo.
La esperanza nos lleva a plantearnos ese proyecto nuevo civilizatorio, y en ella el
fundamento educativo en donde todo aquello que nos despierte al amor, la ternura, la
alegría, el encuentro, la capacidad de ser dueños de nuestras decisiones, el protagonismo
y la autonomía como lo dice Alejandro Cussianovich, en esencia es una pedagogía que
transforma y humaniza. Por lo tanto, las pedagogías de la ternura son aquellas que tienen
como mediador la subjetividad, el afecto y el sentido de lo humano que en el encuentro y
las relaciones dignifican y reconocen a las personas como sujetos de derechos. Así, las
pedagogías que promueven el protagonismo y la participación activa de las infancias,
permiten el encuentro con los otros desde una postura crítica de la realidad y otorgan voz
desde “las protestas contenidas”6. La ternura como paradigma esencial para educar,
aglutina a cualquier propuesta educativa que pone al centro a la persona y construye
interacciones teniendo como fin el bien común, la justicia y la solidaridad.

Hablar de las pedagogías de la ternura, ocuparía más líneas y reflexiones en éste ensayo,
más sin embargo intentaremos una síntesis que ayude a tejer la red de encuentros de todas
estas maravillas que se han cultivado y están floreciendo para cosechar sus frutos en
búsqueda de la sociedad “utópica” del buen vivir. Hablar de la ternura, es referirnos a la
pedagogía del encuentro que nos acerca en la diferencia y en la unicidad de ser personas.
Es hablar de la pedagogía crítica que tiene como propósito el desarrollo de las capacidades
para el bien social, sin represión, promoviendo la reflexión colectiva desde el diálogo y
el análisis de las relaciones sociales. La misma pedagogía de la ternura de A.
Cussianovich para el protagonismo, la autonomía, la dependencia y la transformación. La
pedagogía desde la mirada de los niños, propuesta por el lúdico Frato (Francesco
Tonucci), donde la libertad, el juego y el poder están en los mismos niños y niñas. La
pedagogía lúdica, desde la libertad del juego como una herencia ancestral que nos une a
los animales y que moviliza las emociones y sentimientos para construir pactos y
cercanías sociales, aprendizajes significativos y la experiencia plena de la alegría7. La
crianza de la ternura desarrollada por World Vision, como un paradigma de crianza en el
hogar desde la re significación de las propias experiencias de dolor y de ternura, para
generar relaciones nutritivas, horizontales y lejos de prácticas controladoras que sometan
a las infancias8. El constructivismo que mira a las persona de manera holística y que desde
las interacciones se construyen los aprendizajes. La pedagogía activa, que pone a los
estudiantes al centro y como sujetos de su propio desarrollo en libertad y de manera
natural. Y otras propuestas pedagógicas que seguramente las miraremos en ésta búsqueda
del encuentro.

Hay frutos en la educación desde la ternura que están construyendo la civilización


esperada del buen vivir, proyectos educativos que se centran en la humanidad de los

6
A. Cussinovich (2007, Aprender la condición humana) escribe al respecto; “En nuestro caso, podemos
más bien referirnos al emerger de un discurso de pedagogía de la ternura desde una propuesta contenida,
desde una reacción que se activa porque la alegría ha sido diferida o se ha debido guardar en la memoria
y en la interioridad y se hace difícil poder regar el campo de nuestra familia, de la comunidad, del barrio,
de la ciudad de flores coloridas que condensen la alegría. Y es entonces que el dolor, también contenido,
halla múltiples formas de hacerse evidente”.
7
Jaack Panksepp, desde sus investigaciones propone el juego como una emoción primaria al igual que la
felicidad, la ira, el miedo y el deseo. Peter Gray, investigador social habla de todo el bienestar que
produce el juego libre en los niños y los adultos.
8
Anna Grellert, asesora regional de protección para World Vision, está impulsando todo un movimiento
para descubrir y experimentar las posibilidades de bienestar integral hacia la niñez que ofrece la crianza
con ternura en las familias, escuelas y comunidades, desde el cuidado sensible.
estudiantes, como las llamadas escuelas del siglo XXI a lo largo del mundo, que “son
comunidades de aprendizaje personalizados que actúan, cambian, crecen y se desarrollan
atentos al presente, a la investigación y a la realidad global y local, para que cada uno de
sus alumnos aprenda a vivir, narre su identidad, descubra el mundo y lo transforme”
(Hernando 2015. Pag 11). Experiencias como la de Summerhill en Inglaterra o
Pukllasunchis en el Cusco, por mencionar un par de toda la constelación para la
transformación.
Paulo Freire, decía “La esperanza no es un cruzarse de brazos y esperar. Me muevo en la
esperanza mientras lucho y si lucho con esperanza, espero” (1981). Sólo hay esperanza
siendo sensibles con la vida de todas, todos y la naturaleza, ésta sensibilidad que despierta
la empatía es en esencia la ternura como proyecto político, educativo y como una forma
de vivir.
III. Conclusión

Las pedagogías de la ternura para la civilización del buen vivir.


No es sencillo abarcar en pocas líneas todas las categorías, marcos axiológicos y
propuestas de prácticas educativas que surgen desde la esperanza, la ternura y la
dignificación de las personas. Intentaremos proponer algunas reflexiones cortas a manera
de orientaciones, sin pretensión personal y desde la luz de las diferentes almas
mencionadas en todas las líneas anteriores, para una educación que humaniza y construye
la civilización del buen vivir.
Una educación que se construye desde las pedagogías de la ternura, contiene:
 Un marco axiológico educativo irrenunciable basada en la dignificación y el
afecto como mediador de todas las relaciones e interacciones educativas. Que
pone al centro de las acciones de educación al estudiante en su dimensión
holística.
 Una educación para el buen vivir y la felicidad como fundamento para cualquier
sentido de la educación.
 Un sistema que educa desde la libertad, el encuentro y el afecto. Que recupera el
juego libre como principio fundamental de la felicidad y los aprendizajes
significativos.
 Un profesorado, valorado y acompañado en su propio proceso de restauración y
reencuentro con su vocación, alejados de la educación bancaria9 para la
construcción de nuevas relaciones e interacciones nutritivas con los estudiantes.
 Estrategias de aprendizaje colaborativas, desafiantes a la cognición y
afectivamente nutritivas.
 Una educación para la convivencialidad10 , donde todo los estudiantes sean vistos
con la misma dignidad, se respeten sus derechos y se permita el ejercicio de sus
libertades por igual
 Un sistema educativo en donde el sentido de la educación los propongan los
mismos actores, especialmente los estudiantes, de acuerdo a sus aspiraciones,
necesidades, problemáticas, reflexiones y deseos de aportar a su colectividad.

9
Paulo Freire, se refiere a la educación bancaria como aquella que se orienta a la transmisión de
conocimientos en una relación vertical y asimétrica entre el profesorado y el estudiantado
10
Iván Illich, propone que el ejercicio de las libertades tiene que ser igual para todos, y desde éste
principio se puede dar la convivencia entre personas iguales en dignidad. Una institución donde es
posible construir la “convivencialidad” es la escuela.(La convivencialidad 1978)
 Un sistema educativo que prioriza las relaciones con otros, con uno mismo, con
la naturaleza y con lo trascendente desde el mutuo reconocimiento. Un sistema
educativo profundamente espiritual en las relaciones y despojado de
religiosidades que imponen y someten.
 Un sistema educativo abierto al diálogo, el encuentro intergeneracional y la co
construcción de los sentidos de la educación entre estudiantes, escuela, comunidad
y familia.
 Un sistema educativo donde se naturalice la participación protagónica, autonomía
interdependencia y responsabilidades de los estudiantes para toda forma de
relaciones, el cuidado mutuo, el cuidado de la naturaleza y la transformación
social.

Bibliografía:
- Binder, A “La sociedad fragmentada 1991, Caracas.
- Boaventura de Sousa Santos “El virus es un pedagogo que nos intenta decir algo,
el problema es saber si vamos a escucharlo», disponible en:
https://ethic.es/entrevistas/boaventura-de-sousa-santos-
coronavirus/?fbclid=IwAR0Jb8_Yk3MSNJ00_Gweh9puEXBsvey_8EKqInebT8-
iF4uySrFeIf8ikfc
- Cussianovich, A. “la ternura como virtud política “ INFANT, Lima 2018.
- Cussianovich, A. “Aprender la condición humana, ensayo sobre la pedagogía de
la ternura” IFEJANT, Lima 2007.
- Foro Educativo, “Sentidos de la educación” Lima 2019.
- Fromm, Erich “La revolución de la esperanza”, Fondo de cultura económica,
Madrid 1985
- Guzmán, Angelit “Si la ternura, más allá de la no violencia”. Lima, 2013.
- Hernando, Alfredo, “Viaje a la escuela del siglo XXI”, Fundación telefónica,
Madrid 2015.
- Illich, Ivan “La convivencialidad”, Barral editores, Barcelona 1974.
- Neill, A. “Summerhill”, Fondo de cultura económica, México 1976.
- Maturana, H y Verden, G. “Amor y Juego”, Editorial Gránica, Santiago de Chile,
2011.
- Panksepp, J “Afective Neurocience”, Oxford University, 1998.
- Peter Gray, disponible en: https://translate.google.com/translate?hl=es-
419&sl=en&u=https://www.psychologytoday.com/us/experts/peter-gray-
phd&prev=search
- Streck, Redin, Zitkoski “Diccionario Paulo Freire”, CEEAL, Lima 2015.

También podría gustarte