Siempre Regreso A Ti. - Pedro Francisco Almaida
Siempre Regreso A Ti. - Pedro Francisco Almaida
Siempre Regreso A Ti. - Pedro Francisco Almaida
ISBN: 978-84-92580-10-1
V. LA PSICÓLOGA .................................................................................. 33
Allí van a morir muchas de mis lágrimas, que para siempre formarán parte de tu
historia.
recaudo.
26 de Mayo de 2005
Éstas son las primeras palabras que consigo arrancar del miedo, de la
volver a sentir ninguna paz, ninguna dignidad, nada que me muestre que sigo
siendo yo. He escrito estos años cientos de páginas para entablar bajo el atuendo
de las metáforas el diálogo con mi interior, ése que siempre necesita de los cuentos
y las historias para encontrar un sentido a tantos hechos que se han ido dibujando
a ambos lados del camino. Siempre me gustó imaginar que yo era un caballero, un
hombre errante dispuesto a afrontar la vida sin armadura para poder escuchar en
inventaban situaciones donde yo podía luchar como luchan los caballeros, con
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que hallé, a través de las palabras traté de dejar atrás la profunda tristeza que
niño y jugaba sin miedo. En los últimos ańos mis pies caminaron firmes impulsados
por los acontecimientos que siempre se sucedían, arrojándome fuera del camino
que se suponía debía recorrer. Pronto me di cuenta de que debía encontrar otras
No quise ser nunca distinto a los demás, mejor que nadie, sólo quise no ser peor
que yo mismo pues nunca perdí la esperanza de poder seguir siendo un niño a
pesar de los pesares, de la carga, de todas las preguntas que nunca pude
viajar donde el viento me llevara, encontrar la libertad de quien confía en sus pasos
y en las señales que indican el camino que ha de mover las conexiones de esa red
en la que estamos todos. Por fin la luz emanaba de mí y me atreví a salir al mundo,
me fui a Tenerife a pasar un mes y, de este modo, conocí a Ágata, la chica a la que
más quiero en el mundo. Al año siguiente me entregué al ideal, a cumplir todos los
sueños pendientes, a vivirlos todos y cada uno de ellos con toda la fuerza que en
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esos momentos sentía en mí. Creí que al fin todo era perfecto, que ya había
luchado bastante con aquella oscuridad que me atrapara ańos atrás. Pero ahora
me veo roto, con la sensación de que he vivido demasiado en estos dos años y que
mi mente no ha podido soportarlo. Ahora me veo llorando para dar forma a unas
tengo control sobre mis actos. Sigo estando aquí pero siento que estoy roto,
arrojado hasta La Rueda y ahora veo que esta lucha requiere de todas mis fuerzas.
Debo confiar en mí, en lo que mi corazón me habla, luchar hasta que su voz
apague los malditos pensamientos que me asedian, ser yo y romper de una vez las
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conmigo. Las dos primeras semanas las pasé tratando de luchar contra algo que
siempre había sido un simple utensilio de cocina, ahora disparaba en mí una gran
sueños, toda mi alegría se esfumó ante aquellos pensamientos que parecía que en
tenía que estar siempre pendiente, alerta para no perder el control. Poco a poco, el
alerta, tener cerca unas tijeras, un bastón, un vaso, todo era interpretado por mi
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pensamientos pero de alguna forma creí que podría acabar cerrándoles la puerta,
apantallarlos hasta que desistieran y se marcharan por donde habían venido. Hacía
diez años que el miedo a la muerte que siempre había tenido había adoptado la
forma del temor a contraer la enfermedad del SIDA y, al igual que ahora, mis
agotado. Un asedio constante tras el que corría, quedando totalmente alejado del
mundo. Entonces escribí sobre lo que llamé La Rueda, el pensamiento cíclico con
nuestro interior que nos puede lanzar hacia lo más profundo de nuestra mente, en
nuestro intento por refutar ideas absurdas que nos vienen sin que nos
identifiquemos con lo que nos dicen. Pasé de los diecisiete a los diecinueve ańos
apresado por el miedo, incapaz de abrir mis brazos al mundo, sentía la permanente
necesidad de encontrar pruebas de que nada iba a sucederme, de que iba a vivir
por muchos años. Claro está que no las encontré y que la vida, con su discurrir
lento, un amanecer tras otro, una ocasión perdida tras otra, me hizo darme cuenta
de que debía salir de esa rueda y volver al mundo para vivir sin certezas, sabiendo
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existía la más mínima posibilidad de que pudiera pasarles algo? Todo se agitaba a
contra todo el mundo. Sí, definitivamente me estaba volviendo loco. Tras esas dos
semanas reuní el valor para buscar un sentido a lo que me estaba pasando, saber
qué era aquello que se había colado dentro de mí y que me dejaba todo el día
rígido sin la posibilidad siquiera de encontrar el refugio que siempre hallé en las
palabras. Si no era yo, ¿cómo podía mostrarme ante el vacío?, ¿para decir qué?,
¿que me creía capaz de las cosas que más me habían repugnado siempre?, ¿que
Pero lo cierto es que las palabras volvieron y que con ellas volví a sentir el
latido de mi corazón. Derramé muchas lágrimas de puro dolor pero ese diario que
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II
EL TRABAJO (I)
periodismo comencé como becario y desde hace tres años cubro todo tipo de
trabajo consiste en buscar la historia que hay detrás de asesinatos, suicidios, malos
contacto con el lado más oscuro del ser humano. No sé como en este último año y
medio he ido permitiendo que se me asignara todo tipo de trabajos, sin decir que
no a nada. No vale la excusa de que hay que empezar por algún lado. Claro, que
importante periódico y yo, un chico apasionado por las palabras que siempre se
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refugió en ellas y que soñaba, como sueñan tantos, en publicar un día un libro.
Pero la historia empezó de una forma muy diferente, cuando terminé mis
estudios y empecé a trabajar en el rotativo, sentí que la vida al fin se arrojaba a mis
pies, me sentí libre por vez primera. Ahora no sé de dónde saqué las fuerzas y la
disciplina necesaria para acabar la carrera, para pasar tantas horas estudiando
absoluto. Pero eso se había acabado, era mi momento, el mundo crecía y crecía y
todas las sensaciones que siempre había soñado. Así fue como llegué a Tenerife
acerca de los rincones menos conocidos de la isla. Durante ese tiempo descubrí
lugares increíbles, sobre todo ese bosque maravilloso que ha sobrevivido hasta
nuestros días gracias a la bruma que se pasea entre sus ramas, la laurisilva, una
silencio mágico.
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Pero también conocí antes de irme a Ágata, una chica increíble que me
hizo sentir por vez primera que mi larga búsqueda del amor había concluido, que
conocí libre pues sabía que me marchaba, sintiendo la dirección que nos indica que
pensar en ella. Recorrí la isla con mi cámara, tratando de captar las imágenes más
hermosas para mi trabajo pero también para compartirlas con ella, escribiendo para
tratar de captar la esencia de lo que veía, para mi trabajo pero también para
hacerle llegar un poco de lo que sentía, para gritarle que cuando volviera, quería
increíble aventura de vivir juntos. Todo marchaba sobre ruedas, ya no estaba solo,
comenzó una parte de mi historia para la que supongo no estaba preparado. Eso
digo ahora que, viajando en el tren, he empezado a leer las páginas de mi diario y
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comprendo que durante los dos años siguientes todo fue perdiendo su brillo, que
me lancé a una actividad creciente, sin freno, que mi trabajo empezó a importarme
menos, que me llené sólo de los momentos con Ágata en que los dos pasábamos
horas y horas juntos, hallando una calma que nunca había imaginado.
serena que no sabía hallar por mí mismo. Entonces me di cuenta de que mi trabajo
escribía sobre homicidios, sobre peleas entre parejas, actos vandálicos etc.
ruido incesante que estallaba una y otra vez en mi cabeza, no podía estar centrado
corazón hasta que comenzó a oprimirme todos los músculos, creando una
sensación tan fuerte que parecía que algo terrible iba a suceder en cualquier
momento. Comencé a dudar de todo en lo que siempre había creído, empecé a dar
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III
EL VIAJE
con un trabajo de campo, algo que me permita salir de Barcelona tras todo este
pueda poner en orden mis ideas y me vuelva a sentir yo. Ágata me ha animado a
hacerlo, siempre ha estado ahí durante este tiempo y es increíble, cada día me
murciana, un lugar en el que ha estado y del que habla muy bien. Quiere que trate
de captar el encanto del lugar y que haga unas cuantas fotos. Me dice que me lo
tome con calma, que no arriesgue mi salud y que se trata sólo de un regreso
tranquilo. Me sorprenden mucho sus palabras, supongo que durante este tiempo
quise arrojar mi malestar sobre todo. En alguna ocasión pensé que me estaban
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atenazando.
llevar hasta Murcia, allí he quedado con un amigo que conocí en Tenerife. Quiero
alquilar un coche para recorrer los cien kilómetros aproximados que hay hasta La
viaje de una forma más serena, quiero coger mi diario y leer las anotaciones que he
leer esas primeras palabras ha sido muy extraña. Cuando las escribí, sentí un
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Ahora, sin embargo esas palabras me tocan el corazón y casi lloro, era yo el que
las estaba escribiendo, un verdadero grito de socorro para que cesara la tormenta.
lo perdido. Fue en ese momento cuando volví a apostar por mí, por mis silencios,
Me sentí indignado, ¿cómo podían dar tan escasa importancia a algo así?,
¿con esas pocas preguntas ya sabían que no representaba un peligro para los
estado de aturdimiento que me impidiera afrontar la situación siendo yo. Quería ser
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consciente de los pasos que había que dar para salir de aquel infierno, para no
el listado sin ninguna orientación, hasta encontrar un anunció que parecía ir dirigido
miedo.
afrontar el caos en el que me hallaba inmerso. Claro que había oído hablar de las
dilatándose, rompiéndose una y otra vez. Una vez fui a una farmacia y, cuando el
boticario dejó el cúter que había usado para retirar el código de barras de las cajas
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los pensamientos. Y cada día volvían, sino era una cosa era otra. Llegó el
encontraba manera de salir, los pensamientos se volvían ahora contra mí, antes de
hacer nada malo a nadie era mejor que me suicidara y, siendo totalmente
mi gente, sólo confiando en ellos, pues en mí no podía, sólo así reuní las fuerzas
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El viaje de vuelta a vivir comenzó el día en que entré por vez primera en mi
vida a una clínica psicológica, es cierto que muchas veces había pensado que
algún día acudiría para aprender sobre mí, sabía que tenía una serie de tendencias
pecho y sentía que debía desprenderme de ella. Ahora sé que intuía muchas de las
tendencias que amenazaban con truncarme la vida, siempre habían estado ahí,
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IV
LA RUEDA
12 de Octubre de 2002
La Rueda es una cárcel que nuestra mente fabrica para nosotros si caemos
todo. En ella podemos pasar toda nuestra vida, en una especie de bloqueo que
infelicidad como un estado natural y la felicidad como algo que solo está al alcance
racionalizarlo todo. Continuamente nos está colocando trampas, muchas veces son
preguntas sin respuesta, otras juega con la imagen de lo que deberíamos ser y nos
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nosotros.
simplemente “no lo sé”, que no podemos analizarlo todo. Esto nos permite
enjaular nuestro corazón, nos hablan con nuestra voz pero no somos nosotros.
Quieren que preservemos una imagen estática de nosotros mismos pues tienen
amor que sentíamos, por el respeto y la admiración hacia esas personas, sus
mensajes eran tan importantes que penetraban dentro de nosotros, dando forma a
las estructuras que conformaron nuestro subconsciente, el que genera las voces y
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las trampas, pues quiere sobrevivir. Nos sentimos mal pues nos dicen
continuamente que les estamos fallando, que no les estamos devolviendo todo lo
felices se convierten en lagunas donde uno llega a sentirse hasta culpable de estar
bien y busca en su mente explicaciones, siempre hay que estar pensando. De este
Las lagunas vienen con las palabras de algún amigo, las de un hermano,
laguna porque nos han llegado palabras verdaderas, nos han hablado como si
fuera nuestro corazón el que lo hiciera, nuestro ser reacciona pues sabe que eso
es cierto. Pero cuanto más tiempo estemos dando vueltas en La Rueda, más difícil
será salir y sus estrategias pueden llegar a apoderarse de nuestro cuerpo. Los
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Debemos creer en esas palabras que nos iluminan durante un tiempo y nos
hacen emerger de las aguas del subconsciente. Debemos creer en esas personas
espalda a esas voces que nos quieren arrastrar. Simplemente se trata de estar
pensamiento continuo y buscar la calma de las pequeńas cosas que siempre nos
gustó hacer. El primer día es muy difícil, también el segundo y el tercero pero poco
a poco vamos notando que nuestra mente empieza a ceder y que una sensación
si escuchamos nuestro corazón, nuestro ser que clama porque seamos nosotros
mismos y luchemos por las cosas que realmente importan. Pronto empezamos a
detenernos en los momentos, a disfrutar del amor por todas las cosas, empezamos
a beber del ahora y a darnos cuenta de que nuestro estado original, cuando nos
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desprendemos de todo ese lastre que nos arrojaron encima, es la felicidad. Que
sólo necesitamos de nosotros mismos para ser felices. Entonces podemos amar y
Cuando vienen esas voces les damos la espalda, sabemos que vienen a
por nosotros, que si les hacemos caso, es como una de esas ventanas que se
estábamos haciendo y nos arrastran a una realidad distorsionada que nos aleja de
nuestro verdadero ser. Poco a poco iremos despertando nuestra sensibilidad por
las cosas importantes, ésas que sabemos desde lo más profundo, que son las que
de verdad nos hacen felices y nos muestran el rumbo. Sentir esa brújula interior,
***
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
LA PSICÓLOGA
me hizo eterna. Trataba de calmar la tensión mirando los cuadros de la pared, uno
enorme con la orla de la facultad del psicólogo jefe y muchos más pequeños con
los diferentes títulos de cada uno de los miembros del gabinete. Completamente
como un castillo de naipes cuando una chica de unos treinta y pocos años me
recuerdo nada más de mi primera visita, eso era suficiente para mí, por primera vez
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
en dos largas semanas, me relajé y creí que saldría del túnel en que me había
metido.
viniendo y me siguieron desbordando a pesar de que me repetía una y otra vez las
impaciente ante aquella situación, buscaba una píldora mágica que me curase de
recordase todo como un mal sueño, una mera fantasía incapaz de hacerme ningún
daño.
cuando empecé a descifrar algunas de las claves de todo el proceso que se abría
ante mí, lejos de sospechar que no había hecho más que empezar.
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asociada con la infiltración de pensamientos obsesivos. Esto quería decir que tenía
una mente muy analítica, con una fuerte tendencia a sujetarlo todo bajo control y
compuesto por multitud de factores que asumía como necesarios para poder vivir,
buscando que nada fallase. Esa forma de operar hacía que siempre estuviera
certero que daba en la diana de todo cuanto me estaba pasando. Por otro, mi ego
se sentía humillado al comprobar que no era un ser único en el mundo sino que
todo lo que me estaba ocurriendo era algo bastante común en nuestra sociedad.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
sino también como modelo a seguir. Estaba empezando a recorrer mi lado oscuro,
a identificar mis tendencias, a clarificar los esquemas mentales que hasta ahora
gobernaban buena parte de mi día a día y con los que me costaba identificarme
esas tendencias la sombra que todos tratamos de ocultar, ese fantasma que creció
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
pensamiento se hacía más y más fuerte, más y más repetitivo. A todos se nos
puede pasar alguna vez por la cabeza pensamientos absurdos como meterle un
dedo en el ojo al vecino que nos habla muy cerca de la cara. Se trata de
al trastorno de ansiedad.
Yo que siempre había seguido a la razón, que siempre había creído en ella,
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Pronto empecé a trabajar con los pensamientos, éste fue el esquema que
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CIRCUITO ERRÓNEO:
AUMENTA
PENSAMIENTO OBSESIVO ME ASUSTO LE DOY IMPORTANCIA FRECUENCIA E
(DESAGRADABLE) (MIEDO) INTENSIDAD DEL
(NO ASUMO QUE ES SÓLO
UN PENSAMIENTO) PENSAMIENTO
CIRCUITO CORRECTO:
LE RESTO IMORTANCIA
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realidad, con sus múltiples trampas. Los ataques de los pensamientos se sucedían,
estallar y desatar a mi alrededor todas mis pesadillas. Cada semana era para mí
una eternidad, contaba los días que restaban para la siguiente consulta. Incapaz de
sujetar mis sensaciones, de encontrar calma bajo aquel asedio continuo, varias
me planteaba hasta qué punto era real que yo no quería cometer todas esas
analizarlo todo, todavía incapaz de ver que sólo tenía que cultivar la calma y
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Poco a poco me fui dando cuenta de que, por muy fuertes que fueran los
pensamientos, que por muy intensos que fueran los golpes de ansiedad, ninguna
decía que todas las herramientas que estaba adquiriendo no me servirían de nada
los pensamientos como algo hueco que no decía nada verdadero de mí, que eran
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VI
ÁGATA
recordando todos estos momentos. Es una emoción agradable, una caricia que me
arrulla y me serena. Quizás sea un destello, una gota de todo un mar de calma...
De vez en cuando siento que me dirijo hacia una playa esmeralda, guiado
por una brisa serena, anhelando el día en que podré sumergirme en sus aguas
No sé cómo pude vivir hasta ahora, no concibo todo ese tiempo corriendo,
negando mis temores, creyendo que así los esquivaba. Ahora empiezo a entender
vivir es la lección que nos dejan. Ahora trabajo para recuperar la confianza, para
dulce calma. Su voz es la intuición, el conocimiento sin certezas, las señales que
guían, que iluminan el desierto para que nuestros pasos hagan florecer el camino.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
brilla más que el resto. Fue el día en que mi trastorno tomó forma y, también, el día
tiempo juntos. Fuimos a una pequeña casita que mis padres habían comprado
hacía unos años. Yo llegué tratando de estar bien pero no lo estaba, ya llevaba
cada día. No sabía qué me estaba sucediendo, una terrible inseguridad procreaba
arrojarlos fuera de mí con otros pensamientos que, lejos de traerme paz, se unían a
aquellos generando una agitación que se extendía por mi cuerpo y amenazaba con
como voces agoreras, dibujaban un futuro ajado por los celos y la desconfianza, un
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para merendar. Estábamos muy cerca el uno del otro y fue entonces que mi
que podía hacer daño a Ágata estando tan cerca de ella. Una tensión terrible se
Me quedé rígido, casi sin respirar. Algo se activó dentro de mí, como una
maquinaria que se movía por sí sola, pieza sobre pieza, hasta dar forma al
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
que los pensamientos pudieran obligarme a hacer algo que no quisiera, de que
realmente hubiera estado a punto de hacer algo malo. Acto seguido mi pecho
control sobre mis movimientos y eso podía volver a ocurrir. Por un momento no
reaccioné, con la mirada perdida bajé a la playa con Ágata. Cuando nos tumbamos
relajaba estar cerca del mar, no sentía la caricia de la brisa ni el sonido de las
gaviotas que otrora portaran la calma. Ágata no entendía qué me pasaba, roto por
Ella me cogió de la mano sin decir nada, mirándome seria. Entramos caminando al
agua muy despacio, me abrazó mientras yo lloraba y lloraba. Sabía que algo se
No quería que pasáramos la noche solos por temor a que volviera a ocurrir,
a que mi cuerpo caminara por sí solo y pudiera lanzarse contra ella. A la vez, ese
temor era como un ácido que me quemaba, estaba sumido en una espiral, caía
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
posibilidades en que podía perder el control, dejar de ser yo. A pesar de que le
sugerí a Ágata que nos marcháramos, que fuésemos a algún hospital, ella me dijo
que tenía que tranquilizarme, intentar relajarme. Cuando cayó la noche, el ataque
de pánico comenzó a ceder dando paso a un enorme cansancio, caí dormido sin
que desapareciera por completo el miedo, caí dormido por la fuerza de ella que me
Después del fin de semana, estuvimos unos días sin vernos, sin hablarnos.
Fui a casa de mis padres, Ágata regresó a Tarragona, no quería quedarme a solas
en nuestro piso. Ella no sabía qué me pasaba, yo tampoco. Sólo sentía miedo, una
profunda inquietud que me había trastornado los sentidos. Ya no veía el mundo del
mismo modo, me costaba caminar por los lugares por donde siempre había estado,
hacer las cosas que siempre había hecho. Estaba siempre alerta, me daba miedo
quedarme dormido pues podía despertar en medio del sueño entregado a la locura,
me aterraban los cuchillos que simbolizaban el arma homicida por excelencia, todo
era revisado por mi mente como posible situación de peligro para las personas que
tenía cerca. Me repetía cuánto quería a esa gente pero no podía convencerme de
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
apenas mirarles a la cara, trataba de decirles a ellos, para convencerme yo, que
todo aquello era mentira, que jamás les haría daño. Pero mientras hablaba el
Durante los días que pasé sin hablar con Ágata, no sabía qué hacer. Una
parte de mí quería desaparecer, irme lejos de las personas que amaba para no
aquella demencia. Otra parte me susurraba que huir no era la solución, que debía
decir que ella ha sido la persona que mejor me ha comprendido en todo este
regalándome normalidad. Ahora lloro al rescatar los momentos que hemos pasado,
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Los fines de semana, cuando iba a casa con Ágata, era una verdadera
prueba. Al estar con ella, los pensamientos se me disparaban, tenía que hacer un
verdadero esfuerzo para estar tranquilo, para no dejarme dominar por el miedo,
decirles que el que mandaba era yo. Esos días de visita a mi pareja eran tan
intensos, la ansiedad subía y bajaba tantas veces, que al día siguiente sentía que
bien como ella, a la que podía contarle todo lo que se me pasaba por la cabeza,
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
dijera.
que una oleada de nerviosismo recorre el cuerpo. Parecía que iba a perder el
control, que mi cuerpo iba a empezar a moverse por su cuenta y que todos mis
evitación que parecía que me iba a aportar alivio, se convertía en todo lo contrario
haciendo retroceder frente al miedo, generando más inseguridad. Por mucho que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
había quedado y no había pasado nada. Poco a poco fui enfrentándome al miedo
gracias a mi familia que estuvo siempre a mi lado y gracias a Ágata que fue mi
verdadera compañera, que siguió compartiendo su vida con la mía incluso ahora
que estaba quebrado. Una de las mejores cosas que pude hacer fue continuar
viviendo con ella, luchando juntos, confiando en su calor a pesar de que me sentía
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
VII
EL NIÑO
15 de julio de 2005
como el árbol abatido, apenas muerto, apenas vivo. Mirando aún hacia atrás, me
persigue una tormenta que me arroja una y otra vez al suelo. El camino de vuelta
mente, en ella no busco tierra firme. Me lanzo a explorar el vacío que me queda,
perseguido por un aliento de ira. Bajo un cielo que estalla, envuelto por una
traen recuerdos de mi infancia. Siento que son las piezas de un puzzle, restos de
algo que existió y que naufragó en la noche, las últimas llamas de una hoguera que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
iluminó este lugar. Recurro una y otra vez a las últimas fuerzas, algo me alienta.
Siento al niño que una vez fui, vuelve una y otra vez envuelto en lágrimas.
enseńa de nuevo a sentir, me mostró que podía volver a escribir. Su mano ayudó a
la mía a batirse de nuevo con las palabras. Él me seńaló el corazón que yo creía
***
Por las mañanas, apenas abría los ojos, caían sobre mí pensamientos de
todo tipo. Me gritaban que estaba maldito, que acabaría cediendo, que en realidad
yo quería hacerles daño a mis seres queridos, que nunca se acabaría todo aquello.
Una mańana era tal el asedio, que tuve que salir de la cama e irme en busca de un
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
lugar donde poder controlar mi mente. Fui al salón y allí estaba mi madre. Me miró
podía ni llorar. Ella cogió mi mano y sin decirme nada, empezó a acariciarme el
brazo y después la cara. El solo tacto de su mano, la dulzura con la que me estaba
tratando a pesar de que por mi cabeza desfilaban las peores imágenes, me hizo
sentir como un niño, un niño asustado que necesitaba cariño. Poco a poco las
mañana parecía un mal recuerdo. Le di las gracias a mi madre aún con la resaca
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
VIII
TRAMPAS
27 de Julio de 2005
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
sentidos.
Recuerdo que todo esto empezó como un pensamiento absurdo, como los
que todo el mundo puede tener en algún momento de su vida. Al hacerle caso,
miedo a perder el control en algún momento y poder hacer algo terrible. Ese
De este modo, paso los días luchando contra lo que parecen ser enemigos
diferentes, con cada uno no sirve de nada lo aprendido con los demás y así, se
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
día se van socavando las fuerzas a medida que crece la sensación de que nunca
con esas voces que me mienten al oído y dudo de todo, hasta de mi propia
tristeza. Al llegar al agotamiento, tiendo a dejarme caer hacia ese oscuro abismo
que es la depresión. Cada vez que algo me pone nervioso, los pensamientos
un posible peligro, uno que nunca ha existido y que cuando estoy tranquilo ni me lo
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
planteo. Cuando pasan estas situaciones de ansiedad y miedo, esas en que los
invade la CULPA, otra de las trampas, pues luego quedan en mí las imágenes de
algo en realidad. Siento la necesidad de recorrer una y otra vez el momento vivido
someter a su voluntad porque quien decide soy yo. Cuando estoy tranquilo, estos
Procuro ver los pensamientos como algo ajeno que me viene, que no
representan ningún problema real. Intento verlos como algo que no me representa
ellos, dejaré de verlos como algo peligroso. Ya no me sentiré culpable pues sé que
sólo yo tengo el control de mis actos y que esos pensamientos son vacíos y nada
dicen de mí. Voy a trabajar para crear esa distancia. El miedo abandonará mi
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
cuerpo en la medida que siga enfrentando las situaciones que me dan miedo. Poco
a poco voy consiguiendo adelantarme a ellos, cuando voy a pasar por un momento
donde sé que van a venir, procuro no esperar a que lo hagan, no temerlos pues sé
dejo llevar por los temores, la ansiedad y los pensamientos se diluirán, pues
***
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
que trataba de expresar lo que sentía pero no podía. Durante esa consulta fue ella
estaba descubriendo una nueva herramienta para enfrentar el trastorno, una que
desenmascarando, sentía que aquélla era una batalla que podía ganar.
Por entonces, ya llevaba dos meses desde que todo el proceso comenzara
sobre todo aquellos en que la ansiedad crecía y no podía hacer mucho más que
con mucho cuidado porque parecía que mi cuerpo se iba a mover por sí solo, que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
paseando por Las Ramblas con Ágata y me tuve que sentar, no podía moverme, la
actos.
todo aquel trastorno que se generalizaba, todo ello respondía a una misma cosa, el
miedo a perder el control. Ése era el verdadero tronco del árbol que había
germinado en mi cabeza y cuyas cien ramas eran cien trampas que trataban de
superaba una siempre llegaba otra y otra hasta que me sentía de nuevo
cabeza, ante las escenas de crímenes que había perpetrado o que iba a cometer,
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
los pensamientos celosos que me iban a empujar hacia tal enajenación, las
inminente, todo ello obedecía a una misma cosa y es que dudaba de que yo
pensamientos, fui tratando de identificarlos todos, fui comprobando que era cierto,
que todo respondía a un mismo miedo raíz, a un parásito que se había colado
Debía bregar con los pensamientos sin miedo a su miríada de formas. Eran
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
cama con la sensación de que empezaba a encajar las piezas, que podía diseñar
un plan a seguir cada día para afrontar la ansiedad y vencer el maldito trastorno.
Corrí hasta mi diario y una vez más me apoyé en él para no abandonar la lucha.
***
1º Identificándolos.
Esos pensamientos están ahí y hay que aceptarlos, eso es fundamental. Hay que
asumir que vienen y que debo permanecer tranquilo ante ellos. Ahí juega un papel
primordial la confianza en mí mismo y también en la gente que me rodea, los
profesionales que me diagnostican y me guían, y las personas a las que quiero y
me muestran su cariño y confianza en mí.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
4º Al llegar la noche, cuando esté tranquilo, racionalizo los pensamientos durante no más de
15 minutos.
***
de ansiedad al que tenía que responder de forma decidida y firme. Plantar cara a
esa nueva etapa de mi vida sin caer en la desesperación y programar los días para
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
confianza. De nada servía levantarme esperando a que mi pesar fuera sólo un mal
sueño, una pesadilla cuya fuerza se fuera desvaneciendo con el paso de los
primeros minutos de la vigilia. Dar los primeros pasos cada día con el temor de que
esa esperanza quedara hecha jirones con nuevos pensamientos y fuera enterrada
bajo una nueva sacudida de ansiedad, salir corriendo para negar la situación y
acabar llorando de impotencia, sin poder ver la salida tras ninguna puerta. Empecé
subía pero yo permanecía allí comprobando que no pasaba nada, que en realidad
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
poco me iba sintiendo más tranquilo ante esas situaciones. El miedo estaba allí
pero tenía que ser valiente, sentía que todo aquello funcionaba.
Sabía que el momento de levantarme era uno de los más estresantes del
día. Al despertar mi cuerpo pasaba del estado de sueño a afrontar otro día más,
pensamientos. Tenía que conseguir canalizar toda esa energía obsesiva en otra
Ser paciente, convencerme de que las cosas no cambiarían de un día para otro, los
relajación profunda con un cedé que me dejó Olga. Todos estos ejercicios
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
El poder del momento presente, el olvidar todos los tiempos que no sean el
ansiedad son agoreras, se lanzan hacia situaciones que no podemos controlar, nos
gritan momentos futuros en los que desatan sus tormentas. También hacia el
absurdo...
Tuve que aprender a aceptar que mi flujos mentales eran erróneos, que
mis pensamientos no sólo no me definían sino que podían lanzarme a una carrera
generar esa distancia con mis pensamientos. Esa distancia sólo se puede
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
repetía que no había que buscar continuamente explicaciones pues ya las tenía,
estaba perfectamente diagnosticado, sólo tenía que estar tranquilo y afrontar el día
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29 de Julio de 2005
comporta como una legión de fantasmas que se nos presentan con diferentes
formas, con diferentes caras. Con el paso del tiempo voy comprendiendo que el
enemigo real es en todo momento el mismo y eso hace que la posibilidad de que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
un fuego que se propaga espoleado por las condiciones más adecuadas. Nace de
favorecido por el viento cambiante que le otorgan el miedo y la inseguridad, las dos
hasta tal punto que uno se lo llega a plantear todo. No me permito tener un mal
fundamental asumir que es un solo enemigo, el mismo todo el tiempo y que hará
todo lo posible por sobrevivir dentro de mí, como un parásito muy molesto. Cada
día tratará de sorprenderme con algo nuevo y no debo esperarlo con miedo. Sé
que aparecerá y que lo sabré identificar y que contra él, lo mejor es la indiferencia,
***
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
IX
SER CONSCIENTE
recopilatorio de mis últimos meses. Me gusta colocar en su lugar los pasos dados
y, de este modo, apreciar con perspectiva todo este proceso. Olga me dijo que
No me extraña nada que quieran pasar página cuanto antes y retomar sus
vidas. Entiendo también que estos temas no estén en la calle, son difíciles de
explicar para quien no ha vivido algo parecido. Uno mismo se pasa mucho tiempo
Aún así, no siento el deseo de olvidar sin más. Por supuesto que quiero
pasar página y sentirme renovado después de tanta zozobra, pero quiero aprender
momentos vividos sin temores, sin rencores, guardarlos como el abono del que han
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
de crecer muchas cosas positivas. Creo que estas malas experiencias pueden
servirme para crecer y no perder la dirección una vez más. Además, el leer las
páginas del diario está resultando ser una terapia casi tan eficaz como escribirlas.
Estiro un poco las piernas. Camino hacia el vagón cafetería donde pido un
cuenta de que no la necesito para nada y que antes de todo este proceso, sólo por
inercia, llegaba a tomarme hasta cinco cafés al día. Qué fácil es caer en esa
actividad frenética que nos consume. Uno se vuelve adicto a un ritmo que le
orgullosos de llevar mil cosas para delante y negamos el que nos podamos levantar
un día resfriados o que nos duela algo. He visto mucha gente que enseguida acude
a la medicación sin darle más importancia, todo parece válido con tal de no
bajarnos del tren, de este ritmo de locos que unas veces nos imponen desde fuera
y que otras veces nos imponemos nosotros mismos, como si en ese grado de
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
ocupación cotidiana, nos sintiéramos inmortales y que nada de lo que tememos nos
pudiera alcanzar.
Olga aguanté con la medicación que me habían recetado, mientras iba entendiendo
que la salida de aquel pozo sería larga. Con el paso de las semanas me fui
relajación normal, se hacía más patente que la medicación circulaba por mi sangre.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
siguiendo las indicaciones del psiquiatra. Así fui actuando hasta que llegó un
momento en que la dosis que ingería era mínima. El médico me decía que ese
No quiero atarme a esas pastillas de por vida, tengo miedo a no poder vivir
sin ellas pero no tanto como el que tenía cuando, devorado por la ansiedad,
buscaba la fórmula mágica que me diera alguna tregua. Es complicado pues uno
ganas de dejar las pastillas y recuperar la normalidad en cuanto se siente algo más
fuerte pero por otro lado sabe que el proceso es largo y que no puede renunciar a
esa ayuda, al menos de momento. Que sin la medicación puede haber recaídas y
todo se hace más difícil. Sé que a medida que me hago consciente de lo que me
base de contaminar mi organismo, pero debo ser paciente. Conozco a amigos que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
hay algo que tengo claro en este momento es que quiero encontrar mi propio ritmo,
mi forma de hacer las cosas y que no quiero lanzarme tras las huellas de otros.
recurriré a ella para evitar enfrentarme a los problemas como tampoco descargaré
***
5 de septiembre de 2005
Estoy muy cansado después de este fin de semana. Llevo unos días
durmiendo una media de doce horas y me siento aturdido todo el tiempo. Tengo
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
este cansancio perpetúa la sensación de que nunca saldré de este proceso pues,
malditas voces que juegan conmigo. No dejan de lanzarme sus negras profecías.
***
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
EL HILO DORADO
Poco a poco conseguí que los días fueran más serenos, fui identificando
apuntalar las lecciones más importantes que iba aprendiendo, esas que se
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Ágata.
perdido sin luz, aprendiendo a caminar en las nuevas condiciones, a poder dar
algún paso sin caerme. Me imaginaba que allí, en medio de aquella oscuridad,
encontraba un hilo luminoso, apenas una hebra dorada cuya luz me atraía. Al
tomarla, sentía una leve vibración, o más bien un sordo latido. Pronto lo
asediaban, allí estaba la voz de mi corazón. Después de dos meses de lucha, al fin
podía escucharla de nuevo. Si seguía aquel hilo, seguro que llegaría hasta el final
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XI
participar de una nueva atmósfera que me conduce hacia los caminos perdidos,
hacia los últimos meses. Con la mirada colgando en el limbo y la profunda paz que
me sirve de abrigo en este viaje, siento que este tren me lleva en una dirección.
camino. Olga me dijo que ya sólo me quedaba por superar los últimos coletazos del
pasado.
no quiero hacer todas esas cosas, todavía de vez en cuando me sorprende algún
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
cuesta aceptar que los pensamientos no se vayan de una vez. Leer el diario me
mismo.
que hasta entonces había tenido, empecé a darme cuenta que estaba estancado.
Me habían avisado de que salir del trastorno no era algo lineal, no era una mejora
progresiva, sino que se pasaba por baches donde parecía que uno volvía a la
situación inicial y había que afrontarlos con tranquilidad hasta que pasaran, para
Pero era complicado. Cuando uno se siente mejor y empieza a mirar para
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
toda una hora de las mismas cosas. Sin que Olga me dijera nada nuevo, salí de la
clínica con la convicción de qué era lo que estaba fallando. Si no confiaba en mí,
hacer. Finalmente decidí seguir yendo a la consulta, me trataría otra chica, Maite.
Sentía que necesitaba aún de aquellas conversaciones aunque sólo fuese para
Era muy consciente de todo lo que me estaba pasando pero había muchas
estuve hablando con Ágata acerca de esas sensaciones. Esa noche cogí de nuevo
***
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
6 de agosto de 2005
soltarme y dejar a un lado el temor a lo que pueda llegar a ser. No puedo asirme a
un tiempo incierto donde pueda suceder algo que no quiero. Ese tiempo no existe y
sólo me queda este donde tengo que centrar mi esfuerzo. No soy perfecto, nadie
puede serlo, o quizás todos lo seamos con nuestras virtudes y nuestros defectos.
No puedo vivir con miedo a que se tuerza mi vida, seguir negando lo que siento y
que esta tensión es producto de un trastorno que debo afrontar. La calma crea
distancia con los pensamientos y ésta no es posible si no puedo confiar. Debo vivir
tiempo, concederme la paz que necesito para no chocar contra mis tendencias.
felicidad.
tengo que permanecer tranquilo, sin pintar futuros, olvidar el drama, el eterno
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Creo en mí, creo en mí, me lo repetiré cada día tantas veces como sea
***
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XII
EL MIEDO
resta para llegar, todavía puedo seguir leyendo un poco más del diario. Cuando nos
estemos acercando a Murcia quiero revisar el informe sobre el trabajo pero siento
que no debo dejar escapar la posibilidad de recordar estos últimos meses, quiero
dejar todo esto en el fondo de mí y afrontar este viaje sin perder la perspectiva. Aún
no sé cómo será pero en estas horas de trayecto quiero pasar de lo que he sido a
lo que voy a ser. Creo que debo aprender todo lo que pueda de esta experiencia
tormentosa y dirigir mis pasos hacia otra dirección, no quiero volver a cometer los
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
***
16 de agosto de 2005
él. El miedo es, por lo tanto, importante para tener verdadera consciencia de
miedo nos paraliza y cierra las puertas del mundo. Ese miedo alimenta los
fantasmas, las trampas del pensamiento que quiere funcionar como La Rueda que
gira y gira.
mía, compulsiva hasta el extremo, con situaciones que ésta interpreta como fuera
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
agarrar esos pensamientos y demostrarles que mienten, genera tensión así como
sucumbo ante sus impulsos nunca hallaré ninguna paz pues ésta siempre
robusta sensación que no deja de resonar en mis entrañas: “Si hago caso omiso a
consumido por todas mis pesadillas. Mientras esté pendiente de todas ellas, estaré
volverse una losa, una carga pesada que convertirá cada paso en un esfuerzo
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
fantasmas del pasado unidos a los riesgos del futuro nos encerrarán en una
atmósfera irrespirable.
en la que sentir esa falsa seguridad de quien cree que lo tiene todo bajo control. No
el mundo abierto a sus peligros, por supuesto, pero también a sus infinitas
posibilidades. Dejar que el alma se marchite como una flor olvidada en un jardín de
monotonía.
Debo levantarme cada día sabiendo que tengo estas tendencias, que van a
venir los pensamientos. Decidir que no voy a tener miedo, que no voy a perderme
disfrutar de las oportunidades de la realidad. Salir a vivir sin miedo, sin la necesidad
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
de atar esos falsos peligros, dejar de hilar con el pensamiento los cabos que
terminarán construyendo una red que cercene mi libertad. Vivir sin más, sin ser
conocer. Que la vida es un hermoso misterio donde hay que apostar, luchar por
***
Estas lecciones han supuesto en este tiempo los verdaderos saltos hacia
delante en mi trastorno y no las olvidaré jamás. Cada vez más me doy cuenta de
peligros, dispuesto a cumplir los sueños sin que la falta de certezas me paralicen.
mejor, cada vez mejor. Iban pasando los días y no necesitaba darle tantas vueltas
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
a las cosas. Cuando venían los pensamientos los identificaba y los posponía y,
Estaba removiendo toda la basura que había en mí. Yo aún me sentía débil, no
incorporar las nuevas herramientas, para que la calma creciera y disolviera todas
dejaba de tener sentido y así, uno tras otro. Al final, decidí que no quería vivir con
trastorno.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
había hecho en el lugar del que acababa de salir. Sentía una gran necesidad de
volver al sitio para comprobar que no había sido así. Caí la primera vez en la
empeorar las cosas y que si caía en esa actitud, me pasaría la vida revisando
escenas que sabía perfectamente que no habían sucedido. El sentir los golpes de
los pensamientos y no abrirles la puerta fue algo durísimo y en estos días creo que
el trastorno llegó a su cota máxima, teniendo que bregar con este tipo de
angustia era total pero a medida que los pensamientos se volvían más y más
irracionales, me podía demostrar más veces al día que no tenían poder verdadero
sobre mí. De hecho, hoy sé que si no hubiera hablado nada de esto con nadie,
habrían pensado que estaba deprimido, pasándolo mal. Muy pocos se habrían
ojos de los demás no habría levantado sospechas y hay muchas cosas que para la
gente justifican un estado de tristeza. Sí, si no les hubiera dicho nada, nadie se
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Para nada iría de camino hacia Murcia a cubrir una noticia y a tratar de recuperar
definitivamente mi vida.
Levanto los ojos del diario, veo en el reflejo de la ventanilla mis ojos
humedecidos, sonrío y con toda mi alma doy las gracias a esas personas que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XIII
25 de agosto de 2005
este proceso van alzándome hacia la superficie del lodazal en el que me había
sumergido. Los ciclos se van ampliando a medida que se alejan del fondo y, con
vivir sin toda esta carga, donde me halla perdonado y conseguido aceptar las
tentativas de mi mente. Ahí veo cada vez más distante a ese demonio que me
habla con mi voz, he empezado a identificar sus trampas y a escucharle sin temor.
Dicen que cada uno somos de una manera, en gran medida heredada, y que no
podemos hacer nada para cambiarlo. Yo pienso que tenemos unas tendencias a la
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
tendencias es como asumir que toda luz proyecta una sombra y que no hay sombra
sin luz. En nuestro camino conoceremos partes de nosotros con las que no nos
queremos identificar y debemos aceptar que ahí están y que debemos observarlas,
escucharlas sin temor, con la confianza de que somos nosotros quienes decidimos.
Durante esos momentos vuelvo a recibir la caricia del mundo, parece desvanecerse
los árboles, respiro su aliento. A medida que camino, me abraza el momento, todo
pasos. Por fin la mente cede su puesto al cuerpo y puedo observar a través de sus
ventanas que el mundo no se ha ido, que sigue estando ahí. Desde una colina el
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
cuerpo, me hace llorar. Vuelvo a sentir una armonía que escupe las paranoias
momento nada de eso me importa porque he llegado hasta aquí. El mundo me grita
que no abandone el camino, que no deje de mirar hacia la luz que brota de mí.
***
Volvieron las caminatas, los largos paseos a pie que tanto me aportan.
Primero sólo unos minutos al día pues me sentía muy fatigado. Mi mente estaba
reencontrando de nuevo con la calma. Había momentos del día donde vislumbraba
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
por fin la salida del trastorno. Ahora el bosque ya no era tan oscuro y el hilo dorado
se había convertido en una poderosa cuerda que latía e impulsaba mis pasos hacia
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XIV
con una mirada que hacía tiempo no había visto. Por vez primera en todo este
solo, que vuelvo a dirigir mis pasos con una nueva fuerza emanando de mi interior.
sanando, que estas palabras se agitan al leerlas y es que hay vida en ellas. Puedo
gritar con esta paz que creo en mí, que creo en lo que escribo, mi alma camina por
pasar un tiempo fuera de la ciudad y tomar aire mientras seguía colocando las
piezas del puzzle en su lugar. Me dijo que tratara de hacer un ejercicio, que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
una con las tendencias que sea capaz de reconocer porque manejan la percepción
que tengo de lo que soy y lo que hago, y otra en la que las desvista de distorsiones
este modo, pueda afrontar con confianza mis decisiones, sintiendo que soy
espacio vital desde el que crear la distancia necesaria que me permita realizar este
vida.
muestra los caminos que conducen a mi interior y me enseña a romper las barreras
hacia la calma. Cuando alcanzo esa conexión y me despojo del ruido de mis
pensamientos, puedo sentir que mis sueños siguen intactos y que, en esta
caminos paralelos con los que no afrontar mi verdadero rumbo, los veo brillar más
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
que nunca y que ellos son los que conforman el hilo dorado que me conduce hacia
delante.
***
29 de septiembre de 2005
Siento una inquietud constante, una rabia que crece y me asegura que hay
algo que tengo que gritar al mundo. Sé que hay una flecha, una dirección que
historia. Sé que debo evolucionar al ritmo de mis pasos sin seguir otras huellas que
puedo controlarlo todo, acabar con los cambios y sentirse a salvo de cualquier
peligro. Sé que mi mente compulsiva persigue una rutina severa, una vida sin
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
sorpresas, un trabajo donde supiera que tras ocho horas, se termina la jornada sin
llevarme nada a casa ni pensar en qué tendré que hacer al día siguiente. Pero sé
también que eso no es lo que quiero y que no puedo vivir sin el cambio, que
necesito aprender y sentir que voy haciendo algo nuevo. Así se abre la brecha
entre lo que soy y lo que quiero ser. Así empieza uno a descubrir sus defectos,
esas tendencias que tiene y con las que tendrá que convivir si no quiere emprender
miedo a caer, con el cambio, con el movimiento. Por otro lado, mi espíritu clama
por desprenderse de todas las barreras, para no sucumbir a una vida taciturna llena
como dos serpientes dos tipos de temores. Por un lado, tengo miedo de caer, de
el temor a vivir dormido, a no descubrir la vida, a ser incapaz de ser libre y extender
mis brazos al mundo. Todo lo que sé, todo lo que he leído, me hace analizar
muchísimo todas las opciones, con el temor de que si cierro una puerta, esa será la
correcta. Me encuentro siempre con todas las cartas sobre la mesa, barajándolas
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
dejarlos volar, que en ocasiones niego la libertad de elegir, de confiar, de saber que
sólo las cosas que perduran, lejos de la ansiedad, sólo las opciones que no se
caen con la calma, sólo ésas reflejan una verdadera posibilidad y que estar siempre
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
***
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XV
asentado sobre el miedo a perder el control se fue extendiendo a todas las facetas
otorgar cierto crédito a los negros augurios que se dibujaban dentro de mi cabeza.
de lo que había sido nunca de la imposibilidad de fijar las situaciones. Ahora vivía
sin certezas de ningún tipo, sólo podía confiar en mi y salir a vivir más allá de la
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Cualquier idea que brotara de mi cabeza me exaltaba y me hacía sentir sin ningún
posibles peligros y mi cuerpo se agitaba con ella con lo que me sentía en una
montaña rusa donde la ansiedad seguía con sus idas y venidas. La cola de la
tormenta iba a tardar en pasar, de hecho, su sombra aún hoy me provoca una gran
zozobra y sé que ha de pasar el tiempo y que debo ir afianzando mis pasos poco a
alternancia de calma y serenidad de momentos fugaces donde veía con alegría que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
costaba mucho recuperar los hábitos que me gustaban, cualquier situación nueva
que tenía que dosificarme mucho. Ir a tomarme una cerveza con mis amigos, salir
siquiera podía ver películas de donde mi mente pudiera tomar ideas para seguir
empezar de nuevo mi vida tal y como era, de volver a situaciones que había
***
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
10 de septiembre de 2005
Quizás sea un miedoso crónico y ahora lo que sienta sea el vértigo de las
sol. Quizá, en estos momentos, siento una extraña añoranza y veo la nube alejarse
con el temor de que quien queda aquí no sea ahora más fuerte. Ya no tengo
de las noches de septiembre, esa que trae recuerdos de otros otoños, de otros
momentos pasados en que, como éste, debía afrontar los cambios y no dejarme
intimidar por los miedos y la inseguridad que crecen a mi lado, por los fantasmas
que quieren volver a arrojarme al lodo. Hasta ahora, el estar mal se debía al
trastorno de ansiedad, esto era tan evidente que todo el horizonte era un
gigantesco muro donde estaban escritos todos los lemas del “no puedes pasar”.
Ahora ese muro se vuelve transparente gracias a la lucha de estos tres últimos
meses y allí aparecen los signos de una nueva vida. Ya no tengo que ocupar todas
mis fuerzas en combatir con el trastorno de ansiedad y puedo al fin mirar por
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
de mí una ladera umbría adonde no llegaban más que rumores de otros lugares
bañados en sol y tapizados de flores y colores. Ahora ya veo el sol y percibo esa
calma que todo este tiempo se me escurrió entre las manos. Veo más allá del muro
de piedra que debía ascender para vislumbrar la solana y ahora debo detenerme
partir hasta que esta altura deje de emborracharme. Todavía se oyen dentro de mi
mente los susurros de la gran tormenta, cuyos rugidos no dejan de recordarme que
aún no se ha disipado, está más lejos cada día pero no se desvanece. En estas
escarpadas alturas, entre ladera y ladera, debo hacer que mis pasos desfilen sin
oscuras. Éstas son corrientes más claras, de esas que quieren desplegar nuevas
alas para ascender, esas que te pueden impulsar un paso más adelante.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Poco a poco me voy sintiendo mejor en este lugar y cada vez más sueño
con nuevos horizontes, con estar más cerca de este sol que me mira. Sueño con
seguir ladera arriba hasta colocarme en lo más alto de esta montaña y poder
***
Murcia. Quiero continuar mi vida y creo que este viaje debe significar un paso
Debo reconocer los logros que he alcanzado, todo el espacio reconquistado, debo
Me sigo permitiendo llorar a ratos y sé, ahora más que nunca, que
continuaré descargando las tormentas en las páginas de mi diario, este mismo que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
ahora leo y siembra en mí la calma por todo el camino andado y que me permite
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XVI
EL TRABAJO (II)
que no es sólo el trabajo lo que me ha traído hasta aquí pero debo ir centrándome
un poco.
término municipal de Cartagena, que linda con Mazarrón. Al parecer Jorge estuvo
allí hace un año y le gustó porque simbolizaba uno de los últimos reductos vírgenes
las pocas casas que se acuestan sobre la montaña que pone rumbo al norte
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
lo alto la Torre de Santa Elena, una construcción del siglo XVI, de planta
encontraban allí refugio cuando eran asediados por piratas berberiscos. Parece ser
que la historia del lugar está bastante ligada a los barcos corsarios que asaltaban
alzándolos con las manos y la ayuda de ganchos. En la Azohía existe una pequeña
privilegiado por sus fondos marinos bien conservados. Leo que existe aquí un largo
conflicto porque, mientras unos luchan porque esta zona sea declarada reserva de
siempre, los intereses económicos priman sobre cualquier otra cosa. En esta zona
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
mar sin respetar nada, se arrasan zonas de alto valor ecológico para tapizarlas de
Me pregunto cuándo los hombres adquirirán una verdadera conciencia que les
generamos conflictos para situarnos por encima de los otros, si el ego contininúa
sobrellevar con las palabras que escribo y la forma en que vivo, siempre buscando
Estación del Carmen he quedado con un amigo que conocí en Tenerife, estoy
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
encantado con la idea de volver a verle después de patearnos juntos la isla. Él vive
en la capital pero sus padres tienen una casita en Mazarrón y ésta queda a unos
tengo que conseguir una conexión a internet que me permita recibir noticias de mi
trabajo y poder escribir a Ágata. Quiero seguir enviándole cartas y alguna que otra
foto para que sienta parte de lo que yo siento y que una parte mía siempre estará
con ella. Es curioso como sin haberlo planeado, todo está saliendo tan bien.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XVII
CAMBIO DE ESTACIÓN
y mi atención se suelta, deja de mirar para mis adentros y se abre a la vida. Estoy
feliz.
paseando por la ciudad. Me enseña el paseo del río Segura, el Ayuntamiento y nos
plaza de la catedral, una auténtica maravilla. Nos alejamos de la zona turística con
haciendo la tesis en la Universidad de Murcia donde ganó una beca y ya lleva tres
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
años. Me cuenta que está un poco agobiado porque se le acaba el tiempo y lleva el
La investigación es muy dura me dice, pero al oírle hablar uno percibe
Joder tío... me dice sorprendido , ¿todavía sigues con los sucesos?
Ya me imagino.
Domingo, por la plaza del Teatro Romea y salimos a Gran Vía para regresar a su
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
casa. Me dice que le espere al fin de semana, iremos en su coche hasta Mazarrón,
puedo emplear estos días en terminar de ver la ciudad antes de tomar rumbo a la
costa.
A las dos de la madrugada estoy al fin en una cama, agotado después del
largo día. Cierro los ojos y me entrego al sueño, guiado por la felicidad que palpita
dentro de mí, y es que permanece la intuición de que este viaje supondrá el paso a
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XVIII
Quiero dedicar la mañana del viernes a organizar un poco mis ideas. Por la
viendo la ciudad.
***
30 de septiembre de 2005
En este largo camino que me está llevando a recorrer las parcelas ocultas
que he reunido las fuerzas y el valor para mirar de frente a esa oscuridad que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
es que siempre han formado parte de mí. Cada día observo mis tendencias y trato
de esgrimir el modo en que estas propensiones quieren afilarme la vida. Todas las
inquietud que me ocupa el corazón y me hace tan esquiva la calma. En todo este
vida, he esquivado sus movimientos y he huido en una carrera sin sentido que me
ha hecho caer. Ahora, sin embargo, he comprendido que, del mismo modo que los
que sólo tienen poder sobre mí si las sigo negando desde el miedo y la
capaz de acercarne a ese lado oscuro al que he dado la espalda y hacer las paces
con él. Allí residen muchas de las piezas que me faltan, extraviadas durante los
años en que buscaba la aprobación que viniera de fuera. Es hora de que la luz de
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
nuestra familia, nuestros amigos y profesores, todos ellos nos marcaban el modo
en que debíamos ser, de manera que una parte nuestra iba siendo relegada al
atención. Evolucionaron como una isla lejos de nuestra consciencia hasta formar
en nuestro interior y nos envía señales, tiene ciertas conexiones con nuestro
cuerpo y nuestras emociones y a veces estalla y nos vemos que rompemos a gritar
ante la mínima, que lloramos por cosas aparentemente insignificantes... Eso que
algunos llaman tener un fuerte carácter y que, en realidad, se trata de una parte
trampas.
123
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Cuando las dos flores negras germinaron dentro de mí, el miedo y la duda
lo enturbiaron todo. Sentí una gran confrontación con mi mente, me sentía más
separado de ella que nunca. Una enorme confusión hizo mella en mí, destapando
ansiedad acuciante. Tan sumergido estaba en esa lucha interior por negar las
estaba volviendo loco y que, en realidad esos pensamientos reflejaban mis deseos.
sobre mí. Esta aceptación ha sido uno de los mayores logros durante el trastorno,
el reconocer esa sombra interior y permitirme tener los pensamientos. Estar en paz
conmigo mismo asumiendo que tenía un problema clínico, el cual debía afrontar
con toda la paciencia del mundo, conciliando el miedo, que tardaría en alejarse de
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
se rompan las conexiones con mi cuerpo, conexiones que van ligadas al tiempo. Si
no tiene por qué girar. En el momento de calma no hay prisas, no hay ansiedad. En
ese estado, con confianza, uno puede conversar con su interior sin el diálogo
cíclico con la mente, predomina la intuición, o diálogo con el espíritu. Tengo una
continuación puedo continuar con mi camino, libre, con la seguridad de que, quien
Mi
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
ritmo con el suyo, siempre con un exceso de responsabilidad, arrojando sobre mis
truculentos, siempre tratando de generar distancia con uno mismo y con los demás.
llegar a metas que me alejaban del presente para chocar contra mí mismo?.
Yo
propia historia. Encontrar el ritmo interior es asumir que todos somos diferentes y
que hallar las propias limitaciones es una forma de potenciar mis pasos, emplear mi
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Mi
En los días en que hay mucho que hacer como estos de septiembre donde
se vuelve al trabajo y demás, veo que en la velocidad que impone el día a día, mi
momentos que interpreto como idílicos y siento que no puedo estar completamente
bien hasta que no llegue hasta ellos. Entonces, de forma inconsciente, me voy
acelerando y me lanzo en una carrera para llegar, lo hago todo con nerviosismo y
Ej. Llego del trabajo y sólo pienso en quitarme las lentillas y acostarme,
como rápido, me lavo los dientes rápido... cuando llega el momento de acostarme,
llevo ese nerviosismo acumulado. Mi mente trata de abarcar todos los tiempos, se
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Yo
No tengo por qué estar haciendo siempre algo, no debo temer relajarme,
no estar pendiente siempre de todo. Confiar en mí significa poder estar sin hacer
todo dependiera de mí, lo importante permanece más allá del tiempo y florece con
momento.
Existen señales que desde la paz me indican por dónde discurre el camino,
interior, esa sensación de que el mundo se mueve, de que hay algo que fluye y me
lleva hacia delante, algo tan grande que me hace sentir la totalidad de mi vida, es
existencia...
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Mi
identifico con un ser trascendente que puede cambiar las cosas, que debe gritar al
mundo los descubrimientos que hace cada día. No confío sin embargo en mí como
para caminar sin buscar, para dejarme llevar, para sentir el mundo y sus mensajes
Yo
que me deje sin ruidos ni voces, para que aflore el verdadero yo. Disfrutar de las
cosas sencillas sólamente mostrándome abierto ante el mundo, vivir y sentir y dejar
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Mi
que yo he recibido. Muchas de esas veces acabo hablando más para mí que para
Con esta actitud puedo llegar a saturar a las personas que quiero y, a
ellos.
Yo
permanecer tranquilo, sin necesidad de corroborar los sentimientos del otro. Todos
pasamos por malos momentos. Todos, en ciertos casos, necesitamos estar solos y
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
todos tenemos tendencias como las que confieso en estas páginas. Transmitir sin
***
131
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XIX
FUERA DE LA AUTOPISTA
que se perfilan los edificios. A medida que dejamos atrás la ciudad, compruebo que
luego emprender camino hacia el famoso Mar Menor. La autovía está saturada de
coches que se pelean por devorar el trayecto, saltando de un carril a otro con tal de
no pisar el freno. Me alegra comprobar que nuestra ruta sale pronto del tumulto de
coches y que, antes de coronar el puerto, toma una vía secundaria que discurre
paralela olvidada por el tráfico. Nos detenemos cerca de unas casas y Sergio me
advierte de que vamos a ascender por una senda que lleva al Morrón del puerto,
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
señalándome hacia un macizo que emerge imponente coronado por una extraña
repisa donde, al parecer, descansan las ruinas de lo que iba a ser un gran castillo
pasan a desbandadas, montaña arriba, y nos encontramos que a un lado hay paz y
un lugar hermoso por donde discurre un riachuelo lampiño y brotan los pinos, y al
otro la arteria de asfalto por donde decenas, cientos de vehículos van lanzados,
adelantándose los unos a los otros, jugándoselo todo para llegar cuanto antes a su
destino.
coches mirado hacia este lado, observándonos avanzar por esta estrecha carretera
lugar distante donde las personas caminan despacio. Tal vez mire con nostalgia
pensando que una vez perteneció a este mundo en que el tiempo no corría siempre
por delante y que ahora le resulta imposible regresar estando tan ocupado como
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
está, sujeto a las reglas de un juego que en nada se parece a los de su infancia.
Tal vez mire y se ría pensando que nosotros no llegaremos a ningún lado. Que
mal endémico de nuestra forma de vida. Yo vivía hace unos meses dentro de una
autopista, con prisas para llegar al siguiente momento, acelerado de un lado para
otro. No me cuesta imaginar la tristeza, el vacío dentro de esa gente, una tristeza
que arrojan a su paso, algunos incluso se estrellarán en el ímpetu por llegar... Pero
a esa velocidad nada importa, no hay tiempo para pensar, los latidos del corazón
igual lo que hagamos, que la vida se acaba, no importan los sueños que una vez
Además, pretenden que sus hijos viajen con ellos a esa velocidad e,
135
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
es decir, otros llegarán antes. Hay que adelantar a la propia vida, siempre hay
lugar, pienso en la gente que habrá pasado por aquí sin contemplar siquiera esta
belleza, sólo pensando en llegar, pero... ¿llegar adónde? De seguro cuando lleguen
a ese lugar, los primeros, se toparán con el vacío de un viaje en el que nada han
aprendido y se mirarán a la cara sin entender por qué no son felices si han sido los
propio paso a paso, el propio día a día. Llegue donde llegue, que cuando me
alcance la muerte no esté dormido, que llegue a mi destino lleno de todo lo vivido,
vuelve y sigue caminando. Le pido a este viento, a estos árboles y a este sol
dorado, que me den las fuerzas para no caer de nuevo en la autopista, para no
vivir en la sinrazón. Que pueda vivir a mi manera, la que yo elija, la que mi corazón
136
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
me dicte, empaparme de los colores, de las texturas, de la música y las voces que
un día añoré, cuando había perdido la dirección y sólo podía escribir renglones
torcidos.
casi imperceptible entre los quebrantos del paisaje, ascendiendo sin prisa hacia el
morrón. A medida que la montaña se acerca, el aire se hace más patente y corre
divertido como un niño que juega entre los árboles. De vez en cuando, Sergio se
detiene y mira atrás, yo le respondo con una sonrisa. Mi rostro debe reflejar el
mareado, pero eso no me impide disfrutar enormemente pues siento que esta brisa
me renueva. Además, la ruta es corta y pronto dejamos atrás el pinar para alcanzar
una escueta meseta, donde nos detenemos para descansar un rato. Después
caminamos hacia el morrón por un paisaje más rocoso. Las marcas de ruta juegan
a esconderse entre las escarpaduras del nuevo relieve, que ya nos permite
punto más alto del morrón para encontrarnos frente a frente con la fortaleza que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
nunca fue y que hoy permanece en forma de una muralla que confiere majestad al
lugar. Resulta difícil imaginar a los hombres de entonces subiendo hasta aquí el
los edificios que definen los nuevos tiempos. El relieve despunta en algunos
lugares del valle, llama mi atención un pequeño monte que se yergue rompiendo el
llano, sobre él apenas alcanzo a distinguir un Cristo blanco con los brazos abiertos.
Es el Cristo de Monteagudo.
para subir hasta la estatua pero que ahora la zona está bastante dejada, es una
pena.
habla de rutas a las que se puede llegar en veinticinco minutos desde la ciudad, me
habla de los pequeños pueblos del noroeste: Mula, Cehegín, Caravaca, Moratalla...
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Todos ellos son muy bonitos, coronados por castillos, con casas
contrastes de la región.
hipotecarse y buscar una estabilidad que no existe, no mira más allá de las cuatro
paredes de sus casas, estamos acabando con todo, con nuestra identidad y, si no,
ya verás la costa...
encontrarme cerca de esta luz del camino. Su sola presencia me anima y me hace
estar más abierto al mundo que parece gritarme en estos momentos que me sienta
139
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XX
EMERGIENDO DE LA CALMA
1 de octubre de 2005
años en que me he sentido mal, me he lanzado a leer y a leer, supongo que con la
idea de encontrar entre las páginas de los libros la receta a mis males. Me doy
efecto contrario al que buscaba. Creo que los libros de reflexión están muy bien,
identificar muchos procesos mentales que nos lanzan a La Rueda. Pero si no los
con ansiedad tratando de que los problemas se nos resuelvan desde fuera,
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
crear más voces que resuenen en nuestra cabeza. Así me he sentido yo, sin saber
Ahora que llevo algunos meses sin leer, sin buscar fuera, me encuentro
muchos mensajes bailando frente a mí, desplegando su brillo. Están ahí todo el
tiempo, haciendo por que los escuche, gritando desde el silencio. Me doy cuenta de
lo importante que es soltarse, fluir con la vida sin estar continuamente en alerta por
señales que desde la calma siempre me encontrarán. Cada vez entiendo mejor la
metáfora de la taza de té. Para llenarme de nuevas cosas, de las que yo elija, debo
antes vaciarme de todo lo innecesario que está ocupando un espacio precioso, eso
***
142
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
hacia las costas del sur de Murcia. Sergio me acompañará hasta el Domingo,
Mazarrón, hay un ciber-café desde donde podré conectarme, con eso será
suficiente. Quiero conocer a fondo los paisajes de la zona, sobre todo los menos
personas, los que viven allí todo el año. Ésta es la gente que disfruta de la
verdadera esencia del lugar, de la tranquilidad y del paisaje más virgen. El mar en
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
difícil acceso, también que hay por todas esas montañas varias baterías de
cañones.
144
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XXI
LA AZOHÍA
lejos, Sergio me señala las montañas que cierran el horizonte norte y me hace
aguzar la vista para localizar una torre que apenas resalta en el paisaje por encima
de un racimo de casas.
— Eso es la Azohía.
lugar lejano, encaramado a la montaña como si quisiera escapar de esta parte del
mundo. Acto seguido, giramos en sentido contrario para tomar dirección al puerto,
con todo lo necesario para una vida sencilla y enclavado en una zona ahora
145
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
una calma que promete regalarme buenos momentos entre el amanecer y el ocaso
aproximan las montañas que encierran el mar en esta bahía, parecen ir cambiando
las tonalidades del lugar, que se visten de matices ocres. Al fondo, las montañas se
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
alma por las calles, da la sensación de que este lugar está colmado de fantasmas
está muy calmado, aunque se diría que está descansando después de una
Mucha gente viene a practicar el buceo, sobre todo los fines de semana. Es una
chica alta y atlética, de rostro risueño, lleno de vida. Me dice que cuente con ella
durante mi estancia. Nos señala una de las balsas a motor amarradas con la que
147
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
lo confieso a Sergio pero me dice que confíe en él, que si en algún momento me
dejando el pueblo atrás. La torre queda desnuda en lo alto, sirviendo siempre como
referencia del lugar. Mar adentro, el agua está más clara y en el fondo se
son algas sino fanerógamas o plantas con flores. Éste es uno de los lugares donde
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
buena idea salir a la mar pero supongo que no termino de aceptar que la tormenta
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
pescado. No solo atún, también dorada, lubina etc. Saco mi cámara de su funda y
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
son unas gafas y un tubo para nadar un poco y observar los fondos. Al poco
tiempo, me encuentro nadando en alta mar mientras mis dos acompañantes bajan
hacia la profundidad. Tengo que mirar hacia todos lados para creerme dónde estoy.
atención una botella que flota a unos pocos metros. No sé por qué me atrae tanto
la mirada pero juraría que aquella botella trata de decirme algo. Debo estar
alucinando.
quedo perplejo al comprobar que lleva algo en su interior. Me arrojo al agua sin
pensarlo y me hago con ella. Tengo que frotarme los ojos para asegurarme de que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XXII
Salgo de la calma para lidiar tormentas. Como un viejo pirata, libre señor de su
tiempos desarraigados
Construye el mundo con cada nudo que avanza en su viejo navío envuelto en
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Pirata que lee las estrellas y se emborracha enamorado de ellas, vida entregada a
un viejo sueño, loco poeta de los mares que no añora la tierra donde su corazón
cuentos vestido con harapos, rey mugriento que deshollina cubierta y descorteza
encadenando los versos que aún caminan en estos tiempos. Pirata, conquistador
de tierras desiertas, soñador que anhela su tesoro, poder ser digno de la mar que
Lucharé con esta mar enfurecida y que ella ponga rumbo hacia los muertos.
Boare el Loco
***
154
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
¿Qué significa todo esto?, ¿de dónde vienen estas palabras, ¿por qué
tiemblo?, ¿por qué tengo ganas de llorar? Boare el Loco..., ¿quién habrá escrito en
un papel para introducirlo en una botella y arrojarlo al mar? No sé qué pensar, miro
siento tan lejana que apenas entiendo lo que dice. Trato de reaccionar pero no
aquellas palabras.
borracho.
155
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Mira esto.
Ambos se ponen a leer el mensaje que ha viajado en una botella hasta mí.
Sergio sabe de mi pasión por la literatura, que suelo jugar a inventar versos
e historias, pero no es el caso. Hace tiempo que desistí de mi viejo sueño de ser
escritor y sólo desde que caí en el trastorno, he vuelto a escribir. Estuve largo
tiempo corriendo tras el tiempo, luego tras mis pensamientos y únicamente cuando
romper el ruido. Mis dedos se deslizaron por las teclas y poco a poco fui
esculpiendo algunas palabras, llorando como quien, por un momento, ve con total
Pero..., ¿estás bien? repite Sergio y, al fin, puedo levantar los ojos y
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
mirada cómplice de Ana, se encuentra, al igual que yo, con un rostro tallado por la
preocupación,
¿Ana...?
La voz de ella suena grave, como si la chica hubiera sido poseída por
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XXIII
BOARE EL LOCO
naufragio el rostro rígido de una escultura. Reconozco muy bien ese estado en el
una luz anaranjada que nos envuelve, todo parece detenerse, atrapado el momento
en una red encantada que quiere mostrarnos algún tipo de misterio. Los tres en
cuadro donde hay movimiento pero nada cambia de lugar. Tras una eternidad,
llegamos al pequeño puerto aún con el silencio intacto, aún afectados por los
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
sin dejar huella, siguiendo con su vida solitaria. Pero otros creen que su locura lo
leído han sido escritas por alguien extranjero, debe de ser un apasionado de
nuestra lengua.
160
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
visto solo pero cuentan que antes venía con su mujer y su hija. Después algo
ocurrió, no se las volvió a ver y él nunca dijo nada, siempre permanecía alejado de
de otros a sus espaldas, decían que se había trastornado y que las había
puede haber ido, nunca había estado tanto tiempo fuera. Y luego vino esa
161
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
revelando todo lo que sabe de Antón Boare. Le echaba unos setenta años, lucía
barba y una media melena blanca. Era de nacionalidad escocesa y llevaba viviendo
en una pequeña casita de la parte alta del pueblo desde hacía unos cinco años. Al
parecer la gente no simpatizaba demasiado con él, consideraban que había sido un
apacibles. Pasaba el día recorriendo la zona solo sin mediar palabra con nadie. Por
embarcación a cuyo mástil había izado una bandera negra con una calavera
Salía con las últimas luces del atardecer y algunas veces no volvía hasta el
siguiente veían la débil embarcación volver a puerto y al viejo pisar tierra para
seguir con sus paseos solitarios. Por si ya era poco extraño su comportamiento,
todas las tardes montaba en una bicicleta destartalada y salía del pueblo despacio,
162
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
horas, iba directo al bar de enfrente de la iglesia. A veces, se perdía más allá de la
torre y volvía para salir de nuevo en su barco. Cada vez hablaba menos y la gente
mundo y hacía ya tiempo que el viejo extranjero que habitaba en lo más alto del
pueblo se había convertido para todos en el viejo Antón, un ermitaño al que era
finales de verano, una nube eléctrica que descargó muy fuerte en toda la costa. El
pequeño barco del viejo, si es que estaba en la mar, podría haberse visto envuelto
Ana pensaba que el viejo no se había marchado a otro lugar. Para ella,
aquella carta marcaba el rastro de una despedida. Alejado del mundo, tal y como
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
No creo que ese viejo se dejara vencer por una tormenta, hecho como
estaba a la mar.
quiera ver algo donde no lo hay, pero el caso es que esta historia me despierta una
gran curiosidad. Hay demasiadas preguntas en el aire, ¿qué hacía el viejo tanto
tiempo en la mar?, ¿por qué se excluía del mundo?, ¿aquellas palabras serían
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XXIV
esta noche. Y es que sigo sujeto al viento cambiante de la ansiedad y, sobre todo,
al miedo que se escapa del presente y viaja en busca de futuros que distorsionar.
Cualquier nueva situación alerta a mi mente, que perfila todos los posibles peligros,
haciéndome muy difícil el día a día. Es por eso, que no estando dispuesto a
encogerme frente a la vida, tomo aire en este momento para mañana comenzar de
nuevo.
con las que mi mente enturbia el futuro y, durante las últimas semanas he ido
165
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
voy a poder tener una vida normal etc.) para desmontarlos y generar alternativas
***
2 de octubre de 2005
mente, trabajando en aceptarlas para poder convivir con ellas. A medida que esto
alcance para romper su influencia. Desde esa distancia, me siento libre y puedo
166
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
infancia. Toda una serie de conductas y temores que tenían un atavío ya diseñado
para mi vida.
Rocé la libertad con los dedos de mis manos pero los temores me lanzaron al suelo
desde La Rueda. Soy responsable de mis actos y aprender de todo esto es lo que
me queda.
***
Pienso más en esto que en ninguna otra cosa, me doy cuenta de que mi mente lo
167
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
magnifica todo, empieza a barajar posibilidades mucho antes de que existan como
tales, rompo la calma siempre buscando y buscando. Desde que leí mi diario en el
escribir un libro. ¿Pero qué iba a contar yo al mundo? Necesitaba una historia,
quizás la historia de un pirata de nuestro tiempo... No sé, estoy aún hecho un lío y
llegará el día en que la historia se presente ante mí y sólo tendré que ser la pluma
que le de un soporte.
sobre la historia de Boare, al menos esta mañana. Mis amigos proponen hacer una
en dirección a Cartagena hasta que tomamos una salida donde se lee Campillo de
unas pocas casas repartidas por un valle desértico. A medida que avanzamos, la
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
nervioso ante tales alturas Ana trata de tranquilizarme. Me cuenta que nos
dirigimos a una batería de artillería situada en lo más alto de estas montañas. Ante
mi gesto de perplejidad, Sergio añade que son varias las baterias instaladas a lo
— Ya entiendo —
El trayecto se hace interminable pues las curvas se van cerrando cada vez
más y el abismo que las flanquea no deja de crecer. Por fin llegamos a una
pequeña explanada que nos descubre el extraño lugar. Se trata de la antigua base
cañones que se erigen apuntando al horizonte, jamás había visto algo semejante.
Estos enormes cilindros debían ser capaces de lanzar sus pesados proyectiles a
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
los cañones y los puestos donde muchos jóvenes habrían hecho el servicio militar
cuanto lo observa. Contemplarlo hipnotiza y no hay nada más frente a una belleza
semejante que uno mismo respirando al son del mundo, nada puede abarcar la
Cuando aparto la mirada del mar puedo ver el otro lado de las montañas
que nos cerraban el paso en la Azohía y disfrutar de una panorámica que abarca la
donde muchas veces observé el mar desde las alturas. Desde luego Murcia tiene
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
hasta puntos blancos que planean sobre el mar. Hago algunas fotos y cuando
para dejar a Ana, nos encontramos con un puñado de gente arremolinada frente al
pequeño puerto. Nos acercamos y comprobamos que hay una lancha de la guardia
¡Ése era su barco! Sergio abraza a Ana mientras esta rompe a llorar.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XXV
ANHELO
En esta noche sin luna, con un mar dormido a mis espaldas, regreso de la
playa con el corazón encogido, pensando en Ágata. Y es que pasan los días y la
añoro, y más cuando, al hablar con ella por teléfono, la siento triste. He querido
viaje mientras ella toma aire y es que estos meses hemos estado muy centrados en
mí. Me duele todo lo que ha ocurrido pero quiero mostrarle que estoy con ella, que
puede contar conmigo. Cuando salí para Murcia, se encontraba muy agobiada.
Está tratando de montar su propio estudio fotográfico y a ese sueño dedica una
pasión que a veces la desborda y la deja agotada. En ese momento necesita del
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
hacerle llegar en todo momento cuánto la añoro, que quiero compartir cada paso
que doy con ella, que en este momento sintiera el tacto de la arena y caminara
el alma. Y es que esta noche el anhelo ha podido con el resto y mis palabras sólo
me hablan de Ágata.
***
174
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
2 de octubre de 2005
Mientras ella mesa su melena castaña, mis ojos olvidan el cansancio y la siguen.
Ella no lo sabe pero yo la veo danzar junto a las olas que se arrastran sobre la
arena.
Últimamente se me escapan las lágrimas, por ellas respiro y me detengo, por ellas
me observo y me encuentro.
No te preocupes mi vida por mis llantos que es la alegría la que los está llamando,
son lágrimas de esperanza, con ellas mi corazón me habla, con ellas se rompe la
175
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
***
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XXVI
LA SEGUNDA BOTELLA
cabeza. Le doy las gracias a mi amigo por todo y quedamos para el viernes
recorrer la zona. Esta mañana voy a visitar el pueblo de Bolnuevo, siguiendo los
senda que comienza en la Torre de Santa Elena y ver el amanecer desde allí.
zonas turísticas. Sigo por la carretera hasta las últimas casas, que se arremolinan
entorno a las playas de Bolnuevo. Dejando atrás el pueblo aparece la gran playa de
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
queda huérfana de asfalto a medida que se vuelve estrecha y serpentea, con las
alterada:
tardará en llegar y no soportaría quedarme sin leer ese mensaje. Algo me dice que
está escrito para mí. Cuando detengo el coche inquieto, compruebo que el chico
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
impaciente, y leo.
***
De nuevo un mensaje que encierro en una botella, de nuevo unas pocas palabras
que tiñen el papel con la melancolía de este hombre cansado. Palabras que me
Necesito, supongo, que alguien más las lea pues me pierdo en su laberinto de
fantasmas, de imágenes que surgen una tras otra a través de las ventanas que
jalonan el túnel del tiempo que es mi memoria. Las comparto con vosotros pues
siento esa luz de que os hablé, quisiera arrimarme a ella y que me caliente como el
Las comparto con la luz pues esta soledad taciturna me aflige hasta el límite de mis
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Mi mano está cogida de la dama de blanco, desde niño fue mi maestra, ahora
reclama mi tiempo, me llevará con aquellos que partieron, los que pasean por mis
sueños. Vosotros me dais fuerzas, ahora os las devuelvo. Siempre fui arrojando mi
velo que me separa de ese espíritu vuestro. Quiero que hablen mis lágrimas, que el
dolor grite con fuerza, que mi piel se funda con el soplo que se eleva hasta las
estrellas.
mis pasos y, mientras se silencia mi aliento, alzo la vista desde el suelo a lo alto
para reclamar mi lugar al lado vuestro. El amor por los que ya no están es mi único
alimento, porque me habéis dado parte de vuestras vidas, he luchado tanto. Ahora
Boare el Loco
***
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
es tal que mis ojos se derraman sin poder hacer yo nada para evitarlo. Este hombre
habla de los que ya no están, quizás su familia, habla de una pérdida imposible de
final. Palpita en ellas un alma descarnada que quiere escapar de este mundo. Sólo
desposeído de todo, realmente un loco, alguien para quien este mundo ya le había
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XXVII
DIBUJANDO UN AMANECER
caso de este viejo desarraigado les incomode. Tras tres semanas buscando su
rastro, han encontrado lo que buscaban, el caso está cerrado. Aquellas cartas no
indicaban para ellos otra cosa que lo que todos ya sabían, que Antón estaba loco.
encontrado nada, sólo muebles viejos, fotos antiguas y mucho polvo acumulado.
Ese viejo llevaba solo demasiado tiempo se oía decir a unos y a otros
Me paso la tarde del lunes tomando fotos del pueblo, buscando diferentes
perspectivas del mar, fundiéndome con aquel lugar que algo esconde. Cuando
camino entre las pocas casas, tengo la sensación de que componen un todo, la paz
fuerte sol descienda en el horizonte para salir a sus calles y colmar la atmósfera.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Subo hasta el camino de tierra que se dirige hacia la torre de Santa Elena y tomo
asiento para dejar que las luces vayan cayendo. Allí sentado, las palabras de Boare
ventana a ese mundo en que un hombre halla la calma entre mar y palabras,
los restos de lo que debió ser un cuartel militar. Me encuentro con unas escaleras
que bajan por la montaña hasta una especie de búnker. Los peldaños me
barco gigante que surca el mar esmeralda. Las gaviotas arañan con sus vuelos el
mar y, allá abajo, las jaulas flotantes se despliegan enormes. Aprovecho la luz que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
hacer fotos, quizás después siga la ruta que se sumerge en la montaña. Me siento
vivo. En esta vigilia que ocupa horas normalmente pertenecientes al sueño, todo
presente. Miro a todo como si fuera la primera vez, deteniéndome en los detalles
como si en todo lo cotidiano hubiera algo oculto, algún misterio milenario que se
asoma. Me caliento un vaso de leche, salgo al paseo y lleno mis pulmones con el
A las cinco y media llego al pueblo y dejo el coche junto a la iglesia. Cojo
mi mochila y comienzo a subir la cuesta que se eleva por encima de las casas y se
dirige, bordeando la montaña, hacia la torre. Voy alcanzando una panorámica del
gentes, se oye el sonido de algún coche que enciende las luces y se aleja y unos
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
tiempo reprimida.
asciendo por una escalera metálica. Es como un castillo, con unas ventanillas muy
linterna y asciendo, no sin cierta tensión. Pero este miedo no me paraliza y subo al
siguiente nivel donde me recibe un viejo cañón acostado en la planta. Detrás de mí,
una ventanilla y una cruz de hierro. Sigo subiendo, al fin alcanzo la parte más alta.
La vista es increíble.
excitado. Hago fotos sin saber cuánto tiempo me demoro en ello. El sol empieza a
espectáculo mágico. Desde mi castillo trato de captar parte de lo que veo pero, en
ese momento, dejo la cámara, cojo mi cuaderno y empiezo a escribir como poseso,
no sé qué es lo que quiere decirme pero mi alma me pide a gritos que escriba...
186
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
pronto me doy cuenta de que no es una buena idea. Estoy agotado, de nuevo me
ver amanecer desde allá arriba y ella me escucha con una escueta sonrisa
dibujada en su cara.
Ya dan por muerto a nuestro amigo. Su historia, sea lo que sea lo que le
haya pasado, nadie la sabrá su mirada sigue invadida por la tristeza.
aparecido dos.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
No lo sé...
Por lo que me contó uno de los guardias, sólo había cuatro muebles
muy viejos, un montón de libros y fotos de él con su mujer y su hija. Pero nada que
Qué extraño...
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
increíble que un hombre que lanzaba botellas al mar con mensajes para que
alguien los leyera, no dejara nada escrito acerca de su vida. Alguien tan solitario
que parecía vivir con la necesidad de comunicar sus sentimientos al vacío, debía
Pero tenemos que llevar mucho cuidado de que nadie nos vea.
De acuerdo.
La cara de Ana se tiñe con un nuevo brillo. Diría que ella ha tenido la
misma intuición.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
dormido dos horas y he ido a dar un paseo por la playa. Ya algo más despejado,
me he puesto a escribir el artículo, las fotos están bastante bien, creo que saldrá un
experiencia de la mañana.
***
4 de octubre de 2005
“ Un triste ocaso “
Allí estaba el mar rugiendo, enviando uno tras otro sus golpes contra la
roca impasible. Las olas le eran devueltas como cadáveres de espuma blanca que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
se hacían brisa, y ascendían para romper mis ojos en mil cristales surcando mi piel
ondulada. Se deslizaban desde mis entrañas los viejos anhelos, huyendo del vacío
Hace ya tiempo que salí de mi vida para buscar lejos lo que había perdido,
no era el mío. Las luces se tornaron oscuras, dejé de sentir el mundo que otrora me
paisaje de mi vida.
caminar de nuevo, con mis ojos cegados, con mis brazos encogidos, con mi alegría
perdida. Y así tuve que volver a aprender todo lo que creía aprendido y entender
que algo había hecho mal. En el espejo encontré mi rostro viejo, surcado por las
líneas del tiempo y esos ojos que soportaban un terrible duelo por la luz que un día
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
descendiendo uno tras otro para socavar mis fuerzas y dejar de este anciano poco
“ El amanecer ”
Pero esa voz siempre estuvo ahí, jamás se apagó el latido de mi corazón y
a pesar del dolor, podía escucharle como puede uno escuchar el canto de un
pájaro en medio de la ciudad. Poco a poco fui retomando mis pasos, con gran
esfuerzo, para que mi corazón me guiara y hasta él conseguí llegar un día tras otro
apartando las voces que me inundaban. Y así, pude atravesar la oscuridad como el
mantuvieron vivo el latido incesante. Así fui ganando terreno a la duda y al miedo y
por fin alcancé un lugar donde volver a sentir la voz del mar, el abrazo de esta brisa
buscar nada que no estuviera dentro de mí. Que sólo debía confiar para que el
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
para observar las sombras que juegan a inventar. Tranquilo para decidir y actuar,
pues son las acciones las que marcan nuestro camino y hay que perdonarse y
continuar.
***
193
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XXVIII
EL DIARIO
para entrar en casa de Boare. Voy subiendo la cuesta cuando la encuentro más
arriba sonriendo. Sin mediar palabra, me guía hasta una vieja casa situada casi en
la última línea, cerca del camino hacia la torre. Tiene un patio protegido por una
pared de apenas dos metros. Basta con colocar un par de piedras de buen tamaño,
una sobre la otra, para poder encaramarse al muro y saltar al otro lado. Hay un
pequeño huerto bastante descuidado, con una parra, un naranjo y una pequeña
mesa blanca de metal. A la derecha, un portón de madera, tan viejo como la casa,
Ana me sigue mientras trato de abrir la puerta. No parece muy fuerte, dejo
caer el peso de mi cuerpo sobre ella y salta el pasador, dejándonos via libre.
con la única luz de nuestras linternas, despierta mis temores y los pensamientos no
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
imágenes tormentosas que me muestran lo sucio que hay en mí. Ana se adelanta y
empieza a mirar las fotos. Hay al menos una docena de ellas repartidas por el
comedor.
encuentro por vez primera con el rostro de Antón Boare, que recuerda
enmarañadas, del color de la ceniza. Me dirijo hacia una estantería repleta de libros
apilados y empiezo a buscar. Ana pasa a la única habitación de esta casa, donde
no hay más que un camastro coronado por un cuadro del mar. Lo único que hace a
ventana.
¡Aquí está!
196
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
no ha buscado aquí.
Dominado por una gran curiosidad, abro el cuaderno y me encuentro de nuevo con
las palabras de Antón Boare. Son unas pocas decenas de páginas que comienzan
momento que su historia mereciese ser escuchada y colocase las suficientes pistas
197
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
***
20 de Mayo de 2005
Aunque sé que no están, decidí plantar allí su recuerdo...y a regarlo voy cada día
con mis lágrimas. Mientras limpio las piedras y corto la hierba, respiro el aroma de
ese lugar sagrado al que me encuentro unido ya para siempre. Y aunque mi cuerpo
no me responda, siento que no puedo dejar de ir cada día... Hay algo que se cruza
***
verlas”, todo parece indicar que se refiere a su mujer y a su hija. Dice que no están
198
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
allí pero que no puede dejar de visitarlas. Leyendo estas páginas me queda la
completa seguridad de que tuvo que escribir muchas más, espero que no las
¿A quién...?
A veces, cuando venía para el club, le veía con su bicicleta saliendo del
pueblo. Le saludaba y él me sonreía, como hacía siempre. Nunca supe a dónde iba
todos los días con un cubo y unas esponjas. Ahora parece claro...
Ana se pone en pie de repente con la mirada vuelta hacia sus adentros.
Dios mío...
199
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Los ojos de Ana se tornan agua dejando al fin que sus pensamientos
tomen forma.
Azohía hay un camino que lleva a un montículo que corona una pequeña playa.
Desde allí las vistas son muy hermosas y se respira algo muy especial, yo he ido
varias veces. Llama mucho la atención un pequeño corralito de madera donde hay
varias lápidas muy gastadas que nadie sabe decir a ciencia cierta a quién
pertenecen.
Pero si esas lápidas llevan allí mucho tiempo, no puede tratarse de ellas.
Ana, seguimos la carretera unos pocos kilómetros hasta encontrar un camino que
madera y unas pocas lápidas de piedra clavadas en el suelo. Nada en ellas puede
200
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
convencido por su determinación. Entonces nos topamos con dos grandes piedras
blancas que resplandecen bajo el sol. En ellas destacan dos nombres tallados,
Todo empieza a cobrar sentido. Ellas han muerto y éstas son sus tumbas
viene el recuerdo de unos vecinos brasileños que, haciendo ya unos años que
vivían en Barcelona, un día tuvieron que realizar un viaje forzoso a Sao Paulo para
casualidad de que con el viaje empeoró y falleció allá. Las dificultades para traer el
cadáver a España eran tan grandes que la mujer tuvo que volverse sin su marido al
lugar que habían elegido para pasar el resto de sus días. Quizá a este hombre le
hubiera pasado lo mismo. Habían elegido pasar aquí sus últimos años y el
notaba cada vez más cansado. En su cara se reflejaba el enorme esfuerzo que le
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
suponía avanzar a golpes de pedal. Me imagino lo que tiene que ser venir aquí
todos los días, sabiendo que pronto ya no tendrás fuerzas para regresar.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XXIX
Después del hallazgo de las tumbas de Angelica y María, Ana volvió al club
de buceo y quedamos esta noche para continuar con el diario. Esta tarde me
encuentro muy cansado, han sido demasiadas emociones y ahora, la culpa por la
tratando de convencerme de que nada podía haber pasado. Las trampas se activan
***
5 de octubre de 2005
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
estimulante de lo que podía imaginar. Tanto el lugar como la gente que estoy
encontrando me hacen sentir vivo y entusiasmado, parece que cada vez soy más
vez más salir fuera de mí y los pensamientos se diluyen entre tantas experiencias
magníficas.
pequeñas pero que me dejan agotado hasta que vuelvo a tomar aire y a lanzarme a
vivir.
tenso, con temor a que los pensamientos vengan de nuevo, y es ese miedo el que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
los trae de vuelta. Ése es el único poder que les queda sobre mí. El hecho de que
en estos meses haya sentido tanta inseguridad, de que haya dudado de mi propia
naturaleza, hace que ahora cualquier pensamiento, por muy absurdo que sea, me
mi verdadera personalidad.
pesar de esos pensamientos y que lo más difícil de vencer era el miedo que los
durante un tiempo. En esos momentos había que hacer un último esfuerzo, seguir
nunca se iban a ir, en realidad, aquéllos eran los últimos vientos de la tormenta, los
***
205
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
retuerce las emociones antes de seguir con este viaje, antes de seguir con el diario
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XXX
El trabajo está casi terminado, creo que las fotos son buenas y que van
que se muestra bastante despreocupado aunque se alegra de saber que estoy bien
que me siento así desde que llegué aquí y eso me está afectando especialmente.
una sucesión de estados de ánimo a los que me voy adaptando según las
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Creo que me sentará bien caminar un poco hasta que llegue Ana. Necesito
aunque se intuye lo que pasará de aquí a unos años. Recuerdo el hastío que me
embriaga cada vez que regreso a la playa donde habitaron los veranos de mi
infancia. Las multitudes a orillas del mar me inquietan, ya no es lo que era, las
cosas auténticas van cediendo terreno. Cada vez somos más, la población crece y
se extiende por el mundo mucho antes de que exista una verdadera conciencia
colectiva. No se mira el mundo como algo limitado, se vive con prisas, con un ansia
por poseer que lo devora todo. Damos la espalda a los problemas de los otros y
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Sigo por el paseo tratando de posar mi atención en las cosas que veo.
Pronto me llama la atención, junto al faro del puerto, un Cristo blanco que brilla allá
clama desde lo alto y me atrae caminar un rato hasta que estas emociones reposen
y pueda marchar con calma. Parece que este lugar fue el primero en sucumbir a la
todo es caos en mi cabeza esta tarde. Al llegar arriba, algo cambia, me encuentro
con el faro y, más adelante, como una frontera que marca la entrada a una
naranja.
momento en que una figura permanece postrada a los pies del Cristo. Una extraña
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
luz envuelve la escena, un resplandor del cielo que aquí arriba se mueve y baila
según me acerco, veo que se trata de un muchacho que padece algún tipo de
cierta inquietud. Pronto alejo esa sensación y levanto la mano en señal de saludo.
sonrío y repito tímidamente el saludo sin saber muy bien qué hacer. Pienso en
hacerle una foto pero deshecho la idea, no sé cómo puede reaccionar. Cuando
vuelvo a mirarle, sale corriendo y gritando como alma que lleva el viento. Corre a
hermosa. Veo toda la bahía mientras los colores transmutan poco a poco, tomo
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
¡Hola!, ¡Hola!
Es otra vez el muchacho, vuelve a estar junto a mí, me mira fijamente con
unos ojos que parecen querer decirme algo. Su rostro está iluminado, palpita en él
Me alarga una flor blanca preciosa que no había visto antes, insiste con
ante la figura blanca y coloca el tallo en un tiesto donde reposan algunas flores.
Acto seguido, comienza a santiguarse con sus gestos exagerados durante un largo
santiguo y permanezco inmóvil hasta que la risa del muchacho vuelve a atropellar
fuerzas, que no se me aparte la visión del camino, que siga sintiendo la luz que sé
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
que hay en mí, que nunca me aleje de esta paz para emprender la carrera por la
Casi llorando, paseo rumbo a las rocas que contemplan la mar. A medida
que me acerco, el coro de las gaviotas sube de tono y se intuye una imagen
espectacular. Justo tras un desnivel, puedo ver una gran roca que sobresale de las
aguas, una especie de isla que hace de hogar de las gaviotas. Éstas tapizan el
a escasos metros. Capto el mensaje y no avanzo más. Tomo asiento para realizar
algunas fotografías y disfrutar del lugar mientras las últimas luces del día me lo
permitan.
entonces llama mi atención que en la isla hay numerosas flores blancas como las
que esas flores no se encuentran por las rocas que rodean el faro y el Cristo. Tal
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
vez ese muchacho las haya ido arrancando todas pero es curioso que no quede ni
volar mi imaginación... Veo al muchacho jugando cada día con las aves, viviendo
con ellas. Quizá la morada de las gaviotas tenga en él a su señor y que, como
ofrenda, reciba de ellas esas preciosas flores que él entrega a la figura blanca para
las voces de su mente, aturdido y sin calma. Atraído por su luz, se ha encontrado
con un lugar distinto, con algo nuevo, con la llamada de un mundo que toca a las
puertas de su corazón y le susurra al espíritu que crea, que existen todas esas
cosas que siempre soñó. Que siguen estando ahí aunque a veces crea que está
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XXXI
A las ocho y media Ana ya está en casa, cenamos y nos ponemos con el
diario. Por fin tengo paz y puedo recorrer las páginas del diario sin el repicar
palabras de Antón reflejan un amor por el mar tan grande como el dolor por la
continuamente con su nombre apócrifo, el pirata Boare el Loco. Desde esa posición
se sitúa fuera del mundo a los ojos de los demás. Parece enamorado de esa locura
que le permite amar todas las cosas más allá de los límites de la razón. Me
***
215
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
5 de julio de 2005
(...)
...hoy no te habla esa voz firme que clama y quiere compartir desde dentro. Hoy no
te habla esa voz vital que extiende sus alas al viento como un barco despliega sus
velas. Hoy es día de lluvia, tormenta y rayos, de esos que tambalean el viejo navío
En estos días, de frío y agua, cuánto cuesta sentirse libre. No quiero sucumbir pero
Me retiro una vez más a mi camarote, en lo más profundo de este barco. Dejo el
timón que gire, que caiga en esa deriva que arrastra hasta la muerte. Bajo la luz de
las velas buscaré en las palabras una vez más mi consuelo, asaltaré los sueños y
lleve y nadie encuentre mi cuerpo. Cuando todo acabe, quizás regrese mi aliento,
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
aquel de mirada profunda que extiende los brazos al viento, con su sombrero y su
larga melena gris. Seguirá surcando las aguas bajo el tibio cielo y aullará a las
estrellas, lobo de mar anciano, tan solo, tan sabio, que se aleja de aguas tranquilas
***
susurro.
que ha de venir a por él, a llevarlo junto a ellas. Son palabras anhelantes de un
enamorado. El viejo prepara su alma para poner punto y final a sus días en tierra,
es una despedida.
***
217
Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
20 de agosto de 2005
(...)
... cerraré con estas páginas el cuaderno de bitácora, mis últimas palabras fluirán
desde mi barco en alta mar. Seré Boare el Loco para siempre pues ya nunca he de
Recibí todo el amor que alguien puede obtener de otras personas y olvidé que yo
también era capaz de amar. Quise creer que la vida nunca me daría la espalda,
que envejecería junto a ellas, viendo crecer a mi hija y hacerse fuerte. Nunca les
dije que las necesitaba, que vivía por ellas y sin ellas soy incapaz de proseguir. Lo
inevitable de esta vida segó su alegría y quedé tan solo que tuve que nacer de
nuevo. Es extraño pero siento que la mar me llama, salgo en las noches y me
amar. Toda la hermosura que me rodea tiene parte de mis mujeres añoradas. He
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
***
Habla de que este diario no descansará como los otros sino que albergará
***
... que aquí descanse el viejo pirata hasta que alguien venga a encontrarle...
***
No puedo seguir leyendo, por momentos siento que este hombre me está
hablando a mí, que quiere que cuente su historia, que me ponga en su lugar y sepa
explicar cómo vivió sus últimos años. Hay historias que llaman poderosamente la
atención porque..., ¿cómo es que han llegado hasta nosotros? Es como si alguna
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
interior hasta el lugar señalado, una botella perdida en la inmensidad del mar, a la
deriva. Una botella que es recogida por la persona que debía leerla y que recibe la
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XXXII
LA DESPEDIDA
10 de septiembre de 2005
... ésta es mi última página. En ella me despido de ti, mi viejo diario, no te dejaré al
amparo de la corriente...
(...)
Soy un viejo lobo, un lobo aullador de las noches que implacables se agostan sobre
mi espíritu salvaje. Un día este anciano habitó entre los hombres y encontró entre
ellos amistad, pero también halló una rueda que no dejaba de girar como el timón
llamaron.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
olvidar las heridas. Y cuando viste de negro con miles de estrellas y su gran broche
de luna llena... !quién puede resistirse a ella! El viejo lobo dejó la tierra para pisar la
madera que surca su piel vacilante. Quizás sea de verdad un loco, un pobre animal
que nació en un lugar extraño, que salió a buscar su hogar lejos de su tierra.
(...)
***
mar que amaba en vez de dejarse consumir por la vejez y el dolor. Nadie se ha
un diario, o quizás de muchos diarios. Volveré a su casa y buscaré los otros. Si los
ocultó allí, los encontraré y, con ellos, rescataré su legado del olvido. Desde que
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
descanso.
las páginas de Boare una y otra vez, visualizando aquellas últimas semanas de su
ritual que me agrega a la calma mientras observo el paisaje y dejo que las pimeras
luces del horizonte me acaricien el alma. Parece como si hasta ahora una tela
hubiese cubierto mis ojos y se hubiera desprendido para ver un mundo limpio y
para el miedo, vuelvo a sentirme en armonía con todo lo que me rodea. Abro los
brazos para fundirme con este lugar y doy las gracias una vez más por el regalo de
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
alcanza la explanada de la torre, apaga las luces y se abren las puertas. Son tres
ancianos, una mujer y dos hombres, ella lleva algo entre las manos. Alguien
permanece dentro del auto. Las tres figuras se acercan al acantilado y la mujer
empieza a hablar, apenas llega hasta mí el sonido pero pronto entiendo qué es lo
que ocurre. Lo que la anciana lleva en su regazo es una urna de cremación. Se han
dado cita aquí para arrojar las cenizas de un ser querido. Probablemente se lo pidió
igual que ocurrió en un lugar lejano hace unos años. Cuando yo muera, una parte
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XXXIII
AMIGOS
Ya es jueves por la tarde. He pasado buena parte del día en casa dando
y María Boare, y Angelica Brugues. Le pido que no me haga preguntas, que como
favor personal intente recavar todos los datos que pueda encontrar y que me llame
Recién terminadas mis tareas, sobre las nueve y media, llega Sergio. Me
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
La verdad es que vaya historia la del viejo. Podría servir para escribir un
libro...
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
nevera y animándonos para irnos a cenar fuera, así que, a las once de la noche
partimos camino a un nuevo lugar llamado Playa Grande, de nuevo los tres. No
aparca el coche y caminamos unos metros hasta una playa bellísima. Un racimo de
gigante dormido. Una luna creciente apenas asoma en el cielo y el batir de las olas
toca su serenata mientras los tres nos adentramos hacia un nuevo lugar
encantado.
bocadillos que ha preparado Ana. La brisa agita nuestro ánimo y, después del
estupor inicial del lugar, ya nos brota de nuevo la risa y comenzamos a contar
anécdotas y a beber cerveza. Pasamos una noche genial a la orilla del mar,
abrazándo la vida que despunta de nuestros corazones, dejando que nuestra luz
alumbre el lugar sin darnos cuenta. Ana y Sergio empiezan a correr por la arena y,
cuando vengo a darme cuenta, los veo desnudos corriendo hacia el agua.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
choca con el agua que al principio me abofetea con su tacto frío pero pronto esa
me hace gritar con todas mis fuerzas, escupiendo los miedos, arrojando los
proponen un paseo hasta un mirador que no queda lejos. Se trata de una pasarela
de madera que abraza un islote frente a otra playa. Es una pena que no brille la
luna llena pero, su ausencia no impide que el poder seductor del mar vuelva a
imponerse y que se mezan las olas en su honor. De nuevo se hace el mundo de los
sueños ante tal inmensidad y en ellos habita últimamente el viejo pirata, veo su
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
últimas palabras, guiado por una misteriosa fuerza que pugna por no morir en
brazos del olvido, la misma fuerza que guió mi mano hasta la pluma y me enderezó
la letra. La misma que me permitió coger el extremo de una fina hebra de hilo cuyo
Y así permanezco sin tiempo, con los sueños ocupados por la presencia de
alguien a quien no conozco y que, sin embargo siento como un verdadero amigo,
alguien que ha conectado con mi alma como muy poca gente lo ha hecho. Su luz
impregnada en unas pocas páginas me reclama para que coja mi propia pluma y
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XXXIV
EL MAESTRO DE ESCUELA
de alguna nota, de alguna pista, de algo que me diga qué es lo que tengo que
algo más. Se me ocurre buscar en el patio algún lugar donde hubiera enterrado los
¿El qué...?
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Pues que ha dejado escrito lo suficiente para que nos hagamos una idea
de cómo vivió, para que sepamos cómo murió. Lo demás son simples detalles, la
estar de nuestra realidad aún cuando sea tan cierta que clame por todos los
distinto, del mismo modo que muchos buscan las huellas de la demencia en sus
actos para no tener que llenarse la cabeza de preguntas sin respuesta. Este
hombre aceptó el pseudónimo de loco porque sabía que estaba fuera de las reglas
marcadas. Que su historia no sería entendida por aquellos que vivieran en mundos
cerrados, por aquellos que gastan sus días corriendo a toda velocidad por la
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
que es poco lo que ha podido recopilar tras algunas llamadas pero que puede
serme útil.
años y nadie sabe dónde está. Era un maestro de escuela en Edimburgo, estaba
Angelica y María.
¿Accidente?
Ellas dos iban a cruzar una calle en una zona de compras cuando un tío
que conducía borracho las arroyó, muriendo ambas en el acto. Parece ser que la
familia quedó descompuesta después del accidente y que siguieron cada uno por
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
huellas son difíciles de seguir aunque pudiera ser que estuviera en España pues
solían venir a pasar largas temporadas a la costa de Murcia. Por cierto..., ¿tú no te
momento.
accidente, ¿de qué otra forma una madre y su hija podían haber muerto? Un
de las soledades. Una vida quebrada en dos partes, una arrastrando el dolor por la
esposa perdida y la otra con el desgarro terrible de una hija que no volverá. Y ese
regazo...
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Ana y Sergio salen del agua, les cuento las nuevas noticias.
Es verdad Sergio.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
XXXV
VUELTA A CASA
tres velados por la nostalgia que ya se vislumbraba antes de la despedida. Ana nos
Les he dado las gracias a mis amigos murcianos por todo, son verdaderas
luces del camino y me siento muy afortunado por habérmelos encontrado. Eso no
hacia donde quiero. Les he invitado a que vengan a visitarme a Barcelona, mi casa
volveré a ver.
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Siempre regreso a ti Pedro Francisco Almaida
Ahora estoy sentado en el sillón al igual que cuando partí desde Barcelona
hace diez días, parece que hace mucho más tiempo. Tengo el diario en mis manos
presenta y es que quiero intentarlo. Sé que escribiré siempre, que las palabras me
acompañarán en todos mis viajes, lo sé ahora que he visto desde fuera su poder.
Por otro lado, algo me dice que debo compartir lo que aprenda, lo que experimente,
quiero intentarlo.
propio ritmo es mi propósito. Continuaré cultivando la calma, ésta que siento ahora
sigo aquí, que estoy vivo. Estoy aprendiendo, lo sé y quiero seguir abierto al mundo
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Autor: Pedro-FranciscoAlmaida-Pagan
http://www.bubok.com/libros/2595/Siempre-regreso-a-ti