Tan Oscura

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TAN OSCURA

MIGUEL ANGEL GONZÁLEZ RUIZ


Prefacio

Ahí se encontraba, sola, sin un motivo para seguir, sin un motivo para luchar,
hundida en la profundidad de un cuarto oscuro, estaba ausente, lejos de la
realidad, buscaba como poder terminar con su sufrimiento, sin embargo, no
tenía el valor de hacerlo, por su cabeza rondaban miles de ideas, cosas por
hacer, personas a quién decir adiós, pero su mente estaba en otro lugar,
parecía estar en un oscuro rincón, sin una tenue luz que le mostrara el camino
para ser feliz.

Hundida en la soledad, miles de voces rondaban su cabeza, burlas y antiguos


dolores q aparecían de nuevo, el sufrimiento se comenzaba a volver parte de
su vida, pero, ¿Qué hizo para merecer esto?, ¿Qué fue lo que la llevo a ese
mundo lleno de soledad?, ¿Cuál fue el motivo de perder toda esperanza?....
Capitulo I
“Un día como cualquiera”

Comenzaba el mes de Octubre, el viento recorría cada atardecer, el cielo se


ocultaba tras las nubes y los árboles dejaban una brisa ligera sobre el cabello
de Sarah.

- Espera Sarah, ¿donde tan deprisa?

Lucas era el mejor amigo de Sarah, se conocían desde la primaria y juntos


habían comenzado una nueva etapa de su vida y tras un largo camino pronto
acabarían la universidad; Lucas tenía un cariño muy especial por Sarah, era
como su hermana, pero en su corazón existía un sentimiento aun más fuerte
que nunca quiso demostrar.

- ¡¡Vamos Lucas!!, no comiences con lo mismo, sabes perfectamente que


debo ir a mi trabajo – el reloj marcaba las 14:54- voy tarde y no quiero
problemas con mi jefe, ha estado de un humor que ni el soporta verse al
espejo, así que me retiro.
- Pero Sarah, te he dicho dejes ese trabajo, apenas consigues algo de
dinero, soportar a ese viejo es un martirio y te veo agotada, sin ánimo de
hacer nada y con problemas que hacen que tu vida sea cada vez más
difícil.
- ¡¡Lo se!! –replico molesta Sarah- pero acaso no te das cuenta que no
cuento con nadie más que pueda ayudarme, así que permíteme
retirarme y dejemos esta absurda discusión sin sentido.
- Muy bien, lo siento!!, solo quería que dejarás un poco el día a día y
empezaras a vivir con alegría.

Lucas se despidió, mientras veía marcharse a su amiga entrañable, no sabia si


sentir coraje por su estupidez ó lastima por aquella chica que siempre había
compartido días felices con el, pero que sin embargo, llevaba en su mente a
cada instante.

De camino al trabajo, Sarah solo podía pensar en lo que había ocurrido en su


vida.

Hacía 5 meses que sus padres decidieron hacer un viaje para disfrutar las
vacaciones que estaban prontas a llegar, después de tanto planear, decidieron
ir a la playa, querían relajarse y pasar un rato agradable en compañía de su
hija, con la que casi no pasaban momentos debido al trabajo de ambos, por su
parte Sarah siempre había sido una singular estudiante, estaba próxima a
graduarse y decidieron que era momento de compartir grandes emociones con
su hija, así que el día que las vacaciones tocaron la puerta, empacaron y
tomaron camino a su destino.
- Hija por fin podremos ir a donde tanto deseas, queremos regalarte
grandes momentos y que a nuestro lado disfrutes de un lugar
maravilloso.

Sarah estaba entusiasmada, hacía tiempo que no pasaban vacaciones


juntos y era el momento de recuperar el tiempo perdido, estaba preparada
para disfrutar de las mejores vacaciones de su vida, tenía edad para
divertirse y salir a donde quisiera y sus padres, sabía, la apoyarían en todo
momento.

Una gran sonrisa dibujaba el rostro de la familia, sin embargo todo se volvió
oscuro y gris cuando observaron con pánico que un enorme camión se
acercaba a ellos, parecía que el conductor había perdido el control y
Jeorge, padre de Sarah, no podría evitar el choque de frente con aquella
masa de metal, era inevitable lo que estaría por ocurrir, Sarah se recostó
sobre el asiento trasero esperando el momento que terminaría con aquellas
vacaciones felices, fue entonces cuando ocurrió, un estruendoso ruido que
ensordeció a Sarah inundo la cabina del automóvil en el que viajaba, todo
se volvió borroso, solo podía recordar vidrios volando, el grito ahogado y de
terror de sus padres, mientras ella se estrellaba con el techo del carro
dejándola inconsciente.

- ¿Dónde estoy?, ¿Por qué es tan oscuro aquí?, ¿Acaso estoy muerta?,
Mis padres!, ¿Dónde están ellos?- su mente se llenaba se ideas vagas,
de un sentimiento de agonía y su mente quería asociar lo que había
pasado aquel fatídico día, no sabía que había ocurrido, solo veía
oscuridad.

Sentía el cuerpo pesado, nada de ella reaccionaba, se sentía en una


soledad inmensa, a lo lejos vio una luz, decidió seguirla esperando
encontrar a sus padres ahí, de pronto abrió los ojos, se encontraba en un
hospital, no podía moverse y miro con horror grandes cortes en sus brazos,
tubos que llenaban su cuerpo y doctores hablando cosas que no
comprendía, intento gritar sin embargo no pudo, un gran tubo atravesaba su
garganta por dentro, le provocaba mucho dolor, quería arrancárselo pero
sabía que era el tubo que la mantendría con vida.

- Despertó!! - dijo una enfermera al doctor


- Buenas noches, soy el doctor Sanders, no se mueva por favor, se
lastimará si hace algún movimiento brusco, sufrió un fuerte accidente y
necesitamos realizarle varios estudios ahora que ha abierto los ojos, es
un milagro este viva!!.
A ella no le importaba nada de lo que había pasado, solo quería ver a sus
padres pero no podía decir nada, cada vez que lo intentaba un dolor inmenso
llenaba su cuerpo.

Pasaron algunas horas antes de que le quitarán el tubo y pudiera hablar, en su


mente solo había sufrimiento y las imágenes de aquel accidente, temía por sus
padres y por lo que les habría pasado, su mente no había dejado de pensar en
ellos y en aquel momento tan feliz que se convirtió en una pesadilla.

- ¿Dónde están mis padres? – murmuro ella con gran dolor aun.
- Enseguida vendrá el doctor pequeña, él te dirá lo que quieras saber.
- Necesito verlos, por favor. – Tocio un poco de sangre y desistió de
seguir hablando al sentir tal dolor en su garganta.
- Me temo que no podrás pequeña, espera al doctor por favor.

La enfermera la limpio mientras acariciaba su cabeza y miró con tristeza, Sarah


sintió miedo al escuchar aquello, quiso levantarse pero se detuvo al ver entrar
al doctor con unos papeles en mano.

- Recuéstese por favor, no queremos que se lastime más, aun esta débil y
no tiene fuerzas para poder caminar.
- ¿Dónde están mis padres? – exigió saber mientras obedecía la orden
del doctor.
- Lamento informarle que sus padres fallecieron en el accidente, al llegar
los paramédicos ellos se encontraban sin vida y no hubo nada por hacer,
lo siento mucho. – El doctor acerco los papeles que llevaba consigo y le
dio una pluma a Sarah que no podía creer lo que escuchaba, ella
debería firmar por enterada de la muerte de sus padres.

Se levanto de la cama y empezó a gritar con fuerza y dolor, gritos


desgarradores llenaron el hospital, de su boca salía sangre debido al esfuerzo
provocado, estaba totalmente fuera de control, la llenaba un sufrimiento
indescriptible, tomo fuerzas de lo que sentía en su corazón y al intentar correr,
su cuerpo se desvaneció por completo, cayo fuertemente golpeando su cabeza
contra el piso.

Lentamente escuchaba a lo lejos murmullos de los médicos y enfermaras, veía


borroso como corrían para auxiliarla y a lo lejos, detrás de ellos, pudo distinguir
dos sombras familiares, dos sombras que deseaba abrazar, que sutilmente le
diciendo adiós, quien diaria que aquel viaje se volvería su peor pesadilla, ella
sufría mientras esas imágenes se desvanecían y todo poco a poco se volvía
oscuro, tan oscuro que se sintió fuera de este mundo.
Capitulo II
“Una nueva vida”

Sarah llegó a su trabajo, su jefe estaba molesto por la hora.

- ¡¡Diez minutos tarde señorita!!, ¿Acaso piensa que despilfarro el dinero?,


usted tiene que estar aquí a la hora que debe y sin embargo hace lo que
usted quiere, siempre es la misma situación, si no fuera por que lo
necesita ya la hubiera corrido de aquí, ahora póngase a trabajar y
comience a hacer algo bueno por su vida.
- Lo siento – dijo Sarah mientras agachaba la cabeza y sus mejillas se
ponían rojas de coraje.
- Usted no siente nada señorita, haga su trabajo y no me haga perder mi
tiempo que es más valioso que usted. –Dijo con prepotencia Erick
mientras cerraba la puerta de su oficina fuertemente.

Su jefe era un ser detestable, quería controlar a todo el personal a su modo y


nunca reconocía el esfuerzo de sus trabajadores, era un viejo avaro q no se
interesaba mas que por el. A pesar de tener familia, era un padre
desinteresado solo preocupado por generar dinero y su propia felicidad. Todo
lo había aprendido de su padre, era dueño ahora de la Ferreteria más
importante de la localidad, cada día lo acompañaba y le explicaba la manera de
hacer las cosas, le repetía constantemente que no servía, que era un parásito y
que si tenían algo era gracias a él, a veces tardes y noches enteras se
quedaba en su negocio obsesionado por la perfección, por ganar más y por ser
siempre el mejor, cuando las cosas no salían bien, solía llegar a casa a gritar y
maltratarlos física y emocionalmente, Erick lo veía con recelo cuando era joven,
lleno de rencores por la vida que les toco, su madre falleció el apenas tenia 14
años y el infierno se hizo presente en su vida al quedar solo con aquel viejo con
el que jamás pudo sentarse a platicar o disfrutar de alguna nieve en los días
calurosos del verano. Cuando su padre falleció en lugar de entristecerse se
puso feliz y a partir de ese día su vida cambio, tomo las riendas del negocio
familiar y con el paso de los años se volvió igual que aquel hombre con el que
creció, incapaz de sentir empatía por demás, lleno del odio y rencores que
llenaron su vida, ahora el haría la vida de las personas parte de la pesadilla que
el vivió, la historia de su vida se repetía y estaba dispuesto a ser el juez y
verdugo de todo el que entrara a su vida.
Sarah comenzó a trabajar, tenía una lista de pendientes bastante grande, no le
era grato tener tanto trabajo por lo poca paga, quizá Lucas tenía razón, pero
desde el accidente que sufrieron no contaba con nadie y la nueva vida que
había adquirido le era bastante complicada, había decidido no volver a la casa
que era de sus padres, ahora ocupada por la familia oportunista, tomo el dinero
que sus padres tenían ahorrados, no era mucho, sin embargo, pudo encontrar
un lugar donde quedarse, compro lo necesario para empezar a vivir, quiso
evitarse la lastima de los demás y encerrase en un mundo donde solo ella se
sentía segura, evitaba llamadas o visitas de todos, al final ella pensaba que
todos eran un nido de vividores, hipocresía por todos lados, solo veía caras que
demostraban piedad por ella, sentía la frustración de ver eso y solo le traían
amarguras, en su mente todos sentían solo eso, lastima, una lástima por ser la
huérfana de la familia, no quería pelear con nadie, solo quería estar sola, lejos
de todos, realmente ella prefería estar muerta . Extrañaba a sus padres,
muchas veces deseo volver el tiempo para evitar aquel viaje o morir a su lado,
pero la realidad era cruel y triste y no podía hacer nada por ellos, la vida había
decidido darle una oportunidad nueva, una vida llena de dolor, sufrimiento,
amargura y de esa sensación de que todo apesta, decidió darle el regalo de la
muerte y ella debía acogerla y seguir de frente, o no.

Eran las 21:00 horas y la jornada laboral había terminado, se sintió aliviada de
que fuera Viernes, por fin recibiría su pequeña paga y se iría tranquila a casa a
descansar y disfrutar de un gran fin de semana, solo aguantar un poco más a
su jefe mientras de nueva cuenta le recalcaba lo insignificante que era y cuan
importante era para él ganar dinero.

Sarah no era sociable desde lo ocurrido, sin embargo, solía hacer limpieza y
comprar los enceres para la semana, un momento de distracción le ayudaría a
olvidar lo que había estado recordando aquella tarde, decidió invitar a Lucas,
quería disculparse por su mala actitud aquella mañana, después de todo había
sido la única persona que había estado con ella ese tiempo, pasaba días
enteros a su lado tratando de hacerla sentir mejor y salir de ese lugar donde
ella disfrutaba estar, aquel lugar que la mantenía tranquila, sin dolor y en
penumbra, Lucas había estado ahí, cuidaba de ella, la alimentaba y se
preocupaba cada día; y a pesar de que varias veces ella fue grosera y le
gritaba la dejara sola, él siempre se mantuvo a su lado hasta que decidió salir y
ver la luz de nuevo, él estuvo ahí, él le dio su mano y sonrió con ella, la abrazo
y le devolvió la confianza para ver un nuevo amanecer cada mañana.

Mientras pensaba en eso decidió llamarlo en invitarlo a casa para a tomar algo
juntos mientras recordaban las cosas que de pequeños hacían.

- ¿Lucas? – soy Sarah me gustaría vinieras a charlar como en los viejos


tiempos, ¿que dices?
- Por supuesto que ahí estaré amiga, me encantaría poder charlar
contigo, hace tiempo no lo hacemos.
- Así es!!, te espero a las 10, no tardes he!
- Ahí estaré a esa hora.

La llamada se corto y Sarah comenzó a preparar algo de comer para la hora


indicada, tenía algunas cervezas en el refrigerador y las saco antes de que
llegara Lucas.

A la hora acordada llego su viejo amigo, estuvieron comiendo, bebiendo y


platicando entre risas, no se habían divertido de esa manera desde hacía
mucho tiempo, Sarah se sintió feliz una vez más y olvido por un momento la
pena que llenaba su corazón, quizás le daría una oportunidad a ese hombre,
ese hombre que le había demostrado que la vida sigue y que el dolor se puede
convertir en una fuerte arma si sabes cómo manejarlo, estaba dispuesta a
tomar una decisión, ella sabía que Lucas siempre la había amado pero ella
siempre lo rechazaba, ahora todo era diferente, ahora ella estaba dispuesta a
luchar y salir de todo su pasado por lo que sentía por él, aquella noche le hizo
valorar cada instante, cada detalle y le había dado la fuerza para darse una
nueva oportunidad de vivir, estaba lista, había recobrado las ganas de vivir una
vez más y ahora lo haría con una persona excepcional, aquella noche termino
con un beso en la puerta, una cara de sorpresa y una sonrisa con una mirada
especial.

A la mañana siguiente, Sarah despertó con una extraña sensación, se sentía


vacía y sola, tenía ganas de salir corriendo y gritar, pero no podía comprender
el porqué de su sentir si la noche anterior había dormido con una enorme
sonrisa, feliz de la nueva oportunidad que se acercaba; se dispuso a tomar un
café, pensando de este modo podría calmarse, se sentó por un momento a
pensar en esa extraña sensación, no habían vuelto a su mente la cantidad de
problemas que la aquejaban, cerraba sus ojos a fin de encontrar respuestas, al
cerrarlos se vio a si misma en un lugar lleno de sombras, ¿Acaso era la
soledad de su corazón?, podía sentir un frío recorrer su cuerpo, deseaba salir
de aquel lugar, pero algo se lo impedía, su ímpetu de aventura pudo más que
ella y decidió seguir sintiendo esa sensación, quizás su respuesta estaba en
aquel lugar tan oscuro.

Pasaron varios minutos sin encontrar una respuesta, comenzaba a sentirse


mejor, y se pregunto si aquel lugar que rondaba su mente, sería el lugar en el
cual podría calmar sus miedos y dudas, se levanto de la mesa y se dirigió a su
recamara, decidió tomar un baño y relajarse, quizá el vapor de la ducha podría
ayudarle a despejar su mente, había decidido no sentir eso más y darle un giro
a su vida, guardaría aquellos malos momentos en una parte lejana, donde no le
hicieran más daño, al final decidió relajarse le esperaba un día lleno de
quehaceres domésticos y necesitaba sentirse mejor.

Desde la muerte de sus padres Sarah había comenzado a vivir de una manera
distinta, hacerse cargo de las labores no era trabajo sencillo estando sola, sus
padres no habían dejado mucho para ella y sus necesidades iban en aumento,
estaba por finalizar su carrera y pronto sería una profesionista, el trabajo que
tenía, aunque era extenuante, le permitía subsistir y de cierta manera mantener
su mente en otro lado y no en el accidente que cada día rondaba su mente.
Sarah tenía miedo, cada noche se cubría completamente hasta quedar
dormida, su miedo a la soledad era su peor enemigo y aun estaba por jugarle
nuevas cartas.

- “Soledad” –pensaba ella, vivir con esa palabra la hacía temer aun más, -
¿Qué es la soledad?- se preguntaba cada día, quizás un estado de
ánimo que se difumina cuando no hay nadie junto a ti, quizás solo sea
temor a no saber lo que pasara, quizás sea cerrar los ojos y no ver mas
que las sombras que llenan mi vida. No podía definir lo que era la
soledad, sin embrago sabia que era su compañera y que estaría ahí el
resto de su vida, mientras su mente se permitiera llevar por ella, la
soledad estaría presente.

Cuando Sarah comenzó a vivir de nuevo, tenía dudas en su mente, se


sentaba a llorar por horas hasta quedar dormida, buscaba sin encontrar
respuestas y todo volvía a ser como antes, terapias con psicólogos la tenían
harta, escuchar a una persona hablar de un sinfín de cosas que no
comprendía, solo la hacían entrar más en su mundo de sombras, muchas
veces pensó que no tenía solución su problema, que solo el tiempo curaría
la herida y que así sería la única forma en la que podría volver a ser feliz,
noches enteras paso en desvelo extrañaba a sus padres y a veces sentía
coraje por ellos…

- ¿Por qué me hicieron esto?, ¿Por qué decidieron pasar tiempo conmigo
si siempre me encontraba sola?, era más feliz sin verlos pero sabiendo
que estaban vivos!!, ¿Por qué me abandonaron?.....

En noches de frustración sentía coraje, había intentado suicidarse un par de


ocasiones, sin embargo, Lucas estuvo ahí con ella para salvarla. Al recordar
esos momentos ella se sentía ridícula, siempre busco la forma de suicidarse sin
sentir dolor, ¿Por qué las mujeres buscan formas románticas de morir?,
pensaba, por que evitarnos tanto dolor si al final de cuentas la vida se nos
escapará de las manos, morir de manera romántica no es buena idea, es un
proceso lento y puede dar tiempo para que alguien venga en nuestro auxilio,
“aquel príncipe aguerrido que surgirá del fuego para salvarnos y llevarnos con
él”, esbozo una sonrisa al imaginar a Lucas como aquel príncipe que la salvo
de las garras de la muerte, antes, se le hacía absurdo pensar que su mejor
amigo pudiera ser aquel fornido caballero, pero ahora lo creía y a pesar de su
lucha constante con toda esa soledad, ella quería darse una oportunidad de
que aquel caballero la rescatara del castillo y la salvara de aquel dragón oscuro
que llenaba su vida y corazón solo de tristezas y que le traía el recuerdo de sus
padres, aquellos gritos y aquel fuerte estruendo que oyó antes de desmayarse.

Después de un baño relajante, Sarah comenzó el trabajo en casa, daba vueltas


por toda la casa mientras bailaba al compas de su música favorita, estaba
cansada pero no podía dejar de hacer aquella tarea, su madre le había
inculcado que una mujer debe ser el pilar de la casa mientras el padre hace lo
mismo fuera de ella, ideas absurdas en la actualidad, pero sin embargo su
madre creció en un pequeño pueblo donde las ideas y formas de pensar eran
más cerradas, sin embargo agradecía por ello, le había enseñado muy bien y al
hacer esas actividades la recordaba y eso la llenaba de alegría y al mismo
tiempo de tristeza, sin embargo esa tarde decidió dejar ese sentimiento de lado
y dejar su hogar como una caja de cristal, justo como aquella gran mujer le
había enseñado. Después de unas horas, vencida de sueño y de cansancio se
tendió en su cama y cerro los ojos para al fin descansar de un nuevo día en su
nueva vida.

La semana daba comienzo, Sarah se alisto para ir a la escuela, había tenido un


fin de semana agradable y se dispuso a hacer de esa semana algo mejor, salió
de su casa más temprano que de costumbre, decidió ir caminando mientras
veía el amanecer del nuevo día, hacía mucho que no lo hacía, cuando era
pequeña su padre solía despertarla y llevarla al patio trasero para que viera el
sol salir, para que disfrutara de cómo se iba iluminando el cielo con aquellos
rayos entre naranjas y amarillos que deslumbraban el azul del cielo, solía
decirle:

- “Cada amanecer nos regala un día más de vida, nos cubre de su calor y
nos hace sentir llenos de energía, nunca permitas que el sol se vaya de
tu vida, no dejes que la oscuridad este en tu persona, y mira el
amanecer como un regalo que la vida no da”.

Que absurdo ¿no?; quizá esa frase tenía sentido ahora, estaba dejando que las
sombras entraran en su persona a modo de soledad, no había un rincón que
tuviera un rayo de luz y se daba cuenta que estaba siendo vencida por lo que
su padre siempre le pidió no dejará entrar.

Sin darse cuenta se vio parada frente a la escuela, su amigo Lucas la esperaba
como era costumbre, se acercó y la saludo con un abrazo.
- Vaya que te vez bien este día Sarah, creo que te vez mas linda que de
costumbre.
- Gracias - dijo ella mientras se sonrojaba un poco.
- Vayamos a clases, esta por comenzar – sonrío su amigo mientras la
tomaba de la mano.

Las clases pasaron entre risas y aburridas platicas de filosofía, economía y


ética, al sonar el timbre de salida Sarah tomó sus cosas lista para ver una vez
más a su jefe, se dirigió a la salida y le llamo la atención ver un articulo de una
vieja revista que hablaba sobre la soledad, tomo la revista y comenzó a leer:

“Soledad significa aislamiento o confinamiento, falta de contacto con


otras personas.

Puede tener origen en diferentes causas, como la propia elección del


individuo, una enfermedad, hábitos socialmente no aceptados u otras
como la situación social o laboral del individuo. La soledad durante
períodos cortos es a veces valorada como un momento en el que trabajar,
pensar o descansar sin ser distraído. Puede también buscarse por
privacidad. Por otra parte, la soledad durante períodos más largos suele
ser vista como desagradable, causando aislamiento y reclusión, resultado
de una incapacidad de establecer relaciones con los demás.

Debe hacerse una distinción entre la soledad física y mental. Un individuo


puede buscar soledad física para eliminar distracciones y concentrarse o
meditar más fácilmente. Aun así, no es el fin en sí mismo, y una vez se
alcanza suficiente capacidad para ignorar las distracciones, la gente se
vuelve menos sensible a las mismas y puede mantener la concentración.

Los síntomas de soledad impuesta frecuentemente incluyen ansiedad,


alucinaciones, o incluso distorsiones de la percepción y el tiempo. Los
jóvenes suelen adaptarse mejor a la soledad que las personas mayores”.

Una risa escapo de sus labios, “los jóvenes suelen adaptarse mejor”, pensó
que era absurdo poder vivir con soledad, no importaba la edad, nadie quiere
estar solo en el mundo y ese sentimiento no es agradable para nadie, quizás lo
que ella tenía no era soledad si no otro sentimiento que no podía explicar, o al
menos eso es lo que quería creer. Dejo la revista y se marcho del colegio, aun
con la duda si en verdad podía creer lo que acababa de leer.

El resto de la semana no fue como esperaba, tareas en gran cantidad, trabajo


saturador y el mal genio de su jefe que cada día se volvía más detestable.
Afortunadamente el fin de semana estaba cerca, solo debía soportar un par de
horas mas gritos y regaños y sería libre por fin, le preocupaba saber que su
graduación estaba cerca, trabajos finales y proyectos la tenían mas que
agotada, sus antiguos miedo estaban ocultos, no podía dejar que la vencieran
en momentos tan importantes.

Lucas había estado apoyándola en todo momento, no dejo que se perturbará


más de lo que estaba, insistió en ayudarla y ella aceptaba apenada, había sido
una lucha constante entre escuela y trabajo y en el interior estaba más que
agradecida con ese hombre que siempre la ayudo a salir adelante, un no se
animaban a dar el siguiente paso, el tema del beso aún se mantenía oculto,
ninguno decía nada, pero por dentro los dos querían de nuevo sentir sus labios,
a pesar de ello el seguía siendo la misma linda persona de siempre, aun la
cuidaba y se preocupaba por ella, se reían y disfrutaban de cada momento
juntos, eso le daba miedo a Sarah, que tal si perdían todo eso?, Lucas por su
parte sentía lo mismo que ella, pensaban de la misma forma y ninguno decía
nada aunque por dentro estuviera listos para explotar. En cierto momento ella
estaba por tomar el valor, quería decirle cuanto lo amaba y lo que le hacía
sentir, pero no sabía si sería correspondida y un dolor más no lo podría
soportar, así que decidió callar y solo regalarle una sonrisa, que el respondió
con una caricia en su mejilla y un abrazo, Sarah se sentía segura ahí, podía
escuchar aquel corazón latir y ella quería que latiera al mismo ritmo que el de
ella. Decidió hacer algo especial, sorprenderlo y por fin decirle lo que le hacia
sentir, por fin después de mucho tiempo lo había conseguido, había enterrado
el dolor y ahora estaría dispuesta a amar sin temor, estaba dispuesta a salir de
nuevo a la luz y de compartir esos momentos al lado de su gran amigo, pero
ahora como el amor de su vida.

Prepararía todo para hacer algo especial, se dispuso fervientemente a


sorprender a Lucas, asi que decidió
Capitulo III
“Amor, dolor y despedidas”

La última semana de clases estaba dando comienzo, se acercaba el momento


más importante de Sarah, estaba lista para una nueva etapa, los problemas
que llenaban su mente habían sido sustituidos por la gran cantidad de cosas
por hacer

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