Este documento habla sobre la inversión de Dios en nuestras vidas a través de Jesucristo y la necesidad de dar frutos. También analiza la parábola de Isaías sobre la viña e identifica varias características como la fertilidad y protección que Dios da.
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Este documento habla sobre la inversión de Dios en nuestras vidas a través de Jesucristo y la necesidad de dar frutos. También analiza la parábola de Isaías sobre la viña e identifica varias características como la fertilidad y protección que Dios da.
Este documento habla sobre la inversión de Dios en nuestras vidas a través de Jesucristo y la necesidad de dar frutos. También analiza la parábola de Isaías sobre la viña e identifica varias características como la fertilidad y protección que Dios da.
Este documento habla sobre la inversión de Dios en nuestras vidas a través de Jesucristo y la necesidad de dar frutos. También analiza la parábola de Isaías sobre la viña e identifica varias características como la fertilidad y protección que Dios da.
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INVERSIÓN, COSECHA Y PRODUCTO
Dios es un ser maravilloso y especial, sin la intervención de
él en nuestras vidas no seriamos nada, la Biblia nos confirma esto en el libro de Juan «Porque separados de mí nada podéis hacer”. El tema que trataremos hoy es: “inversión, cosecha y producto”.
Todos debemos tener en nuestra conciencia el conocimiento
que Dios ha invertido mucho por nuestras vidas.
Sabemos que cuando se plantea un negocio y se quiere
tener utilidad, se invierte.
Dios ha invertido en la vida de cada uno de nosotros
mucho, es una inversión cuantiosa y valiosa.
Lo sabemos porque invirtió su vida cuando se manifestó
como hombre, la invirtió en la cruz del calvario por toda la raza humana.
También invirtió una resurrección porque esta es la
plataforma de lanzamiento de nuestra fe.
Si Cristo no se hubiese levantado de entre los muertos,
vana sería nuestra predicación y vana sería nuestra fe.
Por eso los cristianos tenemos toda la seguridad de decir,
que Dios está con nosotros, porque la muerte no lo pudo contener y hoy vive.
En el capítulo 5 de Isaías encontramos expresiones
lamentables que salen de la boca del profeta.
Dios mismo hablaba por medio de Isaías, hace referencia al
dolor que sentía porque invirtió en una ladera fértil y al final no hubo un buen resultado. Dios tenía expectativas porque había invertido mucho en la viña, la viña representa Israel, un pueblo contumaz y rebelde, que fue castigado a causa de sus muchas trasgresiones.
“Aró la tierra, le quitó las piedras y sembró en ella
las mejores vides. en medio de su viña construyó una torre de vigilancia y talló un lagar en las rocas cercanas. Luego esperó una cosecha de uvas dulces, pero las uvas que crecieron eran amargas” Isaías 5:2.
Algunas características de la viña eran:
Ladera fértil
Significa que la tierra tenía la capacidad de producir; la
fertilidad del ser humano es la capacidad de producir o sustentar su progenie numerosa.
La fertilidad que Dios hace en nuestras vidas lo hace por
medio del Espíritu Santo, en gálatas vemos como se habla del fruto del espíritu.
Jesús dijo: “Por sus frutos los conoceréis”. A veces
creemos que la única evidencia que el Espíritu Santo habita en el corazón de alguien o cuando Cristo vive en el corazón del hombre es hablar en nuevas lenguas.
Pero las lenguas son limitadas, no todo el que hable en
lenguas quiere decir, que esté dando frutos.
El fruto del espíritu es la mayor evidencia que Dios vive en
tu corazón, “más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” Gálatas 5:22-23.
El cristiano debe producir fruto del Espíritu; Abraham tenía
a su mujer estéril, esta estaba con el vientre cerrado, pero nuestro Dios tiene la capacidad de intervenir y cuando el interviene se llama milagro.
Sara tenía su vientre cerrado, pero Dios le dijo a Abraham
que tendría un hijo, el cual llamaría Isaac y tendría descendencia.
El que está en Cristo nueva creatura es, Jesucristo dijo que
no venía a buscar gente buena, el vino por lo que estaba perdido y por siempre toda la honra y gloria será para él.
Recordemos que el tema que estamos tratando en esta ocasión es
“Inversión, cosecha y producto”. De un vientre cerrado salieron multitudes, de vientre cerrado salió una descendencia numerosa como las estrellas, de un vientre cerrado salieron los patriarcas y de un vientre cerrado salió Israel.
Jesús ha intervenido siempre a favor de nuestras vidas,
esta palabra tiene la capacidad de estremecer cualquier cimiento, la invitación es a abrir el corazón a lo que Dios hoy quiere decirnos.
La había creado vallado
Esto hace referencia a cercar o dar protección, Dios le había
dado cobertura. Lo que es de Dios no le pertenece a más nadie, Dios crea frontera en lo que es de él.
En muchos pasajes de la Biblia dice, estas son mis ovejas,
con la propiedad característica de Dios al hablar de lo que es suyo.
Cuando una iglesia tiene la presencia de Dios no hay nada
ni nadie, que se levante en contra de esta.
Porque quien está en medio de la iglesia tiene mayor poder
que todo y todos. Por esa protección estamos asegurados en él. Cuando oras y presentas a tu familia creas un manto, un vallado, así como Abraham espantaba las aves de rapiña que querían devorar su ofrenda, la familia y los hijos son la ofrenda.
No podemos permitir que el mundo y el enemigo devore lo
que hemos dado en ofrenda a Dios.
La Biblia dice, que la protección de Dios hacia su iglesia es
evidente y siempre que el diablo ha querido atacar la iglesia, Dios inquieta gente con dones del espíritu.
“En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he
vencido al mundo” Juan 16:33.
Despedregó
Las piedras no dejan que la semilla profundice, en la
parábola del sembrador dice: “Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra”.
Vea también: ¿Por qué Jesús maldijo la higuera?
Las piedras no permiten que haya efectividad porque la
palabra no profundiza, no se puede sacar raíces profundas; la dureza de corazón, la rebeldía, la insensibilidad son piedras en la vida del ser humano.
Cuando alguien doblega su corazón, Dios actúa, porque los
humildes hallan gracia y siempre tendrán la gloria de Dios cerca de sus vidas.
Muchas veces encontramos personas que años tras años
van a la iglesia y no se convierten, porque hay piedras en su vida que no dejan que la buena palabra de fruto. Cada vez que permitimos que Dios crezca en nuestro corazón, daremos fruto en ascendencia, al treinta, al sesenta y al ciento por uno.
Una persona que ha conocido a Dios vive para dar frutos.
Muchas cosas en la vida no permiten que tengamos buena
relación con Dios, si hay amistad con el mundo.
Esa misma es enemistad contra Dios, y quien quiere estar
en paz con Dios debe cortar de raíz eso que lo aleja de su presencia.
“Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la
voluntad de Dios permanece para siempre”. 1 Juan 2:17.
Hay que quitar de nuestra vida eso que es
pecaminoso, “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” Gálatas 6:8.
Debemos despejar de nuestras vidas todo lo que es agente
destructivo, tenemos que alejarnos de eso que obstaculiza nuestra relación con Dios.
Si no sabemos o no tenemos muy claro qué es eso que nos
impide estar cerca de su presencia y sentirle, debemos pedirle que nos muestre.
Así como David pidió a Dios que lo librara de sus pecados
ocultos, así mismo podemos decirle que si hay algo que contamina nuestro ser y que no hayamos percibido, que nos lo haga saber.
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un
espíritu recto dentro de mí” Salmos 51:10. Puso una torre
La torre siempre es identidad, en la torre decía de quien
era propiedad. “Torre fuerte es el nombre de Jehová…” Proverbios 18:10.
Esa torre hace alusión directa a la identidad.
Un padre le transmite a su hijo una herencia genética a
través de la estructura molecular llamada ADN.
Los hijos heredan los rasgos físicos, emocionales,
temperamentales; si nuestro padre es Dios, si nosotros somos sus hijos debemos parecernos a él.
Hay muchas iglesias que no tienen nombre, así como dice
en Apocalipsis “tienen la fama de estar vivos, pero están muertos”, pero esta iglesia tiene un nombre.
Muchos no conocieron ese nombre:
Abraham dijo Jehová-Nissi
Moisés dijo Jehová-Jireh Gedeón dijo Jehová-Shalom Samuel dijo Jehová-Sabaot Ezequiel dijo Jehová-Sama Isaías dijo admirable, consejero, Dios fuerte, padre eterno, príncipe de paz. Pero en Mateo dice, “y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Por eso nosotros invocamos ese nombre que es sobre todo
nombre, y en ese mismo, los enfermos son sanos, los endemoniados libres.
Que privilegio pertenecer a la iglesia que conoce ese
nombre y que bautiza en ese nombre que es Jesucristo. “Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” dice su palabra.
Por eso la torre alta está en el centro de nuestra vida, por
eso confesamos que Jesús es Dios.
Había un lagar
El lagar es el lugar donde se procesaba el vino; había
jornaleros que traían las uvas, la depositaban en una alberca y allí se pisaban por ocho horas al día, entre más se pisaban las uvas, más extracto salía.
El líquido extraído pasaba por un conducto, y más adelante
había personas que lo traspasaban de envase en envase.
A medida que se traspasaban, las impurezas se iban
perdiendo y se hacía de mayor calidad.
¿Cuántos de nosotros no hemos pasado momentos duros
en la vida cristiana?, todos hemos vivido momentos de sufrimiento y dificultad.
Algunas veces es escasez y en otros es la muerte de un ser
querido que llega y nos sorprende.
Pero sabemos que muchos de esos momentos difíciles Dios
los ha usado para sacar lo mejor que hay en nosotros, el sufrimiento es un lienzo donde el artista del cielo plasma su obra.
Si estas sufriendo hoy, es porque Dios está haciendo su
obra; la mejor adoración se produce en los desiertos, cuando no hay nada aparece esa zarza ardiendo que dice: YO SOY Jehová tu Dios.
Estás más cerca de la victoria cuando pasas por la crisis.
Job decidió que su adoración no dependiera de lo que tuviera en las manos, sino de lo que decía su corazón. Que el sacrificio valga la pena en tu vida, a Cristo lo pisotearon, lo marchitaron, lo despreciaron, como oveja fue llevado al matadero.
Si hoy tenemos vida fue por su muerte, si hoy tenemos
salvación fue por su misericordia.
El vino representa en la Biblia el gozo, hay cristianos que
han perdido el gozo del Espíritu, el gozo de la salvación, no tienen el mismo deseo, no cantan con las mismas fuerzas, su vino se volvió agrio.
¿Cómo esta la adoración de tu alma? Job dijo: “Yo sé que
mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios”. Job adoraba a Dios en medio de su prueba y dificultad.
David era un hombre de batallas, pero también era u
hombre de fracasos, pero sus victorias opacaron sus fracasos porque en sus fracasos supo conquistar a Dios, el conocía que Dios era lento para la ira. El juicio de Dios está puesto siempre sobre el pecado del hombre y antes que llegue la espada al juicio, el beso de la misericordia toca primero, porque Dios es grande en misericordia.
Inversión, cosecha y producto. Dios hace la inversión y
pone la cosecha, pero el producto depende de nosotros.
Si Dios hoy te prueba, ¿Qué va a salir de tu corazón?
Cuando el catador probaba el vino y era de buena calidad,
lo envasaban y le ponían un sello para identificar de que viña venia y quien era el dueño de esta, pero si el vino era amargo lo esparcían en tierra porque no servía.
Dios ha plantado tu viña, ha cercado vallado, le puso una
identidad, construyó un lagar para que te des cuenta lo que ha hecho en tu vida, pero ¿Cómo es tu producto? ¿a qué sabe tu vino?
Ten siempre presente estas tres palabras en tu vida: