Radicales, Socialistas, Anarquistas
Radicales, Socialistas, Anarquistas
Radicales, Socialistas, Anarquistas
El nacimiento de la UCR
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De socialistas y anarquistas
A partir de 1890 comenzaron a gestarse varios agrupamientos opositores al régimen conservador. El Partido Socialista estuvo precedido por
agrupa tiones socialistas creadas por inmigrantes europeos alemanes, italianos y franceses. Se creó en 1896 y se organizó, igual que
el radicalismo, como un partido moderno. Su Declaración de Principios fue redactada por el médico Juan Bautista Justo.
Este partido, que representaba los intereses de las :lases obreras urbanas, proponía una legislación labo al que tuviera en cuenta la
participación política y la organización sindical de los trabajadores. Su progra na incluía la jornada laboral de ocho horas, el descan so
semanal, la igualdad de salarios entre hombres y mujeres, así como la responsabilidad patronal en los accidentes de
trabajo, entre otras medidas. Puso en práctica los principios de asistencia y cooperación a ravés de la Sociedad Obrera de Socorros
Mutuos, en 1898, y la Sociedad Luz, en 1899, además de numero sas cooperativas. Al mismo tiempo, adhirió a ciertas deas del positivismo, y
mantuvo una actitud crítica nacia la influencia de la Iglesia. Como la clase dirigen e, le atribuyó una enorme importancia a la educación, ✓
puso especial interés en la fundación de bibliotecas.
A pesar de oponerse al capitalismo y sustentar deas marxistas, el socialismo argentino se inspiraba an la socialdemocracia europea y
trató de establecer una sociedad más justa por la vía democrática -pro pia del modelo liberal- que excluyera la violencia. Por eso, dejó de
lado ciertas referencias iniciales a la pro piedad colectiva de los medios de producción, al uso de la fuerza por parte de los
trabajadores, la desapari ción de las fuerzas armadas o a la confiscación de los
bienes de la Iglesia, banderas propias de agrupacio nes marxistas que podría haber enarbolado.
El objetivo final del partido era establecer una so ciedad socialista mediante la vía democrática. Desde el punto de vista de Juan B. Justo, las reformas
graduales e ininterrumpidas por medio de la acción parlamen taria conducirían a la superación de la explotación ca pitalista y a su
reemplazo por el socialismo.
En 1903 los socialistas consiguieron ubicar un con cejal en el Concejo Deliberante (Poder Legislativo) de la Ciudad de Buenos Aires. Al año
siguiente, gracias a una leve modificación en las pautas electorales que permi tió que algunos cargos fueran ocupados por personas
ajenas al PAN, el abogado socialista Alfredo Palacios fue elegido como diputado por la circunscripción de La Boca (barrio del sur de la Ciudad de
Buenos Aires). Era la primera vez en la historia de América Latina que un socialista ocupaba un escaño. Desde su banca, presen to importantes
proyectos, algunos convertidos en ley, como el del descanso dominical o la "ley de la silla”, que obligaba a los patrones a disponer de una silla para
el descanso de los empleados de comercio.
Sin embargo, a pesar de que el arraigo del socia lismo entre los obreros era importante, el desempe ño electoral del Partido Socialista no fue
destacado. Ello se debió a que la clase obrera de comienzos de siglo se encontraba excluida de las elecciones, ya que estaba integrada por
inmigrantes no naturalizados. Por eso, fue un sector de la clase media el que apoyć electoralmente a este partido político, aun cuando sus
lealtades se dividían entre los socialis tas y la UCR.
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DOCUMENTOS
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"[Los dependientes de comercio] trabajan actualmente 18 horas diarias, no precisamente ocupados en la venta de mercaderías sino en
operaciones tales como la limpieza y arreglo del negocio [...].
[El textil) es uno de los gremios donde más menores se emplean, habiéndolos hasta de ocho años. Estos menores hacen la misma jornada
que los mayores [...].
Los carreros no tienen ningún día de descanso pues los domingos están obligados a ir a los corralones a limpiar y ensebar los carros sin paga
de jornal.
[Entre los bronceros los torneros se enferman por la aspiración de limaduras, los montadores queman su piel en el ácido sulfúrico (...).
Calculan que a consecuencia de los ácidos con que trabajan tienen un tiempo medio de vida de 35 años de vida”. Storni, Pablo. La
industria y la situación de las clases obreras en la capital de la República Argentina. Buenos Aires, Editorial Tesis, 1909.
©Santillana SA. Prohibida su lotocopia. Ley 11.723
e Santillana SA, Pronivida su fotocopia, Ley 11.723
Simultáneamente, desde fines del siglo XIX, irrum pió en la escena política el anarquismo. Los prime ros anarquistas llegaron a
Argentina después de la represión del movimiento de la Comuna de Paris, en 1871. A los franceses -que finalmente fueron un gru po
minoritario- se agregaron españoles e italianos, quienes se definían como socialistas libertarios, par tidarios de las ideas de Bakunin
y Proudhon.
En oposición al socialismo, las agrupaciones anar quistas consideraban que las reformas graduales y la acción parlamentaria eran
traiciones a la clase obrera. El anarquismo no se conformaba con mejoras en la legislación laboral o la apertura electoral. Su
principal objetivo era luchar contra toda forma de opresión hu mana y destruir el Estado, por eso se los llamó tam bién ácratas. Su
herramienta era la huelga general revolucionaria. Por sus proposiciones antiestatistas, el anarquismo fue visto por la oligarquía como
su peor enemigo. Por esa razón, en esos años el Estado no aho rró recursos para perseguirlo.
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DOCUMENTOS
Los anarquistas publicaron una gran cantidad de periódicos, algunos en su lengua de origen, otros en castellano. El primero fue El Descamisado.
Los anarco comunistas -un subgrupo que creía en la propiedad comunitaria de bienes y servicios, organizada sin la presencia del
Estado- crearon grupos con nombres desafiantes, como "Los Hambrientos", "La Miseria" o "Los Desheredados", para organizar charlas y
editar escritos anarquistas. También sus publicaciones -por lo general de corta vida- tuvieron nombres significa tivos como El
Libertario, Nuevos rumbos, Voces proleta rias, El amigo del pueblo, La voz del esclavo, El combate, La revuelta, Brazo y cerebro. La que se
editó con mayor regularidad y permanencia fue La Protesta.
Dado que los anarquistas confiaban en una re volución social cercana, rechazaban incorporarse a las agrupaciones obreras. Sin
embargo, finalmente triunfó la tendencia a la organización, que se tradujo en la formación de sociedades de resistencia y en la aparición del
anarcosindicalismo.
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Hasta 1910, las agrupaciones anarquistas fueron las que tuvieron más influencia entre los obreros.
"Era el socialismo un movimiento internacional de evolución, de mejoramiento paulatino de la clase trabajadora. Mediante
la capacitación, la elevación de la cultura del pueblo, y, apoyado por la ciencia y el progreso en todos sus aspectos, se proponía
establecer un régimen donde la riqueza social fuera distribuida poniendo fin a las diferencias de clase con la supresión de las clases
mismas.
Los medios para alcanzar estos propósitos eran la organización gremial de los trabajadores, con el objeto de conseguir mejoras en el
trabajo, y su agrupación en partido a fin de intervenir en las contiendas electorales, obtener una legislación cada vez más avanzada y
conquistar el poder político para emplearlo como medio de transformación en la lucha en que estaba empeñado.
El anarquismo era decididamente enemigo de esos procedimientos. No admitía para la clase trabajadora mejoras de ninguna especie.
No quería reformas, que detenían el impulso revolucionario de las masas. Su lema era: 'todo o nada"".
Oddone, Jacinto. Historia del socialismo argentino. Buenos Aires, La vanguardia, 1934.
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