Fourth Wing Bonus Content - Rebecca Yarros

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El libro que ahora tienen en sus manos, es el resultado del trabajo final de varias

personas que, sin ningún motivo de lucro, han dedicado su tiempo a traducir y
corregir los capítulos del libro.
El motivo por el cual hacemos esto es porque queremos que todos tengan la
oportunidad de leer esta maravillosa historia lo más pronto posible, sin que el
idioma sea una barrera.
Como ya se ha mencionado, hemos realizado la traducción sin ningún motivo de lucro,
es por eso que se podrá descargar de forma gratuita y sin problemas.
También les invitamos a que en cuanto este libro salga a la venta en sus países, lo
compren. Recuerden que esto ayuda a la escritora a seguir publicando más libros para
nuestro deleite.
¡No subas la historia a Wattpad, ni pantallazos del libro a las redes sociales! Los autores
y editoriales también están allí. No sólo nos veremos afectados nosotros, sino también
tú.
¡Disfruten la lectura!
BONUS FOURTH WING

Capítulo 9
XADEN
Traducido por KROMI
Corregido por DeniMD

—¿No crees que las necesitarás? —pregunta Sorregail, tomado dos de sus
dagas mientras se coloca frente a mí en el colchón con una impresionante falta
de temblor. Diablos, ella se ve más enojada que aterrorizada de que esté a punto
de terminar con ella, a pesar de que he entregado mis armas a Imogen.
—Esto es imprudente —se queja Sgaeyl.

—Nop. No cuando trajiste suficiente para los dos —Mi boca se curva en una
sonrisa mientras doblo mis dedos hacia ella, luego pongo mis escudos
firmemente en su lugar, ya que Aetos anda cerca. El de segundo año es bueno
en el colchón, incluso si es un demasiado estricto para ser realmente el mejor
en este lugar. —. Vamos.
Ella toma una postura de pelea, y yo olvido a los miembros del Segundo
Escuadrón que están alrededor del colchón, olvido la misión que tengo asignada
para volar este fin de semana, enfocándome sólo en ella. Violet Sorrengail. La
cinco-pies-nada hija del general que ejecutó a mi padre. Tengo todo el derecho
de arruinarla, de acuerdo al Codex. Ella puede caer bajo mi cadena de mando,
pero ella no está en mi Escuadrón.

Yo podría romper su cuello y nadie en este cuarto podría interferir. Pero las
107 almas de las que soy responsable pagarían el precio. Así que, ¿qué
demonios estoy haciendo en este colchón?
Su postura cambia sutilmente, su muñeca se mueve un segundo antes de
lanzar una daga a mi condenado pecho. La agarro por puro reflejo, luego
chasqueo mi lengua a ella
—Ya he visto ese movimiento.

Eso es lo que hago ahí afuera. Me tomó dos semanas darme cuenta que ella
de alguna manera sabía contra quién se enfrentaría y ha estado envenenando a
sus oponentes. Esa brillante, diabólica mente puede lamentablemente
prenderme completamente, pero ella va a conseguir que la maten si depende
solamente en ese método, y dagas voladoras como un acto de carnaval. Para mi
sorpresa, ese pensamiento no sienta bien conmigo. Nada acerca de ella lo hace.

Ella ataca en un típico movimiento de primer año que consiste en deslizar y


patear, el cual es fácil de predecir y bloquear. Yo arranco la mal balanceada
daga de su agarre y la tomo de su muslo, usando su propio y un ligero peso
corporal contra ella para dejarla caer en el colchón.
Sus ojos color avellana se abren ampliamente al tiempo que me mira,
luchando por jalar aire, y yo suelto la daga a su lado y la pateo lejos de su
alcance, hacia el líder de escuadrón quien le debió enseñar mejor.

Si ella fuera otro oponente, le pondría la cuchilla contra su garganta,


probando mi punto y terminando el encuentro, pero jódeme si no siento como
que le debo algo a esta de primer año por mantener su boca cerrada acerca de la
reunión que ella vio debajo del árbol de roble. Mi forma de agradecer resulta
ser no matarla mientras ella yace bajo mis pies, batallando contra sus propios
pulmones.

Sus costillas finalmente se elevan, y ella trata de levantarse a una posición


sentada, luego trata de enterrarme un cuchillo en mi muslo.
Oh, por todos los demonios.
Bloqueo el ataque con mi antebrazo derecho, luego la tomo por su muñeca
con mi mano izquierda y la desarmo al tiempo que me inclino en su espacio, a
pocas pulgadas cerca de su cara.
—Hoy vamos por sangre, ¿verdad, Violencia1? —Le susurro.

La rabia ilumina esos ojos hipnotizantes al tiempo que suelto su cuchillo en


el colchón y lo pateo lejos de su alcance. Es fácil de desarmar, y su falsa
seguridad de que no será asesinada. ¿Y por qué demonios no utiliza armas

1
Juego de palabras con el nombre de Violet, Violence (Violencia).
adecuadas a su tipo de cuerpo y estilo de pelea?, no es que tenga realmente un
estilo de pelea aún.

—Mi nombre es Violet. —ella responde, y medio espero que me sisee como
un gato. Eso es exactamente lo que me recuerda, todas esas líneas elegantes y
garras desnudas. Sólo el pulso discordante bajo mis dedos denota su miedo.
Violet es un nombre demasiado suave para ella. Muy frágil. Soy muy
consciente de las cosas que dice la gente de sus huesos y articulaciones, pero
por lo que he visto, esta mujer tiene un núcleo de acero.
—Creo que mi versión te queda mejor —Suelto su muñeca y me paro en mi
completa altura, ofreciéndole una mano y esperando que sea lo suficientemente
lista para tomarla. —. Aún no hemos terminado.
Pero ella lo hace.
Jódeme, ella es ingenua. La pongo de pie, luego la azoto y giro antes de que
pueda tomar sus cosas, giro su brazo detrás de su espalda, atrapando nuestras
manos entre nosotros al tiempo que la agarro fuerte contra mi pecho. Demasiado
inocente para este lugar.

—¡Maldita sea! —ella chasquea.

Deslizo una de sus desagradables enormes dagas de la vaina de su muslo y


la levanto a la suave piel de su garganta, sosteniéndola en su lugar con mi
antebrazo. Su cabeza cae atrás contra mi pecho, las puntas plateadas de su
cabello trenzado están arriba como una corona. Ella apenas llega a mi clavícula,
así que bajo mi cabeza para que los demás no escuchen, y dioses ella huele
jodidamente bien, como…
No pienses ahora en cómo huele, idiota.

—No confíes en ninguna persona que te enfrente en este colchón. —la


alecciono calladamente cerca del lóbulo de su oreja, cuidadosamente
manteniendo lejos mi boca de ella. ¿Desde cuándo pienso acerca de poner mi
boca en un oponente?
—¿Incluso de alguien que me deba un favor? —ella responde, manteniendo
su voz igualmente baja.
Calor se expande en mi pecho en apreciación por su discreción, su rápida
observación que esta lección no es para difusión pública, y yo bajo el cuchillo,
pateándolo a su líder de escuadrón justo como los otros dos e ignorando la
bravucona amenaza en su expresión severa.

—Soy yo quien decide cuándo conceder ese favor. No tú. —Y la libero para
no dislocar su hombro y doy un paso atrás.

Ella actúa inmediatamente, girando con un puño arriba, y yo lo bateo lejos


de mi garganta.

—Bien —No puedo evitar sonreír al tiempo que bloqueo fácilmente su


siguiente intento. —. Ir por la garganta es tu mejor opción, siempre y cuando
esté expuesta.

Sus mejillas se ruborizan, rabia achicando sus ojos al tiempo que patea en la
misma jodida combinación que ya ha intentado, y la agarro de su muslo otra
vez, desenvainando la última daga que tiene ahí y dejándola caer antes de
liberarla. Levanto mi ceja con cicatriz en pura decepción. Ella es más lista que
esto.

—Espero que aprendas de tus errores. —Y pateo el cuchillo hacia Aetos.


Ella toma su siguiente arma de la vaina de su costilla y adquiere una postura
defensiva al tiempo que me rodea en círculos. Es todo lo que puedo hacer para
no suspirar en completa y absoluta molestia. No necesito mirarla para escuchar
cada uno de los pasos en el colchón detrás de mí al tiempo que ella duda.
—¿Vas a hacer acrobacias o vas a golpear? —Eso debe hacerla moverse.

Las sombras en el colchón la delatan, y yo giro y me agacho al tiempo que


ella golpea hacia adelante, el cuchillo cortando el aire donde antes había estado
de pie. Al menos ella realmente lo intentó, pero el movimiento la dejó expuesta,
así que uso su brazo para girarla alrededor de mi torso, enviando su cara primero
contra el colchón y luego ella cae.

Ella jadea cuando pongo su brazo en un agarre de sumisión, forzándola a


soltar la daga. Cuidadosamente balanceo la mayor parte de mi peso en mi
derecha, y pongo mi rodilla izquierda en su espalda lo suficiente para estresarla.
Ella tiene que aprender cómo moverse bajo presión, cómo pensar en el filo de
la muerte. Yo alejo otra de sus dagas y la aviento a los pies del líder de
escuadrón, luego retiro otra de sus costillas y la pongo en la piel expuesta debajo
de su quijada. Luego invado el pequeño espacio que tiene.
—Eliminar a tu enemigo antes de la batalla es realmente inteligente, debo
admitir —Le susurro en su oído, y ella se tensa debajo de mí. Así es, Violencia,
Yo sé lo que has estado haciendo. —. El problema es que si no te estás probando
a ti misma aquí —arrastro la cuchilla bajo su cuello, teniendo cuidando de no
cortarla —entonces no vas a conseguir mejorar.
—Prefieres que muera, sin duda. —ella me contesta, el lado de su cara
aplastado contra el colchón.

—¿Y negarme al placer de tu compañía? —le respondo con sarcasmo.


—Te odio, carajo.

Una esquina de mi boca se levanta. Dioses, ella es tan despiadada como


Sgaeyl cuando se trata de su lengua.
—Eso no te hace especial.
Yo me pongo en pie y pateo los cuchillos a Aetos, dejando a Sorrengail con
dos más para pelear y le ofrezco de nuevo mi mano.

Ella frunce el ceño, pero no toma mi ayuda en esta ocasión, parándose ella
sola, y otra sonrisa se curva en mis labios. No puedo recordar la última vez que
me divertí tanto. Cada una de sus expresiones es bellamente cruda. No hay
engaño, ni artificio. Pero tampoco hay control.
—Ella puede ser educada.
—Ella aprende rápido. —me contesta

—Eso aún está por verse. —Tomo dos pasos atrás y le señalo que avance
doblando mis dedos de nuevo.

—Has dejado claro tu maldito punto. —Su voz se eleva a nivel público, e
Imogen jadea detrás de mí, sin duda preocupada de que pierda mi temperamento
y mate a la primer año.

Pero matarla es lo último que tengo en mente.


—Confía en mí, apenas he comenzado. —Cruzo mis brazos y muevo mi peso
atrás, curioso de ver su siguiente movimiento y aún más perplejo del por qué
diablos me importa tanto.
Claro, ella es hermosa, pero nunca me he dejado influenciar por la simetría
facial de alguien. Y tampoco es el odio palpable en su mirada, Estoy
acostumbrado a ser odiado. Pero la combinación de su odio y su silencio acerca
de habernos visto reunidos es muy intrigante como para ignorarlo.

Ella se mueve, y yo estoy demasiado jodidamente distraído para reaccionar


como usualmente lo hago, y cuando patea el dorso de mis rodillas, yo caigo.
Duro.

Santa mierda.
—¿Qué te dije de ser imprudente? —Sgaeyl empuja a través de mis escudos.
—La chica plateada es una distracción que no puedes permi…

Planto mi pie en esa ladera mental en Tyrrendor y refuerzo mis escudos,


bloqueándola fuera. Ella nunca me permitirá vivir con esto.
Sorrengail aterriza en mi espalda e intenta una llave de cabeza. Bien por ella.
Es una opción sólida, pero ella no es físicamente lo suficiente fuerte como para
cortar mi reserva de aire. Ella está luchando como si fuera 6 pulgadas más alta
y tuviera otras 40 libras de peso en vez de inclinarse en sus verdaderas fuerzas.

No me molesto con sus brazos. Girando rápidamente, rompo su agarre y


tomo la parte trasera de sus muslos en un sólo movimiento, lanzándonos en un
giro que termina conmigo fijando su espalda contra el colchón. Antes de que
ella pueda tomar otro respiro, pongo mi antebrazo contra la delicada línea de su
garganta, pero no presiono.
Hay más de una docena de maneras diferentes de terminar con ella en esta
posición, y tengo toda la ventaja. Y aunque mis caderas anclan las de ella al
colchón, tengo la mayor parte de mi peso en mi brazo izquierdo para no
aplastarla.

Ella está bien y jodidamente atrapada, el flashazo de miedo que rápidamente


enmascara en sus ojos me dices que ella también lo sabe.

Maldita sea. No quiero aplastarla.


¿Qué demonios me pasa?

Ella agarra una daga y comente el monumental error de ir por mi hombro.


Abandono su garganta y capturo su muñeca, fijándola sobre su cabeza.
Luego veo con absorta fascinación su rostro al tiempo que su expresión cambia
de ojos abiertos en shock, a miedo tenso, a enojo en sus labios apretados todo
en cuestión de segundos. La rapidez con la que procesa la información y
proyecta sus sentimientos es una ventaja, y dudo que ella siquiera lo sepa.
Rosa se eleva por su cuello hasta sus mejillas, y de pronto me encuentro
estudiándola por una razón completamente diferente. El sonrojo, el pulso
inestable, la manera en que su mirada cambia a mi boca por menos de un
segundo… No soy el único que se siente atraído aquí.

Carajo. Esto es peligroso. Ella es peligrosa

El mundo fuera del colchón deja de existir al tiempo que mi enfoque se


reduce sólo a Violencia. Ella realmente es impresionante, especialmente cuando
está enfurecida. La tensión aumenta entre nosotros, y los latidos de mi corazón
saltan a pesar de mi mejor esfuerzo para controlar esa mierda. Pero carajos si
no estoy críticamente atento de la manera en que se siente su cuerpo bajo el mío,
el calor de su piel bajo mis dedos, la manera en que su aliento se corta mientras
bajo mi rostro hacia el suyo lentamente.
Deslizando mis dedos hasta la palma de su mano, forzó su puño a abrirse,
luego lanzo el cuchillo a través del colchón antes de liberar su muñeca.

—Toma tu daga. —demando.

—¿Qué? —Sus ojos se abren como platos.


—Toma. Tu. Daga., —Repito, moviendo su mano junto con la mía y
arrastrándolas a sus costillas, a la última de sus dagas. Cierro mis dedos
alrededor de los de ella, agarrando la empuñadora.

Incluso sus manos son suaves. Frágiles. Quebradizas. Y si no le enseño como


usar su pequeño tamaño como ventaja, el siguiente oponente lo usará para
romperla. Y por alguna maldita razón que no puedo identificar, ni negar… me
importa.
Maldita sea.

—Eres pequeña. —Ira hierve en mi estómago.


—Soy muy consciente de eso. —Ella me mira fijamente.
—Así que deja de buscar movimientos más grandes que te expongan. —
Llevo nuestras manos entrelazadas a mi lado y arrastro la punta hacia debajo de
mis costillas. —Un tiro de costilla hubiera funcionado bien —Luego llevo
nuestras manos alrededor a mi espalda, dejándome vulnerable por primera vez
desde que entre en esta prisión de colegio de guerra. —Los riñones también
encajan bien desde este ángulo.

Ella traga, y yo lucho contra la urgencia de ver el movimiento de su garganta,


sosteniendo mejor su mirada. Juro que sus ojos se ven diferentes cada vez que
los miro. No es de extrañar que no pueda mirar a otro lado. Llevo nuestras
manos a mi cintura, manteniendo mis ojos fijos en los de ella.

—Lo más probable es que, si tu oponente tiene armadura, es débil aquí. Esos
son tres lugares fáciles en los que podrías haber golpeado antes de que tu
oponente hubiera tenido tiempo de detenerte.

Sus labios se abren, y ella toma un aliento tembloroso.

—¿Me escuchas? —Estoy seguro como el infierno que no repetiré esta


lección.

Ella asiente.

—Bien. Porque no puedes envenenar a todos los enemigos con los que te
encuentras. —Le susurró, viendo como la sangre se escapa de su rostro al
tiempo que lanzo la acusación. —No vas a tener tiempo para ofrecer té a un
jinete de gryphon Braevi cuando se acerque a ti.
—¿Cómo supiste? —Ella se tensa debajo de mí, y carajo, sus muslos se
aprietan alrededor de mis caderas.
Tengo que quitarme de encima suyo antes que se dé cuenta que tiene otra
arma a su disposición cuando se trata de mí.

—Oh, Violencia2, eres buena, pero he conocido mejores maestros del


veneno. El truco es no hacerlo tan obvio.

Brennan hubiera dado alguno de sus suspiros frustrados si supiera lo obvia


que su hermanita es. Luego, otra vez, trataría de darme una patada en el trasero
por la posición en la que tengo a Violencia.

2
De nuevo el juego de palabras con el nombre de Violet.
Un sabor amargo cruza mi boca. Ella no tiene idea que él está vivo.

Ella abre la boca como si fuera a decir algo.

—Creo que le has enseñado lo suficiente por hoy. —ladra Aetos.


Toma cada onza del control que poseo no sorprenderme por el repentino
recordatorio de que no estamos solos.
—¿Él siempre es tan sobreprotector? —murmuro, poniendo un par de
pulgadas entre nosotros.

—Él se preocupa por mí. —Ella entrecierra sus ojos a mí, lo que provoca
que empiece a pensar que es su expresión habitual.

—Él te está reteniendo. No te preocupes. Tu pequeño secreto de


envenenamiento está a salvo conmigo. —Arqueo mi ceja con cicatriz y espero
que ella entienda la pista de mantener mi secreto también. Luego deslizo
nuestras manos entrelazadas a lo largo de su costado y enfundo la cuchilla
enjoyada que no debería de estar cargando. Es jodidamente grande para ella.
Muy fácil de quitar.
—¿No vas a desarmarme? —ella pegunta al tiempo que deslizo mis dedos
lejos de los de ella y quito mi peso de ella.

Gracias a los dioses tiene el sentido común de liberar mis caderas del agarre
de sus muslos, porque el mío ha huido, reemplazado por la urgencia de dejarlas
justo donde estaban y llevarla al cuarto vacío más cercano para ver qué tan
atraídos estamos los dos.
Pero eso llevaría a un absoluto desastre.

—Nop. Las mujeres indefensas nunca han sido mi tipo. Hemos terminado
por hoy. — Me paro inmediatamente, dejándola ahí, y caminado en la orilla del
colchón a tomar mis armas de Imogen.

—¿Qué demonios fue eso? —Imogen me susurra, entregándome el último


de mis cuchillos.

—Aetos. —Ignoro su pregunta y giro hacia el líder de escuadrón del otro


lado del colchón, quien está ocupado mimando a Violencia como siempre.
Su cabeza gira hacia la mía, y la furia que muestra casi me hace sonreír.
—Le vendría bien un poco menos de protección y un poco más de
instrucción. —Le lanzo una mirada acusadora hasta que asiente, luego giro y
me alejo.
—¿Tú, entrenado a una de primer año? —pregunta Garrick, manteniendo el
paso conmigo, cuando estoy unos pasos delante del Segundo Escuadrón, una
sonrisa asomándose en sus labios. —¿O es sólo esa de primer año en particular?

—A veces odio lo jodidamente buen observadores que eres.

—Es difícil no ver la manera en que la miras. —dice Garrick, bajando su


voz.

—¿Cómo si quisiera matarla? —respondo, viendo un duelo interesante en la


Sección de Garra.
—O cog…
—No termines ese enunciado cuando estoy con ganas de golpear gente. —
Ambos tendemos a la destrucción entre nosotros, lo que nos hace una perfecta
pareja de entrenamiento, pero estoy suficientemente irritado como para hacer
un daño real a mi mejor amigo, a pesar del tamaño que tiene en mí.

—Oh, ¿podrías por favor? —pone su mano en su corazón y sonríe —


Necesito que uses esas grandes y fuertes manos para mostrarme…
Empujo su hombro lo suficientemente fuerte como para lograr que se
tambalee de un lado a otro y sacarlo de su sección y hacia la sección de Garra.
Entre más lejos mejor cuando se trata de Sorrengail.
BONUS FOURTH WING

Capítulo 16
XADEN
Traducido por KROMI
Corregido por DeniMD

—¿No te das cuenta de qué está pasando? ¿Lo qué hizo Xaden? —Aetos le
pregunta a Sorrengail, entrando en pánico como el soldado de infantería que
debió haber sido e insinuando que cambié el resultado del Threshing.

Si actuara cada vez que alguien arrastra mi nombre a una pila de mierda,
nunca conseguiría hacer algo. La mayoría de las veces, no me ofendo, lo archivo
para consideración futura y sigo adelante. Como a Sgaeyl le encanta
recordarme, los dragones no se preocupan por las opiniones de las ovejas… ni
de la mayoría de los humanos.

Pero los dedos de Aetos hundiéndose en los hombros del uniforme de


Sorrengail, justo arriba del vendaje donde la hirió ese idiota de primer año que
Tairn incineró, una rabia inexplicable llena mis venas, como pequeños
fragmentos de hielo, cortando todo a su paso. Golpeo mis escudos mentales
justo como lo hago siempre que estoy cerca de alguien, más con un lector de
mentes
—Por favor, ¿por qué no me dices qué es lo que crees que hice? —Doy un
paso a la luz de la luna, que ilumina la mayor parte del campo de vuelo y corto
el flujo de poder que viene de Sgaeyl, dejando que las sombras de la noche
vuelvan a su estado natural para que este imbécil pueda verme claramente.

—Tú manipulaste el Threshing. —Aetos quita sus manos de los hombros de


Sorrengail, y decido que permitiré que las conserve. Por ahora.

¿En serio, de todas las leyes que rompo por aquí, esa es la que él decide usar?
Casi me rio, pero luego el imbécil se pone frente a Sorrengail, como si
Violencia necesitara realmente de su protección. Él no la vio ahí afuera hoy en
el campo como la vi yo, si lo hubiera hecho no estaría encima de ella como una
niñera.

—Dain, eso es… —Sorrengail da un paso detrás de él.


—¿Es esa una acusación oficial? —Dioses, por favor denme una razón para
moler a palos al pomposo, amante del Codex. Sólo por una vez.

—No es nada más que un ser irritante. Ten un poco de control. —Me
alecciona Sgaeyl, como si su amor por el pequeño dragón dorado no fuera lo
que nos puso en esta jodida situación.

Mantengo mi mirada fija en Aetos y lejos de los grandes ojos color avellana
de Sorrengail y los rasguños que estropean su piel. Definitivamente no dejo que
mi atención navegue a esas curvas…

Maldición, ella es una distracción. Una que no puedo permitirme, sin


embargo, una a la que estoy amarrado de por vida. Y en lugar de mirarme con
ese fuego del que no puedo alejarme, es el miedo lo que hace que sus ojos
parezcan más ámbar que azul a la luz de la luna.

¿Miedo… por Aetos? Algo desagradable se retuerce en mis entrañas.


—¿Interviniste? —pregunta Aetos, su voz alcanzando un tono agudo.
—¿Yo qué? —Levanto mi ceja, dejando que brille todo mi odio por este
malcriado idiota. El pequeño pedazo de arsénico puro casi la mató en ese
campo, ¿y él está preocupado por el protocolo? —¿La vi superada en número y
herida? ¿Pensé que su coraje era tanto admirable como también malditamente
imprudente? —Cometí el error monumental de mirarla, y el rígido agarre que
mantengo en mi temperamento se desliza. Ella pudo haber muerto ahí. Ella casi
murió. Justo frente a mí.

—Y podría hacerlo de nuevo. —ella levanta su testaruda barbilla a mí.

—Estoy-malditamente-consciente —mierda—Demasiado para sólo haberse


deslizado, mi control se ha evaporado. —¿La vi peleando contra tres cadetes
mucho más grandes? —estrecho mis ojos hacia Aetos. —Porque la respuesta a
todo eso es sí. Pero estás haciendo la pregunta equivocada, Aetos. Lo que
deberías estar preguntando es ¿Sgaeyl vio esto, también?
—Tú no acabas de meterme en todo este disparate.

—Estoy seguro por el infierno de que me arrastraste dentro de eso. ¿Desde


cuándo te pones toda sentimental con dragones pequeños? —No es que el
dragón dorado no sea lindo. Pero ser blando con lo lindo hace que te maten aquí,
que es exactamente lo que hace que Sorrengail sea tan peligrosa para mí.
Aetos desvía la mirada nerviosamente, como debería.

—Su pareja le dijo. —susurra Sorrengail. Supongo que alguien le informo


acerca del enlace de pareja de Tairn y Sgaeyl.

—¿Desde cuándo te pones todo emocional con respecto a mujeres humanas?


—Sgaeyl me desafía.

—Estoy furioso. No emocional. —La corrijo.


—Ella nunca ha sido fan de los abusadores. —le confirmo. —Pero no
confundas esto como un acto de bondad hacia ti. Ella está encariñada con la
pequeña. Desafortunadamente, Tairn te eligió por su propia voluntad.

—Mierda. —murura Aetos, poniendo todo junto finalmente.


—Exactamente mis pensamientos. —Meneo mi cabeza al líder de escuadrón.
—Sorrengail es la última persona en el continente que yo quisiera que alguna
vez estuviera encadenada a mí. Yo no hice esto. —En un segundo, en ese
campo, mi actitud hacia Violence cambio de un tal-vez-la-mate-o-tal-vez-no a
un protegerla-a-toda-costa.

Y no porque sea brillante, o hermosa, o exasperantemente capaz de destrozar


mi cuidadosamente elaborado control, aún y cuando ella es absolutamente todas
esas cosas. No. Yo no tuve decisión en esto. Tairn tomó la decisión por mí.
—E incluso si lo hubiera hecho. —Me paro dentro del espacio personal de
Aetos, y para su crédito, él no retrocede, al tiempo que me cierno sobre él. —
¿Podrías realmente enunciar esa acusación sabiendo que esto podría haber sido
lo único que salvó a la mujer que llamas mejor amiga? —En cierto punto,
Sorrengail tendrá que reconocer que el último año en el cuadrante ha cambiado
a su amiguito en alguien que ella ni siquiera conoce.

Su silencio es jodidamente delicioso, incriminándolo más de lo que yo


hubiera podido.
—Existen… reglas. —él tartamudea, haciendo su mejor esfuerzo para
mirarme hacia abajo a pesar de que soy pulgadas más alto que él. Extraño
momento para que le crezca la espina dorsal, pero bien por él.
—Y sólo por curiosidad, ¿podrías tú, vamos a decir, torcer esas reglas para
salvar a tu preciosa y pequeña Violet en el campo? —Su nombre sabe extraño
en mi lengua, más suave que el apodo que prefiero.

—Esto es cruel, incluso para ti. —Sgaeyl remarca con una pizca de
diversión.
—Es desafortunado que la lastime a ella, pero tendrá que endurecerse para
sobrevivir a nuestra asociación, y Aetos no puede estar cerca de nosotros por
ningún lado.
—Oh, ¿entonces no estamos discutiendo que tú ya te estabas moviendo
cuando Tairn aterrizó? —Sgaeyl responde —¿Que si él no hubiera llegado, tu
serías culpable justamente de lo que el hijo del coronel te acusa?

—Me moví por puro instinto de protección…


—No nos avergoncemos el uno al otro y no termines esa frase.

Yo jodidamente odio cuando ella hace eso. Ella es el único ser en el


Continente con una lengua tan afilada como la mía. Bueno. Violencia podría
darle pelea.
Demonios. Aetos sigue sin responder.

—Es algo injusto preguntarle eso. —Sorrengail camina directo hacia mí,
poniéndose a lado de Aetos mientras el rítmico golpeteo de alas de dragón llena
el aire. Supongo que el Empyrean ha tomado su decisión con respecto a si
permitirán que ella se una con dos dragones.

—Te ordeno contestar, Líder de Escuadrón. —Fijo mi mirada en la de él.


Vamos. Muéstrale a ella quién realmente eres.
Aetos traga tan desagradablemente fuerte que lo puedo escuchar, después
aprieta sus ojos.

—No. No podría.
Me burlo. Maldito cobarde amante-de-las-reglas. El no merece respirar el
mismo aire que Violence. Ella es la mitad de su tamaño y mil veces más
valiente. Hablemos acerca de relaciones desproporcionadas. No hay ninguna
regla en este maldito colegio que evitaría que yo salvara la vida de Bodhi,
Garrick, o Liam… y ahora la de ella.
Aetos gira su cabeza hacia Sorrengail, pero incluso yo puedo ver el daño
hecho. Ella se ve como si alguien hubiera destrozado su libro favorito.

Mierda. ¿qué es este desagradable peso que siento en mis pulmones? Es


acaso… No. No puede ser culpa. No puedo recordar la última vez que sentí
culpa por… bueno… nada que no involucrara un marcado.

—Podría matarme ver que algo te pasa, Vi, pero las reglas… —Aetos
lloriquea.
—Está bien —ella lo interrumpe, levantando su mano hacia su hombro.

Y eso es suficiente para transformar la culpa en nausea, que extrañamente


agradezco.
—Los dragones están regresando —Remarco lo obvio al tiempo que
aterrizan, provocando que los cadetes se alejen. —Vuelve a la formación, Líder
de Escuadrón.
Aetos se escabulle como la ratita que es.
—¿Por qué le hiciste eso? —Sorrengail me grita malditamente cerca, luego
sacude su cabeza. —Olvídalo —ella me descarta, alejándose sin ninguna otra
palabra.

Parpadeo. Maldigo a Amari, la cinco-pies-nada dolor de trasero es la única


persona que se ha atrevido a descartarme. Me muevo antes que mi sentido
común me diga que lo deje como está.

—Porque pones demasiada fe en él. —La alcanzo en cuestión de unos pasos.


—Y saber en quién confiar es la única cosa que puede mantenerte con viva…
mantenernos vivos, no sólo en el Cuadrante sino también después de la
graduación.

—No hay un nosotros. —ella responde, apenas evitando chocar con otro
jinete, causando que mi corazón salte. Ayer, no me hubiera importado.
Hoy, su sangre es mi sangre.

—Oh, pienso que descubrirás que ese ya no es el caso. —Tomo su codo y la


jalo fuera del camino de otra colisión inminente. ¿Así es como será, tratando de
mantener a esta mujer con vida? ¿Ella puede enfrentar a tres bravucones
armados para defender al dragón más pequeño, pero no es capaz de ver por
donde carajos camina? —Los vínculos de Tairn son muy poderosos, ambos para
pareja como jinete, porque él es muy poderoso. Perder a su último jinete casi lo
mata, lo cual supone, de la misma forma, que casi mata a Sgaeyl. La vida de las
parejas es…

—Interdependiente, sé eso. —ella responde, furia iluminando el azul en sus


ojos al tiempo que aleja su mirada de la mía, enfocándose en el movimiento del
alboroto mientras ellos aterrizan.
¿Qué en el nombre de Dunne está mal conmigo que noto mierda como esa?

—¿Ahora quién es el que se está poniendo sentimental? —pregunta Sgaeyl

—Atraído y sentimental no es la misma cosa.


Y ya estoy enojado conmigo mismo por lo primero. Estoy seguro como el
infierno que no caeré en lo segundo.

—Cada vez que un dragón elije jinete, ese vínculo es más fuerte que el
anterior, lo que significa que si tú mueres, Violencia, eso desencadenará una
serie de acontecimientos que potencialmente terminen conmigo muriendo
también. Así que, desafortunadamente para todos los involucrados, ahora hay
un nosotros si el Empyrean mantiene la decisión de Tairn.

Sus ojos se abren al igual que sus labios.


Y yo definitivamente no estoy pensando en su boca, no cuando tengo
preocupaciones mayores como por ejemplo mantenerla con vida. Tampoco
estoy pensando en el mejor ángulo para besarla. O cómo se sentiría su trasero
perfecto en mis manos.

—Y ahora que Tairn está en la jugada, los otros cadetes saben que él está
presto a vincularse… —Dioses, ellos van a venir tras de ella. En el colchón. En
los pasillos. En la maldita cámara de baño donde yo no puedo patrullar. Obligo
a mi mirada a desviarse y exhalo con la suficiente fuerza que de hecho lo
llamaría un suspiro.
—Esa es la razón por la cual Tairn me dijo que permaneciera a tu lado. —
ella susurra, como si por fin entendiera la gravedad de la situación. —Por los
no vinculados.
—Los no vinculados van a tratar de matarte con la esperanza de obtener a
Tairn para vincularse con ellos.
Garrick se dirige hacia mí, y yo sacudo mi cabeza. Cualquier noticia que
tenga de la misión de anoche tendrá que esperar.

—De todas las personas en el cuadrante, ¿Tairn tenía que enlazarse con
Sorrengail? —La vida está a punto de volverse infinitamente más complicada.

—Siéntete libre de cuestionar sus motivos. —sugiere Sgaeyl

—Infiernos no. Prefiero mi cabeza pegada. —él es un cabrón malhumorado.


—Tairn es uno de los dragones más fuertes en el Continente, y el vasto poder
que él puede canalizar está a punto de ser tuyo. Los siguientes meses, los no
vinculados van a tratar de matar a un jinete recién emparejado mientras el lazo
es débil, mientras ellos aún tienen una oportunidad de que el dragón cambie de
parecer escogiéndolos a ellos, así no serán enviados de vuelta nuevamente a
primer año. ¿Y por Tairn? Harán lo que sea necesario. —No puedo evitar
realmente suspirar en esta ocasión. —Hay cuarenta y cinco jinetes sin vincular
para los cuales tú eres ahora su principal objetivo. —Levanto mi dedo
apuntador.

—Y Tairn piensa que tú jugarás al guardaespaldas —ella se burla —Poco


sabe él sobre lo mucho que te desagrado.

—Él sabe exactamente cuánto te desagrada ella y que tan frecuente la


miras…

—Voy a ser voluntario para cada misión en clima frío que exista si tu…—

—Grosero. Como si tu incapacidad para controlar tus hormonas fuera a


resultar en mi incomodidad. —ella mentalmente se estremece. Despiadada y
cruel como mi chica puede ser, ella pinta su raya al frío, a menos que volemos
para Aretia.

—Él sabe exactamente lo mucho que yo valoro mi propia vida, —


contrarresto, mi mirada vagando hacia la parte baja del cuerpo de Sorrengail.
No hay absolutamente nada desagradable de lo que veo. De hecho, si Amari
misma hubiera diseñado una mujer para mi perdición… bueno, demonios. Tal
vez eso es exactamente lo que Violence es, mi perdición. Piel suave. Mente ágil.
Temperamento feroz. Moral con una daga. Valiente como ella sola. Y
completamente imperturbable. —Tú estás anormalmente calmada para alguien
que acaba de escuchar que está a punto de ser cazada. —¿Qué la hará perder
completamente el control? ¿Qué clase de hombre permitirá ella que la desate?

—Ella es dos años más joven que tú y en tu línea de comando. —Sgaeyl dice
fingiendo indignación.
—Y tú eres cincuenta años más joven que Tairn. ¿Cuál es tu punto?

—Esto es un miércoles típico para mí. —Se encoje de hombros Sorrengail,


y mi mirada se fija en el rubor de sus mejillas, ese delicado rosa que me dice
que ella no es tan indiferente a mí como quisiera pretender. —Y honestamente,
ser cazada por cuarenta y cinco personas es mucho menos intimidante que estar
constantemente mirando las esquinas oscuras por ti.

Punto justo.
El dragón dorado aterriza detrás de nosotros, seguido por la monstruosidad
que Sgaeyl llama pareja, y yo camino el infierno de lejos tan rápido como me
es posible ahora que Sorrengail está protegida, dirigiéndome a donde Sgaeyl
espera al final de la fila junto con los otros dragones de los líderes de ala.
Garrick se para justo a lado de Chrad, su Cola de Escorpión café, y levanta
sus cejas mientras me acerco.
—Así que tu y la hija del general…

—No es gracioso. —Sacudo mi cabeza e ignoro el resoplido de Sgaeyl a mi


lado al tiempo que el General Melgren toma el frente del estrado. Se me eriza
la piel, justo como me sucede siempre que él está cerca. Maldito asesino. No es
difícil sacarlo de mi mente; he practicado ignorarlo por años. Además, no
necesito escuchar para saber qué es lo que va a decir.

Tairn se va a salir con la suya. Ella se enlazará con los dos dragones. Incluso
el Empyrean no le diría al segundo dragón más grande del Continente que no
cuando por fin se ha vinculado. Ellos lo quieren de vuelta en el campo de batalla.

—¿Será esto un problema? —pregunta Garrick al tiempo que Melgren


parlotea.
—No.

—Claro. —Las palabras caen con sarcasmo

—Estoy bien. —Escaneo a los de primer año que sobrevivieron al Threshing.


—He visto cadáveres mejores que tú. —murmura mi mejor amigo.

—Claro que los cadáveres están bien. No tienen nada de qué preocuparse.
—Y justo se me ha entregado Violet-jodida-Sorrengail para protegerla si es que
quiero vivir, lo cual quiero. O más bien, debo. Especialmente desde que
Melgren justo anunció que ella puede vincularse con sus dragones.

Bajo mis escudos lo suficiente para sentir el vínculo. El zafiro duro es el que
comparto con Sgaeyl está puesto en su lugar como siempre, pero ahora hay dos
más. El ónix que reconozco como Tairn, y el otro, una brillante tira de …
plateado, como las puntas de su cabello. Demonios. Él realmente se vinculó con
ella, Sólo un vínculo de apareamiento como el de Sgaeyl y Tairn podría ligarme
con otro jinete, quisiera o no.

Sorrengail me mira a través del campo, y yo pongo mis escudos de vuelta a


su posición y levanto mi dedo apuntador. Ella ahora es el blanco número uno
por aquí, y mi mayor debilidad.

—Supongo que habrá que mantenerla con vida. —murmura Garrick


mientras la General Sorrengail se para al frente para dar su discurso anual acerca
de la familia incluso cuando ella ha aventado a la suya a los dragones.

—Sí. —¿Cómo demonios voy a mantenerla con vida durante todo el primer
año de mierda si no estoy cerca? Veo a lo largo del campo y encuentro a Liam,
mi hermano adoptivo, parado frente a su nuevo Cola de Oruga Roja al tiempo
que los dragones les dan su regalo a los jinetes con las reliquias para canalizar
magia. —Tal vez debería mover a Liam a su escuadrón.

—¿Liam? —cuestiona Garrick.

—Él es el mejor en su año. —Asiento mientras los de primer año rompen en


celebración. —Lo entrené para pelear, así que sé que es capaz de protegerla. —
Además, me es leal tanto como yo lo soy a él.

—O podrías darle la oportunidad a ella que lo haga por su cuenta primero.


—Garrick cruza sus brazos frente a su pecho y me mira de reojo.
Hay un montón de razones por las que él pudiera estas en lo correcto.

—Pero sí esa es la ruta que eliges, todos aman a Liam, así que tal vez ella
también. Eso le haría más fácil a él cuidarla.
—A ella le agradará él. —Ese sentimiento desagradable crece en mis
entrañas de nuevo, torciéndose en un nudo.
Garrick sonríe.

—No te preocupes. Él no se la cogerá.

Mis ojos se estrechan mirando a Garrick.

—Por qué me importaría si él… —las palabras se mueren en mi lengua


cuando Aetos camina detrás de Sorrengail y la alcanza por atrás. Ese imbécil le
está desabrochando su armadura. Él tiene sus manos en su piel. Inhalo por mí
nariz y exhalo por la boca para sofocar la rápida nausea que sube.
—Relájate, él está abrochándola de nuevo, —dice Garrick, y yo sé sin mirar
que el imbécil sigue sonriendo. —¿Lo ves?, ella ya está volteando.

Sorrengail gira en los brazos de Aetos, y él eleva sus manos al rostro de ella.
No hay duda que él está buscando en su memoria para ver si realmente interferí.

—Nada de que… oh mierda. —La voz de Garrick se desvanece a un susurro


a la vez que Aetos baja su cabeza y besa a Sorrengail.
Fuego se precipita por mis venas y las sombras se arremolinan a mi
alrededor, distorsionando mi visión por un segundo. Dain-maldito-Aetos tiene
su boca en mí Violence.

No es mía. Pero eso no detiene que el nudo en mi estómago se despliegue y


extienda como ácido en mi sistema, quemando a través de mi pecho y haciendo
difícil agarrar aire hasta que ese mocoso levanta su cabeza.

—Demonios. ¿Estás bien? —pregunta Garrick, risa entrelazando su tono.

—Yo… —fijo mi pie al campo con ayuda de las sombras para evitar que
marche allá y estrelle mi puño contra Aetos. ¿Cómo jodidos se atreve a besar la
boca qué el no protegería por no romper las reglas, cuando yo podría…
—¿Sí, qué es lo que harías? —pregunta Sgaeyl.
Jódeme. ¿Qué no haría?

—Te ves un poquito verde. —Garrick dice entre risas. Y yo forzó aire dentro
y fuera de mis pulmones mientras Sorrengail da unos pasos atrás.
Él le sonríe, pero… espera. Ella no regresa el sentimiento. No, Sorrengail
luce como si accidentalmente hubiera besado a un primo y no pudiera huir lo
suficientemente rápido. Hablemos de incomodidad.

—En 20 años, no creo haberte visto celoso antes. Esto es asombroso. —


Garrick palmea su mano en mi hombro.

Celos. Eso es exactamente lo que es este sentimiento, caliente, corrosivo…


celos. Y ahora estoy unido a esta mujer por el resto de nuestras vidas.

Necesito estar alejado de ella lo más que pueda.


—Pero no lo harás. —Predice Sgaeyl, y estoy tentado a levantar mi dedo de
en medio si sólo no creyera que mordería la maldita cosa como un recordatorio
de que ella puede.

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