Rouquie Alain America Latina El Extremo
Rouquie Alain America Latina El Extremo
Rouquie Alain America Latina El Extremo
LA HERENCIA DE LA HISTORIA
de Veracruz y Michoacán, la i;>oblación n~ral es toda_vía lige-
ramente superior a la de las _cmdades. Alh se trata, sm duda,
de zonas arcaicas o de reg10nes de, n:ienor ~esarol, p~r
tanto poco representativos de la Amenca Latma de hoy. Sm
embargo, precisamente porque esos elementos concuerdan
ESTRUCTURAS AGRARIAS Y SOCIEDADES con la América Latina de ayer, el atento examen del mundo
rural y del pasado reciente puede ayudar a comprender las
sociedades actuales. Sobre todo porque, f~era de a,lguno_s
Si bi~n la concentración urbana es hoy uno de los rasgos pre- pai'ses mineros que han sacrificado su agricultura, esta , si-
dommantes de las naciones de América Latina, su historia ue ocupando una parte preponderante en 1as _economias.
reciente está sin embargo considerablemente marcada por g 2. Agricultura y composición de las exportaciones. En los
las consecuencias sociales de su pasado agrario. Por diferen- países más modernizados, la agricultura apenas cuenta en _la
tes razones, las estructuras agrarias, en efecto, constituye- composición del producto nacional, pero no ocur~e lo m1~
ra~ la matriz de las relaciones sociales en la mayoría de los mo en el caso de las exportaciones. En esas economias relati-
paises del continente. Será fácil convencerse de ello si se vamente complejas, la parte de la agricultura en el PNB a
sabe que son raras las naciones de la región que no poseen menudo es inferior al 25% (6% en Venezuela), generalmente
hoy una u otra de las tres características siguientes: por debajo del 20%, incluso en país~ altamente exportado-
-una importante población rural; res de bienes agrícolas. En Argentma y Uruguay, el ~alor
-un elevado porcentaje de producción agrícola en la agregado del sector industrial duplica al del sector agncola.
composición de las exportaciones; En el primero de esos dos países, los cereales y la carne cons-
-una preponderancia absoluta de la gran propiedad. tituyen más del 50% (1980) de las exportaciones y la toalid~
1. El índice de urbanización no es uniformemente grande de los productos derivados de la agricultura conforma el, 80 ~
en todos los países del continente y menos aún en todas las del total de los bienes exportados, mientras que e~ el pais v,e-
regiones de un mismo país. Las sociedades esencialmente ru- cino, la lana, el cuero y la carne por sí sol~,cntuye mas
rales predominan en América Central y en los países andinos. del 80% del comercio exterior. Con excepc10n de ~a V~n.ezu
Así, la proporción de población no urbanizada es superior la petrolera, del Chile productor de cobre, de la Bohv~a ex-
al 60% en Guatemala, Honduras, Bolivia y Paraguay; rebasa portadora de estaño, plata e hidrocarburos, del Peru que
el 50% en El Salvador, Ecuador y Costa Rica. Sin embargo, después de 1968 deja de ser un importante exportador de al-
hasta en los grandes países de urbanización galopante, como godón y azúcar pero que sigue siendo proveedor de cobre, to-
Bras_il o México, es posible hallar zonas donde todavía pre- dos los demás países del continente dependen de la pr~duc
domma fuertemente la población rural. En el nordeste bra- ción agrícola para su comercio exterior. En Colombia, el
sileño, a pesar de las grandes aglomeraciones de Salvador y café proporcionaba hasta fechas recientes más ,del 70% de
Recife, sólo el estado de Pernambuco es mayoritariamente los ingresos del país; el plátano, el cacao y el cafe ~onfrma
urbano, los de Rio Grande do Norte y Sergipe están equili- ban todavía en 1971 cerca del 80% de las exportac1~s ecu~
brados y los demás estados, incluyendo Bahía, tienen una torianas. Antes del boom de los hid¡ocarbur?s que petr~h
población rural que rebasa el 55% (70.4% en el caso de Ma- zó" su comercio exterior, los productos agncolas (algod~n,
ranhao). En México, donde el 60% de la población todavía es- azúcar, café) representaban hasta el 50% de las exportacio-
taba empleada en la agricultura en 1960, los estados de Hi- nes de México. Siguen constituyendo más del 40% de la~ ex-
~algo, Querétaro, Zacatecas, Tabasco, Oaxaca y Chiapas portaciones brasileñas frente al 60% tan sólo de cafe en
tienen menos del 30% de población urbana. En los estados 1955. l . ,,
Esta preponderancia de la agricultura en el "sa ano na-
[80]
OL.
CARACTERES GENERALES DE LOS ESTADos
HERENCIA DE LA HISTORIA 83
cio1!"al de países tan distintos nos indi .
agricola es un factor en juego polít' d e~ que la riqueza co", no es pues más que una forma muy centralizada de po-
los productores de esos b' ico. e primer orden, y que der absoluto pero con un sistema de reciprocidad que crea
. . ienes o qmenes los e t l .
guen ejerciendo una infl . d on ro an si. una "sociedad de previsión", al menos de confiar en los Co-
orientaciones de la vida n~ecia l ecisiva sobre las grandes mentarios reales de Garcilaso de la Vega, cronista del siglo
su huella en la plasticidad cd10na ~odm pudieron ayer dejar xv1 que no escatima en la apología. El Inca, al controlar el
e soc1e a es en f ·,
3. La concentración d l . ormac10n. excedente, constituye reservas a fin de alimentar y equipar
mos subestimar ni la d~m:¿iea ~er'!toil. No podría- a los soldados y campesinos que trabajan en sus tierras,
siones sociales ni las cons ~ econ~1a m las repercu- mientras los pueblos tienen la obligación de socorrer a las
rancia de las grandes pro ~:1as poht1c~s .~e la preponde- viudas y de subvenir a las necesidades de enfermos y ancianos.
jamás está ausente de la p . s ~1;Yª aparic1on plurisecular Con la llegada de los conquistadores van a crearse las
poder nacional. const1tuc1on de las sociedades y del grandes propiedades coloniales. Los recién llegados no en-
frentaron los peligros de lo desconocido y de la conquista
para trabajar la tierra, muchos incluso huyeron de España
La gran propiedad y su historia para no ser obligados a hacerlo. Nada en común con los pione-
ros que desembarcaron hacha en mano para roturar. Esos hi-
Recordar la historia no puede ser s f dalgüelos de Extremadura o de Andalucía vienen a enriquecer-
interesa menos el estad l d uper l~o. ~n efecto, nos se y vivir noblemente. Han atravesado el océano para "valer
tierra que la evolución ~e actua e l.a distribución de la más". Por otra parte son demasiado pocos para colonizar. Ni
las huellas que ha de. dq ha conducido a ese resultado y España ni Brasil concibieron sus nuevas posesiones como
L Ja o.
ª apropiación de la tierra tal l colonias de población. Fieles al espíritu feudal del que son
remonta a la época colonial lo como a ~oncems hoy se tributarios, los conquistadores se apropian de las tierras
grandes propiedades no sea~ muc~al n~ qme~ decir que las donde hay hombres, por su trabajo pero sobre todo por el
precolombina no es mu b. e º.mas recientes. La época prestigio y el poder que da su número. Esas tierras son tanto
en los grandes Ímperio~ s I~n col noc1da. Parece haber tenido más extensas cuanto que están poco pobladas o que, como
f d o re os cuales estamos . .
?rma os dos características: la pro . d d d E mejor m- propiedades comunitarias, se han quedado indivisas.
tlerrras por una art pie a e stado de las Algunas de esas tierras han sido "legalmente'; atribuidas
aquél~. por la ot~a. 1
E~· :;. ~:ngizcó
xicano son sistemas comu 't . el os meas y el calpulli me-
comunitaria de por la corona a los soldados de la conquista para transfor-
marlos en colonos. Sin embargo, las más de las veces es por
miliar de las parcelas que m ~ri?s o~ales con usufructo fa- usurpación, sobre todo a través de la corrupción de la insti-
blecimiento de las grandex1st.1a·n1· sm. duda antes del esta- tución llamada encomienda, como se convierten en las pose-
b . . es c1v1 1zac10nes y l h
so rev1v1do parcialmente E l . . . que es a siones españolas en dueños de la tierra. La encomienda no
están divididas en tres pa~te;
das para las necesidades d l . ~s
t 1
,~perio mea, las tierras
tierras de! sol", cultiva-
es un feudo, sino una responsabilidad administrativa y reli-
giosa no hereditaria que los españoles de las Indias interpre-
"tierras del Inca" y f' l e cu to y de sus dignatarios, las tan feudalmente. El encomendero recibe el encargo de re-
, ma mente las de los ayll El I
mas de que parece haberse U d l . us. nea, ade- caudar el tributo que los indígenas en cuanto súbditos del
tribución, igualmente se ar e~ o a ~ejor parte en la dis- rey deben al soberano, a condición de administrarlos y sobre
das las tierras comunitar· rogo a propiedad eminente de to- todo de evangelizarlos. En efecto, la conquista fue en mucho
cambio del t b · ias qu~ concede a sus súbditos a una empresa privada de cuyos ingresos finales los sobera-
ra ajo en sus poses10nes y las d l ..
gente. Lo que Louis Baudin b t' , " . l' e a casta d1ri- nos españoles sólo controlaban una parte. La corona, aun-
t h . au izo socia ismo inc " que consideraba a los indios súbditos libres, los repartió a
o ros an identificado con el "m d d d . ,ª ' y que
o o e pro ucc1on asiáti- los españoles en función de las necesidades de la economía
84 ~CARTES GENERALES DE LOS ESTADOS HERENCIA DE LA HISTORIA
y del peso político de cada uno. A algunos conquistadores s de las colonias españolas fue, como sabemos, estrictamente/
le~ confiaron miles, los cuales, tanto en el marco de la enco~
política; no acarreó ni descolniz~ó cul.tural ni progreso
m1enda como en el del trabajo en las minas (la mita) las m,
d l , . ' as social. Al echar al español, la anstrocracia de los grandes
e as veces e.stan sujetos al trabajo forzado. Sobre la base
propietarios criollos se. ~poeró. del p.oderyl~tic, a veces
de e~as relaciones de vasallaje se constituyen las grandes haciendo frente a las reivmd1cac10nes iguahtanas de las ma-
p._¿o1eda~s No obstante la corona española intenta preser- sas indígenas o mestizas. Así, en México, los ~recus de
var-la propiedad comunal de los indios en las zonas más den-
la independencia, Hidalgo y Morelos, que_ habian mov1l_iz~-º
samente p~blads, dado que los indígenas son a menudo re-
ejércitos de indios para restaurar l~s5i-_cmUf _lS~
legados a tler~s menos fértiles. Las comunidades indígenas
padas por los españoles, fueron fusilaaospor ~ar_mt!l1
forman reducc10nes, que ocupan un territorio reconocido do una revolución popular.
pagan tri?uto ~ ~ropcina mano de obra para los diver~
Más aún, en nombre de la igualdad de los ciudadanos y del ' _'f.·'
sos trabajos ~ubhcos. Esta situación legal no impide que las
liberalismo, se suprimió la situación particular y las gar_an- -~
grandes propiedades avancen sobre las tierras comunitarias tías dadas por la corona a los indígenas. Incluso se alento el
con el objeto principal de reclutar man~ de obra indígena fraccionamiento individual de las tierras comunitarias y su
J?e esos oríg;n~s coloniales del sector agrario proced~ comercialización. Así las solidaridades primordiales tendie-
v~nas caractenst1cas casi permanentes de las relaciones so-
ron a disgregarse mientras las disparidades sociultr~e.
ciales. en el can;ipo latinoamericano. Así, el pasado servil del entre indígenas y burgueses criollos aumentaban las posibi-
trabajo de la tierra marcó la condición campesina incluso lidades de expoliación.
después de que el trabajo forzado -o la esclavitud en el caso Las grandes leyes liberales sobre la secularización de l?s
d~ Brasil- fuera ~bolid. Pero sobre todo, de la colonia pro- bienes de manos muertas que fueron promulgadas a media-
viene lo que podnamos llamar la confusión "feudal" e t
t d · · . nre dos del siglo XIX en México, generalmente m~s ta~de en
areas_ a m1s~ratv o misioneras e intereses privados. En otros países, a menudo permitieron a un reducido m~ero
un pa1s conqmstado donde el conquistador difiere étnica- de poderosos acaparar las vastas posesiones de la Iglesia: En
m~nte de los grupos sociales dominados, el encomendero a México, el proceso de "desamortización" que afecta la mitad
qmen s~ le confían hombres y que se apropia de las tierras , de las buenas tierras del país fue el origen de las grandes ha-
se convierte en una especie de señor enfeudado. Un siste
d t. - . 1 . ma ciendas. La división de los eriales locales en nombre del pro-
e, 1po .d senona d se mstaura tanto más fácilmente . con s u s p1-· . greso prolongó, también en México, esa tendencia a. la con-
ram1 es e vasallos y sus obligaciones de reciprocidad por centración territorial. Bajo Porfirio Díaz, las sociedades
el ~echo de que el encomendero debe tener "armas y ~ab 'extranjeras o nacionales de agrimensura fuero~ a~torizds
llo , para defn~r la corona y hacer la guerra. Todo ello mo- 'a catastrar tierras comunitarias a menudo sm titulas y a
delo las mentahdades e influyó en las configuraciones mar- apropiarse de una parte. En 1910, 40 millones de hectáreas
cad~ por la impo.sición. de las relaciones personales y la . pasaron así a manos de ese nuevo tipo d~ acpr~oes. Ese
ª!11Phtud de las distancias sociales. Estas últimas siguen movimiento de expropiación, que obedecia al espmtu ~ mo-
s1end~ notabl~s hasta en el lenguaje popular del campo. En i dernización de la época, facilitaría a la vez la circulac10n de ,
los paises andmos por ejemplo, el "patrón", es decir el blan- . tierras inmovilizadas y la aparición de una mano d~ obra !
co, ? el hombre que encarna culturalmente la autoridad, to- . poco costosa de campesinos despojados de sus med10s de 1';_
dav1a es tratado de don (dominus) o de Su Merced.
' subsistencia. Fue una de las principales causas de la explo-
Dur~nte la independencia, las grandes propiedades se ' sión agraria de la revolución que simboliza el nombre de
consolidaron o a veces hasta crecieron mientras la si·tua ·, Emiliano Zapata, líder de los campesinos despojados del es-
d 1 . d' CIOn
e _os m 1genas, a quienes hasta entonces mal que bien pro- tado de Morelos en el centro de México.
tegian las leyes de la corona, se agravaba. La emancipación En otros países, como Argentina, es el Estado el que, para ¡
"'-lK~ v.CNl:,J{ALES DE LOS ESTADOS l{ERENCIA DE LA HISTORIA .
( . ensidad y de la reducida po-
recompensar a aquellos con quienes ha contraído obligacio- En Brasil, a pesar de la m_m t de tierras se agravó consi-
nes o hacer frente a sus necesidades de tesorería, distribuye blación relativa, el ª,capr~ Entre 1920 y 197 5' las su-
enormes extensiones de tierra inaccesibles en la "frontera" d erablemente endel ultimo p
or las propie
·. dades mayores de 100 .
· /
con los pueblos indios insumisos. Esas tierras, que sólo exis- Perficies ocupa· as Pde aumen t ar. Es principalmente la mfr' /
tían en el papel en el lejano sur de la provincia de Buenos Ai- hectáreas no d eJaron_ lt a de exportación eficaz, p'arzres- \
res, serán valorizadas hacia 1880 por las campañas de "paci- tauración de una a~ncu ~r d del mercado mundial, la 1"
ficación del desierto" y gracias a los ferrocarriles. También ponder a una creciente em~n :Os estables de las fazendas ; ~.
allí, la gran propiedad está ligada a la conquista. que echó a los aprceo~ y o r:os itinerantes (boias frias) o
ara transformarlos en Jornale te la repentina alza de
P b nos En e nores ' f"
en emigrantes ur a . , 1 crecimiento de las super i-
La conquista patrimonial continúa los precios del azúcar acr~o de las roras parcelas asigna-
. d la supresion e y ' l"
cies cultiva as .Y d la lantación para sus horta izas.
Hoy, el proceso de acaparamiento de tierras prosigue, aun das a los trabJd~es : del~utivo mecanizado, sobre todo
cuando reformas agrarias más o menos profundas y las divi- En el sur, las necesidade 1 . , de los posseiros que fueron
siones por herencia de las grandes propiedades parecen a ve- n la expu s10n b"
de soya, provocara . d d a las tierras vírgenes a iertas
ces contradecir esta tendencia ininterrumpida. La lucha de 1 a instalarse en gran canti a 1 pasos de las carreteras
las comunidades y de los pequeños agricultores contra la ex- en el centro-norte del país por os do la crisis y la falta de
, · Sin embargo, cuan h" ·
propiación o las invasiones de las grandes propiedades está transmzo~." . 1 década de los ochenta icieron
1
lejos de pertenecer al pasado. Marca la historia agraria ac- Petróleo a·1 prmcip10s de a
rara su vocac10
. , n agrícola inmensas pro-
' . . d
tual: a la brutal expropiación de los aparceros o de los "pre- que Br9~1_!.cQe . 200 OOÓ hectáreas) en princip10 eso-
1
caristas" responde la invasión colectiva de tierras desocupa- piedades (de 100 000 ª.d a las grandes sociedades euro-
das o no cultivadas. El Perú indio aparece, hasta las cupadas fueron ofreci as. en la Amazonia. Esas
· s 0 pponesas .
reformas de 1968, como el lugar clásico de esos enfrenta- 1
P eas norteamericana 1 lgunas no tenían ninguna
' -, de las cua es a
mientos seculares que atestigua, de Ciro Alegría a Manuel grandes co~pam_s, n materia agrícola, hicieron que
Scorza, una rica literatura indigenista. En Colombia, en las \ competencia particular ~ desaloJ·aran a los ocupan-
zonas indias del Cauca, los indígenas relegados en los res- sus pistoleros, gn ei
·z ·ros y ¡agunfos, .
. . .
habían roturado msigm-
guardos de las tierras altas y pobres no están a salvo de las tes sin títulos llegados de leJos,lquel Esos conflictos terri-
\ adas a a se va.
presiones patrimoniales. La violencia, esa feroz guerra civil ficantes parce1as arrane 1 contradictorios proyectos
que destrozó al país durante una decena de años a partir de toriales, suscitados por ohs . to de la Amazonia, to-
1 d aprovec amien
1948, tendría entre otras consecuencias la de apresurar la \ gubernamenta es e al unas regiones como la zona
modernización capitalista del sector agrario al precio prin- maron un sesgo grave edn 1 g "precaristas", a veces con
cipalmente de la expulsión de los agricultores y de los pe- . A . a don e os .
\ Tocantms- ragu~ .d" defender sus fmcas.
queños propietarios de las tierras que cultivaban. Una en- ayuda de la Iglesia, deci ieron lar de esta expansión pa-
cuesta realizada en una región "violenta" del departamento
del Valle al sur del país (Caicedonia) indicaría que el 80% de
l Sin duda e l caso m
trimoma ' aun cu
. 1
ás espectacu
ando termmo en
. ,
,
.
hombre de negocios nor ea-
.
un fracaso financiero, es
t
los campesinos sin tierras en 1970 eran propietarios antes
de 1940. 1
l el imperio privado que_logr~
mericano en el río Jan, no eJOS e , tos millones de hectá-
~n d Belem y de la Guayana
' francesa, y del cua1 Jama
. , s se supo cuan
d es en las zonas de co o-
1
d' En to o caso d
\ reas (1o6) compren ia. 1 ntración de la propieda es
1 Germán Castro Caycedo, Colombia amarga, Bogotá, Carlos Valencia, nización reciente do;~9:7cinas de más de 10 000 hec-
1976, pp. 4-8. mayor y donde, des e ,
HERENCIA DE LA HISTUKIA
'" 1 .cKr~ l>.tN1'KALES DE LOS ESTADOS
la. Sin embargo, no por ello el binomio latifundio-minifun-
táreas se han multiplicado Ad , .. ,
t:i~º;reoasEnM
1
~:sn p!~ r~
dio deja de ser una realidad, sobre todo en los países de fuer-
te población indígena donde el predominio de las micropro-
. · ex1co donde la e · ·, piedades es grande mientras la diferencia entre ellas y los
agraria originó la revolución de 191 d d O
xpr~iac1on latifundios adquiere una dimensión gigantesca. En Argenti-
una reforma agraria permanente d y on e se llevo a cabo
régimen, la situación actual de la e la ~ul ~e enorgullece el na, la superficie promedio de las grandes propiedades es 270
veces mayor que la de las unidades subfamiliares, pero la re-
tinta de la que existía antes d l prop:e .3: no es muy dis-
prohibiciones le ales e a revo uc10n a pesar de las lación es de 2 000 a 1 en Guatemala. En este último país,
el Chile d p· ~ que pesan sobre la gran propiedad. En 8 800 propietarios, o sea menos del 3%, reúnen el 62% de las
a los gra:de1;~scntvoluió agraria devolvió tierras cultivables, mientras el 87% de los agricultores se re-
c u prop1e a y su poder parten el 17% de las superficies. En la vecina Honduras,
orno se ve, la apropiación del . :
neutra; va a la par con un de ~sac10 no es socialmente donde la situación agraria es sin embargo menos tensa, 667
Los móviles relacionad spoe1m~t? de los dominados. propiedades se reparten el 28% de las superficies, mientras
remplazado hoy a o~ con la r~ntab1hd capitalista han otros 120 000 (de un total de 180 000) se concentran en el
canismos de ti 'o menu ? a~rvndols, los objetivos y me- 12% de las superficies cultivables. En Brasil, el 50% de las
son idénticos yplotmrecda1~ns anteriores. Los resultados propiedades detenta el 31.5% de las tierras, el 1% de las fin-
os s1m1 ares. cas posee el 49% de las tierras, según el censo agrícola de
1975. En el Chile anterior al inicio de las reformas de 1964,
menos del 7 % de las fincas se repartían más del 81 % de las
Latifundios y coerción extraeconómica
tierras.
LQ_que sorprende en las formas más tradicionales y arcai-
La concentración territorial dio or· cas.Q~l
a la pareja anta onista igen e~ todo el continente latifundio, es que§e trata menos c:l_e una ernpresa pro-
fundía. Si bien ~ · y con:iplementana latifundia-micro- -é!i!ctiY.a que de una institución social y hasta política, poco
según algunas nor:1cpe~d o unidad "subfamiliar" ~e._1sjbl a la coy.untura económica. El "~is tema de haden-\ /
definir, otra cosa su~!:tram lte~famicns,2
con e at1 und10 que
es fácil
d d .
d~ da", tal como se le halla en las zonas andinas o en América(
Ce_ntral, debe más su riqueza a los hombres que a las tierras.J
nar d os tipos distintos de g . d d pue e es1g-
plemente las dimensiones ~eanl phrop.1e da . A veces evoca sim- El espítiru de dominación es más importante en la lógica de
. a ac1en a y de la faz d 1 su reproducción que la preocupación por los rendimientos
etimo1ogía recupera sus d h en a y a
tifundio, a diferencia de l:rec os. La~ más de las veces el la- agrícolas. Por lo demás, la producción (sobre todo de plantas
capitalista es un tipo d f' gran pdrop1edad de la agricultura comestibles) es escasa y sólo los excedentes son colocados en
· . ' e mea tra icional de , el mercado. Y la subexplotación puede ir a la par con una es-
s1vo, mcluso insuficient caracter exten-
parte de las superficies :~ ex)~?tag, donde sólo una pecie de repliegue distante con relación a la sociedad global.
da indirectamente por s cu iva a, y que es trabaja- El modo de aprovechamiento que prevalece en ese siste-
aparceros. ma poco monetarizado es una especie de aparcería precaria
En efecto, no podemos ignora 1 . .
dias de alta productivid d 1r a ex1s~ncia de fincas me- contra prestaciones en trabajo. El patrón de la hacienda, por
continente. En Argentin: ;n ; mayona ~e los países del convenio tácito y revocable, presta una parcela a un campe-
unidades proporcionan el 6o~as1 ~ Cdololmbia, esos tipos de sino, quien tiene la obligación junto con su familia, de pagar
o o mas e a producción agríco- el arriendo con jornadas de trabajo en las tierras patrimo-
niales así como mediante diversos servicios personales.
Esos pequeños arrendatarios sujetos a prestación personal
2 V'eanse sobre todo las publicaciones .
mericano de Desarrollo Agrícola) fT 1 dy elstud10s del CIDA (Comité Intera-
llamados inquilinos en Chile, colonos en Perú, huasipungue-
• 1 Ja e a OEA, de la CEPAL y la FAO.
CARACTERES GENERALES DE LOS ESTADOS
HERENCIA DE LA HISTORIA 91
m~nte durante el siglo XX, en contextos perfectamente capi- dad protectora de los poderosos es la base de las expectati-
tahs~. No es raro que los trabajadores sean mantenidos en vas clientelistas de los humildes, las relaciones de asimetría
un reg1men de explotación por deudas a las cuales la modici-
personalizada muy a menudo son más detr~na que la
dad de su salario y el monopolio ejercido por la tienda patro- lógica desnuda de las relaciones de producc10n. Es mcluso
nal a precios us~rai no les permiten poner fin. Así pues, la proximidad y hasta la ubicuidad de ese orde~ "señori~l
a menudo los botas fnas se ven obligados a pagar su "viaje" la que determina la especificidad de las formac10nes socia-
al ~ugar de t_rabajo de la misma manera que los primeros tra-
les de América Latina. Dado que se han integrado al mundo
b~jadoes hb~es europeos que llegaron a Brasil permane- capitalista utilizando mecanismos propios ?e
sociedades
cian ~aj la ferula de su patrón hasta pagar su travesía por poco secularizadas y modernizadas, se ha podido hablar con
el Atlant1co. Por lo demás la retención por deuda era tan nor-
respecto a ellas de "capitalismo autoritario". o de "de~aTo
~al en el sig_lo xi_x que hacia 1820, según Fran~ois Cheva- llo reaccionario" del capitalismo en referencia a los clasicos
her, los prop1etanos de Puebla, en México, se lanzaron a la
del marxismo. La diferencia con los sistemas prusiano o
g~era contra una medida que limitaba a S pesos el endeuda-
ruso a los cuales se refieren esos conceptos es sin embargo
m1~nto de los indios. El acaparamiento de las tierras de hor-
patente y obedece al carácter privado de las for~ de domi-
tal~zs por grandes sociedades puede tener igualmente por nación y a la escasa incidencia de la estructurac1on estatal
objetivo o~tenr una mano de obra numerosa y estable en
en esos modos de surgimiento del capitalismo moderno.
las plantac10nes para el período de las cosechas. Era el caso La segunda consecuencia del orden hidalgo que durante
d_e las grandes y modernas fábricas azucareras en las provin-
varios siglos dominó la historia latinoamericana es en efecto
cia~ de5 Salta Y Jujuy ~n Argentina en la década de los la importancia del poder privado, y por consiguiente de las
tr~ma, donde se ha senalado que se recurría al endeuda- autoridades locales. La concentración del poder económico
miento par~ asegurar la zafra. Aun cuando estas prácticas y social, así como la fragilidad del Estado tras la. indepen-
h~ son r~s1dale,
.
no por ello han dejado de impregnar un dencia o la inestabilidad de las instituciones políticas ulte-
tejido social smgular y singularmente rígido.
riores, ha reforzado la verticalidad de las relaciones sociales
. a través de las diferentes formas del patrocinio y el cliente-
1
Dependencia personal y poder privado lismo. El aislamiento geográfico, la inseguridad de la situa-
ción, la rareza de un bien indispensable (tierra, agua, traba-
. jo) consolidan relaciones ~e reciproc_idad desigual en tori:o
~a supervi~nca de relaciones sociales no contractuales y la
. al cacique, gran propietario o comerciante y notable, que sir-
importancia de las de patrocinio, incluso en contextos moi1
ve de intermediario obligado entre esa "gente" y el resto de
dernos donde la racionalidad del mercado parece imponer.í
la sociedad. En torno al "poderoso" se organiza una red de
se, es una de las características significativas de las socieda.¡¡·
favores. En esta "política de rareza", cada individuo favore-
d_es marcadas por la herencia latifundista. El salariado nct'
cido es el eterno deudor y el cautivo de su benefactor aun
siempre obedece sólo a las leyes de la oferta y la demanda,
cuando cada una de las partes se esfuerza por sacar el mejor
c~ando tr~dicones de _semiservidumbre o vínculos patrimo{ ¡
provecho de ese intercambio desigual. Esas solidaridades
males matizan la totalidad de las relaciones de dominación)¡
verticales nacidas en el campo no sólo afectan el mundo ru-
En efecto, en esas sociedades jerárquicas donde la familiari-i l'
~
ral tradicional. En la ciudad moderna surgen también for-
mas de patrocinio más o menos instucoalz~. Las con-
5
'f diciones irregulares de alojamiento, el empleo mformal, el
Véase Ian _Rutledge: "Plantations and peasants in modern Argentina: atascamiento de un Estado-providencia más mimético que
~he sugar cane mdustry m Salta and Jujuy", en David Rock et al., Argentina efectivo si no es que clientelizado empujan al individuo en
zn the XXth century, Londres, Duckworth, 1975, P?· 89-113.
busca de protección, de favores, de seguridad. Así pues, Y
94 CARACTERES GENERALES DE LOS ESTADOS HERENCIA DE LA HISTORIA 95
J
)
bajo otras formas, el dominio señorial y la preponderancia \ genas que no comprendían que los borregos eran propiedad
del poder privado se perpetúan. privada. Tampoco es sorprendente .que los tehu~lcs y los
alacalufes mencionados por Darwm hayan practicamente
1 desaparecido, mientras el último ona murió en 1984. Por lo
demás, en Argentina las campañas de pacificación llevadas
SOCIEDADES POSCOLONIALES 1 a cabo por el ejército continuaron en el norte (Chaco) hasta
l después de la primera guerra mundial. En Brasil, el ªi:'rove-
chamiento de la Amazonia acarreó, a veces voluntaria Y a
Ciento cincuenta años de independencia, menos de un siglo menudo involuntariamente, la destrucción de tribus indias
en el caso de Cuba, no han podido borrar los tres siglos de que vivían prácticamente sin contacto con la soci~da. naci~
colonización ibérica que abre el traumatismo de la conquis- nal. Varios proyectos de asimilación integral del md10 selva-
ta. Los negros brasileños siguen llamando todavía "portu- tico, en nombre de las necesidades nacionales, han sido dete-
gueses" a los blancos "malos", mientras los indios del nidos en el último momento por antropólogos y grupos de
Quiché en Guatemala siguen negándose a celebrar la fiesta oposición. El organismo de defensa del in~ígea, (~UNAI) n?
de la independencia nacional que sienten exclusiva de los la- parece haber estado siempre, sobre todo baJo el reg1men mi-
dinos que los oprimen. Si bien la conquista es para algunos litar posterior a 1964, por encima de cualq~ier sopec~a.
una especie de pecado original de las Américas, no es menos Un resonante suceso ocurrido en Colombia en 1972 ilus-
cierto que el tiempo largo y somnoliento de la colonia consti- tra de manera dramática la cuasilegitimidad del genocidio
tuyó el crisol donde se formaron sociedades de múltiples en la percepción popular y, por consiguiente, la brecha que
componentes étnicos. La estratificación social de hoy se separa a los indios del resto de la sociedad. En.un apartado
constituyó en lo esencial en ese período decisivo y a menudo lugar de los llanos, dieciséis indios fueron asesmados .ª san-
olvidado. En el comienzo de las independencias, la suerte gre fría por mestizos. Detenidos y juzgados ante el tri.bu~al
está echada. Las aportaciones ulteriores, sobre todo euro- de Villavicencio, los culpables confesaron que los mdios
peas, no cambiarán en lo esencial ni las relaciones de domi- eran para ellos "animales dañinos''.- y que ignorab.~ue es-
nación ni la arquitectura de la organización social. tuviera prohibido matarlos. El tribunal los absolv10 para
gran escándalo de numerosos colombianos, y se apeló para
la realización de un nuevo proceso. Sea lo que fuere, el len-
El indio de hoy guaje de los acusados que llamaron a los indios "ir_aco~
les" oponiéndolos a los "civilizados", dotados de r~zon, dice
En esos países occidentales donde el blanco domina numéri- mucho sobre la condición del indígena. Por lo demas, nume-
camente en casi todos lados y siempre socialmente, las razas rosas expresiones populares traducen el temor latente del
de color, primeros habitantes o descendientes de esclavos indio así como el sentimiento de inferioridad inculcado a los
africanos, llevan los estigmas del hecho colonial. indígenas "aculturados" por siglos de opresión y de~prci?.
Más allá del genocidio inicial, casi podríamos decir "fun- "Se le despertó el indio", se dice de los accesos de v10l~ncia
dador", de la conquista, que ya hemos mencionado, las ma- en los mestizos; los indios ladinizados o cholos (es decir los
sacres de indios continúan hasta la época contemporánea a "aculturados" en su versión mesoamericana o peruana) ha-
pesar de la abnegación de algunos misioneros, antropólogos blan de los benefactores que les enseñaron el español Y las
(o "sertanistas" en Brasil) que toman su defensa y son acusa- "costumbres civilizadas" (misioneros o maestros) diciendo:
dos de oponerse al progreso. Los "barones" de la lana de la "nos hizo gente" .6
Patagonia o Tierra del Fuego pagaron a "cazadores de in-
dios" a principios de siglo para desembarazarse de los indí- 6 El discurso conformista del indio es además el de la culpabilidad, del
CARACTERES GENERALES DE LOS ESTADOS HERENCIA DE LA HISTORIA 97
Ésos son los aspectos más tenaces y más espectaculares cana esclava en algunas regiones del continente han contri-
de la herencia colonial. Al organizar la repartición de los in- buido profundamente a la especificidad de su desarrollo so-
dígenas a los blancos y al favorecer el trabajo forzoso, la pre- cial. La historia misma de los estados predominantemente
sencia española creó relaciones de tipo colonial entre el esclavistas difiere de la de los países vecinos. Así podemos
mundo blanco y el mundo indígena que se revelaron extre- pensar que en Cuba son el gran miedo, entre las élites
madamente duraderas. Desde entonces, ambos universos se criollas, de una revuelta de esclavos como la que devastó
rozan, menos separados que complementarios, en relaciones Santo Domingo a principio del siglo XIX y el deseo de man-
de explotación y dominación. tener la trata de negros, los que contribuyeron a la lealtad
Hoy, en las zonas de fuerte concentración indígena, Meso- de la isla hacia España, mientras la ruptura pacífica y sin ( ~
américa y países andinos, el indio no es sólo un ser explota- guerra de Brasil con la metrópoli portuguesa respondía al \ '
1
do en cuanto trabajador más o menos sometido a un patrón, rriiSmo reflejo de prudencia conservadora. La esclavitud no
lo es también en cuanto productor y hasta como consumi- füe abolida en Brasil sino hasta mayo de 1888, y no es sor-
dor. El indio, propiamente dicho, no constituye una supervi- prendente el que, tanto del lado de los antiguos amos como
vencia o un grupo de "cultura tradicional" identificable en del de los descendientes de esclavos, los comportamientos y
función de rasgos somáticos distintivos, sino que pertenece los valores de la antigua sociedad colonial hayan dejado
a un grupo social excluido y desposeído que vive en una si- huellas indelebles.
tuación de verdadero "retroceso social". Como vigorosa- Dado que el esclavo negro era considerado "un animal y
mente lo expresa el antropólogo Henri Favre, la situación una máquina", según la expresión de Gilberto Freyre, la es-
del indio no es otra más que la "forma que adopta la alinea- clavitud contribuyó sobre todo a frenar el progreso técnico
ción absoluta en lo-s países latinoamericanos". Esta defini- estableciendo una barrera de color igualmente interiorizada
ción extrema es compartida por todos aquellos, particular- por blancos y negros. A un viajero inglés le sorprendía en
mente sociólogos, que hacen hincapié en los fenómenos de 1840 la casi ausencia de tracción animal en las ciudades de
colonialismo interno en las relaciones ladinos-indios. Quizá Brasil, ya que la tracción humana era con mucho la más pro-
sorprenderían algunas comunidades indígenas prósperas pagada: los palanquines de las ricas cariocas eran en efecto
como la de los artesanos tejedores de Otavalo, en Ecuador, mucho más frecuentes que las yuntas. Según los. historiado-
que comercializan ellos mismos su producción a través de res brasileños, la utilización de esclavos para todas las tareas
todo el continente. domésticas bajas, retrasó la instalación de canalizaciones de
agua y alcantarillas: tropas de esclavos son empleadas en las
ciudades para acarrear agua y llevarse las aguas residuales.
La huella de la economía esclavista Al francés Expilly, que evoca Río en 1860, incluso le escanda-
liza el nauseabundo olor de esos "barriles impuros" derra-
Cuando la mano de obra indígena falta, los dueños de la mados por esclavos en las playas de la bahía de Guanabara.
tierra importan de África esclavos para el aprovechamiento En el terreno económico, la abundancia de la fuerza de tra-
de las riquezas del Nuevo Mundo. La importancia numérica bajo servil desechó la adopción de máquinas que habrían po-
de esta inmigración forzada y la densidad de población afri- dido ahorrar el esfuerzo de los hombres y permitir el perfec-
cionamiento de las técnicas de producción. Podemos suponer
las consecuencias sociales ulteriores de ese pasado que
combate contra sí mismo, de la percepción negativa de sus propios valores todavía hoy condiciona las jerarquías sociales.
más que la manifestación de una reivindicación cultural. Véase a ese res- El negro, descendiente de esclavo, despreciado y ridiculi-
pecto ei interesante estudio de Martine Dauzier, L 'lndien tel qu 'il se parle.
lnterventions indiennes dans la campagne présidentielle du PRI au Mexique
zado en el folklor brasileño, en el Brasil contemporáneo ge-
en 1982, París, ERSIPAL-CNRS, 1984 (18 pp., mimeografiado}. neralmente se halla en el lugar más bajo de la escala social.
70 tC.l\J~,1 u.e. Lt\ nI.;:)lVl\..11\. 77
Si bien el racismo como referencia legitimadora es tabú des- co". La epidermis social es tan sensible al color que un
de la abolición de la esclavitud, la discriminación no deja de etnólogo brasileño pudo registrar cerca de trescientos
ser evidente a pesar de la ideología nacional de la "demacra- términos para traducir los infinitos matices que, del negro
~/\ cia racial". Simplemente se confunde con la distinción de al blanco, sitúan socialmente a un individuo sobre la base de
~ clase. De manera natural los pobres son negros y los ricos una interiorización casi indiscutida del ideal "caucásico".
· '\blancos. Razas y clases se superponen. Uno de los raros di- En Brasil, donde paradójicamente la cultura negra es va-
putados negros del Parlamento de Brasilia preguntaba re- lorizada -los principales símbolos nacionales (samba, cam-
cientemente dónde estaban "los senadores, los diputados ne- domblé, feijoada) provienen de la minoría dominada-, la
gros, los ministros negros, los oficiales superiores y los discriminación racial se identifica con la situación económi-
jueces de origen africano" .7 La igualdad racial está lejos de ca y cultural cuyas diferencias fortalece. Sin embargo la an-
ser una realidad cerca de cien años después de la "Aboli- tigua colonia portuguesa no es el único país de la zona donde
ción". Los dichos populares son elocuentes sobre la perma- la estratificación social descansa sobre la marginación del
nente humillación del pueblo negro: "El lugar del negro está negro. En Cuba, donde los negros constituyen una fracción
en la cocina", se dice, razón por la cual generalmente está importante de la población (entre el 15 y 25%, más con los
condenado a la entrada de servicio en los barrios ricos; "Un mulatos y si se toma en cuenta la "atenuación social" delco-
blanco que corre es un atleta, un negro que corre es un la- lor que, como en Brasil, disminuye el número de negros), el
drón". Por último, la "buena apariencia" para la admisión a acceso de los descendientes de esclavos al prestigio social o
algunos empleos ¿acaso no es un simple e hipócrita eufemis- al poder es de los más limitados bajo todos los regímenes des-
mo que significa que el empleo está reservado a los blancos? de la independencia. Si bien Fidel Castro, de pura cepa espa-
El ideal de ascenso social a través de los matrimonios ñola, ha justificado las intervenciones de Cuba en África me-
mixtos que permiten "blanquearse" no hace sino fortalecer diante la naturaleza afrolatina de la sociedad y la cultura
en el seno mismo de la sociedad negra el prejuicio. "En la cubanas, sus adversarios, de los Panteras Negras al escritor
casa del mulato, el negro no entra", se dice frecuentemente, hispanofrancés Arrabal, no han dejado de reprochar a su so-
y María Carolina de Jesús cuenta cómo una de sus tías mula- cialismo el estar dominado por los blancos y no dar a los
ta clara negaba la entrada en su casa a sus padres negros. afrocubanos el lugar que debería correspondei;les. A este
Tampoco es sorprendente que, durante los censos, el núme- respecto podemos recordar que el dictador Batista (a quien
ro de negros haya permanecido estable -alrededor de 6 a 7 los castristas derrocaron en 1959) era él mismo un mulato
millones- mientras la población brasileña de 1940 a 1980 según la nomenclatura étnica socialmente aceptada en
pasaba de 41 a 118 millones de habitantes. Dado que los ciu- aquella época en Cuba, y que llegó al poder gracias a la re-
dadanos brasileños declaran ellos mismos su propio color, vuelta de sargentos, en su mayoría de sangre mezclada, con-
se comprende que al mismo tiempo el grupo de pardos (mes- tra un cuerpo de oficiales blancos procedentes de la clase
tizos, morenos) haya pasado de 8.8 a 45.8 millones. Los ne- política dirigente. Por lo demás Batista gobernó durante sus
gros tienen una tendencia natural a rechazar así una identi- dos presidencias cuidando su popularidad en la población
dad étnica considerada fuertemente desvalorizante, sobre negra y fomentando los cultos afrocubanos de las santerías.
todo porque la experiencia social tiende a ponderar la heren- Más curiosamente aún, en Haití, república negra en un 95%,
cia racial, desde la época colonial. El éxito tiende a "blan- las oposiciones de clase tienen igualmente que ver con el co-
quear" y hasta a hacer del negro o del mulato un "semiblan- lor de la piel. La burguesía mulata o clara -o que supuesta-
mente lo es pues un rico no puede ser más que mulato- que
se identifica con el poder blanco colonial domina a la masa
7 Declaraciones del diputado Abdias Nascimiento, Le Monde, 26 de desprovista de los campesinos negros. Por lo demás fue en
mayo de 1983. nombre de esos dominados y de los valores africanos -entre
100 CARACTERES GENERALES DE LOS ESTADOS HERENCIA DE LA HISTORIA 101
ellos el vudú- que el médico etnólogo Duvalier instauró su cracia de los propietarios de plantaciones de la capitanía ge-
dictadura "redentora" y antimulata. neral de Venezuela, hizo mucho por la igualdad de los indios
y la libertad de los negros, profetiza en sus cartas no sólo un
gran conflicto racial -las guerras de independencia de Ve-
El mestizaje, ayer y hoy nezuela fueron efectivamente guerras de razas y de clases
así como enfrentamientos entre patriotas y poder colonial-
Sin duda América Latina es un continente mestizo, y si bien sino igualmente el advenimiento de un "poder moreno" (par-
los historiadores y los apologistas de la colonización ibérica: docracia), al que estigmatiza con horror.
han insistido fácilmente en la ausencia de prejuicios raciales· Así pues el mestizaje, y su importancia en las sociedades
de los colonizadores españoles y portugueses, no hay quei latinoamericanas, no podría ser subestimado, no más que el
creer que la frecuencia de la relaciones sexuales o de las! ideal de la supremacía blanca que le sirve de base. El ascen-
a.. uniones entre razas basta para anular las separaciones de la[
sociedades étnicamente jerarquizadas. Sin duda la miscege-
so social pasa siempre por el "blanqueo", tanto en el caso de
los negros brasileños o venezolanos como en el de los mesti-
en nación ha sido muy fuerte desde la conquista, pero no por zos argentinos del interior del país, que aspiran a casarse
:::> ello ha acarreado
...... ni una aculturación total de los segmentos con hijos de inmigrantes europeos. La configuración de esas
I sociales dominados ni una homogeneización igualitaria de sociedades poscoloniales debe mucho a su complejidad etno-
() las sociedades coloniales. Por lo demás, antes de la indepen- cultural. Se comprende que presenten estratificaciones de
...J dencia la fraternidad epidérmica, a menudo fruto de la nece- extrema rigidez. En efecto, las desigualdades sociales son
u.. sidad, va a la par con un "sistema de discriminación legal" sin duda más fáciles de perpetuar cuando la distribución
u.. (Magnus Morner) que es la base de una "sociedad de castas".' desigual de los ingresos y del prestigio es reforzada por dife-
...... Las colonias españolas y portuguesas de América constiu~ rencias étnicas. La movilidad allí es más difícil cuando la vi-
o yen verdaderas "pigmentocracias", donde el rango de cada< sibilidad de la situación social hace más natural la preserva-
m quien está establecido por sus componentes étnicos. Al lado:. ción de las situaciones adquiridas.
en de los indios y de los negros, se hallaban las castas de sangre '
mezclada, de identidad codificada en un centenar de categ~:1
rías oficialmente jerarquizadas y en las cuales el elementOiK Conquista y modo de producción
indio valía siempre un poco más que el negro. Sea lo que fue•;t
re, a todos los no blancos se les prohíbe, según las épocas y} Por la conquista, las sociedades americanas, al tiempo que
los lugares, el acceso a la mayoría de los empleos de autori.i.·( se transforman según la lógica colonial que acabamos de
dad y prestigio, sobre todo el sacerdocio. Se les prohíbe lle•; mencionar, se integran al mercado mundial en función de
var armas, o algunos trajes reservados a los amos españoles; las necesidades de las sociedades europeas. La extraversión
la utilización de caballos o molinos, en pocas palabras toda{ económica que de allí se desprende condicionó las modalida-
la tecnología de pun,ta de la época les es igualmente negadat'í des de introducción del capitalismo en América Latina, don-
Esta puntillosa discriminación que tanto parecía interesar a de hay quienes sólo han querido ver una prolongación de las
la burguesía criolla fue suprimida durante la independencia economías del centro. No obstante, la existencia de econo-
en las colonias españolas y mucho antes de la abolición de mías esclavistas y de fuertes componentes precapitalistas en
la esclavitud en Brasil. No obstante es sorprendente la im- las economías agrarias (trabajo forzado, trabajo no moneta-
portancia concedida a los problemas de las relaciones racia- rizado, debilidad del sector asalariado, poder territorial)
les en los escritos de los contemporáneos de la emancipa- plantea a este respecto problemas de interpretación que no
ción y entre los autores latinoamericanos de principios del podemos eludir.
siglo XIX. Bolívar, quien a pesar de pertenecer a la arista- Para los analistas que podríamos calificar de "liberales"
102 CARACTERES GENERALES DE LOS ESTADOS HERENCIA DE LA HISTORIA 103
(pero las teorizaciones son aquí impuras y expresan u ocul- ciales, son otras tantas manifestaciones de sistemas sociales ,
tan estrategias políticas y concepciones del desarrollo), la donde la n!:~ida de _l_(lS relaciones contractuales está le-/ (~
heterogeneidad de esas formaciones sociales, consideradas jos _d.~ es!ELQ~lJnt establecida. Al grado de que hemos
sólo bajo el ángulo de las disparidades socioeconómicas, se pod.ido preguntarnos si no se trataba de un modo de produc-
resumiría en la yuxtaposición de dos subsociedades, o en la ción específico.
coexistencia de dos polos, uno de los cuales sería moderno y De hecho, la realidad es más compleja de lo que piensan
el otro tradicional. Sin embargo el retraso de la sociedad ar- "difusionistas" y "dependentistas". Podemos admitir la co-
caica está destinado a desaparecer por la difusión de los va- existencia de dos sociedades, no podemos conformarnos con
lores modernos, dado que las "tareas de modernidad" se am- señalar el retraso de una sobr:e la otra. El dualismo, si existe,
plían hasta penetrar todo el tejido social. En efecto, para es un elemento, un mecanismo fundamental y estable del sis-
hablar como el argentino Sarmiento y los liberales del siglo tema. El polo llamado tradicional está dominado por el polo
XIX, dado que la "civilización" occidental triunfó sobre la moderno al que complementa. El sector moderno no tiende
"barbarie" americana, la racionalidad capitalista va a domi- a hacer desaparecer el sector atrasado, que le es indispensa-
nar poco a poco las relaciones sociales. r ble. El principio de la "unidad de los contrarios" actúa aquí
Los teóricos de la "dependencia" rechazan esta interpre- de lleno. El arcaísmo y las relaciones sociales precapitalis-
tación "dualista" de las sociedades latinoamericanas. Para tas resultan ser funcionales para la lógica capitalista domi-
ellos, las sociedades del continente están sometidas a las ne- ' nante. Así, la permanencia de zonas desarrolladas, verdade-
cesidades y evoluciones del sistema capitalista internacio- ras reservas de mano de obra barata, el arcaísmo del cultivo
nal. Su margen de autonomía es tan escaso como reducida de hortalizas que producen a bajo costo los alimentos de
su especificidad. En ese marco, algunos autores van más le- la fuerza de trabajo industrial, o aun el crecimiento no capi-
jos definiendo las sociedades latinoamericanas como estric- talista del sector terciario urbano, son otros tantos fenóme-
tamente capitalistas desde su inserción en el mercado mun- nos que se explican por la dominación del polo moderno so-
dial, por tanto desde la época colonial (André Gunder bre un polo tradicional que le está subordinado. Asimismo,
Frank). Sin duda es ir demasiado rápido. Los capitales no la monopolización de las tierras de agricultura de subsisten-
crean el capitalismo, y la esfera de la producción no puede cia por grandes sociedades que producen para el mercado,
confundirse con la de la circulación de las mercancías. Sin y hasta el restablecimiento de diversas formas de trabajo
afirmar de manera igualmente dogmática que no hay capita- forzado, como en el Chiapas mexicano en 1936 (para respon-
lismo sin movilidad absoluta de los factores, es decir esen- der a una creciente demanda de exportaciones a causa del
cialmente cuando hace falta un mercado generalizado de carácter "indefinido" de la proletarización campesina),
mano de obra libre, por tanto de sector asalariado, no constituyen otros tantos ejemplos de relaciones de trabajo
podríamos suponer que el destino de la producción baste precapitalistas al servicio de empresas capitalistas moder-
para caracterizar sus modalidades. Así el cultivo del café en nas. Las leyes sobre el vagabundeo (ley de vagancia) promul-
Brasil antes de la abolición de la esclavitud difiere funda- gadas en el siglo XIX en casi todos los estados del continente
mentalmente de la misma producción confiada a trabajado- y que obligaban a todo hombre adulto a tener un patrón no
res europeos libres a final de siglo, tanto desde el punto de tenían otra finalidad más que proporcionar mano de obra,
vista económico como social. Tampoco podríamos subesti- bastante escasa, para las propiedades agrícolas. Los medios
mar la huella del "sistema señorial", sus manifestaciones legislativos así como los subterfugios económicos han sido
actuales y sus consecuencias diversas. El ejercicio de la au- igualmente utilizados para ese mismo fin.
toridad política y judicial por parte del patrón, la fuerza del
poder territorial y del poder local, la importancia de los
vínculos personales hasta en el manejo de las relaciones so-
HERENUA UE LA Hl:STUKlA
104 CARACTERES GENERALES DE LOS ESTADOS !U:>
Sociedad desarticulada y clases sociales ,l sobre todo porque muy a menudo ha desempeñado un papel
1 original y decisivo en la creación misma de las clases socia-
La principal característica de esas sociedades dependientes
que son las sociedades latinoamericanas es la diferencia en-
l les. Finalmente porque la lógica de exclusión de los sistemas
económicos impulsa al compromiso entre grupos dominan-
tre lo económico y lo social. Las situaciones económicas son
independientes de las relaciones sociales. Ese fenómeno, lla-
mado "desarticulación" por Alain Touraine, puede hacer
por ejemplo que un trabajador produzca para el mercado
l
1
tes mientras el papel de arrastre de las exportaciones prima-
rias hace el desarrollo industrial menos antagónico de la
producción agraria que subordinado a ésta.
Además, la dialéctica de las estructuras de dominación es
mundial y se halle sometido a un patrón por lazos de tipo pa- mucho más activa que una supuesta oposición en el campo
) social entre lo tradicional y lo moderno. Más precisamente,
''.\C.i/ l trimonial -dado que la modernidad capitalista y el tradicio-
ji 1 nalismo social no se excluyen sino por el contrario van a la
í par en una relación estrechamente solidaria. Esta "desar-
las fracciones dirigentes de las clases supériores, por la con-
tinuidad y el mismo inmovilismo de las estructuras sociales,
\ ticulación" es evidentemente producto de una dependencia resu1tan ser a la vez modernas y arcaicas; en la punta del
multiforme, es decir a la vez de una accesión indirecta, mi- P_!:.<?._Sreso técnico a veces más espectacular y socialmente re-
mética, a la civilización industrial y de una integración a un trógradas, reflejan la cultura europea más refinada y mane-
conjunto cuyo actor dominante es extranjero. Dicho de otra Janel poder social con la mayor brutalidad. 8 El "efecto de
manera, la conquista no crea ipso facto sociedades idénticas ~fosión" de valores y comportamientos dualizados procede
a las sociedades metropolitanas, sino produce sociedades cóncretamente del lugar que ocupan esos grupos sociales en
coloniales penetradas y sometidas a las necesidades de so- el fl.lncfonamiento del sistema global: garantía de la domina-
ciedades extranjeras. De allí esta "desarticulación" entre lo ción externa, se apoderan de legitimaciones exógenas para
"económico" y lo social. Las consecuencias de la extraver- ejrc~ su. hegemonía interna. Dicho de otra manera, las oli-j y
sión económica son múltiples. Así, el control externo del garqmas ilustradas pueden ser tanto más modernas en el\ ·
proceso de acumulación hace que las relaciones de domina- plano_<:{~ l~sjd_ea y los gustos cuanto que están ligadas a una\ .
ción social tomen la delantera sobre las relaciones de pro- dominación social de tipo patrimonial. Los recursos de la) ~·
ducción. La racionalidad capitalista está a menudo al servi- mooernídad así como los de la tradición son igualmente uti~. ~ ,o
cio de la reproducción social y de una maximización del Jí~@pa:t el mantenimiento del orden y de los privilegiqs 1 ... : 1}\
poder que llega hasta sacrificar el desarrollo y la ganancia. que nacen de la "desarticulación" de las relaciones sociales.; '
En esas sociedades penetradas, el juego de las clases fun-
damentales como aparece en Europa y como fue sistematiza-
do en el siglo XIX no está en el centro de la dinámica social,
no más que los enfrentamientos y las mutaciones de las cla-
ses dirigentes que han marcado la evolución del Viejo Mun-
do. En primer lugar a causa de la presencia de un actor ex-
terno que, frecuentemente, determina, cuando no los induce,
los comportamientos de las burguesías locales o de las cla- 8
Varias veces se ha señalado el caso de los propietarios de esclavos en
ses obreras. Este actor, burguesía o capital extranjero, se la época de la independencia que comulgaban con las ideas de "libertad,
convierte incluso en el protagonista central del desarrollo igualdad, fraternidad" de la Revolución francesa. En la película de Louis
Malle, Viva María, que supuestamente ocurre a principios de siglo en un mí-
social y político en el caso extremo de economía de enclaves, tico país de América, se ve a un hacendado "progresista" mostrar a sus invi-
minas o plantaciones. En segundo porque el Estado, lugar tados franceses los prodigios del "hada electricidad". Y en la escena si-
donde se negocian los intercambios entre la dominación ex- guiente descubrimos que la producción eléctrica proviene de una noria
terna y la dominación interna, es un actor preponderante, accionada por hombres encadenados.
106 CARACTERES GENERALES DE LOS ESTADOS
PODERES Y SOCIEDADES:
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