Un Cuento Negro para Una Negra Noche
Un Cuento Negro para Una Negra Noche
Un Cuento Negro para Una Negra Noche
esto los hizo saber que el mal estaba más cerca de lo que creían,
Má grande a pesar de que era ciega era muy perceptiva, podía
caminar y dar pasos firmes sin caerse, y bien podía ser de noche y
nada cambiaba. Después de que el leopardo retomara su rumbo
hacia dentro de la selva, Má grande y Má de momo, se metieron a
la casa, cerraron todas las puertas y ventanas para que los espíritus
de la noche no pasaran. En el transcurso de la noche momo no pudo
dormir, entre los sonidos que su madre, su abuela y su hermana
hacían al dormir, él no podía dejar de pensar en lo que significaría
que el leopardo volteara de esa manera, y llorara enfrente de su
casa, sin embargo, sabia gracias a esto que era una señal, tras
pasársela pensando, de repente escuchó que tocaban a la puerta y
momo se asustó, eran tres mujeres: la abuela, la madre y la hija, y
la hija era una bebé más o menos de la edad de Meatta. La abuela
de Momo le dijo a su hija que no les abriera, que era peligroso, ¿qué
andaban haciendo esas mujeres de noche en esa zona? Finalmente,
la madre de Momo decidió dejar entrar a las mujeres a dormir.
Momo dudo, y no pudo reconciliar el sueño pensando en la señal
del leopardo, al amanecer, Momo y su familia notaron que las dos
mujeres adultas habían desaparecido y habían dejado a la niña.
Después, se dieron cuenta de que la pequeña tenía viruela. Y la
viruela en esos años, era una enfermedad terrible.
La decisión que tuvo que enfrentar la madre de Momo consistía en
escoger una de dos soluciones posibles: quedarse con la niña y
tratar de curarla con la esperanza de que ni ella ni sus hijos se
contagiaran, o bien deshacerse de la niña en la selva, lo que
equivalía a matarla, o a dejarla morir.
Por lo cual decidió quedarse con la pequeña, ella hacia todo lo
posible porque la bebé se curará pronto, la bañaba con jugo de
Yocelin Camila Nolasco Pérez
25/09/2020