Bilingüísmo y Diglosia
Bilingüísmo y Diglosia
Bilingüísmo y Diglosia
Desde la perspectiva individual, se han propuesto distintas concepciones de este fenómeno. Así, las más
estrictas identifican bilingüismo con el dominio nativo de dos lenguas, mientras que las más flexibles
incluyen en esta categoría a todo individuo con algún conocimiento sobre una segunda lengua. Una postura
intermedia es defendida por U. Weinreich (1952), para quien el bilingüismo supone la «práctica de dos
lenguas usadas alternativamente». En esta misma línea se inscriben M. Siguán y W. Mackey (1986), para
quienes es bilingüe la persona que, además de la competencia que posee en su primera lengua, presenta
una competencia similar en otra, que puede utilizar con semejante eficacia.
El bilingüismo es muy común en la sociedad. Algunos de los tipos de bilingüismo más habituales son los
siguientes:
• el bilingüismo equilibrado: supone una competencia alta y similar en dos lenguas, así como el uso
eficaz de ambas en circunstancias diversas.
• el bilingüismo productivo: alude a la capacidad de un individuo para hablar, escribir, escuchar y leer
en dos lenguas.
• el bilingüismo receptivo: implica que el sujeto, competente en su primera lengua, muestra capacidad
para escuchar y leer en la segunda, pero no así para hablarla ni escribirla.
• el bilingüismo fluido, poco fluido e incipiente: se refiere a las distintas situaciones de
un continuum en el que los sujetos muestran una progresiva dependencia de su lengua dominante.
• el bilingüismo funcional: a diferencia de los fenómenos anteriores, que se refieren a la capacidad del
individuo para hablar dos lenguas, el bilingüismo funcional consiste en el uso efectivo que hace de
éstas al participar en los acontecimientos comunicativos. Dicho uso viene determinado por las
personas que intervienen en esos acontecimientos comunicativos, los objetivos con que lo hacen y
por los contextos en que se produce.
Por el contrario, el dominio idéntico, a nivel nativo, de dos lenguas por un individuo (esto es,
el equilingüismo o ambilingüismo) es mucho menos habitual, dado que los sujetos bilingües tienden a
utilizar sus dos lenguas en contextos y con propósitos diferentes, de modo que desarrollan destrezas
lingüísticas distintas y producen textos diferentes en cada una de ellas. En todo caso, la competencia
bilingüe es variable a lo largo de la vida del sujeto. El uso de dos lenguas en situaciones y para funciones
sociales diferentes remite al concepto de diglosia.
En cuanto a las vías de acceso al bilingüismo, suelen señalarse las dos siguientes:
• el bilingüismo infantil simultáneo (o bilingüismo como primera lengua), que es aquel por el que se
adquieren dos lenguas antes de los tres años de edad.
• el bilingüismo secuencial, consistente en la apropiación sucesiva de dos lenguas, una como primera
lengua y la otra, tras los tres años, ya con carácter de segunda lengua. Ésta última puede
desarrollarse en el sujeto, tanto de modo formal, en contextos escolares, como manera informal.
Por otra parte, se han propuesto distintos modelos explicativos del funcionamiento cognitivo del sujeto
bilingüe. Así, mientras, para unos, las dos lenguas operan de forma aislada en el individuo, como si éste
poseyera dos «cerebros» yuxtapuestos (teoría de la competencia subyacente separada), para otros, la
mente posee un «sistema operativo central», común a las dos lenguas, que permite el tránsito de
conocimientos y conceptos entre las dos (teoría de la competencia subyacente común). La constatación de
que parte de lo aprendido en una lengua se transfiere a la otra, refuerza esta última hipótesis. No obstante y
profundizando en ella, se ha observado que la competencia de los niños en la segunda lengua depende del
nivel de competencia lingüístico-cognitiva que hayan desarrollado a través de la primera, así como del grado
de exigencia cognitiva y de contextualización de la tarea que se les exija (teoría de la interdependencia
evolutiva).
Bibliografía especializada
Bilingüismo social
Desde la perspectiva social, hay que apuntar ante todo la normalidad del fenómeno: se calcula que la mitad
de la población mundial es bilingüe funcional, esto es, usa una u otra lengua según el acontecimiento
comunicativo que se produzca. Entre los factores históricos que explican el bilingüismo, cabe destacar el
colonialismo, las migraciones, la unificación política de territorios, las zonas fronterizas y los cambios
demográficos.
En cuanto a las posibles situaciones de bilingüismo social, Appel y Muysken (1986) diferencian tres: aquella
en la que coexisten en un mismo territorio dos comunidades monolingües (por ejemplo, una población
colonizadora y una colonizada); una segunda en la que prácticamente la totalidad de la población es bilingüe
(así, en muchas comunidades de India y África) y aquella en la que existe un grupo monolingüe,
habitualmente dominante, y otro, minoritario, bilingüe (por ejemplo, el caso del inglés en relación con el
galés).
En todo caso, hay que tener en cuenta que en las comunidades bilingües cada lengua tiende a utilizarse en
contextos distintos y para usos sociales diferentes. Ello puede dar lugar a situaciones de desigualdad
funcional de lenguas o diglosia.
El bilingüismo también entraña una dimensión educativa. Así, hay unos modelos educativos que pretenden
el bilingüismo aditivo, esto es, que tienen por objetivo dotar a los aprendientes de competencia
comunicativa y cultural en dos lenguas (modelos pluralistas), y otros que pretenden lo contrario, es decir, el
bilingüismo sustractivo o asimilación del alumno a la segunda lengua, con la consiguiente pérdida de
su primera lengua y su cultura (los modelos asimilacionistas).
Bibliografía básica
Bibliografía especializada
La diglosia es una situación social en la que una comunidad de habla utiliza dos variedades de una lengua
(diglosia en sentido estricto) o dos lenguas distintas (diglosia en sentido amplio) en ámbitos y para
funciones sociales diferentes. Cuando intervienen tres o más variedades o lenguas se habla de poliglosia.
Un ejemplo de diglosia en sentido estricto es el que se da en los países arabófonos, donde se reserva el
árabe clásico ('al-fusha) para usos religiosos y oficiales, mientras que las distintas variedades del árabe
coloquial (aljamía) se utilizan en la comunicación familiar y cotidiana. En el otro extremo, un ejemplo de
poliglosia (en sentido amplio) puede encontrarse en Tanzania, país en el que el inglés se utiliza para la
política, el comercio y la universidad; el suahelí o swahili, para la comunicación ente los distintos grupos del
país; y las diferentes lenguas vernáculas, en la comunicación local y familiar.
De acuerdo con C. Ferguson (1959), que fue quien acuñó el término, en las situaciones de diglosia estricta
pueden observarse los siguientes fenómenos:
• Función: existe un reparto de funciones entre una variedad alta (A) y una variedad baja (B), de
forma que cada una es usada sólo en ciertos ámbitos o dominios: la variedad A, en situaciones
formales y distantes, y la B, en contextos informales. Resultaría impropio o ridículo usar
indistintamente ambas variantes.
• Prestigio: la comunidad diglósica considera que la variedad A es más prestigiosa (bella, lógica,
importante) que la variedad B.
• Adquisición: la variante B se adquiere como lengua materna, en tanto que la A sólo se aprende
formalmente en contextos académicos.
• Sistema gramatical: la variedad A posee unas categorías gramaticales que se reducen o desaparecen
en la variedad B.
• Léxico: la variedad A dispone de un léxico culto, técnico y especializado del que carece B. A su vez,
ésta cuenta con el vocabulario y las expresiones fraseológicas propias del ámbito familiar y popular.
• Estandarización: la variedad A está estandarizada gracias a la elaboración de gramáticas,
diccionarios y normativas ortográficas que permiten su conocimiento. Ese proceso de estandarización
no existe para la variedad B.
• Herencia literaria: existe un corpus literario en la variedad A, inexistente, por el contrario, en B.
• Estabilidad: las situaciones diglósicas pueden perdurar durante siglos, si bien la aparición de
subvariedades mixtas entre A y B, así como la progresiva confusión de funciones sociales durante
ese tiempo, pueden evolucionar hasta hacer desaparecer la diglosia.
Por su parte, el concepto de diglosia amplia, utilizado por la sociología del lenguaje actual, se debe a J.
Fishman (1972), para quien aquélla abarca todas las situaciones en las que existe una distribución funcional
de dos variedades lingüísticas en una comunidad de habla -tanto si son dialectos, sociolectos o registros de
una misma lengua, como si se trata de dos lenguas diferentes-. Concebida de este modo, la diglosia amplia
comprende un continuum de situaciones que van desde los supuestos en los que se usan lenguas diferentes
(bilingüismo superpuesto) hasta los casos de mera variación estilística. Sin embargo, esta concepción amplia
no ha estado exenta de críticas, porque, en esos términos, todas las sociedades son diglósicas y el concepto
comprende entonces fenómenos de muy diferente naturaleza.
En todo caso, en cuanto a la relación entre diglosia y bilingüismo, J. Fishman considera que éste es un
atributo del individuo, fruto de su versatilidad lingüística, mientras que aquélla es una característica de las
sociedades, que ubican, socialmente, las funciones de diferentes lenguas o variedades.
Bibliografía general
Bibliografía especializada