La Cena de Betania

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LA CENA DE BETANIA

Juan 12, 1-8


En el capítulo anterior, Jesús había resucitado a Lázaro, hermano de maría y marta,
realizando así el ultimo milagro, la ultima señal de que era el hijo de Dios antes de
entrar a Jerusalén.
Ahora Jesús vuelve a visitar a Lázaro, aquí podemos resaltar 3 actitudes:
1. La de Marta quien le hizo una cena.
Jesús fue a Betania, donde parece que le hicieron un banquete en su honor.
Marta, como de costumbre, tomaba bien su papel de servicio. Y siendo esta la
actitud que se observa aquí, la del servicio; la cual es una de las actitudes
principales para desempeñar cualquier ministerio eclesial. Marta sabía cuál era
su responsabilidad y su deber como discípula del Señor. Debía acatar su papel en
el servicio a los demás y esta actitud no debe faltar en todo creyente.

2. La de maría, quien enjugó los pies de Jesús.


En la cultura judía, cuando un visitante llegaba a una casa y se le invitaba a
comer, el deber del anfitrión era asegurar que fueran lavados los pies de la visita.
el trabajo del ungimiento de los pies era una tarea servil, para los esclavos o
sirvientes de la casa. No lo hacía nunca el anfitrión o dueño de la casa, y por eso
es una muestra de devoción y humildad lo que María hace aquí. Ella sabía quién
era Jesús. Tanto ella como Marta estaban seguras de que tenían enfrente a Cristo
el Hijo de Dios.

3. La de Judas Iscariote, quien critico la acción de María


Judas Iscariote objetó que habría sido mejor que María vendiera el perfume en
lugar de derramarlo sobre los pies del Señor.
El costo del perfume que María derramó para ungir los pies de Jesús equivalía
aproximadamente a 300 denarios, o sea el salario de un jornalero por 300 días de
trabajo. Y cabe preguntarnos: ¿Tenía razón Judas al argumentar que habría sido
mejor vender el perfume y darles las ganancias a los pobres?
A veces es un dilema elegir entre lo correcto y lo justo, pero muchas veces
depende de las intenciones del corazón. La intención de Judas parecía buena,
pero detrás se escondía una idea maligna.
Muchos hacen lo mismo. Presentan un interés social por alguien o por un grupo
de personas, pero es con el exclusivo propósito de gestionar y agenciarse una
ganancia.
Lamentablemente hoy la noble práctica de “la opción por los pobres” se ha
vuelto para muchos una manera de vivir.
 El señor pone punto final a la actitud de Judas
Mientras que Judas no reconoció a Jesús como el Mesías, Jesús defendió la
actitud de María al ungirle los pies con perfume.
Jesús interpretó que María había guardado el perfume para el día de su sepultura
y, a decir verdad, en su acto María se anticipó seis días a la muerte y sepultura
de Jesús, mostrando que había entendido que Jesús había venido para salvarlos a
ella y a todos los que habrían de creer en Él.

Jn 12, 9-11
La noticia de la resurrección de Lázaro se expandió como la pólvora por aquellas
poblaciones al punto que los judíos se enteraron y no creyendo lo que había sucedido se
fueron para verlo con sus propios ojos.
Fue tal el alboroto por lo sucedido con Lázaro que muchos se apartaban de los
religiosos judíos para creer en Jesús, esto provocó la ira de los fariseos y sumos
sacerdotes, quienes ahora no solo buscaban a Jesús para matarlo, sino que también
querían matar a Lázaro para sepultar con él toda evidencia de la verdad.

EL MESIAS ENTRA EN JERUSALEN


Juan 12, 12-19
Jesús montado en un burrito entra en Jerusalén (para que se cumpliera lo que dice la
Escritura “no temas ciudad de Sión, mira que viene tu Rey montado en un burrito”).
Mucha gente se había enterado de lo que sucedió con Lázaro así que llegaron a
Jerusalén para recibir a aquel a quien creían el mesías, tomando ramas de palma y
gritando Hosana, bendito el que viene en el nombre del Señor y también le decían,
bendito el rey de Israel. Jesús entra en la ciudad cumpliendo la profecía (Salmos
118:25,26) que de él se había dado, pero que nadie pudo comprender hasta luego de su
partida.
El testimonio de Jesús y la resurrección de Lázaro iban abriendo puertas en Jerusalén
mientras la noticia se difundía más y más personas salían a su encuentro esperando al
mesías que habría de liberarlos del yugo romano, que era lo que esperaban los judíos.
Los fariseos ya estaban maquinando su captura y muerte, pero siempre Jesús salía
avante por lo que Dios disponía para su ministerio.
SI EL GRANO NO MUERE
Jn 12, 20-26
En medio de todo el alboroto que se dio por la llegada de Jesús a Jerusalén, aparecieron
unos judíos griegos que buscaron a Jesús, Jesús responde a Andrés y a Felipe que ha
llegado la hora en que el Hijo del hombre se glorifique. Jesús premeditadamente había
buscado ir a Jerusalén, Dios lo había dispuesto de tal forma que pudiera ser recibido por
aquellos que creyeron en su testimonio y que esperaban de él la liberación de su pueblo.
Jesús sabe a lo que ha venido, mientras muchos esperan que los libere de los romanos,
el viene a liberarlos del pecado, cuyo yugo es más poderoso que el de los romanos.
Como la semilla que muere para dar como fruto un hermoso árbol, Jesús es la palabra y
la semilla, que ha de caer en la tierra del corazón del hombre para dar fruto de vida
espiritual. Jesús sabe que debe cumplir su ciclo ministerial en la tierra para que pueda
dar un fruto mayor por medio del Espíritu Santo.
Jesús nos enseña a no apegarnos a esta vida, todo síntoma de apego debe ser
desarraigado para que la vida espiritual pueda surgir, crecer, madurar y dar fruto.
Jesús les ha enseñado a todo discípulo que el que quiera ser su discípulo
verdaderamente debe negarse a sí mismo, tomar la cruz y seguirle, entonces
permanecerá en unidad y donde él discípulo este, también estará el maestro. Todo
siervo útil será honrado y todo siervo inútil no recibirá nada.

Jn 12, 27-36
Jesús se vuelve al Padre y se pregunta si le pedirá al Padre que lo salve, a pesar de saber
que para ello había venido a la tierra. Su angustia nos muestra su humanidad frágil y
sincera, capaz de identificarse con el sufrimiento humano.
Dios ha glorificado su nombre al mostrarse a todos a través de Cristo, de su vida y de la
obediencia de Cristo hacia el Padre.
El Padre habla desde el cielo y responde al llamado del Hijo, aunque no lo hizo audible
solo para el Hijo quien siempre le escucha, sino para que todos escuchasen y dieran
testimonio de la verdad.
La voz de Dios a oídos de la multitud sonó como un trueno, pero para quienes estaban
atentos, aunque era fuerte sonó clara y potente para responder a Jesús y que todos los
que estuvieran allí pudieran ser testigos de la relación entre el Padre y el Hijo.
El tiempo del ministerio de Jesús se acerca a su cumbre, y el Padre está atento a
responder las inquietudes del Hijo, por eso Jesús responde que la voz del Padre no viene
por petición suya sino a consecuencia de la maldad del hombre.
Jesús sabe que tiene que ser crucificado para hacerse maldición y poder cargar con el
pecado de la humanidad, no había otra forma, por eso habla de ser levantado de la
tierra. Solo al ir a la cruz recibiría toda la autoridad para atraer a todos hacia sí.
Jesús nuevamente reconoce que su luz estará por un tiempo limitado disponible para los
hombres de Israel primeramente, a quienes llama para que no se dejen envolver por las
tinieblas, sino que permanezcan en la luz, crean en Cristo, porque quien tiene la luz de
Cristo no se extravía, pero el que no tiene la luz fácilmente se extraviara.

INCREDULIDAD DE LOS JUDIOS


Jn 12, 37-49
Los escritos proféticos no solo tienen relevancia para el momento en el que fueron
escritos sino que también revelan eventos por venir, el libro del profeta Isaías está lleno
de estas palabras proféticas que se cumplieron en el tiempo de Jesús, aquí Juan hace
mención de la profecía de Isaías (Is 6:10) que hablaba de a quien habría de revelarse el
mensaje y el poder del Señor, y de cómo estos hombres religiosos se habían vuelto
ciegos y duros de corazón debido a su orgullo, pues ni aun viendo con sus ojos las
maravillas y señales que Jesús hacía, y tampoco entendían por su duro corazón el
mensaje que les daba.
Juan parece reconocer que Isaías pudo ver la gloria de Jesús antes de su nacimiento,
seguramente en medio de alguna visión o éxtasis espiritual, por lo cual pudo hablar de
aquel a quien había visto.
La gente empezaba a despertar de su letargo espiritual causado por el temor a la
influencia farisea, que hacía que quienes creyeran en Jesús no lo dijeran públicamente
para no ser juzgados por los fariseos quienes claramente estaban en contra de Jesús.
Los jefes de algunas sectas judías que creían, aun preferían los honores de los hombres
antes que los de Dios. Lo mismo sucede con algunos, prefieren quedar bien con su
familia, con quienes los conocen que con Dios, por reconocer a Jesucristo como su
Señor y Salvador.
"Yo soy la luz del mundo". Jesús es aquel que puede traer luz en medio de tinieblas,
algo que solo el mesías podía hacer. Solo el mesías esperado podía iluminar el camino
de los hombres para que se vuelvan al Padre. Las profecías mesiánicas prometían que él
sería 'luz de las naciones' (Isaías 49:6), una luz que atravesaría las tinieblas del error y
de la incredulidad. (Isaías 60:1-3). La aplicación hecha por Jesucristo de estas profecías
a su propia vida, era una clara proclamación de su propia calidad de Mesías, aunque no
todos le comprendieran.
Las palabras de Jesús son tremendamente profundas y debemos estudiarlas con
detenimiento. Las palabras de Jesús tienen un propósito, que sean escuchadas por todo
el pueblo, de allí que recorriera todo el territorio judío predicando el mensaje de
arrepentimiento y del reino de Dios, además de nada nos sirve escuchar si no
obedecemos, no basta solo escuchar, creer implica obrar en obediencia para con Dios.
Si alguien escucha y no obedece, ya tiene quien lo juzgue, la misma palabra le
condenara, porque aunque escucho no obedeció. Jesús nos repite que no habla por su
propia cuenta sino que en todo obedece al Padre para decir lo que él le ordeno decir y
como decirlo, de allí que concluyamos que en su ministerio terrenal Jesús sostuvo en
todo tiempo la obediencia con la cual glorificaba al Padre y la confianza en el orden
establecido y su mandato de vida eterna para todo aquel que cree.

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