Irrazábal - 11 y 12 - El Pecado y La Conversión
Irrazábal - 11 y 12 - El Pecado y La Conversión
Irrazábal - 11 y 12 - El Pecado y La Conversión
El pecado
11.3.1. El p e c a d o de A d á n y sus c o n s e c u e n c ia s
El relato de Gn 3 presenta el pecado como un acto de
desobediencia m otivad o por la "d u d a contra D io s", la d es
confianza acerca de su amor, que produce la ruptura de la
comunión con Él.271
1 a "condena" del pecado (modo de aludir a sus conse
cuencias inmanentes) son la muerte y el sufrimiento, no en
el sentido de que "antes" del pecado no los hubiera,272 sino
de que, en adelante, estas realidades cambian de significa
do: la m uerte pasa a ser el signo del fracaso de la ex isten
cia humana, y el sufrimiento se convierte en su anticipo; el
dolor que acompaña la maternidad, el trabajo y la relación
de pareja, va a constituir un cuestiona miento perm anente
del sentido de todo esfuerzo por llevar adelante una vida
fecunda, constructiva y solidaria. En la medida en que, en
nuestra vida personal, aun estando justificados, siguen pe
sando las consecuencias del pecado (jomes peccatí), corre
mos el riesgo de su cu m bir al desaliento y apartamos del
camino del bien.
Por otro lado, el relato del pecado de Adán contiene
signos de esperanza: en el v. 15 se deja entrever la victoria
final del hombre (texto que la tradición denominaría "pro-
77 .3 . 2 . Los profetas
La Alianza de Dios con su pueblo no consiste en una
obediencia meramente legal, sino en una respuesta de ainui
a Él. De ahí que la fidelidad a la Alianza sea ilustrada con
la imagen del matrimonio, y la infidelidad, con la prostitu
ción. En Jeremías y Ezequiel, la infidelidad ya no es solo un
pecado, sino el signo de la impotencia de la Alianza antigua
para transformar los corazones: la Alianza misma ha fraca
sado. De ahí la necesidad de una "nueva Alianza" (Jer 31,
31-34) y un "nuevo corazón" (Ez 36, 26-27).
En los profetas se observa una profundización del con
cepto primitivo del pecado: éste se personaliza (frente a la
in d iscrim inad a cu lp a co lectiva); se interioriza (fíe n le a las
faltas puramente rituales, ejemplo: normas de pureza); y se
concentra (en temas como la obediencia a Yahvé, la fideli
dad, la justicia, cuyo rechazo se encuentra en la raíz de los
pecados particulares).275
77.3.3. S e r m ó n de la M o n t a ñ a
Jesú s p u rifica esta idea d e la fidelidad a O ios com o cu m
plimiento de la Ley. El llamado de Jesús a la "justicia supe
rior", como condición indispensable para entrar en el Reino
de los Cielos (Mt 5, 20) significa una nueva profundización:
el pecado puede esconderse bajo las formas de una obe
diencia irreprochable de la ley. El fariseísmo, sinónimo de
minimalismo y formalismo, es lo opuesto a la radicalidad e
interioridad del Evangelio.
Más allá del problema del fariseísmo, el pecado es pre
sentado por Jesús como una ilusión que termina privando
al hombre de su dignidad (cf. parábola del hijo pródigo), y
condenando su vida al fracaso (imagen de la gehettna).
n .6 . Culpa y culpabilidad
El sentido de culpo tiene un significado teológico: es la
percepción que tiene el pecador de su situación real ante Dios
y del desorden de su obrar, con todas sus consecuencias inte
riores y exteriores. Diferente es el sentimiento de culpabilidad,
que indica no tanto la conciencia de la culpa, cuanto la reper
cusión emotiva, psicológica, que la acompaña.
Existe un sentido sano de culpabilidad, que es connatu
ral a la conciencia del pecado, pero también puede haber un
sentido morboso, independiente de la culpa, irracional, exa
gerado, y finalmente estéril, ya que no lleva a un compro
miso personal de conversión. La culpabilidad religiosa es
un sistema "abierto" 0 . M . P o h ie r ) cuyo centro de gravedad
lo constituye Dios, mientras que la culpabilidad morbosa es
un sistema "cerrado", por estar centrado en el sujeto. Este
último desconoce que Dios es salvador, e ignora la posibili
dad de superar el pecado y alcanzar el perdón.
En cualquier caso, es preciso no identificar la conciencia
de la culpa con estados emotivos, que por su naturaleza son
n j . 2 . La o p ció n fu n d a m e n ta l
n .g . El pecado estructural
La moral casuística ha entendido el pecado como acto
malo, poniendo de manifiesto el carácter moralmente de
cisivo del obrar concreto, pero desde una perspectiva in
dividualista y atom izada. La m oral p ost-conciliar ha consi
derado el pecado más ampliamente, de un modo más per
sonalista, refiriéndolo también y ante todo a las actitudes
básicas de la vida. Sin embargo, esto no basta pora explicar
los mecanismos d eshu m anizantes que obran en la sociedad
generando miseria, opresión y marginación .” 5
323 Cf. K. Demníer, Cliristi Vestigia sequen tes, 337-342; id., Interpretare
ed agire, 226-229.
tallar tal circulo y abre el camino de un mejor futuro. Libera
de todas las constricciones paralizantes intrínsecas a la histo
ria de las consecuencias del pecado, en cuanto la experiencia
de la fe genera una libertad nueva frente al mundo".'54
Ese proceso de liberación implica la capacidad de acep
tarse a sí mismo y develar los continuos auto-engaños ca
racterísticos de la propia "historia del pecado"; la progre
siva reconciliación con la propia vida; la superación de los
prejuicios que han llevado al sujeto al aislamiento egocén
trico; la apertura a la preocupación por el otro, etc. En este
camino, el sufrimiento causado por las consecuencias del
pecado puede llevar a una maduración, sobre todo en el
sentido de una mayor sinceridad y humildad .*125621
72 . 4 . 7 . 1) Conversión
1 2 .4 . 2 . 2 ) P erdón
F1 perdón d e parte de D ios significa una total superación
de la culpa y la restauración de la comunión con El, con la
Iglesia, con los hermanos directamente afectados, consigo
mismo (CEC 1468-1469). También comporta la remisión de
las penas eternas del pecado (CEC 1473).
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