Consejería Sobre El Autoestima

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Consejería Cristianal es una introducción a la consejería bíblica

que el pastor puede aplicar a las necesidades de las personas


que buscan su ayuda. Se estudia el comportamiento del hombre
y los factores que forjan su carácter para comprender mejor la
condición humana. Esta matería representa una investigación del
educador cristiano y rector del Seminario Reina Valera, Gilberto
Abels.

Autoestima
Toda persona tiene en su interior sentimientos, que según su personalidad puede manifestarlos
de diferentes maneras. Muchas veces esta manifestaciones dependen de otros factores, según
el lugar físico, sentimental y emocional, éstos pueden influir positiva o negativamente en la
formación de la persona o sea en la Autoestima.

Este tema lo desarrollaremos debido a que estamos en una etapa en la cual intentamos definir
nuestra personalidad, tomando diferentes modelos ya que nos relacionamos en distintos
ámbitos. A demás nos interesó ya que era un tema en el cual teníamos escasos conocimientos.
Esto nos motivó a investigar a fondo el tema ya que lo consideramos importante para el
desarrollo y la constitución de una buena vida.

El objetivo de esta investigación científica, es responder a nuestras dudas planteadas como


hipótesis:¿Qué síntomas manifiestan las personas que sufren un desfasaje en su autoestima?
¿Cuáles son los factores que influyen en la persona que haces que exista este desfasaje?
¿Cómo ayudar a la persona que posee baja autoestima?.

Esperamos cumplir con nuestros objetivos y con las expectativas del trabajo, obteniendo un
buen resultado del mismo.

2. Autoestima

¿Que es la Autoestima?

La autoestima es el sentimiento valorativo de nuestro ser, de nuestra manera de ser, de


quienes somos nosotros, del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que
configuran nuestra personalidad. Esta se aprende, cambia y la podemos mejorar. Es a partir de
los 5-6 años cuando empezamos a formarnos un concepto de cómo nos ven nuestros mayores
(padres, maestros), compañeros, amigos, etcétera y las experiencias que vamos adquiriendo.

Según como se encuentre nuestra autoestima, ésta es responsable de muchos fracasos y


éxitos, ya que una autoestima adecuada, vinculada a un concepto positivo de mí mismo,
potenciara la capacidad de las personas para desarrollar sus habilidades y aumentará el nivel
de seguridad personal, mientras que una autoestima baja enfocará a la persona hacia la
derrota y el fracaso.

3. Baja Autoestima

Todos tenemos en el interior sentimientos no resueltos, aunque no siempre seamos


conscientes de estos. Los sentimientos ocultos de dolor suelen convertirse en enojo, y con el
tiempo volvemos el enojo contra nosotros mismos, dando así lugar a la depresión. Estos
sentimientos pueden asumir muchas formas: odiarnos a nosotros mismos, ataques de
ansiedad, repentinos cambios de humor, culpas, reacciones exageradas, hipersensibilidad,
encontrar el lado negativo en situaciones positivas o sentirse impotentes y autodestructivos.
Cuando una persona no logra ser autentica se le originan los mayores sufrimientos, tales como,
enfermedades psicológicas, la depresión, las neurosis y ciertos rasgos que pueden no llegar a
ser patológicos* pero crean una serie de insatisfacciones y situaciones de dolor, como por
ejemplo, timidez, vergüenza, temores, trastornos psicosomáticos*.

La autoestima es importante porque es nuestra manera de percibirnos y valorarnos como así


también moldea nuestras vidas. Una persona que no tiene confianza en sí misma, ni en sus
propias posibilidades, puede que sea por experiencias que así se lo han hecho sentir o por
mensajes de confirmación o desconfirmación que son trasmitidos por personas importantes en
la vida de ésta, que la alientan o la denigran*.

Otra de las causas por las cuales las personas llegan a desvalorizarse, es por la comparación
con los demás, destacando de éstos las virtudes en las que son superiores, por ejemplo:
sienten que no llegan a los rendimientos que otros alcanzan; creen que su existencia no tiene
una finalidad, un sentido y se sienten incapaces de otorgárselo; sus seres significativos los
descalifican y la existencia se reduce a la de un ser casi sin ser. No llegan a comprender que
todas las personas son diferentes, únicas e irrepetibles, por lo que se consideran menos que
los demás.

La persona, va creciendo y formando su personalidad dentro del ambiente familiar, que es el


principal factor que influye en la formación de la misma, ya que le incorpora a ésta los valores,
reglas y costumbres que a veces suelen ser contraproducentes. Algunos de los aspectos ya
mencionados son incorporados, a la familia, por medio del "modelo" que la sociedad nos
presenta, y éste es asimilado por todos los grupos sociales. Pero, la personalidad de cada uno,
no sólo se forma a través de la familia, sino también, con lo que ésta cree que los demás
piensan de ella y con lo que piensa de sí misma, al salir de este ambiente y relacionarse con
personas de otro grupo diferente.

4. La Familia

La autoestima, además es aprender a querernos y respetarnos, es algo que se construye o


reconstruye por dentro. Esto depende, también, del ambiente familiar en el que estemos y los
estímulos que este nos brinda.

En la violencia familiar las víctimas y los victimarios poseen muy baja autoestima, ya que por un
lado, la víctima es alguien al que maltratan sin que ésta pueda poner límites y no se da cuenta
de que está siendo abusada. Por otro lado, los victimarios compensan lo inferior que se
sienten, maltratando y abusando, en este caso, de un familiar.

Muchas de las heridas emocionales que tiene una persona, producidas en su niñez pueden
causarnos trastornos psicológicos emocionales y físicos (cáncer, úlceras, hipertensión,
trastornos cardíacos y alimentarios, problemas en la piel, depresiones, etc.), produciendo
dificultades en la vida de las mismas(conflictos serios en el trabajo, disminución de la energía y
de la capacidad creativa, relaciones matrimoniales desastrosas, no poder hacer o conservar
amigos, poco entendimiento con las hijas e hijos).

Existen padres, madres, docentes o cuidadores que humillan, desprecian, no prestan atención,
se burlan o se ríen del niño/a cuando pide ayuda, siente dolor, tiene un pequeño accidente,
necesita que lo defiendan, expresan miedo, piden compañía, se aferra buscando protección,
tiene vergüenza, etc.. Estas actitudes se completan con otras totalmente opuesta,
desmostrándole al niño que es "querido y bonito" creándole una gran confusión. Pero estas
muestras de cariño son aparentes, adjudicándole un rotulo a su identidad, que trae como
consecuencia un peso negativo en formación y en el desarrollo de sus capacidades.

En el momento en que la persona afectada es adulta, transmitirá la humillación o el maltrato a


personas más pequeñas o vulnerables. Es una cadena hereditaria de abuso y poder, ya que el
desprecio y la vergüenza vivida en la infancia son la fuente de los problema que afectan en la
vida adulta y los causantes de la baja autoestima.
La principal imagen y más generalizada forma de violencia es el maltrato emocional. Hay
muchas maneras pasa asustar a un niño y hacerlo sentir culpable e intimidado, sin recurrir a la
violencia física. El niño o la niña se atormenta con pensamientos y sentimientos que no pueden
comunicar ni compartir con nadie y aprenden a soportar el dolor y el silencio.

La autoestima y la comunicación están muy relacionadas, porque según como se diga algo, el
efecto será positivo o negativo, de aprendizaje o de resentimiento, que se transmite desde la
infancia hacia el futuro. Por esta razón, se entiende que los padres y madres que dañan la
autoestima de sus hijos no siempre lo hacen intencionalmente, ya que ellos fueron educados
del mismo modo.

Cuando los padres quieren que sus hijos reaccionen como ellos desean, suelen comportarse
de maneras particulares. Estas maneras pueden ser:

Mártires: controlan al niño haciéndolo responsable de su sufrimiento y culpable por todo lo que
pueda querer o hacer que no le caiga bien a estos mártires, a quienes nada les viene bien, y
recurre a las quejas, los reproches, las lagrima, las amenazas de que les va a dar una ataque,
etcétera.

- Ves como me sacrifico por vos y no te importa-


- Dejé todo para criarte y me lo pagas haciendo eso-
- ¿En que nos equivocamos que nos haces estas cosas?-

Los dictadores: controlan al niño o la niña atemorizándolos cuando hacen algo no autorizado,
son estrictos y amenazantes para que obedezcan y todo los enfurece. Condenado de manera
inapelable al niño, con burlas, gritos, despliegue de poder y dominación

- Como podes ser tan estúpido/a, como no te das cuenta de las cosas-
- Te avisé y ahora vas a ver lo que te pasa por no obedecer-
- Yo no tengo que darte explicaciones, lo haces porque te lo ordeno y punto-

A veces estos roles (mártir y dictador) se combinan, se alternan y agregan mas confusión a los
chicos porque también van acompañados con demandas o manifestaciones de cariño. Y si un
hijo llega a quejarse, a llorar o a reclamar por el trato que recibe puede volver a ser juzgado,
culpado y descalificado.

"Según se hallan comunicado nuestros padres con nosotros así van a ser los ingredientes que
se incorporen a nuestra personalidad, nuestra conducta, nuestra manera de juzgarnos y de
relacionarlos con los demás.

Esas voces quedan resonando dentro de nosotros toda la vida. Por eso hay que aprender a
reconocerlas y anular su poder para que no nos sigan haciendo sufrir, para liberarnos de esos
mandatos distorsionados y para no volver a repetírselos a nuestros hijos e hijas.

Ninguna forma de maltrato es educativa y ningún mensaje o comunicación que culpabiliza,


critica, acusa, insulta o reprocha es un buen estímulo para nadie. Y menos en la infancia,
cuando no hay posibilidades de defenderse, protejerse o entender que es la impotencia y el
desconocimiento de otras formas de trato lo que lleva a los padres y madres a asumir ese
papel de mártir o de dictador."(1)

"Lo primero que hay que entender es que no podemos hacernos cargo toda la vida de los
problemas que amargaron o hicieron de nuestros padres y madres personas mártires o
dictadoras. Basta con empezar a investigar de que manera nos afectaron esas actitudes, para
comenzar a liberarnos de sus efectos y no repetir nada de esto con los propios hijos e hijas,
con nuestros alumnos, con cualquiera de nuestros chicos o chicas que puedan estar a nuestro
cuidado."(2)

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